Según el informe
“Consenso Económico” del cuarto trimestre que publica PwC, (Panel de expertos
que recoge la opinión de 355 analistas), el crecimiento de la economía española,
a ritmos más rápidos que los previstos inicialmente, ha redoblado el optimismo
de los empresarios españoles.
Ahora bien, hay que
esperar a ver la evolución de los riesgos políticos existentes a nivel mundial.
De confirmarse, podrían suponer un freno al comercio mundial y, por lo tanto,
un freno al crecimiento económico global.
GLOBAL:
El consenso del
mercado augura una aceleración del PIB mundial. Se habla de un repunte del
3,4% frente al 3,1% de 2016. Eso sí, el nuevo ejercicio parece traer bajo el
brazo un cambio en el paradigma económico que surgió de las cenizas de la Gran
Recesión.
Según Bankinter, “2017
está emparentado con el largo ciclo económico que ya vimos en 2016 y años
anteriores. La diferencia clave está en los movimientos de transición que
empiezan a tomar cuerpo. El populismo amenaza a la globalización; las
preocupaciones acerca del bajo crecimiento dejan paso a los temores
inflacionistas; el eje del crecimiento se desplaza poco a poco desde los
estímulos monetarios de los bancos centrales a las políticas fiscales de los
gobiernos; y la fiebre normativa abre paso a movimientos de desregulación”,
Si se cumplen los
pronósticos, EE UU será quien más contribuya a la aceleración de la actividad
global. Trump tomará posesión como presidente el próximo 20 de enero.
Sus promesas electorales, bajadas de impuestos y aumento del gasto público,
podrían llevar a la economía americana a crecer a un ritmo superior al 2,2% en
2017. “Paradójicamente, la elección de Trump es un factor positivo a corto
plazo. Mejora las perspectivas de crecimiento y empleo, aunque a costa de algo
más de inflación. Como contrapartida, eleva el riesgo de desequilibrios (déficit
fiscal y deuda pública) en el medio y largo plazo”, según el citado
anteriormente, Informe de Estrategia de Bankinter.
La combinación prevista
para este 2017 de un dólar fuerte, tipos de interés al alza y amenazas
proteccionistas no es, en absoluto, un buen augurio para las economías
emergentes. Sin embargo, hay un factor que juega a favor de algunos de estos
mercados como es la recuperación del precio de algunas materias primas. “La
mejora de las commodities (mercancías) favorece asimétricamente a los
emergentes. Los productores de estas, básicamente economías latinoamericanas,
son los favorecidos, mientras que los países asiáticos quedan generalmente al
margen de esta mejora debido a que son más bien consumidores de materias primas
antes que productores de ellas”, explican en el citado informe de Bankinter.
Precisamente, según los
analistas del Bank of America Merrill Lynch, el repunte de las commodities,
sobre todo del petróleo, es uno de los factores que contribuyen a despertar un
viejo fantasma tras un largo periodo de letargo: las subidas de los precios.
Las presiones inflacionistas son especialmente palpables en Reino Unido por el
impacto de la depreciación de la libra tras el Brexit, y en EE UU debido a que
en un mercado laboral próximo al pleno empleo sería lógico ver alzas
salariales. Además, las medidas prometidas por Trump suponen más presión para
el IPC. “Esperamos que la inflación subyacente en EE UU continúe aumentando y
se acerque al objetivo del 2% de la Reserva Federal. Las políticas del
presidente electo son inflacionistas. En esta categoría entrarían los estímulos
fiscales, las restricciones a la inmigración porque reducen la fuerza laboral
disponible y las barreras al comercio que suponen mayores precios a la
importación de energía. El único factor corrector de los precios que vemos es
un dólar fuerte.
Según Goldman Sachs, otro
de los riesgos económicos que pueden truncar las previsiones de crecimiento
tiene que ver con el sentimiento antiglobalización y su impacto en el comercio
mundial. Una de las ideas de Trump durante la campaña fue la revisión de todos
los tratados internacionales, incluso prometió el levantamiento de un muro en
la frontera con México y más aranceles. La retórica proteccionista de Trump no encaja
bien con un crecimiento de los intercambios mundiales, que ya se habían
desacelerado en los últimos años. Será interesante ver la respuesta que dé el
resto de países a las posibles medidas proteccionistas de EE UU. Una solución
podría ser un aumento de los acuerdos bilaterales”.
