Se mantiene la
incertidumbre por las dificultades para lograr las tasas de vacunación
previstas y la letalidad de las mutaciones del virus. Lo que motiva que las previsiones
de crecimiento económico se vean cuestionadas.
A todo ello hay que
añadir el creciente grado de endeudamiento que se está alcanzando.
GLOBAL:
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha alertado del riesgo sobre la estabilidad financiera de
las economías, como consecuencia de los daños que la pandemia puede está
infringiendo a todos los agentes económicos (empresas financieras o no, hogares
y Estados).
La deuda global, tanto
pública como privada, ascendió a finales del 2020 a la cifra descomunal de 230
Billones de euros (el 365% del PIB Global). Durante el año pasado, alrededor de
90 millones de personas han caído en la pobreza extrema, y la gran mayoría de
las Haciendas Públicas de cada país ha llegado a un grado de precariedad
considerable, ya que se han visto obligadas a inyectar muchos Billones de euros
para luchar contra la crisis de la pandemia.
Según el FMI, aunque la
intensificación de las vacunas (de aplicación desigual en el planeta) aumentará
la esperanza de la ansiada salida, la situación no está libre de riesgos: “está
amenazada la estabilidad financiera en algunos sectores y países. Pese a que los problemas de solvencia se han
visto por ahora limitados, sigue habiendo riesgo en las empresas no
financieras”.
Los técnicos del FMI
alertan respecto a los bonos basura (se han triplicado desde el comienzo
de la pandemia). Señalan que “su potencial para crecer es elevado en regiones
como la Estados Unidos y la Unión Europea”.
En relación a China, el
FMI alerta sobre el delicado equilibrio financiero de sus grandes grupos
empresariales estatales (en 2020 suspendieron pagos al menos 20 grupos), lo que
podría ser una alerta de las debilidades del sistema financiero del gigante
asiático.
Los riesgos sobre las
familias son señalados en el informe del FMI: sus problemas han sido amortiguados
gracias al apoyo de los Estados, y por los bajos tipos de interés que está
disminuyendo la carga de sus deudas. No obstante, señala la institución, que:
“las familias más pobres se han visto más afectadas que el resto. Esto hace
pensar que los problemas financieros aumentarán si se retiran las ayudas
públicas demasiado pronto o hay una recuperación económica incompleta”.
Respecto a los bancos,
hace hincapié en “los retos que afrontan para mantener la rentabilidad,
especialmente en un escenario de bajos tipos de interés, siembran la duda sobre
su capacidad o voluntad para seguir prestando en los próximos trimestres. Lo
que hace temer que las entidades comiencen a restringir el crédito por el
aumento de fallidos que se puede producir”.
Por todas estas razones,
el FMI insiste en la necesidad del apoyo de los Gobiernos y de los Bancos Centrales
hasta que se materialice una recuperación económica sólida: “hace falta
construir un puente que permita llegar al momento en el que las vacunas estén
ya disponibles para todos, y esto implica asegurar la liquidez a familias y
empresas, y mantener bajo control los riesgos financieros”.
A finales del mes de
enero pasado, como consecuencia de la pandemia, se ha celebrado el Foro de
Davos de forma totalmente virtual. Una reunión en la que intervinieron más de
25 jefes de Estado y de Gobierno y que contó con la participación de 1.200
empresarios, directivos y organizaciones sin ánimo de lucro.
Los economistas del Davos
virtual han advertido de que la crisis provocada por la covid-19 va a acelerar
las desigualdades económicas, la posición de dominio de las grandes
tecnológicas y el trabajo a distancia. Unas tendencias que van a dar paso a una
nueva era en términos de política fiscal, monetaria y de competencia, así como
a una mayor presencia del sector público en la economía.
Estos economistas del
Foro han señalado que observan cierta desglobalización, (iniciada anteriormente
a la pandemia), o la creación de cadenas de suministro alternativas para
reducir la dependencia de China.
Señalan que “según vayan incrementándose
las campañas de vacunación, hasta la segunda mitad de 2021, no se debería ir
cambiando el gasto de emergencia a otro de programas con objetivos concretos de
crecimiento. Adoptar medidas para reducir el significativo monto de las deudas
acumuladas en el último año puede esperar al año 2024 o incluso más allá”.
Todo ello refiriéndose a la muy voluminosa Deuda Pública de muchos países que
ha alcanzados niveles similares a los de la Segunda Guerra Mundial.
En el Foro Económico
virtual de Davos la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine
Lagarde, ha augurado dos fases en este año 2021, coincidiendo con lograr
conseguir cierta inmunidad sanitaria. Ha habido cambios, que juzga positivos, como
la acelerada digitalización de la economía o la renovada importancia de la
lucha contra el cambio climático, pero también, señala Lagarde. Que se ha
abierto una brecha en términos de empleo para los trabajadores no cualificados,
las consecuencias de los confinamientos aún se dejan sentir y la inversión en
innovación se ha desplomado. “Todavía tenemos que cruzar el puente de la
recuperación, pero el camino se está retrasando, no ha descarrilado. La política
fiscal tiene que jugar un papel dominante para apoyar los sectores afectados
por la pandemia y la política monetaria debe garantizar que las condiciones de
financiación sigan siendo favorables”.
