Desde hace tiempo, la
sociedad en general y, en particular, la economía se mueve a una aceleración
vertiginosa. Por si era poca la incertidumbre que generaba la guerra comercial desencadenada
por Trump, y el Brexit del Reino Unido, ha aparecido una amenaza aún más grave
para la salud de la población mundial y, para colmo, amenazando a la economía
global o mundial con una recesión, que, en caso de prolongarse y agudizarse en
el tiempo, tendrá unos efectos impredecibles.
GLOBAL:
El Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional (FMI) habían señalado que estaban “listos y comprometidos”
con la contención del coronavirus. Pero tras el movimiento de la Reserva
Federal de bajar medio punto los tipos de interés en Estados Unidos, el Banco
Mundial ha anunciado un paquete de 12.000 millones de dólares (10.730 millones
de euros) para reforzar los sistemas de salud de países en vías de desarrollo,
tratando de frenar la epidemia que ha disparado todas las alarmas sanitarias y
económicas (se trata de líneas de financiación con condiciones favorables y
tipos de interés bajos para países de renta baja y media que no han sido concretados).
El Banco Mundial ha
señalado que ayudará a la formación del personal sanitario frente al Covid-19 y
mejorará las comunicaciones y la “participación de la comunidad” para “mantener
la confianza pública” en las instituciones y, sobre todo, mejorar el acceso al
tratamiento de los pacientes más pobres.
La realidad se está
imponiendo, y es que la crisis del coronavirus se está convirtiendo en una
amenaza mucho mayor que las tensiones comerciales del año pasado.
La OCDE ha señalado que,
si la epidemia se prolonga más allá del verano y se vuelve más virulenta, la
economía mundial sufrirá un severo frenazo. Pronostica que, en este caso, el
PIB global crecerá un 1,5% en 2020, la mitad que la anterior previsión
realizada hace tan solo cuatro meses (2,9%).
China y los países más
desarrollados del hemisferio norte serían los más perjudicados. La OCDE
advierte además sobre el riesgo de recesión en Europa, y advierte que “hay
un escenario malo y otro aún peor. En el menos malo, que es por el que apuesta
por el momento y que tiene como base que se supere el pico del Covid-19 en esta
primera parte del año y que sus efectos mundiales sean “suaves”, la OCDE
proyecta un crecimiento global para 2020 de 2,4%, medio punto menos de lo
previsto en su último informe en noviembre (2,9%).
Los problemas podrían ser
aún mayores en caso de confirmarse las peores predicciones acerca del
coronavirus. Según el informe de la OCDE
que titula Coronavirus: la economía mundial amenazada, un brote
“más intenso y duradero” podría hacer que el crecimiento de la economía mundial
cayera al 1,5% este 2020, la mitad de lo proyectado antes de que estallara el
virus. Este escenario, advierte la OCDE, -por teleconferencia en vez de la
tradicional sesión presencial en la sede en París “podría empujar a numerosas
economías a la recesión, incluidas las de Japón y la zona euro. Una respuesta
coordinada del G20 en materia política sanitaria, fiscal y monetaria enviaría
un mensaje de confianza muy fuerte. Esto ayudaría en dos años a la recuperación
de casi todas las pérdidas incluso en el peor de los escenarios”.
Todas las regiones del
mundo se ven afectadas por la rebaja de las previsiones: para la eurozona, la OCDE
prevé ahora un crecimiento este año de 0,8%, frente al 1,1% que vaticinaba hace
poco más de tres meses. Para 2021, las proyecciones no se mueven del 1,2%.
Respecto a las tres
economías europeas más importantes, la de Italia (el país más afectado),
es la que más sufre, con una revisión a la baja de 0,4 puntos porcentuales
desde noviembre que lleva a un crecimiento cero a su PIB este año. Francia
mientras tanto crecerá a un tímido 0,9% (1,2% en noviembre) y Alemania a un más
flojo aún 0,3% (0,4%).
Las perspectivas para
Estados Unidos solo caen ligeramente a 1,9% (-0,1), por ser menos dependiente
que otras economías, como las asiáticas, a la china. No obstante, señala la
OCDE, también en estos países “la caída de la confianza, las interrupciones en
las cadenas de suministros y una demanda externa más débil moderarán las
perspectivas de crecimiento”.
China sufrirá un impacto
mayor. El PIB crecerá este 2020 solo 4,9% (ocho décimas menos de lo que se
proyectaba en noviembre).
