Casi todos los centros de
análisis económico esperan un aterrizaje suave de la economía mundial. Ahora
bien, las tensiones comerciales internacionales, las sorprendentes por
inesperadas circunstancias políticas, y los acelerados cambios y riesgos que
existen a nivel europeo y mundial, podrían agravar la desaceleración.
GLOBAL:
La marcha de la economía
mundial muestra el haber alcanzado el auge de su expansión, pero la OCDE
(Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) lleva tiempo
alertando sobre un posible aterrizaje más turbulento de los esperado: los
renovados bríos proteccionistas y las tensiones o enfrentamientos comerciales
internacionales, han comenzado a afectar negativamente al crecimiento
económico.
Otro riesgo que está
apareciendo en el horizonte, afortunadamente aún no materializado, es de la
inflación debida al aumento habido de los precios de los crudos petrolíferos.
La OCDE, en su último
informe de perspectivas de crecimiento, alerta respecto a que "aunque las
condiciones del mercado laboral siguen mejorando, con tasas de desempleo en sus
niveles más bajos desde 1980, el crecimiento de la inversión y del comercio han
sido más suaves de lo anticipado; las condiciones del mercado financiero se han
endurecido; y la confianza se sigue atenuando".
En esas circunstancias,
la organización espera que tenga lugar un leve descenso de la economía global,
tras haber alcanzado, en el año que acaba, su punto máximo, con un crecimiento
del 3,7%. En 2019 y 2020 se reducirá el crecimiento del PIB mundial.
BRASIL:
El Ejecutivo de Brasil ha
reducido la previsión de crecimiento de su PIB al 1,4 % para este 2018 (su
anterior estimación fue del 1,6 %).
A comienzos de este año,
se esperaba un aumento del 3%, pero ha tenido lugar una continúa bajada de las
previsiones, señalando que, vienen motivadas por la huelga de los camioneros de
mayo, los problemas en Argentina y las guerras comerciales a nivel global.
Muy negativo es el cambio
de pronostico respecto a la inflación esperada a un 4,3 % de aumento en el
nivel general de precios en este año que acaba. Si bien, la estimación aún está
por debajo del rango objetivo del Banco Central de Brasil de 4,5 % (+/- 1,5 %).
Las perspectivas son de
una mayor recuperación durante el próximo ejercicio, aunque sigue habiendo una
gran incertidumbre sobre cómo la nueva administración del presidente electo
Jair Bolsonaro, que asumirá el cargo el 1 de enero, incidirá en la actividad
económica.
ESTADOS UNIDOS:
Frente al aumento de las
críticas del presidente Trump, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal
estadounidense, en su intervención ante el Economic Club de Nueva York, declaró
que sigue defendiendo el proceso de normalización de la política monetaria
seguido hasta ahora por Banco Central de Estados Unidos.
Frente a las críticas del
presidente republicano, el presidente de la autoridad monetaria ha utilizado un
discurso muy moderado, tratando de atajar la posible incertidumbre en Wall
Street, al señalar que las tasas de interés se encuentran “justo por debajo” de
lo que se considera una posición neutral para la economía.
Powell ha señalado que la
economía estadounidense está avanzando a un ritmo anual del 3%, y que su tasa
de desempleo está situada en el 3,7% (prácticamente pleno empleo).
Recalcó que los tipos de
interés “siguen estando bajos” cuando se toma como referencia la tendencia
histórica, e insistió que la estrategia que está manteniendo la Fed es la de
equilibrar los riesgos. Por este motivo, volvió a repetir que no hay un curso
preestablecido y que las decisiones se guiarán por los datos.
Para la Reserva Federal, el
encarecimiento del precio del dinero tiene como objetivo evitar que se
recaliente la economía por un exceso de estímulos.
Powell comenzó su mandato
durante el mes de febrero pasado en febrero. Desde entonces, se han llevado a
cabo tres aumentos de los tipos. La próxima reunión será el 18 y 19 de
diciembre, y las tasas de interés, desde el pasado septiembre, están entre una
banda del 2% al 2,25%.
Además, se espera una
moderación del crecimiento estadounidense, una vez que se agoten los efectos de
los estímulos fiscales de Trump. También constituyen un freno económico, la
desaceleración global, las tensiones geopolíticas y la batalla arancelaria.
También ha señalado
Powell como otro elemento de riesgo, la subida de la deuda o endeudamiento
empresarial.
