La última cumbre del
G20 de Antalya, no pasará a la historia
precisamente por la adopción de nuevas
medidas para solucionar los problemas que restan de la crisis financiera de la
economía mundial. Todo ello, pese a admitir que el crecimiento económico
mundial es desigual y sigue por debajo de las expectativas.
GLOBAL:
El año pasado, los
países del G20 anunciaron todas las reformas que pensaban llevar a cabo para conseguir dos puntos
porcentuales más a su crecimiento en 2018. Los organismos internacionales que
supervisan este objetivo (FMI, OCDE y Banco Mundial) coinciden en que más de la
mitad de esas reformas ya se han llevado a cabo, pero su impacto en la
evolución de la economía mundial ha sido muy escaso.
El frenazo de
China, el efecto de la caída de las materias primas en los países emergentes, o
las dificultades de Europa para retomar el crecimiento, están dando como
resultado que en 2015, según el FMI, el PIB mundial apenas crecerá un 3%,
frente al 3,4% del año pasado.
Durante la última
cumbre del G20, el más claro fue el presidente de China, Xi Jinping, que
emplazó al resto de líderes a encontrar con urgencia nuevas fuentes de
crecimiento económico, porque a pesar de que la crisis financiera ha terminado,
la recuperación es muy débil y no asegura una nueva era de prosperidad mundial.
El comunicado final de
la cumbre refleja el recelo de las economías emergentes respecto a la forma en
que los mercados vayan a digerir la subida de tipos que está preparando la Reserva
Federal de Estados Unidos, de forma que en la reunión se ha pedido “calibrar y
comunicar claramente las grandes decisiones de política monetaria, para mitigar
la incertidumbre y minimizar efectos negativos”.
Por otro lado, los
precios de las materias primas están en su cota más baja durante 16 años.
El desplome no se limita solo al petróleo ya que algunos de los principales
productos primarios (zinc, hierro o níquel) se dejan más de un tercio de su
valor en el último año. La desaceleración económica de China, el principal
importador de estos materiales, y la fuerte apreciación del dólar frente a
otras divisas son las principales causas del hundimiento de los precios. Esta
situación supone un reto para los países productores, muchos de ellos
emergentes.
Hay que estar muy
pendiente de la economía china, que es el mayor consumidor mundial y absorbe
casi la mitad de la producción de aluminio, cobre y carbón. El cambio de
modelo económico de Pekín, al pasar de uno centrado en las exportaciones y la
inversión pública a otro basado en el consumo interno, ha disminuido su tremendo
consumo de materias primas: la
ralentización de la economía china ha provocado un desplome en su demanda de
productos primarios. En 2010 su consumo de materias primas crecía cada año al
35% y era capaz de asumir toda la parte que Occidente dejaba de consumir. Hoy,
esta tasa interanual se sitúa en el 9%, casi cuatro veces menos.
CHINA:
Las autoridades chinas
se han mostrado satisfechas al ver atendidas una de sus mayores demandas para
ganar peso en las finanzas internacionales: la inclusión de su moneda, el
yuan, en la cesta de divisas del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El Banco Popular de
China aseguró en un comunicado que la decisión del organismo es "un
reconocimiento al desarrollo económico" del país que "ayudará a mejorar
el sistema monetario internacional vigente". Como respuesta a los
numerosos escépticos que aseguran que el yuan aún no cumple como se precisa las
condiciones necesarias para convertirse en una moneda de reserva, el regulador
monetario chino prometió acelerar el ritmo de reformas económicas y
financieras.
"El movimiento
significa que la comunidad internacional espera que China juegue un mayor papel
en el sistema económico y financiero global. De cara al futuro, China seguirá
profundizando y acelerando las reformas económicas y la apertura financiera, y
contribuirá a la promoción del crecimiento mundial".