La victoria de Trump o la
salida de Reino Unido de la Unión Europea son claramente movimientos involucionistas,
pero a muchos analistas les cuesta creer que se pueda dar marcha atrás a 25
años de globalización económica.
CHINA:
Se ha desatado una nueva
etapa de tensión entre China y Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. La
decisión de estas tres potencias de no reconocer oficialmente a la República
Popular como una economía de mercado, algo que reduciría significativamente los
aranceles de los productos importados de este país, ha enfurecido a Pekín, que
amaga con represalias que podrían empeorar la ya de por sí complicada relación
comercial entre China y el mundo.
En la práctica, durante
los últimos quince años, se han venido imponiendo aranceles más altos a los
productos chinos de lo que le hubiera correspondido según la norma general de
la OMC (Organización Mundial de Comercio). Todo ello como consecuencia del
protocolo firmado al adherirse el gigante asiático a esa organización.
Este protocolo, después
de quince años, caducó a mediados del pasado diciembre. Por lo que Pekín ha
comenzado a presionar para que sus productos sean más accesibles a los mercados
mundiales, mientras que Estados Unidos, Europa y Japón se resisten a aceptar el
cambio por la amenaza que los competidores chinos plantean a sus fabricantes.
Las economías citadas alegan
que China no ha cumplido sus compromisos y no se ha transformado en una
economía de mercado de pleno derecho.
Según Xue Rongjiu,
vicepresidente del Instituto sobre la OMC del Ministerio de Comercio, "el
problema no es que China sea o no una economía de mercado, es que Estados
Unidos, la UE y Japón están utilizando una obligación legal como excusa para
imponer barreras proteccionistas y no asumir que muchos de sus sectores están
perdiendo competitividad frente a los de China".
Un reciente estudio del
Economic Policy Institute sugiere que designar a China como economía de mercado
(eliminando los sobre aranceles existentes sobre esa economía) incrementaría
entre un 25% y un 50% las exportaciones del país hacia la Unión Europea en
comparación con los niveles del año 2011. También que se pondrían en riesgo
entre 1,7 y 3,5 millones de puestos de trabajo principalmente en Italia,
Alemania, España, Francia, Portugal y Polonia. Y el impacto podría ser incluso
mayor: "si la UE otorga este estatus sin que Estados Unidos haga lo mismo,
existe el riesgo de que todos los productos chinos sean desviados hacia allí y
abrumen el mercado”.
Por otro lado, el
crecimiento de la economía de China se ralentizará en 2017, ya que las autoridades
están ajustando su política monetaria, y aplicando otras restricciones para
evitar burbujas de activos, especialmente en el mercado inmobiliario.
La Academia China de
Ciencias Sociales (CASS, por sus siglas en inglés), un organismo de expertos
vinculado al Gobierno, ha informado que la economía del país se expandirá a un
ritmo más lento este año 2017 (un 6,5 por ciento de aumento de su PIB, lo que
podría constituir el menor crecimiento en más de 25 años, por debajo el avance
esperado de cerca de 6,7 por ciento para este año).
La desaceleración
anticipada en la segunda mayor economía del mundo se produce en un momento de ansiedad
surgida por la brusca caída del yuan, que durante noviembre pasado cedió a
mínimos de ocho años por las salidas de capital habidas en China, a raíz de la
victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Además, el rápido ascenso
de los créditos bancarios, el incremento del riesgo debido al aumento del
endeudamiento empresarial, y la especulación en el mercado inmobiliario,
constituyen una amenaza para la economía de China.
RUSIA:
Esta economía, de la que
no se publican, ni conocen muchos indicadores, puede estar recuperándose. La
recesión económica (caídas del PIB) en Rusia, (lleva en ella más de dos años),
podría dar paso a un leve crecimiento en 2017.
Según el primer ministro,
Dmitri Medvédev, “la economía está viviendo un saneamiento general de su
situación”. El organismo ruso de estadísticas, Rosstat, calcula para el año que
viene un crecimiento por encima del 1%. En 2016, la economía rusa, según la
misma agencia, se habrá contraído entre un 0,5% y un 0,6%. En 2015, decreció un
3,7%.
