La inflación,
consecuencia de la pandemia que afectó a las redes de suministro, y de la
guerra en Ucrania, ocasiona la erosión del poder adquisitivo de las familias,
un fuerte frenazo de las economías avanzadas y posible quiebra de las economías
más débiles, y está generando una agobiante y enorme incertidumbre.
GLOBAL:
Según el departamento de
Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA), la frágil recuperación de
la crisis derivada de la pandemia, y los efectos de la guerra en Ucrania,
van a reducir el crecimiento global de este
año a 3,1%.
Señala en su informe que
“la economía mundial está sometida a considerables riesgos a la baja como consecuencia de la guerra en Ucrania,
y a un endurecimiento monetario más rápido de lo esperado en las economías
desarrolladas”.
Se pone de manifiesto
que, si bien la crisis afecta a las economías más importantes, Estados Unidos,
China y la Unión Europea y a la mayoría de los países desarrollados, Los más
afectados van a ser los países menos
desarrollados importadores de materias primas, sobre todo por el
incremento de los precios de los alimentos y la energía. Se destaca que podría
tener lugar una grave crisis alimentaria en África.
La invasión de Ucrania ha
golpeado a la frágil recuperación de la pandemia, aumentando los precios de los
alimentos y las materias primas y exacerbando las presiones inflacionarias en
todo el mundo.
Las tasas de inflación
inauditas en décadas en dos de las tres mayores economías del mundo, Estados
Unidos y la Unión Europea, y cifras muy elevadas en grandes economías
como Rusia o Brasil, o muy exorbitantes en países como Argentina o Turquía (ha
alcanzado el 73% de crecimiento interanual).
Por ahora, China se está
escapando de las subidas de precios, ya que su economía sufre un importante enfriamiento
por su férrea estrategia de aislamientos frente a la covid.
DESA señala que “el
aumento de la inflación plantea un desafío adicional para una recuperación por
igual, ya que afecta en mayor proporción a los hogares de bajos ingresos. La
disminución de los ingresos reales es
particularmente notable en los países en desarrollo, donde la pobreza es
más frecuente, el crecimiento de los salarios es nulo, y las medidas de apoyo
fiscal para aliviar el impacto de la subida de los precios del petróleo y los
alimentos son más limitadas”.
El aumento de los precios
en la alimentación, empujará a millones
de personas en muchos países en desarrollo, sin haberse recuperado de los
efectos de la pandemia, a vivir por debajo de la línea de pobreza.
Igualmente, destaca el
informe en relación al cambio climático, que, dado que la guerra de Ucrania está
teniendo lugar en un momento de emisiones globales récord de CO2, los altos precios de la energía suponen un gran
obstáculo para los esfuerzos destinados a luchar contra la
emergencia climática. Es más, señala que, para contrarrestar los elevados
precios del petróleo y el gas, es muy
probable que la producción de combustibles fósiles aumente en el
corto plazo.
Del mismo modo, los altos
precios del níquel y otros metales pueden afectar negativamente la producción de vehículos eléctricos,
mientras que el aumento de los precios de los alimentos puede limitar el uso de
biocombustibles.
Por otro lado, un pequeño
alivio puede suponer que la OPEP (Organización de Países Exportadores de
Petróleo) haya accedido a elevar, tanto en julio como en agosto, en casi
650.000 barriles diarios el volumen que pone en el mercado. Se trata de un
aumento relevante respecto al tímido incremento de 430.000 barriles diarios en
mayo y junio.
La subida supone
incrementar en algo más de un 2% la producción de la OPEP clásica (sin Rusia) y
en alrededor de un 1,5% de la de la OPEP ampliada, que incluye, además de a los
13 miembros del cartel original (Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudí, Venezuela,
Libia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Nigeria, Gabón, Angola, Guinea
Ecuatorial y Congo, a Rusia y a varios países de la antigua órbita soviética).
Tras la negativa inicial a excluir a Moscú en las primeras semanas de invasión
de Ucrania, los socios continúan debatiendo si expulsan a Rusia del cartel
ampliado.
