Como consecuencia del
desplome de los precios del crudo, las grandes empresas del sector petrolero
están recibiendo un duro golpe. El exceso de la producción está ocasionando que
los precios caigan, evaporando los resultados de las cuentas anuales de las
empresas. Sin embargo, la demanda de carburantes ha crecido, por lo que las
actividades del refino, están compensado parcialmente las pérdidas sufridas en
las de extracción.
GLOBAL:
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha recortado en dos décimas las estimaciones de crecimiento
de la economía global tanto para 2016 como para 2017. Para este año, el PIB
mundial aumentará tan sólo un 3.4%, esperando que el año próximo sea un poco
mejor (crecimiento del 3,7%) será algo más ambicioso, del 3.7%. Las razones,
sin duda, se encuentran en los problemas de China y en la considerable caída en
el precio del crudo petrolífero.
En contraste con las
economías emergentes, dónde las dudas son muy fuertes, en las avanzadas se
espera un crecimiento moderado y, sobre todo, desigual.
Analizando por países,
Brasil aparece como la más afectada en una recesión más prolongada de lo
estimado. Respecto a Estados Unidos se espera que prosiga con su ritmo actual
de aumento del PIB, y para Oriente Medio las previsiones se ven muy afectadas
por la caída de los precios del petróleo.
El FMI estima que el
PIB del Caribe y de América Latina, disminuya igualmente durante este 2016.
Desde luego, así lo está reflejando la recesión económica de Brasil y otras
economías actualmente en dificultades.
No obstante, el FMI
mejora gradualmente su previsión
respecto a los países que están atravesando problemas económicos: Rusia,
Brasil, y algunas economías de Oriente Medio.
Prevé el FMI que la
tasa de aumento del PIB en China disminuya hasta el 6,3% y el 6% en este año y
el próximo, respectivamente, como consecuencia, básicamente, de la desaceleración
de la inversión.
En contraste, las estimaciones para India y el
resto de las economías emergentes de Asia es una prolongación del crecimiento
vigoroso, si bien algunos países enfrentarán fuertes vientos en contra
generados por la situación de la economía china, y la debilidad de la
manufactura mundial.
El Fondo ha apercibido
respecto a que el crecimiento mundial pueda sufrir una desaceleración mayor de
la esperada. Sobre todo, como consecuencia de una peor situación de China, que
generaría efectos de contagio internacionales por la vía del comercio, los
precios de las materias primas y la confianza, así como los efectos
consecuentes en los mercados financieros internacionales y en las cotizaciones
de las divisas.
La realidad, es que el
Foro Económico de Davos se ha visto inundado de cierto pesimismo. Y es que las
medidas de estímulo monetario no consiguen reanimar a la economía global de su
debilidad, y se mantienen las presiones deflacionistas. Nos encontramos en un
momento complicado, tras un episodio muy duro de crisis económica, el riesgo de
una nueva recesión, con una política monetaria que, con éxito en Estados
Unidos, ha tenido unos resultados dudosos en Japón y en la eurozona. Sin duda,
por esta razón, el presidente del BCE, Mario Draghi, ha anunciado que
“reconsiderará su política monetaria en marzo si la amenaza de deflación sigue
vigente y si la tasa de crecimiento en la eurozona sigue siendo baja”.
Incluso Mario Draghi,
ha señalado la importancia de las inversiones en infraestructuras para
incentivar el crecimiento y estimular la productividad. El peligro de una nueva
recesión tan sólo se evitará si la inversión recupera su confianza. Por eso,
sorprende que la Eurozona siga manteniendo como prioritaria la ortodoxia del
ajuste presupuestario, como criterio guía por encima de cualquier otro, en la
política económica de la región.
CHINA:
Según las cifras de la Oficina
Nacional de Estadísticas, se mantiene el enfriamiento de la economía de China,
ya que en el último trimestre de 2015, creció a un ritmo anualizado del 6,8 %.
