martes, 23 de julio de 2013

¿KEYNESIANISMO O NEOLIBERALISMO?

La realidad es que en economía no hay nada seguro, unas medidas funcionan y son efectivas en un determinado momento y, sin embargo, esas mismas medidas no son válidas y no funcionan en otros momentos de la historia.

La corriente de pensamiento neoliberal, cuyos máximos exponentes son el citado Hayek, Myrdal y Freadman, defienden que el Estado ha de tener un papel minoritario en la actividad económica, ya que no asigna eficientemente los recursos disponibles… no es como en el caso de las decisiones individuales, dónde la búsqueda de la satisfacción  y posición individual impulsa lo más eficiente.

Además señalan, que la actividad pública expulsa a la actividad privada: el llamado efecto expulsión o “Crowding out”: el Gasto Público, al competir con la actividad privada en la captación de los recursos financieros, eleva los tipos de interés, lo que disminuirá la inversión privada.

Postulan la total liberalización de los mercados, dado que suponen que los mecanismos automáticos de los mismos, corregirán cualquier efecto adverso de una crisis o depresión económica,… en definitiva,… aquello de la mano invisible de la que nos hablaba Adam Smith.

Por el contrario, la corriente Keynesiana considera que los mercados son, generalmente, ineficientes,… los mercados de competencia perfecta, sólo existen en los libros de texto,… no en la realidad, por tanto, desafortunadamente, no existe ese mecanismo autoregulador de los mercados. El mercado por sí sólo no es capaz de solucionar el problema.

Igualmente, puede ocurrir que en una situación de bajos tipos de interés y recesión económica, algo parecido a la situación actual, la política monetaria tampoco valga para nada,… la única forma de estimular a la economía es la política fiscal expansiva (liquidar el presupuesto con déficit mediante bajadas de impuestos o incrementos de las inversiones públicas productivas). Déficits que habrán de ser compensados con superávit públicos en las fases expansivas del ciclo económico.

Como se aprecia el modelo keynesiano está formulado para el corto plazo, y para una economía en depresión. Cuándo sus adversarios lo criticaban  por esa circunstancia, Keynes contestaba afirmando aquella conocida frase de que, “a largo plazo, todos muertos”.

En realidad, siempre he pensado que definirse como Keynesiano o como liberal no tiene ningún sentido.  Cualquier profesional de la teoría económica deberá proponer o utilizar las herramientas y estrategias más adecuadas para cada momento y para cada circunstancia y plazo, con  independencia de la corriente que las formule.


Lo malo, es que siempre hay intereses ideológicos y posiciones de poder que crean opinión, motivando discusiones, a veces totalmente carentes de rigor económico o poco versadas, que pretenden imponerse como axiomas o verdades universales que en realidad no tienen ningún fundamento.

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