La economía mundial
está dando señales de fragilidad: el crecimiento se ralentiza, caen los precios
de las materias primas, y los mercados financieros están viviendo fuertes turbulencias.
GLOBAL:
El debilitamiento
global ha llevado a los principales bancos centrales a revisar su
estrategia contra la crisis: en
China, se ha bajado el coeficiente de caja a los bancos para incrementar la
liquidez del sistema; Japón ha
situado los tipos de interés en terreno negativo. Muchos bancos centrales en el
mundo han mantenido o rebajado las tasas de interés oficiales, a fin de
conseguir un mayor crecimiento y luchar contra la deflación.
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) disminuyó durante el pasado mes de enero sus previsiones de
crecimiento de la economía mundial del 3,6% al 3,4%. Varios son los elementos
que explican, las dudas y riesgos que acechan a la economía: el impacto que los
bajos precios del petróleo ocasiona en las economías productoras. Todo ello
acompañado del miedo a que Estados Unidos retire de golpe todos los estímulos
(suba los tipos de interés), e incluso los temores de las poco conocidas
consecuencias del “Brexit” inglés, que afectaría, sin duda, al estancamiento
económico de la eurozona.
Por otro lado, en el
informe global de estabilidad financiera del FMI, señala la institución que
existe un nuevo riesgo sistémico (la inestabilidad del sistema financiero,
potencialmente catastrófica, causada por situaciones o condiciones de los
intermediarios financieros) en las aseguradoras.
Por esa razón, el FMI
solicita a los supervisores mayor atención al comportamiento del sector
asegurador, proponiendo un seguimiento igual al que están sometidos los bancos.
Advierte el Fondo que
“cuanto más bajos sean los tipos, más vulnerables se vuelven las aseguradoras a
los cambios de estos tipos", sobre todo en Europa y Estados Unidos.
Propone el FMI que se garantice la solvencia de las compañías aseguradoras ya
que están sometidas a los mismos riesgos que el resto de entidades financieras.
Ha apuntado el Fondo
que "los shocks de liquidez durante los periodos de
tensiones financieras podrían plantear riesgos sistémicos y, cuanto más
fragmentada esté la red de seguridad financiera global, más difícil puede hacer
el apoyo a países en momentos de crisis".
El FMI señala que “las empresas
más débiles, pequeñas, y menos capitalizadas en algunos países, deben acometer
más inversiones de riesgo con el fin de recuperar sus beneficios”. El FMI postula
algunas medidas "como los colchones de capital, que las aseguradoras
pueden construir durante las bonanzas económicas para poder utilizarlos en la
crisis".
CHINA:
Se trata, sin duda, de
la mayor preocupación respecto a la situación económica global. Pekín ha
anunciado reformas para facilitar la transición de un modelo basado en las
exportaciones, a otro con más impulso del consumo y la demanda interna. Pero
hasta conseguirlo, China registrará
un crecimiento de su PIB entre un 6,5 y un 7% este año. Se trata
del peor dato de crecimiento desde 1990.
Esa situación, de menor
tirón de la segunda potencia económica mundial sobre el resto de mundo,
(menores importaciones chinas y menor crecimiento económico) afecta a muchos otros
países desde Alemania a Brasil,
y en general a los grandes socios comerciales de China.
En el caso de países
productores de petróleo como el caso de Brasil, la caída del precio del petróleo
afecta muy negativamente a su economía.
Por otro lado, el gobernador
del Banco Popular de China, Zhou Xiaochuan, ha lanzado una advertencia
sobre el alto nivel de endeudamiento de las empresas de ese país: “el peso de
los préstamos sobre el porcentaje del PIB, especialmente en los préstamos
corporativos, es demasiado alto”, y es que según los cálculos de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la deuda de
las empresas en China ha crecido hasta, nada menos, que una cifra equivalente al
160% del PIB de la economía.
Además de estas
advertencias, Zhou, señaló que los servicios financieros chinos son
insuficientes, comentando que su país
necesita una mayor regulación para protegerse frente al exceso de apalancamiento
o endeudamiento en moneda extranjera.
Los líderes chinos están
tratando de transmitir el mensaje de que su economía va a continuar con las
reformas estructurales necesarias.