El dato anual de 2015,
un 6,9%, significa el aumento anual del PIB más pequeño de los últimos 25 años, coincidiendo con las
previsiones del Gobierno (el objetivo era de un 7%).
Li Keqiang, primer
ministro chino, señaló que “su economía se enfrenta a un trabajo abrumador para
mantener el crecimiento económico”. Añadiendo, que “debemos seguir de cerca la
situación y prepararnos para dar soluciones lo antes posible".
Puntualizó que el
Gobierno "debe prestar mucha atención a los vaivenes del mercado bursátil”,
que ha caído repetidamente desde comienzos de 2016, con pérdidas superiores a
todo lo ganado en 2015.
Li urgió a estabilizar
el crecimiento de las exportaciones, frenar el declive de beneficios en el
sector manufacturero y profundizar las reformas de las grandes empresas
estatales a través de políticas monetarias y fiscales.
"Las soluciones siempre
superan las dificultades, pero tomaremos medidas sustanciales que darán
resultados". Estas medidas serán presentadas al Legislativo de ese país, durante
el próximo mes de marzo.
JAPÓN:
El Banco Central de
Japón, por tercera vez en menos de tres años, ha reducido los intereses por
debajo de cero. Trata de depreciar al Yen para evitar de nuevo a la deflación.
La autoridad monetaria
de Japón dispone de una nueva herramienta para seguir luchando para conseguir
subidas de precios. No obstante, está por ver si tiene más éxito a la hora de
animar a las subidas de precios: el objetivo de aumento de los precios en un 2%
está lejos, ya que el índice de precios al consumo, se espera que aumente un
0,8%.
Sin duda, la bajada de
tipos persigue conseguir el debilitamiento de su moneda, a fin de no perder los
favorables efectos para las exportaciones de su depreciación.
LATINOAMÉRICA:
La región se ve
amenazada por el paro y la pobreza: entre los años 2003 y 2014, Latinoamérica
se vio beneficiada por el favorable comportamiento de las materias primas, lo
que dio lugar a importantes bajadas en sus tasas de desempleo, pobreza y
desigualdad. Pero, sobre todo en Brasil y Venezuela, la contracción económica
de 2015, está llevando a numerosas personas a la pobreza.
Según cálculos de
la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el paro en América
Latina subió en 2015 por primera vez en cinco años, pasando del 6,2% al 6,7% de
la población activa. El alza del paro se registró principalmente en Sudamérica,
donde la tasa pasó del 6,8% al 7,6%. También creció en el Caribe (del 8,2% al
8,5%). En cambio, en Centroamérica y México, menos dependientes de las
exportaciones de materias primas y más vinculadas a la demanda de Estados
Unidos, el desempleo descendió del 5,2% al 4,8%.
Según la Organización
Internacional de Trabajo (OIT), “hay indicadores de desaceleración en el
crecimiento de los salarios, así como de una reducción en la generación de
puestos de trabajo no asalariados, mientras que aumenta el trabajo por cuenta
propia, que en muchos casos está asociado a condiciones laborales precarias”.
En Brasil, la mayor
economía latinoamericana, el paro subió del 6,9% al 8,4% entre el tercer
trimestre de 2014 y el mismo periodo de 2015.
Aunque el PIB regional
solo se contrajo el año pasado, el crecimiento ya venía ralentizándose año tras
año desde 2012. Según el Banco Mundial, “los cuatro años de desaceleración
económica comienzan a tener un impacto adverso en los puestos de trabajo y el
ingreso familiar de América Latina y el Caribe. En opinión de este organismo
multilateral, en la actualidad pesan más factores internos que externos en la
evolución del PIB de cada país de la región.
ESTADOS UNIDOS:
Según la primera
estimación publicada por el Departamento de Comercio estadounidense, el
Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos creció un 0,7% en el cuarto
trimestre del año pasado en tasa anualizada. Se trata de una cifra muy inferior
al 2% registrado en el trimestre anterior.
