Se espera una nueva propuesta,
para la zona del euro, del BCE, de la Comisión y el Consejo Europeo y del
Eurogrupo: un seguro de desempleo común desde mediados de 2017. A partir de esa
fecha, proponen la unión bancaria y fiscal y la creación de un fondo monetario
europeo.
Persiguen convertir el
Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) en un fondo monetario europeo para
luchar contra las crisis de deuda.
La propuesta basada en
ideas alemanas, persigue “corregir las divergencias” que crean “fragilidad” en
la eurozona, con una gobernanza simplificada respecto al alud de reglas
actuales. Fijará exámenes regulares de una serie de indicadores económicos,
especialmente laborales, que serán imprescindibles para acceder a ese seguro.
ESTADOS UNIDOS:
Durante el pasado mes
de mayo, el mercado de trabajo
estadounidense aumentó en 280.00 nuevos empleos. Sin embargo, la tasa de paro
subió una décima, al 5,5%. Se ha conocido el dato antes de que se celebre la
reunión de junio de la Reserva Federal, dónde se podría iniciar el retorno a la
normalización de la política monetaria.
La mayoría de los
analistas esperan que la próxima subida de tipos de interés se lleve a cabo el
próximo mes de septiembre. El precio del dinero lleva estancado en el 0% desde
diciembre de 2008. El indicador de empleo era, por tanto, determinante para
tener más claro lo que anunciará el Banco Central de Estados Unidos.
La cifra de paro ha
confirmado que su economía creció al comienzo de la primavera. El ritmo de
contratación se coloca así al nivel de los 281.000 empleos de media que se
registraron en el segundo semestre de 2014. Es decir, la primera lectura de
mayo estaría dentro de lo que se considera un ritmo “sólido”. Si se mantiene
este avance, sería suficiente para que el mercado laboral vaya acercándose a la
situación de pleno empleo que quiere ver la Reserva Federal antes de subir
los tipos de interés. También ha tenido lugar un leve aumento del 2,3% de los salarios.
El paro está ya al
nivel previo a la recesión, pero existen fundadas dudas respecto a que pueda soportar
un alza de los tipos de interés. El
subempleo se acerca al 11% cuando se cuentan los 6,7 millones de
estadounidenses forzados por las actuales condiciones a trabajar a tiempo
parcial y los 1,9 millones apartados del mercado laboral. El índice de
participación subió una décima, al 62,9%, porque 397.000 personas volvieron a
buscar trabajo. El paro de larga duración, además, afecta al 28,6% de los desocupados.
Todo ello, mantiene
abierto el debate respecto a la conveniencia o no, de subir las tasas de
interés.
La propia Christine
Lagarde del Fondo Monetario Internacional, ha solicitado el aplazamiento de los
tipos, mientras no quede claro que las mejores condiciones económicas de Estados
Unidos se consolidan. El temor del organismo es que se dé el paso demasiado
pronto y se provoque una volatilidad en
los mercados que acabe forzando a la Fed a dar un paso atrás para corregir la
subida. Por eso lo ve más adecuado ya entrado 2016. Incluso, ha postulado el
retraso como un seguro frente al riesgo de deflación.
La lectura que se hace
del mercado laboral, por tanto, es que las cosas no están tan mal como se
pudiera pensar o temer. El último Libro Beige anticipa que la economía
crecerá a un ritmo moderado tras el crecimiento de comienzos de año. Pero
tampoco está tan claro que el ritmo de creación de empleo en mayo sea
suficiente para llevar a la Fed a subir tipos este mes. Así gana fuerza la cita
de septiembre frente a la de octubre o diciembre. Yellen ya ha dicho que
necesita estar confiada antes de actuar, tanto del lado del empleo como de la
inflación.
