El fantasma de la
crisis financiera ha recorrido a los mercados mundiales. La Bolsa china vivió
un lunes negro, con un descenso del 8,49%, por el temor a que su economía esté
frenando bruscamente el crecimiento. El miedo hundió las Bolsas de todo el
mundo, en una jornada en que se evaporaron billones de euros en el valor de
empresas cotizadas. El Ibex 35 español cayó un 5,01%, en línea con otros
índices europeos; el desplome se extendió también a EE UU y Latinoamérica. El
precio del petróleo bajó al mínimo desde finales de 2008 y el euro se
revalorizó frente al dólar ante la posibilidad de que la subida de tipos en Estados
Unidos se retrase.
Sin duda, en estos
momentos hay una intensificación de los riesgos geopolíticos.
GLOBAL:
Una vez estremecido el
mercado mundial, China intenta calmar los temores globales sobre los efectos
del frenazo de su economía. La cuestión china y el temido anuncio de una pronta
subida de los tipos de interés en EE UU, por tanto de la situación de las dos
mayores economías mundiales, centraron los principales debates de la reunión de
ministros de Economía de los países del G20 que concluyó a principios de
septiembre en Ankara (Turquía) con un compromiso de evitar una guerra de
divisas.
Los ministros del grupo
formado por los principales países desarrollados y emergentes se comprometieron
a “calibrar cuidadosamente y comunicar con claridad” cualquier nueva decisión
de política monetaria para evitar efectos como los producidos por la inesperada
devaluación de la divisa china.
El ministro de Finanzas
chino, Lou Jiwei, aseguró a sus homólogos que, pese a las turbulencias
financieras, las reformas emprendidas por el Gobierno de Pekín colocarán al
país en “una vía de crecimiento estable” en los próximos años.
Los del G-20 se
comprometieron a continuar con las reformas estructurales para reducir el
intervencionismo público en la economía, y permitir que sea el mercado el que
la autorregule.
Respecto a las divisas,
Estados Unidos presionó señalando que “China debería dejar que su tipo de cambio
refleje su valor real y evitar devaluaciones competitivas”, por lo que en el
comunicado final de la reunión se incluyó que: “reiteramos nuestro compromiso
de avanzar hacia sistemas de tipo de cambio más determinados por el mercado y
una flexibilidad cambiaria, que refleje los fundamentos subyacentes y evite desajustes
permanentes en los tipos de cambio. Nos abstendremos de devaluaciones
competitivas y de cualquier forma de proteccionismo”.
Una preocupación para
las economías emergentes, es que Estados Unidos eleve sus tipos de interés, actualmente
próximos a cero. Durante los dos últimos años, anuncios e incluso rumores sobre
eventuales subidas de sus tasas, han dado lugar a importantes depreciaciones en
las divisas de países como Turquía, Brasil o Sudáfrica, que, desde el inicio de
la crisis financiera global, habían logrado atraer grandes flujos de capital a
sus países. Ahora temen por la posible salida de esos capitales.
En la reunión el G-20
se ha concluido: “tomamos nota de que un endurecimiento de la política
monetaria es más probable en algunas economías avanzadas”, refiriéndose a
Estados Unidos, que además, señala en otro punto que “la política monetaria por
sí sola no puede conducir a un crecimiento equilibrado”
El FMI ha alertado
sobre el freno de las economías emergentes, más allá de China, ya que éstas
tienen menos margen que los países desarrollados para las políticas de
inversión y gasto público que estimulen el crecimiento. América Latina ha
sufrido especialmente la bajada del precio del petróleo y el menor dinamismo de
Estados Unidos en el arranque del año. El declive en Brasil fue superior a lo
esperado y México, otro de los grandes de la región, también creció por debajo
de los pronósticos. Además, la subida de la cotización del dólar va a complicar
el pago de la deuda a muchos países endeudados en esa divisa. El FMI pide a los
emergentes el difícil encaje de asegurar unas cuentas públicas sostenibles e
impulsar el crecimiento con inversiones en infraestructuras, entre otras cosas,
así como reformas en el campo de la inversión o la educación.
Y es que el desplome
del precio del petróleo está pasando factura. La caída libre del barril,
que se ha abaratado un 60% en 12 meses (el brent, de referencia en
Europa, se ha situado en 45 dólares), y ha ocasionado caídas récords en los
resultados de las principales firmas energéticas mundiales. Como consecuencia, al
haberse reducido gastos administrativos en prospecciones y en servicios, se han provocado despidos en cadena: en lo que va
de año, se han recortado ya 100.000 puestos de trabajos en todo el mundo.