La OCDE insiste en la
necesidad de “reforzar las acciones de política para contener la propagación
del virus, reforzar los sistemas de salud, impulsar la confianza y la demanda y
limitar los efectos adversos del suministro. Es esencial que se establezca un
diálogo multilateral que permita acordar medidas apropiadas de contención para
restringir la expansión del coronavirus y limitar sus costes económicos”.
También la agencia
Standard & Poor´s (S&P) ha señalado que la amenaza ha aumentado, ya que
las cuarentenas dañarán las exportaciones y, sobre todo, el turismo. El
deterioro de China y Estados Unidos socavará el comercio con la eurozona.
El deterioro no solo
afectará a las ventas exteriores. La demanda interna también sufrirá. En
Italia, las cuarentenas y el cierre de tiendas y restaurantes están
constriñendo el consumo. En el resto de Europa, los consumidores podrían
detener sus compras no esenciales y posponer planes. En medio de las
cancelaciones que ya están ocurriendo de grandes eventos, destaca que España es
el país más dependiente del turismo, al suponer un 11% de su PIB.
S&P destaca que las
medidas fiscales podrían ayudar a restaurar la confianza, pero advierte de que
algunas economías no disponen de margen de maniobra. Se propone centrar los
créditos fiscales a evitar apuros en las empresas, sobre todo en las
pymes.
Si se diese una pandemia
aguda, y una parte importante de las plantillas empresariales cayese en
cuarentena, se produciría un enorme problema por la falta de trabajadores y la
importante caída de la demanda.
Por su parte el FMI,
además de empeorar sus expectativas, ha movilizado un paquete de 50.000
millones de dólares (45.000 millones de euros), para ayudar a los países pobres
y emergentes a combatir la expansión del coronavirus.
JAPÓN:
Durante el último
trimestre de 2019, el PIB de la economía de Japón retrocedió un 6,3% (su peor
dato en cinco años). Sin embargo, lo peor puede estar por llegar, de nuevo por
la aparición del coronavirus.
El virus afectará
principalmente a las llegadas de turistas y a las exportaciones, pero también
podría pesar bastante en el consumo interno. Según el analista Taro Saito del
instituto NLI, “si esta epidemia no se contiene para cuando se celebren los
Juegos Olímpicos de Tokio, el daño a la economía será enorme".
Se trata del segundo país
más afectado por el brote, a la zaga de China, donde se originó. Pero, más allá
de ambos países, el coronavirus también ha hecho mella a las perspectivas en otras
economías clave para el continente asiático: Singapur, por ejemplo, acaba de
reducir sus proyecciones de crecimiento para 2020 y Tailandia ha visto mermadas
sus expectativas al nivel más bajo en un lustro.
La economía de Japón
desde hace décadas está instalada en la llamada “japonización o trampa a la
japonesa”. Algo que para muchos analistas ya se ha trasladado a la economía
europea como una realidad que se ha impuesto.
En la economía de Japón,
durante, nada menos que once de los últimos veinte años, la inflación media ha
sido negativa (deflación, aunque moderada) y el año pasado su PIB creció un
0,8%. En las últimas dos décadas, su crecimiento económico solo ha superado el
2% en tres ocasiones. El país está muy lejos de ser aquella locomotora
económica que fue, cuando sorprendía al mundo con cifras de dos dígitos de
aumento de su PIB durante la década de los años 60.
Sin embargo, Japón cerró
el año 2019 con una tasa de desempleo muy baja (el 2,4%). Y el tipo de interés
de referencia a corto plazo en Japón es negativo (un -0,1% a los depósitos de
los bancos). Para reactivar la economía, el mensaje oficial no es otro que el
de “gaste usted, consuma e invierta”.
Frente a este nivel tan
exiguo de los tipos de interés, con una reducida rentabilidad para los bancos por esa
circunstancia, la banca nipona ha transformado a sus tradicionales sucursales
en algo más que oficinas: se han convertido en establecimientos en los que no
solo se puede abrir una cuenta bancaria, sino tomar un café, beber un vino de
autor o usar como espacio de coworking, entre otras posibilidades.
En la economía de Japón,
como consecuencia de los tipos de interés cercanos al cero ha disminuido la
morosidad bancaria, motivando una necesidad menor necesidad de provisiones por
el deterioro de valor de sus créditos.
La rentabilidad de la
banca japonesa sobre sus fondos propios oscila entre el 5 y el 7%.