EUROZONA:
La economía de la zona
euro avanza a la mayor velocidad de los últimos cuatro años. El PIB de los 19
países que comparten moneda creció entre enero y marzo de este año un 0,4%, una
décima más que en el trimestre anterior. Tiraron del carro economías como
la española o la francesa. Sin embargo, ha sorprendido la ralentización del
crecimiento en Alemania, que ha pasado de avanzar a un ritmo del 0,7% al 0,3%.
La potencia germana se ve lastrada por un frenazo en su tradicional punto
fuerte: las exportaciones.
El parón de Alemania ha
decepcionado a los analistas, que esperaban un avance dos décimas superior. Hace
tres meses, Francia experimentaba un crecimiento cero, y ahora, sin reformas de
peso, se ha colocado en la parte alta del
crecimiento, con un aumento del 0,6%. Se trata del mayor avance de su
Producto Interior Bruto (PIB) en los dos últimos años.
Como ya ocurrió en la
segunda mitad de 2014, la economía española vuelve a estar entre las más
fuertes. Este trimestre solo ha sido superada en la eurozona por Chipre con un
avance del 0,9%. Lo que supone un repunte de dos décimas respecto a los tres
últimos meses del año anterior.
Las cifras señalan que
poco a poco nos vamos recuperando de la gran crisis europea. Avala esta tesis
el hecho de que la eurozona haya superado en este trimestre el ritmo de otras grandes
economías, como EE UU (más del 0,1%) o Reino Unido (más del 0,3%). Hacía más de
tres años que esto no ocurría.
Todo el continente se
ve impulsado por un triple efecto beneficioso: los bajos precios del petróleo,
la caída en la cotización del euro y los bajos tipos de interés fomentados por
la política monetaria del BCE.
Pese a que esas tres
variables también impulsan a Alemania, la gran potencia económica de la
UE ha dado en este trimestre muestras de agotamiento. El principal motivo
de esta ralentización hay que buscarlo en el tradicional motor de su economía:
el comercio exterior, perjudicado por las dificultades de terceros países, como
Rusia, Brasil o China.
La Agencia Federal de
Estadística en un comunicado ha señalado que “al principio de 2015 aumentaron
las exportaciones de bienes y servicios respecto a los últimos meses del año
anterior. Pero las importaciones aumentaron con mucha más fuerza. Alemania
tiene unos vínculos comerciales muy fuertes con el este de Europa y Rusia. Y
las dificultades en algunos países por la guerra en Ucrania le está pasando
factura”.
El motor del
crecimiento de la economía alemana procede ahora de la demanda interna, tanto
de las familias como del Estado. “La debilidad del comercio internacional está
afectando a la industria alemana. Si los consumidores también empiezan ahora a
reducir su consumo, el crecimiento económico global se verá afectado
rápidamente”, según la agencia Reuters.
Otros analistas
insisten en que se deben sobreinterpretar los datos comentados, ya que pueden
responder a fenómenos pasajeros. Señalan que “el Gobierno alemán fue bastante
conservador en su pronóstico de crecimiento del 1,8% para este año y el
próximo. Habrá que ver cómo evolucionan los próximos meses. Es cierto que la evolución de Alemania en este
periodo ha decepcionado, y que eso es malo tanto para sí misma como para toda
la zona euro. Pero los factores externos han sido determinantes”.
Frente a las peticiones
de aumentar el gasto público que le llegan de diversos sectores, el Gobierno de
Angela Merkel admite la necesidad de invertir más, pero siempre respetando la “sacrosanta
regla del déficit cero”. Berlín insiste también en la importancia de avanzar
hacia fórmulas en las que convivan la iniciativa privada y la pública. Alemania
tiene que hacer más para impulsar sus fuentes de crecimiento internas. Una de
las vías sería a través de un incremento en la inversión pública, algo que
ayudaría también a sus socios de la zona euro.
