Dos gigantes alemanes,
Voskswagen y Deutsche Bank, temen el castigo de las autoridades estadounidenses
por delitos cometidos en los últimos años. Mientras que en Estados Unidos crecen
las críticas por la tremenda multa que la Comisión Europea ha impuesto a Apple.
Algunos hablan de guerra comercial proteccionista entra ambas economías.
GLOBAL:
Ya hace tiempo que Christine
Lagarde, directora del FMI, viene advirtiendo sobre “el bajo crecimiento
mundial”, señalando que se trata de un “crecimiento muy bajo durante demasiado
tiempo”, y “que beneficia a muy pocos”.
Se está evidenciando que
el incremento de las medidas proteccionistas en Estados Unidos y en Europa
puede ocasionar cierto empobrecimiento de las clases medias en los países
desarrollados.
Lagarde ha señalado la
necesidad de una “globalización más inclusiva”: hay que asegurar que se
produzca un mayor crecimiento mundial, pero logrando un mejor reparto de los éxitos
de la apertura económica mundial.
Christine Lagarde, ha
apelado de nuevo a tres países, Alemania, Canadá y Corea, para que incrementen
sus inversiones públicas. Aunque también ha llamado a aquellos que tienen menor
margen, como España, a dirigir parte de
sus recursos a políticas que estimulen la productividad y la investigación.
Frente al paquete que
prepara Berlin, de rebaja de impuestos por valor de 6.000 millones durante este
año y el que viene, Lagarde se pregunta, si será suficiente. Señalando que “eso
es parte, pero esperamos un paquete más amplio que aproveche el espacio fiscal
que tiene. Dados los costes de financiación tan bajos, en particular para un
país como Alemania, es el momento de desarrollar más las infraestructuras y
contribuir a ese esfuerzo colectivo”.
También se ha referido
Lagarde al Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania y unos de los mayores de
Europa, que acumula un descenso en Bolsa del 50%, lastrado sobre todo por una
multa en Estados Unidos de 14.000 millones. Ha señalado que “debe decidir qué
tamaño quiere tener y cómo quiere reforzar su balance” y añadió que “no es el
único en el sector bancario que debe hacer esa tarea”.
CHINA:
Al menos a corto plazo,
parece que han tenido éxito las medidas de estímulo económico del Gobierno de
China, ya que la segunda economía mundial ha crecido un 6,7% interanual entre
julio y septiembre (aumento equivalente al experimentado en el primer semestre
de este año).
El aumento del PIB chino
se ha producido según lo esperado por la gran mayoría de analistas, dentro de
las pautas hacia un modelo más sostenible. Se han acometido amplios y diversos
programas de inversión: desde nuevas líneas de ferrocarril hasta la renovación
de aldeas y poblados antiguos, de forma que la inversión en infraestructuras ha
crecido, nada menos, que un 19,4% durante este año.
También ha contribuido el
auge del sector inmobiliario, ya que la venta de viviendas residenciales ha
aumentado un 43,2% interanual entre enero y septiembre, impulsada por un gran
aumento de los créditos hipotecarios.
También ha aumentado un
10,7% el consumo en la economía de China.
No obstante, muchos
analistas, cuestionan el crecimiento, al hacer énfasis en que los frutos de
estas medidas lo serán sólo a corto plazo: "la actividad económica parece
haber resistido razonablemente bien, con pocas señales de una desaceleración a
la vuelta de la esquina. No obstante, la reciente recuperación es solamente
prestada. A medida que sus efectos empiecen a desaparecer, probablemente en algún
momento a principios del año próximo, los lastres estructurales harán que la
economía se desacelere de nuevo, ya que todavía no están las bases para un
crecimiento sostenido". Las voces
provienen de aquellos grupos menos partidarios de a utilizar los estímulos
económicos de los Gobiernos.