Según el banco de
inversiones Morgan Stanley, la economía rusa crecerá en 2017 un 1,2%. Afirma en
un informe, que el Banco Central de Rusia actuará con precaución para evitar riesgos inflacionarios e irá reduciendo los
tipos de interés de forma muy gradual y moderada. Este año la inflación podría
acabar en torno al 6% mientras que el Gobierno ruso confía en reducirla hasta
el 4% en 2017.
Por otro lado, se espera
que el barril de petróleo Urals, cuyo precio medio durante 2016 fue de 42
dólares, fluctúe por encima de los 50 en este 2017. Este dato es muy
importante, ya que la exportación de crudo petrolífero ruso aporta más de la
mitad de los ingresos presupuestarios al Estado.
La reciente decisión de
la OPEP y otros países exportadores de petróleo, entre ellos Rusia, de reducir
la producción ha elevado el precio del crudo y se espera que se mantenga
estable durante 2017. La primera consecuencia ha sido el fortalecimiento del
rublo.
La proximidad de las
elecciones presidenciales rusas, que deberán celebrarse en marzo de 2018, es
otro factor que contribuye a crear un ambiente propicio para la economía del
país. Los analistas estiman que, teniendo en cuenta que al frente continuará
con toda seguridad el presidente Vladímir Putin, tras los comicios se abordarán
en serio algunas asignaturas pendientes como las reformas estructurales.
También se espera una
distensión de los conflictos en Oriente Próximo, en Siria sobre todo, y un
acercamiento entre Washington y Moscú. Morgan Stanley señala que, tras la
llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, existe un 35% de probabilidad de que,
en 2017, EE UU levante a Rusia las sanciones.
ESTADOS UNIDOS:
El pasado mes de diciembre
la Reserva Federal subió los tipos de interés en Estados Unidos un
cuarto de punto. De forma que se han colocado en una banda entre 0,50% y el
0,75%. La decisión se ha tomado por unanimidad.
Este aumento se ha
producido un año después de que acabase el proceso de expansión cuantitativa de
la política monetaria, con una subida de un cuarto de punto. Las subidas serán, en todo caso, graduales. Son posibles
al menos tres subidas en este 2017. Todo va a depender, de cuales sean las políticas de Trump y su incidencia en
la evolución de los precios en Estados Unidos.
No obstante, los tipos de
interés estadounidenses se mantienen en un nivel históricamente bajo, ya que es
preciso seguir con esta política para apoyar a la economía, al menos, hasta la
próxima primavera. Se estima que tengan un crecimiento medio del 2% los
próximos dos años.
La mayoría de analistas señalan
que dependerá de la evolución del PIB, de los precios y de las políticas de
Trump. Si las subidas de precios son elevadas, la Reserva Federal deberá
incrementar las subidas de tipos.
La inflación sigue por
debajo del objetivo del 2%, y se espera un crecimiento próximo al pleno empleo,
pero con estabilidad en los precios.
Todo depende de cuales
sean las políticas de Donald Trump, la presidenta Yellen ha sido muy prudente, al
afirmar que desea "evitar dar consejos" a la nueva administración
sobre las políticas que debe adoptar. Es su manera de proteger la independencia
de la Fed, que se vio atacada por el propio Trump. También dijo que su equipo
está trabajando con el del presidente electo para que la transición se haga sin
sobresaltos.
Los mercados suelen
temblar con el alza de tipos, porque eleva el coste de los préstamos para el
consumidor y las empresas. La promesa del incremento del gasto de Trump y la
rebaja de impuestos contribuiría, sin embargo, a compensar ese efecto.
Trump, muy
optimistamente, prometió situar el
aumento del PIB próximo al 4%. La Fed anticipa un crecimiento del 1,9% este
año, que llegará al 2,1% en 2017. El efecto de los estímulos fiscales y del
gasto en infraestructuras no se notará, lo más pronto, hasta 2018 y dependerá,
en todo caso, de las medidas que vaya adoptando el Congreso. Por tanto, es
actualmente imposible predecir el futuro económico de Estados Unidos.
Aunque en un primer
momento los inversores reaccionaron con entusiasmo a la reforma fiscal y la
desregulación que promete el presidente electo, se basa todo en el optimismo: los
beneficios que puedan derivarse para las empresas, ser pueden perder por el
proteccionismo económico anunciado.