A pesar del visto bueno
de los técnicos del FMI, el yuan no es aún una divisa plenamente convertible en
la cuenta de capital y su tipo de cambio sigue dependiendo en gran parte de la
tasa media de referencia que fija el Banco Central. Las autoridades han
ampliado durante los últimos años su banda máxima de fluctuación diaria
respecto al dólar estadounidense y han adoptado criterios menos arbitrarios en el
método de establecer el valor medio de su moneda. En su página oficial, el Banco
Central de China asegura que la plena convertibilidad "no es una condición
necesaria para que una moneda sea ampliamente negociada" y que puede serlo
"incluso si el país emisor conserva algunas restricciones".
Hu Xingdou, profesor de
Economía del Instituto de Tecnología de Pekín, asegura que la inclusión del
yuan en la cesta del FMI supone un "hito" para el país y sostiene que
promoverá más reformas "con toda seguridad". Otros analistas
coinciden en que China deberá desmantelar parte de los controles de capital
vigentes, aunque no necesariamente lo hará más rápido de lo planeado.
El yuan se sumará así
al dólar, el euro, la libra esterlina y el yen en su papel de divisa de reserva
internacional, con consecuencias importantes para la economía global.
Los derechos especiales
de giro (SDR, por sus siglas en inglés) carecen de relevancia en el sistema
financiero global, apenas el 2% de las reservas internacionales de todo el
mundo están denominadas en la divisa del Fondo, pero la decisión de incorporar
el yuan supone un importante avance para la inclusión de China en el sistema
financiero internacional.
JAPÓN:
A pesar del estímulo monetario más grande de toda su historia, continúa sin conseguir despegar la tercera economía mundial.
Japón ha entrado
oficialmente en recesión técnica por quinta vez en los últimos siete años
debido a la incertidumbre sobre el crecimiento global. Entre junio y
septiembre, el PIB nipón cayó un 0,2% con respecto a los tres meses anteriores
-o, a tasa anualizada, un 0,8%- después de que durante el segundo trimestre del
año la economía ya se contrajera un 0,7%.
Según los datos
preliminares del Gobierno, la principal causa de la caída fue el bajón de la
inversión de las empresas (-1,3% con respecto al trimestre
anterior), temerosas de la volatilidad en China y, en general, de la
débil recuperación mundial. Todo ello, pese a que el consumo doméstico, que
supone casi el 60% de la economía japonesa, creció un 0,5% frente a los
registros entre abril y junio y las exportaciones japonesas también aumentaron
un 2,6% intertrimestral.
Una de las prioridades
del primer ministro nipón, precisamente, es lograr que Japón deje atrás dos
décadas de estancamiento económico y para ello puso en marcha -inmediatamente
después de su nombramiento- el mayor plan de estímulo de la historia del país, basado
en un mayor gasto público, barra libre de liquidez y reformas estructurales.
Pero el Plan no está dando los frutos esperados.
Algunos observadores
consideran que uno de los problemas que hace a Japón tan vulnerable es la falta
de celeridad para implementar las medidas más dolorosas de las reformas
estructurales: aumentar la participación de la mujer en el mercado laboral;
eliminar la dualidad entre los que
trabajan en las grandes empresas del país, con mejores salarios, y los que lo
hacen en pequeñas y medianas empresas en peores condiciones; corregir el declive de la fuerza laboral de
una población cada vez más envejecida; y eliminar las barreras al comercio
exterior.
ESTADOS UNIDOS:
El mercado laboral de
Estados Unidos registró en noviembre 211.000 nuevos ocupados, un ritmo de
creación de empleo suficiente para eliminar el último gran obstáculo
para que la Reserva Federal suba tipos de interés en este mes de
diciembre. La tasa de paro estadounidense ha permanecido estable en el 5%, el
nivel más bajo desde abril de 2008.
El mercado laboral, sin
embargo, acusa algunas debilidades. Hay algo más de seis millones de personas
forzadas a trabajar a tiempo parcial. Cuando se les suman los 1,7 millones
apartados del mercado laboral, el subempleo se acerca al 10%. Hay 15,6 millones
de personas que entran en esta categoría, cuatro millones más que antes de la
recesión.