LATINOAMERICA:
Según el FMI, aunque el coronavirus
ha devastado las economías en América Latina y el Caribe, las perspectivas
están mejorando. De acuerdo con sus previsiones, la región crecerá 4,1% este
año. “Las campañas de vacunación en algunos países en diciembre han aumentado
las esperanzas de un eventual fin de la pandemia. Los datos económicos sugieren
un impulso más fuerte de lo proyectado en promedio, en todas las regiones
durante la segunda mitad de 2020.”
Después de Asia
(excluyendo a China), Latinoamérica será la región más golpeada del mundo en términos
de caída del Producto Interior Bruto en 2020, con el 7,4% perdido por la
pandemia. El Fondo estima que México crecerá 4,3% en 2021 y Brasil, 3,6%. En
octubre, la organización estimaba que México crecería 3,5% este año y Brasil
2,8%, por lo que las nuevas proyecciones son significativamente mayores. El
próximo año, México podría ver una expansión de 2,5% y Brasil de 2,6%.
Según el Fondo, “sin
embargo, el aumento de las infecciones a finales de 2020 (incluidas las nuevas
variantes del virus), los nuevos confinamientos, los problemas logísticos con
la distribución de vacunas, son contrapuntos importantes a las noticias
favorables. Queda mucho por hacer en los frentes de la política económica y
sanitaria para limitar los daños persistentes de la grave contracción de 2020 y
garantizar una recuperación sostenida”.
Aparte de otros, un
aspecto clave para el FMI es la forma en la que evolucionarán las condiciones
financieras y los precios de las materias primas. Aspecto muy importante para los países en América
del Sur muy dependientes de la exportación de estos productos.
“Muchos países, estas economías de bajos
ingresos, entraron en la crisis con una deuda elevada que se prevé que aumente
aún más durante la pandemia. La comunidad mundial deberá seguir trabajando
estrechamente para garantizar un acceso adecuado a la liquidez internacional
para estos países. Cuando la deuda soberana sea insostenible, los países
elegibles deberían trabajar con los acreedores para reestructurar su deuda”.
CHINA:
Según la estadística de su
Oficina Nacional, China creció un 6,5% en el último trimestre de 2020, lo que
completa la serie con crecimiento anual de su PIB del 2,3%. Esta cifra de
producción es el resultado más bajo en 50 años, pero muestra a China como la
única gran economía que se mantiene en territorio positivo a pesar de la
crisis sanitaria.
China ha conseguido
cambiar un año que comenzó con el virus amenazando con convertirse en su
particular crisis. Tras un desplome histórico del 6,8% en el primer
trimestre, escapó de la recesión y ha ido acelerando con un repunte del 3,2% en
el segundo y del 4,9% en el tercero. Tanto es así que ya se expande más
rápido que antes del desastre: el cuarto trimestre de 2019 registró un 6%
frente al 6,5% actual.
Según su Oficina Estadística,
“está previsto que China se convierta en la única gran economía del mundo que
obtenga un crecimiento positivo a lo largo del año, al tiempo que ha recuperado
su nivel normal”.
Según el FMI, “las
reformas estructurales han avanzado a pesar de la pandemia, aunque no de manera
uniforme”. Se ha alabado la apertura del sector financiero al tiempo que “el
progreso en la reforma del sector inmobiliario ha sido lento, en particular en
el área de las empresas estatales y la neutralidad competitiva con firmas
privadas. Las políticas fiscales, monetarias y estructurales deben aspirar a
fortalecer la demanda privada para paliar un crecimiento todavía
desequilibrado”.
La recuperación es más
débil por lo que respecta al consumo: las ventas al por menor avanzaron un 4,6%
en el último trimestre de 2020, pero el cómputo anual refleja una significativa
caída del 3,9% con respecto a 2019, cuando aumentaron un 8%. China necesita estudiar
de nuevo sus estímulos fiscales para respaldar los ingresos domésticos. El
crecimiento procede en gran medida del sector inmobiliario, lo que creará un
exceso de capacidad adicional, a no ser que los hogares reciban un impulso”.
La eficiente gestión
sanitaria del virus, ha sido la clave de la buena marcha de la economía china,
que ha permitido que la normalidad prosiga con interrupciones mínimas.
Otro pilar de la
recuperación de la economía de China, es el excelente desempeño del sector
exterior. Según datos oficiales publicados, las exportaciones crecieron en
diciembre un 18,1%, lo que resulta en un superávit comercial de 535.000
millones dólares (443.000 millones de euros), el mayor en un lustro.
El desempleo en el
mercado de trabajo de China ha caído al 4,7%, comparado con el 5,5% de un año
atrás.
