La 50.ª edición
del Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza) ha señalado
la necesidad de apostar por el multilateralismo a la hora de afrontar
los grandes problemas y retos del presente y del futuro. Entre ellos, ha
destacado la urgencia por combatir de manera decidida la emergencia climática.
GLOBAL:
El Banco Mundial, en su
informe “Perspectivas Económicas”
ha estimado que el incremento en 2019 ha sido de apenas un 2,4% (según su serie
estadística el dato más bajo en una década). Y la perspectiva para este año no
mejora mucho. El empeoramiento de las anteriores previsiones ha sido mayor en
la región del euro (del 1,4% al 1%).
La guerra comercial desencadenada
por Estados Unidos contra China y el debilitamiento de la inversión han
lastrado a la economía mundial. Para este 2020, la previsión es que las
transacciones crezcan un 1,9%, pero la situación es frágil. Según el informe, “predominan
los riesgos a la baja, incluyendo un posible regreso de una escalada en las
tensiones comerciales en todo el mundo, recesiones en las mayores economías y
perturbaciones financieras en los países en desarrollo”.
También señala el Banco
Mundial al riesgo financiero que cae sobre los intermediarios financieros
debido a los bajos tipos de interés (en algunos casos negativos) de cerca de 12
billones de dólares (10,8 billones de euros). Señala el Banco Mundial que estas
rentabilidades negativas sólo ocurren en Japón y Europa Occidental.
Señala el Informe que “varias
economías europeas están bordeando la recesión (caída del PIB durante dos
trimestres consecutivos), con la particular debilidad del sector industrial
alemán por la caída de la demanda asiática y las disrupciones en el sector del
automóvil. También influye en el crecimiento la incertidumbre por el Brexit. Los
tipos de interés negativos en el continente podrían minar más la rentabilidad
de los bancos y erosionar la estabilidad financiera”.
Respecto a Latinoamérica,
señala que para la economía argentina espera una contracción de la economía del
1,3%, (una caída de 3,5 puntos en relación a su anterior previsión). En México la reducción es de ocho décimas y en
Brasil de cinco.
En relación a la economía
del gigante asiático, China, se señala en el informe analizado que siga
creciendo a buen ritmo: el 5,9% este año (una disminución de su previsión
anterior de dos décimas). Se apunta que
uno de los principales riesgos es que “la efectividad del crédito para estimular
el crecimiento está bajando, y a un posible aumento de las bancarrotas de los
bancos locales y en el sistema financiero en la sombra”. No obstante, disminuye
el riesgo para China por “su baja dependencia de la financiación exterior y la
amplia capacidad fiscal y monetaria de esa economía”.
En otro sentido, el Banco
Mundial alerta, a nivel mundia,l del “pobre comportamiento de la productividad
porque su crecimiento se ha ido desacelerando”. Señala el Banco Mundial, que la
causa es la debilidad de la inversión y al envejecimiento de la población.
Pide la institución “una
inversión pública que persiga una mejora del crecimiento, impulsar la innovación
y aumentar el capital humano”, y respecto al envejecimiento, estima que “una
solución parcial podría ser la llegada de inmigrantes”.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal de
Estados Unidos (Fed) ha decidido mantener los tipos de interés entre el
1,5% y el 1,75%. Desde de que el banco central estadounidense redujo el precio
del dinero tres veces durante el año pasado, los expertos prevén que se
mantendrán intactos hasta que haya un cambio significativo en las perspectivas
económicas de Estados Unidos.
Los últimos datos
revelados, que proyectan un crecimiento cercano al 2% para este año y una tasa
de desempleo situada en los mínimos de los últimos 50 años, no han ofrecido
argumentos para cambiar de estrategia. Sin embargo, el presidente del banco
central, Jerome Powell, reconoció durante una rueda de prensa que los riegos
sobre las perspectivas económicas persisten, "incluidas las planteadas por
el nuevo coronavirus".