Las encuestas señalan
como posibles tres nuevos aumentos de los tipos de interés durante el próximo
2019. Sin embargo, en Wall Street se esperan como mucho dos subidas de las
tasas.
En otro orden, en la
clausura del G20 en Buenos Aires, los presidentes de Estados Unidos y de China,
acordaron concederse 90 días para intentar negociar una solución a la guerra
comercial entre las dos grandes potencias económicas mundiales. Pero más allá
de seguir negociando, no lograron avances de calado. Los desacuerdos fundamentales
que han motivado la guerra comercial siguen encima de la mesa.
Mediante este pacto,
Estados Unidos aplaza dos meses la subida de aranceles por 200.000
millones de dólares (unos 176.600 millones de euros) en productos
chinos con la que Trump había amenazado para el próximo 1 de enero. China,
por su parte, ha accedido a comprar una “cantidad sustancial” aún no concretada
de productos estadounidenses, especialmente en sectores como el agrícola, el
energético y el industrial, según un comunicado de la Casa Blanca. En el caso
de los productos agroalimentarios, las compras se producirán de inmediato.
Igualmente, se ha
acordado que comiencen de inmediato las conversaciones en torno a cinco áreas
en las que Estados Unidos exige reformas a China: la transferencia forzosa de
tecnología, la protección de la propiedad intelectual, las barreras no
arancelarias, la piratería y las incursiones informáticas, los servicios y la
agricultura.
De esta forma, ambos
países han ganado tiempo: Trump, obsesionado con los mercados bursátiles, evita
el efecto de un anuncio de aranceles después de las caídas de octubre y
noviembre. Y las compañías estadounidenses ganan tiempo para ajustar sus
cadenas de suministros. Pekín, por su parte, ve alejarse la amenaza de nuevos
gravámenes a sus productos hasta después de la pausa del Año Nuevo chino (en
febrero).
En todo caso, las
conversaciones van a ser muy complicadas: como ha dicho el economista Roubini, “será
muy difícil conseguir un acuerdo en 90 días dado, lo alejadas que se encuentran
ambas partes”. Salvo que Trump ceda en la escalada de tensión por la
desaceleración de la economía y la corrección de los mercados, ya que una
guerra comercial no conviene a nadie.
Evidentemente, no se han
resuelto los problemas, pero se ha conseguido un nuevo marco para continuar las
conversaciones futuras.
Con todo, la tregua
representa un alivio temporal para los mercados y Ejecutivos mundiales. Las
tensiones entre China y Estados Unidos habían sido uno de los asuntos
dominantes en la reunión del G20. La directora gerente del Fondo Monetario
Internacional, Christine Lagarde, había pedido una tregua en un comunicado al
término de la cumbre: “las presiones sobre los mercados emergentes han crecido
y las tensiones comerciales han comenzado a tener un impacto negativo mundial”.
EUROZONA:
Según el informe
anteriormente citado de la OCDE, la eurozona acabará este año 2018 con un
crecimiento del 1,9%, que bajará al 1,8% en el próximo ejercicio, llegando a
caer hasta el 1,6% en 2020.
Señala que “una política
monetaria acomodaticia, una política fiscal suavemente expansionista en 2019,
un crecimiento sólido del empleo y condiciones de financiación favorables,
proporcionan apoyo a la demanda doméstica, pero están apareciendo vientos de
frente por una demanda externa más débil y una mayor incertidumbre política
existente".
Se insta a Europa para
que “complete" su unión monetaria, sobre todo ante el "frágil
ambiente" imperante. "Es urgente que Europa complete su unión
bancaria. Y avances hacia el establecimiento de una capacidad fiscal común
ayudarían a mantener la confianza en la capacidad de la zona euro de reaccionar
ante shocks y mantener el crecimiento".
Con respecto al Brexit,
señala la OCDE que "es imperativo que la Unión Europea y el Reino Unido logren
un acuerdo que mantenga la relación más estrecha posible entre las
partes".
En relación a los
precios, según los datos publicados por Eurostat, la tasa interanual de
inflación de la eurozona se situó en octubre en el 2,2%, una décima por encima
de la subida registrada el mes anterior, lo que representa el mayor incremento
de los precios desde diciembre de 2012. Mientras que en el caso de la Unión
Europea (UE) la tasa de inflación se situó también en el 2,2%, frente al 2,1%
del mes anterior.