ESTADOS UNIDOS:
Por sorpresa, la Reserva
Federal de Estados Unidos ha tratado reorientar su política monetaria ante la
amenaza del coronavirus: ha rebajado medio punto el tipo de interés, por la que
esta tasa de referencia ha quedado entre el 1% y 1,25%.
Pues bien, en un primer
momento la Bolsa de Wall Street la acogió con fuertes subidas que, sin embargo,
duraron poco. Las Bolsas mundiales cayeron con una fuerza que no se veía desde
hace años.
Se acordó por unanimidad
el primer recorte desde la crisis de 2008 (tras el colapso de Lehman
Brothers). Veremos que ocurre en la próxima reunión en marzo próximo.
Y es que también el Banco
Central de Estados Unidos ha señalado que “el coronavirus plantea riesgos
crecientes para la actividad económica. Por eso estamos monitorizando de cerca
los desarrollos y sus implicaciones para las perspectivas económicas, y
utilizaremos las herramientas, actuando de manera apropiada para apoyar la
economía”.
California
ha declarado el estado de emergencia tras anunciar la primera muerte por
coronavirus, lo que eleva a 11 el número de víctimas del covid-19 en Estados
Unidos, y la Casa Blanca ha decidido extender el uso de los kits de
prueba para detectar el virus a todo el país. Las cifras publicadas
correspondientes a Estados Unidos, tienen un notabilísimo retraso en su
publicación.
UNIÓN EUROPEA:
Para no variar, siguiendo
con las malas noticias, la ralentización de la zona euro es un hecho. Ya
durante el pasado 2019 la economía europea creció menos. Italia y Francia han
tenido tasas negativas de crecimiento, y Alemania se ha estancado.
Pues bien, ¿qué va a
pasar en los próximos meses con la amenaza del coronavirus? ¿Cómo puede verse
afectada España?
La zona euro sigue
estancada. La mayor parte de los analistas indican que volverá a crecer un 1,2%
en 2020 pero es posible que haya que recortar algo esa previsión como
consecuencia de los factores geopolíticos y sanitarios existentes. Sin olvidar el
impacto potencial del coronavirus, no tanto por la incidencia previsible de
mortalidad -factor realmente difícil de determinar- sino por la parálisis que pueda producir en
determinados territorios.
Las cadenas globales de
valor ya se están viendo afectadas de forma significativa por el coronavirus,
lo que era previsible por la caída significativa del comercio: no solo es
difícil poder enviar productos para vender, sino que las empresas de todo el
mundo tienen problemas para recibir los productos intermedios que necesitan
para completar la producción.
La Comisión Europea ha
señalado que “el coronavirus ha empezado a recaer sobre la economía europea,
por lo que el impacto será seguro, si bien considera que aún es pronto para
hacer una previsión sobre su magnitud”.
Concretamente, la
economía italiana, que ha caído un 0,3% en la última parte de 2019, venía de
tener un crecimiento exiguo en los últimos trimestres y ya había encadenado dos
trimestres en negativo (lo que se considera ya recesión técnica) en 2018.
Según la Gestora de
Inversión AXA IM, "hasta ahora, el impacto económico de la epidemia del
Covid-19 ha sido de un shock en el suministro de productos, pero la aparición
de un foco de contagio espontáneo en Italia ha cambiado la dimensión del
problema. Las zonas afectadas son cruciales en términos de producción:
Lombardía, Véneto y Emilia-Romagna representan por sí solas el 40% del PIB en
Italia y el 6% del PIB total de la eurozona".
Por otro lado, la
economía de Francia se ha contraído un 0,1% en el último trimestre. Los
expertos achacan parte de su caída a las continuas huelgas por la reforma de
las pensiones que vivió el país vecino en esos meses. ¿Cómo afectará la crisis
sanitaria a la economía gala? Todo va a depender de como afecte al tejido
empresarial francés.
Por su parte, según la
Gestora de Inversión AXA IM, Alemania registró en el último trimestre de 2020 un
crecimiento del 0% y el impacto del coronavirus podría llevarla a la
contracción. "Los datos de actividad en Alemania ya eran pobres antes del
estallido del brote, pero hay un desafío a corto plazo: la dependencia de
Alemania de la demanda china de bienes, con la inversión empresarial menos
dinámica, algún daño será inevitable. Alemania se verá sometida a un evidente examen,
ya que China es ahora su mayor mercado de exportación".