Ahora bien, pese a los
nuevos casos de la provincia de Hebei, que rodea a la capital (Pekín), varias
provincias hayan conminado a sus habitantes a no viajar durante las vacaciones
de año nuevo lunar. En todo el país, tras meses de calma, las medidas de
control contra la pandemia han vuelto a endurecerse. La campaña de
vacunaciones, que prevé inocular a 50 millones de personas antes de Año Nuevo,
se ha acelerado.
El paso atrás en las
medidas, a la población no les resulta molesto: “hay que llevar mascarillas
para evitar crear problemas a otras personas, hay que dejar de viajar también
por lo mismo. Esta vez no nos pilla de sorpresa. Ya nos hemos acostumbrado a
todo esto, más que nadie más en el mundo. Se ríen. Es la nueva normalidad”.
ESTADOS UNIDOS:
La primera reunión del
año de la Reserva Federal de EEUU (Fed), ha sido también la primera bajo la
presidencia de Joe Biden. De ahí que, ante el ambicioso plan de
estímulos del nuevo presidente demócrata y su empeño en acelerar la
vacunación contra el coronavirus, las conclusiones del encuentro hayan supuesto
también un diagnóstico acerca de la viabilidad del programa, y del
acompañamiento necesario para que surta efecto. Nadie albergaba dudas sobre el
mantenimiento del precio del dinero en torno al 0%, una contención que va
camino de cumplir un año, pero sí se esperaban proyecciones sobre el previsible
impacto que el programa del nuevo presidente ocasione en una economía con
pronóstico reservado. De entrada, la llegada de Biden Casa Blanca ya supone un
alivio para la Fed, que se vio obligada a defender activamente su independencia
durante el mandato de Donald Trump.
Según la Reserva Federal,
“el restablecimiento de la economía estadounidense depende de la covid-19 y de
la vacunación. El ritmo de recuperación de la actividad económica y del empleo
se ha moderado en los últimos meses, con la debilidad concentrada en los
sectores más duramente golpeados por la pandemia”.
Tal como se esperaba, el
Banco Central estadounidense ha mantenido las tasas de interés en un rango
objetivo de entre el 0% y el 0,25%.
Se ha proseguido el ritmo
de compras de bonos por la institución. La Fed ha adoptado cambios
significativos en su política tradicional, vinculando cualquier aumento futuro
de las tasas de interés a un persistente aumento de los precios, así como
cualquier cambio en su operación de compra de bonos por valor de 120.000
millones de dólares al mes (que inyecta liquidez a los mercados financieros
desde el pasado marzo) a un “progreso sustancial adicional” en las tasas de
empleo e inflación. Es decir, hasta que la economía mejore sensiblemente y se
llegue al pleno empleo, algo que los datos de la pandemia cuestionan a diario.
El anunciado plan de
Biden de 1,9 billones de dólares para combatir la pandemia y sus
consecuencias económicas podría impulsar un crecimiento económico más
rápido a corto plazo, pero aun así la mayoría de los expertos esperaban que el
banco central mantuviera su moderación, ya que la inflación se mantiene por
debajo del objetivo anual del 2% de la Fed y el empleo sigue estando unos 10
millones por debajo de su nivel prepandémico.
UNIÓN EUROPEA:
La economía europea
sufrió en 2020 el mayor derrumbe desde su fundación. Con los datos de los
países, la pandemia provocó el mayor desplome desde la Segunda Guerra Mundial.
Según la oficina estadística Eurostat, el Producto Interior Bruto (PIB) cayó el
6,8% en la zona euro, que en el último trimestre del año volvió al terreno
negativo con un retroceso económico del PIB del 0,7% a causa de las fuertes
medidas restrictivas adoptadas para hacer frente a la segunda oleada de
contagios. En el conjunto de la Unión Europea, la caída fue del 6,4% en todo el
año y el 0,5% en el último trimestre. Austria (-4,3%), Italia (-2%) y Francia
(-1,3%) lideraron el descenso.
Los datos del tramo final
del año, con un descenso del 0,7% del PIB, dejan un sabor agridulce. La
debilidad de la economía se explica por las duras restricciones adoptadas ante
la segunda tanda de infecciones en el centro de Europa: toques de queda,
cierres masivos de tiendas, bares y restaurantes, y una dura vigilancia a los
desplazamientos.
El único consuelo es que
la variación del PIB fue mejor de lo esperado, sobre todo en España (+0,4%) o
Alemania (+0,1%). E incluso en Francia, donde el frenazo a la actividad para
contener las infecciones se saldó con un retroceso del 1,3% del PIB. También hubo
datos positivos en Bélgica, Portugal, Suecia, la República Checa, Letonia o
Lituania.
Los datos confirman que
la depresión fue desigual, y el comienzo del año no invita a un optimismo
inmediato. La UE cuenta ya con la vacuna, pero hasta abril no tendrá un volumen
de dosis (380 millones) que permitan dar un salto en la inmunización de la
población europea. Bruselas sigue confiando en que a finales de verano se
alcance la inmunidad de grupo (el 70% de los ciudadanos) necesaria para
recobrar la normalidad, pero teme que las nuevas mutaciones del virus
trastoquen todos los planes.