La decisión se ha
producido 72 horas después de que la Unión Europea acordase un veto
parcial sobre el crudo ruso. Persigue llenar una pequeña parte del hueco que
dejará Moscú tanto en el mercado comunitario como en el global. Para ello, la
participación de los países del Golfo Pérsico (encabezados por Arabia
Saudí y Emiratos Árabes Unidos, que aún disponen de cierta capacidad de
producción ociosa) es muy importante.
Sin embargo, la decisión
de la OPEP ha de ser mucho mayor durante los próximos meses: los cálculos del
sector petrolero apuntan a que las sanciones occidentales sobre Rusia suponen
una exclusión de la circulación de entre dos y tres millones de barriles
diarios (alrededor de un 2% o un 3% del consumo mundial).
La petición del G7 (el
grupo de las mayores potencias del mundo) solicitando el aumento de los bombeos
para frenar la escalada inflacionista, aunque no en la cuantía deseada, ha
tenido efecto. Se trata de una muy buena noticia para
los intereses occidentales, sobre todo de Europa, un gran importador neto, y de
las tres mayores potencias asiáticas: China, Japón e India. El barril
de brent, el de referencia en el Viejo Continente, cuesta alrededor
de 120 dólares, el triple que hace dos años y el máximo en más de una década.
La cifra actual, sin embargo, aún queda lejos de los 150 dólares que rozó en
2008.
ESTADOS UNIDOS:
Según la Oficina de Análisis
Económico del Gobierno (BEA, por sus siglas en inglés), el producto interior
bruto (PIB) de Estados Unidos experimentó un descenso del 0,4% en el primer
trimestre de 2022 en comparación con los tres meses anteriores.
El dato macroeconómico
del primer trimestre supone una corrección frente al cuarto trimestre de 2021,
cuando la economía estadounidense registró una expansión intertrimestral del
1,7%.
La Oficina ha
atribuido el descenso observado entre enero y marzo al repunte de casos de
Covid-19 por la variante ómicron y el descenso de pagos por parte del Gobierno
como parte de sus paquetes de ayuda de la pandemia. También han afectado otros
factores como los problemas de la cadena de suministros o la elevada inflación.
En términos anualizados,
el PIB de EEUU se contrajo un 1,5% en el primer trimestre del año, frente al
incremento anualizado del 6,9% del cuarto trimestre del año anterior.
Por otro lado, la
inflación se ha convertido en un importante problema. La gasolina y gasoil, están
registrando losa precios más elevados de su historia. De forma que la subida
interanual de los precios se está situando en un máximo de cuatro décadas: según
la estadística publicada por la Oficina de Estadísticas Laborales, los
precios de consumo subieron un 0,3% en abril y un 8,3% en los últimos 12 meses.
La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos no elaborados (marca
la tendencia de los precios), nada menos, ha alcanzado el 6,2%.
Esta elevada subida de los
precios, ha llevado a la Reserva Federal a acelerar la subida de los tipos de
interés. Tras un primer movimiento de 0,25 puntos en marzo, el banco central de
Estados Unidos, por primera vez desde 2000, subió los tipos medio punto,
hasta el rango del 0,75% al 1% en su última reunión sobre política
monetaria. Jerome Powell, presidente de la Fed ha anunciado que espera subirlos
medio punto porcentual más en la próxima reunión de este mes de junio, y otros
50 puntos básicos en la de julio.
Señalando que, si la
inflación no remite, la Reserva Federal será más agresiva: “no descartamos subidas
de tipos de 75 puntos básicos. Si la inflación no baja, tendremos que acelerar”.
Como resultado, el dólar
se ha apreciado y los tipos de interés a largo plazo han subido con
fuerza. Las Bolsas están sufriendo una fuerte caída y han tocado sus mínimos
del último año. La amenaza es que las medidas de contención de la economía
puedan provocar una recesión económica.
CHINA:
La política de “covid
cero” está afectando a la economía del país. De forma, que la producción
industrial y el gasto del consumidor han bajado a los peores niveles desde que
comenzó la pandemia.