ESTADOS UNIDOS:
La economía estadounidense
creció con fuerza en el segundo trimestre de este 2015, al crecer su PIB a una
tasa anualizada del 3,7%. La revisión al alza es considerable, si se
compara con el 2,3% que se anticipó hace un mes y despega frente al
anémico 0,6% del arranque de 2015.
La situación genera un
importante dilema a la Reserva Federal de cara a su próxima reunión en
este mes de septiembre, ya que habrá de decidir si sube o no los tipos de
interés.
El consumo en Estados
Unidos, del que dependen dos terceras partes de la economía, creció un 3,1% (dos
décimas más de lo previsto).
Por otro lado, la
inversión empresarial aumentó un 3,2% en el trimestre, en lugar de contraerse
un 0,6%. El beneficio de las empresas creció un 2,4%, frente a la caída del 5,8%
habida durante el primero. También se registró un incremento en las
exportaciones y se ajustaron al alza los inventarios. Todos estos indicadores
están sujetos a una última revisión a realizar dentro de un mes.
La fortaleza del dólar,
la caída del precio del petróleo y ahora la debilidad de China son en principio
positivas para el consumidor estadounidense. Pero también son una carga para otros sectores de su economía, como las
exportaciones, la industria energética, y las materias primas.
La salida de la Gran
Recesión es un proceso que dura ya seis años y medio. Pero el crecimiento de
los últimos años está siendo desequilibrado, con muchos altibajos, y por debajo
del potencial. Pese a ello, los últimos indicadores publicados sugieren que la
economía está preparada para soportar un incremento gradual de los tipos de
interés.
En la reunión a
mediados de este mes de septiembre de la Reserva Federal, se van a analizar las
dinámicas de la inflación y la política monetaria. La baja presión del lado de
los precios es, junto a la evolución del mercado laboral, uno de los factores
decisivos de cara a la próxima reunión. La tasa de inflación vinculada al PIB,
el indicador preferido del Banco Central estadounidense, muestra un incremento
anual del 2,2% frente a una del 1,9% en el primer trimestre. Pero el índice de
precios al consumo está prácticamente estancado.
Respecto al empleo, la
economía de Estados Unidos sumó 173.000 ocupados durante el mes de
agosto. Se trata de un aumento moderado si la comparamos con los 245.000
registrados tanto en junio como julio, datos que se han revisado al alza.
Además, está considerablemente por debajo a lo anticipado. Pero el paro se
redujo dos décimas y se colocó en el 5,1%. Es la tasa de desempleo más baja
desde abril de 2008 y a este nivel, ptracticamente, roza ya el pleno empleo, lo
que podría justificar el alza de tipos de interés.
La ambigüedad del dato
complica la decisión de la Reserva Federal. Wall Street lleva semanas
buscando una señal clara para entender qué hará el equipo de Janet Yellen. A
mediados de julio, se daba prácticamente por hecho que la reunión del 16 y 17
de septiembre marcaría el momento simbólico del alza de tipos. Pero las dudas
sobre la economía china y la volatilidad que siguió a la devaluación del yuan han
generado incertidumbre respecto a la decisión.
El consenso de mercado
esperaba 217.000 nuevos ocupados el mes pasado y que la tasa de paro bajara una
décima, al 5,2%. Con cualquier cifra que hubiera superado los 250.000 ocupados,
la subida de tipos estaba prácticamente asegurada. Pero la combinación de dato
publicado, aumenta el debate puesto que
existen tanto elementos a favor, como en contra.
En todo caso, está
claro que la ralentización China y la fuerza del dólar ponen en cuestión la
subida de tipos de interés por la Fed.
CHINA:
Ya durante el pasado
mes de julio, las exportaciones de China disminuyeron más de lo esperado,
afectadas por una apreciación del yuan y un descenso de la demanda procedente
de la Unión Europea. El comercio exterior de China, uno de los motores de la
segunda economía mundial, mostró en esos momentos signos de ralentización, con
una caída interanual del 7,3% durante los siete primeros meses del año y del
8,8% en el mes de julio.