A su vez, la recuperación
económica puede verse fallida si el dólar se continúa apreciando al ritmo
seguido en los últimos meses, sobre todo si se intensifican las subidas de
precios, lo que obligaría a subir a mayor ritmo las tasas de interés.
La realidad, es que en
opinión de la propia presidenta Yellen, "hay un nivel considerable de
incertidumbre".
En ese sentido, el
presidente electo de Trump, agradeció a la compañía Ford su decisión de
cancelar una inversión de 1.600 millones en México para construir una planta de
montaje de vehículos en San Luis de Potosí.
Trump declaró: "gracias
a Ford por cancelar una nueva planta en México y crear 700 nuevos empleos en
EE.UU. Este es el inicio, viene mucho más".
El presidente de Ford,
Mark Fields, declaró que la cancelación de la inversión en México es un
"voto de confianza" de la empresa en Trump y sus políticas.
La
cancelación de la inversión de 1.600 millones de dólares en México se produce
después de que Trump amenazase meses atrás a Ford con la imposición de
aranceles aduaneros de hasta el 35 % a los vehículos producidos en México y que
son exportados a EEUU.
Trump no ha aclarado si
impondrá aranceles aduaneros a los Focus que Ford producirá en Hermosillo
(México) para exportar a Estados Unidos tras la cancelación de la construcción
de la planta de San Luis de Potosí.
También Trump ha
amenazado con la imposición de aranceles aduaneros a General Motors (GM) por
producir una de las versiones del Chevrolet Cruze en México.
GM aclaró posteriormente
que la mayoría de la producción del Cruze se hace en Estados Unidos y que sólo
una pequeña fracción de los vehículos de ese modelo vendidos en el país se
importa de México.
EUROZONA:
La inflación de la
eurozona ha abandonado la zona cero. Eurostat, la agencia estadística de la UE,
estimó el IPC del euro en el mes de diciembre en un 1,1%, el mayor nivel desde
septiembre de 2013 y cinco décimas por encima del dato de noviembre. Los
índices están aún muy lejos del objetivo del Banco Central Europeo del 2%, pero
los riesgos de deflación han quedado definitivamente atrás gracias, al repunte
del petróleo.
Y aun así, el indicador
más fiable de la evolución de los precios la inflación subyacente, sin contar
con la energía, y sin los elementos más volátiles, sigue en el 0,9%, apenas una
décima por encima de noviembre.
Para algunos analistas,
un repunte de la inflación “podría crear un círculo virtuoso”, que permitiera
al BCE una salida gradual de sus políticas no convencionales y daría algo de
aire a las cuentas de resultados de los bancos. La mala noticia es que eso se
dejaría notar también en un repunte de los tipos de interés de la deuda, con
los países, el sector financiero, las empresas y las familias aún muy endeudadas
en Europa. Y podrían provocar un repunte del euro, lo que es malo para las
exportaciones.
En todo caso, la realidad
es que, a pesar del repunte, la inflación europea sigue en el entorno del 1%. Y
las últimas alzas son casi puramente estadísticas: “la aceleración de la
inflación se esperaba, se daba por segura, pero los índices de precios tan solo
dicen que el paciente mejora, pero la enfermedad sigue ahí”.
Mario Draghi, presidente
del BCE, se enfrenta a un dilema: la debilidad de la recuperación económica, con una inflación
aún muy baja. El desempleo está en niveles alarmantemente elevados, pero va
cayendo. El Brexit, la elección de Donald Trump y el referéndum en Italia han
generado una sacudida tras otra, pero el mercado ha aguantado mejor de lo
previsto.
El BCE está cuestionado tanto
por los conservadores alemanes (que le exigen la retirada de los estímulos),
como por la izquierda europea, que le acusa de aumentar la desigualdad con una
política con la que gastará más de dos billones de euros en total, y que no
acaba de dar los resultados esperados.
No obstante, Draghi ha
anunciado una inyección adicional de algo más de medio billón de euros con el
programa de compra de activos, que se amplía hasta finales de 2017. Sus
argumentos son: “que la incertidumbre está por todas partes, especialmente en
el flanco político”.
Draghi ha anunciado,
reiteradamente, que la retirada de las medidas extraordinarias no está sobre la
mesa. Sin embargo, ha dado un primer paso hacia atrás, anunciado que “el
volumen de compras mensuales bajará de 80.000 a 60.000 millones a partir de
abril”.