Según Christine Lagarde,
“esta transición va a ser buena para China, y también lo va a ser buena para el
resto del mundo. Al igual que cualquier transición, esta no va a producirse sin
algunos altibajos en el camino. China debe encontrar un delicado equilibrio
entre conseguir un crecimiento más sostenible y avanzar en las necesarias
reformas”. Citó tres políticas “imperativas”: la apertura, la reducción de la
brecha entre pobres y ricos, y la inversión en I+D.
Respecto a los precios, señalar que subieron, en tasa interanual, el
2,3% durante el pasado mes de febrero. Implica un aumento importante de la
inflación, ya que durante enero pasado habían crecido un 1,8%. Se trata de la
mayor subida de los precios desde julio de 2014.
ESTADOS UNIDOS:
La economía
estadounidense está muy próxima al pleno empleo, ya que disfruta de una tasa de
paro del 4,7% (se considera que existe pleno empleo, cuando la tasa de paro
está por debajo del 5%). Sin embargo, su crecimiento económico es muy lento.
La caída del precio del
crudo petrolífero ha retraído a las inversiones en el sector energético, y la
subida de tipos ha fortalecido el dólar (lo que debilita o no favorece a las
exportaciones norteamericanas al resto de economías).
Estados Unidos
creció un 2,4% en 2015 (igual
tasa que en 2014). Esta circunstancia está generando dudas respecto a si será
posible que avance económicamente al abandonar los enormes estímulos que ha
recibido: La Reserva Federal (Fed) ha mantenido los tipos en la banda del
0,25% al 0,5% y, muy posiblemente, va a ralentizar la velocidad de nuevas
alzas.
Y es que la
inestabilidad del momento, y la debilidad de la economía global obliga a la Fed
a ser más prudente. Su intención es que haya solo dos subidas de tipos de
interés este año, la mitad de lo anticipado, para acercarlos al 1%.
Lo más probable es que
la próxima subida sea durante el mes de junio. El aumento será, por tanto, más
gradual de la que se anticipó a finales del año pasado. Se espera que las tasas
estadounidenses se sitúen en el 2% a
finales de 2017, y en el 3% en 2018. Está ralentización de las subidas de la
tasa de interés oficiales estadounidenses, ha llevado al euro a apreciarse un
0,5% para volver a cambiarse a 1,11 dólares / euro.
El comportamiento de
los precios en Estados Unidos, sigue dando tranquilidad a Janet Yellen,
presidenta de la Fed, para no
apresurarse a subir los tipos, aunque no por mucho tiempo. Los precios
cayeron dos décimas durante el mes de febrero, situando la previsión para todo
el año en el 1%. Pero descontando los elementos más volátiles, es decir,
energía y alimentos, la inflación subyacente se eleva al 2,3%.
La previsión es que el
PIB de Estados Unidos crezca a un 2,2% durante este año, dos décimas menos que
en 2015, y un 2.1% el próximo.
Los salarios han
subido, pero no existen riesgos de que el incremento de costes eleve los
precios. La producción industrial, cayó un 0,5% en febrero.
La presidenta Yellen
comentó que la actividad económica siguió expandiéndose a un ritmo
"moderado" pese a las tensiones globales que introducen a los riesgos.
Por ello, el ritmo de aumentos del tipo de interés será más lento.
Por otro lado, dado que el alza de las tasas de interés, podría apreciar
aún más al dólar, en un momento en el que los candidatos republicanos
y demócratas endurecen su retórica en el ámbito del comercio internacional, es
un argumento que también juega a favor de la ralentización de las subidas de
las tasas.
En todo caso, Janet
Yellen señaló que la situación económica y financiera estadounidense no ha cambiado
sustancialmente desde finales del año pasado. Afirmó que se justifica la
cautela porque la economía global no está a la altura de lo que se esperaba.
EUROZONA:
La economía de la
región del euro no termina de arrancar: durante el pasado año tan sólo creció
un 1,5% y ello a pesar de disponer de tipos de interés próximos 0%; los precios
no salen del entorno del 0%; y la tasa de paro sigue próxima al 20%.
