GLOBAL:
Muchos analistas apuntan
que la combinación de la inflación y las subidas de los tipos de interés, la
incertidumbre geopolítica, y la debilidad de la economía de China, motivaran
que exista una gran probabilidad de que las principales economías acaben en
recesión (caídas de PIB). Sin embargo,
hay otros que señalan que lo más probable es que esto no ocurra.
Sin duda, durante el año
2022 el cambio de la política de los bancos centrales, que se ven obligados a
luchar contra la inflación pese a los riesgos que implica de debilitar a las
economías y, sin duda, el final de la globalización tal como la conocíamos,
suponen un riesgo y una gran incertidumbre para una economía donde las
novedades tienen lugar a una velocidad vertiginosa. Todo ello complica
enormemente la posibilidad de hacer previsiones para el recién estrenado año
2023.
En ese contexto, la duda
más importante, es si los bancos centrales van a ser capaces de reducir la
inflación no hasta el objetivo del 2%, o a un nivel aceptable, sin ocasionar la
recesión económica o lograr que no sea demasiado profunda.
Los bancos centrales se
han encontrado, sin duda como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania y
la guerra desencadenada, con fuertes escaladas de precios, por lo que en todo
el mundo se espera que las subidas de tipos continuaran hasta que nos
acerquemos al objetivo de, casi todos ellos, de subidas de precios próximas al
2%.
Aunque los precios han
comenzado a moderarse en algunos países europeos, como en España y en Estados
Unidos, aún se mantiene en cifras de dos dígitos en Alemania, el Reino Unido o
Italia.
La realidad, es que no
podemos descartar nuevas tensiones energéticas sobre todo en el mercado del
gas.
Por otro lado, existen
retardos en los efectos de la política monetaria y de la fiscal. Las ayudas
públicas de Alemania, nada menos que 200.000 millones de euros, o el total de
fondos europeos de Next Generation deben terminar de implantarse. Igualmente
ocurre en Estados Unidos, donde, según Bloomberg, después de los cheques de
estímulo a los hogares estadounidenses y las ayudas al desempleo, el ahorro de
los ciudadanos ha pasado de suponer el billón de dólares antes de la pandemia,
a 4,7 billones en el segundo trimestre de año pasado.
Otros
factores que pueden contribuir a mantener los precios elevados durante bastante
tiempo son la fragmentación de la economía global, que encarece las cadenas de
suministro y reduce la oferta en productos decisivos como los semiconductores,
y la lucha contra el cambio climático, asi como las subidas salariales en
determinados países. Todo ello motiva que durante este 2023 los bancos
centrales continúen endureciendo la política monetaria.
En el lado positivo del
análisis cabe incluir la reciente decisión de China de poner fin a la
política de “covid cero”, pero no hay que olvidar que las nuevas olas de
contagios en China, provoquen conflictos a corto plazo en la actividad económica
mundial.
Sin embargo, la solidez
del mercado laboral ha protegido a la economía global de un posible aterrizaje
brusco. Resistencia, que se ve amenazada
por el aumento de los costes de
financiación y la caída de la renta disponible de las familias.
Algunos analistas estiman
que la recesión en Estados Unidos puede rondar el -0,5%, mientras que en la
eurozona y el Reino Unido la recesión será más profunda (entre -1,5% y -2%)
debido al mayor impacto de la crisis energética y a los lazos comerciales con
Rusia. Casi todos los pronósticos, señalan que España evitará la caída en la recesión
técnica, aunque su ritmo de crecimiento también se deterioraría (el Banco de
España espera un crecimiento del 1,3% del PIB en este 2023).
Por otro lado, la
Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) anticipan que la fortaleza mostrada por el
comercio mundial durante el año acabado, se frenará de manera notable durante
este 2023: “el deterioro de las perspectivas de crecimiento, el elevado precio
de los bienes intercambiados y el impacto de la subida de los tipos de interés
sobre la deuda (pública y privada) van a pesar negativamente sobre el volumen
de los intercambios de bienes y servicios, aunque haya algunos factores
positivos como la mejora de la logística comercial o algunos acuerdos
regionales. Alrededor de un 1% se espera que crezca el comercio el año que
viene, tras el 3,5% previsto para este año”.
Con todo, los cambios más
importantes están relacionados con la guerra en Ucrania. La decisión de las
potencias occidentales de reducir progresivamente su elevada dependencia del
gas ruso ha llevado a Rusia a ampliar su cartera de clientes, a los que ofrece
sus productos con un sustancial descuento. Como consecuencia, la India lidera
los países que más han aumentado sus importaciones de Rusia, con incrementos
mensuales superiores al 100% desde febrero del año pasado.
Por su parte, Gazprom
aumentó el suministro a China a través del gasoducto “Poder de Siberia” un 61%,
según Interfax. Para 2023, se calcula que China será el destino de más del 25%
de las exportaciones de Rusia, desde el 12% en 2018. Le seguirán Turquía,
Bielorrusia, Kazajistán y Corea del Sur.