El consumo (gasto personal de los consumidores), una de
las partidas que más contribuye al dato de crecimiento económico, aumentó un
2,2% el último trimestre, una cifra inferior al aumento del 3,3% experimentado
en el trimestre anterior. Mientras, las exportaciones netas disminuyeron un
2,5%, frente al avance del 0,7% del tercer trimestre.
En concreto, el
incremento del PIB en el cuarto trimestre refleja principalmente las contribuciones
positivas del gasto personal de los consumidores, la inversión fija no
residencial y el gasto de los gobiernos estatales y locales. Además, se produjo
un aumento de las importaciones.
Por su parte, la
desaceleración del PIB en este trimestre refleja la caída de la inversión
privada en inventarios y la caída de las exportaciones y la inversión fija no
residencial. Asimismo, los gastos de gobiernos estatales y locales se vieron
ligeramente compensados por la desaceleración de las importaciones.
En el conjunto del año,
la economía estadounidense creció un 2,4% (el mismo incremento que registró durante
2014).
Por otro lado, durante
el año pasado la economía estadounidense alcanzó una cifra de 292.000 nuevos
ocupados en diciembre. Un rendimiento muy sólido al final de 2015 que elevó la
creación de empleo para el conjunto del ejercicio a 2,65 millones de personas.
El dato fue mejor de lo esperado, pese al débil debilitamiento anteriormente
señalado.
La tasa de paro
(porcentaje de los activos que no encuentra un empleo) se mantuvo por tercer
mes consecutivo en el 5%, (el nivel más bajo en casi ocho años), porque más de
medio millón de personas se incorporaron el mercado laboral.
Estados Unidos creó
empleo durante el último año a una media de 220.000 nuevos ocupados mensuales, (es
el segundo mejor año desde 1999). Se trata de un ritmo sólido para una economía
que crece ligeramente por encima del 2%, claramente por debajo del
potencial. Y aunque la contratación se modera frente a los 3,1 millones de
empleos en 2014, el rendimiento del cuarto trimestre bastó para encadenar los
dos mejores años de creación del empleo en 15 años.
La tasa de
participación laboral subió al 62,6% porque hay más personas buscando trabajo
de forma activa, lo que explica que el desempleo se mantenga estable pese a la
robusta contratación. Si se tienen en cuenta los seis millones que siguen
forzadas a trabajar a tiempo parcial y los 1,8 millones apartados del mercado
laboral, la tasa de subempleo sigue doblando el paro. Los salarios, entre
tanto, se estancaron en el mes aunque crecieron un 2,5% en el año.
Aunque el mercado
anticipa entre dos y cuatro subidas de tipos a lo largo de 2016, la
incertidumbre global, las tensiones geopolíticas y la presión en los mercados
ponen a la Reserva Federal, que preside Janet Yellen, en dificultades a la hora
de decidir la estrategia a seguir a partir de ahora.
Sin duda, por esa
razón, la Reserva Federal (Fed) decidió en enero pasado mantener los tipos de
interés. Algo que los mercados tenían descontado debido especialmente a la
incertidumbre económica general, la debilidad de la economía China y el bajo
precio del petróleo (un hecho que está empezando a poner en serios aprietos a
las regiones productoras de Estados Unidos).
Aunque las cifras
internas de la economía estadounidense siguen mostrando un aspecto positivo,
pese a la moderación del final del año, es sobre todo el factor exterior el que
justifica la prudencia de la Fed. Y lo que este factor pueda acabar suponiendo para
la economía estadounidense: “las condiciones del mercado laboral mejoraron más
incluso pese a que el crecimiento económico se ralentizó", dijo la Reserva
Federal.
Aparte de los
acontecimientos económicos globales, el débil dato de inflación estadounidense
da serios argumentos para tomarse con mucha calma la subida de los tipos de
interés. Estímulos monetarios como los bajos tipos de interés suelen calentar
las subidas de precios, pero en Estados Unidos estos avanzan muy lentos debido
a los bajos precios del petróleo. El pasado diciembre, de hecho, cayeron una
décima, lo que situó el incremento de precios del conjunto del año en el 0,7% (el
segundo menor en 50 años).
