Durante el primer
trimestre de este año, el volumen global o mundial de deuda ha alcanzado un
nuevo récord de 217 billones de dólares (190 billones de euros), una cifra
equivalente al 327% del PIB mundial. Supone un incremento anual de 216,4 billones de dólares (189,4 billones de
euros).
Según el Instituto
Internacional de Finanzas, las "economías maduras" sumaban al
finalizar el primer trimestre de este año una deuda total de 160,6 billones de
dólares (140,7 billones de euros), un 1,4% menos que un año antes, mientras que
la deuda de los países emergentes llegaba a 56,4 billones de dólares (49,3
billones de euros), un 5,4% más. El incremento se explica por el mayor
endeudamiento de los hogares. La de los Gobiernos se ha mantenido estable.
GLOBAL:
El Banco Internacional de
Pagos (BIS) ha señalado, en su informe
anual, un panorama económico internacional más tranquilo, pero alerta de los
riesgos que pueden volver a desencadenar una nueva crisis, cuando el mundo aún
no se ha recuperado de la anterior. Peligros que amenazan a países emergentes
como China y Brasil, y no especialmente a los que ya sufrieron a la burbuja inmobiliaria,
como Estados Unidos, Reino Unido y España.
El informe analiza los
siguientes riesgos: el repunte de la inflación, las tensiones financieras, un consumo e inversión
debilitados por los altos niveles de deuda y, finalmente, un aumento del
proteccionismo (el Brexit del Reino Unido, y Trump en Estados Unidos).
Igualmente detecta
ciertos síntomas de recalentamiento financiero en los países emergentes: “en
estos países, una expansión del crédito ya bastante duradera, normalmente
acompañada de aumentos de precios inmobiliarios, indica el crecimiento de los
riesgos”
En economías como España,
Reino Unido y Estados Unidos, la gran preocupación se centra en “los problemas
para arreglar los desequilibrios de su sector financiero, sobre todo en la zona
euro”.
En particular, para el
sistema financiero, el informe está repleto de “sí, pero...”. Entre los riesgos
cita la incertidumbre sobre la recuperación, la necesidad de emprender cambios
estructurales ligados a la innovación tecnológica y a las necesidades de consolidación,
así como la reducción en los márgenes comerciales de los bancos como
consecuencia de los bajos tipos de interés.
El Banco Internacional de
Pagos se congratula respecto a que los bajos tipos de interés hayan rebajado
los niveles de peligro existentes para el pago de los intereses de la deuda. Situación
que podría cambiar, si tornase la situación a continuas subidas de las tasas de interés.
Para el BIS, otros
riesgos provienen del crecimiento del mercado de divisas y del elevadísimo endeudamiento.
Sin embargo, como mayor amenaza
se señala “la marcha atrás en la globalización. Igual que nadie aboga por
una involución tecnológica, dar marcha atrás en la globalización sería
sumamente perjudicial para los niveles de vida".
ESTADOS UNIDOS:
La Fed (Reserva
Federal) ha subido los tipos de interés por encima del 1%, encareciendo un
cuarto de punto el precio del dinero.
Además ha detallado su
plan para desprenderse de la ingente cantidad de activos (bonos) que ha acumulado durante la crisis con su
ingente política monetaria.
El Banco Central de
Estados Unidos ha situado el tipo de interés entre el 1% y el 1,25%. Con incremento
ya van cuatro desde la primera que hizo en diciembre de 2016. Y algunos miembros de la Reserva Federal, ven
posible una quinta subida antes de finales de este año.
La Presidenta de la Fed, Janet
Yellen, presidenta de la Fed, ha insistido en que el proceso de retirada de
estímulos que se inició hace año y medio será gradual. El hecho de que se
combine con la venta de deuda podría provocar que el alza de tipos no sea tan
rápida. A esto se le suma que está aún por ver si efectivamente llega algún
tipo de impulso fiscal de lado de las propuestas del presidente Donald
Trump, lo que le daría un mayor margen de actuación a la Reserva Federal.