Entre los componentes del
índice, el precio de la energía registró una subida interanual del 10,7%,
frente al incremento del 9,5% de septiembre, mientras el precio de los
alimentos frescos subió un 2,1%, por debajo del alza del 3,2% del mes anterior.
En el caso de los servicios, estos se encarecieron un 1,5% en octubre, dos
décimas más que en septiembre.
De este modo, sin tener
en cuenta el impacto de los precios de la energía, la tasa de inflación de la
zona euro se situó en octubre en el 1,3%, la misma subida registrada en
septiembre, mientras que, al excluir también la evolución de los precios de los
alimentos frescos, la tasa de inflación interanual fue del 1,2%, una décima por
encima de la lectura de septiembre.
Al dejar fuera del
cálculo el efecto de la subida del precio de la energía, así como la de los
alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente se situó en el 1,1%, frente al 0,9% del mes
anterior.
Entre los países de la
UE, las menores subidas de precios se observaron en Dinamarca (0,7%), Portugal
(0,8%) e Irlanda (1,1%), mientras que las mayores tasas de inflación
correspondieron a Estonia (4,5%), Rumanía (4,2%) y Hungría (3,9%).
Por otro lado, en
relación al Reino Unido, en un informe del propio Banco de Inglaterra, se
asegura que una salida desordenada de la Unión Europea, si los diputados
rechazaran el acuerdo cerrado con Bruselas, podría causar un daño económico
superior al de la reciente crisis financiera, con una reducción del PIB de
hasta el 8%. Los precios de la vivienda, según el documento de esta
institución, podrían bajar hasta un 30% y la inflación dispararse al 6,5%. En
la recesión de 2008, la economía de Reino Unido se desplomó un 6,5%.
La economía del Reino
Unido crecerá menos después del Brexit. Según el citado informe, incluso si el
acuerdo alcanzado por May con la UE saliera adelante, el PIB se reduciría en un
3,9% en los próximos 15 años.
Ahora bien, en el marco
de un Brexit duro (sin acuerdo con la UE), la economía de Reino Unido vería
reducido, en los próximos 15 años, su PIB hasta 10 puntos (es decir, unos
170.000 millones de euros).
Es más, se dice que
incluso, aunque se alcanzase un Acuerdo Comercial similar al que existe entre
la UE, Canadá y Noruega, que permitiera a Reino Unido permanecer en el Área
Económica Europea, se reduciría en un 1,4% el PIB del Reino Unido. Desde luego
las ventajas del abandono del Reino Unido, no parece que vayan a ser
económicas.
Por lo que respecta a Alemania,
por primera vez en tres años, se contrae su economía. El producto interior
bruto (PIB) de la mayor economía de Europa cayó en el tercer trimestre de este
2018 un 0,2%, frente a la subida del 0,5% registrada en el trimestre anterior.
Según la Oficina Federal
de Estadísticas, la caída se debió al debilitamiento de las exportaciones y al
descenso del gasto de los consumidores. El
frenazo, claramente, está relacionado con el contexto de guerra comercial
desatada por el presidente de los Estados
Unidos.
Ha explicado la Oficina
de estadísticas citada, que "el ligero descenso trimestral del PIB se
debió principalmente a la evolución del comercio exterior, después de que las
exportaciones bajaran en el tercer trimestre y aumentaran las importaciones respecto
a los tres meses precedentes”.
En cuanto a la demanda
doméstica alemana, ha habido señales contrapuestas: en la construcción fue
superior a la del trimestre anterior, mientras que el gasto de los hogares
disminuyó. Respecto al gasto final en consumo del Gobierno (Gasto Corriente) fue
ligeramente superior al observado en los tres meses anteriores.
La Oficina de
Estadísticas germana no menciona un problema que está afectando a la poderosa
industria automotriz alemana y que ha influido en la caída del PIB: varios
economistas han señalado que la debilidad de la economía alemana está
relacionada con la abreviatura WLTP,
la nueva norma mundial de pruebas de gases de escape de automóviles, que entró
en vigor el 1 de septiembre pasado.
Los principales fabricantes
alemanes no fueron capaces de obtener la certificación para sus modelos en la
fecha límite, un problema que afectó directamente su producción a partir de
agosto. Volkswagen, por ejemplo, redujo la entrega de sus coches en Europa en
un 7,1% en octubre. La certificación afectó drásticamente a Audi, cuyas ventas
en Europa bajaron un 53% en octubre.
“Los fabricantes alemanes
no han pasado el nuevo procedimiento de prueba a tiempo para todos los tipos de
vehículos y, por lo tanto, han tenido que reducir la producción en el tercer
trimestre”.
