La Unión Europea y la
región del euro, están sufriendo un gran desgaste con la crisis griega. Solo es
posible una mejoría con propuestas que permitan llegar a un acuerdo de Grecia
con sus acreedores.
Se debe respetar el
resultado del referéndum, y adoptar por ambas partes una actitud de dialogo,
que permita eliminar las tensiones con los socios por la consulta, y el caos bancario generado.
No es nada fácil
negociar un tercer paquete de rescate, que requerirá ayuda financiera y
reformas estructurales. Un obstáculo no menor, será el proceso de ratificación
parlamentaria del resto de socios, en su mayoría reacios a conceder más ayudas
a un país que consideran irreformable.
No hay excesivos
motivos para el optimismo, pero lo cierto es que el deterioro de la situación
perjudica a todos, por lo que se debería llegar a un acuerdo.
ESTADOS UNIDOS:
La economía
estadounidense creó 223.000 empleos el pasado junio en comparación con el mes
anterior, lo que ha permitido que la tasa de paro descienda dos décimas, desde
el 5,5% al 5,3%, y marque su nivel más bajo desde abril de 2008, según ha
informado el Departamento de Trabajo.
De esta manera, la
economía estadounidense acumula dos meses consecutivos generando más de 200.000
puestos de trabajo cada mes, y ha creado en el segundo trimestre del año,
alrededor de 221.000 empleos mensuales.
La tasa de paro (número
de desempleados por cada cien activos) ha vuelto a descender tras la subida de
una décima que registró en enero, y ha marcado su nivel más bajo desde abril de
2008, cuando fue del 5%.
El Gobierno
estadounidense destaca que la mejora del empleo se ha registrado en los
servicios profesionales y de negocios, la atención sanitaria, el comercio
minorista, las actividades financieras y el transporte y almacenamiento.
El Departamento de
Trabajo apunta que el número de desempleados ha descendido en junio en 375.000,
hasta los 8,30 millones, mientras que el número de estadounidenses con un
empleo ha bajado en 56.000 personas, hasta los 148,74 millones.
Sin embargo, no se ha cumplido
el acontecimiento esperado para el 17 de junio, día en el que se iba a decidir
el primer alza, en nueve años, de tipos de interés en Estados Unidos. El precio
del dinero seguirá estancado en el 0% hasta tener "evidencias
decisivas" del lado del crecimiento, el empleo y la inflación. Ahí lleva
seis años y medio, desde diciembre de 2008. Y ahí se quedará hasta como pronto
septiembre, que se ve ahora como el más probable para dar este paso simbólico.
El banco central de EE
UU considera que lo más prudente es esperar. Hay temores de que un alza
prematura de tipos provoque una recaída. Además de evitar errores, este margen
permite preparar el terreno para poder salir del punto muerto y empezar a elevar
con sumo cuidado las tasas de interés.
La presidenta de la
Reserva Federal, Janet Yellen, ha insistido en que se encarecerá el precio del
dinero cuando estén convencidos de que es el momento adecuado. Los últimos datos
de empleo y de ventas en el comercio indican que la economía repuntó en el
segundo trimestre, aunque la producción industrial y las nuevas construcciones
de viviendas se contrajeron. Se necesita, por tanto, más evidencias de que la
actividad económica y el mercado laboral aguantarán el alza.
En el análisis de la
coyuntura de la Reserva Federal, la nota final indica que la expansión avanza a
un ritmo que califica de “moderado”. La proyección es de un
crecimiento del 1,9% este 2015, medio punto menos de lo que se dijo, y que
repunte al 2,6% en 2016. En cuanto al empleo, la previsión es que el paro ronde
el 5,2% este año y baje dos décimas el próximo. La inflación, que está cerca
del 0%, no se acercará al objetivo del 2% hasta comienzos de 2017.
Tanto el Fondo
Monetario Internacional, como el Banco Mundial han aconsejado a la Reserva
Federal que se abstenga de subir tipos hasta bien entrado el año que viene. Por
un lado, dicen que es necesario ver que el crecimiento se consolida. Por otro,
la política actual es una garantía contra el riesgo de deflación. Además, temen
que un alza prematura acelere la apreciación del dólar.