La Fed acumula activos (deuda
pública que ha comprado) por valor de 4,5
billones de dólares, y su eliminación será un proceso que durará “algunos
años”.
El balance de la Fed
rondaba el billón antes de la crisis. Yellen evitó precisar el momento en el
que empezará a ejecutarse el plan de venta de activos: "tan pronto como
sea posible”. Según comentó, “será como ver secar la pintura”. De esta manera
se quiere evitar tensiones en los mercados que provoquen un repunte inesperado
de los tipos. Una vez en marcha, lo único que puede hacerlo descarrilar es un
deterioro material en las condiciones económicas.
Por otro lado, la Reserva
Federal ha señalado que la moderación del crecimiento a comienzos de
este año 2017 fue exclusivamente temporal, considerando que los indicadores económicos
evolucionan conforme a lo previsto.
La proyección de crecimiento
del PIB estadounidense para este año es del 2,2%, y la tasa de paro bajó al
4,3% en el pasado mes de mayo (el nivel más bajo en 16 años).
Los precios se han moderado
por segunda vez en tres meses. Los precios cayeron una décima en mayo. La tasa
anual de inflación bajó así al 1,9%. Hace solo cuatro meses estaba en el 2,7%.
Eso crea un dilema a Yellen a la hora definir la estrategia a seguir e implica,
en principio, que el alza de tipos no será tan automática a partir de ahora.
La decisión de subir las
tasas de interés es defendida en base a que “refleja los progresos tanto por el
lado del consumo como de la inversión. Anticipa que la economía seguirá
expandiéndose a un ritmo moderado y que el mercado laboral se reforzará. Eso,
explica la Fed, permitirá que la inflación vuelva a subir y se estabilice en el
entorno del objetivo del 2%”.
El mercado de divisas
también refleja al dólar cambiándose al nivel más bajo desde octubre del pasado
año respecto al resto de las divisas.
UNIÓN EUROPEA:
Transcurrido un año desde
el Brexit, según un informe del Servicio de Estudios del Banco de España, la economía del Reino Unido parece aguantar
mejor de lo que se esperaba. Una prueba de ello, es que el gasto de los
turistas británicos en España ha aumentado. Sin embargo, los intercambios comerciales podrían estar resintiéndose.
La economía del Reino
Unido se ha comportado mejor de lo previsto y las previsiones apuntan un
crecimiento de su PIB al alza hasta el 2% en 2017. La razón es, sin duda, la
política monetaria expansiva que ha aplicado el Banco de Inglaterra para
compensar la incertidumbre. De hecho, este crecimiento ha permitido que las
llegadas de turistas británicos a España aumentaran en 2016 un 12,5% hasta los
17,8 millones, el 23% de todas las visitas de foráneos.
Este dato consolida el
liderazgo de Reino Unido como el principal emisor de turistas a España. Y
la mejora no solo se refirió al número de visitantes: el gasto en 2016 también
aumentó un 12,8% hasta situarse en los 16.000 millones de euros, un 20,9% del
total. Además, se observaron incrementos del 3,6% en el gasto medio diario y
del 0,3% en el gasto medio por turista. Esta evolución favorable ocurrió “a
pesar de la notable depreciación que experimentó la libra frente al euro”, que
en 2016 se debilitó un 12,9% de promedio, explica el organismo.
No obstante, el comercio
de bienes entre el Reino Unido y España ha venido marcado por una evolución más
débil que con el resto de países europeos. Y este empeoramiento “no se puede
explicar totalmente por los tipos de cambio” de la moneda. Antes del
referéndum relativo al Brexit, las ventas de España a Reino Unido habían
crecido un 10,4% en 2015 y un 11,3% en la primera mitad de 2016, por encima del
6,4% y el 5,7% que avanzaron en esos periodos las exportaciones dirigidas al
conjunto de la UE.