Por otro lado, según la
Oficina Estadística Europea (EUROSTAT) las subidas de precios vuelven a la zona
euro por primera vez en seis meses. Los precios han subido en mayo un 0,3%
respecto al mismo mes de 2014. Esta cambio de rumbo obedece en parte a al
programa masivo de estímulos que ha activado el BCE en marzo, aunque muchos
analistas estiman que aún es pronto para evaluar el impacto, y que los precios
tardaran en recuperarse.
Buena parte de la
subida de precios hay que atribuírla al repunte registrado en los precios de la
energía. La inflación subyacente, la que elimina los elementos más volátiles
–alimentos frescos y energía- avanzó en mayo un 0,9 interanual. Estos datos
parecen alejar a la región del euro de la temida deflación.
Por otro lado, el Banco
Central Europeo ha sorprendido al mercado, al anunciar que iba a intensificar
sus compras de deuda pública y privada durante los meses del pasado mayo y
junio. Como hemos venido comentando el BCE tiene activado desde principios de
año un programa de adquisición de activos (expansión cuantitativa) por importe
de un billón de euros, a razón de 60.000 millones de euros mensuales al menos
hasta septiembre de 2016, a fin de conjurar los riesgos de la deflación.
ESPAÑA:
El ministro de Guindos
ha asegurado que la economía española está creciendo a un ritmo anualizado superior
al 3,5% y, que entre abril y junio, creceremos, al menos, a un ritmo del 9%
como lo ha sido entre enero y marzo.
La realidad es que la
economía española ha dejado atrás la recesión, pero no la crisis, que ha sido
tan grave que la cicatrices, como las del paro tardaran en superarse.
Por otro lado, después
de caer un 26% desde 2008, en la economía española el crédito empieza a dar
síntomas de recuperación, aunque sin llegar a los niveles previos a la crisis.
La deuda de las familias aumentó en abril en 661 millones sobre marzo, hasta
los 740.819 millones, un leve ascenso del 0,08%, que acaba con los cuatro meses
seguidos de descensos. En los últimos 12 meses, el nuevo crédito para vivienda
ha subido un 20% y el del consumo, un 17%. Sin embargo, el saldo total cae
porque no se compensa lo que antes se concedía en hipotecas. Según la mayoría
de analistas, la banca da más crédito a ciertos clientes.
Los datos de abril,
hechos públicos publicados por el Banco de España, presentan ligeras
mejorías, tanto en los nuevos préstamos para hogares como en los de las
empresas. Durante el pasado mes de abril, los bancos concedieron 2.568 millones a
las familias, un 22% más que el mismo mes de 2014. En el caso de los nuevos
préstamos a Pymes, ascendieron a 12.930 millones, un 6,5% más. Para empresas
más grandes, con préstamos nuevos de más de un millón, se concedieron 17.564
millones de nuevo crédito, un 8%.
La patronal bancaria,
AEB, ha señalado que los datos de abril del crédito “confirman la tendencia
positiva de los últimos meses y prueban que los bancos están en disposición de
cubrir la demanda solvente cuando ésta se recupere y es lo que están haciendo”.
Sin embargo, los saldos
totales de créditos en hogares y empresas aun presentan caídas. Para este año, se
espera un descenso del 1% en el stock de los créditos, y hasta
2017 no se espera una recuperación de los saldos totales.
Según la firma
británica Nau-Securities, “se está estabilizando el crédito, pero todavía resta
mucho hasta que se alcancen los niveles previos a la crisis, porque faltan
30.000 millones que se daban a las hipotecas y que no han regresado. También
hay que tener en cuenta que las pymes no volverán a tener tanta deuda como en
2008. La mejor noticia sería que se recuperara el crédito a la vivienda porque
supondría que se está reduciendo el paro, sobre todo el juvenil, y que la
economía tira con fuerza”.
Ahora se calcula que se
amortiza un 8% anual de préstamos hipotecarios por el pago de las hipotecas, y
solo aumenta un 4% la nueva contratación, según Analistas Financieros
Internacionales (AFI).