La recuperación económica
actual está siendo la más lenta desde la Segunda Guerra Mundial, pese a la masa
de estímulos que se inyectó durante los últimos siete años. En gran medida se
debe a que la productividad sigue muy baja: el 2,2% en el tercer trimestre y de
solo el 1% para el conjunto del año. Los salarios parece que empiezan a subir
pero siguen por debajo de los anteriores a la crisis.
Además, al situarse la
tasa de paro próxima al pleno empleo (una tasa de paro del 5% se considera como
pleno empleo), es más complicado mantener el ritmo de contratación. Las últimas
encuestas a los empresarios muestran que los ejecutivos de las grandes
compañías no son tan optimistas hacia 2016 como hace seis meses, por el efecto
combinado de la fortaleza del dólar y el desplome de la energía, lo que podría
llevarles a reducir la inversión.
La realidad, es que la
economía estadounidense, ha superado la Gran Recesión intensificando su
actividad hacia el negocio del conocimiento que ya supone el 32% de su PIB.
UNIÓN EUROPEA:
La eurozona creció
apenas el 0,3% en el tercer trimestre de este 2015. Según los datos publicados
por Eurostat, y ya lleva más de seis meses desacelerándose.
El PIB de las grandes economías
del continente crece poco, y solo España crece algo más, y para colmo, el
frenazo de los emergentes está afectando al viejo continente.
Ni el petróleo, ni el
euro bajo mínimos, variables que favorecen el consumo y las exportaciones, logran
incrementar al PIB europeo. Ni la política monetaria históricamente súper expansiva
lo está consiguiendo, ni tampoco las reformas y ajustes patrocinados por
Bruselas: nada consigue despertar a la economía europea.
Con subidas de precios
del 0%, un enorme volumen de deuda pública, y un volumen de paro en máximos, la
extremadamente lenta recuperación de la eurozona contradice las declaraciones
demasiado optimistas de algunos políticos.
El frenazo en los
emergentes, y en particular de China, está haciendo daño a la economía europea.
Por esa razón, Mario Draghi viene alertando de los riesgos que padecemos.
Pero la política
monetaria refleja que no puede dar más de sí. Ello hace preciso acabar con la
austeridad, algo a lo que continúan resistiéndose las autoridades alemanas y las
propias de la Unión Europea. Alemania no
quiere aumentar su demanda incrementando su gasto fiscal.
En contraste, la economía
alemana ha cerrado el último trimestre, marcado
por el escándalo Volkswagen, con un reducido avance del 0,3% (menor del esperado).
Las grandes economías
no terminan de arrancar: Francia crece el 0,3%, e Italia menos (el 0,2%). Solo
España consigue cierto crecimiento -el PIB español creció el 0,8%- pero con una
tasa de paro situada en niveles récord, un nivel de elevada deuda, y la
necesidad de crecer durante años mucho más que el resto de socios europeos para
recuperar el terreno. La realidad, es que la explosión de la burbuja
inmobiliaria y los fuertes problemas de la banca española con el rescate de 40.000
millones, ha dejado una huella que tardará en desaparecer.
El PIB ha disminuido en
tres países (Grecia y las supuestamente virtuosas Estonia y Finlandia), lo que
deja el crecimiento de toda la Unión en el 0,4%, en línea con la economía del Reino
Unido y de Estados Unidos.
Francia no ha hecho
reformas económicas, y apenas ha recortado su déficit, pero su crecimiento
actual permite sostener el avance del PIB europeo: de un estancamiento en el
segundo trimestre, ha pasado a tasas de crecimiento del 0,3%.
Sin embargo, tanto
Alemania como los Países Bajos no consiguen sacar partido de sus grandes
superávits comerciales (alrededor del 10% del PIB y creciendo).
La economía holandesa
está prácticamente estancada, y la alemana se desacelera lentamente, con niveles
de inversión alarmantemente bajos. Entre los rescatados, solo España e Irlanda
presentan reactivaciones dignas de ese nombre. La economía portuguesa se ha
parado de golpe. Y Grecia ha pasado de tasas positivas a un retroceso del 0,5%
en su PIB durante el trimestre.
La versión europea de
la Gran Recesión, va camino de la década con una “mala salud de hierro”: en
general, quizá con la excepción de España, la recuperación es lenta y
decepcionante. En particular en Alemania, que nota más que otros países los
problemas de China.