CHINA:
En la segunda economía mundial,
la recesión queda desechada, pero se espera que su economía se situará en este
año 2023 en los niveles que registró a mediados del año 2021. Su adaptación al
final de la política de covid cero, y las últimas restricciones estadounidenses
a las exportaciones de semiconductores avanzados, así como de los equipos
capaces de producirlos, reducirán un cuarto de punto el PIB de China en 2023 y
1,7 puntos porcentuales del PIB chino para 2026.
Según Goldman Sachs, “el
crecimiento potencial de la economía china se ralentizará hasta el 3% en la
próxima década, como consecuencia tanto de su debilidad demográfica y de su
productividad, así como la larga caída del mercado inmobiliario, por lo que Pekín
no logrará superar a Estados Unidos como primera potencia económica mundial, si
eso finalmente sucede, antes de 2060”. Unos 30 años después de lo previsto
hasta ahora.
Y es que, desde hace
meses la economía de China se está ralentizando. Las previsiones realizadas por
el Banco Mundial en el pasado mes de abril vaticinaban un crecimiento de la
economía del país asiático de entre el cuatro y el cinco por ciento en 2022. Y
el gobierno de Xi Jingpin era incluso más ambicioso, fijándolo en un 5,5%. Pero
el efecto de los bloqueos provocados por la restrictiva política de Covid
cero y el derrumbe del mercado inmobiliario han dado paso a una
realidad muy diferente. Ahora, las estimaciones del propio Banco Mundial
auguran que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) chino se quedó en
año 2022 pasado en un 2,8%.
El asunto más preocupante,
es una de las causas de la fuerte desaceleración: el tremendo batacazo
inmobiliario en el que está inmerso el país y el miedo a que los bancos
pudieran llegar a contagiarse de la grave situación desencadenada.
Actualmente, una familia
media en China necesita los ingresos de 27 años si quiere comprar una vivienda.
La combinación de precios de la vivienda al alza, viviendas vacías, hipertrofia
económica y una deuda que no paraba de crecer, motivaban “la burbuja” que en 2021
comenzó a pincharse. Según las estimaciones de Standard & Poor’s y Deutsche
Bank, entre el 6,4% y el 7% de todas las hipotecas chinas pueden llegar a
correr peligro de impagos por insolvencia.
Es evidente desde hace
años que la economía de China, pese a su asombroso historial de crecimiento,
presenta grandísimos desequilibrios. Una proporción muy baja de las mejoras que
ha traído este crecimiento ha llegado a los hogares, por lo que el consumo
privado se mantiene muy bajo como proporción del producto interior bruto. Esto
se ha visto compensado por unas tasas de inversión extremadamente elevadas,
pero todo indica que esas inversiones obtienen una rentabilidad cada vez más
escasa, por lo que las empresas se muestran cada vez más reacias a embarcarse
en nuevas iniciativas.
No obstante, la economía
de China ha logrado mantener el pleno empleo, principalmente por la promoción del
sector inmobiliario que ha provocado su enorme burbuja de la vivienda. El
sector inmobiliario representa el 29% del PIB, y la inversión en bienes
inmuebles como porcentaje del PIB duplica los niveles alcanzados en Estados
Unidos en el punto álgido de la burbuja inmobiliaria vivida en la economía
mundial.
Se ha producido un gran aumento
del nivel de vida en China a lo largo de las cuatro últimas décadas, por lo que
es evidente que China ya se ha convertido en una superpotencia económica, pero
no se debe esperar su supremacía respecto a Estado Unidos a corto o medio
plazo.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal ha
despedido el año 2022 con la octava subida en las tasas de interés. En la
última revisión ha elevado el tipo de los fondos federales 0,5 puntos, hasta el
rango del 4,25% - 4,5%, para combatir la inflación. Tras cuatro ascensos
consecutivos de 0,75 puntos, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha
señalado que “quizá es el momento de frenar el ritmo e ir viendo cómo despliega
sus efectos el endurecimiento de la política monetaria. La caída de la
inflación estadounidense hasta el 7,1% es esperanzadora”
En todo caso el Comité de
la Reserva Federal prevé que los tipos superarán el 5% en 2023, subiendo medio
punto más de lo pronosticado en septiembre.
En un comunicado, la
Reserva Federal ha señalado que: “los continuos incrementos del intervalo
objetivo serán apropiados para alcanzar una orientación de la política
monetaria lo suficientemente restrictiva como para que la inflación vuelva a
situarse en el 2% con el paso del tiempo. Para determinar el ritmo de los
futuros incrementos del intervalo objetivo, el comité de la Fed tendrá en cuenta
el endurecimiento acumulado de la política monetaria, los retardos con los que
la política monetaria afecta a la actividad económica y a la inflación, y la
evolución económica y financiera”.
La cuestión es determinar
hasta dónde llegarán las subidas de tipos y durante cuánto tiempo será
necesario mantener una política monetaria restrictiva para controlar las
subidas de precios. Las previsiones de los miembros de la Reserva Federal apuntan
a que los tipos se situarán a finales del año próximo en el 5,125%, esto es, en
el rango del 5% - 5,25%, en 2023, para luego rebajar un punto los tipos en 2024
y otro, en 2025, aunque Powell ha dejado claro que no pensará en rebajas de
tipos mientras no vea la inflación acercarse al 2%.