Se trata de una
situación que ha llevado a que el presidente del BCE, Mario Draghi, haya bajado a cero los tipos de interés, anunciando
más compras de bonos, y aumentado de nuevo la liquidez para la banca.
Con todas esas medidas,
el BCE lanzó un doble mensaje: no va a permitir que otra nueva recesión le pille
desprevenido, y ha dejado claro que vamos a vivir nuevas turbulencias.
El programa de compra
de bonos “QE” alcanza de esta forma su máxima expresión con 80.000 millones de
euros más. Además, instaurando mayores facilidades a los bancos para obtener
más liquidez. Se trata de conseguir, de una vez, que el crédito aumente en la
región: la nueva "barra libre" de liquidez para los bancos, con
cuatro subastas de liquidez a largo plazo a partir de junio, y pagando a las
entidades por dejarles ese dinero con el fin de que lo dediquen a financiar a
empresas y familias.
En consonancia con las
medidas, el BCE ha rebajado las
previsiones de crecimiento de la Eurozona: para este 2016, espera que la
economía europea crezca un 1,4%, frente al 1,7% del pasado año. Mientras que para
2017 las reduce del 1,9% al 1,7%.
El BCE solicita que los
países, que puedan permitírselo, hagan más expansiva su política de gastos
públicos, empezando por Alemania.
La ampliación de las
compras de activos, anteriormente citada, de 60.000 a 80.000 millones de euros mensuales,
abriendo la posibilidad a adquirir bonos corporativos, supone un aumento de 240.000
millones, hasta los 1,74 billones de euros (hasta marzo de 2017). Una cifras, realmente, espectaculares.
Draghi advirtió que
"Europa crece, pero está por ver que ese crecimiento sea estable y
sólido". Añadiendo que "no hay deflación en estos momentos, pero el
coste de no actuar sería caer en ella".
Lejos de España, que creció
el año pasado un 3,2%, se
encuentran Alemania y Francia, con incrementos del PIB de,
respectivamente, un 1,7% y 1,1%, e Italia, la principal preocupación de la
economía europea, un 0,7% (padece una grave debilidad de su sistema financiero
al sufrir una cartera de créditos dudosos, de nada menos, que 350.000 millones,
y su deuda pública es muy elevada, nada menos que el 130% del PIB).
En contraste, el PIB
irlandés creció un 7,8% en 2015, superando los pronósticos más optimistas, situando
al país como la economía que más crece de la eurozona: se trata del mayor
crecimiento registrado desde el año 2000 (en esa época se llamaba a Irlanda “el
tigre celta”). El repunte se debe un aumento mayor del previsto de las
exportaciones y de la demanda interna en el último trimestre del año, en que la
economía irlandesa se expandió un 9%
Es la única economía de
las rescatadas hace cinco años por la Unión Europea y el FMI, que aparentemente
está registrando una sólida recuperación económica. Todo ello tras un rescate
con préstamos de 85.000 millones de euros, y de la explosión de su burbuja
inmobiliaria en 2008, que provocó una quiebra de los bancos cuya deuda asumió
el Estado.
Hay que celebrar que la
economía irlandesa haya retornado a la vía del crecimiento, permitiendo al
Gobierno, incluso en los últimos Presupuestos Generales de octubre de 2015,
introducir un paquete de estímulos fiscales. Sin embargo, lo negativo es según
coinciden muchos analistas, que una parte de la población no ha notado los
efectos de la recuperación.
Por otro lado, si bien
durante la pasada década, el intenso crecimiento económico de Irlanda estuvo
basado en el sector de la construcción, en la situación actual el nuevo
crecimiento se apoya en otros sectores, como el tecnológico o el farmacéutico.
Irlanda se ve
favorecida con una copiosa inversión directa extranjera, sin duda, atraída por una
fiscalidad muy ventajosa en comparación con la situación europea.
Respecto a Alemania, si
bien en los últimos treinta años, la demanda interna alemana no levantó cabeza,
debido sin duda a la larga digestión de la integración de las dos Alemanias, en
los años recientes el consumidor alemán está teniendo un comportamiento más
activo, quizá sea como consecuencia de que Alemania ha sido el único país que
ha revisado sustancialmente los sueldos de los trabajadores.