Frente a la sensación
de tranquilidad que procuran transmitir las autoridades chinas respecto a que “todo
está controlado”, lo cierto es que las devaluaciones efectuadas del yuan desataron
un gran temor en las Bolsas, ya que se teme que las devaluaciones traten de
tapar los problemas de la segunda economía mundial.
Se sospecha que la
economía china puede haber entrado en una fase de desaceleración; un término
que puede parecer exagerado en Europa cuando la economía china registra tasas
de crecimiento próximas al 7%. Pero Pekín necesita cifras superiores para
mantener un mercado laboral estable, es decir, para que el paro y el subempleo no
generen tensiones sociales en el sistema.
En ese mismo sentido,
las autoridades chinas han rebajado lo tipos de interés en 25 puntos básicos, y
el coeficiente de caja de los bancos (la proporción de sus activos que deben
mantener en liquido) en medio punto porcentual.
Son medidas dirigidas a
reactivar a la economía, inyectando mayor liquidez en su sistema financiero.
ECONOMÍAS EMERGENTES:
Los problemas de los países
emergentes se han multiplicado: las crecientes dudas sobre la economía china,
el frenazo en seco del comercio mundial, el abaratamiento de las materias
primas y el fin, cada vez más cercano, de los estímulos en los países
ricos han creado un peligroso círculo vicioso para una serie de economías, desde
Brasil hasta Indonesia pasando por Turquía o Rusia.
Las emergentes han
visto caer el valor de sus exportaciones, desplomarse su divisa y, aún más
importante, han sufrido una fuga de capitales sin parangón en las dos últimas
décadas. La incertidumbre generada por China se trasladó a Latinoamérica, donde
solo escapaba a las pérdidas Brasil.
Quedan atrás aquellos
años en los que los emergentes constituían verdaderas locomotoras del
crecimiento mundial, y amenazaban con derrocar el orden económico a base de
saciar la voracidad de materias primas. Su fortaleza apenas se vio trastocada
por la crisis financiera que, pese a impactar con fuerza en el mundo
desarrollado, solo fue una leve ventisca para sus economías. Sin embargo, la situación
ha cambiado en el último año: la debilidad, cada vez más evidente, de la
economía china, el abaratamiento de las commodities y el cada vez
más próximo final de las políticas fuertemente expansivas, han
levantado un huracán de consecuencias difícilmente previsibles para este bloque
de países que representan más de la mitad del PIB mundial.
CANADÁ:
La situación tan
ventajosa que disfrutaba la economía canadiense se ha esfumado, ya que tras
acumular dos trimestres sucesivos en contracción (caídas de su PIB) ha entrado
en recesión formalmente.
La economía que mejor
resistió, entre las potencias del G7, ha sucumbido siete años después por la
persistencia del bajo precio del
petróleo, y también como consecuencia del enfriamiento de su sector
inmobiliario. La recuperación en Estados Unidos, su principal socio comercial,
no ha sido suficiente para mantener a salvo su crecimiento. La realidad, es que
se trata de una débil contracción del 0,1% en el segundo trimestre.
JAPÓN:
Una mala noticia, es
que la economía japonesa ha regresado a cifras negativas tras registrar seis
meses de crecimiento. El producto interior bruto (PIB) de la segunda mayor
potencia asiática se contrajo un 0,4% en el segundo trimestre respecto al mismo
periodo de 2014.
Detrás de ese
retroceso, que coincide con una ralentización progresiva de la economía mundial
amplificada en las últimas semanas por los riesgos geopoliticos, está la caída
de las exportaciones y del consumo nipón. Las cifras ponen en tela de juicio a
las Abenomics (programa de expansión puesto en marcha iniciado
en 2012).
Resulta increíble, pero
Japón no logra levantar cabeza, ni siquiera con los continuos estímulos fiscales y monetarios
llevados a cabo. En el segundo semestre del año, la economía del país nipón
registró un retroceso del 1,6% en términos anualizados y los augurios no son
mucho mejores. Aunque esta contracción es ligeramente inferior al que esperaban
los analistas, la cifra añade presión a las autoridades del país para que
potencien aún más su programa Abenomics, dirigido a impulsar una
economía que lleva casi dos décadas creciendo por debajo del 2%.
Entre abril y junio, el
consumo interno (representa el 60% de PIB
japonés) se contrajo un 0,8% interanual, más que el conjunto general de
la economía. Las exportaciones, otro componente de peso en la tercera economía
mundial, se desplomaron un 4,4% en un momento de zozobra generalizada sobre
China, su primer socio comercial. La inversión pública, fortalecida por el Abenomics,
repuntó en cambio un 2,6%.