La
producción industrial sufrió una inesperada caída del 2,9% en abril con
respecto al año anterior, mientras que las ventas minoristas se desplomaron un 11,1%, superando con
creces la caída prevista del 6,6%. Por otro lado, la tasa de desempleo subió al 6,1%, alcanzando el desempleo juvenil
un nuevo récord. Una de las consecuencias, es que los inversores respondieron
acelerando las ventas de todo tipo de activos, desde acciones chinas hasta
futuros sobre índices estadounidenses y petróleo.
Y es que los
confinamientos tan tremendamente estrictos en grandes ciudades como Shanghái, y las restricciones en otras amplias
zonas del país han enfriado el consumo, cerrado fábricas y bloqueado cadenas de
suministro.
Según Bloombergs
Economics, el PIB disminuyó un 0,68% en
abril con respecto al mismo mes del año anterior, la primera contracción
desde febrero de 2020. Y el crecimiento
podría debilitarse por debajo del 2% en el segundo trimestre.
La situación de la
economía de China está empeorando
las perspectivas de crecimiento mundial y complicando el panorama
de la inflación. Los problemas en las cadenas de suministro y los parones del
puerto de Shanghái, han afectado a compañías de medio mundo, desde Tesla hasta
Apple, mientras que el crecimiento de las exportaciones se desaceleró el
mes pasado hasta alcanzar el ritmo más débil desde junio de 2020.
UNIÓN EUROPEA:
Es muy preocupante el que
se está hablando del riesgo de estanflación, o situación de coexistencia de
estancamiento, inflación y paro. El peligro es especialmente fuerte para los
cuatro grandes de la Unión Monetaria (Alemania, Italia, Francia y
también España).
Ahora bien, en todo caso,
no sería tan fuerte como la vivida durante la década de los setenta y
principios de los ochenta, cuando países como España o Italia sufrieron
incrementos del IPC, incluso, por encima del 20%, durante momentos de
contracción de la economía.
Alemania e Italia han
registrado, entre los meses enero a marzo, unos incrementos de su respectivo
PIB del 0,2% y 0,1%, mientras su inflación ha llegado al 7,8% en el caso alemán y al 6,3%
en el de Italia. Peor todavía es el caso francés ya que su economía fue incapaz
de evitar el traspié a inicios de 2022 y descendió dos décimas respecto a los
últimos meses de 2021.
Inquieta el peligro de
estanflación, teniendo en cuenta los cortes de suministro del crudo y gas rusos
que se ciernen sobre Europa Central y del Este.
En todo caso, la
definición teórica de la estanflación señala que deben darse dos trimestres
seguidos de alta inflación combinada con datos de Contabilidad Nacional nulos,
muy pequeños o negativos.
La Unión Europea está intentando
mantener e incrementar las sanciones impuestas a Rusia desde que comenzó la
guerra en Ucrania: causar el mayor daño posible a la economía rusa, minimizando
en lo posible las autolesiones. El embargo parcial al petróleo, pactado en
el Consejo Europeo a finales de mayo, persigue golpear a la principal fuente de
divisas de Rusia (casi 31.000 millones de euros procedentes de la UE desde el
inicio de la guerra, frente a los 26.000 del gas y los 1.500 del carbón).
El problema radica en que
el PIB europeo ya venía perdiendo vigor antes del inicio de la
invasión de Ucrania, y que la inflación se encuentra en máximos desde hace
años.
El veto a las
importaciones de petróleo ruso, frenará algo el crecimiento de los Veintisiete
y, sobre todo, aumentará la presión sobre los precios. Sustituir el petróleo
ruso sería posible para la mayoría de Estados miembros, pero podría aumentar
los precios.
Según el Banco de España “prescindir
totalmente del crudo que llega de los Urales restará siete décimas al PIB de la
Unión Europea, y sumará otras siete sobre los precios”. Las perspectivas
económicas en la eurozona se ensombrecen más con las subidas de tipos que
el Banco Central Europeo (BCE) prepara para este año, la primera de
ellas prevista ya para el próximo mes de julio.