Tras cuatro subidas
consecutivas de 0,75 puntos, el movimiento de 0,50 puntos puede parecer poca
cosa, pero en realidad el comité de política monetaria de la Fed no había
aprobado ninguna de esa cuantía desde mayo de 2000 hasta este año. El
banco central estadounidense se había acostumbrado a movimientos pequeños, de
0,25 puntos, aunque se repitiesen (en 2005 llegó a subir ocho veces los tipos
ese cuarto de punto). Pero cuando Powell vio que se había equivocado con el
diagnóstico de que las subidas de precios iban a ser transitorias y la
inflación se disparó a los niveles más altos en cuatro décadas, decidió actuar
agresivamente.
La Reserva Federal persigue
conseguir un aterrizaje suave de la economía frenando la demanda para que las
presiones inflacionistas se debiliten, pero no tanto como para provocar una
recesión. En todo caso, Powell ha señalado que “su prioridad es la estabilidad
de precios y que está dispuesto a provocar la recesión si es necesario para
lograrla. No creo que nadie sepa si vamos a tener una recesión o no”.
Hasta el momento, la
economía estadounidense está mostrando síntomas de resistencia, sobre todo en el
mercado laboral. Estados Unidos encadena 23 meses consecutivos de creación de
empleo y la tasa de paro está en el 3,7%, muy cerca del mínimo del último medio
siglo. Sin embargo, a la vez, tanto en el mercado inmobiliario (muy sensible al
precio del dinero) como en algunos otros sectores, se empiezan a ver algunos
signos de debilitamiento económico.
La inflación sigue muy
lejos del objetivo del 2%, pero los últimos descensos de la tasa interanual
permiten albergar alguna esperanza de que haya espacio para ese aterrizaje
suave. Los miembros del comité de política monetaria de la Reserva Federal
tienen aún esperanzas en ese escenario. Prevén para 2024 un crecimiento muy discreto,
del 0,5%. Esperan que el paro se sitúe en el 4,6% y que la inflación vaya
bajando rápidamente, hasta el 3,1%.
Powell ha subrayado que
espera una reducción sustancial de la inflación en 2023 y que el dato de
noviembre, con una subida mensual de precios del 0,1%, está en línea con lo que
el banco central está persiguiendo.
EUROZONA:
Según datos de la Oficina
Estadística de la Unión Europea (Eurostat), el producto interior bruto (PIB) de
la eurozona creció un 0,3% en el tercer trimestre del año pasado con respecto
al trimestre anterior gracias al incremento del consumo de los hogares y la
inversión, que compensaron el comportamiento negativo del saldo exterior. Esta
tasa de crecimiento económico es una
décima superior a la estimación anterior (del 0,2%), pero, de todas
formas, la zona euro confirma su desaceleración
porque la actividad económica se había expandido un 0,8% en
el segundo trimestre del año.
En el conjunto de toda la
Unión Europea, el crecimiento del PIB fue del 0,4% entre julio y septiembre,
dos décimas más que la estimación preliminar pero tres décimas menos que la
expansión observada entre abril y junio.
En términos anuales, el crecimiento del
PIB en el tercer trimestre fue del 2,3%
en la eurozona y del 2,5% en la Unión Europea, frente al incremento
del 4,2% y 4,3%, que,
respectivamente, registraron en el segundo trimestre de este año.
Por países, Irlanda registró el mayor
crecimiento del PIB entre julio y septiembre (un 2,3%), seguido de Chipre,
Malta y Rumanía (los tres un 1,3%). En el polo opuesto se situaron Estonia, Letonia y Eslovenia, con contracciones trimestrales del 1,8%,
1,7% y 1,4%, respectivamente.
España registró
una expansión económica ligeramente
inferior a la media tanto de la eurozona como de la Unión Europea,
con una tasa del 0,2%.
El leve crecimiento
económico de la eurozona y del conjunto de la Unión Europea se deben,
fundamentalmente, al buen comportamiento del consumo de los hogares y de las inversiones (formación bruta
de capital fijo), que contrastan con una
contracción del saldo exterior marcada por el crecimiento de las importaciones,
especialmente de productos energéticos.
En particular, el consumo de los hogares aumentó en
el tercer trimestre del año un 0,9% en
la eurozona y un 0,7% en
la Unión Europea, mientras que las inversiones se
aceleraron hasta registrar unas tasas positivas del 3,6% y del 3,2%, respectivamente.
Frente a esto, las exportaciones aumentaron un 1,7% y un
1,9% en ambas zonas, pero este crecimiento se vio ampliamente
superado por unas importaciones
que crecieron un 4,3% en la zona euro y un 4% en todo el bloque.
En relación al Gasto Público se mantuvo
prácticamente estable en el tercer trimestre (aumento del 0,1% en la zona euro y la
UE) y tuvo un impacto "insignificante" en el comportamiento del PIB.