Los integrantes del
consejo de la Reserva Federal consideran de forma unánime que la postura actual
de la política monetaria es apropiada para apoyar "la expansión sostenida
de la actividad económica, las fuertes condiciones del mercado laboral y que la
inflación regrese al objetivo del 2%". Aunque consideran que las
inversiones y las exportaciones de las empresas siguen siendo
"débiles" y que el gasto del consumidor está aumentando a un ritmo
"moderado", cuando en diciembre lo calificaron de "fuerte".
La preocupación sobre el
crecimiento global ha aparecido con el brote de coronavirus en el gigante asiático.
Powell lo ha calificado de "un problema grave" que están monitoreando
cuidadosamente. "Es muy incierto todavía cuán lejos se extenderá y cuáles
serán los efectos económicos en China, para sus socios comerciales y en todo el
mundo”.
Sin embargo, el presidente
Trump, fiel a su línea habitual, sigue responsabilizando a la Reserva Federal
de la ralentización durante el año pasado. Declaró en el Foro de Davos, que “todavía
tenemos los mejores números (debía referirse a los económicos) en muchas áreas
diferentes, pese al hecho de que la Fed ha subido las tasas demasiado rápido y
las ha bajado demasiado lento. Si no fuera por la Fed, Estados Unidos estaría
creciendo a un ritmo cercano al 4% y el Dow Jones podría estar 10.000 puntos
más arriba”.
La Reserva Federal retomó
el pasado octubre la compra de 60.000 millones de dólares al mes en bonos del
Tesoro para rebajar las tensiones de liquidez y aumentar el balance, que
actualmente supera los cuatro billones de dólares. El bombeo de esa liquidez
adicional al sistema bancario le ha permitido al Banco Central de Estados
Unidos mantener las tasas de interés a corto plazo dentro del rango objetivo.
UNIÓN EUROPEA:
La nueva presidenta del
BCE, Christine Lagarde, no ha variado las directrices de su antecesor Mario Draghi.
Sin embargo, ha anunciado que, por primera vez en casi dos décadas, el BCE
revisará a fondo el arsenal de medidas con el que ha de lograr su gran objetivo
(la estabilidad de precios). A lo largo de 2020, el organismo analizará hasta
el último detalle para ver cómo adaptar su estrategia a una economía cambiante.
Lagarde se encuentra en
un momento delicado: dudas en torno al crecimiento; efecto de los tipos
negativos; y un entorno global muy inestable… aunque muy distanciados de lo que
ocurrió durante la Gran Recesión.
La nueva presidenta del
BCE ha declarado: “vamos a revisar multitud de asuntos: cómo cumplimos nuestros
objetivos, cómo medimos y qué herramientas tenemos y cómo comunicamos”. El BCE se enfrenta ahora a una economía en la
que el bajo crecimiento, los bajos tipos y la baja subida de precios parecen
haberse perpetuado.
Por otro lado, el
pesimismo se ha adueñado de la principal fábrica de coches de Europa. Por
tercer año consecutivo, Alemania bajó la producción de vehículos, pero esta vez
con la cifra más baja desde el año 1997 (4,7 millones de unidades). La
contracción es, respecto al ejercicio anterior, del 9%, y se explica
básicamente por la situación fuera de sus fronteras: las exportaciones cayeron
un 13% mientras que el mercado doméstico crecía un 5%.
El gran temor es
que esa caída se contagie al resto del sector y a las economías que suministran
materiales a las plantas productoras alemanas.
La guerra comercial que
Estados Unidos está librando con China y Europa y los efectos del Brexit están
haciendo mella en el país donde se fabrican uno de cada tres coches de la Unión
Europea.
Pero el entorno exterior
no es el único que está afectando a la industria germana. La caída de la
producción de 2019 está influida también por la menor demanda, que se encuentra
a la espera de la llegada de las nuevas versiones de automóviles. Algunas marcas
están realizando un importante esfuerzo para adaptar sus plantas al ensamblaje
de vehículos eléctricos.
La realidad, es que, a
falta de conocer las cifras definitivas, el mercado de la Unión Europea puede
haber cerrado el ejercicio de 2019 con unas matriculaciones, prácticamente,
planas.