Y no es solo que la
economía de EE UU se esté recuperando con lentitud, pesan también los riesgos
externos, por el lento crecimiento de la economía global y las tensiones que
siguen emanando de Europa por la crisis en Grecia.
Parece ser que la
presidenta de la Reserva Federal quiere cerrar el año con al menos dos subidas
de tipos. En 2016, serían cuatro alzas más. Pero en este momento, los “halcones”de
la Fed no están forzando cerrar el grifo de los estímulos convencionales. Por
esta razón, la laxitud monetaria extrema durará siete años completos.
La verdad, es que es
muy complejo encontrar el momento adecuado. El proceso de normalización de la
política monetaria en Estados Unidos debe coincidir con la liberación de todos
los bonos de renta fija que ha acumulado por sus compras durante la crisis (casi
4,5 billones de dólares). Esta circunstancia podría inundar el mercado de
bonos(antes de la crisis no llegaba al billón de dólares).
Por otro lado, la
economía estadounidense se ha convertido en el principal productor de crudo
petrolífero. A consecuencia de la
técnica del “fracking” ha
pasado a ser durante el 2014 en el mayor productor mundial de petróleo, por
delante de Arabia Saudí, superando a Rusia en la clasificación de los países
que extraen más hidrocarburos. Por medio de esta “fracturación hidráulica”, Estados
Unidos está autosatisfaciendo, nada
menos, que el 90% de su demanda energética.
El anuario estadístico
de 2015 de British Petroleum certifica el avance de Estados Unidos hasta
alcanzar el liderazgo. El año pasado fue clave para el mercado del crudo, el
desplome de los precios en un 50% que sentó
las bases de una guerra comercial entre los productores tradicionales del Golfo
Pérsico y las empresas estadounidenses.
Durante el año 2014 la
producción norteamericana subió en 1,6 millones de barriles al día —el mayor
incremento a nivel global— y alcanzó los 11,6 millones de barriles diarios, un
15,9% más que en 2013 y 139.000 por encima de Arabia Saudí. Se convirtió así en
el primer país en aumentar su producción en al menos un millón de barriles al
día durante tres años consecutivos. Algo realmente impensable hace poco tiempo.
No obstante, el exceso
de oferta existente a nivel mundial, no ha llevado a la OPEP (el cartel de los productores del
petróleo) a rebajar su producción. Como consecuencia de esta estrategia de
abaratar los crudos (no disminuyendo su producción) para que las empresas
petroleras estadounidenses no sean rentables, aunque ha expulsado a algunas
empresas del sector, ha propiciado una
mejora de la eficiencia en Estados Unidos.
CHINA:
El Banco Popular de
China (BPC) ha recortado 25 puntos básicos su tasa de interés de referencia hasta un
4,85%. Se trata de la cuarta reducción desde el mes de noviembre, y persigue
impulsar su crecimiento económico que ha continuado enfriándose.
La autoridad monetaria
china también redujo los tipos para depósitos referenciados a un año en el
mismo nivel, hasta un 2%.
Igualmente, rebajó el Coeficiente
de Encaje o de Reservas obligatorias
para los bancos comerciales en 50 puntos básicos. Igualmente, ha anunciado
que este coeficiente, en el caso de las compañías financieras, también será
reducido en unos 300 puntos básicos.
El Banco Central chino
ya había recortado su tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos, hasta
un 5,1%, y los tipos para depósitos referenciados a un año la misma cantidad,
hasta el 2,25%, en mayo.
En este sentido, la
Academia Nacional de Estrategia Económica (NAES, por sus siglas en inglés),
perteneciente al gobierno, pronosticó que el país crecerá un 6,9% interanual en
el segundo trimestre del año, por debajo del 7% registrado en el primero, que
también es el objetivo anual del Ejecutivo.
Todo ello, está
justificado por la circunstancia de que el PIB del país creció un 7% en el
primer trimestre del año (su menor ritmo de expansión desde 2009). No obstante,
muchos analistas consideran que la bajada de las tasas de interés puede ayudar
a estabilizar las expectativas, pero que tiene que ir acompañada de un refuerzo
de la política fiscal.