EUROZONA:
El Banco Central
Europeo ha declarado que, dada su importancia en el comercio global, la crisis
china podría tener un efecto negativo mayor del esperado sobre la eurozona.
Además el "riesgo podría agravarse por la incidencia, igualmente negativa,
de los posibles incrementos de los tipos de interés en EEUU sobre el
crecimiento de las economías emergentes".
No obstante, el BCE se
mostró más relajado respecto a los riesgos para el crecimiento económico de
Grecia.
"Los riesgos
procedentes de los acontecimientos relacionados con Grecia y las negociaciones
con sus acreedores parecen estar contenidos", según el BCE. En este
sentido, el BCE considera que el acuerdo sobre el tercer programa financiero
para Grecia "podría contribuir a afirmar la confianza en la zona del
euro".
El consejo de gobierno sigue
siendo unánime en la postura de proseguir con la compra de grandes cantidades
de deuda pública y privada hasta septiembre de 2016 para apoyar la recuperación
económica de la zona del euro.
El gobernador del Banco
Central Europeo, Mario Draghi, ha puesto de relieve que la situación económica
de la eurozona no termina de aclararse.
No se trata solamente
de las turbulencias de China, sino también, como implícitamente reflejaba el
rostro de Draghi, de la parcial derrota en el logro de los objetivos de
inflación y de crecimiento. El peligro, es que los nuevos pronósticos
económicos señalan que quizá sigamos más cerca de lo que se piensa de la crisis
que no terminamos de superar.
Aunque se dice que se
apunta a una recuperación económica, el BCE ha rebajado su previsión de
crecimiento y de inflación para este año.
En particular, para los
precios se calcula que este año crecerán
un 0,1% en la zona euro
(dos décimas menos que en la anterior previsión). Si bien, según Eurostat, la
tasa interanual de inflación en la eurozona se mantuvo, con un 0,2 %, sin
cambios en agosto respecto al mes anterior
Con respecto al mismo
mes del año pasado, la tasa de inflación disminuyó en 0,2 puntos porcentuales,
al situarse en 0,2 en agosto de 2015, frente a los 0,4 en 2014.
Por segmentos, el mayor
impacto al alza de la inflación interanual en la eurozona durante el pasado agosto,
procedió del sector alimentario, el alcohol y el tabaco, que registraron una
tasa anual de inflación del 1,2 %.
El sector servicios
también registró un 1,2 % de inflación, la misma que durante el mes anterior.
Por contra, la caída de
los precios de la energía, que cayeron de -5,6 en julio a -7,1 en agosto, fue
la que más frenó la tasa.
Huyendo de mensajes
triunfalistas, el BCE, implícitamente, está advirtiendo que queda crisis para
más tiempo. Se habla del riesgo de inflación, cuando realmente habría que
hablar del riesgo de caída de los precios –lo contrario a la inflación- siendo
la causa, esgrimida como fundamental, la caída del precio del petróleo.
En relación a Grecia, el Eurogrupo
(los 19 ministros de Finanzas de la eurozona), han aprobado en Bruselas, por un
valor de 86.000 millones de euros a tres años, el tercer rescate a Grecia, Se
prevé una reestructuración del régimen de pensiones con el objetivo de lograr
un ahorro anual del 0,5% del PIB, así como la eliminación gradual de las
jubilaciones anticipadas. Entre otros muchos apartados, el paquete contempla
también la liberalización plena del sector energético en 2018 y la de algunas
profesiones, como ingenieros o notarios, así como avanzar en el programa de
privatizaciones y el fin de las exenciones fiscales para las islas a finales de
2016.
El Ejecutivo heleno, no
obstante, prefirió destacar los aspectos positivos logrados en el acuerdo. Por
ejemplo, rebajar los objetivos presupuestarios. Así, el pacto prevé que, en
lugar del superávit primario (que excluye el pago de intereses de la deuda) de
un 1% del PIB previsto inicialmente para este año, tan sólo será necesario un
déficit primario del 0,25 %. En 2016 se exige un superávit primario del 0,5%,
para 2017 del 1,75%, y para 2018 del 3,5%, el objetivo que se había fijado
inicialmente. Atenas aseguró que el hecho de que los objetivos sean más
moderados, va a ayudar para que los recortes sean más suaves.