Se
señala que esta selectiva apertura
del crédito para los mejores clientes se apoya en la caída de los tipos de
interés de los préstamos. Los créditos se han abaratado por la reducción del euribor
y por el claro aumento de la competencia. Con márgenes estrechos y tipos
reducidos, el beneficio descansa en incrementar el volumen de negocio, y eso es
lo que está ocurriendo. Según señalan muchos analistas.
La brutal caída del stock de
crédito ha sido un desapalancamiento, doloroso pero necesario, para corregir el
elevado nivel de endeudamiento de empresas y familias en España. Desde 2010 las
empresas españolas han reducido más de un 20% su deuda y las familias un 17%. En
todo caso, como señalan algunos: “la salida del agujero será lenta”.
Por otro lado, según
la Comisión Europea, el mercado laboral, el déficit público, la banca y las
reformas pendientes, son los cuatro agujeros que debe tapiar España para
reforzar la salida de la crisis.
La economía española
tiene actividades pendientes. Ha realizado una vigorosa devaluación interna de
salarios para recuperar competitividad externa, pero en opinión de la Comisión
se debe aplicar aún una mayor devaluación salarial. De forma que Bruselas aconseja
que los sueldos crezcan por debajo de la productividad (lo que en la misma línea
ortodoxa de siempre, supone una aumento de los márgenes de beneficio).
La palabra
reforma, comprende un cajón en el que cabe de todo, desde medidas estructurales
a recortes disfrazados de otra cosa. Aunque se trata de consejos de la Comisión
Europea, que prácticamente no sigue nadie (la propia Comisión admite que el
sólo el 10% de sus recomendaciones se cumplen) ha lanzado para cada país una
serie de recomendaciones: “generar empleos y crecimiento, manteniendo unas finanzas
públicas solventes. Para España, ese ejercicio se traduce en una batería de
medidas concentradas en cuatro flancos: mercado de trabajo, sistema financiero,
finanzas públicas y reformas en el sector servicios.
Y para España, no
se entretiene en lenguajes más o menos diplomáticos: “los salarios deberían
crecer por debajo de la productividad, a pesar de las caídas acumuladas en
el último lustro. Bruselas aconseja rehuir de la negociación colectiva y
alinear los salarios con los diferenciales de productividad de cada empresa. Y,
de pasada, lanza críticas a la última reforma laboral, que “no se ha usado en
todo su potencial” en los nuevos tipos de contratos para jóvenes sin formación.
En el caso de
España, Bruselas pide que el Gobierno se asegure de cumplir las metas de
déficit con un mayor control de las comunidades. Reclama completar la reforma
de las cajas. Y de nuevo reivindica que el Ejecutivo español “elimine barreras
y regulaciones en el ámbito empresarial, adopte la reforma de los servicios
profesionales, y acelere la ley del mercado único”. Bruselas censura que no se
hayan liberalizado las profesiones reguladas, y que no se resuelva el déficit
de tarifa eléctrico. En definitiva, lo que está demandando son más reformas de
oferta, o políticas de oferta.
Por otro lado,
según la Encuesta de Condiciones de Vida elaborada por
el Instituto Nacional de Estadística (INE) a partir de los datos del
año 2013, las personas en riesgo de pobreza o exclusión social sigue avanzando
en España y ya representan el 29,2% de la población (era del 26% en 2010).
También retroceden los ingresos medios por hogar, que alcanzan los 26.154 euros
por familia.
La tasa de
personas en riesgo de pobreza o exclusión es el principal indicador que usa
Eurostat, (Oficina Estadística Europea) para medir el peso de las personas
menos favorecidas en una sociedad. Esta referencia (también se denomina Arope,
del inglés, “at risk of poverty or social exclusión”) consta de tres variables:
la carencia material severa, la baja intensidad en el empleo o el riesgo de
pobreza. De acuerdo con los datos de población de 2013 (46,7 millones), unos
13,6 millones de personas cumplirían alguno de los tres criterios que definen
este concepto.