Se trata de un dato
importante, ya que por primera vez en la Alemania reunificada, el consumo
interno está relevando al sector exterior.
Por otro lado, respecto
al Reino Unido, según un estudio de la consultora PwC, el “Brexit” o abandono
del Reino Unido de la Unión Europea podría ocasionarle pérdidas de 100.000
millones de libras (130.000 millones de euros).
Según PwC, el país
podría perder el equivalente a un 5 % de su Producto Interior Bruto (PIB) en
los próximos cuatro años, si abandonase el Mercado Único tras el referéndum
sobre la pertenencia a la UE del próximo 23 de junio.
En caso de que Londres
rompiera con la Unión, y consiguiera un “Acuerdo de libre comercio” con
Bruselas, el impacto económico para el Reino Unido se reduciría a un 3 % del
PIB.
El análisis sostiene
que el crecimiento económico se reduciría entre los años 2017 y 2020, y podría
llegar a ser cero durante el 2017 y 2018, debido al impacto en el comercio y en
las inversiones que implicaría salir de la Unión Europea.
Según el análisis, el
abandono supondría “una pérdida real para los estándares de vida, el empleo y
el crecimiento". Se añade que “el ahorro que supondría tener que
contribuir menos al presupuesto europeo y tener que cumplir con menos
regulaciones, quedaría superado en mucha
más cantidad por el impacto negativo".
Literalmente, según PwC,
"incluso en el mejor escenario posible, supondría un serio golpe para las
finanzas británicas. La economía acabaría recuperándose con el tiempo, pero
nunca volvería a la senda de lo que podría haber sido. Dejar la Unión Europea
llevaría a una economía más paupérrima en 2030. El "Brexit"
conllevaría "tres grandes golpes" para el Reino Unido: Una mayor
incertidumbre, un shock negativo para el comercio y las inversiones, y una
fuerza laboral reducida por la inmigración".
El presidente del Banco
Central Europeo, tras presentar las perspectivas económicas de la zona euro a
los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, señaló que “son necesarias reformas
estructurales para incrementar la demanda, más inversión pública y recortes de
impuestos. Y lo que es más importante, es necesario que haya claridad sobre el
futuro de la unión económica y monetaria"
ESPAÑA:
El déficit público
español cerró 2015 ligeramente por encima del 5% del PIB. Supone una desviación
cercana a los 9.000 millones de euros con respecto al objetivo del 4,2%
del PIB pactado con Bruselas. El desfase se debe sobre todo a las
Comunidades Autónomas y a la Seguridad Social que han rebasado con creces sus
límites presupuestarios.
España ha vuelto a
incumplir el objetivo de déficit, y lo ha hecho por un margen muy superior al
que había adelantado el propio presidente del Gobierno (lo había fijado en un
4,5% del PIB).
Hacienda explica que
parte de esta desviación corresponden a partidas one-off, (de una
sola ejecución, en la jerga contable). Es decir, que no requerirán ajustes
adicionales. Es el caso de cerca de 2.000 millones de facturas afloradas en
Cataluña y en la ciudad de Zaragoza por obras en la construcción de cárceles y en
el tranvía de la capital aragonesa. En estas partidas extraordinarias también
incluye otros 1.100 millones por la factura de la hepatitis C, y otro tanto por
el resto del céntimo sanitario.
Pero
lo cierto es que el fuerte desfase en las cuentas públicas coincide con un año
en que el crecimiento económico ha superado ampliamente las previsiones y la
recaudación por impuestos ha aumentado con fuerza. Los números rojos se tenían
que haber reducido del 5,8% del PIB registrado en 2014, al 4,2% previsto solo
con la inercia del tirón económico. Sin embargo, las secuelas del año electoral
(en 2015 se celebraron elecciones autonómicas y municipales en mayo, y
generales en diciembre) y las fisuras en la financiación de la Seguridad Social
han tirado por tierra la consolidación fiscal.
El Gobierno adelantó la
rebaja del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas en plena precampaña
electoral, alegando que había margen para ello, y eso ha contribuido también a
que el déficit sea mayor; también devolvió la mitad de la paga extra a los
funcionarios, y aumentó otras partidas de gasto en vísperas electorales. Aun
así, la desviación con respecto a los objetivos se debe sobre todo a la
Seguridad Social y a las cuentas de las comunidades autónomas, especialmente
las de Cataluña y la Comunidad Valenciana.