La economía europea, ha
sufrido acusadamente la inestabilidad política y social, dentro y fuera del
continente. El endeble ritmo de la actividad económica del último trimestre del
2019 devolvió al Producto Interior Bruto de la zona euro a su tasa de
crecimiento más baja desde 2014. Los países de la moneda única cerraron el año
pasado con una expansión del 1,2%, dejándose siete décimas respecto a 2018.
El sólido crecimiento de
España, que incluso mejoró en el último trimestre del año, no pudo compensar la
pérdida de fuelle de Alemania, Francia e Italia.
La zona euro llegó
exhausta al tramo final del año pasado. Tras haber experimentado un crecimiento
del 0,3% en el tercer trimestre, acabó el ejercicio con un exiguo avance del
0,1%. La aceleración de la economía española no fue suficiente para compensar
el retroceso de la economía italiana y francesa. España ganó de nuevo el pulso
a las previsiones de Bruselas al cerrar el año con un crecimiento del PIB del
2%.
Las políticas expansivas,
en cambio, no permitieron compensar las consecuencias de las tensiones sociales
en Francia. Su economía se contrajo un 0,1% en el último trimestre del año,
aunque en el conjunto del año avanzó un 1,2%.
En la economía francesa,
según declaraciones del ministro de finanzas francés, “las huelgas de diciembre
frenaron el crecimiento francés en el último trimestre de 2019. Ciertas
infraestructuras como los puertos, la red ferroviaria y los depósitos de
combustibles sufrieron interrupciones. Ante estas dificultades de suministro,
la producción industrial cayó en diciembre y las empresas tuvieron que recurrir
a sus existencias para satisfacer la demanda".
En la economía italiana, según
su oficina estadística, ha habido una caída más importante entre octubre y
diciembre (del 0,3%) a causa de la contracción de la industria y del estancamiento
en el sector servicios. En el conjunto del año, Italia apenas creció dos
décimas, lo cual la deja todavía sin poder recuperar los niveles anteriores a
la crisis económica y abre la brecha de crecimiento con el conjunto de la zona
euro. También el crecimiento en Alemania fue mediocre (creció sólo el 0,6%).
Respecto a la economía
del Reino Unido, una vez realizada su salida de la Unión Europea, hay que
señalar que la desconexión, por ahora, se va notar poco. El periodo de
transición pactado con la Unión Europea deja al país británico en una suerte de
limbo: hasta el 31 de diciembre de este 2020 (por lo menos), todo sigue igual
para ciudadanos y empresas. Lo único que cambia es que Reino Unido deja de
tener voz y voto en las instituciones comunitarias. Pero lo más importante, la
relación futura, está todavía por
negociar, augurando, sin duda, nuevas turbulencias.
El país británico entra
en una situación en la que no estará dentro de la Unión Europea, pero tampoco
fuera en sentido estricto.
La cuenta atrás ha
comenzado, y once meses es la cortesía que Bruselas y Reino Unido se dieron
para negociar su relación futura. Un plazo altamente optimista si se tiene en
cuenta que han hecho falta dos años y nueve meses de tumultuosas negociaciones
(con dos prórrogas mediante) sólo para acordar una salida ordenada.
La incertidumbre,
realmente, sigue siendo total: ¿habrá acuerdo de libre comercio? ¿y libertad de
circulación para las personas? ¿con pasaporte financiero?). Todo apunta a que,
de nuevo, las conversaciones se alargarán más allá de la fecha límite inicial.
Hasta entonces, de forma
muy resumida, esta es la situación:
Para ciudadanos,
consumidores, empresas, inversores, estudiantes e investigadores tanto en la UE
como Reino Unido, la situación se mantendrá "sin cambios" durante el
periodo de transición.
Aunque en principio se
acordó el 31 de diciembre de 2020 como fecha límite para la fase transitoria,
esto dependerá de cómo evolucionen las negociaciones sobre la futura relación.