Durante los meses de
julio a septiembre, se ha ralentizado la industria germana del automóvil. "La
economía alemana se contrajo en el tercer trimestre porque la industria
automotriz tuvo problemas con la introducción de nuevas pruebas de emisiones.
Pero incluso sin este efecto, el PIB alemán apenas habría crecido debido a la
disminución de la demanda de China. Debido a la lenta certificación de los
tipos de automóviles, la producción alemana ha tenido que recortarse notablemente,
con daños colaterales para otras industrias”.
Sin embargo, frente al
miedo a una nueva recesión económica, la mayoría de analistas esperan que, en
el cuarto trimestre, la economía alemana haya vuelto a crecer porque es
probable que los fabricantes de automóviles vuelvan a aumentar gradualmente la
producción.
Por otro lado, el
presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha declarado de nuevo que la
institución mantiene su decisión de poner fin a su programa de compra de
activos al término de este mes de diciembre, de modo que las adquisiciones
cesarán en enero. Todo ello, pese a los datos económicos más débiles que hemos
comentado.
No obstante, Draghi ha
señalado que "se mantendrá un nivel significativo de estímulos
monetarios". Aunque la inflación nominal aumentó en octubre una décima,
hasta el 2,2%, la inflación subyacente (excluye los precios de energía y
alimentos frescos) se mantiene "débil. Si bien, hay buenas razones para
confiar en que la inflación subyacente aumentará gradualmente en adelante
apoyada en la fortaleza de la demanda interna y el aumento de los salarios”.
Así, el BCE confía en que
la inflación convergerá hacia el objetivo de la institución de situarla en
cotas cercanas pero inferiores al 2%, y "se mantendrá aun después del fin
gradual" del programa de compra de activos.
El BCE redujo en octubre
sus compras de Bonos a 15.000 millones de euros mensuales.
Como se evidencia, Draghi
ha manifestado considerar que frente a las "incertidumbres actuales debemos
ser pacientes, prudentes y persistentes a la hora de calibrar la política
monetaria”.
El Banco Central Europeo
está prestando a los bancos semanalmente a un interés del 0%, y les cobra un
0,4% por el exceso de reservas o encaje bancario (depósitos que estos mantienen
en el BCE).
No obstante, también ha
recordado Draghi, que el PIB de la eurozona ha crecido un 0,2% en el tercer
trimestre de este año, frente al 0,4% registrado en los dos previos.
En relación a las
reformas precisas para afianzar el Euro, a punto han estado los Ministros de
Finanzas de no alcanzar acuerdo alguno: después de 18 horas, consiguieron un
acuerdo mínimo respecto al “respaldo fiscal para las quiebras bancarias y una
reforma del fondo de rescate (Mede)”. A partir de ahí, consiguieron ponerse de
acuerdo sobre un desacuerdo: trabajarán en un presupuesto de la zona euro, pero
sin la perspectiva de que este actúe como estabilizador de las economías ante
recesiones.
Tras diversas
escaramuzas, la discusión central llegó cuando se abordó el Presupuesto de la
zona euro. Ahí afloró de nuevo la línea norte-sur. Los ministros tenían en sus
manos dos documentos: el de la Comisión Europea y el elaborado por Francia
y Alemania. El último, centrado en las inversiones y anclado en el Presupuesto
de la UE, perseguía tres objetivos: la convergencia y la competitividad, pero
también la estabilización de los países de la moneda única en tiempos de
crisis.
El ministro holandés,
rechazó cualquier mecanismo que contuviera la palabra “estabilización”. Esa
misma línea roja, pero en sentido contrario, era la que se había marcado Francia:
ese vocablo debía aparecer. Y ahí se ancló la discusión: el debate va sobre la
ortodoxa estricta disciplina de fiscal, y su relajación en los casos necesarios
de depresión y estancamiento económico.
Se argumentó a Holanda
que estaba impidiendo el avance del proyecto europeo.
Tras varios amagos del
francés de dejar la reunión, ninguna de las partes se movía, finalmente, casi
por agotamiento, se llegó a un redactado asumible por ambos: se ataron las
reformas sobre la Unión Bancaria y se descafeinó el proyecto de la
zona euro en la declaración final. La palabra en cuestión aparecía, pero en el
párrafo sobre el desacuerdo.