Queda muy lejos el
objetivo de inflación del 2%, y las expectativas no son alcistas a medio plazo.
De forma, que habrá que esperar a la reunión del Comité de la Reserva Federal
de marzo para ver qué ocurrirá.
EUROZONA:
Ante el desplome de los
precios del petróleo, el BCE anunció que “no hay límites para las medidas de
expansión cuantitativa (QE)”, prometiendo revisar el programa de estímulos
monetarios en la próxima reunión de marzo.
Se une a la
preocupación anterior, “la incertidumbre sobre el crecimiento de los países
emergentes, la volatilidad de los mercados, el aumento de los riesgos geopolíticos,
y la reestructuración de algunos sectores”.
El BCE quiere asegurar
que la deflación no llegue a la eurozona y, en ese sentido, le está haciendo
temer el fuerte descenso que ha sufrido, de casi el 40%, el precio del
petróleo. Y es que existen efectos secundarios, ya que “la caída del precio de
las materias primas afectan a otros precios, de forma que se trata de evitar
una espiral, que todavía no hemos visto, pero que existe su riesgo” según
Draghi.
Para el presidente del
BCE, China está contribuyendo en la parte de la demanda que está generando
caídas en el precio del crudo (disminución de su demanda). Además destacó el
mal dato de manufacturas de ese país, y la volatilidad en el mercado de
divisas.
Respecto a la
consolidación fiscal europea, señaló que “debería ser amiga del crecimiento,
basada en recortes de impuestos, más control del gasto público, e inversiones
públicas con fuertes retornos”.
Por otro lado, Italia
ha evitado el modelo español de rescate bancario, ya que reestructurará el sector sin dinero europeo, a
su ritmo, y evitando las condiciones por el lado macroeconómico de duros
ajustes y reformas.
Italia ocupa varios asientos
de importancia: tiene a uno de los suyos al frente del Banco Central Europeo,
Mario Draghi; a Andrea Enria en la presidencia de la Autoridad Bancaria Europea
(EBA); a Ignazio Angeloni en el Mecanismo Único de Supervisión; y a Marco Buti
como director general de Asuntos Económicos de la Comisión Europea.
Sin duda también
apoyándose en la capacidad negociadora del ministro de Economía italiano, Pier
Carlo Padoan, y en la tremenda presión que ha ejercido el primer ministro
Matteo Renzi a Bruselas, el Gobierno italiano llegó a un acuerdo con la
Comisión Europea que le ha permitido evitar, aun siendo una economía estancada
y con unos bancos en una situación muy mala,
un rescate financiero como el sufrido por la economía española.
Se permitirá entregar avales
públicos a los bancos italianos para librarse de una enorme cartera de créditos
dudosos y morosos, que asciende a 350.000 millones de euros, el 17% del total.
La banca titulizará (empaquetará) esos créditos y los venderá a los inversores
con un aval público como colchón de seguridad. El precio de ese aval debe
fijarse a precio de mercado para asegurar que no incumple las reglas de ayudas
de Estado de Bruselas. Si no fuera así, la Comisión Europea impondría a Italia
quitas a los accionistas y bonistas de menor calidad.
Se sabe que, de
momento, no habrá una Sareb (banco malo en España), sino un banco malo por cada
entidad al que se transferirá toda la basura existente y los préstamos de
dudoso cobro. Algo parecido a lo que hizo Estados Unidos al comienzo de la
crisis financiera con entidades como Citi.
En la fijación del
precio, según las fuentes consultadas, está la clave del esquema diseñado para
Italia: si es muy bajo, los bancos tendrán que reconocer pérdidas y será
necesaria una recapitalización bancaria mayor. La clave es fijar un precio que
evite que Bruselas acuse a Italia de ayudas de Estado ilegales: en ese caso no
habría más remedio que aplicar pérdidas a los bonistas, como pasó con los
preferentistas de Bankia.