Los mayores bancos
centrales del mundo han inyectado billones de euros en los últimos años con
programas masivos de compra de activos (los QE, siglas inglesas de quantitative
easing), pero algunos efectos de la Gran Recesión siguen ahí, riesgos
económicos y en plena metamorfosis por las incertidumbres políticas.
El BCE llegó tarde a los
estímulos monetarios. Pero anunció la tercera ampliación del programa europeo:
Draghi inyectará 540.000 millones adicionales en la eurozona ante la
acumulación de conflictos: la economía griega, la banca italiana, y las elecciones
que se avecinan en Holanda, Francia, y Alemania, que a juicio del BCE podrían
generar más y nuevos problemas económicos.
Draghi comprará deuda
pública y privada durante más tiempo: al menos hasta finales de 2017, nueve
meses más de lo previsto. Convencido de que Europa estaría mucho peor sin el
QE, Draghi podía optar entre ampliar el programa durante menos tiempo y dejar
intacto el volumen de adquisiciones mensuales (80.000 millones durante seis
meses), o extender más el plazo y reducir el tamaño de las compras (60.000
millones durante nueve meses). Esta última posibilidad es la elegida.
En todo caso, ha
anunciado tres medidas más:
El BCE se reserva la
posibilidad de aumentar de nuevo las compras “si las perspectivas económicas o
si las condiciones financieras empeoran”.
El QE europeo es ahora
más flexible, y permite incluso comprar bonos con rentabilidades más negativas
“si es necesario” (eliminando así uno de los actuales cuellos de botella del
programa)
Y Fráncfort prevé cerrar
el QE a finales de 2017, pero deja abierta la puerta para llevarlo aún más
allá, al igual que se reserva la posibilidad de seguir rebajando los tipos si
hace falta.
Los mercados han emitido
señales algo difusas: el euro se fortaleció primero y después registró bajadas;
las Bolsas subieron, así como los intereses de la deuda.
Mario Draghi ha postulado
de nuevo, aunque de forma tímida, un
giro en la política fiscal: los estímulos fiscales “deben acompañar la
recuperación, pero solo en los países con margen para ello. Hay que cumplir el
Pacto de Estabilidad: las reglas son esenciales para la confianza. Y sin
confianza es imposible completar la Unión Económica y Monetaria”.
El Gobierno de Italia ha
promulgado un decreto para rescatar con dinero público al banco Monte dei
Paschi (el tercer mayor banco del país) tras el fracaso de la entidad en su
intento de captar los 5.000 millones de euros que necesitaba para salvarse por
sus propios medios. El Ejecutivo de Paolo Gentiloni acordó destinar 20.000
millones de euros para salvar a la banca de Siena y para fortalecer las
entidades bancarias que presenten problemas financieros. La entidad toscana
buscaba 2.068 millones que le faltaban en fondos institucionales
internacionales, pero, tras semanas de agonía, no los consiguió.
El Monte dei Paschi de
Siena es el banco en funcionamiento más antiguo del mundo, y fue fundado en
1472. Es una entidad cotizada, con presencia en toda Italia, y algunas oficinas
también en ciudades como Londres, Shanghái, Fráncfort y Nueva York. Tiene
el mayor nivel de morosidad y activos tóxicos en proporción de los activos:
estos últimos son de 160.100 millones de euros y se calcula que los créditos y
productos dudosos e impagados ascienden a unos 47.000 millones. En Italia, por
activos, con las cifras del tercer trimestre, se coloca como cuarto mayor banco
comercial, tras Unicredit (875.000 millones) e Intesa Sanpaolo (714.397
millones), aunque la consolidación de la fusión de Banco Popolare y Banca
Popolare di Milano (con activos conjuntos de más de 170.000 millones), prevista
para el próximo mes, la relegará al cuarto puesto. Por tamaño, se trata de un
banco que en el caso de España, se colocaría entre Bankia y el Popular por
activos.