La mayor parte de las
comunidades autónomas también vivieron sus procesos electorales. Y los
diferentes Gobiernos regionales aplazaron los ajustes de los últimos años para
no ensombrecer su gestión antes de la carrera electoral. Además, el nuevo
panorama político salido tras los comicios autonómicos, propició que algunos
ejecutivos no estuviera conformados hasta casi pasado el verano, una
circunstancia que también ha provocado retraso en la reducción de su déficit.
La gran preocupación
está en el boquete de la Seguridad Social: las múltiples bonificaciones y la
precarización del empleo ha provocado que el aumento de los puestos de trabajo
no se haya traducido en incrementos de las cotizaciones al mismo ritmo. Al
tiempo, el gasto en pensiones ha seguido creciendo con fuerza pese a limitarse
la revalorización al 0,25%. El Gobierno había previsto una reforma del sistema
de las pensiones, y tenía planeado convocar en este primer trimestre el Pacto
de Toledo.
Respecto al empleo, la
Semana Santa ha propiciado que el empleo, según datos del Paro Registrado del
Ministerio de Trabajo, crezca en 138.036 cotizantes más de media en un solo
mes. En la serie histórica solo en 2015 y 2007 hubo mayores crecimientos.
El descenso de 58.216
parados mejora la cifra del año pasado y la de 2002 en los últimos años. El
paro registrado bajó hasta los 4.094.770. Poco ha faltado para que se sitúe por
debajo de los cuatro millones.
El aspecto negativo, es que la creación de empleo
no está manteniendo el ritmo del año pasado.
La influencia del empuje
del turismo en la Semana Santa se nota en la afiliación de la hostelería, que
empleó a 61.049 trabajadores más. También se confirma esta tesis si se analizan
los datos de la Seguridad Social por comunidades autónomas. Uno de los mayores
incrementos se obtuvo en Baleares, donde la hostelería tiene un peso decisivo
en la evolución de su mercado laboral.
Un dato muy positivo
es, sin duda, el incremento de afiliados de 432.970 cotizantes, que en 12 meses ha sido de un 2,81%.
El número de contratos
firmados en marzo ha sido de 1,508 millones, de los que el 9,99% son
indefinidos (el resto temporales). Durante los tres primeros meses del año ha
crecido la contratación un 6,11%.
En relación a los
precios, según el indicador adelantado publicado por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), el Índice de Precios de Consumo (IPC)
mantuvo su tasa de caída interanual
dentro del -0,8%. Sin duda, el comportamiento se debe a la estabilidad de los
precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas, y a que la subida de los
carburantes fue menor a la experimentada hace un año.
Con este último dato,
el IPC interanual lleva tres meses en negativo después de haber cerrado el año
2015 en un 0%. La tasa del -0,8% es de las más bajas desde enero del año pasado
(los precios se situaron en el -1,3%).
Por lo que respecto a
la confianza del consumidor, los españoles cada vez tienen peor percepción
sobre la marcha de la economía. El optimismo por la recuperación económica se
desinfla punto a punto y lo hace desde las elecciones generales de diciembre,
tras las que no se conseguido formar Gobierno. De forma que el Índice de
Confianza del Consumidor, que elabora el Centro de Investigaciones Sociológicas
(CIS), bajó 2,6 puntos durante marzo (su tercer descenso encadenado). Aunque el
CIS no bucea en las causas de esa caída de la confianza, lo cierto es que en
diciembre se produjo el punto de inflexión: aquel mes se habían alcanzado
niveles de optimismo récord desde que se elabora la serie en 2004.
Un aspecto sumamente
preocupante, es la deuda externa española: a finales del 2015, debíamos a
nuestros acreedores más de 1,8 billones de euros (el 167% del PIB español), lo
que supone la mayor cifra jamás alcanzada, y que coloca a España como uno
de los países del mundo con mayor deuda externa.