El crecimiento económico
anual de China se desaceleró afectado fundamentalmente por un enfriamiento en
el sector inmobiliario. Datos recientes mostraron una pérdida de impulso en el
segundo trimestre, aunque diversos sondeos han mostrado signos de estabilidad en junio, después
de que el gobierno adoptara medidas de estímulo para combatir una
desaceleración general de toda la economía.
EUROZONA:
Casi todo en la vieja
Europa, en particular en la región del euro,está girando en torno a la crisis
griega y del deseado final que pocos se atreven a vislumbrar con certeza. Se
trata de un tema con consecuencias económicas imprevisibles, que está
suponiendo cierto enfrentamiento entre los ciudadanos del norte y centro de
Europa y los de la periferia.
Por esa razón,
centraremos nuestro análisis principalmente respecto a este tema, dónde las
noticias y los acontecimientos han fluido a una gran velocidad.
Por primera vez, el
Fondo Monetario Internacional (FMI) vino a justificar las posiciones del
Gobierno griego al asegurar que la deuda de ese país es insostenible y que una
quita es prácticamente inevitable.
El Fondo sentó las
bases de un tercer rescate al país al cifrar las necesidades de financiación de
Grecia en 51.900 millones de euros, de los que Europa debería aportar 36.000
millones. Una recomendación que llegó dos días después de que el Gobierno
de Atenas incumpliera sus pagos con el Fondo, y a dos días de que se
celebrara el referéndum sobre los planes de ajuste.
En una entrevista en
Bloomberg, Yanis Varoufakis, el dimitido ministro griego, señalaba: “no me
escuche a mí, que soy el ministro de Finanzas de un partido radical de
izquierdas. Escuche al FMI”. Se escudaba de esta forma en el informe que
horas más tarde publicó el Fondo para justificar el rechazo del Gobierno
de Atenas a cualquier acuerdo con los acreedores que no contemplase una
reestructuración de las deudas.
De hecho, el propio FMI
admite que las finanzas de Grecia son prácticamente inviables, incluso cumpliendo
el programa que estaba en vigor hasta el pasado martes: “los riesgos para la
sostenibilidad de la deuda son muy significativos”. En concreto sostiene que si
el crecimiento es menor del 1% (creció el 0,1% en el primer trimestre) o el
“superávit primario” (saldo antes del pago de los intereses de la deuda) es
inferior al 2,5% del PIB (fue del 1,7% en 2014) “sería necesaria una quita de
deuda”, así como otorgar un periodo de gracia de 20 años a las deudas
existentes y extender la vida de los créditos en vigor hasta los 40 años.
Según el FMI, como
anteriormente se ha citado, hasta finales de 2018 las necesidades de
financiación de Grecia ascienden a 51.900 millones de euros, “lo que requerirá
una nueva aportación europea de, al menos, 36.000 millones de euros durante ese
periodo”.
Como el informe del
Fondo se realizó antes de que expirara sin acuerdo la prórroga del segundo
rescate, esa cuantía no incluye los 7.200 millones de euros que no han sido
desembolsados de aquel acuerdo, ni los 1.600 millones adeudados al Fondo, ni
el impacto del corralito bancario. De esta forma, las necesidades de
financiación del país superarían en estos momentos, los 60.000 millones de
euros.
Las normas de
funcionamiento del Fondo le impiden asumir una“quita”, ya que mantiene un estatus de acreedor preferente. Eso
significa que su recomendación debería aplicarse únicamente sobre la deuda que
Grecia mantiene con las instituciones europeas, sus mayores acreedores. Sin
embargo, el Fondo tampoco podría participar en un tercer rescate a Grecia. Sus
reglas le impiden prestar nueva ayuda financiera a un país que mantiene una
deuda pendiente de pago con el organismo, como sucede en el caso de Grecia.
Para muchos, el informe
del FMI es un reconocimiento implícito al fracaso de los planes de rescate para
Grecia durante esta crisis, y en los que ha participado activamente el
organismo, que controla Estados Unidos.