La economía alemana se
contrajo en 2020 un 5% a causa del impacto de la pandemia de coronavirus. El
retroceso de la economía germana el pasado año ha batido casi todos los
registros: es la segunda mayor recesión de la historia de posguerra del país, y
solo en 2009 el PIB alemán se redujo aún más bruscamente, un 5,7%, como
consecuencia de la crisis financiera mundial. Tras el batacazo, el Bundesbank
predice una mejora del 3% en 2021 y del 4,5% en 2022.
Alemania fue uno de los
países europeos que mejor resistió el envite de la Gran Recesión de 2008, y los
números hacen pensar que también estará entre los que salgan de la pandemia con
menos daños. Ningún sector de la economía germana quedó exento del golpe del
virus, aunque la industria y los servicios fueron especialmente dañados. En la
industria (excluida la construcción), que representa poco más de una cuarta
parte de la economía total, la caída fue del 9,7% en comparación con 2019, y del
10,4% en el caso de la manufacturera.
El impacto se notó
especialmente en la primera mitad de 2020, y no siempre estuvo vinculado a
asuntos domésticos: las interrupciones temporales en las cadenas de suministro
globales dañaron la marcha de una economía muy dependiente de las exportaciones.
Las restricciones ligadas
al virus provocaron una caída histórica del gasto de los hogares del 6%,
amortiguada por el aumento un 3,4% del gasto público, en parte por la
adquisición de material sanitario y de protección.
Respecto las cuentas
públicas de Alemania, en 2020 su economía registró su primer déficit
presupuestario desde 2011. El gobierno federal, los estados, los municipios y
las cajas de seguridad social gastaron 158.200 millones de euros más de lo que
ingresaron, situando al déficit en una cifra equivalente al 4,8% de su PIB.
El Bundesbank, (banco
central alemán) pronostica que la economía alemana crecerá un 3% en 2021 y un
4,5% en 2022, aunque su dependencia del sector exterior la hace vulnerable a la
incertidumbre que genera el virus en sus socios comerciales.
El crecimiento alemán
estará impulsado casi exclusivamente, según las previsiones del Gobierno, por
la demanda interna, mientras que el sector exterior supondrá únicamente una
décima porcentual del PIB. Las exportaciones crecerán un 6,4% y las
importaciones un 7,2%.
Según el Ejecutivo
germano, “se espera que el empleo se estanque en 2021, ya que el desarrollo
económico seguirá estando muy influido por el curso de la pandemia y las
medidas de contención”
En relación al conjunto
de la Eurozona, los 66 expertos consultados por el Banco Central Europeo (BCE)
entre el 7 y el 11 de enero, han reducido el crecimiento de la eurozona para
2021 al 4,4% (nueve décimas menos que la anterior previsión), aunque elevan el
del año 2022 en 1,1 puntos porcentuales hasta situarlo en el 3,7%. El avance se
irá moderando hacia tasas menos volátiles en 2023, cuando el PIB mejorará un
1,9%.
El trasvase de la
recuperación de 2021 a 2022 ha sido un movimiento habitual en las predicciones
de muchos analistas en lo que va de año. Los ritmos de vacunación son bastante más
lentos que en el Reino Unido y Estados Unidos, por lo que alcanzar la inmunidad
todavía llevará meses y la tercera ola dejará su impronta negativa en el primer
semestre.
Las previsiones acerca
del desempleo por parte del panel de expertos son ligeramente más negativas que
en la anterior consulta. Las tasas de paro previstas son del 8,9%, el 8,3% y el
7,8% en 2021, 2022 y 2023 respectivamente (España seguirá a la cola junto a
Grecia). Mientras que las previsiones en relación a los incrementos de precios
persisten intactas en el 1,7%. De confirmarse esta previsión, supondría dejar
atrás la caída de los precios, que ya acumulan cinco meses de caídas.
ESPAÑA:
Durante el año pasado, el
PIB de la economía cayó un 11% (el mayor desplome sufrido en 85 años). Valorada
en euros, la caída de la producción asciende a unos 130.000 millones, (aproximadamente,
el equivalente al coste de las pensiones de un año). El FMI y el Banco de
España estiman que se tardará, al menos tres años en alcanzar el anterior
nivel. Todo ello, sin que se hubiera recuperado completamente la economía de la
crisis de 2008.
En la OCDE, España ha
sido, junto al Reino Unido, el que más ha sufrido las consecuencias económicas del
virus. ¿Las causas? El confinamiento de la primera ola, y un tejido productivo
muy dependiente de servicios como la hostelería o el turismo; la mayor
abundancia de pymes (quizá soporten peor estos “golpes”); y la elevada
proporción de empleos temporales, cuyos contratos se rescinden con más
facilidad en cuanto hay turbulencias. Probablemente, también una situación
fiscal muy dañada que dificulta que el Gobierno pueda, aparte de los ERTES,
conceder ayudas directas.