Después de
llevar dos años estancada en torno al 27% (en 2011 y 2012), la tasa ha
aumentado dos puntos y es tres puntos porcentuales más elevada que la de 2010.
Uno de los tres
elementos que integran esta variable es el umbral de pobreza: percibir unos
ingresos inferiores a 7.961 euros en el caso de un hogar unipersonal o de
16.719 euros en hogares compuestos de una pareja y dos niños. El porcentaje de
población que se encuentra por debajo de este listón de renta (que más que
pobreza absoluta mide la desigualdad, es decir, cuánta gente tiene ingresos
bajos respecto al conjunto de la población) aumentó el año pasado respecto a la
anterior.
La tasa de
riesgo de pobreza (a secas, sin otros factores de exclusión) se situó en el
22,2% de la población frente al 20% de 2012 (y 20,7% de 2010). El porcentaje
aumenta sensiblemente más entre los menores de 16 años, al crecer 3,4 puntos,
mientras cae entre los mayores de 65 años un 1%. Como el umbral está bajando
debido a la caída generalizada de los ingresos, los colectivos con rentas estables
como los jubilados ven mejorada su situación comparada con el resto de la
población, lo que explica la mejora de la situación entre los mayores que
reflejan las estadísticas.
Según Luis
Ayala, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Juan Carlos I de
Madrid, “se trata de datos muy reveladores y muestran un empeoramiento muy
claro de la realidad social, tanto en lo que se refiere a niveles de renta como
a las condiciones de vida en general”.
Ayala añade otro
indicador más de la Encuesta de Condiciones de Vida para apuntalar su tesis: la
evolución del Coeficiente de Gini, un valor que aporta información sobre la
concentración en la distribución de la renta en un país. Oscila entre el 0
(reparto máximo de riqueza) y el 1 (desigualdad absoluta). Es una tasa
relativamente rígida, y pese a ello, ha pasado del 0,337 en 2012 a 0,347 en
2013. Era del 0,329 en 2008. “En España siempre ha rondado el valor de 0,3;
frente a los países nórdicos que están en el entorno del 0,2. Estados Unidos se
encuentra en el 0,4 y los estados más desiguales en el 0,6”, explica.
La evolución de
este coeficiente, junto con la caída de ingresos medios o el aumento de la tasa
que mide el riesgo de pobreza y exclusión social son una muestra de que la
recuperación económica “se está saldando con una mayor desigualdad”, según el
catedrático de economía. “Ya nos temíamos que la resaca de la crisis iba a ser
grande en términos de fractura social”.
El indicador de riesgo de pobreza o
exclusión es una referencia compuesta de tres conceptos: el riesgo de pobreza
(ingresos un 60% inferiores a la mediana); la baja intensidad en el empleo
(menos del 20% del potencial laboral) y la carencia material severa. Este
último consiste en sufrir al menos cuatro situaciones de una lista: no poder ir
de vacaciones ni una semana; no permitirse comer carne o pescado al menos cada
dos días, ser incapaz de mantener la vivienda a una temperatura agradable,
retrasos en el alquiler o la hipoteca, no tener coche, lavadora o televisión.
Estas son
algunas de las dificultades planteadas por los españoles en la encuesta:
El 45% no puede
ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año.
El 42% no puede
afrontar gastos imprevistos (de 650 euros).
El 10% sufre
retrasos en los pagos relacionados con la vivienda principal (alquiler,
hipoteca, luz, agua).
El 16% tiene
serias dificultades en llegar a final de mes.
Pues bien, ha costado
casi medio año que los Sindicatos y la Patronal hayan cerrado las negociaciones
para acordar una subida de los sueldos en este 2015, del 1%.
Para evitar el
desacuerdo en las cláusulas de garantía salarial, que los sindicatos exigían y
la patronal rechazaba, se ha pensado en un mecanismo bienal en el que la
previsible ganancia de poder adquisitivo de este año se acumule para 2016.