Con respecto al empleo, el número de personas con puesto de
trabajo aumentó un 0,3% en
los países de la moneda común y un 0,2% en
la Unión Europea, también en relación al trimestre anterior. En comparación con
el tercer trimestre de 2021, el crecimiento fue del 1,8% en la zona euro y del 1,5% en los Veintisiete.
En cambio, las horas trabajadas disminuyeron
un 0,1% en la
zona euro y un 0,3% en
la UE en comparación con el segundo trimestre, aunque en tasa anual registraron
un incremento del 2,1% y
del 1,6%, respectivamente.
España ha
sido la economía de la UE con mayor incremento del empleo (1,4%), seguido de Malta y Chipre (1% en ambos casos), mientras que las mayores reducciones fueron las
observadas en Finlandia (0,8%), Rumanía (0,6%) y Polonia (0,4%).
En la economía germana, los precios
dieron un respiro a su economía al final del pasado año 2022. La inflación
se moderó por segundo mes consecutivo y se situó en el 8,6%, según la Oficina
Federal de Estadísticas (Destatis).
Esa bajada supone por
ahora dejar atrás la inflación de dos dígitos, puesto que en noviembre la tasa
era todavía del 10%. El descenso, que se produce después de la fuerte de
caída del IPC en España, da oxígeno al Banco Central Europeo (BCE), que el
próximo 2 de febrero debe reunirse de nuevo para decidir sobre otra posible
subida de los tipos de interés, ahora situados en el 2,5%.
La inflación alemana
encadena dos meses de descensos, después de que el pasado mes de octubre
alcanzara una cota del 10,4%, la más alta en siete décadas. En cualquier caso,
la media anual será igualmente elevada, del 7,9%, según Destatis. Y para
encontrar un valor similar hay que remontarse exactamente hasta 1951, cuando se
registró una tasa de inflación del 7,6% en la República Federal Alemana. En
términos armonizados, la inflación cayó del 11,3% al 9,6%.
Según Destatis, “desde el
comienzo de la guerra en Ucrania, los precios de la energía y los alimentos en
particular han aumentado notablemente y tienen un impacto significativo en la
tasa de inflación”. Por ello, el Gobierno alemán lanzó un paquete de
medidas para aliviar la carga de empresas y consumidores con ayudas
multimillonarias y frenando los precios de la electricidad y el gas, que
erosionan su poder adquisitivo.
Según el banco central alemán,
Bundesbank, “esas medidas frenarán el aumento de la inflación en 2023, a pesar
de que no se vislumbra un alivio drástico de los precios, la inflación es alta y
solo descenderá gradualmente”.
Los datos publicados por
algunos Estados federales alemanes sugieren que el descenso ha sido provocado
por la caída de los precios de la energía. En Renania del Norte-Westfalia, el
Estado más poblado, la tasa de inflación seguía siendo del 10,4% en diciembre.
Los precios de la energía bajaron, en algunos casos de forma significativa. El
precio del gas, por ejemplo, descendió un 24,3%. En cambio, el de los alimentos
siguió subiendo.
Por su lado, el Banco
Central Europeo (BCE) lleva desde el verano de 2022 intentando frenar la
inflación en la zona del euro con subidas de los tipos de interés. Tras cuatro
subidas consecutivas en el último año, hasta el 2,5%, el BCE no ve aún el
final de sus esfuerzos por combatir una inflación récord. Según la presidenta
del BCE, Christine Lagarde, “nos queda un largo camino por recorrer”.
El BCE salvó a la zona
euro de la catástrofe en dos ocasiones con una combinación de tipos negativos y
compras masivas de deuda. En solo seis meses, Lagarde ha virado
fuertemente su política monetaria: comenzó por elevar el tono y adoptar el discurso
más agresivo de los halcones, continuó acabando con los programas
de compras de deuda y terminó por subir los tipos de interés hasta niveles
nunca vistos desde 2008. Y además ha trazado una hoja de ruta para ir
reduciendo el balance del BCE, que tiene en su haber más de cinco billones de
euros en bonos. Lo hará a partir de marzo de 2023, vendiendo títulos a un ritmo
de 15.000 millones de euros mensuales.
No obstante, se prevé que
la inflación descenderá a lo largo de este año 2023 para situarse en el 6,3%.
En 2024 rondará el 3,4% y en 2025 el 2,3%, todavía por encima del objetivo del
2% que se fija el BCE a medio plazo.
Las tasas anuales más
bajas se registran en España, Francia y Malta. Las subidas de precios más
intensas se observaron en Hungría, Letonia, Estonia y Lituania.
Como hemos señalado, a
partir del próximo mes de marzo dejará de reinvertir íntegramente la deuda en
balance que llega a vencimiento, a un ritmo que será en principio de
15.000 millones de euros al mes hasta junio. El banco central aún debe decidir
a qué velocidad dejará de comprar deuda en el conjunto del año, pero las
estimaciones de los expertos apuntan a una reducción de sus compras de unos
200.000 millones de euros en el próximo año. En Goldman Sachs calculan
una franja de entre 150.000 y 200.000 millones de euros y en Citibank
prevén un descenso de al menos 180.000 millones de euros.