Por ahora,
afortunadamente, los ERTE han dado lugar a que las rentas de las familias hayan
caído menos que el PIB. Ahora bien, la prolongación de la pandemia, sin duda,
puede provocar quiebras, mayor endeudamiento empresarial, menos inversión y
menos empleo.
Según el INE, solo el
consumo de las Administraciones Públicas (gasto o consumo corriente) creció un
7%. Por sectores, únicamente crece la agricultura con un fortísimo 8,7%; la
banca, con un 5,4%, y la Administración Pública, educación y sanidad, con un
3,3%. La industria pierde un 4,3%; la construcción, un 18,2%, y los servicios,
un 9,8%. Dentro de estos últimos, el desplome que ha definido esta crisis es el
del comercio, transporte y hostelería: un 20,4%. Y figuran como las más
perjudicadas de todas las actividades artísticas y recreativas, con una caída
del 31,5%. Las actividades profesionales y científicas ceden un 12,9%.
Ahora
bien, sorprendentemente la recuperación en el último
trimestre del año pasado continuó a pesar de las restricciones. El PIB
trimestral aumentó un 0,4%, al enfrentar a la pandemia con sólo una parte de la
economía hibernada, que ha conseguido seguir funcionando reduciendo la
movilidad.
No obstante, el turismo volvió
a desplomarse entre octubre y diciembre de finales de año. Y podría ser que a
comienzo de este año se hayan estancado las visitas desde el exterior e incluso
hayan retrocedido más.
Las islas, Cataluña y la
Comunidad Valenciana son las autonomías que han registrado las mayores caídas
del PIB al cierre de 2020 en términos interanuales, según la AIREF (Autoridad Independiente
de Responsabilidad Fiscal), y que más han contribuido a arrastrar a la baja el
desempeño económico del conjunto del país. Baleares, aunque experimentó la
mejor marca en tasa intertrimestral con un avance del 0,9%, por encima de la
media del 0,4%, fue a la vez la comunidad que sufrió el mayor retroceso
interanual: un hundimiento del 20%. Algo parecido vivió la Comunidad
Valenciana, que también creció un 0,9% en el cuarto trimestre, pero despidió
2020 con una pérdida del 9,6% de su actividad en comparación con el año
anterior. En el caso de las islas Canarias, el desplome ha sido del 12,5%, y
del 11,7% en Cataluña.
Todas las demás
comunidades sufrieron fuertes caídas al cierre de 2020, pero a diferencia de
las cuatro autonomías antes mencionadas fueron inferiores a la media del 9,1%.
Extremadura registró el retroceso menos acusado en el cuarto trimestre, del
4,6%, seguida por Castilla-La Mancha (-5,5%), Galicia y Murcia (-6,4%). La Comunidad
de Madrid se apuntó un retroceso del 7,9%, mientras que el País Vasco y
Andalucía se acercaron a la media con un desplome del 8,5%.
Por otro lado, el IPC
(Incremento de Precios al Consumo) debido a la fuerte subida del precio de
la luz como consecuencia, entre otras cosas, del temporal Filomena, durante
el mes de enero subió a terreno positivo (desde febrero de 2020 estaba en zona
negativa).
El IPC en enero, en tasa
interanual, subió un 0.6%. La subida del precio de la electricidad, superior a
la registrada en el mismo mes del año pasado, siendo la principal razón del
aumento, aunque también ha influido el encarecimiento del gas y de los
alimentos.
Por su parte, la tasa
anual estimada de la inflación subyacente (índice general sin alimentos no
elaborados ni productos energéticos, que sufre una menor volatilidad)) aumentó
cinco décimas hasta el 0,6%, con lo que se iguala con la del IPC general. Por
primera vez en este inicio de año, el INE adelanta también este dato consciente
de la relevancia que tiene como indicador, la inflación subyacente en el
análisis de la evolución de los precios.
Por lo que respecta al
mercado de trabajo, durante el mes de enero de este recién estrenado año,
atendiendo a las cifras divulgadas por los Ministerios de Trabajo de Seguridad
Social, se han perdido 218.953 empleos y hay 76.261 nuevos parados. Unas cifras
que revelan que el trabajo seguirá sufriendo hasta se contenga al virus.
El número de cotizantes a
la Seguridad Social durante el mes de enero, según Funcas, ha caído sufriendo
un “ajuste reducido”. Ya en enero de 2020 el empleo registró la mayor bajada de
afiliación en este mes desde 2013 (244.044 personas), una cifra que un año
después ha empeorado. Sin embargo, enero de 2021 resultó el cuarto mes de enero
con menor incremento del paro desde 2008, y ha mantenido el montante total del
número de afiliados cercano a los 19 millones de personas (18.829.480). Aun
así, tomando como referencia valores anuales, la Seguridad Social ha perdido en
los últimos 12 meses 335.014 afiliados (un -1,75%).
Según los datos del
Servicio Estatal Público de Empleo (SEPE), el incremento de la cifra de parados
en 76.216 personas con respecto a los datos de diciembre, ha elevado la cifra
de parados hasta 3.964.353 desempleados. Este aumento es un 15,5% inferior al
del mismo mes de 2020, cuando subió en algo más de 90.000 personas, y al de
2019, cuando superó las 83.000.