A partir del Brexit, esta
tendencia se ha revertido: las exportaciones a Reino Unido registraron un
retroceso del -1,1% en la segunda mitad de 2016 y un crecimiento del 2,5% en el
primer cuatrimestre de 2017. En cambio, las ventas a la Unión Europea se
anotaron un descenso del -0,9% en la segunda mitad de 2016 y un aumento del
8,8% entre enero y abril de 2017. Es decir, se están comportando mucho mejor
las exportaciones al resto de Europa que al Reino Unido. Afirma el Banco de
España, que aunque los exportadores de la zona euro al Reino Unido han
abaratado sus productos, el esfuerzo no ha sido suficiente para compensar la
depreciación de la libra.
Y si se examinan las
importaciones españolas de bienes procedentes de Reino Unido, estas también han
experimentado “un comportamiento relativo menos favorable que las que tienen su
origen en el conjunto de la UE”, si bien esta evolución también estuvo
condicionada por la caída de los precios del petróleo. El Banco de España
percibe que los exportadores británicos habrían aprovechado la depreciación de
la libra para mejorar márgenes y que, aunque todavía sea un poco pronto para
extraer conclusiones, "es posible que la incertidumbre sobre el nuevo
marco comercial haya afectado a las importaciones procedentes de este país. A
más largo plazo, una reducción del grado de integración de Reino Unido dentro
de los mercados europeos, en mayor o menor medida en función de la modalidad
que finalmente pueda adoptar la relación comercial, conduciría a una disminución
de los flujos comerciales. ualquiera de los escenarios se traducirá,
probablemente, en un aumento de las barreras arancelarias y no arancelarias”.
Por lo que respecta a la
economía italiana, el Gobierno italiano ha aprobado un decreto que autorizó la
liquidación de los bancos Popolare di Vicenza y Veneto Banca.
El coste de la operación
(unos 5.000 millones de euros iniciales con un margen de hasta 17.000 millones)
recaerá sobre los contribuyentes. Una intervención opuesta a la utilizada
para el Banco Popular en España, que ha levantado ya las críticas de oposición
y asociaciones de consumidores.
La Junta Única de
Resolución europea ordenó liquidar ambas entidades después de que el Banco
Central Europeo (BCE) declarase que son inviables o estaban en camino de serlo.
La única oferta era la del banco Intesa Sanpaolo, que aceptaba hacerse cargo de
ambos bancos a cambio de un precio simbólico de un euro y unas rígidas
condiciones de financiación pública que incluyen la ampliación del fondo de
prejubilaciones por un valor de unos 1.200 millones para reestructurar las
plantillas de las tres entidades.
Intesa Sanpaolo solo se
quedará con los activos sanos de las dos entidades fallidas, es decir, unos
20.000 millones de euros en créditos. El resto pasará a formar parte de un
banco malo y el Estado deberá financiar con unos 5.200 millones de euros
iniciales al rescate como primer anticipo. Sin embargo, el fondo de garantía
disponible llegará hasta los 17.000 millones (no existen dudas de que terminará
alcanzándose esa cantidad cuando comiencen las reclamaciones de los
obligacionistas subordinados y se descubra el alcance real del agujero de ambas
entidades).
La Comisión Europea
emitió un comunicado en el que dio su visto bueno a “las medidas italianas para
facilitar la liquidación de los dos bancos, después de un largo periodo de
serias dificultades financieras”. La comisaria de Competencia, Margrehe
Vestager, añadía que “Italia apoyará la venta de algunas actividades y la
transferencia de empleados a Intesa Sanpaolo. Los accionistas y los bonistas junior
contribuyen, reduciendo los costes del Estado italiano, mientras que los
depositantes quedan protegidos”.
En todo caso, se han
suscitado muchos debates, respecto a las razones para utilizar un “rasero”
distinto al empleado con el Banco Popular español.