Ya durante el año 2013,
el Fondo reconoció que había sido un error aplazar hasta 2012 una quita de
la deuda que entonces estaba en manos privadas, cuando se produjo el primer
rescate, y que había subestimado el impacto de las políticas de austeridad
sobre la economía.
Previamente al
referéndum, el Banco Central Europeo
(BCE), racionó la liquidez de emergencia del sistema financiero y con ese
sutil movimiento obligó a Atenas a anunciar el cierre de los bancos (el
“corralito”), el cierre de la Bolsa y la imposición de controles de capital
para evitar el total colapso bancario.
Fráncfort mantuvo la
respiración asistida, pero no dio ni un solo euro más a las maltrechas
entidades helenas, a pesar de las continuas retiradas de depósitos desde la
convocatoria del referéndum sobre el plan europeo. Sin bancos, la crisis pasó a
una vía muy alarmante. Grecia y el euro se adentraron de esa forma en una situación
desconocida.
El primer ministro
griego, Alexis Tsipras, confirmó en un breve mensaje la imposición de controles
de capital, asegurando que los depósitos están garantizados, así como el pago
de las pensiones.
El dimitido Varoufakis
acertó al declarar que se trata de “un momento oscuro para Europa”.
La realidad, es que Tsipras
no se fía de Europa, ni tampoco Europa se fía de Grecia. De forma que estamos
inmersos en una crisis incierta respecto al euro.
Finalmente, la
amplísima mayoría del 61,30% de los electores griegos se negaron mediante el referéndum
a aceptar las condiciones que ofrecía la Troika. La situación ha pasado de esta
forma, a ser aún más complicada, ya que Grecia necesita imperiosamente el
dinero de Europa para mantener su funcionamiento económico.
El Banco Central
Europeo, frente a este resultado, ha mantenido abierto el grifo de liquidez a
los bancos griegos, con un límite de 89.000 millones de euros, pero a cambio de
esto deben presentar más avales, y un
nuevo Plan de propuestas. Es preciso evitar el llamado Grexit, o forma abreviada de referirse a la salida de Grecia del
euro.
Los sucesos van
acaeciendo a una velocidad vertiginosa. En el momento de redactar esta edición,
se sabe que Grecia pedirá un tercer rescate. Será un programa completo de hasta
tres años. Y el importe está en el aire, pero las fuentes consultadas explican
que será de alrededor de 50.000 millones. Grecia destila incertidumbre: Alexis
Tsipras se presentó en la reunión del Eurogrupo en Bruselas sin la esperada
petición, que habría facilitado las cosas y reducido el riesgo en sus bancos.
Pero Bruselas ultima el diseño definitivo, con un programa que combina un plan
a corto plazo —seis meses y 15.000 millones, con condiciones y medidas
prioritarias para las necesidades financieras inmediatas de Grecia— y otro a medio
y largo plazo.
Tsipras debe aceptar
las condiciones de los socios sobre la base de la oferta del 30 de junio si
quiere evitar la salida del euro.
El BCE no ha
desenchufado a los bancos de la financiación de emergencia, Y Atenas negociará lo
más sustancioso en una cumbre de líderes de la región.
Tsipras ganó, en el
referéndum sobre la propuesta europea, el respaldo político necesario en casa
para no tener problemas con lo que se avecina. El primer ministro ha conseguido
cerrar un consenso entre los grandes partidos griegos que minimiza la
posibilidad de una crisis política. Ahora queda por saber qué quiere
exactamente y, sobre todo, qué van a concederle los socios: qué condicionalidad
tiene ese programa.
Pese a que aún hay
muchas incógnitas sin resolver, las fuentes consultadas han explicado que
Grecia pedirá el citado tercer programa al mecanismo de rescate europeo (Mede)
por un periodo de entre dos y tres años y “sobre la base de la propuesta
presentada el pasado 30 de junio, con las adaptaciones necesarias tras el
referéndum y para responder a las necesidades de liquidez de urgencia”. Resumiendo:
Atenas quiere que el plazo sea el mínimo imprescindible, porque el programa de
ayudas acarrea condiciones y continuos exámenes de las instituciones
anteriormente conocidas como troika.