Por otro lado, Italia
ha retrasado dos años la solución para sus entidades más débiles: de esa manera
evitó los momentos de mayor presión, y ahora puede lidiar con el problema con
las primas de riesgo (los intereses de la deuda pública) muy bajas.
España consiguió sanear
antes el sistema bancario, y eso ha permitido avances del PIB en el año pasado,
pero con un formidable coste político a cambio: el malestar de los
preferentistas, los costes asociados a la tutela de la Unión Europea por el
rescate bancario, con ajustes, reformas y demás aspectos relacionados con la
dolorosa devaluación interna.
ESPAÑA:
En contraste con el
panorama de incertidumbre y dudas analizadas del panorama mundial, la economía
española cerró 2015 con un avance notable. El Instituto Nacional de Estadística
(INE) confirmó que el PIB español creció en 2015 un 3,2% (se trata del
mayor aumento del producto generado en la economía española desde el año 2007).
Se logró a finales del
año mantener un avance trimestral del 0,8% (3,5% en la comparación con el
cuarto trimestre de 2014), el mismo que había registrado en el verano, y solo
dos décimas por debajo del 1% del segundo trimestre, cuando la incipiente
recuperación de la economía española tras un lustro en recesión avanzó a más
velocidad.
El Banco de España ya
atribuyó "a la elevada fortaleza" del consumo privado y la inversión
empresarial la pujanza de la economía española, con tasas trimestrales cercanas
al 1%. Por su parte, el supervisor del sector financiero estimó que la
aportación del sector exterior sería nula, ya que el crecimiento de las
exportaciones no sería capaz de compensar el aumento de las importaciones
provocado por ese aumento del gasto de familias y empresas.
No obstante, la
economía española se encuentra todavía casi un 4% por debajo del nivel de
actividad que había alcanzado antes de la crisis: la doble recesión que
sufrió España desde 2008 llevó al PIB a perder un 9% un lustro después,
retroceso que se ha compensado, solo en parte, en los dos últimos años.
Lo más sorprendente, es
que la evolución del PIB en 2015 sitúa a España como la más pujante entre las
grandes economías avanzadas el año pasado. En la Unión Europea, según las
últimas estimaciones de Bruselas, Irlanda (con un crecimiento del 6%) y algunos
países del Este europeo (Polonia o Rumanía avanzaron al 3,5%) habrían
experimentado un repunte mayor.
Para 2016, el Ejecutivo
en funciones confía en que este "viento de cola" y la fortaleza de la
demanda interna y la propia inercia de la comparación anual sostengan el
crecimiento de la economía española cerca del 3%. Los analistas privados, según
las predicciones recogidas en el panel de la Fundación de Cajas de Ahorros, y
el FMI lo rebajan al 2,7%. En todo caso, eso supondría que no se recuperaría el
nivel de actividad previo a la crisis hasta 2017.
Por otro lado, el año
pasado fue bueno para el empleo. El desempleo disminuyó y aumentó la ocupación:
la cifra de parados, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuatro
trimestre de 2015, se redujo en 678.200 personas. La ocupación creció en
525.100 puestos de trabajo, una cifra que no se veía desde los últimos años de
la burbuja inmobiliaria (desde 2006).
Ahora bien, España
continúa situándose a la cabeza de las economías europeas con peores datos del mercado
de trabajo: la tasa de paro supera aún el 20,9% (de cada 100 personas que
desean trabajar casi 21 no lo consiguen). Hay alrededor de 4,8 millones de
personas sin trabajo.
El empleo temporal ha
vuelto a crecer con fuerza, ya que el 25,6% de quienes trabajan saben que su
contrato no se va a mantener, y en poco tiempo pueden perder el empleo.