Hay muchísimos e importantísimos temas sobre la mesa: acuerdo comercial,
cooperación económica, cuestiones policiales y de justicia penal, política
exterior, seguridad y defensa... por lo que una prórroga se lleva de entrada
casi todas las papeletas.
Para el periodo que media
entre febrero y diciembre de este año, todo el derecho de la Unión Europea, en
todos los ámbitos políticos, seguirá siendo aplicable en Reino Unido. El
mercado británico seguirá permaneciendo en la Unión Aduanera y en el mercado
único europeo, continuará aplicando la política de justicia y asuntos de
interior de la UE, y tendrá que respetar todos los acuerdos internacionales
firmados por la Unión Europea. La política exterior y de seguridad común de la
UE también se aplicará durante esta fase.
El Brexit, como tal,
todavía no se ha producido. Si británicos y europeos acordaran una prórroga del
periodo de transición, este escenario se mantendría durante más tiempo.
Durante el periodo de
transición, el mercado británico estará sujeto a la unión aduanera. Ya durante
la negociación de la primera fase del acuerdo, Reino Unido se ha mostrado
optimista respecto a los pactos que firmará, especialmente con Estados Unidos
(aunque estos pactos no podrían entrar en vigor).
El Reino Unido deberá
afrontar el pago de su parte proporcional de los compromisos asumidos durante
su pertenencia a la Unión Europea. Aunque la abandone, Londres debe cumplir con
sus obligaciones financieras en el Presupuesto comunitario para el periodo de 2014
a 2020 (contribuirá a las partidas de 2019 y 2020 como si siguiera siendo un
Estado miembro). También tendrá que responder a sus obligaciones en programas
como el Mecanismo para los refugiados de Turquía o el Fondo Europeo de
Desarrollo.
Durante este año seguirá
siendo posible viajar a Reino Unido como a cualquier otro país comunitario,
utilizando el DNI y transitando los pasillos de los aeropuertos destinados a
viajeros europeos: “los cambios que haya a partir de 2021 se notificarán con
tiempo suficiente". En cuanto a los
españoles que estén registrados como residentes en Reino Unido, podrán seguir
usando su DNI al menos hasta 2025.
Las empresas comunitarias
y británicas podrán seguir comerciando de la misma manera que hacían hasta
ahora, sin ningún tipo de barreras durante los próximos 11 meses (o hasta que
dure el periodo de transición, en caso de prórroga). El tipo de relación
comercial futura dependerá del acuerdo al que lleguen Reino Unido y la Unión Europea.
También se mantienen los
impuestos especiales, el IVA y las aduanas de la UE si el intercambio se
produce antes de la retirada de Reino Unido de la unión aduanera. Este derecho
se aplica para productos agrícolas, de consumo, productos relacionados con la
salud, industriales, maquinaria, productos de construcción y químicos, etc.
La situación de Irlanda
del Norte se convirtió durante las negociaciones en material sensible y
principal línea roja, hasta el punto de desencadenar la renegociación del
acuerdo. Finalmente, Reino Unido y la UE pactaron que, una vez finalice el
periodo transitorio, en Irlanda del Norte se seguirán aplicando un conjunto de
normas relacionadas con el mercado único de la UE (legislación sobre
mercancías, normas sanitarias, IVA, impuestos especiales...) para evitar una
frontera física. Al mismo tiempo, Irlanda del Norte seguirá formando parte del
territorio aduanero británico, por lo que podrá acogerse a futuros acuerdos de
libre comercio. La Asamblea de Irlanda del Norte decidirá, por mayoría simple,
cuatro años después del final del periodo transitorio, si quiere seguir
aplicando las normas de la UE o votar que no se haga.
Respecto a Gibraltar, Bruselas
ha sido tajante, al señalar que "ningún acuerdo entre la Unión Europea y el
Reino Unido podrá aplicarse al territorio de la colonia sin el acuerdo previo
entre el Reino de España y Reino Unido". Y aunque las negociaciones de la
primera fase ya han concluido, la soberanía del Peñón todavía no se ha
acordado. Lo cierto es que no está clara la futura relación con Gibraltar, más
allá de un área de prosperidad compartida, según aspira el Gobierno español.