Desde luego, no
se trata de un gran avance, por lo que no puede decirse que se abandona
plenamente la senda de la moderación salarial. Un incremento del 1% se sitúa
por encima del 0,7% de inflación previsto por el Instituto Flores de Lemus y
del 0,6% de Funcas, dos de las principales casas de análisis económico en
España.
Pese a ser una
mera recomendación, el pacto salarial de sindicatos y patronales resulta muy
significativo. De hecho, los sectores en los que se firman los grandes
convenios en España, como la banca, las antiguas cajas de ahorros o la
industria química, estaban a la espera de que se cerrara este pacto. Solo la
construcción había alcanzado el suyo sin esperar al acuerdo marco.
Uno de los
escollos de la negociación durante los últimos meses ha sido la inclusión
o no de una cláusula de garantía que asegurara el mantenimiento del poder
adquisitivo de los salarios. Los sindicatos la exigían; los empresarios,
después de que fuera excluida de facto en el anterior pacto, el de 2012, la
rechazaban. Al final se abre paso una fórmula innovadora: el previsible avance
de poder adquisitivo de este año se tendrá en cuenta en 2016. Es decir, si este
año los sueldos ganan tres o cuatro décimas de poder adquisitivo se restarían
el año que viene si los precios avanzan más que ese 1,5%. Solo a partir de ese
umbral, se activaría la cláusula.
Además de los
incrementos salariales y las cláusulas de revisión, habría otro punto
importante en el pacto salarial: las fórmulas para garantizar la vigencia de
los convenios más allá del año de prórroga que ha dado la reforma laboral. Tras
la sentencia del Tribunal Supremo de diciembre que garantizaba que las
condiciones laborales pactadas en los convenios seguían vigentes porque
formaban parte de los contratos, ambas partes habían abordado el tema. Al
final, parece que la solución pactada será recomendar a los negociadores de los
convenios que incluyan cláusulas de arbitrajes obligatorios. El pacto también
contendrá cláusulas de mantenimiento del empleo, y del empleo de calidad.
MERCADOS:
La volatilidad
ha venido para quedarse, a menos que Grecia sea capaz de resolver el asunto de
sus pagos al FMI pronto. Las bolsas agudizan la corrección y la pregunta gira
alrededor de si es momento de comprar o de vender porque las caídas puedan
prolongarse en el tiempo.
Como consecuencia del
aviso de la intensificación de las compras del BCE, el euro se depreció en el
mercado de divisas: la mayor caída en un día de casi un 2%, durante los últimos
tres años.
EMPRESAS:
El Corte Inglés ha
refinanciado su deuda y ahorrará 200 millones de euros. Los principales
acreedores, Santander, BBVA, CaixaBank, Popular, Bankia, Sabadell y Unicaja,
presentarán al grupo una propuesta que incluye una rebaja del interés de su
préstamo, que asciende a 3.550 millones.
Esta propuesta
permitirá a El Corte Inglés ahorrar
27 millones al año, lo que hace un total de 200 millones.
Va a suponer una
importante reducción de costes para la compañía presidida por Dimas
Gimeno. El Corte Inglés firmó la refinanciación
de 4.909 millones de euros con 27 entidades en noviembre de 2013. Desde
entonces, la compañía ha reducido el volumen de esta deuda hasta registrar un
saldo vivo de 3.547 millones de euros, tras amortizar el 30% del préstamo (unos
1.360 millones).
El principal
acreedor de El Corte Inglés, y el banco que está liderando las negociaciones,
es el Santander, que cuenta con el 25% de la deuda.
De esta forma, El
Corte Inglés dispondrá de una
mejor carta de presentación gracias a la mejoría del consumo y, en
consecuencia, de sus resultados, lo que le ha permitido mejorar estas
condiciones.
Un excelente trabajo de análisis económico...
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Muchas gracias Mark, como siempre tan amable.
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