En el documento, los
países se encomiendan la tarea de trabajar en “el diseño, la implementación y
el calendario” de un instrumento para “la convergencia y la competitividad” de
sus países. Y a continuación detalla que en la reunión se abordó la función de
“estabilización” de ese instrumento e incluso el seguro de desempleo, pero sin
llegar a una “opinión común al respecto”. “Las discusiones técnicas continúan”.
Por lo tanto, se salió de
la reunión con la misma discrepancia, ya que hay un grupo de países que no está
de acuerdo con la función de estabilización económica de los presupuestos”. Los
amantes de la Teoría Macroeconómica apreciaran que sigue en vigor la vieja
discusión clásica – keynesiana.
Finalmente, para el
necesario Fondo de Garantías de Depósitos, no se hizo absolutamente nada.
ESPAÑA:
Nuestra economía tampoco
se libra de esta bajada de las previsiones económicas: el informe citado de la
OCDE pronostica ahora que la economía española crecerá este 2018 el 2,6% (hace
seis meses preveía el 2,8%). También se revisan a la baja las previsiones para
el 2019 (un 2,2%) y para 2020 (un 1,9%). Sin embargo, a pesar de este menor
crecimiento, la tasa de paro, aunque se mantendrá elevada, continuará
disminuyendo (al 15,3% este año y al 13,8% en 2019).
Sin duda, está teniendo
lugar el agotamiento de “los vientos de cola” que venían propulsando a nuestra
economía: El fuerte repunte de los precios del petróleo (de 25 dólares el
Barril de Brent, hasta los 85 dólares), el estancamiento de los salarios, que
además deriva en una tasa de ahorro bajo mínimos, propicia una renta personal
disponible más baja. Todo ello, ocasiona que se contenga el consumo familiar.
Tampoco las previsiones
de la Comisión Europea, siguiendo la desaceleración de la región, mantiene las
previsiones iniciales de crecimiento para España: según las previsiones de
otoño la economía española crecerá el 2,6% este año y el 2,2% el que viene a
causa sobre todo de la desaceleración del consumo privado.
Bruselas tampoco cree que
el Gobierno Sánchez vaya a cumplir con el objetivo de déficit del 1,8% del
Producto Interior Bruto (PIB) al considerar que los ingresos previstos en el
borrador de Presupuestos están hinchados, lo cual implica que los ajustes sean
prácticamente nulos. Según el informe, España cerrará el ejercicio que viene
con un desfase presupuestario del 2,1%.
Tras cinco años
consecutivos de crecimiento, el informe que la Comisión Europea ha presentado aprecia
ya “signos de una leve desaceleración”, en especial por la pérdida de fuelle de
las exportaciones. En línea con lo que ocurre en el conjunto de la zona euro,
Bruselas prevé que España crezca este año dos décimas menos que en su último
informe de perspectivas. Esa dinámica, además, se irá confirmando en los dos
próximos ejercicios. "La economía europea aguanta bien, con un crecimiento
que se va a reducir respecto al año pasado, pero todavía con una disminución
del desempleo, de la deuda y del déficit público".
La subida de los precios
del petróleo y la desaceleración del consumo privado son las razones que
explican la ralentización, pero esto no llevará a España a la cola de la zona
euro, ya que aún continuaremos creciendo más que el resto de economías de la
zona euro (en conjunto crecerán el 2,1% en 2018 y el 1,9% en 2019, y no hay
visos de que lo haga por debajo del 2%, al menos, hasta 2020).
La Comisión Europea ha
señalado que se seguirán creando puestos de trabajo de forma “robusta” y los
salarios crecerán “aceleradamente”, sobre todo debido al caso de que llegue a
materializarse la subida del salario mínimo que repercutirá positivamente en el
consumo y aumentará el ahorro. Sin embargo, la Comisión valora con precaución
ese incremento de más del 20% en un año: si bien estima que la masa salarial
crecerá alrededor del 0,35%, también opina que supondrá que dejen de crearse
alrededor de 70.000 empleos en dos años, según han explicado dichas fuentes comunitarias.
Sobre 2018, Bruselas sí
cree que España va a cerrar este año con el déficit que ya contempla la
ministra de Economía, Nadia Calviño, del 2,7% del PIB. Supone más, de lo que deseaba
la Comisión Europea (lanza cierto dardo al Gobierno de Mariano Rajoy), ya que
considera que supone una lenta reducción, en buena medida debido a las medidas
de gasto que adoptó el anterior Ejecutivo en cuanto a pensiones y salarios de
funcionarios para este mismo año. Y la Comisión Europea opina también que el
Ejecutivo de Pedro Sánchez corre ese mismo riesgo.