ESPAÑA:
La recuperación de la
economía española ha tomado una buena marcha al término de la legislatura del
Gobierno de Mariano Rajoy. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha
confirmado que el producto interior bruto (PIB) creció un 1% en el segundo
trimestre del año con respecto al primero, la tasa más alta desde finales de
2007 (antes de empezar la crisis).
El consumo de las
familias, que equivale al 58% del PIB, es el principal motor del crecimiento,
pero casi todos los factores juegan a favor, desde el gasto público a la
inversión, pasando por el sector exterior, favorecido por la caída del euro y
del petróleo.
Crece con fuerza la
inversión, aumenta el consumo, se aceleran las exportaciones, y la industria
manufacturera avanza al mayor ritmo en más de una década.
La creación de empleo
es el mecanismo por el que la recuperación llega más a la población. Según los
datos publicados, la creación de empleo en un año es el equivalente a 477.400
puestos de trabajo a tiempo completo. Sin embargo, eso es solo una parte del
empleo que se destruyó en 2012 y 2013, de modo que, así medidos, sigue habiendo
en torno a 450.000 puestos menos que en el cuarto trimestre de 2011. El balance
del Gobierno es aún negativo en personas ocupadas, puestos de trabajo y horas
ocupadas, pese al fuerte tirón del último año y medio.
Además, la remuneración
de los asalariados pierde peso en el conjunto de la economía en favor del
excedente de explotación de las empresas y de los impuestos. El coste laboral
por unidad de producto ha caído un 0,1% (siete décimas por debajo de la
variación de precios de la economía, el 0,6%, según el deflactor implícito del
PIB), y la remuneración por asalariado crece el 0,2%.
La contención salarial
(o incluso la bajada de sueldos unitarios en términos estadísticos) se
mantiene, si bien ese dato ha estado distorsionado con frecuencia en los
últimos trimestres por la supresión de la paga extra de los funcionarios y su
devolución parcial.
Donde sin duda la
recuperación se está trasladando al bolsillo de los ciudadanos es en el
consumo. En términos nominales, de los 3.327 millones que aumentó el PIB en el
trimestre, 3.267 millones correspondieron al gasto de las familias. Su consumo,
que lleva nueve trimestres al alza, crece el 1% en tasa trimestral y el 3,5% en
tasa anual. La inversión, sobre todo en bienes de equipo (y en particular en medios
de transporte), fue el otro gran motor en el trimestre, con un aumento del 2%
trimestral y del 6,1% interanual.
El sector exterior freno
al crecimiento, pero menos que en el trimestre anterior, gracias a la
recuperación de las exportaciones de bienes y servicios. Uno de los puntos
preocupantes es que las importaciones crecen con más fuerza que las
exportaciones, a pesar del enorme ahorro de la factura energética que ha
supuesto la bajada del precio del crudo. En cambio, el turismo vive un año
récord y el gasto de los extranjeros en España está creciendo.
También el gasto
público pone su granito de arena. En el segundo trimestre, que coincidió con la
celebración de elecciones municipales y autonómicas, aumentó un 0,4%
trimestral, aunque su impacto no es tan alto como en el primero, cuando creció
un 1,7%. De esta forma, en un año electoral, el gasto público ya crece a una
tasa anual del 1%, la mayor en casi cinco años desde el tercer trimestre de
2010.
Tras un mal año 2014,
el sector de la agricultura, ganadería y pesca lidera el crecimiento en el
segundo trimestre de este año. Es un sector muy pequeño, que apenas representa
un 2,3% del producto interior bruto (PIB), pero en términos relativos fue el
que más avanzó, con un crecimiento del 2,8%, corregido de efectos estacionales
y calendario.
La industria
manufacturera fue el otro sector más destacado en el segundo trimestre, con un
avance de volumen del 1,6% trimestral (siempre con datos corregidos de efectos
estacionales y calendario). Se trata del mayor ritmo registrado por este sector
desde 2003.
La construcción, en
cambio, ha frenado un poco el paso tras su espectacular repunte de finales de
2014 y comienzos de 2015, y creció el 0,8%. Incluyendo construcción, el
crecimiento trimestral de la industria, un sector que supone el 16,1% del PIB,
es del 1,4%.