La exposición de la
economía de la región del euro al coronavirus es notoria: sus exportaciones de
bienes a China valen casi el 3% del PIB alemán, el doble de importantes que
para la zona del euro en su conjunto.
Según la mayoría de
analistas, en la eurozona “hay muchas posibilidades de recesión técnica porque
el coronavirus está teniendo efectos en la economía real de una manera directa
o indirecta. La probabilidad de recesión es mayor si el PIB mundial se
desacelera más rápido".
Según la Agencia Reuters,
el BCE, con un margen de acción mucho más estrecho en política monetaria,
ya está trabajando en medidas para proporcionar liquidez a las empresas
afectadas por las consecuencias económicas del brote de coronavirus. Una
de las posibles medidas podría incluir una operación de refinanciación a largo
plazo dirigida a las pequeñas y medianas empresas, que pueden ser las más
afectadas por la situación.
En este sentido, la
presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que “el banco está listo
para tomar medidas apropiadas y específicas”.
El impacto del coronavirus está afectando
fuertemente al turismo: ha crecido el número de países que recomiendan
evitar los viajes a Italia, Bosnia, Irlanda, Croacia o Israel, y en España a ciertas
zonas. Han caído en picado las reservas turísticas. La cancelación del
carnaval de Venecia, el cierre de todos los espectáculos musicales y teatrales
y la cancelación de ferias y congresos han sido el primer aviso.
La prueba de fuego será la
Semana Santa. En Italia, los operadores empiezan a temer que se cumplan las
peores previsiones. Nápoles ha perdido 15.000 visitantes y se espera que la
demanda caiga un 30% para el periodo vacacional. Venecia ha anunciado que ya ha
habido un 40% de cancelaciones. Los peores datos los aporta la región de Lacio,
con Roma como foco principal del turismo: la caída de reservas alcanza
alrededor del 60%.
No es de extrañar que,
tras años de exigir la estabilidad de las cuentas públicas, los ministros de
finanzas comunitarios hayan acordado dar a sus cuentas públicas una orientación
presupuestaria “ligeramente expansiva” en 2020 y 2021: los países de la UE
podrán salir de las reglas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento para afrontar
la crisis del coronavirus. Tras una reunión telefónica con los ministros
de Finanzas de los Veintisiete, el presidente del Eurogrupo, Mário
Centeno, señaló que los Gobiernos pueden pedir a la Comisión Europea emplear la
“flexibilidad” que contemplan las normas para atender “circunstancias
inusuales” siempre que lo hagan de forma temporal, los gastos estén vinculados
a la crisis sanitaria y preserven su sostenibilidad fiscal. Los socios europeos
se comprometieron a “coordinar sus respuestas” a los efectos económicos del
brote, si es necesario, mediante “medidas fiscales”.
Bruselas advertía de que
la epidemia podía golpear a la economía de la zona euro con más o menos
fuerza dependiendo de su duración y del calado de las medidas que se
adoptaran para afrontarla. Y estas cada vez son más drásticas: cancelación de
grandes eventos y congresos, suspensiones de vuelos y reservas hoteleras,
escasez en algunas fábricas… Según el presidente del Eurogrupo, “este brote
está teniendo un impacto negativo en la economía global, pero el alcance y la
duración del problema aún es incierto en este momento”
Italia, por
ejemplo, ha decidido lanzar un plan de 3.600 millones de euros para paliar
el efecto del brote. Sin embargo, los ministros de Finanzas se comprometen a
actuar juntos si la actual situación va a más. “Dado el impacto potencial sobre
el crecimiento, incluida la interrupción de las cadenas de suministro,
coordinaremos nuestras respuestas y estaremos listos para usar todas las
herramientas políticas adecuadas para lograr un crecimiento fuerte y sostenible
y protegernos contra una mayor materialización de los riesgos a la baja”.
De momento, los países
podrán usar la flexibilidad que les permiten las reglas del Pacto de
Estabilidad y Crecimiento. Es decir, desviarse temporalmente de los objetivos
de déficit y deuda para atender esta emergencia. “Esta cláusula se puede usar,
en la medida necesaria, siempre que se demuestre que el gasto adicional está
relacionado con el acontecimiento inusual y si es solo de naturaleza temporal”.
En todo caso, el presidente del Eurogrupo, ha señalado que “corresponde a la
Comisión implementar las reglas y evaluar las peticiones de los países miembros”.