ESPAÑA:
La economía española creció
un 2% en 2019 (una décima por debajo de lo previsto por el Gobierno y
cuatro décimas menos que el 2,4% del año anterior).
Por tanto, el crecimiento
de la economía española ha resistido frente a las tensiones comerciales, el
Brexit, el menor crecimiento de China, la brusca ralentización de la zona euro
o las dificultades del automóvil. La economía española casi duplica el 1,2%
registrado por el conjunto de la eurozona.
Entre octubre y diciembre
pasados, la economía española, incluso, ha experimentado una leve aceleración.
Aunque los detalles del
trimestre parecen ser menos optimistas: el consumo de los hogares se ha
estancado en el cierre del año (0%). Y la inversión se desploma (-2,5%). La
buena noticia es el empuje de la ocupación (+0,9%), y del sector exterior (las
exportaciones suman un 1,5% mientras que las importaciones retroceden un -1,2%).
El gasto público también
mantiene el vigor (+0,6%). Por sectores, la construcción experimenta un
batacazo (-1,7%). Pero la industria manufacturera recobra impulso (+0,7%). Y
los servicios son los que más tiran (+0,9%), en especial el comercio,
transporte, hostelería, finanzas y actividades profesionales.
Se aprecia una cierta
contracción de la demanda interna por el consumo de las familias y la
inversión. Salvo por un leve empuje del gasto público, prácticamente todo el
crecimiento procede del sector exterior.
Por tanto, el punto más
preocupante se halla en la demanda interna, que en el trimestre cae a pesar de
las subidas de salarios y la creación de empleo. Ni las compras de los hogares
ni la inversión empresarial crecen. En términos anuales, el consumo de las
familias prosigue su gradual ralentización una vez se ha agotado el fuerte
rebote que vivió tras la crisis.
En 2019, el salario
mínimo aumentó un 22,3%. Y la remuneración por asalariado subió un 3,2% en las
Administraciones y un 1,6% en el sector privado no agrario, las mayores alzas
desde principios de la crisis. Pese a estas mejoras, el consumo se anotó el
peor comportamiento respecto al PIB desde el comienzo de la recuperación: en
2018 el PIB sumó un 2,4% y el consumo de los hogares, un 1,8%. En cambio, en
2019 el PIB creció un 2% y el consumo, un 1,1%.
Veremos cómo afecta a la
demanda interna la subida acordada para este año del Salario Mínimo Interprofesional
(SMI) de un 5,5%: llegará a 950 euros mensuales en 14 pagas al año.
La subida del salario
mínimo hasta los 950 euros, que entra en vigor con carácter retroactivo desde
el 1 de enero, queda en un punto intermedio entre los 1.000 euros de los que
llegó a hablarse cuando PSOE y Unidas Podemos negociaban el pacto de Gobierno y
los 900 actuales. El incremento del 5,5% está lejos del 22,3% del año pasado,
pero es importante. No hay muchos incrementos superiores desde mitad de los
años noventa. En 2017 se subió un 8%, aunque entonces se hacía desde un suelo
muy bajo: 655,2 euros mensuales. En estos cuatro años el incremento es del
44,5%.
La mejora de este año puede
ser un paso más hasta el final de legislatura, cuando el Gobierno pretende
elevar el SMI hasta el 60% del salario medio que marca la Carta Social Europea
y que baraja Bruselas para los socios de la Unión. En el caso de España esa
cantidad estaría cerca de los 1.200 euros mensuales.
Por lo que respecta a los
precios, según el INE, el IPC aceleró en enero hasta el 1,1%, tres décimas más
que en diciembre, como consecuencia de las subidas de precio de la
electricidad, y de los alimentos y bebidas no alcohólicas. La tasa de inflación
encadena así tres meses seguidos de aumentos, desde el 0,1% de octubre de 2019,
y se sitúa en su nivel más alto en nueve meses y por encima de lo que han
subido las pensiones (0,9%).