Lo más paradójico, es que
una economía que es prestamista neto de otras, vea crecer la Deuda China”, lo
que se apunta como uno de los mayores riesgos financieros del país. Algunas organizaciones
internacionales han advertido a Pekín de un crecimiento insostenible por ser
excesivamente dependiente del crédito. Según dice Lu Zhengwei, economista jefe
del Banco Industrial de China, "el auge del sector inmobiliario trae un
gran riesgo. Esta nueva ronda de inversión no tiene pinta de que vaya a
frenarse pronto porque el optimismo de tanto los promotores como de las
familias no tiene precedentes. Hay que andar con cuidado a la hora de
gestionarla".
Por otro lado, la
actividad del sector industrial de China ha aumentado durante
el mes de septiembre según el indicador adelantado de actividad manufacturera,
elaborado por Markit y HSBC, pasando de 50,1 puntos en agosto a
51,2 puntos. Se trata del mejor dato del último semestre (el umbral se
encuentra justo en esa cantidad, suponiendo una lectura inferior contracción).
Según Zhao Qinghe, la buena
noticia respecto a la industria de la economía de China se debe a “la mejora simultanea
de las condiciones de la demanda externa y doméstica”.
JAPÓN:
La economía nipona,
continúa inmersa en un frágil crecimiento económico y amenazada de deflación. El
Banco de Japón ha admitido que su objetivo de lograr un aumento de los precios
cercano al 2% se encuentra a corto plazo fuera de sus posibilidades, de forma
que ha retrasado, nada menos, que al mes de abril de 2019 el cumplimiento de
este objetivo.
El Banco Central de Japón
puso en marcha en el año 2013, un ambicioso programa de compra de activos, y
llevó a cabo sucesivas bajadas de las tasas de interés, con el objetivo de alcanzar
el ansiado crecimiento de los precios del 2% en dos años. Casi cuatro años más tarde
el anhelado objetivo sigue estando muy lejos: en septiembre, el IPC retrocedió
un 0,5% interanual, empujado por el abaratamiento de las materias primas y en
particular del petróleo.
Frente a todo ello, el
Banco de Japón ha decidido no ampliar su programa de estímulo: las compras
de bonos seguirán a un ritmo de 80 billones de yenes anuales, manteniendo los
tipos de interés en el -0,1%.
Igualmente, el Banco de
Japón mantendrá la compra de deuda pública para mantener la rentabilidad del
bono nipón a diez años cerca del 0%.
El PIB de la economía de
Japón creció entre abril y junio, un débil 0,2%. Por lo que se aprecia, Japón
continúa en una situación de estancamiento.
El economista Marcel
Thieliant, de la consultora Capital Economics, augura un nuevo recorte de los
tipos hasta el -0,3% y un mayor protagonismo del estímulo en el ámbito fiscal: "las
dudas sobre la efectividad de seguir flexibilizando la condiciones monetarias
se acumulan. Los tipos de interés de los bancos comerciales ya están en mínimos
y las encuestas sugieren que la disposición de las entidades a prestar es muy
alta. Sin embargo, no hay señales de que la demanda de préstamos se esté
fortaleciendo".
El aumento del gasto
fiscal y la puesta en marcha de reformas estructurales de la Abeconomía,
(la política económica impulsada por el primer ministro Shinzo Abe), si bien al
principio beneficiaron al sector exportador nipón, se han ido diluyendo
mientras las autoridades desplegaban toda su artillería en política económica sin
lograr relanzar de forma clara la actividad económica. Aunque la pregunta es
que habría ocurrido si no se hubieran adoptado esas medidas.
Por otro lado, la aún
débil demanda mundial, y la apreciación del yen respecto al dólar
estadounidense han vuelto a afectar muy negativamente a las grandes empresas
exportadoras de Japón.
Por si fuera poco, el
consumo interno (supone alrededor del 60% del PIB japonés) se mantiene estancado
como consecuencia de la práctica congelación salarial.