Por otro lado, el presidente
del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE),
a raíz de la expansión del coronavirus, ha enviado una carta a las principales
entidades financieras europeas: el organismo insta a los bancos a que “revisen
sus planes de continuidad de negocio y adopten las medidas necesarias para
minimizar los posibles efectos adversos de la Covid-19”. Entre los cometidos
que reclama a las entidades se incluye “considerar el escenario de una pandemia
en los planes de contingencia", así como “incluir la gobernanza” y
"pasos a adoptar para garantizar la continuidad operativa y análisis de
riesgos”. Algunos directivos de entidades consultados apuntaron que era la
primera vez que veían unas recomendaciones tan profundas y concretas que
afectan a las principales funciones de un banco.
Se señala en la carta que
se debe “valorar y testear la capacidad de que el personal crítico pueda
trabajar de forma remota”. También pide el BCE que se evalúe “la capacidad e
infraestructura de seguridad IT”, es decir la tecnológica, “ante un potencial
incremento de ciberataques”. Incluso se indica que deben conocer “la capacidad
de las infraestructuras de mercado y proveedores de servicios críticos para
afrontar una situación de pandemia”.
En el comunicado, se
explica que los bancos deben contactar con el grupo de inspectores del BCE que
tiene asignada cada entidad “si se identifican riesgos al realizar las comprobaciones
mencionadas". "Adicionalmente se solicita enviar a los inspectores
los datos de contacto de una persona responsable de la continuidad de negocio
en caso de pandemia”.
REINO UNIDO:
Si bien la realidad es
que está prácticamente todo por negociar, Boris Johnson, ha amenazado con
abandonar parcialmente el acuerdo del Brexit suscrito con Bruselas y
renunciar a la Declaración Política que especificaba la voluntad de ambas
partes de alcanzar una relación "ambiciosa, amplia, profunda y
flexible". El Gobierno británico ha advertido incluso de que puede retirarse de la mesa negociadora en
junio y optar por un "no acuerdo" económico si la UE no
reconoce la "libertad regulatoria" del Reino Unido para sellar un
tratado comercial similar a los alcanzados por Canadá y Japón
Aunque la Declaración
Política se consideraba como no vinculante, al menos creaba las bases para
mantener "una relación comercial de bienes tan estrecha como sea posible,
con vistas a facilitar el comercio legítimo y la creación de un área de libre
comercio". El texto reconocía también la intención de Londres y Bruselas
de buscar un equilibrio "que garantice la integridad del mercado único y
la unión aduanera, así como la soberanía del Reino Unido". También marcaba
las pautas en materias de seguridad,
cooperación institucional, transporte.
La decisión de Boris
Johnson de renunciar a estas alturas a la "declaración política" se
interpreta como un paso decisivo hacia su intención de optar en última
instancia por un Brexit sin acuerdo económico. El "premier" sostiene
que su victoria electoral del 12 de diciembre, en la que logró la
mayoría absoluta, es un mandato para "recuperar la independencia económica
y política de la UE".
El "premier"
recalcará que la supuesta "independencia" arrancará el 1 de enero del
2021, al término del improrrogable período de transición.
ESPAÑA:
Lo más curioso es que en
el cuarto trimestre del año pasado, haya habido un empeoramiento de las
economías del euro en general, mientras que la economía española ha mejorado al
crecer un 0,5% frente al 0,4% del trimestre anterior.
Pero es irremediable que
la desaceleración económica de nuestros socios afecte al crecimiento español.
Todo ello agravado por la incertidumbre y ampliación del coronavirus.
Según un informe del Ministerio
de Industria, las exportaciones españolas de bienes aumentaron en 2019 un 1,8%
hasta un récord de 290.000 millones. Se trata del menor crecimiento desde 2010
y una fuerte desaceleración frente el 3,3% de 2018 y el 7,7% de 2017. Además,
crecen ligeramente menos que la media de la zona euro, que suma un 1,9%. Y se
pierde cuota respecto a Francia e Italia, cuyas ventas suben un 2,9% y un 2,3%,
respectivamente. El dato no es tan malo si se tiene en cuenta que el comercio
mundial hasta noviembre bajó un 0,5%.
Una parte de la
desaceleración de nuestras ventas al exterior, se debe al automóvil (sus ventas
al exterior retrocedieron un 0,1%, sobre todo por los componentes, que caen
cerca de un 5%).