ESPAÑA:
Según la patronal del
sector, las cifras de llegadas de turistas y de ocupación de los hoteles
durante este verano serán muy altas: esperan una ocupación media del 80% y
alcanzar el récord de 68 millones de turistas (tres millones más que en 2014).
Por otro lado, los
precios de consumo en junio volvieron a alcanzar una tasa positiva del 0,1%. El
repunte de tres décimas respecto a mayo es, paradójicamente, una buena noticia
porque aleja el fantasma de la deflación.Y el Gobierno espera que el
crecimiento del PIB en 2015 será superior al del 2,9%.
En junio, los precios
repuntaron tres décimas respecto a la tasa registrada en mayo, cuando cayó el
0,2%, y la tasa interanual vuelve a ser positiva, tras once meses de tasas
negativas, según el indicador adelantado del índice de precios de consumo
(IPC). El principal motivo del alza es el aumento de la tarifa eléctrica, y de
los alimentos y bebidas no alcohólicas.
Esta es la primera
subida de 2015, que comenzó enero con una caída del 1,3%, y siguió con
descensos aunque más moderados hasta mayo. En concreto, los precios bajaron el
1,1% en febrero; el 0,7% en marzo; el 0,6% en abril, y el citado 0,2% el pasado
mayo. Los datos adelantados por el INE son orientativos puesto que las cifras
definitivas de junio se conocerán el próximo 14 de julio.
Pese a ese repunte, los
analistas siguen considerando que en el conjunto de 2015 los precios tendrán
una evolución negativa o muy cercana al estancamiento. El Instituto de Estudios
Económicos (IEE) ha señalado que el consumo está aumentando y trasladando su
presión al IPC, un efecto que se dejará notar más aún en el cuarto trimestre
del año, según señaló la coordinadora del IEE, Almudena Semur. No obstante, el
IEE aunque mantiene su previsión de que la tasa media anual de los precios en
2015 se sitúe en el -0,3 %.
La inflación subyacente
(que no tiene en cuenta los alimentos frescos y la energía) continúa en niveles
moderados, aunque positivos.
Por otro lado, la
intervención del Banco Central Europeo, la recuperación económica y los
recortes presupuestarios han amortiguado la presión de los mercados sobre
España, incluso cuando la crisis griega vuelve a proyectar una sombra de duda
sobre la zona euro.
Sin embargo, la razón
por la que los inversores consideraron vulnerable a España hace unos años sigue
igual que estaba: los últimos datos reflejan que la deuda
externa bruta volvió a niveles récord en el primer trimestre de 2015, al
superar los 1,78 billones de euros. Es una cifra equivalente al 167% del PIB,
lo que mantiene a la economía española entre las más endeudadas.
La última entrega de la
balanza de pagos, elaborada por el Banco de España, muestra un incremento de la deuda externa
bruta sin precedentes en la crisis: en los tres meses que van de diciembre de
2014 a marzo de 2015, el valor de los depósitos, títulos de deuda y préstamos
de extranjeros con empresas, familias, administraciones o bancos españoles
aumentó en casi 83.000 millones de euros, pasando de 1,7 a 1,78 billones de
euros.
El Banco de España
introdujo el año pasado cambios metodológicos y solo ha actualizado los datos
desde finales de 2012. Pero en la serie anterior los mayores incrementos
trimestrales recogidos no superaban los 40.000 millones. En esa serie sin
actualizar, la deuda externa bruta rozó los 1,78 billones en varias ocasiones
(marzo de 2010, finales de 2011, mediados de 2012), aunque solo en 2012, en
plena recesión, llegó a superar el 170% del PIB.
“Un nivel de deuda
externa tan elevado nos hace muy vulnerables ante los mercados”, recalca Ángel
Laborda, de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), “Mientras crezcamos a un
ritmo mayor que la carga de intereses, los problemas parecen menores, pero si
el crecimiento se frena con este nivel de deuda externa, volveríamos a una
situación insostenible”.