El incremento de la
deuda externa en 2015 fue solo inferior al registrado en 2014, cuando la
deuda externa creció casi en 100.000 millones de euros. Las administraciones
públicas coparon la mayor parte de la deuda. Al cierre de 2015, más de 551.000
millones, algo menos de una cuarta parte del total, dependió de la deuda de las
administraciones con el exterior. Otros 440.000 millones correspondieron a la
deuda de instituciones financieras como los bancos privados, mientras que el
Banco de España tuvo un saldo de 330.512 millones, y los otros sectores
residentes (principalmente las empresas españolas) debían más de 303.000
millones a acreedores internacionales.
Si nos referimos a la
Balanza de Pagos española, pese a la incertidumbre, ha habido un repunte de la
entrada de capitales del exterior, mientras que la balanza de pagos por cuenta
corriente (mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías,
servicios, rentas y transferencias) registró en enero un déficit de 700 millones
de euros.
En particular, los
pagos por las importaciones de bienes y servicios aumentaron a un ritmo
interanual superior al de los ingresos (3,7% y 2,2%), hasta los 24.900 millones
y 25.500 millones, respectivamente. Del componente de servicios, la rúbrica de
turismo y viajes registró un superávit de 6.800 millones, 200 millones más,
mientras que el saldo de servicios no turísticos se redujo en 400 millones en
el cuarto trimestre, hasta los 3.800 millones.
Sin embargo, aún con la
caída del precio del petróleo, ha habido déficit comercial, aunque menor que el
registrado en los últimos 17 años.
En consonancia con el
déficit exterior –la economía gasta más de lo que puede- la entrada de
capitales extranjeros en España se disparó el pasado enero. Los inversores
inyectaron 16.000 millones de euros, más del doble que los 7.800 millones que
invirtieron en enero de 2015. Este repunte se debe a la entrada de 7.900
millones en inversiones de cartera, así como al ingreso de 9.500 millones que
llegaron mediante préstamos y depósitos.
El repunte de las
inversiones extranjeras refleja el hecho de que no se ha quebrado la confianza
en la economía española. Esta entrada contrasta con los más de 70.000 millones
que los inversores retiraron de España en el conjunto de 2015.
Por otro lado, según
los datos del Banco de España, el saldo vivo de créditos bancarios se ha reducido en
medio billón de euros desde sus niveles máximos, pasando de 1.800 millones en 2010 a unos
1.300 millones con los que cerró el año pasado. La caída, no obstante,
no ha sido homogénea. Mientras las Administraciones Públicas han mantenido un
nivel de crédito similar al de los años previos a la crisis, hogares y empresas
han concentrado el grueso del ajuste.
Según cálculos
elaborados por Analistas Financieros Internacionales (AFI), familias y
corporaciones acumulan ahora algo más del 90% del crédito vivo, con ligero
predominio ahora del destinado a hogares frente al evidente dominio del crédito
a empresas existente al inicio de la crisis. «Ello es consecuencia de una caída
desde máximos cercana al 40% del crédito a empresas y que sin embargo sólo es
del 20% en el crédito a hogares», asegura la firma de análisis citada en un
reciente estudio en el que analiza el crédito bancario en nuestro país.
Los últimos datos
también apuntan en esta dirección. En concreto, la deuda de las familias españolas contraídas con entidades financieras
alcanzó este febrero su nivel más bajo desde mayo de 2006. La deuda se
situó en 718.595 millones de euros, un 3,19% menos que el mismo período en
2015. Según los últimos datos publicados por el supervisor, la deuda de los
hogares españoles también cayó (aunque levemente, un 0,42%) respeto al mes de
enero, cuando la deuda se situó en 721.596 millones de euros.
Para las empresas los
préstamos concedidos por las entidades financieras también se redujeron un
3,86% durante el mes de febrero de 2016. La financiación llegó a los 910.769
millones de euros frente a los 947.370 millones del mismo mes en 2015. Estos
datos suponen una bajada del 0,43% en comparación con los del mes de enero, que
alcanzaron los 914.687 millones de euros.