Sin embargo, algunos
analistas, pese al periodo de estancamiento permanente vivido durante casi los
últimos veinte años, creen que la deflación ha tocado fondo. En septiembre
pasado la tasa de paro fue de solamente el 3%.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal (el
banco central de Estados Unidos) no ha querido dar sorpresas antes de las elecciones
presidenciales, por lo que ha mantenido las tasas de interés sin cambios. Sin
embargo, ha señalado con más claridad a diciembre como fecha de la próxima subida
de los tipos.
En un comunicado del
Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed se ha señalado que “el argumento
para una subida de tipos de interés se ha continuado reforzando, pero
decidimos, por el momento, esperar a contar con más evidencias sobre el
progreso hacia los objetivos de pleno empleo y estabilidad de precios.
La nota de la Fed no hizo
mención alguna a las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre,
pero ya todos los analistas habían descartado cualquier movimiento de tipos
antes de la cita electoral.
Los tipos de interés se
mantienen en Estados Unidos entre el 0,25 y el 0,50%, después del ajuste de
diciembre pasado, pero el banco central ha postergado su anunciada nueva subida
a lo largo de este año por la debilidad global y las dudas sobre la economía
doméstica.
La próxima reunión de la
Fed está prevista para el 13 y el 14 de diciembre próximo.
EUROZONA:
Según Eurostat (la oficina
estadística de la UE) la subida anual de precios en la zona del euro se situó
en el 0,4% en septiembre, muy lejos del listón del 2% pero por encima del 0,2%
de agosto.
Estos niveles cercanos a
cero son la muestra más clara de que Europa sigue aún con serias dificultades.
Pero esta cifra de aumento de los precios permite revisar al alza las
previsiones del BCE, y por lo tanto hace más difícil una ampliación del
programa de compra de activos, al que se oponen los halcones del consejo de
gobierno, con Alemania a la cabeza. Empieza a hablarse justamente de lo
contrario: de una retirada paulatina de los estímulos, aún improbable porque, a
pesar de la mejoría, el 0,4% está muy lejos de la meta del 2%.
Los precios más altos de
los restaurantes y los alquileres impulsaron los precios en septiembre. La
energía y los alimentos suben también con fuerza. Ante la volatilidad de esas partidas,
el BCE suele fijarse últimamente en la denominada inflación subyacente (subidas
de precios excluyendo a alimentos y energía), que lleva cinco meses con alzas
del 0,8%. Es decir, más de un punto por debajo del objetivo del 2%, incluso con
este indicador de inflación subyacente.
En todo caso, los precios
siguen en territorio cero o negativo en nada menos que once economías: España,
Rumanía, Holanda, Grecia, Polonia, Irlanda, Dinamarca, Chipre, Eslovaquia,
Croacia y Bulgaria. En ese último país la deflación es muy fuerte, con caídas
de los índices superiores al 1%. Bélgica y Estonia, en cambio, alcanzan ya las
cifras con las que sueña el BCE, en torno al 1,8%.
"El BCE revisará al
alza sus previsiones en diciembre", aventuran los analistas de Oxford
Economics. "Draghi podría mostrar un tono más positivo que en sus últimas
comparecencias, pero a la vez alertará de que la política monetaria debe seguir
siendo expansiva durante un tiempo para anclar las expectativas".
Algunas fuentes del BCE
confirman que se están estudiando los próximos pasos del programa de
compras de expansión cuantitativa. Los analistas esperan movimientos: una
rebaja de las compras mensuales (situadas en 80.000 millones de euros), pero a
la vez la posible ampliación del final del programa, previsto para marzo, a la
vista que para entonces la inflación no estará, ni de lejos, en el deseado 2%.
Sin embargo, Mario
Draghi ha dejado todo intacto: no ha movido los tipos de interés y el
programa de compra de deuda sigue tal cual se había diseñado, hasta marzo del
próximo año “y más allá si es necesario”.
Según el presidente del BCE, es “poco probable un
final abrupto del programa de compra masiva de títulos” al que se opone Alemania.