El ascenso en el número
total de desempleados viene marcado por una tendencia que concentra a los
últimos cuatro meses, y que ha llevado a que actualmente se contabilicen
710.500 parados más que hace un año (+21,8%). Por sexos, las mujeres sufren un
mayor porcentaje que los hombres (2.273.375 frente a 1.690.978) y su
representación también ha crecido más en relación con el mes de diciembre
(2,17% a 1,68%).
Por regiones el impacto está
siendo desigual: Galicia y Baleares han registrado un descenso en el número de
parados (3.603 y 998 personas menos, respectivamente); Andalucía (18.249 más),
Cataluña (10.470) y la Comunidad Valenciana (10.094) ocupan los puestos más elevados
respecto al número de nuevos parados.
Debemos recordar que
aquellos trabajadores que se encuentran en un ERTE no son contabilizados como
desempleados por esta estadística. El número de personas en ERTE a final de
enero se situó en 738.969, lo que supone un aumento de 35.625 con respecto al
mes de diciembre, y conforman el 5,15% de los afiliados del Régimen General.
Canarias es la comunidad autónoma que más trabajadores registró en esta
situación (84.403, el 13,7% de sus afiliados), seguida de Baleares (35.156,
11,4%), lo que sigue dejando al descubierto la complicada situación de dos
territorios dependientes del turismo y que han sufrido los daños más severos de
la pandemia en este sector.
Por otro lado, el gasto
en prestaciones alcanzó los 2.472 millones de euros en el mes de diciembre (768
millones fueron destinados a pagar las ayudas de los trabajadores en ERTE).
Para el empleo en la
hostelería quedan trimestres complicados. Según el barómetro de empresas que
Deloitte elabora cada semestre, de aquí al verano, solo mejorará ligeramente (para
4 de cada 10 consultados), mientras que un 54% piensa que empeorará en
distintos grados o seguirá siendo igual de mala: “la clave estará en la
capacidad que tenga nuestro país para que el programa de vacunación sea
efectivo”.
El FMI
has enfriado sus previsiones para España: ya no anticipa un repunte del PIB del
7,2% este año, como barajaba hasta ahora, sino un más tenue 5,9%. Es el segundo
mayor recorte entre las grandes economías del euro. El otro es el de Italia, en
permanente inestabilidad política. “Suponiendo que se produjera una vacunación
digamos generalizada, a final de verano podría darse la recuperación de
indicadores en un proceso habitual que se traduzca en consumo, inversión y
nuevos proyectos.
Según Funcas, “el 36% de
los españoles ya ha visto deteriorarse la situación económica en sus hogares,
en especial los jóvenes. Por ahora, la mayoría de los ciudadanos, de todas las
edades, piensan más en cuándo se terminará el virus que en si serán despedidos,
pero la crispación social suele ser un incendio que recorre el subsuelo y solo
se deja ver en el último momento, como enseñan los movimientos violentos de
Holanda de esta semana. The Economist, echando mano de una
investigación del Banco de Pagos Internacionales (BIS), sugiere que las crisis
amenazan más a las instituciones democráticas cuando agravan las
vulnerabilidades subyacentes, aquellas que en los buenos tiempos se orillaron.
Y España tiene unas cuantas costuras a punto de reventar, como la situación de
los autónomos”.
Por otro lado, se ha
conocido por un estudio publicado por Baker McKenzie que los inversores chinos
han comenzado a elegir España
como enclave importante para sus compras. Durante 2020 sus inversiones
en España superaron los 300 millones de euros, lo que supuso un incremento del
362% respecto a 2019, cuando alcanzaron los 66 millones de euros. Una subida
que en su mayor parte se justifica por la compra de una participación de la
constructora Aldesa, por parte de China Railway, que desembolsó por ella cerca
de 230 millones de euros.
Todo esto, en un contexto
en el que precisamente las inversiones de las empresas chinas se han retraído en Europa un 44%, hasta
los 7.000 millones de dólares.
MERCADOS:
Lo primero a destacar, ha
sido que Wall Street se ha situado al borde del abismo como consecuencia de la
“guerra de guerrillas” de un grupo de amateurs jugando a la
Bolsa o, mejor dicho, con la Bolsa. Ha habido unas jornadas de infarto, en las en
las que millones de inversores minoristas, reunidos en un foro de la
plataforma Reddit llamado WallStreetBets (Apuestas de Wall
Street) y que se hacen llamar “degenerados”
empujaron al alza las acciones de GameStop o
la cadena de cines AMC (cerrados a cal
y canto desde hace meses por la pandemia), provocando fuertes pérdidas en
fondos que habían apostado contra estos negocios, los denominados bajistas. A
finales de enero, AMC subía un 53%
después de un alza semanal del 278%, y GameStop hacía lo propio un 67%
acumulando ganancias semanales del 400%, dos signos del desenfreno y la barra
libre en Wall Street. Pero por el camino algunos se han dejado millones, y a la
crisis aún le quedan muchas vueltas.
