Siempre
he sido un defensor de la Unión Europea, y creo que hay que respetar
los derechos de los acreedores. Ahora bien, como saben el termino
griego democracia significa poder del pueblo, y en ese sentido los
ciudadanos griegos han tratado de dar sentido de nuevo a esa palabra.
Con
independencia de las transcendentales repercusiones económicas que
la decisión va a ocasionar, muchas ellas aún desconocidas, ha
quedado claro que no se puede construir Europa de espaldas a los
pueblos que la integran.
Desde
hace años, se vienen imponiendo condiciones de gran calado a los
ciudadanos, por unas instituciones carentes de legitimación en las
urnas de cada Estado miembro, pero sustentadas por el poder económico
del norte y centro de Europa sobre la periferia.
Las
decisiones tomadas en negociaciones carentes de transparencia,
presentadas como las únicas posibles, sin ningún debate entre los
ciudadanos que han de soportarlas, han supuesto que la actual Unión
Europea se haya alejado de aquella Europa solidaria y ejemplo de
bienestar y derechos en todo el mundo.
En
gran parte, asuntos que han supuesto importantes retrocesos sociales,
se han vendido por los gobernantes de turno como algo que venía
impuesto desde Europa, de forma que la juventud, como en otros
aspectos, ya no siente la admiración que, particularmente las
generaciones de mayor edad hemos sentido por Europa.
Es
un clamor desde hace años, que Grecia no puede pagar esa deuda. Es
imposible,… por esa razón lo primero es tratar de ayudar a la
economía griega para que pueda crecer, y reestructurar su deuda.
Negar
esto, en base a la proximidad o no, ideológica con el Gobierno
Griego es una enorme irresponsabilidad. Es preciso respetar las ideas
y la voluntad de cada pueblo, con independencia de su color político.
No ayudar a un país, que quiere seguir estando en el euro y en la
Unión Europea, porque no comulgue con el recetario impuesto por los
que pretenden tener la única solución y razón, es una temeridad,
que acabará pasando factura en toda la región.
Para
facilitar la devolución de las deudas, no se puede poner el pie
sobre el cuello del deudor, sino buscar soluciones conjuntas que
permitan la ilusión y la dignidad del que tiene que hacer frente a
los pagos.
"Los países europeos deberían aprovechar lo ocurrido para juntarse en la mesa de negociación, tomar nota del fracaso del euro y la austeridad y organizar la disolución del sistema de la moneda única, necesaria para volver a un auténtico crecimiento, empleo y reducción de la deuda" (Marine Le Pen)
ResponderEliminarLo siento, pero no coincido con lo que dice esta señora. El problema del euro es su articulación y filosofía... Dentro de un esquema que, forzosamente, no puede funcionar. Yo estoy por una Europa democrática y con los ideales que nació...
ResponderEliminarSaludos.
La Europa de los mercaderes tiene que desaparecer para dar paso YA a la Europa de los ciudadanos y son estos los ciudadanos los que tienen que reaccionar antes de que sea tarde cambiando a estos políticos actuales que esta cada día mas claro que son un coste económico carísimo para los resultados que dan sus " viejas políticas " y que solo les benefician a ellos mismos : Cordiales saludos
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