De esta forma ha dado a entender que podría continuar más allá de lo planeado.
Pero será en la reunión del próximo 8 de diciembre cuando el BCE, a la vista
del débil crecimiento y de unos precios lejos del nivel deseado, cuando deba
pronunciarse respecto al mantenimiento de las excepcionales medidas monetarias más
allá del primer trimestre de próximo 2017.
Draghi que ha señalado
que es consciente de que estas medidas extraordinarias no pueden durar para
siempre., parece que se decanta por mantenerlas, ya que el escenario de
“recuperación moderada pero continuada de la eurozona y un aumento gradual de
la inflación” está ligado a la política monetaria actual.
El PIB de la eurozona
creció entre abril y junio un 0,3%, menos que en el primer trimestre del año; y
la inflación ha crecido ligeramente hasta el 0,4%. Pero sigue demasiado lejos
del objetivo señalado como virtuoso del 2%.
El BCE se ha congratulado
respecto a que la región del euro haya resistido los efectos adversos de la
economía global y de la incertidumbre política, pero alerta al mismo tiempo de
los riesgos a la baja. La conclusión es que la eurozona está en una especial
situación: “ni va tan mal como para justificar nuevas medidas por parte del
BCE, ni tan bien como para retirar las ya existentes”.
Draghi ha señalado que “no
hemos visto ninguna evidencia de burbujas”. De esa forma intenta quitar la
razón a los que alertan de que las actuales alegrías del BCE generarán
tensiones futuras. “Los tipos bajos funcionan. Han funcionado”.
Por otro lado en la
propia capital de Alemania, Draghi ha
declarado que “el euro seguirá siendo vulnerable mientras no se complete la
unión monetaria” tratando así de presionar a los Gobiernos para que avancen en la
unión bancaria, que se encuentra en un auténtico “punto muerto”.
Frente al extendido pesimismo,
señaló que “en países grandes como España o Alemania, el efecto de los bajos
tipos de interés ha sido positivo”. Pero, más allá de las diferencias
regionales, Draghi pidió –en un mensaje evidente a los que le acusan de dañar
los intereses de los ahorradores alemanes- una visión de conjunto. “Tenemos
todos los motivos para creer que nuestras medidas están funcionado como
esperábamos: impulsando el consumo y la inversión y creando empleo, que es
siempre lo mejor para la sociedad”.
No obstante, Mario Draghi
ha manifestado que es consciente de los inconvenientes y que esta política no
puede mantenerse indefinidamente. “Sin duda, preferiría no tener que mantener
las tasas de interés a niveles tan bajos durante un tiempo excesivamente largo,
ya que los efectos indeseados pueden acumularse con el tiempo”, aseguró.
Lo dilatado que sea ese
periodo de tiempo no depende solo del BCE. Las políticas que Draghi reclama son
aquellas que puedan abordar las fuentes de un exceso del ahorro sobre la inversión.
“En otras palabras, políticas fiscales y reformas estructurales”.
Por otro lado, respecto
al Reino Unido, hay que destacar que, ante la perspectiva de un “brexit duro”, la cotización de
la libra frente
al dólar se ha
debilitado hasta los niveles del año 1985, por debajo de 1,28 dólares.
A pesar de que la propia Theresa
May subrayó que el país abandonará la Unión Europea conforme a los
procedimientos legales, descartando la posibilidad de una retirada desordenada
del bloque europeo, la postura sobre libertad de movimientos defendida por
Londres hace presagiar un difícil acuerdo con los socios europeos sobre el
acceso del Reino Unido al mercado único, lo que agravaría el impacto del
'brexit' sobre la economía británica.
Según la Oficina Nacional
de Estadística británica (ONS), los precios en Reino Unido crecieron a un ritmo
anual del 1% el pasado septiembre. Se trata de su mayor nivel en los últimos
dos años. En apenas un mes, el aumento ha sido de cuatro décimas. En agosto
pasado el aumento anual era del 0,6%.