Por otro lado, aunque se
ha pedido que las negociaciones se realicen en total secreto, las instituciones
europeas mantienen una agria discusión con el FMI, respecto a la participación
del Fondo en el tercer rescate griego: la institución con sede en Washington ha
señalado que la deuda griega es sumamente insostenible, pero que no pide más
austeridad, pese a las acusaciones de Gracia, la Comisión Europea y el
Eurogrupo: si las metas fiscales no se suavizan, habría que acometer de nuevo
fuertes recortes “incompatibles con los objetivos de crecimiento”. La
pretensión de las instituciones europeas no cuadra. Pero la realidad, es que el
FMI quiere más reformas de calado, en todos los ámbitos, que afectarían a
aspectos sociales y económicos aún más sensibles.
ESPAÑA:
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha pedido a España que suba los tipos reducidos del
IVA, los impuestos especiales y la tributación medioambiental, incluyendo a los
carburantes. Además, ha instado a que se revise la eficiencia del gasto en
educación y sanidad. Y todo ello para conseguir, según la institución, una
reducción sostenida del déficit y la deuda pública, cuyo excesivo tamaño sigue
dejando a la economía española "muy vulnerable a las perturbaciones
exteriores"
En su análisis de la
economía española publicado cada año, la institución observa que el
déficit público puede acabar por encima de las previsiones originales.
"La atención inmediata debe centrarse en reiniciar una consolidación
fiscal gradual con el fin de situar el alto volumen de deuda pública en una
firme trayectoria descendente", afirma el Fondo en sus conclusiones. En
consecuencia, reclama un ajuste estructural del orden del 0,5% del PIB al
año, es decir, unos 5.500 millones de euros. Con este ritmo de ajuste
se podría lograr "un equilibrio adecuado entre el mantenimiento de la
recuperación económica y la sostenibilidad a largo plazo de las finanzas
públicas".
Frente a esas
declaraciones, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, no oyó esas recomendaciones
del FMI: "cuando algún organismo internacional nos recomienda subir
impuestos, el Gobierno no participa de esa opinión”.
Por otro lado, según la
información ofrecida por el Ministerio de Empleo, un aspecto positivo ha sido
que la economía española creó más de medio millón de puestos de trabajo durante
2016; la Seguridad Social sumó 540.655 afiliados, un incremento del 3,12% y la
mayor subida desde 2006.
El Paro Registrado se ha
situado a final de año, en algo más de 3,7 millones de personas (aquellos que
acuden a las Oficinas de Empleo como demandantes de un puesto de trabajo), sumando
menos personas (390.534 desempleados menos). Ya hay 17,849 millones de
cotizantes con empleo, el dato más alto desde octubre de 2009. Pero los
empleados temporales y/o a tiempo parcial dados de alta en la Seguridad Social
suponen el 40,2% de los que trabajan por cuenta ajena, la tasa más alta desde
el mismo mes de 2007, aunque entonces en el mercado laboral había 14,9 millones
de asalariados y ahora suman 13,35 millones de personas.
En todo caso, lo
contradictorio, es que la precariedad laboral ensombrece esas cifras: el número
de contratos temporales ha vuelto a superar el registrado en la serie
histórica. La recuperación de los contratos de obra y servicio, debida al
aumento de los contratos de muy corta duración: una semana o menos. En
consecuencia, ha vuelto a aumentar la rotación involuntaria, como señalan las
incesantes altas y bajas en la afiliación a la Seguridad Social, y el número de
parados que se dan de alta y de baja a finales de mes. De esta forma, aunque la
caída del número de desempleados es muy importante, la cifra de altas como
demandantes de empleo es aún un 25% mayor que antes de la crisis.
La realidad, por otro
lado, es que, según un estudio de Fedea, las Oficinas de Empleo son de poca
ayuda para encontrar trabajo. Apenas un 1,7% de quienes en 2015 salieron del
paro, lo hicieron gracias a su intermediación. Además de esto, que es su
objetivo último, hay otros indicadores que apuntan en la misma línea. Los
inscritos en los servicios públicos de empleo tenían que esperar una media de
9,5 meses para recibir una primera atención de política activa (entrevista
personalizada, orientación o formación) que les ayude a volver al mercado
laboral. Un tercio del colectivo incluso tiene que esperar al menos un año para
recibir esta atención.
Sin embargo, las previsiones
para el recién iniciado 2017, no son tan halagüeñas: la disminución en la
actividad que será menos intensa que en el año finalizado, se dejará sentir en
el empleo en forma de creación de menos puestos de trabajo.
La CEOE estima que si el
año pasado se crearon 498.700 empleos, en 2017 la cifra bajará a 403.400
puestos.