En otro orden, existe
bastante inquietud respecto al cumplimiento de las normas por parte de la
llamada economía colaborativa. Es por esa razón, que el Parlamento Europeo ha
pedido medidas comunes para evitar abusos y garantizar que las normas laborales,
fiscales y de protección al consumidor se apliquen también a fenómenos como
Uber, Airbnb o Deliveroo.
Se acusa al modelo de que
“puede desembocar en situaciones de precariedad”, aunque también piden evitar
trabas a la actividad que generan. De la misma forma, la Comisión Europea
estudia nuevas directrices para el sector de alojamientos turísticos.
Y es que si bien no
quieren ir en contra de la creación de nuevos empleos, se observan las
dificultades para lograr que esos
servicios paguen impuestos, coticen por los trabajadores o respondan ante los
usuarios como lo hacen los negocios de la economía tradicional.
Si bien se acogió con
júbilo un modelo participativo que
procuraba ingresos económicos a segmentos de población con dificultades de
acceso al empleo ordinario, la realidad es que el crecimiento vertiginoso de la
economía colaborativa ha creado situaciones de competencia desleal (ejemplo es
el del transporte urbano).
La realidad, es que los
nuevos negocios no paran de crecer: durante 2014 los ámbitos de actividad de la
economía colaborativa eran solo seis, actualmente el impacto se ha triplicado.
El Parlamento Europeo
alerta sobre “la falta de claridad” de la Comisión en las propuestas que ha
planteado hasta el momento y destaca “la importancia de garantizar un alto
nivel de protección de los consumidores, de respetar plenamente los derechos de
los trabajadores y de velar por el cumplimiento de las obligaciones fiscales”
de las compañías. También exige distinguir entre quienes prestan los servicios
de manera profesional y los particulares que lo hacen ocasionalmente.
No obstante, el texto del
Parlamento Europeo es lo suficientemente ambiguo como para haber recibido el
respaldo de sensibilidades políticas muy distantes.: “hay que regular para
evitar una doble realidad legal entre la economía digital y la tradicional”.
Según la Comisión Europea
“hay que facilitar el desarrollo de estos negocios, pero hace falta certidumbre
jurídica”. Un año después de haber presentado una guía no vinculante de
buenas prácticas para todos los fenómenos de la economía colaborativa, se está intentando
abordar el fenómeno desde el punto de vista sectorial, y se pretende reforzar
la responsabilidad de estas plataformas ante los usuarios cuando el servicio se
presta en malas condiciones.
El Ejecutivo comunitario
quiere igualmente poner coto a los abusos laborales, con la revisión de una
directiva sobre contratos de trabajo este mismo año. El objetivo es fijar unas
garantías mínimas para cada trabajador, especificando que también cubre a
quienes trabajen en negocios de este tipo. También se quiere ampliar el foco de
la protección social a estos empleados (autónomos y por cuenta ajena).
ESPAÑA:
El Banco de España ha
revisado al alza sus previsiones para la economía española, ya que ha subido en
tres décimas el pronóstico que había
realizado hace tres meses. Ha elevado hasta el 3,1% su previsión de crecimiento
del PIB este año y al 2,5% en 2018.
De la misma forma, ha
mejorado su estimación respecto a la creación de empleo, estimando una tasa de
paro del 13,2% a finales de 2019. El motor de todo ello, es la mejoría del
contexto internacional.
Las exportaciones han
alcanzado máximos históricos, a la vez que se ha reducido la deuda privada y ha
mejorado la competitividad externa.
El Servicio de Estudios
Económicos del Banco de España explica que “tras la modesta aceleración del PIB
observada al inicio del año, la información disponible a la fecha de cierre de
estas proyecciones sugiere que el producto podría registrar en el segundo
trimestre un ritmo de avance algo superior al previsto hace tres meses. En
particular, aunque, el repunte inflacionista habría restado pujanza al gasto de
los hogares, los mercados exteriores han experimentado un vigor superior al
proyectado anteriormente”
Por otro lado, aunque el
panorama se ralentiza el próximo año, se eleva también la
previsión del PIB para 2018, tres décimas más que en el anterior cálculo, y al
2,2% en 2019.