La luz ha subido con
fuerza con respecto al mes de diciembre. Según el Operador Mayorista Ibérico
(OMIE), en enero la luz ha marcado un precio medio de 41,1 euros el megavatio
hora (MW/h), un 21,6% más caro que el precio medio de diciembre, que fue de
33,8 euros MW/h. En el caso de los alimentos, habrá que esperar a que, a
mediados de febrero, el INE detalle la evolución de los productos que componen
la cesta con la que elabora el índice.
Con el dato de enero, la
tasa interanual de IPC encadena 41 meses en valores positivos e implica que los
precios son hoy un 1,1% superiores a los de hace un año.
En relación al mercado de
trabajo, según la Encuesta de
Población Activa (EPA), la economía española creó 402.300 puestos
de trabajo en 2019, un año de ralentización económica y en el que se subió el
salario mínimo un 22,3%. Ha habido un fuerte rebote del empleo entre octubre y
diciembre.
Se recupera empleo en la
industria, pero se ha frenado la construcción.
Durante el último trimestre
del año pasado la ocupación aumentó en 92.600 trabajadores y el paro cayó en
22.500 personas. La cifra de creación de empleo es la mayor en un cuarto
trimestre desde que empezó la recuperación. Habría que remontarse a 2006, en
plena burbuja, para encontrar uno mejor.
Lo anterior, no quiere
decir que en términos anuales el mercado laboral prosigue con su gradual
ralentización en la misma medida que lo hace la actividad económica. El Producto
Interior Bruto se ha ralentizado desde crecimientos del 3% anuales a justo un
2%, y esa misma tendencia ha seguido el empleo. En el conjunto del año 2019 han
aumentado los ocupados hasta la cifra de 19,96 millones (402.300 empleos más). Aún faltan 786.500 para restablecer los
niveles de ocupados previos a la crisis.
El desempleo desciende en
2019 hasta los 3,19 millones, unos 112.400 parados menos, una reducción muy
escasa comparada con las caídas de otros años de recuperación. Ha mejorado
apenas seis décimas.
Por segundo año
consecutivo, casi la mitad de los trabajos creados en 2019 han sido de
inmigrantes: 182.200. Prácticamente el 100% de los foráneos que ha entrado en
el mercado laboral ha encontrado empleo.
Tras años de contención,
las cifras anteriores coinciden con un fuerte incremento de los costes
laborales: el salario mínimo ha subido un 22,3%, las cotizaciones sociales en
unos 4.000 millones, los salarios en convenio un 2,3% y, también, se ha
introducido el registro de horas.
La tasa de paro se ha
situado, según la EPA, en el 13,78% de la población activa (por cada 100
personas que desean trabajar no lo consiguen casi 14) frente al 14,45% anotado
a finales del año anterior.
Como consecuencia del
ritmo de aumento de la población activa, (ha crecido durante los últimos 12
meses incorporando a 290.000 personas) la velocidad de reducción del paro se ha
reducido. Casi la mitad de los trabajos creados en 2019 han sido de inmigrantes
(182.200 personas). Alrededor del 100% de los extranjeros que han entrado en el
mercado laboral español ha encontrado empleo.
Durante el 2019, casi
todas las autonomías elevan su número de trabajadores. Las subidas mayores se
han registrado en Madrid (138.900 más), Cataluña (87.000) y Andalucía (45.000).
Extremadura no mejora, y en Castilla-La Mancha desaparecen 5.900 empleos.
Por el contrario, los
datos del Paro Registrado a finales del mes de enero han sido negativos
(aquellos que se apuntan en las oficinas de empleo como desempleados
demandantes de empleo):
Tradicionalmente, el mes
de enero no es bueno para el mercado laboral. Ni cuando la economía crece mucho
se evita que se hunda la afiliación a la Seguridad Social y se dispare el paro
registrado. Y eso es lo que ha vuelto a pasar a comienzos de este 2020. En
enero cayó el empleo en 244.044 personas, es la mayor bajada de afiliación en
este mes desde 2013. No obstante, la cifra total de cotizantes sigue estando
por encima de los 19 millones, en concreto, 19,164 millones, según las cifras
divulgadas por el ministerio de Seguridad Social.