Ahora bien, los cálculos
de regulador español parten de la hipótesis de que el veto fuera total y no
parcial, como finalmente ha sido: de aquí a fin de año se reducirá el 90% de
las importaciones. Esta progresividad es lo que lleva a la mayoría de analistas
a pensar que el impacto de la medida sobre la economía europea será limitado,
por lo que, según el centro de estudios de Bruselas, “el embargo no tendrá un
impacto sustancial en la economía, ya que tardará en entrar en vigor y los
mercados se reajustarán mientras tanto”.
Aunque esas opiniones son
tranquilizadoras, la situación podría complicarse. Según Goldman Sachs, el
riesgo existe: “dada la subida de los precios de la energía y la guerra en
Ucrania, nuestro análisis sugiere que el riesgo de recesión en la zona euro y
el Reino Unido es mayor a corto plazo que en Estados Unidos”. Señalando, además,
que lo que más se teme en Bruselas y otras capitales europeas es que Moscú
responda cortando el gas, que puede llevar a un empeoramiento importante de las
perspectivas económicas.
El propio Ejecutivo
comunitario ha señalado que, en un escenario hipotético de corte del suministro
del gas ruso, la economía de la Unión Europea quedaría prácticamente estancada
este año y apenas crecería algo más del 1% en 2023. Peor lo tendrían si llegara
este caso en Alemania o Italia, muy dependientes de este combustible ruso. El
Bundesbank (banco central de Alemania) calcula que un corte del suministro de
gas a su país, le conduciría a una recesión y a una caída de su PIB superior al
3%.
En todo caso, aunque se
consigan proveedores alternativos al ruso, sin duda, se van a encarecer los
precios de la energía, lo que, en un contexto de inflación al alza, va a tener
un impacto negativo sobre los consumidores.
Las familias deberían ser
muy cuidadosos a la hora de decidir en qué gastar su dinero, sobre todo porque
la subida de precios está afectando, fundamentalmente, a productos y servicios
básicos, que no se pueden dejar de consumir.
La diferencia entre las
consecuencias de prescindir del petróleo o del gas rusos se deben,
principalmente, a dos factores: uno es que el crudo puede llegar a través de
barcos desde cualquier parte del mundo con mucha más facilidad que el gas. El
otro es que Moscú tiene mucho menos peso en el mercado del petróleo del que
tiene en el del gas y, por tanto, pierde poder de negociación.
Dentro del grupo de
productos derivados del crudo, además, la sacudida no será homogénea. El diésel
subirá más que la gasolina, ya que una de las principales materias primas para
su producción, el gasóleo de vacío, viene en gran medida de Rusia; y porque el
crudo que bombea el país euroasiático, la llamada mezcla de los Urales, es
especialmente adecuada para la producción de este carburante.
En otro orden, respecto a
las medidas de fuerte apoyo fiscal aplicadas durante la pandemia, que llevó a
que los bancos centrales lanzaran paquetes masivos de estímulos sin precedentes
en la historia del proyecto europeo (las haciendas nacionales han destinado 1,3
billones de euros a finales de 2022, mientras que el Banco Central
Europeo (BCE) ha comprado deuda por al menos 1,7 billones de euros), habrá
que esperar a ver la evolución de la situación.
En todo caso, la
presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que en el próximo mes
de julio acabarán las adquisiciones netas de deuda. A sus compras de 1,7
billones se añaden cerca de 600.000 millones (a razón de unos 20.000 millones
mensuales y otros 120.000 adicionales) más del programa tradicional de
adquisición de deuda. Además, en la zona euro se esperan ya las primeras
subidas de tipos de interés.
Bruselas también ha
lanzado a las capitales la necesidad de ir saneando sus finanzas. Según la
red de Instituciones Fiscales Independientes de la UE (IFI, por sus siglas
en inglés), desde marzo de 2020 y hasta diciembre de 2022 los países de la UE
habrán gastado una media del 9% del PIB en ayudas fiscales directas (excluyendo
garantías o avales) para proteger a empresas y ciudadanos del impacto de la
pandemia. En total, se estima una cifra de 1,3 billones de euros en el conjunto
de la Unión. Lo anterior. sin incluir las que se adoptaron a raíz de la guerra
de Ucrania.