La ONS, en su comunicado,
es muy cauta sobre el papel que pueda haber tenido la depreciación de la libra.
No obstante, sí que afirma que esta depreciación “es probable que aumente el
coste de la importación de bienes y la externalización de la producción”.
Aunque matiza que “hay informes de empresas que han adoptado medidas para
proteger contra los vaivenes del tipo de cambio en el corto plazo”.
La depreciación de la
Libra Esterlina ha despertado los temores de que suban los precios en Reino Unido por el
encarecimiento de las materias primas, que normalmente cotizan en dólares en
los mercados internacionales.
Según la ONS, los
principales factores que contribuyeron al aumento fueron los crecientes precios
de los artículos de ropa, así como el coste de los restaurantes y estancias de
hotel. Otros elementos que influyeron en la subida del IPC fueron la subida de los
precios del combustible y el gas.
En otro orden, hay que
resaltar que la reforma de las bases fiscales del impuesto de sociedades,
diseñada por la Comisión Europea para dificultar la elusión de impuestos a las
multinacionales, tendrá un impacto negativo sobre las arcas públicas europeas.
El comisario de Asuntos
Económicos, Pierre Moscovici, aunque ha evitado dar detalles, señaló que “tendrá
un impacto significativo”. Pero la información facilitada por Bruselas señala
que podría haber una caída notable de la recaudación: casi 12.000 millones en
toda la UE, y 2.200 millones en España.
Según el citado
Comisario, “la reforma será favorable a las empresas”, pero nadie
sospechaba que hasta el punto de socavar los ingresos públicos en el
continente. Los técnicos de Bruselas aseguraron que hay que poner en cuarentena
los cálculos del Centro de Investigación de la Comisión Europea: no
tienen en cuenta medidas como las deducciones al I+D y otros incentivos
fiscales, y solo se refieren a las multinacionales, no al resto de empresas.
Pero ese análisis deja a España entre los perdedores, junto con Luxemburgo,
Reino Unido y Malta, tres países que han hecho bandera de las facilidades
fiscales a las empresas, en especial a las multinacionales.
El análisis es
especialmente negativo si solo se tiene en cuenta el impuesto de sociedades, y
no el efecto de la propuesta sobre otras figuras tributarias. España perdería
en ese caso 6.500 millones anuales en el impuesto de sociedades, cuya
recaudación se ha desplomado en lo que va de crisis.
En el conjunto de la UE,
el impacto negativo sobre Sociedades rozaría los 40.000 millones. Puede que
esos números no sean más que una aproximación, pero son el único análisis de
los efectos de la reforma que ha aportado la Comisión.
ESPAÑA:
Según la EPA (Encuesta de
Población Activa) elaborada trimestralmente por el INE, la tasa de paro en
España (porcentaje de activos que buscan empleo y no lo consiguen) ha caído por
debajo del 20% (superados los meses de verano ha quedado en el 18,91%).
Ha finalizado de esta
forma el periodo más largo con el desempleo por encima de ese porcentaje (si
bien en los últimos cuarenta años ya se había alcanzado en otras dos ocasiones,
durante los años ochenta y noventa).
La mejora esta
fundamentalmente apoyada en los contratos temporales, que aumentan fuertemente:
la tasa de empleo temporal ha alcanzado el 27%.
La pérdida de empleo
había sido tan fuerte, que bajar de una tasa de paro del 20% ha llevado seis
años. Sin embargo, respecto a la Unión Europea, sólo es superada por Grecia.
Durante el último
trimestre, el paro ha descendido en 253.900 desocupados, que dejan la cifra total
en 4,3 millones, la más baja desde hace siete años. Desde que se tocó el techo
histórico de desempleo en España a comienzos de 2013, el número total ha caído
en casi dos millones de parados. Pero el dato agregado sigue siendo malo –la
comparación internacional es clarificadora- y todavía lo es más cuando si solo
se toma a aquellos que llevan un año o más sin trabajar: los llamados parados
de larga duración, casi 2,5 millones de los que el 74% incluso llevan más de
dos años en esta situación.