La principal
discrepancia, en todo caso, está vinculada con la cifra de déficit que maneja
para el ejercicio 2019, donde el Gobierno Sánchez prevé terminar con el 1,8%
frente al 2,1% que estima Bruselas.
En relación al mercado de
trabajo, según las estadísticas del Paro Registrado, tras un muy buen mes de octubre,
en que se batió un récord en el alza de empleo, se ha vuelto a frenar durante
el mes de noviembre.
La afiliación media a la
Seguridad Social cayó en 47.449 cotizantes, un 0,25% menos, según el Ministerio
de Trabajo. La cifra total queda así en 18,94 millones de afiliados.
El paro registrado,
aunque poco, algo disminuyó: el número de inscritos en las oficinas públicas de
empleo se redujo 1.836 personas, hasta quedar en 3,25 millones. Es el primer
noviembre en que baja el paro desde el año 2015.
El mercado de trabajo,
realmente, está sufriendo raros altibajos: durante el pasado mes de octubre se
creó más empleo que nunca en ese mes. Noviembre, en cambio, ha dado un disgusto
mayor del previsto. Esos casi 47.500 afiliados menos son el peor dato desde
2013.
Detrás de estos vaivenes,
se encuentra un sector con un comportamiento muy estacional como la agricultura
que el mes pasado destruyó casi 10.000 empleos y el anterior había ganado más
de 30.000.
Aunque a los malos datos
del mes pasado, contribuyó sobre todo la finalización de los contratos en la
hostelería. El final definitivo de la campaña veraniega ha supuesto la caída de
más de 110.000 afiliados en esta rama de actividad. Y eso no ha sido compensado
por otras como la educación o el comercio, que ganaron menos empleo entre
ambas.
Como ya ocurrió en
octubre, el desempleo y la afiliación no tuvieron un comportamiento acompasado,
es decir, bajó el número de ocupados y, en cambio, descendió también el de
parados. Esto se explica por varios motivos, uno de ellos es la mayor caída de
la población activa (aquellos que se ofrecen en el mercado de trabajo, suma de
los parados y los ocupados, o personas en edad y disposición de trabajar o con
trabajo). Si este grupo baja bastante, puede darse el caso de que, aunque
también baje el empleo, la caída del paro le supere.
El comportamiento de la
afiliación a la Seguridad Social devuelve el mercado laboral español a la senda
de la desaceleración lenta. Aunque la tendencia sigue siendo de un crecimiento
a muy buen ritmo. Lo que sucede es que cuando estos datos se comparan con los
muy buenos de 2016 y, sobre todo, de 2017 sí que se observa un ligero freno.
Por ejemplo, en los últimos 12 meses el aumento de cotizantes ha sido del
2,87%, justo el mismo porcentaje que en septiembre y vuelve a situarse por
debajo del 3%, cota que se había recuperado en octubre.
Se está observando la
desaceleración económica de la industria, un sector que depende más que otros
de la actividad exterior y las exportaciones. También se está resintiendo la
construcción. Entre ambas, suman más de dos millones y medio de afiliados solo
en el régimen general (el de los asalariados). Y si a ella se añaden la
hostelería y el comercio, otras que se dejan algo de impulso, el volumen total
de cotizantes supera los 6,3 millones de personas, un tercio del total del
mercado laboral.
Por lo que respecta a la
evolución de los precios, finalmente, la inflación armonizada de la economía
española se situó en octubre en el 2,3%, lo que implica un diferencial de precios
de una décima desfavorable para España, la mitad que en septiembre.
Y durante el pasado
noviembre el Incremento de Precios al Consumo (IPC) parece acabar el año moderadamente: durante ese mes se situó en el
1,7%. Por lo tanto, inferior a la habida en octubre.
Por otro lado, según un
informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se ha sabido que la
revalorización de los salarios se frenó el año pasado. En términos reales,
ajustada a la inflación (por tanto, el salario real), tuvo un repunte del 1,8%
el año pasado, seis décimas menos que en 2016, y lejos del máximo alcanzado en
2013, cuando subieron un 2,7%.
Un crecimiento que en
Europa fue cercano a cero el año pasado, tras subir un 1,3% en 2016 y un 1,6%
en 2015 por la desaceleración registrada en los salarios de Alemania (0,9%) y
Francia (0,1%) y la caída de los salarios reales en España e Italia.