Desde Goldman Sachs
señalan que el repliegue del BCE del mercado afectará en principio por igual a
los países de la zona euro. La firma espera que el rendimiento del bono alemán
a una década marque máximos a principios de año y advierte de que las primas de
riesgo de la periferia seguirán bajo presión a lo largo de 2023, también
después de haberse alcanzado el punto máximo del alza de tipos de interés, a
medida que las necesidades de refinanciación de los países se hagan más
evidentes. Su previsión es que la prima de riesgo francesa ascienda a finales
de año a los 65 puntos básicos, a 260 la italiana, desde los 209 actuales,
y a 130 puntos básicos la española, desde los 108 de cierre de 2022.
“Esperamos que las primas
de riesgo suban desde los actuales niveles. Las necesidades de emisión de deuda
se mantendrán elevadas en la mayoría de economías de la zona euro”, señalan desde
el banco estadounidense. Su previsión es de una emisión bruta de deuda en la
región, incluyendo las emisiones de la UE, de 716.000 millones de euros, justo
en el año en que el BCE va a reducir su deuda en balance. En el caso de España,
estima que el BCE dejará de comprar 22.000 millones de euros en bonos
soberanos.
En Citibank calculan una
emisión neta de deuda soberana en la zona euro en 2023 por 439.000 millones de
euros y también primas de riesgo superiores a las actuales. Para la italiana,
calculan 250 puntos básicos en los próximos trimestres. Sus cálculos también
contemplan que, en términos netos, el BCE deje de comprar deuda española por
10.000 millones de euros el próximo año.
Los expertos coinciden en
que el BCE abordará la reducción de balance de forma gradual y pausada, con el
fin de evitar turbulencias especialmente en los países más endeudados. No
obstante, es evidente que el incremento en el coste de financiación va a
ser inevitable en 2023 y también a medio plazo.
ESPAÑA:
El Banco de España prevé
que la economía se desacelere (un menor crecimiento del PIB) en este
2023, algo más de lo esperado en su anterior estimación, pero aleja el
riesgo de recesión. En concreto, el supervisor ha recortado una décima su
previsión de crecimiento para el próximo año, hasta el 1,3%, y otras dos
décimas para el siguiente, hasta el 2,7%.
Una de las principales
causas sigue siendo la inflación, que, pese a que se moderará en los
próximos meses, se situará en niveles aún muy elevados: cerrará en el
4,9 % en 2023 (-0,7%), para moderarse gradualmente hasta el
3,6% en 2024 (1,7%).
En su último informe
de proyecciones macroeconómicas, el Banco de España mantiene la
prudencia ante la "elevada incertidumbre" por el desarrollo de
la guerra en Ucrania, si bien prevé que la economía española se incremente
en el último trimestre un 0,1% y termine el año en el 4,6%, una
décima más de lo previsto en su anterior estimación, como consecuencia "de
un avance más intenso para la segunda mitad del año", afirma.
La situación, sin
embargo, empeorará en la primera mitad de 2023, influida en gran parte por el contexto
exterior. No obstante, señala el Banco de España que "a partir
del segundo trimestre de este 2023, el crecimiento económico recuperará
vigor de manera paulatina, a medida que, entre otros factores, mejoren las
rentas reales de los agentes, se recuperen los mercados exteriores y se
desplieguen los proyectos de inversión vinculados con el programa Next
Generation EU. Y ya en 2024 crecerá gradualmente, aunque menos de lo esperando
inicialmente debido a que se retirarán parte de las ayudas puestas en marcha
por el Gobierno”.
Las proyecciones del
organismo que dirige Pablo Hernández de Cos, en cambio, se sitúan en línea con
las de otros organismos internacionales como la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que rebajó las previsiones de
crecimiento para 2023 hasta el 1,5%.
En relación a la
inflación, el Banco de España, ha revisado a la baja el ritmo de avance de los
precios en 2023, pero al alza en 2024, respecto a lo proyectado en
octubre. En particular, se espera una inflación media en 2022 del 8,4%, que se
moderará a lo largo del horizonte de proyección hasta el 4,9%, el
3,6% y el 1,8% en 2023, 2024 y 2025, respectivamente.
El Banco de España
estima que el PIB ha crecido, un 0,1% de octubre a diciembre, en
línea con el 0,2% registrado en el tercer trimestre, soportada por el
continuado buen comportamiento del mercado laboral y por el impulso fiscal
desplegado en los últimos meses.
Sin embargo, se trata de
un "modesto avance" que se explica por la debilidad del consumo
de los hogares, que han perdido poder de compra por el acusado repunte de los
precios, y consiguiente caída de los salarios reales o poder adquisitivo de los
salarios, y de los tipos de interés. La facturación de las
empresas se habría mantenido estable, aunque "con una notable
heterogeneidad sectorial", mientras que los indicadores de confianza han
mejorado.