MERCADOS:
El Ibex 35 ha despedido
el primer trimestre del año con una
caída del 8,6%, y ha cedido el soporte de los 8.730 puntos. Se trata de las
segundas mayores pérdidas del Viejo Continente (sólo por detrás del MIB
italiano, que recortó un 15,41 por ciento). Es la mayor caída del selectivo
desde el sufrido a finales de septiembre de 2015 (crash de la bolsa china).
No ha llegado la
mejoría a las Bolas internacionales: tanto el Dow Jones, como el S&P 500
han salvado el trimestre en positivo, con una subida del 1,61 y el 0,85%,
respectivamente. Eso sí, en dólares, porque en euros también cierran en negativo.
Sin embargo, el Nasdaq
no ha tenido la misma suerte que sus compatriotas y acumula pérdidas del 2,7%
en lo que va de año. Estados Unidos está reaccionando sorprendentemente mejor
que Europa, a pesar de que Europa debería estar haciéndolo mejor por su
relación crecimiento/beneficio.
El comportamiento de
las economías asiáticas ha sido otro de los factores que han lastrado los
avances de los mercados mundiales y, por supuesto, de los principales índices
de la zona. El Nikkei japonés ha retrocedido un 11,95% desde enero, y el chino
Hang Seng, un 5,19%.
El estancamiento de las
economías emergentes tampoco ha traido buenas noticias. Aunque se han
recuperado desde principios de año, solo el índice de Brasil, una de las
economías más cuestionadas, y el de Rusia consiguen cerrar en positivo, con
subidas del 15,24 y del 6,23 % respectivamente.
En relación al Euribor,
(índice al que están referenciadas las mayorías de las hipotecas en España), ha
cerrado marzo otra vez en terreno negativo por segundo mes consecutivo. El
índice se ha situado en tasa mensual en el mes citado, en el -0,012%, con lo
que ha profundizado en su mínimo histórico mensual de febrero (-0,008%).
Durante los 21 días en
los que ha habido actividad bancaria en marzo, el índice ha registrado tasas
diarias negativas, con algunos repuntes puntuales tras la decisión del BCE de
bajar el precio del dinero al 0%.
El euríbor se ha
establecido en tasa diaria en el -0,005% a 31 de marzo. De este modo, las
hipotecas de 120.000 euros a 20 años, y euríbor más un diferencial de 1 punto,
a las que les toque revisión, tendrán una rebaja en su cuota anual de unos 147
euros o algo más de 12 euros al mes.
En relación al oro, la
volatilidad que acechó a los mercados durante la primera parte del año
-principalmente, los primeros quince días de enero- ha llevado al oro a
protagonizar un rebote del 16,21%, hasta la cota de los 1.233,08 dólares la
onza. Se trata del mayor repunte de los últimos treinta años, que le retrotrae
a 1986. En ese ejercicio, el oro vivió una revalorización del 22,49% a cierre
del tercer trimestre del año, cuando cotizaba sobre el nivel de los 423 dólares
la onza. Desde entonces, su precio ha escalado un 190%.
Y es que parece que los
inversores están buscando refugio ante un futuro incierto para la economía
global.
EMPRESAS:
La caída de los tipos
de interés, que ha llevado al euríbor a terreno negativo por primera vez en su
historia, ha provocado un importante agujero al sector financiero español, que
ha visto cómo sus ingresos vuelven a caer en 2015 y se sitúen en niveles de
hace diez años.
Las entidades españolas
redujeron el ejercicio pasado un 7% el margen bruto, que estuvo afectado
también por los menores ingresos extraordinarios por venta de Deuda Pública y
por comisiones.
La bajada de las tasas,
pese a este impacto adverso, sí ha permitido reducir drásticamente los costes
financieros, en casi un 40%, según los datos del Banco de España. Pero este
efecto positivo no ha podido compensar las consecuencias negativas de la
política monetaria puesta en marcha hace años por el BCE para impulsar la
economía y elevar la inflación.
El principal perjuicio
para las entidades es que el margen de intereses, es decir, los ingresos
típicos netos han vuelto a bajar, un 4,3%, tras la subida experimentada en
2014. Esta rúbrica alcanza los 26.400 millones.
Excelente informe, muy bien redactado y argumentado.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Mark por tu valoración... viniendo de ti, tiene un gran valor.
ResponderEliminarSaludos.