El paro registrado tuvo
un comportamiento en consonancia con el arranque del año, es decir, subió y lo hizo
bastante. En un solo mes se han contado 90.248 desempleados más en las oficinas
públicas de empleo. El peor enero desde 2014 deja la cifra total en 3,25
millones, según el ministerio de Trabajo.
Cuando acaba la Navidad,
finalizan muchos contratos de temporada en el comercio minorista y en la
hostelería. También acaban muchos compromisos laborales vinculados al año
natural. Y esto, sumado al enfriamiento económico que se observa (la caída de
matriculaciones de coches casi un 8% en enero, es un ejemplo), han convertido
este enero en peor que en los años anteriores. Así, pese a que se sigue creando
empleo respecto al mismo periodo del ejercicio precedente, un aumento del
1,83%, por primera vez desde el verano de 2014 se baja del listón del 2%.
Respecto al turismo, la
llegada de turistas y el gasto turístico en España batió un nuevo récord en
2019, mejorando las cifras por séptimo
año consecutivo. De forma que, según el Ministerio de Turismo, la
llegada de turistas en 2019 fue de 83,7 millones, un 1,2% más que en 2018, y el
gasto turístico se incrementó
hasta los 92.337 millones de euros, un 2,9% más.
Lo anterior ha tenido
lugar en un año donde no han faltado los problemas: la crisis de Thomas Cook y
los disturbios ocurridos en Cataluña tras la sentencia del «procés».
En las cifras de 2019 han
tenido importancia la mejoría reflejada en países de larga distancia, como China
y Estados Unidos, que compensan la
caída de los turistas de los mercados tradicionales (Reino Unido,
Francia y Alemania). Una circunstancia que revela el retroceso que está
viviendo el turismo vacacional por culpa de la recuperación de otros destinos
del Mediterráneo que compiten a base de precios.
MERCADOS:
Durante
el mes de enero, China ha incidido negativamente en la marcha de la Bolsa.
El IBEX 35 alcanzó un máximo de 9.709,9 puntos, alentado por los avances en las
negociaciones comerciales entre Estados Unidos y el gigante asiático. Pero las
malas noticias ganaron rápidamente terreno, cuando se conoció que Estados
Unidos había lanzado un ataque
sobre el aeropuerto de Bagdad. En la acción murieron importantes cargos
del ejército iraní, entre ellos el general Soleimani, lo que hizo temer una
escalada en el conflicto que mantienen Estados Unidos e Irán.
Pero faltaba, quizá, lo
peor: las informaciones acerca de una nueva epidemia, causada por un coronavirus con origen en la ciudad china de
Wuhan, han acabado las posibilidades de recuperación de las bolsas
debido a la paralización del consumo en la segunda potencia económica mundial
como consecuencia de las cuarentenas decretadas por las autoridades.
Durante el peor día del
mes de enero, el IBEX se dejó un 2,05% (la mayor caída desde octubre de 2019). Los
mejores valores del IBEX 35 en enero fueron Cellnex, Iberdrola, Acciona y
Enagás, mientras que los peores fueron Banco Sabadell, ACS, ArcelorMittal,
Bankia y Mediaset. Cellnex se vio beneficiada por su entrada en el mercado
portugués con la compra de Omtel.
Respecto a los efectos
del coronavirus, al haberse originado en la ciudad donde se encuentran los
principales productores chinos de automóviles y acero del país, dos industrias
clave en la segunda mayor potencia económica mundial. La ciudad de Wuhan, situada
en la provincia de Hubei (centro del gigante asiático), cuenta además con
la presencia de más de 300 multinacionales, de ahí que los temores se hayan
disparado a medida que se han ido conociendo más datos sobre la infección.
Se ha disparado la compra
de tradicionales activos refugio como el oro o el yen. Son muchos países los
que ya han empezado a tomar medidas directas para frenar la expansión del
coronavirus.