En el caso español, la
OIT apunta que el salario real cayó el año pasado un 1,8%, el mayor retroceso
de los últimos cinco años. Las cifras contrastan, eso sí, con las publicadas
hace unas semanas por Estadística, según las cuales el salario bruto medio
mensual de los 15,68 millones de asalariados españoles aumentó un 0,6% nominal
en 2017, hasta los 1.889 euros en 12 pagas. Si bien, en términos reales el
trabajador con una remuneración media habría perdido poder de compra, ya que el
ejercicio se cerró con un alza del IPC del 2% en 2017.
En los últimos diez años,
la retribución real de los empleados españoles cayó, según la OIT, en un 0,3%.
Se sitúa así entre los cinco países de Europa con contracción de las
retribuciones, solo superada por Reino Unido (-0,5%), Italia (-0,6%) y Grecia
(-3,1%), frente al crecimiento del 0,7% experimentado en la región entre 2008 y
2017.
Respecto
a la brecha salarial de género, según la OIT, el informe apunta a que en los
países con economías avanzadas la brecha salarial de género se amplía a medida
que el nivel salarial es mayor. Todo lo contrario que los países menos
desarrollados, donde las mayores diferencias se producen en los tramos
inferiores.
Sobre el peso que tiene
la educación en la retribución de los trabajadores, la OIT constata que, pese a
las diferencias entre países, el nivel de educación tiene un peso relativamente
bajo en la brecha salarial entre hombres y mujeres. En el caso de las economías
más avanzadas, considera que el nivel de formación representa menos de un punto
porcentual de la brecha salarial.
En el caso español, la
brecha de género es mayor en el sector privado que en el público y más elevado
entre los empleos a tiempo parcial que en las jornadas completas.
Finalmente, según el
Banco de España, citar que la deuda del conjunto de las administraciones
públicas españolas subió en 11.819 millones de euros en el mes de septiembre,
hasta los 1,174 billones de euros, un 1% más que en agosto, por lo que marca de
nuevo un máximo histórico y se sitúa en alrededor del 98% del PIB.
Con el incremento en
septiembre, la deuda pública mantiene la senda alcista que ha venido marcando
en los últimos años, tras el retroceso de julio (-0,3%), y supera el máximo
histórico registrado en el mes de junio de este año (1,163 billones de euros).
En términos interanuales,
la deuda de las administraciones públicas creció en 41.540 millones de euros,
un 3,6% más que en septiembre de 2017.
Por administraciones,
buena parte del incremento de la deuda pública en septiembre se debe al repunte
de la deuda del Estado, que se elevó en 13.308 millones de euros, hasta los
1,03 billones de euros, lo que supone un alza mensual del 1,3% y una subida
interanual del 5,2%.
Igualmente, la deuda de
las Comunidades Autónomas también se elevó en septiembre en 161 millones,
prácticamente lo mismo respecto al mes anterior, pero se elevó un 2,3% frente a
septiembre de 2017, hasta situarse en 291.185 millones de euros.
A su vez, el
endeudamiento de las Corporaciones Locales creció en 615 millones, hasta los
28.433 millones, un 2,2% más con relación a agosto, pero un 7% inferior a hace
un año.
Por último, la deuda de
las administraciones de la Seguridad Social se mantuvo en el noveno mes del año
en 34.863 millones, el mismo nivel que en los tres meses previos, si bien
representa un repunte interanual del 50,3%, puesto que en septiembre de 2017
era de 23.187 millones de euros.
MERCADOS:
La Bolsa española negoció 40.955 millones de euros en renta
variable en el mes de noviembre, lo que supone un descenso del 11,1% respecto
al mismo mes de 2017 y un 24,2% menos que en el mes de octubre,
según los datos remitidos por BME a la Comisión Nacional del Mercado de Valores
(CNMV).
Las operaciones en noviembre fueron un 13% menos que un año antes y
un 14,7% menos que en octubre, al alcanzar los 3,7 millones de
negociaciones.
En cuanto al acumulado
anual, la Bolsa española ha negociado 548.718 millones de euros (-9,1%) y 41,12
millones de operaciones (-13,7%).
No obstante, ya saben
aquella frase de que “si no hay noticias son buenas noticias”, pues parece que se
ha cumplido el pasado mes en la Bolsa, ya se ha comportado mucho mejor que las
restantes plazas financieras, recuperando un 2% del 5,3% perdido el mes
anterior.