En ese sentido, el propio Banco de España ha mejorado en tres décimas las
perspectivas para la economía española en 2015 hasta situar su pronóstico en un
avance del 3,1% del PIB para el conjunto del año. Su revisión al alza se basa
en lo que ha ocurrido en el primer semestre y, de hecho, estima que la
actividad podría acelerar hasta crecer el 1% intertrimestral entre abril y
junio. No obstante, augura una ligera contención a partir del verano, que se extendería
a principios de 2016, debido a que el impacto del abaratamiento del petróleo y
la devaluación del euro se están difuminando.
Los datos de contabilidad nacional habían relacionado ya el inicio de la
recuperación económica en España con un repunte significativo del consumo
privado durante el año pasado. Pues bien, los datos de la encuesta de
presupuestos familiares, difundidos por el Instituto Nacional de Estadística
(INE), confirman la tendencia aunque de forma tibia, más cerca de la
estabilización que de un avance apreciable. A partir de las respuestas y las
anotaciones de 24.000 hogares, el INE concluye que las familias se gastaron
494.876 millones de euros el año pasado, un 0,3% más. Si se descuenta el efecto
de los precios (al haber caído estos el gasto real, en euros constantes, es mayor), el gasto total aumenta un 1%
respecto a 2013. El aumento en el número de hogares hace que el gasto por
familia, 27.038 euros, retroceda un 0,2% en el año, mientras que sube un 0,5%
en términos reales.
El aumento de gasto total ya se había producido en 2010, aunque entonces
contribuyó el aumento de los precios al gasto corriente. En 2014, sin embargo,
los precios bajaron, por lo que fue el gasto real el que subió más. De modo que
la subida en el gasto real medio por hogar es la primera de la que da
cuenta la encuesta de presupuestos familiares en siete años. En términos
corrientes (sin descontar la evolución de los precios), el gasto total se quedó
aún un 14% por debajo de los 541.000 millones que se gastaban las familias
españolas en 2008 (31.711 euros por familia).
Por lo que respecta a los bancos en España, según un cualificado ex alto
directivo bancario, Carmelo Tajadura, “parece difícil que todos los bancos
actuales sobrevivan. Sobre todo entre los ocho de menor tamaño [Kutxabank, BMN,
Bankinter, Liberbank, Unicaja, Ibercaja, Abanca y Cajamar] puede darse por
segura la desaparición de algunos de ellos, por absorción o por fusión, en los
próximos dos o tres años. E incluso entre las seis mayores [Santander,
CaixaBank, BBVA, Bankia, Popular y Sabadell] podría haber algún caso
adicional”.
No hay duda de que la mitad de los bancos españoles se enfrentan a
un panorama complicado por los bajos tipos de interés que presionan los
márgenes y los beneficios. Tras haber sobrevivido a la mayor crisis financiera
española por volumen de activos, aún no se ha alcanzado la necesaria
tranquilidad. El Banco Central Europeo (BCE), quiere que tengan más capital y
para eso necesitan ser más rentables, una tarea muy complicada.
Todos los analistas coinciden en señalar que las fusiones entre los
citados pequeños serán “inevitables”.
En relación al empleo, aunque los datos de afiliaciones a la Seguridad
Social tienen un ritmo de crecimiento elevado, se aprecia una cierta desaceleración en términos
desestacionalizados, como consecuencia de la pérdida de empuje que se observa
en los sectores de la construcción y los servicios públicos. Una de las causas
explicativas es, sin duda, el final de un periodo preelectoral municipal y
autonómico en el que todas las administraciones habían forzado la máquina del
gasto y de las contrataciones de personal para congraciarse con unos ciudadanos
enfadados tras años de crisis y de ajustes de todo tipo.
Los datos de junio corroboran esa tesis, el aumento mensual de la
afiliación, corregido de estacionalidad y fenómenos atípicos, registró una
cifra superior a 63.000 en marzo y en los tres meses posteriores se ha ido
reduciendo hasta unos 35.000 en junio. Los sectores que más han contribuido a
ello han sido la construcción y los servicios predominantemente de no mercado.
Por ello es el trabajo temporal el que más se resiente). La industria mantiene
el ritmo y los servicios de mercado se desaceleran, aunque levemente.