Sin duda por esta
razón, el jefe del Banco Central Europeo, Draghi, ha vuelto a rebajar
los tipos de interés, anunciando una ampliación del ingente programa de compras
de activos (QE, por sus siglas en inglés): el BCE inyectará un mínimo de
360.000 millones adicionales, ampliándose hasta, al menos, marzo de 2017, y llegando
a alcanzar un volumen total de 1,5 billones de euros.
La política monetaria
será, en fin, aún más expansiva para apuntalar la anémica recuperación de la
eurozona y evitar los signos de congelación en los precios.
En todo caso, Draghi disgustó
a los mercados, que esperaban más tras la reciente escalada de declaraciones: los
mercados se han sentido decepcionados tras la enésima rebaja de los tipos de
interés (están incluso en tasas negativas), y por una inyección adicional de
centenares de miles de millones que se destinarán a comprar deuda pública y
privada.
Estas dos medidas,
inconcebibles hace una década, no bastaron. El consejo de gobierno del BCE
aprobó por amplia mayoría una vuelta de tuerca a la política monetaria súper expansiva
para apuntalar la anémica recuperación e impedir que los precios se
deslicen más hacia la temida deflación.
En cualquier caso, el Bundesbank alemán
lideró una facción que impide ir un paso más allá, y eso hizo que Draghi no
estuviera esta vez a la altura de las expectativas: el BCE se había
autoimpuesto un listón muy alto en anteriores declaraciones (lo que en la jerga
de los ortodoxos monetarios se denomina “intervención verbal”), y se quedó
corto respecto a las expectativas del
mercado.
El BCE rebajó el tipo
de interés de la facilidad de depósito hasta el -0,3%, es decir, cobrará aún
más intereses a los bancos que dejan ocioso su dinero, para tratar de que
presten más. Esa rebaja contrasta con la mil veces anunciada subida de tipos
en Estados Unidos, donde la Reserva Federal tiene previsto
endurecer en breve su política monetaria.
Esa divergencia de tipos
de interés al alza en EE UU y a la baja en la zona euro, está ocasionando
problemas a la economía global. Se produce en entorno de tensiones geopolíticas
y con los emergentes a punto de caer en su particular Gran Recesión.
Draghi tuvo que
esforzarse en la sala de prensa: “hacemos más para que el programa de compras
funcione. Queremos consolidar una política que ha sido un éxito con la mejora
de las condiciones de crédito, de los mercados financieros y en apoyo de la
economía real”.
Amplió el horizonte
temporal del QE, y comprará deuda regional y local (básicamente alemana, donde comienza
a haber problemas para encontrar bonos y poder seguir comprando). Explicó que
el BCE seguirá imprimiendo billetes fuertemente mientras los precios no se
acerquen al 2%: el índice de precios de la eurozona está lejos, en el 0,1%, y
el Eurobanco reconoció que las previsiones son aún peores de lo que
se temía.
Este panorama sugiere
que el QE estará en activo durante años. El propio BCE se encargó de
enfatizarlo, al aprobar la posibilidad de recomprar los bonos que ya tiene en
cartera.
ESPAÑA:
Durante el tercer
trimestre las exportaciones, eliminando efectos estacionales, en volumen,
corregidas de factores estacionales, crecieron un 8,3% en tasa anual sobre el
trimestre anterior, frente al 14,6% en el segundo. Aunque sigue siendo fuerte,
el ritmo de crecimiento se ha frenado. En términos tendenciales, aunque haya
cierta desaceleración, el crecimiento de las exportaciones españolas, alcanza
en los últimos meses una tasa anualizada del orden del 6%. La estimación del crecimiento del comercio
mundial en volumen que realiza la Comisión Europea para 2015, es del 2,5%.
El crecimiento nominal
es prácticamente el mismo que el que registran las exportaciones de la zona
euro. Es decir, nuestras exportaciones se comportan más o menos igual que las
del resto de nuestros socios. A su vez, la zona euro está ganando cuota de
mercado internacional a costa de los Estados Unidos, de China y de los países
productores y exportadores de productos energéticos y otras materias primas.