En todo caso, el mercado
laboral ha encadenado dos años completos de mejora (2015 y 2014). Tanto el
paro como la ocupación mostraron saldos positivos al eliminar datos
estacionales, como la temporada alta del turismo o las contrataciones propias
del sector comercial en Navidad, según los datos que el Instituto Nacional de
Estadística (INE).
Los datos de la EPA
incluso han mejorado algunas de las previsiones económicas de los institutos
privados, como la que formuló el Instituto Flores de Lemus, de la Universidad
Carlos III de Madrid, que estimaba que el paro bajaría hasta el 21,4%. Esta
desviación ha llegado, principalmente, por la evolución de la población activa,
que durante el último año ha caído hasta los 22,8 millones de personas en edad
y disposición de trabajar.
La evolución de la
población activa no deja de ser sorprendente. Los dos años de recuperación
laboral no funcionan todavía como reclamo para evitar su descenso y tanto 2014
como 2015 han acabado con una fuerza laboral menor que al comienzo. Una de las
razones, aparte de la pérdida de población, puede ser el llamado “efecto
desánimo” (aquellos que empeorando sus expectativas de conseguir un empleo,
dejan de buscarlo, y por tanto, ya no son activos al no ser considerados
parados) lo que motiva una disminución del número de parados y de la población
activa.
Sin embargo, los 18,098
millones de puestos de trabajo que alcanza la población ocupada, quedan ligeramente por debajo de los 18,153
millones que encontró el presidente Rajoy al llegar al Gobierno.
En todo caso, el mercado
laboral español precisa todavía varios años seguidos como 2014 y 2015 para
cerrar las heridas abiertas durante los casi siete años de caídas sufridas. Esa
brecha no solo se ve en el número total de parados o en la tasa de desempleo,
también se aprecia en el número de hogares con todos sus miembros en paro
(1.556.600) o el de los que carecen de ingresos (721.300).
En los datos de esta
última EPA, se observan síntomas respecto a que en el último medio año se ha
frenado ligeramente la mejora laboral. Entre julio y septiembre el ritmo anual
de crecimiento era del 3,11%; entre octubre y noviembre ha sido del 2,99%. Si la
medición se hace en horas trabajadas, el freno es mucho mayor: de un incremento
del 4% a uno del 1,8%, respectivamente. La industria, por su parte, ha
destruido empleo en los últimos tres meses del año.
Respecto a la contratación
temporal: de los 525.100 empleos que se crearon durante 2015, 335.100 fueron temporales,
y 170.600, indefinidos. La tasa de temporalidad ha continuado creciendo
situándose en el 25,6% (1,4 puntos
porcentuales más que en 2015).
Lo más preocupante del
paro es que cada vez son menos, no sólo en términos absolutos, sino también
relativos, las personas protegidas (y más las excluidas del sistema económico),
ya que los beneficiarios de prestaciones siguen descendiendo más de lo que lo
hacen los parados. Ello está relacionado con el aumento relativo del paro de
muy larga duración. La tasa de cobertura desestacionalizada se situó al
finalizar el pasado año en el 54,7% (2,4 puntos menos que un año antes). Ello,
unido al descenso de la prestación media, hizo que el gasto en prestaciones por
desempleo descendiera un 16,1% en el conjunto del año, hasta 20.610 millones de
euros. Respecto a lo presupuestado, se ahorraron 4.700 millones. A pesar de
ello, el déficit público se desvió notablemente al alza del objetivo.
Los sueldos se han
mantenido contenidos, ya que en 2015, las subidas de convenio apenas llegaron a
un 0,7% de aumento. Ahora bien, como los precios en 2015 no subieron, los
salarios ganaron, entonces, esas 7 décimas de poder adquisitivo.
Por otro lado, la
actividad turística en España ha crecido un 3,7% en 2015, tras recibir 68 millones de turistas, en un
año que ha consolidado al sector turístico como locomotora de la recuperación
económica, liderando la creación de empleo. Lo negativo, es que según el
balance de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), ha seguido cayendo
el ingreso por turista extranjero.