Tras varios años de
caída, el valor de los títulos de la cadena de tiendas de videojuegos GameStop
lleva un 2021 frenético, con un repunte superior al 1.600% debido a una compra
masiva por parte de usuarios de Reddit equipados de Robinhood, una aplicación
que permite entrar en el mercado sin pagar comisiones y que proclamó a los
cuatro vientos su objetivo de “democratizar la inversión”. La elección de
GameStop no fue casual. La empresa era objetivo preferente de los fondos
bajistas que sacan provecho del hundimiento de empresas, que no vieron venir el
huracán que se les avecinaba. Los fondos Melvin Capital y Citron Research, que
pronosticaban una caída del negocio, anunciaron el cierre de sus posiciones en
corto en GameStop tras registrar grandes pérdidas por la subida, que incrementó
el valor de mercado de la compañía, en alrededor de 10.000 millones de dólares.
Pero la onda expansiva
fue más allá. Las acciones de BlackBerry también se han apreciado este mes un
112%, sin que la empresa haya realizado ningún anuncio relevante. Muchos de los
valores elegidos exhalan un aroma añejo: títulos de una empresa de videojuegos
o una sala de cine en tiempos del streaming, un zapatófono envalentonado
frente al imperio de los teléfonos inteligentes.
En general, en realidad
este 2021 era visto como esperanzas ante las expectativas generadas por las
vacunas. Con la ilusión de lograr la inmunidad y devolver a la actividad el
brío perdido, los inversores comenzaron el año con renovado optimismo,
prolongando el rally emprendido por las Bolsas en los meses de noviembre y
diciembre. Durante las primeras semanas de enero el inicio de la campaña de
vacunación y el acuerdo in extremis para evitar un Brexit duro fueron
ingredientes suficientes para que los inversores elevaran su apetito por el
riesgo, lo que se tradujo en subidas generalizadas en las Bolsas, concentrada
especialmente en los sectores más castigados por la pandemia.
Pero la alegría ha durado
poco y en las últimas semanas los retrasos en el proceso de vacunación y el
aumento descontrolado de los contagios han devuelto el nerviosismo al mercado.
Los inversores, temerosos de repetir una situación similar a la vivida el
pasado ejercicio, no han dudado en deshacer sus posiciones en Bolsa. El Ibex
35, el peor índice de Europa en 2020, no escapa a esta corriente. Al cierre de
enero acabó su tercera semana en negativo (-3,47%), de forma que el selectivo
español despidió enero con una caída del 3,92%, (su peor arranque de año desde
2016, un -7,63%).
Desde los máximos anuales
registrados el pasado 8 de enero, el Ibex retrocede un 7,7% y se despide de los
7.800 puntos, mínimos de noviembre antes de que se confirmara la cepa, la
británica, una variante del virus más contagiosa que circula por Europa desde
septiembre y que ha obligado a las autoridades a aumentar las restricciones.
El comportamiento de la
Bolsa española se sitúa en línea con el resto de índices europeos, pero como ya
hiciera en 2020, en el primer mes de enero ha vuelto a ser la peor del Viejo
Continente. El avance imparable de la tercera ola, la falta de vacunas, el
pulso entre Bruselas y las farmacéuticas para intentar evitar el desvío de
viales hacia otros países y la debilidad que empiezan a mostrar los últimos
datos macroeconómicos han servido de acicate para la corrección: en el primer
mes de 2021, el Dax alemán retrocede un 2%; el CAC francés, un 2,74%; el MIB
italiano, un 2,97% y el FTSE británico, un 0,8%. Wall Street no se ha librado
de la corrección: a finales de enero el Dow Jones cede un 1,47% en el arranque
de año, descenso que en el S&P 500 se modera al 0,66% mientras el Nasdaq,
la estrella de pasado ejercicio, lograr arañar un alza del 2,17%.
En un contexto de
incertidumbre, con los Bancos Centrales reafirmando su compromiso de seguir
apoyando a la economía, es de esperar que la renta fija se mantenga estable.
A medida que Estados
Unidos vaya aplicando el programa económico demócrata (incluye un fuerte
endeudamiento) es de esperar que las rentabilidades de la deuda repunte. El
bono estadounidense a 10 años se sitúa ya por encima del 1%. El repunte de las rentabilidades
estadounidenses ha tenido su réplica en Europa. La deuda alemana a 10 años se
sitúa en el (-0,518%) frente al (-0,569%) con que cerró 2020 mientras el bono
español con vencimiento en 2031 pasa del 0,047% al 0,098%.
En el mercado del oro, su
precio cayó un 2,58% en el año pasado.
Respecto a la Bolsa
española, según ha informado Bolsas y Mercados Españoles, se negociaron 31.069,5
millones de euros en renta variable durante el mes de enero, un 14,4% menos que
en el mismo mes de 2020 y también un 14,4% por debajo del dato del mes
anterior. El número de negociaciones fue de 4,4 millones, lo que supone un
crecimiento interanual del 30,4% y una caída del 1,1% frente a diciembre.