Por lo que respecta al
Euribor, se ha incrementado muy levemente durante enero, aunque se mantiene en
el nivel más bajo de la serie histórica un mes de enero, sigue abaratando las
hipotecas antiguas a tipo de interés variable.
El Euribor ha cerrado
enero en el -0,252 (13,6 puntos básicos menos que hace 12 meses).
Durante el mes de
febrero, en el caso de una hipoteca de 150.000 euros con una tasa de euríbor
más un diferencial del 0,99% (de los más frecuentes en la actualidad), el
ahorro será de 8,48 euros al mes, lo que equivale a 101,76 euros en el año.
Las hipotecas a interés variable
que se constituyan ahora, serán un poco más caras que hace un mes, ya que el
euríbor cerró diciembre en el -0,261, es decir, nueve puntos básicos menos que
en enero.
Finalmente, todas las
previsiones señalan a que, en ausencia de cambios trascendentales de escenario, el
euríbor se mantendrá en terreno negativo durante todo el año 2020.
Por otro lado, según ha
informado el Instituto Nacional de Estadística (INE), la venta de
viviendas Ha vuelto a caer (ya son cuatro meses consecutivos). El número
de casas que cambiaron de manos bajó un 9,3% el pasado mes de noviembre en
relación al mismo mes de 2018, hasta sumar 38.680 operaciones, su menor cifra
en un mes de noviembre desde 2016. En términos mensuales (noviembre de 2019
sobre octubre del mismo año), la compraventa se hundió un 9,7%, su mayor
retroceso en este mes de los últimos cinco años.
El año 2019 cerrará con
el primer descenso desde 2013. Entre enero y noviembre se vendieron 466.318
casas, frente a las 517.984 transacciones efectuadas en 2018. Para cerrar el
año en positivo, en diciembre se tendrían que haber formalizado más de 51.666
compraventas, algo bastante complicado.
La Comunidad de Madrid
registró la segunda mayor caída en las compraventas el pasado noviembre, con un
-21,2%, tras La Rioja (-25,5%). La bajada en Canarias fue del 21% y del 14,2%
en Cataluña.
Entre enero y noviembre
de 2019 se vendieron en España 466.318 viviendas, según los datos
publicados por el INE.
EMPRESAS:
Las cuentas de resultados
del Santander presentan una mezcla de factores positivos y negativos.
El banco logró un beneficio atribuido de 6.515 millones en 2019, un 17% menos
que en 2018, tras cargar contra los resultados 1.737 millones, de los que
1.491 millones corresponden a la pérdida de valor de su filial en el Reino
Unido. Este ajuste se ha realizado por el empeoramiento de las
expectativas económicas del país y los resultados previstos para el futuro ante
la llegada del Brexit.
El resto de las cargas
son por la reestructuración producida por la fusión del Santander y del Popular
(864 millones), pérdidas por venta de carteras inmobiliarias morosas en España
(405 millones) y compensaciones a clientes británicos por la venta de seguros
(183 millones).
Sin embargo, la cuenta se
ha visto beneficiada por otros factores positivos, como la plusvalía neta de
693 millones obtenida por la venta del negocio de custodia, cerrada en
diciembre de 2019, y otros beneficios obtenidos en Brasil y Argentina de 687
millones.
Según ha apuntado el
banco en una nota de prensa, el beneficio atribuido ordinario en 2019, es
decir, excluido el neto de plusvalías y saneamientos, fue de 8.252 millones, un
2% más (+3% en euros constantes, es decir, sin efecto del tipo de cambio),
"gracias al mayor número de clientes y al crecimiento de los volúmenes de
negocio".
Europa contribuyó con un
47% del beneficio ordinario del grupo; Sudamérica, un 37%, y Norteamérica, un
16%. Brasil sigue siendo el mercado que más aporta al crecimiento de los
resultados del grupo, con un 28% del beneficio ordinario, seguido de España
(15%), Santander Consumer Finance (13%), Reino Unido (11%), México (9%),
Estados Unidos (7%) y Chile (6%).