Aunque no sea el único, hay que señalar la depreciación del euro como uno de
los factores explicativos.
Por lo que respecta a
las importaciones, se han moderado aún más que las exportaciones que la de las
exportaciones. No obstante, los datos acumulados desde el comienzo del año
muestran un mayor crecimiento en volumen de las importaciones que de las
exportaciones (6,2% frente al 3,7% citado), por lo tanto, su aportación al crecimiento
del PIB español es negativa.
En los intercambios con
la Unión Europea (las exportaciones en volumen aumentan un 5,5% y las
importaciones, un 8,2%). La zona euro registra superávit comercial con el resto
del mundo (la región gasta menos que su capacidad de gasto) pero con resultados
escasos porque las familias y empresas no se endeudan más, ya que continúan muy
endeudadas (o apalancadas). Por todo ello, son precisos, aparte de los
estímulos monetarios del BCE, importantes estímulos fiscales en los países que
tengan margen para ello, básicamente de Alemania.
No obstante, a pesar del
mayor crecimiento de las importaciones españolas respecto a sus exportaciones,
el déficit comercial acumulado en el año disminuye ligeramente, un 1,1%. La
causa, es sencillamente, la caída de los precios del petróleo importado.
Por lo que respecta a
los precios, el IPC han caído el 0,3 % durante el pasado noviembre respecto al mismo mes del año 2014,
cuatro décimas menos que en octubre, debido a una mejor evolución de los
precios de electricidad y carburantes que un año antes.
El indicador adelantado
del índice de precios de consumo (IPC) publicado por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) muestra una contención del descenso de los precios que dura
ya dos meses y que, según las previsiones de Gobierno y analistas consultados,
continuará para cerrar el año en torno al cero o, incluso, en positivo.
En concreto, en
diciembre han contribuido a su menor caída el encarecimiento de la electricidad
y el mantenimiento de los precios de los carburantes (gasoil y gasolina),
frente a las bajadas de un año antes.
De forma que el IPC
enlazará cuatro meses consecutivos en negativo (0,4 en agosto, 0,9 % en
septiembre y 0,7 % en octubre).
Esta senda bajista ha
sido la tónica de los últimos 17 meses, con la excepción de junio y julio de
2015, cuando se registró una tasa positiva, en ambos casos de sólo el 0,1 %.
El Gobierno ha
manifestado en distintas ocasiones su previsión del IPC, según las cuales la
subida de precios terminará el año "ligeramente en positivo" muy
cerca del 0 %.
En cuanto a la variación
anual del IPC Armonizado (refleja la evolución de los precios de la misma forma
en todas las economías de la eurozona) el indicador adelantado ha caído al 0,4
% en noviembre respecto al mismo mes de 2014, cinco décimas más respecto a la
tasa de octubre (-0,9 %).
Por lo que respecta al
Paro Registrado (aquellos que acuden a registrarse como desempleados
demandantes de empleo en las Oficinas de Empleo), en noviembre, un mes estacionalmente desfavorable para
este indicador, ha arrojado una caída del mismo de alrededor de 27.000 parados
menos. A la vista de esta secuencia de datos, es posible que estemos en
presencia de un cambio en la estacionalidad, que se vuelve menos desfavorable
en este mes, a lo que cabe añadir que la economía está creando empleo ahora a
buen ritmo, que la población activa ya no crece como en los años de expansión y
que este indicador es bastante volátil en su comportamiento, como consecuencia
de la metodología de su elaboración.
De los 4,15 millones de
parados registrados, sólo el 54,4% está cubierto por alguna prestación de
desempleo (al comenzar la crisis esta tasa era el 70%), lo que quiere decir que
hay dos millones sin esa prestación, además de los 360.000 que no han tenido
empleo anterior y otros colectivos que no han generado derechos. La gran
mayoría de ellos son parados de larga duración, un colectivo que se está
quedando descolgado del sistema económico y cuya inserción debería ser otra de
las prioridades del nuevo Gobierno.