El Banco de España estima
que la demanda interna mantendrá su vigor durante 2017 “por la permanencia de
las condiciones financieras favorables y el progresivo desapalancamiento (disminución
de la deuda) de hogares y empresas”. Se favorece de esta forma el consumo ya
que quedará disponible una mayor renta disponible de las familias o economías
domésticas.
El sector inmobiliario se
va sumando paulatinamente a la recuperación. “Se espera una continuación de la
mejoría de la inversión residencial, con el trasfondo de la fortaleza del
mercado de trabajo y de la disponibilidad de financiación a coste reducido”.
El empleo “mantendrá
ritmos de crecimiento elevados”: aumentará un 2,9% este año y un 2,3% el
próximo, tres y cuatro décimas más que en la estimación del pasado mes de
abril. No obstante, es previsible una tasa de crecimiento de la productividad
“muy modesta”. Igualmente se espera una caída de la población activa en el
próximo trienio por el envejecimiento de la misma. Lo que conduce a la
previsión de una tasa de paro en el
13,2% a finales de 2019.
Los riesgos sobre la
economía española tienden a diluirse pero no desaparecen. El supervisor alerta
del peligro de “un empeoramiento del contexto exterior, por un eventual aumento
del proteccionismo comercial, un hipotético endurecimiento de las condiciones
financieras globales, y la incertidumbre asociada a la salida del Reino Unido
de la UE”.
El Banco de España
también ha analizado el comportamiento de los precios. "Tras el intenso
repunte del IPC a principios de 2017, se proyecta una ralentización en el resto
del año, como resultado de la trayectoria a la baja del componente
energético". Se estima que la inflación media este año será del 2% y se proyectan
incrementos de precios más moderados para 2018 y 2019 (un 1,3% y un 1,6%
respectivamente).
A pesar del buen clima
económico, el supervisor vislumbra algunas incertidumbres a nivel interno.
Sobre todo, pone el énfasis en “el elevado endeudamiento público y la necesidad
de cumplir con la senda de consolidación fiscal pactada con Bruselas”.
Por lo que respecta al Paro Registrado (estadística del
Ministerio de Empleo que recoge a aquellos desempleados que acuden a las
Oficinas Empleo a inscribirse como demandantes de empleo) ha bajado en 98.317
personas, el mejor dato de la serie para este mes. Y el empleo, medido con los
cotizantes a la Seguridad Social, ha crecido en 87.692 personas.
La mejora laboral,
continuada desde 2014, ha reducido el paro registrado a 3,36 millones de
desempleados. Y ha elevado la cifra de afiliados a la Seguridad Social hasta
los 18,4 millones. En los últimos 12 meses, la Seguridad Social ha ganado
672.835 cotizantes, un 3,79% más que en el mismo periodo del año anterior.
En todo caso, durante el
pasado mes de junio han sobresalido la precariedad y la alta rotación en el empleo,
ya que, una vez más, se han superado los dos millones de contratos en un solo
mes (de 2.089.520 contratos solo el 7,9% son indefinidos).
Es posible, que en las
cifras de la próxima EPA (Encuesta de Población Activa) la tasa de temporalidad
supere el 27%. Por el momento, tomando las cifras de afiliación al régimen
general de la Seguridad Social, ya se aprecia que el total de contratos
temporales supera el 30%.
Si sumamos a la de
contratos temporales, la de contratos a tiempo parcial, se supera el 42% de los
contratos inscritos en el régimen general de la Seguridad Social.