Ahora bien, las
importaciones crecieron menos que las exportaciones: un 1%, hasta un máximo de
322.000 millones (en volumen han caído un 3,82%). Por esta razón, el déficit
comercial de mercancías español se redujo un 5%, hasta casi 32.000 millones.
En relación al sector
turístico, el temor a viajar a Italia también está afectando a los agentes
turísticos en España: hay cancelaciones moderadas en toda Italia y un poco más
fuertes en la zona norte, y en China la situación está paralizada por completo.
La situación está “paralizada por completo en China. Habrá que esperar para ver
la incidencia en la Semana Santa.
Con respecto al Paro
Registrado en las Oficinas de Empleo, este se redujo el pasado febrero en
7.806 personas, hasta un total de 3.246.047 desempleados personas respecto al
mismo mes del año anterior. En términos desestacionalizados, el paro disminuyó en febrero en 19.043
personas, mientras que, en el último año, el desempleo acumula un
descenso de 42.993 personas (-1,3%).
Por sectores, el Paro Registrado en la industria bajó en
febrero en 2.259 personas; en construcción, en 4.819; y en servicios, en
9.485. Frente a esto, subió en la agricultura, en 2.855, y en el colectivo sin
empleo anterior, en 5.902.
El desempleo masculino
bajó más, en 7.005 hombres hasta los 1,34 millones, mientras que solo descendió
en 801 mujeres hasta los 1,89 millones. Por edades, el desempleo entre los
menores de 25 años aumentó en febrero en 7.208 personas mientras que bajó en
15.014 en los de más de 25 años.
Y por comunidades, en
términos mensuales, el paro registrado bajó en once de ellas, principalmente en
Canarias, Baleares y Castilla-La Mancha.
En febrero, se firmaron
1,59 millones de contratos, lo que supone una subida del 1,51% sobre el mismo
mes del año pasado. De ellos, 178.193 fueron contrataciones indefinidas, el
11,2% del total, y el resto, 1,4 millones, el 88 %, eran contratos temporales.
Trabajo destaca que no se firmaban tantos contratos indefinidos en un mes de febrero,
desde 2009.
Según el Banco de España,
también ha mejorado la economía española en sus cuentas públicas: la deuda de
las Administraciones públicas ascendió a 1,189 billones de euros en diciembre,
una cantidad equivalente al 95,5% del PIB. Se trata de un descenso de algo más
de dos puntos porcentuales respecto al año pasado y la menor tasa desde 2012.
Lo anterior significa el
cumplimiento de nuestra economía con el objetivo marcado por Bruselas de
rebajar la Deuda por debajo de una cifra equivalente al 96% del PIB.
Por otro lado, según
el INE, la
construcción ha encadenado dos trimestres consecutivos en negativo al
cierre del año pasado, por lo que ha entrado en recesión.
Entre octubre y
diciembre, la construcción sufrió un desplome trimestral del 1,7% en el PIB,
que se sumó al retroceso del 0,3% anotado en el trimestre anterior.
La inversión en
construcción ha pasado de avanzar a tasas anuales del 7% a retroceder un
3,5% al cierre de del pasado 2019. Si se toma solo la construcción de vivienda,
rozaba crecimientos del 12% hace un año, y ahora solo suma un 3%.
La que se ha hundido ha
sido la inversión no residencial (edificaciones privadas como naves
industriales, centros comerciales u oficinas), ya que caído un 12%.
MERCADOS:
El coronavirus ha dado lugar
al pánico en los mercados Si bien la fuerte caída registrada por la Bolsa en
las últimas jornadas incitaba a pensar que, a esos actuales precios, volverían
las compras al mercado, ha cundido, quizá, el peor enemigo de las Bolsas: el
miedo.
Los índices bursátiles de
todo el mundo, se han despeñado viviendo una de sus peores rachas desde la Gran
Recesión desencadenada en el año 2008.
El pánico por la expansión
del coronavirus ha hundido al selectivo español en algunos momentos por
encima del 12% (una pérdida de 74.000 millones de euros en la capitalización
bursátil de los 35 valores del Ibex).
Se debe extremar la
prudencia, ya que la crisis del coronavirus amenaza con más jornadas
de volatilidad.
Con respecto al mercado
de divisas, los más prestigiosos analistas de los bancos de inversión del mundo
se han equivocado: según sus predicciones, el euro debería haberse apreciado
respecto al dólar. Cosa que no ha ocurrido, ya que, en estos primeros meses de
2020, ha sido la divisa estadounidense la que llegó a revalorizarse algo más
del 3%. No obstante, ha recuperado los niveles que venía manteniendo
anteriormente.