Como consecuencia de la
incertidumbre existente, la Comisión Europea ha decidido mantener suspendidas
las reglas fiscales en 2023, pero pidió ya ajustes de gasto público. “El cambio
está anunciado, pero pospuesto a la espera de lo que ocurra en Ucrania. Aun
así, la Comisión ha señalado que hay que empezar el proceso de
consolidación fiscal”.
En esa misma dirección
apunta el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha señalado que es
“clave que los países, en especial los que tienen menos espacio fiscal, presenten
ahora planes creíbles a medio plazo para garantizar la sostenibilidad”.
ESPAÑA:
En España, al igual que
en el resto de economías llevará tiempo la contención de los precios (la
mayoría de analistas la sitúan en el próximo 2023). Según la cifra adelantada
del Instituto Nacional de Estadística, la inflación anual estimada del IPC en mayo de 2022 es del 8,7%. Este indicador
proporciona un avance del IPC que,
en caso de confirmarse, supondría un aumento de cuatro décimas en su tasa
anual, ya que, durante el mes de abril pasado, la variación fue del 8,3%.
El IPC se ha visto afectado,
sobre todo, por la presión de las tarifas eléctricas. La ligera caída de estas no
ha sido suficiente para hacerlo retroceder, dado que el megavatio hora sigue en
precios históricamente muy elevados, y los carburantes y la alimentación
continúan al alza.
Seguimos a la espera de
que entre en vigor el tope al precio del gas natural en España y Portugal
(continua pendiente del visto bueno final de la Comisión Europea). Sin embargo,
los precios de los combustibles no dan tregua alguna: el precio de la
gasolina ha alcanzado los dos euros por litro. Estas subidas han absorbido más
de la mitad de la subvención de 20 céntimos aprobada por el Gobierno para
abaratar los carburantes. Y si sube otros nueve céntimos se situará por encima de
lo que los consumidores pagaban antes de la subvención.
El principal problema, es
que estas subidas de los precios energéticos se trasladan a los alimentos, lo
que va a causar un daño mayor a los hogares de menos recursos.
Por otro lado, el
indicador que mide más fielmente la tendencia de los precios, la llamada inflación
subyacente (no tiene en cuenta a los productos de precios más volátil, productos
energéticos y los alimentos frescos), en mayo se ha colocado en el 4,9%.
La situación puede
empeorar sustancialmente, si no se consigue una solución para que Ucrania pueda
exportar las más de 20 millones de toneladas de grano que almacena. Turquía
está mediando para que Rusia permita un corredor humanitario que permita su
salida, pero el peligro de que se desate una crisis alimentaria es cada
vez más real. El efecto rebote de esa carencia puede acentuar sus
consecuencias, como ha demostrado la decisión de la India de prohibir sus
exportaciones de trigo para asegurar su consumo nacional (un proteccionismo
alimentario que ha extendido al azúcar, del que es el segundo mayor exportador
global) para tratar de mantener estables los precios internos.
A todo ello, hay que
añadir el efecto llamado “bola de nieve”: si la gente piensa que los precios
están subiendo, todo el mundo comenzará a subirlos, algunos para tratar de
incrementar sus márgenes de beneficio.
Bruselas espera que el
avance del IPC español caiga con fuerza en 2023 hasta el 1,8%, por debajo de la
media de la eurozona (2,7%) y de la Unión Europea (3,2%). El FMI va más allá, y
calcula que en diciembre del año próximo la inflación española estará en el
0,8%. El efecto base de comparar precios con los niveles altos de 2021 y 2022
también tendrá en los meses venideros un impacto estadístico que sobre el papel
debería dificultar que los precios mantengan su ritmo de encarecimiento.
Por
otro lado, respecto a la llamada “espiral precios salarios o beneficios
salarios”. Algunos le llaman “efecto de segunda ronda”: la subida del precio de algunos inputs
utilizados en la empresa, motiva que, para mantener el margen, se repercuta en
el precio del producto o servicio vendido. Pues bien, este incremento de
precios, supone una pérdida del poder adquisitivo de los salarios, razón por la
que los trabajadores, a su vez, exigen un incremento de sus sueldos.