En otro orden, el Consejo
General de Economistas y los asesores fiscales del REAF-REGAF han calculado el
tamaño de la actividad económica oculta en España. El resultado no deja de sorprender:
si en España se declarara toda la actividad, el déficit público seria del 2% y
Hacienda ingresaría al año un 2,3% del PIB más cada año.
Concluyen las
organizaciones citadas, que la “economía en B” existente en España alcanza
los 168.000 millones (nada
menos que un 16% del PIB). Esto implica un fraude en la recaudación de 26.000 millones de euros al año.
Si en nuestra economía se
ingresara esa cantidad, habríamos salido del Procedimiento de Déficit Excesivo,
de Bruselas. Una autoridad académica en esta materia, el profesor austríaco
Friedrich Schneider, opina que la economía sumergida es del 16% en España, por
debajo de la de Italia o Grecia y en la media europea.
Por otro lado, según el
Banco de España, la deuda externa de la economía española ha tocado
máximos históricos en términos absolutos. Entre pasivos públicos y privados, el
montante total bruto con el exterior ha alcanzado en el primer trimestre de
2017 los 1,911 billones de euros, por encima de los 1,868 billones
contabilizados en el trimestre anterior y una cifra nunca registrada en la
historia de España.
En porcentaje del
Producto Interior Bruto, esta deuda en manos extranjeras ha subido en marzo de
2017 hasta el 170% del PIB, frente al 168% anotado en diciembre de 2016.
Incluso con el PIB español creciendo, se incrementa algo la deuda en términos
relativos. De ahí que todavía permanezca cerca de los máximos de comienzos de
2015, cuando se dio el récord del 174,6% del PIB.
Con el déficit público a
la baja y el sector privado reduciendo deuda, lo normal sería que el
endeudamiento externo disminuyese, tal y como ha venido ocurriendo durante los
últimos dos años. Sin embargo, eso no ha sucedido en este trimestre. Aunque se
trata de un dato volátil y puntual, de confirmarse esta tendencia la economía
española podría desperdiciar el crecimiento y no reducir lo suficiente su mayor
vulnerabilidad.
No obstante, esas cifras
muestran que todos los sectores han reducido deuda, salvo el Banco de España
que está viendo crecer sus obligaciones frente al eurosistema a consecuencia de
las inyecciones de liquidez que fija la política monetaria del Banco Central
Europeo.
Lo anterior es
tranquilizador, ya que el Banco de España no va a sufrir de improviso una
reclamación para que amortice esta deuda. Tan solo se trata de una liquidez que
el Banco de España ha concedido a entidades españolas y que estas se han
llevado a otro país del eurosistema, por ejemplo a Alemania, bien sea para
abonar una deuda o para invertir. En principio, esa liquidez generada no debe
entrañar un gran riesgo para los bancos españoles que la tomaron, en parte
porque son bonos que tenían en cartera y que el banco central les compró y,
además, porque puede proceder de operaciones de liquidez que el BCE va
renovando según vea preciso.
Por tanto, no son pasivos
que se vayan a reclamar, y el tipo de deuda es muy importante: las acciones o
la inversión directa no representan un gran peligro cuando aumentan, puesto que
en el caso de una crisis es el inversor foráneo el que sufre el ajuste de
valor. En cambio, si lo que se eleva es pura deuda si sí que supone un problema
muy serio, pues la deuda sigue siendo exigible aunque se haya perdido capacidad
para devolverla. Es más, amplifica los vaivenes financieros porque hay que
renovarla y puede no haber inversores dispuestos a arriesgar su dinero, dejando
a la economía sufriendo tipos de interés demasiado onerosos o, incluso, al
borde del impago.
Aproximadamente la mitad
de la deuda española, ya sea pública o privada, está en manos extranjeras, y
eso la hace todavía más sensible a las turbulencias. Italia, por ejemplo,
presenta unos niveles de endeudamiento más altos que España. Sin embargo, no
tiene apenas deuda con el exterior, la refinancia con los ahorros generados
internamente y eso le brinda una mayor sostenibilidad a sus obligaciones
financieras. España ha recompuesto algo sus pasivos durante los dos últimos años,
incrementando los del Banco de España y aminorando los del resto. Pero en todo
caso, todavía queda mucho por hacer.