El
propio Gobierno estima que el ritmo de creación de empleo a tiempo completo
bajará del 2,9% de 2016, al 2,4% de 2017. Pese a ello, el
Ejecutivo contempla que la tasa de paro bajará en dos puntos en 2017 del 19,6%
al 17,6%. El objetivo del Gobierno es que entre 2017 y 2019 se generen
unos 474.000 empleos al año para así alcanzar la cifra de 20 millones de
ocupados.
Para los sindicatos el
repunte no es suficiente y reclaman mayores salarios y cambios en la reforma
laboral: “el crecimiento económico
ha permitido recuperar todas las rentas perdidas, mientras que los salarios se
han devaluado de forma considerable”, según CC.OO.
Según la UGT, “el modelo
está agotado. La cantidad de empleo que se crea por cada punto del PIB es ya
del 99%. Pero ni suben salarios ni, por ende, cotizaciones. El próximo año, se
crearán menos puestos de trabajo que en 2016”.
Los Sindicatos
mayoritarios proponen un aumento salarial de entre el 1,8% y el 3% para 2017,
mientras que CEOE sugiere que no sobrepase el 1,5%. La patronal ha seguido
solicitando rebajas de las cotizaciones sociales, “que posibiliten subidas salariales
y creación de empleo”.
La mayoría de los
servicios de estudios también contemplan una moderación del ritmo de creación
de empleo en 2017: las causas están ligadas a la desaceleración de la actividad
económica: “la principal será la caída de la demanda. Todos los estímulos de la
economía española perderán impulso en 2017. El precio del petróleo dejará de bajar, el turismo quizá no sea tan
positivo como en 2016 y quizá los tipos de interés no estarán al mismo nivel”.
Por otro lado, la tasa de
variación anual del IPC en España en diciembre de 2016 ha sido del
1,5%, 8 décimas superior a la del mes anterior. La variación mensual del IPC
(Índice de Precios al Consumo) ha sido del 0,6%, de forma que la inflación
acumulada en 2016 es del 1,5%.
Este incremento se
explica, principalmente, por la subida de los precios de los carburantes
(gasoil y gasolina) frente a la bajada que experimentaron el año pasado.
MERCADOS:
Al cierre del año 2016,
el Ibex 35 no ha logrado
un balance que evite las pérdidas en el conjunto del año y se consoló con que ese
mes fuese el mejor diciembre en 20 años, al subir por encima del 7,30%, un
porcentaje que no se veía desde 1996, cuando el índice cerró diciembre con un
alza del 10,43%. Sin embargo, la Bolsa se ha alejado de terminar 2016 con ganancias, aunque
consiguió mantenerse por encima de los 9.300.
No obstante, se ha
situado en una rentabilidad por dividendos próxima al 4,5%, una de las mayores
de los principales mercados del mundo.
EMPRESAS:
De nuevo Inditex, el
grupo propietario de cadenas como Zara y Massimo Dutti, mejoró sus cifras: ha
registrado ventas en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal por valor
de 16.403 millones de euros, un 11% más que en el mismo periodo de 2015. Ganó
en total 2.205 millones de euros, un 9% más. La compañía presidida por Pablo
Isla señala que ha abierto 227 tiendas en 50 países entre febrero y octubre. Al
cierre del trimestre Inditex operaba 7.240 tiendas en 93 mercados.
El grupo textil, con sede
en Arteixo, durante los últimos doce meses ha generado más de 9.245 nuevos
puestos de trabajo en todo el mundo, -uno de cada cinco de ellos en España-. En
concreto, ha generado 1.709 empleos en el mercado español. También destaca que
ha incorporado el pago con móvil en todas las cadenas, que completó la
instalación de contenedores de recogida de ropa usada en todas sus tiendas de
España y que ha abierto su primera tienda en Vietnam (en Ho Chi Minh) y en
Auckland, Nueva Zelanda.
La apertura de tiendas
físicas se ha producido en todas las áreas geográficas, manteniendo el ritmo de
crecimiento de la superficie comercial con la incorporación de establecimientos
muy relevantes de todas las cadenas. El número de tiendas se ha incrementado en
101 en Europa, 41 en el continente americano y 85 en Asia y el resto del mundo.
Todos los formatos comerciales del grupo han incrementado el número de tiendas.