La otra cara, la del
empleo, también tiene una primera lectura positiva. Ha crecido tanto en el
trimestre (226.500 ocupados más) como en el año (478.800) hasta elevar el
número total de puestos de trabajo en España hasta los 18,5 millones. También
hay un aumento agregado, el 0,77%, si se mide la ocupación de forma
desestacionalizada, es decir, eliminando de las cifras los altibajos que
provoca el calendario (temporadas turísticas, campañas agrícolas, puentes,
Semana Santa).
Sin embargo, la práctica
totalidad del empleo creado en verano ha sido temporal. Estos números pueden
explicarse a partir del turismo, que siempre marcan el mercado laboral durante
el tercer trimestre. Traducción: más actividad hostelería y comercio,
sustituciones en el sector sanitario…
Ahora bien, el problema
es que la interpretación temporal casi se convierte en estructural al analizar
el último año: en ese tiempo, el empleo asalariado ha crecido en 455.700 nuevos
trabajadores, de los que más de la mitad son temporales. Esta circunstancia es
la que eleva la tasa de temporalidad hasta el 27%.
Hay que remontarse al
otoño de 2008, cuando cayó Lehman Brothers para encontrar porcentajes de temporalidad
más altos que ese 27% (tuvo lugar una destrucción de empleo sin precedentes en
España).
Otro aspecto destacable
de la EPA del tercer trimestre es el vigor que ha mostrado el sector privado en
el mercado laboral, que ha creado 217.700 empleos en tres meses. En las
administraciones, en cambio, las plantillas apenas han subido en 8.900 nuevos
trabajadores.
A finales de octubre, el
Paro Registrado en la Oficinas de Empleo, estadística publicada por el
Ministerio de Empleo y Seguridad Social, a la que se le concede menor
significado que a la EPA anteriormente analizada, ha registrado un aumento de
la ocupación de 101.335 personas, subiendo el desempleo en 44.685 nuevos
desempleados. Las cifras de afiliación a la Seguridad Social suman 591.889
afiliados más que hace un año.
El sector que más
afiliación ha ganado ha sido Educación por el comienzo de los cursos académicos.
Por el contrario hostelería, actividades sanitarias y servicios sociales son
los que más ocupados han perdido.
Por otro lado, el vicepresidente
de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Asuntos
Económicos y Fiscales, el francés Pierre Moscovici, enviaron una carta al Gobierno español, en
ese momento en funciones, en la que pedían nuevas "garantías en los
próximos días" de que habrá un nuevo Presupuesto "lo antes
posible" y que contendrá las medidas necesarias para reducir
el déficit público, algo que, como llevan meses recordando, sólo puede hacer un
Ejecutivo con plenos poderes.
El pasado 15 de octubre
el Gobierno en funciones remitió a Bruselas el borrador de
Presupuestos para el año 2017. Un borrador incompleto, que en la
terminología de Bruselas se conoce como “no policy changes”, puesto
que al enviarlo un Gobierno en funciones no puede contener nuevos cambios
políticos de calado y se limita a ser una extensión del de 2016 con pequeñas
variaciones.
La Unión Europea entendiendo
la situación política española, dio su visto bueno para esta fórmula
provisional, a cambio de que en cuanto hubiera un Ejecutivo plenamente en
funciones se actualizara el Presupuesto para garantizar que el déficit público acabará 2017 en el 3,1% del PIB,
tal y como está pactado.
En la carta enviada, los
comisarios europeos agradecen que se enviara el texto en tiempo y forma, pero
recuerdan que "no hay nuevas medidas para 2017". Por ello, aunque el
Presupuesto dice que se cerrará 2016 en el 4,6% del PIB, tal y como estaba
acordado, habrá una desviación
"de 0,5% sobre el objetivo" en 2017, algo inaceptable.