Destaca también el
descenso sustancial de la inflación, sin que se hayan observado “efectos
de segunda ronda”, dado que los salarios siguen "relativamente"
contenidos, mientras que los márgenes empresariales se mantienen estables,
aunque con "una notable heterogeneidad entre sectores y empresas".
Al final del 2022, en
diciembre la inflación, según el INE, se ha situado en el 5,8%. Se trata del
quinto mes consecutivo de descenso, con un punto menos que el dato de
noviembre (6,8%). La inflación de diciembre es la más baja del año, rebajando
el 6,1% de progresión que el índice de precios al consumo (IPC) marcó en enero.
Y es la primera vez desde febrero de 2021 en que España registra una inflación
más baja que la de un año anterior.
Si los precios
energéticos fueron en su día los detonantes del episodio inflacionista que
viven España y la mayoría de economías avanzadas, estos están siendo también
protagonistas en la desescalada. El INE destaca de nuevo, que electricidad y
carburantes son los componentes que más han contribuido en diciembre a atenuar
la progresión del IPC.
Sin embargo, sigue
preocupando la inflación subyacente (elimina alimentos frescos y productos
energéticos considerados muy volátiles), que ha acabado el año 2022 en el 6,9%.
Este dato es importante porque se considera un indicador de la tendencia de los
precios a medio plazo. De hecho, mientras la tasa general ha experimentado un
notable descenso desde agosto, la subyacente marca un nuevo pico, por encima
del 6,4% del pasado agosto. Y se sitúa, además, 1,1 puntos por encima de la
tasa general.
Se trata de un signo
preocupante porque actúa en contra de la tendencia del IPC a frenarse.
Una nota muy negativa, es
la subida del precio de los alimentos los alimentos. El dato publicado por el
INE señala una subida del 15,3% interanual. Se trata de un incremento que daña la
capacidad adquisitiva de los hogares al encarecer la cesta la compra,
debida a la caída de los salarios reales.
Para tratar de revertir
esta situación, en el último paquete anticrisis aprobado por el Gobierno se han
adoptado medidas como la inaplicación temporal de IVA a alimentos básicos.
Otro efecto preocupante,
motivado por el viraje radical en la política monetaria del Banco Central
Europeo, es el encarecimiento de las hipotecas variables. El último dato de
inflación subyacente, de seguir la misma tendencia en Europa, augura pocas
posibilidades en el corto plazo de que el regulador del euro frene las subidas
de los tipos de interés oficiales, lo que agravará los problemas de los
endeudados.
En relación al empleo,
durante el último mes del año pasado, se ha registrado otro notable descenso
del número de parados, a pesar de la crisis inflacionista y la
incertidumbre económica. Según el Paro Registrado, el volumen de desocupados se
redujo en 43.727 personas, comprimiendo el número de desempleados hasta los
2,83 millones, el nivel más bajo de los últimos 12 meses, lo cual deja la mejor
fotografía del mercado laboral en un mes de diciembre desde 2007.
En sintonía con esta
mejora, la afiliación media a la Seguridad Social ascendió en 12.640
trabajadores, colocando el total de cotizantes en casi 20,3 millones de
personas. Ese crecimiento se modera, pero sigue siendo la tercera mejor marca
del año y permite situar el número de cotizantes por noveno mes consecutivo por
encima de los 20 millones. Consumados los 12 primeros meses de vigencia de
la reforma laboral, el comportamiento del mercado de trabajo confirma su éxito:
el paro se ha reducido en este tiempo en más de 268.000 personas, y se han
creado casi medio millón de empleos, según los datos facilitados.
Durante el pasado año, el
número de parados ha descendido en 268.252 personas, lo que supone una rebaja
del 8,6% respecto al total con el que concluyó el anterior ejercicio. Sin
embargo, la última disminución, de casi 44.000 personas, es la más escasa para
un mes de diciembre desde 2012.
Según el Secretario de
Estado de Empleo “en 2022 hemos conseguido dar lugar a un mercado de trabajo
más resiliente. A pesar de que ha sido un año muy complicado, nos encontramos
ante cifras muy positivas. Volvemos a demostrar que se pueden afrontar las
crisis económicas protegiendo el empleo, modernizando el mercado laboral y
combatiendo la precariedad y la temporalidad”.
El buen comportamiento
del mercado de trabajo en diciembre favoreció especialmente a las mujeres y a
los trabajadores más jóvenes. Mientras que el número de paradas quedó fijado en
1.690.148, el dato más bajo de todo el año, y el más corto para un mes de
diciembre desde 2009; los menores de 25 años se situaron en 195.751, la
cantidad más reducida de toda una serie histórica, que se remonta a 1996.
En la contabilidad de la
Seguridad Social, en términos generales, diciembre concluyó con 9.559.179
mujeres afiliadas, 471.360 más que un año antes, lo que supone el nivel más
elevado de mujeres ocupadas desde que existen registros. Asimismo, tres de cada
cuatro menores de 30 años cuentan hoy con un contrato indefinido (76%), frente
a uno de cada dos antes de la reforma (suponían el 47% en el promedio entre
2017 y 2021). En diciembre había 2.013.724 afiliados jóvenes con contrato
indefinido, 807.836 más que un año antes.