En cuanto a los
afiliados a la Seguridad Social -un indicador bastante más significativo del mercado
laboral- su aumento mensual fue escaso,
1.600 afiliaciones, pero también aquí hay que tener en cuenta la desfavorable
estacionalidad. Corrigiendo este factor y otros elementos atípicos, el aumento
asciende a 44.000 (525.000 anualizando el dato), lo que constituye una buena
cifra.
Lo más importante es
que la desaceleración del ritmo de crecimiento de las afiliaciones, que se
observó en el tercer trimestre de este año, se ha frenado e incluso apunta de
nuevo al alza, alcanzando otra vez tasas anualizadas del orden del 3% en los
tres últimos meses.
Respecto al consumo
interno, sobre todo se ha notado en el
comercio al por menor. En octubre volvió a crecer, lo hizo un 5,3% sobre el
mismo mes del año anterior, y encadena ya 15 meses consecutivos al alza. El
incremento sería mayor si en este dato se incluyeran las compras en gasolineras
y estaciones de servicio. Se elevaría hasta el 5,8%, según el Instituto
Nacional de Estadística (INE).
En lo que va de año,
estas cifras muestran que el comercio vive su mejor año de la crisis. No
obstante, todavía quedan lejos los niveles alcanzados durante los años 2005,
2006 y 2007.
El índice con el que el
INE mide la evolución del comercio al por menor ha llegado en octubre a su
nivel más alto desde que comenzó la segunda recesión de la crisis, en 2011. Se
situó por encima de los 89 puntos tanto incluyendo los datos de las estaciones
de servicio como sin ellas.
La buena marcha del
sector durante el último año, ha llevado al optimismo respecto de la campaña
navideña. No obstante, todavía falta bastante para que se alcance el nivel de
gasto previo a la crisis.
De este ambiente, se
han beneficiado todo tipo de establecimientos del sector: tanto al pequeño
comercio como a las grandes superficies, pasando por los grupos de cadenas
comerciales como a las cadenas intermedias. No obstante, son los grandes los
que más han crecido, tanto las superficies (El Corte Inglés) como en cadenas
(Zara). En ambos casos, el incremento supera los siete puntos porcentuales. En
el otro lado, aparecen las pequeñas cadenas, donde el aumento de ventas apenas
ha sido del 3,9%.
Por tipo de producto,
se observa que la significativa subida no se debe a la alimentación, que creció
un 2%. El resto, en cambio, registraron incrementos en la cifra de negocio del
7,6%, destacando especialmente las subidas del equipo personal (8,5%).
Finalmente, señalar que
según la Central de Balances del Banco de España, la contratación estable continúa
sin aparecer, aún con los beneficios empresariales en franca recuperación. Los
datos más recientes, que incluyen la información suministrada por 811 grandes
empresas con cerca de 890.000 trabajadores, revelan que todo el nuevo empleo
generado en los nueve primeros meses de 2015 se formalizó con contratos
temporales.
Hasta septiembre, el
empleo temporal (unos 150.000 trabajadores en esas 811 empresas) había crecido
un 13,2% respecto a los tres primeros trimestres de 2014. Por el contrario, el
empleo fijo, aún con la economía creciendo ya al 3%, sigue en retroceso: el
trabajo estable (740.000 empleados) se redujo en el periodo un 0,4%, un ritmo
de caída menor que el reflejado en los datos hasta septiembre de 2014 (un 1,2%
menos). En total, las plantillas de estas grandes compañías crecieron un 1,6%.
MERCADOS:
Como hemos comentado
anteriormente, los mercados esperaban que Draghi ampliara las compras mensuales
hasta finales de 2017, y que aumentara el catálogo de activos que puede
adquirir. Incluso que elevara el tamaño de las compras mensuales (actualmente 60.000
millones de euros). Pues bien, al no ir tan lejos el Jefe del BCE, los mercados
reaccionaron desfavorablemente a los anuncios realizados.