Aún así, el crecimiento trimestral de la afiliación en el conjunto del
segundo trimestre es superior al del primero, lo que apoya la idea de que el
PIB también haya crecido más. Pero la tendencia mensual apoya la previsión de
que este crecimiento, basado en buena parte en factores de impulso
transitorios, perderá algo de fuerza en la segunda mitad del año.
Un aspecto especialmente negativo, es que casi el 25% de los contratos
laborales que se han firmado en los cuatro primeros meses del año han
durado siete días o menos. El porcentaje aún es más alto si solo se tienen en
cuenta los suscritos a tiempo parcial, el 28,7%, según el Ministerio de Empleo.
El peso creciente de este tipo de acuerdos en el mercado de trabajo español,muy
asociados a la precariedad, viene de largo: crecía en 2006 y 2007, años de
burbuja; aumentó entre 2008 y 2013, época de hundimiento laboral; y prosigue en
2014 y 2015, tiempo de recuperación.
La temporalidad, esa gran enfermedad del mercado laboral español, a
tenor de las estadísticas mensuales de contratación, está lejos de
solucionarse. El pasado mayo solo el 7,9% de los contratos firmados eran
indefinidos. Pero cuando se baja al detalle de la duración concreta de los
contratos, la situación se agrava. Hasta el pasado abril —último mes con cifras
desmenuzadas, los datos detallados de contratación se publican días más tarde
que los de paro registrado, prestaciones y contratos agregados— el 24,4% de
todos los compromisos laborales suscritos apenas se prolongaban una semana como
máximo. En concreto 1.333.837 de un total 5.476.901, incluyendo tanto los
temporales como los fijos.
El peso de estos acuerdos de muy corta duración crece todavía más cuando
se analizan solo los de los empleos a jornada parcial. En este caso, el
porcentaje sube hasta el 28,7%. Esto se explica porque mientras el incremento
de los contratos de siete días o menos han crecido un 48% para los de jornada
completa, el salto ha sido del 123% para los de empleos por horas.
MERCADOS:
La Bolsa española ha reaccionado con temor al Grexit, de forma que en su
peor sesión en tres años, llegó a retroceder hasta un 4,56%.
Sin embargo, los grandes fondos internacionales alcanzaron en 2014 su
nivel máximo histórico de participación en el mercado local con el 43% del
total, casi cinco puntos porcentuales más que el año anterior y 7,2 puntos
superior a 2007. Los inversores extranjeros se mantienen como los principales
propietarios de acciones españolas cotizadas y su peso es tres puntos superior
a la media de la Unión Europea, según un informe sobre la distribución de la
propiedad de las acciones publicado por Bolsas y Mercados Españoles (BME).
Más de una cuarta parte (26,2%) de la propiedad de las acciones de
empresas cotizadas está en manos de familias españolas, con datos definitivos
de cierre de 2014. Este porcentaje supone un valor superior a los 167.000
millones de euros. La participación de las familias españolas en la Bolsa
creció seis puntos con respecto al que tenían al principio de la crisis (2007).
"Es el mayor porcentaje en los últimos 12 años y supone más del doble que
en el conjunto de la Unión Europea. Estos datos ponen de manifiesto el
atractivo de las acciones cotizadas como destino del ahorro financiero de las
familias", destacan los autores del informe.
Respecto a la prima de riesgo ofrecida a los inversores por los bonos
españoles a diez años respecto a sus homólogos alemanes creció tras decretarse
el 'corralito' en Grecia, que ha llevado al diferencial a marcar sus niveles
más elevados desde mayo de 2014.
En concreto, el diferencial entre el bono español a diez años y el 'bund'
ha llegó a tocar los 177,7 puntos básicos, aunque posteriormente se ha relajado.
EMPRESAS:
Los astilleros españoles, que hace dos años estaban inmersos en una gran crisis,
van recuperándose, dando por superada la crisis abierta por la decisión de la
UE de exigir la devolución de las ayudas fiscales que en España se
otorgaron a la fabricación de barcos (tax lease). La actividad en
las gradas repunta ligeramente, “sin alegrías”, aseguran los constructores,
pero lo hace con luces y sombras. Si en Euskadi hay carga de trabajo para los
próximos dos años y reina un moderado optimismo, en Galicia cunde el desánimo
por la escasez de pedidos.