Por otro lado, la caída
del Euribor parece no tener fin. Comenzó
a principios del pasado verano y aún no se ha detenido: fue en junio
cuando el euríbor emprendió la senda bajista que, desde el
-0,081% registrado el mes anterior (su cumbre desde diciembre de 2016),
lo ha llevado a cerrar el mes de enero en el -0,504% (su sexto mínimo histórico
consecutivo).
La continuidad del Banco
Central Europeo, continuando con las políticas de estímulo de la economía, se
verá reflejada en el estancamiento del euríbor en sus valores actuales.
Por un lado, los
préstamos hipotecarios con tipos de interés variables se abaratan notablemente,
y, por el otro, sigue la presión a la baja que el euríbor ejerce indirectamente
sobre el precio de los préstamos a interés fijo.
Para una hipoteca de
interés variable a 30 años de 300.000 euros, con un tipo de interés de euríbor
más un diferencial del 0,99% (uno de los más comunes), el ahorro este año será
de 373,92 euros o, lo que es lo mismo, 31,16 euros al mes, ya que la cuota
pasará de los 929,60 euros a los 898,44 euros actuales.
En este contexto, los
bancos seguirán apostando por las hipotecas a interés fijo.
Para
algunos, el
BCE “tiene todavía margen para recortar tasas” y llevar los tipos de interés al
-0,10% o el tipo de depósito, por ejemplo, al -0,60%. En este caso, es probable
que el euríbor encuentre un nuevo suelo en el -0,60%.
EMPRESAS:
El Banco Santander perdió
8.771 millones de euros en 2020, frente a los 6.515 millones que ganó en 2019,
tras aumentar las dotaciones hasta los 12.173 millones para hacer frente a
la crisis del coronavirus y además asumir un deterioro contable del valor
de sus filiales en el Reino Unido, Estados Unidos y Polonia por valor de 12.600
millones que no afecta a la solvencia. La entidad, que anunció esta medida en
julio pasado, ha cerrado el ejercicio con las mayores pérdidas de su historia
(es importante reseñar que ha continuado teniendo beneficios y se habla de
pérdidas para señalar un menor beneficio en esa cantidad).
Según la información
remitida al supervisor del mercado español, la CNMV, excluyendo esos ajustes
contables, el beneficio ordinario se situó en 5.081 millones en 2020, un 38%
menos que hace un año, “en línea con el objetivo que se avanzó en octubre”.
La rentabilidad sobre
recursos propios (ROE, por sus siglas en inglés) del Bando Santander desciende
desde el 8,38% al 5,68% en 2020.
Su presidenta Ana Botín
ha señalado que, pese a las enormes provisiones dotadas, el banco había logrado
un beneficio ordinario relevante (5.081 millones) y mantener la ratio de capital
de máxima calidad en el 11,89% (entre los más bajos de Europa). Y resumió la
situación así: “Esta crisis ha demostrado el éxito de nuestra estrategia y
nuestra fortaleza, la diversificación geográfica y de negocios”.
En cuanto al dividendo,
repartirá el máximo autorizado por el Banco Central Europeo (BCE): 2,75
céntimos de euro en efectivo por acción. El banco asegura que tiene la
intención de recuperar en el medio plazo un Payout
(la parte del resultado que se distribuye como dividendos entre los accionistas)
de dividendo en efectivo del 40% - 50% del beneficio ordinario.
Respecto a España, Botin
señaló que el banco cuenta con el 20% de cuota de mercado, “más que suficiente
para crecer con rentabilidad”. El banco está en proceso de cierre de 1.033 oficinas
y con la salida de 3.600 empleados. Preguntada por si habría otro ERE, la
presidenta afirmó que la banca se debe adecuar a las costumbres y a la
digitalización de sus clientes, como los medios de comunicación y el automóvil.
“Si no lo hacemos no estaremos aquí dentro de 50 o 100 años”.
Según el Santander, “la
entidad ha ayudado a seis millones de clientes con créditos con avales o
moratorias por valor de 112.000 millones, lo que supone el 12% de la cartera de
crédito. El banco indica que al final de 2020, el 79% de esas moratorias
(89.000 millones de euros) habían expirado, con solo un 3% en dudosos. La
morosidad del grupo ha caído hasta el 3,21%. Botín comentó que el Santander no
necesitará más provisiones por morosidad ni en 2021 ni en 2022. Esa es la
esperanza, que no se disparen los impagos este año”.
Ana Botín, comentó que es
habitual que el pico de morosidad llegue después de que pase la crisis, pero
que todo dependerá de cómo vaya la vacunación. Aseguró que en el Reino Unido se
ha vacunado a 600.000 personas en un día. “Me consta que las comunidades
autónomas se están preparando para vacunar los siete días de la semana”, según
la presidenta. Por eso dijo que creía posible llegar al 70% de españoles
vacunados para el verano como dice el Gobierno.