Ese
incremento de los salarios, da lugar a un nuevo incremento de los costes, que,
a su vez, para mantener los márgenes, provoca una nueva subida de los precios,
y así continuamente… pues bien, la mayoría de los estudios no ven peligro a que
esto ocurra en la economía española. Hay que tener en cuenta que los salarios
en España han estado muy contenidos o congelados, y su aumento en convenios ha
estado en torno al 2,4%, muy por debajo de las subidas de precios.
Además,
pese
a que el desempleo ha caído, la tasa de paro es todavía mucho mayor a la de sus
socios europeos, y eso reduce el poder de negociación de los trabajadores para
reclamar alzas de sueldos. Junto al menor poder de negociación de los
sindicatos, al haber un “ejército
de reserva” disponible.
Tampoco, la estructura
del tejido productivo español no favorece esa espiral de subidas de precios y
salarios, dado que hay un claro dominio de pymes, para las que no es tan
sencillo acometer subidas de precios.
Por lo que respecta a la
evolución del empleo, las afiliaciones a la Seguridad Social han vuelto a
situarse por encima de los 20 millones en el mes de mayo, y los contratos
indefinidos han alcanzado un nuevo record, al registrar un aumento de 730.427
contratos.
Desde noviembre de 2008, la
cifra de parados siempre ha estado por encima de los tres millones de personas.
En el mes del pasado mayo se ha situado en 2.922.911 personas, el número más
bajo en los últimos 14 años, gracias a que cerca de 100.000 parados encontraron
trabajo durante ese mes. El total de afiliados a la Seguridad Social también
creció en 214.000 trabajadores, y se volvió a colocar, por segundo periodo
consecutivo, por encima de los 20 millones, exactamente unos 20.232.723, nuevos
afiliados.
Por ahora, no parece que
la fuerte subida de precios como consecuencia de la guerra de Ucrania, esté
frenando el dinamismo del mercado de trabajo, que ha ido reduciendo
progresivamente el número de personas sin empleo desde que comenzó el año (la
disminución ha sido de 200.167 parados menos).
La caída del desempleo se
produce por el incremento del número de contratos. En mayo se firmaron
1.640.595 nuevas relaciones laborales (190.502 más que en abril), de las cuales
730.427 fueron de carácter indefinido, la cifra más elevada de la serie, y una
variable que no ha parado de crecer desde la entrada en vigor de la
reforma laboral. De estos contratos, 291.308 eran a tiempo completo, 264.524
fijos discontinuos y 174.595 a tiempo parcial. A pesar del predominio de
las dos últimas modalidades, el acumulado de contratos indefinidos a jornada
completa entre los meses de enero y mayo llega a los 1.156.558, un 133% más que
en el mismo periodo de 2021.
En un mes que se ha
situado a rebufo de las contrataciones de Semana Santa y en el preludio de la
campaña de verano, la mayoría de los contratos sellados en mayo se siguieron
realizando en el sector servicios (1.176.030), seguido de la agricultura
(200.047), la industria (168.738) y la construcción (95.780).
A pesar de que la caída
del paro repercute sobre los distintos colectivos de trabajadores, son,
singularmente, los jóvenes menores de 25 años quienes han alcanzado las cotas
más bajas de desempleo, estableciéndose por debajo de las 200.000 personas
(199.920), la cota más baja desde que hay registros. Por géneros, sin embargo,
sigue habiendo más mujeres desempleadas que hombres (1.740.982 frente a
1.182.009), a pesar de que en el último año la reducción del desempleo ha
beneficiado especialmente a las mujeres, ya que se han registrado 460.489
paradas menos.
Con respecto a los datos
de abril, la mayor rebaja porcentual se dio en agricultura (-5,92%), seguida de
la construcción (-4,13%), la industria (-3,18%) y los servicios (-3,02%). Y respecto
a su evolución territorial, las comunidades insulares son las que arrojan unos
guarismos sobresalientes en reducción de desempleo en el último mes: Baleares
lo recortó en un 13,63%, por delante de La Rioja (-6,33%) y Extremadura
(-5,20%). En el podio de las afiliaciones, es de nuevo el territorio balear el
que ocupa el escalón más alto, con una subida del 9,37% (+48.565).