El euro se revalorizó
bruscamente hasta rozar los 1,10 dólares por unidad. Las Bolsas se dieron un
buen batacazo, con caídas en torno al 3% en Europa y con las primas
de riesgo de las economías periféricas de nuevo al alza tras varios días dando
alegrías. “No estábamos haciendo lo suficiente, había que hacer más porque hay
riesgos en el horizonte. Pero hay que dar tiempo a estas medidas para que sean
totalmente apreciadas: ya veremos”, dijo un Draghi sorprendentemente a la
defensiva, sugiriendo que los mercados no interpretan correctamente “no
entienden” el alcance del nuevo calibre de su artillería monetaria.
Por otro lado, las
compañías del Ibex 35 ganaron 26.638 millones de euros hasta septiembre. Se
trata de un aumento del 22.63% en los beneficios de las grandes cotizadas si se
compara con el mismo periodo del año anterior. La mejora de los resultados se
ha visto impulsada por algunos beneficios extraordinarios. Esta circunstancia
ha compensado la volatilidad en los tipos de cambio, especialmente en
Latinoamérica. Las empresas del Ibex incrementaron su deuda en un 6,41% durante
el periodo.
Salvo imprevistos de
última hora, las principales empresas de la Bolsa española están a punto de
culminar su tercer ejercicio consecutivo de mejora en las ganancias.
Además, por primera vez, el impulso de los beneficios va a venir acompañado de
un cierto repunte de la facturación. Esta circunstancia es clave para que las
empresas generen unos resultados sostenibles ya que hasta ahora buena parte de
la mejora de las cuentas había venido por los ajustes en los costes, una
partida que también tiene sus límites.
Por lo que respecta al
mercado de la vivienda, según un informe de la sociedad tasadora Tinsa, en España hay 389.000 pisos nuevos vacíos (el 24,9 % de
las terminadas desde el 2008) que el mercado tardará en absorber unos dos años
y medio. La gran mayoría es propiedad de particulares o de los bancos que se
han quedado con las que no han podido financiar. Solo el 14% está en manos de
los promotores que las iniciaron. Apenas el 9% de las reservas está destinado
al alquiler.
Las provincias de
Madrid, Valencia, Murcia y Barcelona son las que concentran el mayor número de
inmuebles desocupados. Sin embargo, es más revelador saber en qué provincias
abundan más las viviendas sin ocupar construidas en los últimos siete años,
tras el estallido de la burbuja
inmobiliaria. Así destacan Almería, Cuenca, Castellón y Toledo en donde
se acumula un stock de entre el 35 y el 40%.
EMPRESAS:
Las grandes compañías
continentales registran más pasajeros y sus cuentas de resultados arrojan
beneficios millonarios al calor del petróleo barato, lo que ayuda a compensar
la dura guerra de precios. En España, por los aeropuertos de AENA
pasaron hasta octubre 179 millones de viajeros, lo que supone rozar el récord
de pasajeros de 2006, el mejor año hasta ahora.
Los aeropuertos de
España están en racha desde hace 23 meses. Dejan atrás la crisis económica que
lastró la marcha de la sobredimensionada red española. Las instalaciones
comenzaron a perder miles de viajeros, especialmente a partir de 2008. Aunque
en el año 2011 comenzaron a mejorar, ha sido en este 2015, cuando el sector
aéreo realmente ha despegado en Europa gracias
al petróleo más barato.
Según cifras de
Eurocontrol, el tráfico de pasajeros en España entre enero y octubre creció un
5,5% con respecto a 2014. En toda Europa, en septiembre se elevó un 2,5% de
media. Ese organismo mantiene al alza las perspectivas de tráfico para los
próximos siete años. En 2015, calcula un crecimiento medio de entre un 1,1% y
un 1,9%. Para 2016 lo eleva, en el mejor de los escenarios, incluso al 4%,
igual que en 2017.
Sin duda, la buena
marcha del sector responde, en su mayor parte, a la bajada del precio del
petróleo, uno de los costes variables más elevados a los que se enfrentan
las aerolíneas. Si baja, las compañías mejoran sus márgenes de beneficio,
reducen los precios de los billetes para estimular la demanda y elevan la
oferta de rutas.
Simplemente magistral...
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