Eso sí, hay sensación de
miedo en el mercado. La desaceleración económica va por zonas, pero todos
esperamos, que, de alguna manera, nos afectará. Todo ello, cuando muchos
sienten un exceso de las cotizaciones en la Bolsa norteamericana.
Con respecto al mercado
del petróleo, la Organización de
Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados están
trabajando hacia un acuerdo que reduzca la producción de crudo en al menos 1,3
millones de barriles por día, pero que la resistencia de Rusia a realizar estos
recortes significativos en el bombeo, es hasta ahora el principal escollo.
La OPEP tendrá una
reunión durante el mes de diciembre, manteniendo negociaciones con aliados como
Moscú, en un contexto de descenso
en los precios del petróleo por la debilidad económica global y de
temor por un exceso de oferta, debido principalmente a una mayor producción en
Estados Unidos.
El líder de facto del
cartel, Arabia Saudita, ha
destacado la necesidad de realizar reducciones drásticas en la producción
petrolera a partir de enero, pero se encuentra bajo la fuerte presión del
presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que ayude a apoyar la economía
mundial con unos precios más bajos del crudo.
EMPRESAS:
El Corte Inglés y el
Grupo Alibaba han firmado un acuerdo de intenciones para colaborar en el
desarrollo de nuevas oportunidades de negocio en el entorno del comercio online
y mejorar la estrategia de gestión del cliente.
En un comunicado
conjunto, ambos grupos empresariales han indicado que la colaboración tiene por objetivo
progresar en las áreas de comercio minorista y
distribución, servicios
informáticos en la nube, innovación digital y pagos a
través del móvil.
El motivo de la
colaboración entre el grupo español de grandes almacenes y el gigante
chino es aprovechar sus
respectivas “fortalezas” junto a las de sus unidades de negocio y empresas
asociadas, que incluyen el sitio web Tmall, la plataforma de pago móvil Alipay, la empresa de servicios
en nube para empresas Alibaba Cloud y
la tienda online AliExpress.
En este sentido e
impulsados por la transformación digital, las compañías buscan beneficiarse de lo “mejor”
del mundo físico y del online para lo que
analizarán una serie de mejoras en sus respectivas
propuestas omnicanales.
Entre las principales iniciativas y proyectos de
colaboración, se incluye el acceso de El Corte Inglés a un paquete
integral de soluciones tecnológicas proporcionado por Alibaba Cloud,
que incorpora el análisis de Big Data (macrodatos) para la toma de
decisiones empresariales en tiempo real, así como herramientas de
inteligencia artificial para personalizar la oferta y mejorar la atención
al cliente.
De esta manera, el Big Data, permitirá a El Corte
Inglés analizar de forma “inmediata” grandes volúmenes de datos de
cara a tomar decisiones de diferente índole.
En cuanto a la estrategia comercial, el grupo de
distribución de España y Portugal utilizará
las plataformas de Alibaba para ofrecer a los usuarios en China y en el
resto del mundo sus marcas y productos.
Por su parte, AliExpress podrá
desarrollar pequeños “stands” de atención al público y otros espacios
físicos en los centros comerciales de El Corte Inglés que permitan dar a conocer al mercado
español los últimos productos lanzados en la plataforma china.
Ambas compañías se han
propuesto también trabajar en la utilización
de infraestructuras y canales logísticos, para lo
que Alibaba se podrá beneficiar del conocimiento y capacidades logísticas
de la empresa española, así como utilizar sus centros
físicos como puntos de recogida para compras online a través de
AliExpress.
Asimismo, con
este acuerdo de colaboración los grupos empresariales avanzan
en aspectos relacionados con los
medios de pago, ya que el pasado mes de marzo El Corte
Inglés firmó un acuerdo con Alipay para hacer más “fáciles” y
“seguras” las compras a los turistas chinos que visitan España.
Esta alianza ahora suma “relevancia”, puesto que se prevé desarrollar
iniciativas conjuntas que generen nuevas experiencias de compra para
los turistas chinos.
El director de Alibaba Group para España,
Italia, Portugal y Grecia, Rodrigo Cipriani, se ha mostrado optimista ante
la firma del acuerdo del que espera unir fuerzas para ofrecer en todo el mundo
los “mejores” productos. “Confiamos en que la experiencia y las habilidades
aportadas por ambas compañías generarán un valor y unas oportunidades
únicas a medida que la cooperación se materialice”
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