Los servicios
representan el 67,3% del PIB y crecen un 0,8% trimestral. Dentro de ellos un
tercio corresponde a comercio, transporte y hostelería, subgrupo que crece un
1%, en línea con el conjunto de la economía. El subsector más destacado es el
de información y comunicaciones, que crece el 1,6%. Solo caen un 0,4% las
actividades financieras y de seguros.
La realidad, es que la legislatura
que acaba en unos meses ha tenido una primera mitad de recesión y una segunda
de recuperación:
Los años 2012 y 2013
fueron años en que la fuerte destrucción de empleo (con un despido más fácil y
barato), las subidas de impuestos, la fuga de capitales y el estigma de pedir
el rescate a Europa para recapitalizar el sector financiero hicieron de España
una de las economías con peor comportamiento de Europa.
Sin embargo, durante 2014
y 2015, la estabilización del sector financiero, las reformas realizadas, la
creación de empleo, la política monetaria del BCE y la caída del precio del
crudo han permitido a España situarse a la cabeza del crecimiento entre los
grandes países desarrollados.
En relación al empleo,
durante el pasado mes de agosto, España perdió más de 134.000 cotizantes a
la Seguridad España. Se trata
de un mes tradicionalmente malo para el empleo.
La pérdida de afiliados
es mayor que la de los dos últimos años y se parece más a los de ejercicios
anteriores, con la crisis aún muy viva. Ni siquiera los empleos turísticos de
verano, que en agosto vivieron su apogeo con un nuevo tirón de la hostelería, pudieron
contrarrestar el frenazo, típico de ese mes, en educación, industria y
construcción. El pinchazo de agosto, además, parece confirmar la idea de que el
crecimiento económico aminorará su ritmo en la segunda mitad del año.
La fase más intensa de
creación de empleo también parece ir quedando atrás. Se destruyó mucho empleo
con la crisis y, en parte por ello, el inicio de la recuperación económica tiró
rápidamente de la contratación, pero ahora el crecimiento del empleo en tasa
anual lleva ya tres meses frenándose. Además, los datos con ajuste estacional
señalan que en agosto se destruyó empleo no solo por ser agosto, ya que el dato
exento de distorsiones estacionales muestra una caída de 14.000 afiliados (el
peor dato desde mediados de 2013).
MERCADOS:
El pasado mes de agosto,
ha sido uno de los más aciagos para las Bolsas. Las dudas sobre la situación
real de la economía china, tras más de tres décadas de crecimiento
ininterrumpido, y la incertidumbre sobre la subida de tipos en EE UU, arrastraron
a los principales índices. Las subidas registradas en el último año se borraron
de un golpe de los parqués europeos, que recordaron que las alzas iniciadas
hace tres años con el apoyo del Banco Central Europeo tienen límite.
En línea con lo ocurrido en el resto de Europa, el Ibex se dejó a finales del
mes pasado un 8,24%, su mayor caída desde mayo de 2012 cuando España negociaba
el rescate financiero.
Lo peor es que las
persistentes dudas sobre el crecimiento económico global, en especial en lo referente
a China y a los emergentes, siguen atenazando a las Bolsas mundiales. El
enésimo dato manufacturero negativo en el gigante asiático, al que se unieron
otras cifras industriales dispares de las economías desarrolladas, han llevado a
las Bolsas a terreno negativo.
Las pérdidas de
principios de septiembre, se suman a las cosechadas en agosto, cuando los
parqués del Viejo Continente sufrieron su mayor batacazo desde mayo de 2012 (en
plena crisis del euro), y cinco billones de euros huyeron de los mercados de renta
variable de todo el mundo, como consecuencia de las incertidumbres provocadas
por las devaluaciones de la las autoridades chinas.
Septiembre ha comenzado
en la Bolsa, como terminó agosto: con la volatilidad en máximos por las
crecientes dudas sobre el vigor de la segunda economía mundial, China, y, por
ende, sobre el crecimiento global. El peor dato manufacturero en el gigante
asiático en tres años ha sido a principios de este mes de septiembre, el detonante de las caídas y ha dado argumentos
a aquellos que apuestan por un aterrizaje brusco de su economía (el peor de los
escenarios posibles).