Según el Ministerio de
Trabajo, “desde agosto de 2021, cuando se recuperó el nivel de afiliación
previo al estallido de la crisis del covid, se han creado 815.000 empleos. Y en
2022, pese a las previsiones que a lo largo del año parecían augurar un
resultado menos boyante, nos permite acabar el año con casi medio millón de
afiliados más”.
A pesar de que en
diciembre se firmaron 1.189.917 contratos, 234.366 menos que en
noviembre, cuatro de cada 10 fueron de carácter indefinido, por lo que se
mantuvo la proporción del resto de meses. En términos absolutos, sin embargo,
es donde se avista una mayor distancia, puesto que son 290.368 más que los
registrados en el mismo mes de 2021. En cuanto a la contabilidad anual, durante
2022 se firmaron un total de 18.310.343 contratos, de los que 7.027.160 fueron
indefinidos, un 232% más que en el mismo mes del año anterior.
Por territorios, el paro
registrado en el paso mes de diciembre se redujo en 13 comunidades autónomas.
Las mayores caídas tuvieron lugar, en valores absolutos, en Andalucía (-22.280
personas), Madrid (-6.782 personas) y Canarias (-3.124). Y en valores relativos
(porcentajes), en Baleares (-35,95%), Madrid (-18,57%) y Extremadura (-10,49%).
Sectorialmente, el paro
disminuyó el año pasado en todas las ramas económicas, especialmente en los
servicios, donde se restaron 171.212 desempleados (-7,8%). Le siguieron la
agricultura, con 32.278 parados menos (-22,1%), y la construcción, con una
rebaja de 30.829 desempleados (-11,9%). En cuanto a la industria y al colectivo
de trabajadores sin empleo anterior, ambas recortaron su cifra de parados en
24.562 y 9.371 personas, respectivamente.
Respecto a la creación de
empleo, las ocho comunidades autónomas que presentan un aumento mayor del
empleo promedio durante el año que acaba de terminar, han sido Andalucía,
Baleares, Canarias, Cataluña, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Madrid
y Murcia.
El colectivo de autónomos
se ha mantenido estable. En diciembre se contabilizaron 3.328.403 trabajadores
por cuenta ajena, apenas cinco más que en el mismo mes de 2021. Sin embargo,
son 16.169 más que el total registrado en enero de 2022.
Respecto al número de
trabajadores acogidos a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE),
en diciembre se mantuvieron en alrededor de los 20.000, una cifra que permanece
estable desde el pasado verano.
MERCADOS:
La Bolsa española durante
el año pasado ha sufrido una gran inestabilidad lo que se ha reflejado en su
volumen de negociación. Durante el mes de diciembre se mantuvo un volumen de
algo más de 28.000 millones de euros (un 1,77% más que el registrado en el mismo
periodo de 2021). En el conjunto de todo el año se ha producido una caída del
4,2%, hasta los 362.105 millones.
En siete años, el dinero
que se mueve en la renta variable se ha desplomado un 62,36%. El descenso es
mucho más acusado si se compara con el récord de 1,67 billones registrado en
2007, un año en el que el Ibex 35 rozaba los 16.000 puntos, su nivel más alto.
Este volumen reducido de
negociación vuelve a poner de manifiesto la dificultad que siguen encontrando
las cotizadas españolas para atraer el interés de los inversores.
Respecto a la Renta Fija,
el volumen contratado alcanzó los 114.802 millones de euros en 2022, tras los
6.963 millones de diciembre, que suponen un descenso anual acumulado del 50,9%.
Las admisiones a negociación ascendieron a 380.020 millones de euros, lo que
implica un descenso del 3,4% en comparación con el importe registrado en 2021.
En diciembre el volumen admitido fue de 16.818 millones. A cierre del año el
saldo vivo se situó en 1,75 billones de euros.
Respecto al Euribor, el
índice al que se referencian la mayoría de las hipotecas, está sufriendo un
importante ascenso. Ha cerrado el mes de diciembre por encima del 3%. Un nivel
que no se superaba desde el crack inmobiliario de 2008.
En un solo un año el
euríbor ha pasado del -0,502% en diciembre de 2021 al 3,01% en el mismo
mes de 2022. Esto supone 3,5
puntos porcentuales de subida, algo que no había ocurrido en la serie
histórica del índice.
La causa se encuentra en
el encarecimiento del precio del dinero decidida por el Banco Central Europeo.
El Euribor comenzó su
ascenso a primeros de año 2022 para regresar a terreno positivo en abril. Desde
entonces no ha dejado de incrementarse, produciéndose el gran acelerón en
septiembre con una subida de un punto porcentual en solo treinta días.
El problema es que parece
que le quedan nuevas subidas. Los analistas esperan que para mediados del año
que viene el índice se coloque en el entorno del 3,5%.