La explicación a esta
circunstancia, hay que buscarla en las expectativas de la evolución de ambas
economías europea y estadounidense; los tipos de interés y sus previsiones; la
capacidad de refugio de ambas divisas; y, de nuevo, la crisis nacida del
coronavirus chino. Hay que añadir a todo ello, la salida del Reino Unido de
Europa -con todo por decidir y acordar-
y sus repercusiones comerciales.
En relación al Euribor
(principal índice al que se referencian los tipos de interés de las hipotecas),
cerró el mes de febrero con nuevos descensos: una bajada de tres puntos básicos
frente a enero, y unos 28 puntos básicos inferior al de hace cuatro años.
El efecto sobre las
hipotecas con tipos de interés variables es un sensible abaratamiento de su
coste: aquellos que tengan su revisión anual de los tipos de interés de su
hipoteca, notarán como la cuota será más baja este año, puesto que el euríbor
se encuentra ahora unos 18 puntos básicos por debajo del nivel alcanzado hace
12 meses (-0,108).
Aún más relevante es la
disminución con respecto a hace cuatro años. El prestatario o endeudado que, en
febrero de 2016, hubiera tenido un préstamo hipotecario de 150.000 euros a 30
años con un interés compuesto por el euríbor más un diferencial del 0,99%,
habría visto menguar sus cuotas de los 479,77 euros mensuales que pagaba en
aquel entonces, a los actuales 462,47 euros. Siguiendo la evolución del
euríbor, en estos cuatro años hubiera ahorrado unos 207 euros.
La mayoría de analistas
esperan que el Euríbor permanezca en terreno negativo un año más, por lo menos.
Por otro lado, la Organización
de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha confirmado que la demanda
global de petróleo ya está sufriendo el golpe del coronavirus, en buena
medida por las cancelaciones habidas en los vuelos comerciales. El cartel ha
reducido el incremento previsto del consumo global de crudo para el conjunto
del año en 230.000 barriles diarios, dejando el aumento final en menos de un
millón de barriles por día: una merma de casi la quinta parte de lo esperado
hasta ahora.
Rusia está en contra de las medidas adoptadas por la OPEP, lo que ha dado lugar a una guerra de precios, que ha acabado hundiendo el precio del petroleo.
EMPRESAS:
El
Corte Inglés ha cerrado la refinanciación de su deuda financiera por importe de
2.000 millones de euros, lo que le permitirá pagar menos intereses, a mayor
plazo y evitando algunas garantías. El nuevo préstamo consta de dos tramos, uno
de 900 millones en préstamos a largo plazo y otro de 1.100 millones en una
línea de crédito para hacer frente a las operaciones ordinarias. Además, los 24
bancos que participan en el acuerdo permiten al grupo de grandes almacenes
segregar activos inmobiliarios a una nueva filial por valor de 2.500 millones
sin necesidad de amortizar deuda.
El
Corte Inglés tenía a finales de septiembre pasado del ejercicio 2019, una deuda
financiera neta de 3.114 millones de euros, casi 538 menos que un año antes. En
los últimos dos años, la reducción de la deuda ha sido una obsesión de la
empresa, para conseguir el grado de inversión de las agencias de calificación,
que le permitiría financiarse más barato, y para conseguir una refinanciación
del pasivo, que hoy ha anunciado.
Además,
señala la empresa en un comunicado, que el acuerdo al que se ha llegado con los
bancos se ha realizado "con formato investmet
grade", es decir, como si tuviese ya la máxima calificación crediticia,
aunque no la tiene.
El
acuerdo de refinanciación, firmado con 24 bancos, asciende a 2.000 millones y
sustituye al préstamo sindicado de 2050 millones firmado a comienzos de 2018.
"El acuerdo disminuye en 50 millones de euros la financiación bancaria
actual de la compañía, reducción que ha sido posible gracias a la generación de
caja del Grupo". El pacto significa que El Corte Inglés tendrá más plazo,
hasta febrero de 2025 (más dos años, uno más uno, opcionales), y menos
condiciones para devolver esos 2.000 millones.
Según
ha informado el grupo, 900 millones corresponden a préstamos a largo plazo y
otros 1.100 a una línea de crédito para "hacer frente a necesidades de
circulante", es decir, las necesidades de efectivo para operar.