El vicepresidente
ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda ha destacado que «el turismo lidera la generación de empleo
neto ya que uno de cada siete nuevos puestos de trabajo en España
han sido creados por el sector turístico en 2015, lo que supone 73.343
nuevos empleos, un 5,5% más que en 2014, hasta registrar una cifra total
de 1,4 millones de afiliados a la Seguridad Social».
No obstante, desde
Exceltur se ha subrayado que los visitantes que llegan, realizan un menor gasto
medio diario (ha caído hasta los 741 euros), lo que supone quince años
consecutivos de caída de la contribución en términos reales de cada turista
extranjero a la economía española.
Esto tendrá su reflejo
en las expectativas empresariales ya que un 89,3% de los empresarios turísticos españoles espera un nuevo
incremento de sus ventas en 2016, que se trasladará en un 92,2% de los casos
en una mejora de sus resultados, con previsión de crecimiento en sus
plantillas.
Finalmente, señalar que
los precios industriales cayeron un 2,2% en diciembre y encadenan 18 meses en
negativo.
MERCADOS:
A principios de
febrero, las Bolsas europeas, se han visto muy afectadas por los temores al
parón económico global, como consecuencia del frenazo de los emergentes. El
Ibex español ha sufrido importantes pérdidas, al igual que otros indicadores
europeos.
El indicador español
sufrió el mayor batacazo desde finales de agosto, cuando se desataron los
peores presagios sobre la economía china y el Ibex se desplomó un 5,01% en una
sola jornada. En definitiva, la Bolsa española cayó a su nivel más bajo en dos
años y medio. En paralelo, el bono alemán (considerado el activo más seguro de
la eurozona), ha caído a mínimos de un año por el repunte del interés de los
inversores en los activos de menor riesgo para resguardarse de la tormenta.
Los mercados han
cotizado los temores comentados anteriormente sobre el declive de la economía
global, al conocerse además que las reservas en moneda extranjera del banco
central del gigante asiático, China, cayeron en enero en casi 100.000 millones
de dólares (89.200 millones de euros). Las reservas totales de la segunda
economía mundial quedan ahora en 3,2 billones de dólares, muy por debajo del
máximo de 4 billones de junio de 2014.
Por lo que respecta al
mercado de automóviles, según los datos hechos públicos por las tres patronales
del sector, Anfac, Faconauto y Ganvam, el mercado de turismos ha comenzado
el año con buen pie. En este reciente enero, se han vendido76.395 coches en España,
un 12,1% más que en el mismo mes del año anterior. El mercado acumula así
dos años y cinco meses de crecimientos continuados y va en línea con el
objetivo fijado para este año, de 1,1 millones de unidades matriculadas. Habida
cuenta de que este enero tuvo un día hábil menos que el año pasado, es el mejor
volumen desde el año 2008.
EMPRESAS:
Amazon arrasó la
pasada temporada de compras navideñas y eso se reflejó en sus resultados. La
compañía que domina el comercio electrónico cerró el ejercicio de 2015, con unos ingresos de 107.000 millones de
dólares (97.800 millones de euros). Es un incremento del 20% en un año.
Este volumen de ventas
le aportó un beneficio de 596 millones de dólares (547 millones de euros),
frente a las pérdidas de 240 millones de dólares en 2014.
El rendimiento de
Amazon contrasta con el estancamiento de cadenas tradicionales como Macy´s. Si
lo que se toma es la ganancia de 482 millones de los tres últimos meses del
año, dobla la del mismo periodo del ejercicio anterior y logra así su mejor
resultado trimestral.
Jeff Bezos, el fundador
de Amazón, se concentró todo ese tiempo en invertir lo que ganaba en expandir
sus centros logísticos y de datos.
Ciertamente empieza la caída... ¿Sabremos frenar a tiempo?
ResponderEliminarSaludos
Vamos a ver... la mayoría de las veces no se entiende nada...
ResponderEliminarSaludos