Por lo que respecta al
mercado de la vivienda, la mejora de los créditos hipotecarios está acelerando
la recuperación del mercado. El precio de los pisos subió un 5,1% interanual en
el segundo trimestre de 2015. Este crecimiento tuvo su reflejo en la firma de
hipotecas destinadas a la compra, que se disparó un 26,3% en junio. Madrid,
Barcelona y la Costa del Sol son las zonas con mayor número de compraventas, un
mercado que creció un 11% gracias al fuerte tirón de la vivienda usada (43,5%).
EMPRESAS:
Bankinter ha comprado
el negocio de banca minorista de Barclays en Portugal por 100
millones de euros. Así lo ha anunciado la entidad, que se queda también con el
negocio de seguros de vida y pensiones del banco británico en ese país. En este
segundo caso, sin embargo, la compra la realiza a medias con Mapfre (desembolsarán
juntos 75 millones).
El acuerdo de compra
incluye el negocio de oficinas, la banca privada y la banca de empresas que la
entidad británica genera en Portugal. El negocio de oficinas supone una cartera
de créditos de 4.881 millones de euros, 84 oficinas, un millar de empleados y
185.000 clientes, de los que más de 20.000 son empresas. Del acuerdo se excluye
la banca de inversión y el negocio de las tarjetas, así como algunos clientes
corporativos, que seguirán con Barclays.
Juan José,
ResponderEliminarSu artículo excelente, como nos tiene acostumbrados, el único problema es que yo en la calle no percibo esa mejoría que nos anuncia. Quizás la razón pudiera derivar de que en mi nicho ecológico esa mejoría todavía no ha llegado, o bien, que su estudio está fundamentado en una información ofrecida por las administraciones. En ése caso, debería de plantearse el caso de que la información estuviera maquillada (nada raro en los gobiernos de derechas) y por lo tanto la muestra estuviera sesgada, hecho que invalidaría las conclusiones no por ello bien razonadas y fundamentadas por su parte.
Le emplazo para que siga siempre así. Soy un asiduo lector de sus artículos y salvo discrepancias puntuales me gustan mucho.
Saludos
Buenos días estimado apradop, muchas gracias por sus favorables comentarios y valoración.
EliminarAparte del más que posible marketing electoral, es indudable que el Gobierno español, entre otras cosas por la amenaza que supone la entrada de nuevas fuerzas políticas en España, y su contagio a Europa, ha tenido el mayor apoyo de las autoridades alemanas, como expresión máxima de las ideologías neoliberales que dominan el panorama actual y casi ideológico-politico (sobre todo en las fuerzas tradicionalmente mayoritarias).
Hay que añadir el claro apoyo de la clase empresarial de mayor poder en España a las políticas del Gobierno, sobre todo después de una reforma laboral casi ideada por ellos.
Finalmente, hay que citar a la confluencia de en la evolución de una serie de variables económicas, a las que la economía española siempre ha sido muy sensible: depreciación del euro, fuerte bajada de los precios del petróleo, etc...
Ahora bien, no hemos salido de la crisis. No se puede afirmar eso, con un enorme volumen de paro, empleos creados en base a reducir jornadas y salarios, devaluación salarial, pérdida de aspectos esenciales del Estado de bienestar, y tantas y tantas cosas,...
En fin, el espacio no es suficiente para tantos aspectos a señalar.
Gracias.
Un cordial saludo.
Un trabajo muy bien desarrollado.
ResponderEliminarEl gran problema es Europa y los países que, como España, se vieron entrar en la Eurozona para aumentar el mercado "doméstico" alemán. Una Alemania que necesita mano de obra barata y ahora es sumamente receptiva a los inmigrados sirios que lleguen...hasta que ya no le interese a sus productores.
El problema es la moneda única. Esta tiene sentido cuando la introduces en una región que es más o menos homogénea en términos de estructura económica y productividad. Pero el Euro se introdujo en una zona de grandes desequilibrios. Estados Unidos es un país del tamaño de un continente. Hay diferencias de renta importantes, pero hay una unión física, hay transferencias fiscales y el mercado laboral está totalmente integrado, al no haber barreras de idioma.
En Europa, imponer una moneda única fue un error.
Y en España nunca acabaremos con el paro...gracias al Euro!
Un cordial saludo
Mark de Zabaleta
Buenos días Mark, de acuerdo en tus criticas a la forma y al momento de creación del euro: se hizo la casa por el tejado, y con un sustrato ideológico, completamente neoliberal.
ResponderEliminarAhora bien, creo que la salida o abandono del euro seria dramático, generando una importante crisis económico.
Saludos