Ha sido principalmente la
hostelería la que ha presentado un mayor aumento de la afiliación a la
Seguridad Social en mayo, con 83.427 nuevas afiliaciones (+6,22%), por delante
la agricultura (+3,46%) y las actividades artísticas, recreativas y de
entretenimiento (+1,98%).
Esta recuperación, fruto
de la desaparición de las restricciones de la pandemia, ha permitido que ya durante
cinco meses, la cifra de trabajadores autónomos, uno de los colectivos más
vulnerables, haya vuelto a crecer hasta llegar a los 3.343.362 (un aumento de 10.726
nuevos autónomos).
MERCADOS:
Los inversores que
confiaban en que la inflación tocara techo en marzo y abril se han topado de
bruces con la realidad contraria. Los incrementos de precios tardaran en
moderarse, lo que añade presión a los bancos centrales para acelerar la restauración
de la normalización y ortodoxia monetaria. Después de la fuerte subida que
experimentaron las Bolsas en las últimas sesiones, el resultado de la última
sesión del mes no empañó el buen hacer de la Bolsa durante el mes de mayo. El
Ibex 35 logró sobreponer al lema de “vender en mayo” y se anotó una subida del
3,11%, a la cabeza de sus homólogas europeas. Además de firmar el mejor balance
de 2022, encadena dos meses consecutivo al alza, algo que no sucedía desde el
primer trimestre del pasado ejercicio. Con la vista puesta en el corto plazo el
reto del selectivo pasa por conservar y ampliar las ganancias que acumula en el
año (1,58%) y superar la resistencia de los 9.000 puntos, nivel que no alcanza
desde el pasado mes de noviembre.
Se ha producido en paralelo
un rebote en los intereses de la
deuda. Las ventas de bonos han elevado su rentabilidad más de 10 puntos
básicos en la deuda estadounidense a diez años, por encima del 2,85%. En
Europa, la rentabilidad del bund alemán se acelera por encima incluso del
1,10%, y la del bono español supera el 2,20%.
En relación al mercado de
divisas, la depreciación del euro ha invertido la tendencia que venía
sucediendo: en estos momentos el dólar cotiza a 1,07 dólares por euro. En el
último año, el real brasileño se ha apreciado un 20% frente al euro, y allí es
donde el Banco Santander, la principal entidad española, logra sus mayores
beneficios. Telefónica, a través de su filial Vivo, e Iberdrola son allí
grandes operadores del mercado. Algo parecido ha sucedido en México, donde el
peso se ha revalorizado en torno al 13%, beneficiando de nuevo al Santander y a
Iberdrola, pero también al BBVA, líder del mercado bancario.
La evolución en Estados
Unidos es otra fuente de buenas noticias para las grandes empresas españolas,
entre ellas la banca. El dólar que ha llegado a apreciarse respecto al euro un
14% (a mediados de mayo se cambiaba por 1,04 dólares) debido a que la Reserva
Federal está subiendo los tipos de interés más rápido que el Banco Central
Europeo, lo que ocasiona movimientos de capital a corto plazo desde la Eurozona
a Estados Unidos, dando lugar a una mayor de demanda de dólares y oferta de
euros.
También el euro se ha
depreciado en parte por la guerra de Ucrania, que, previsiblemente, le afectará
más que al resto de divisas.
Si bien, la depreciación
del euro favorecerá a las exportaciones de la eurozona, a la vez suponen un
encarecimiento de las importaciones. Especialmente, se encarecerán las materias
primas clave como el petróleo y el gas, que se pagan en dólares, y por
tanto provocan subidas de precios en el combustible y la electricidad.
En otro orden, las
matriculaciones de turismos y todoterrenos se contrajeron un 10,9% en mayo
en comparación con el mismo mes del año anterior, con un total de 84.977
unidades. El mercado sigue registrando cifras inferiores al 2021, marcado
principalmente por la crisis de los microchips y el contexto económico, aunque
destaca en este último mes la recuperación de las ventas al mercado de
particulares y empresas. En el acumulado del año, el retroceso ha sido del
11,5% con respecto a los cinco primeros meses del año pasado, con 318.487
unidades.