En relación al mercado de
la vivienda, según la Sociedad de Tasación, el precio de la nueva ha
registrado durante 2022 una subida anual del 7,1% (la mayor desde junio de 2007).
El metro cuadrado se incrementó hasta los 2.732 euros de media a finales de
diciembre, todavía por debajo del récord histórico de 2.905 euros registrado
hace 15 años, a causa de la falta de oferta de pisos de nueva construcción, la
subida de los materiales y del coste de financiación.
Aunque a un menor ritmo,
se espera que durante los próximos meses continúen las subidas. Respecto al mercado de compra venta, según el
portal inmobiliario Fotocasa, se reducirán las operaciones un 12% en 2023, tras
superar las 600.000 transacciones el año pasado.
A excepción de las
ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que registraron aumentos anuales del
precio de la vivienda nueva por debajo de la media nacional, todas las
comunidades experimentaron subidas anuales que van del 3,9% de La Rioja al 9,1%
de Baleares. Por detrás de Baleares, se sitúan Madrid, con una variación anual
del 8,5%, Navarra (7,2%), Andalucía (7,1%), Comunidad Valenciana (7%) y País
Vasco (6,9%).
Por capitales, Barcelona
(4.917 euros) siguió siendo la más cara, seguida de Madrid (4.125 euros) y San
Sebastián (4.048 euros). Las más baratas fueron Badajoz (1.290 euros), Cáceres
(1.271 euros) y Ciudad Real (1.268 euros) presentan el importe medio más bajo.
Málaga fue la capital en la que más subió el precio de la vivienda nueva el año
pasado, un 9,3%.
Los cálculos de Sociedad
de Tasación apuntan a que el actual contexto de inflación y las subidas de
tipos puede suponer que la vivienda usada registre cierto ajuste en los
precios.
EMPRESAS:
De nuevo, el grupo
Inditex camina hacia un año de resultados récord, mejor incluso que su
anterior máximo registrado en el año 2019, a pesar de la escalada inflacionista
y la subida de los costes de producción. La firma propietaria de marcas como
Zara, Massimo Dutti, Bershka y Oysho, registró unas ventas de 8.210 millones de
euros en el tercer trimestre fiscal (de agosto a octubre), un 11% más que en
idéntico periodo del ejercicio anterior, mientras el beneficio neto avanzó un
6%, hasta 1.301 millones, su récord trimestral.
La empresa no es ajena a
las turbulencias que azotan a la economía mundial (también a otras firmas del
sector textil), con una inflación que remite, pero sigue en niveles
persistentemente altos. El ritmo de crecimiento de las ventas ha ido de más a
menos: el grupo empezó el primer trimestre con un alza del 36%, seguido de un
16% en el segundo y un 11% en el tercero.
Pese al freno, los resultados
siguen apuntando a un cierre récord del ejercicio. Estuvo a punto de lograrlo
en 2021, pero la firma se tuvo que conformar con rozarlo tras superar
el golpe de la pandemia en 2020. En los nueve primeros meses del año, las
ventas alcanzaron los 23.055 millones, un 19% más que en idéntico periodo del
año anterior (un 20% a tipo de cambio constante) y fueron positivas en todas
las áreas geográficas.
El beneficio neto en el
mismo periodo creció un 24%, hasta 3.095 millones. El ha comunicado que “a lo
largo de los nueve primeros meses del año, el tráfico y las ventas en tienda
han crecido de manera relevante. La diferenciación de las tiendas de Inditex ha
sido clave en esta dinámica: la venta online crece un 12% y continúa
progresando de manera satisfactoria, situándose por encima del récord alcanzado
en el mismo periodo de 2021. El objetivo se mantiene en lograr que el 30% de
las ventas sean a través de la web en 2024”.
El tercer trimestre ha
estado marcado, además, por el anuncio en octubre de que Inditex abandonaba
Rusia, un mercado que llegó a ser el segundo en facturación. La salida le ha
costado, de momento, 230 millones de euros en sus cuentas de 2022. Tras la
suspensión de la actividad comercial el día 5 de marzo por la invasión de
Ucrania, la compañía dotó una provisión por perdidas extraordinaria de 216
millones en el primer trimestre, que esperaba que fuera suficiente para el
ejercicio. Pero ha añadido otros 14 millones en el tercero tras el acuerdo anunciado
en octubre para la venta de su negocio en este país a Daher, un
conglomerado con sede en Emiratos Árabes Unidos con presencia en el sector
inmobiliario y en la distribución textil. De volver en un futuro, Inditex ha
dicho que sería a través de un régimen de franquicias.
Si nos referimos a su política de dividendos,
se han repartido en dos pagos (uno en mayo y otro en noviembre) un total de
2.900 millones a cuenta del ejercicio anterior, un 33% más.
El principal beneficiado
es Amancio Ortega, fundador del grupo y su mayor accionista con un 59,29%
del capital (ha percibido 1.718 millones, 424 millones más que el ejercicio
anterior). Y la segunda mayor accionista, Sandra Ortega, su hija, ha ingresado
unos 146 millones de euros por su 5,053% del capital.