Ese desvío, dijo la
Comisión, amenaza "la senda fiscal recomendada y eso puede entrañar
riesgos para la corrección apropiada del déficit excesivo en 2018".
Además
se destacaba en la carta remitida, que el borrador español "no contiene
varios de los elementos obligatorios", por lo que piden "garantías en
los próximos días de las autoridades españolas de que el
Gobierno entrante, tan pronto como sea posible desde que asuma el poder,
enviará un borrador actualizado a la Comisión y el Eurogrupo que garantice el
cumplimiento de los objetivos de déficit fijado en agosto de 2016". Es
decir, un nuevo ajuste de 5.500 millones de euros.
MERCADOS:
Wall Street no había
vivido un periodo de tanta incertidumbre para los inversores en años. El
índice industrial S&P 500 cerró a principios de noviembre en números rojos (-0,16%), sumando nueve
jornadas consecutivas en negativo, la peor racha en 36 años.
El Dow Jones también
cerró en pérdidas (-0,23%), acumulando siete sesiones en negativo. No es el
periodo en el que Wall Street ha registrado más pérdidas, sino el que más
sesiones consecutivas ha terminado en números rojos.
El buen dato de empleo en
EE UU difundido no fue suficiente para calmar los ánimos de los
inversores, inquietos desde que las encuestas sobre las presidenciales
estadounidenses comenzaron a elevar las probabilidades de que gane Trump.
Pese a que durante buena parte de la sesión los mercados se anotaban ganancias,
finalmente cerraron en rojo.
Hace tan solo un par de
semanas los inversores daban prácticamente por descontado que la candidata
demócrata, Hillary Clinton, ganaría las elecciones de EE UU. El anuncio
por parte del FBI de que reabría la investigación sobre el uso de correos
privados por parte de Clinton mientras era secretaria de Estado ha
disparado el nerviosismo en los mercados financieros. La mera posibilidad de
que el republicano Donald Trump gane las presidenciales de EE UU ha despertado
el miedo en los inversores, acostumbrados a huir de escenarios desconocidos.
Se ha comentado, que una
victoria de Trump generaría una subida de 10 puntos básicos en la deuda a diez
años del Tesoro estadounidense, ahora en el 1,85%.
Otro valor refugio, el
oro, ha seguido creciendo en su precio a consecuencia de la incertidumbre
existente en este momento.
EMPRESAS:
Alibaba muestra una
vez más que su negocio es inmune a la ralentización de la economía china. La mayor
compañía de comercio electrónico del mundo registró un nuevo récord de ingresos
durante el tercer trimestre del año, hasta los 4.640 millones de euros, un 55%
más que el mismo periodo de 2015. El aumento de la cifra de negocio se ha
sostenido gracias al buen comportamiento de las ventas en sus portales en China
y al despegue de nuevos segmentos de negocio como los servicios de computación
en la nube o los medios de comunicación digitales.
Las plataformas de
comercio electrónico gestionadas por la compañía presidida por Jack Ma en
China, principalmente Taobao (compraventa entre usuarios particulares) y Tmall
(venta de empresas a consumidores), incrementaron sus ventas un 40% en
comparación con el tercer trimestre del año pasado. El número de usuarios activos
alcanzó los 450 millones -prácticamente una tercera parte de la población del
país- y casi 8 de cada diez yuanes que la compañía ingresa lo hace a través de
los dispositivos móviles.
El beneficio neto de
Alibaba se situó en los 956 millones de euros, un 69% menos. La caída se
explica por los beneficios anormalmente altos que se registraron entre junio y
septiembre del año pasado debido a la revalorización de su participación en
Alibaba Health, su división de salud. Descontando el efecto de esta operación
puntual, las ganancias hubieran crecido un 41%.
Un excelente informe sobre la situación económica global.
ResponderEliminarGracias
Muchas gracias Mark, muy amable. Saludos
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