Tanto las ventas
dirigidas a particulares como a empresas lograron sin embargo mejorar las
cifras del año anterior, registrando un crecimiento del 4,3% y 3,3%,
respectivamente. En el último mes, el canal de particulares alcanza las 34.666
unidades matriculadas, mientras que el canal de empresas suma un total de
32.076, rompiendo la tendencia a la baja de los dos últimos meses. En
contraposición, se encuentra el canal de alquiladores, que sigue registrando
cifras negativas con una fuerte caída del 41,4%.
Las emisiones medias de
CO₂ de los turismos vendidos en el mes de mayo se quedan en 122 gramos por
kilómetro recorrido, un 2,9% menor que la media de emisiones de los turismos
nuevos vendidos en mayo de 2021.
El sector de la
automoción mantiene la tendencia de reducción del mercado de los últimos meses.
Esto evidencia la delicada situación que atraviesa, debido en mayor medida a la
crisis de los microchips que no permite fabricar al ritmo que marca la demanda.
De todos modos, aunque el mercado se reduce, provocado por la fuerte caída
del rent-a-car, tanto las ventas a particulares como a empresas
cierran el mes en positivo.
La mayor caída mensual se
ha dado en las matriculaciones de vehículos comerciales ligeros, con una
reducción del 32,7% en mayo por un total de 10.914 unidades. En el acumulado se
han alcanzado las 46.369 unidades, lo que supone un descenso del 36,1% en
comparación con los cinco primeros meses de 2021. En cuanto a las ventas por
canales, todos registran importantes caídas.
Mejor fue el
comportamiento de vehículos industriales, autobuses, autocares y microbuses.
Las matriculaciones de estos vehículos se redujeron en mayo un 1,7%, hasta las
1.930 unidades. En este grupo, tanto los vehículos ligeros (de entre 3,5 y 6
toneladas) como los autobuses lograron un crecimiento, del 34,2% y del 44,4%,
respectivamente.
EMPRESAS:
El Corte Inglés está
a punto de conseguir todos los permisos para abrir en Madrid el primer hotel
que será 100% de su propiedad. La Comisión de Desarrollo Urbano del
Ayuntamiento de Madrid ha aprobado el plan especial para dar uso de hospedaje
al terreno sobre el que se levantan dos edificios residenciales propiedad del
grupo, situados en calle Goya 89 y Conde de Peñalver 3, en el barrio de
Salamanca de Madrid. El futuro hotel tendrá alrededor de 113 habitaciones y la
inversión prevista ronda los 6,8 millones de euros.
La decisión está
pendiente de ratificación por el Pleno del Ayuntamiento, donde también se
espera un apoyo a los planes de El Corte Inglés, que debe pedir ahora la
licencia para comenzar las obras. La empresa presidida por Marta Álvarez ya
dispone de varios activos hoteleros a través de una sociedad compartida al
50% con el grupo Palladium (de la familia Matutes), que incluye a los
establecimientos urbanos de lujo de la marca Only You, pero este hotel será de
momento el primero de titularidad única de la empresa.
El Corte Inglés que tiene
prevista la construcción del hotel de no menos de 4 estrellas, y que incluirá
servicios de restauración, eventos y otros relacionados con la salud y la
estética. El presupuesto de ejecución material asciende a 5,7 millones de
euros, más otros gastos, que la empresa espera rentabilizar en 20 años, según
el estudio económico-financiero realizado para tramitar el plan especial. La
agrupación de las dos parcelas posibilitará la ejecución de instalaciones
comunes.
El inmueble de la calle
Goya es un residencial destinado principalmente a vivienda familiar, construido
en el primer tercio del siglo XX, con 5.918,3 metros cuadrados de superficie.
En cuanto al edificio de Conde de Peñalver, también residencial, fue construido
a principios el siglo XX y consta de 3.160 metros cuadrados de superficie. Las
dos propiedades fueron adquiridas por Construcciones Inmobiliaria Alcoral
(propiedad de El Corte Inglés) en 1973 y 1977.