En otro orden, el
presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ha afirmado que en España
"se ha producido una concentración bancaria muy fuerte desde
2008" y que "no contempla" que el sistema bancario español tenga
menos de cuatro o cinco grandes bancos "por razones de concentración de
riesgo y alternativa de financiación". Según sus datos, en España la cuota
de las cinco mayores entidades por volumen de activos es ahora del 72%, (frente
al 42% de 2008), "una tasa muy superior" a la de todos los países
europeos, excepto Holanda.
Tras la adquisición del
Popular por el Santander, el primer ejecutivo del cuarto banco por el negocio
en España, “pidió que se reflexione sobre cómo se financia la economía. En
la Unión Europea los créditos están muy bancarizados, más que en Estados Unidos
por ejemplo, y en España todavía más que en Europa. Cambiar este modelo exige
mucho tiempo y estas características influyen en el tejido industrial, que se
compone sobre todo de pequeñas pymes dispersas geográficamente. Una estructura
por debajo de cuatro o cinco bancos no lo veo para España por razones de
financiación de la economía".
Igualmente, el presidente
de Bankia se ha mostrado partidario de que "se investigue lo que se tenga
que investigar" sobre las salidas de depósitos de Popular que se
produjeron los días antes de su resolución y posterior venta. Estas palabras
llegan después de que la presidenta del Consejo de Supervisión del Banco
Central Europeo (BCE), Daniéle Nouy, asegurara en el Parlamento Europeo que hay
"margen" para que la Justicia española investigue si las comunidades
autónomas y ayuntamientos utilizaron información privilegiada para retirar sus
depósitos. Ello en contraste con las declaraciones del ministro de Economía,
Luis de Guindos, de que no veía nada extraño en las salidas de depósitos del
Popular.
MERCADOS:
El volumen de
contratación de la Bolsa española se situó en junio en 73.206 millones de
euros, un 18% más que en mayo y un 11,1% más que en el mismo mes de 2016, de
forma que se convirtió en el mes con mayor volumen de negociación desde abril del año pasado. Durante
los seis primeros meses de este año se negociaron en renta variable unos
364.867 millones de euros, un 6,4% menos que en el mismo período de 2016.
El número de
negociaciones acumuladas hasta junio ascendió a 26,6 millones, un 11,6% menos
que el registrado en el mismo período del ejercicio pasado, mientras que las
negociaciones del mes de junio fueron 4,8 millones, un 1% más que en mayo.
El efectivo acumulado
hasta junio en el segmento de
fondos cotizados fue de 2.292 millones de euros, un 38,7% menos que
en el mismo periodo del ejercicio anterior. En junio, el volumen negociado se
situó en 376,3 millones de euros, un 14,4% menos que en el mes anterior.
Por otra parte, el número
de emisiones de warrants y
certificados admitidas a negociación en el primer semestre
de 2017 ascendió a 2.584, un 35% menos que en el mismo periodo de 2016.
La actividad del mercado
de warrants y certificados hasta
junio alcanzó los 243,5 millones de euros, un 38,3% menos que en el mismo
periodo de 2016. Durante el mes de junio, el efectivo negociado alcanzó los
36,9 millones de euros, un 3,2% más que en el mes anterior y un 50,7% menos que
en el mismo mes de 2016.
EMPRESAS:
Altadis, la filial
española de Imperial Tobacco, ha acordado con sus trabajadores pagar 31
millones de euros para no tener que regalarles tabaco. Así lo explica la
tabaquera, propietaria de marcas como Fortuna, Nobel o Ducados, en sus cuentas
anuales del ejercicio 2016.
La empresa explica que
hasta 2006 la empresa venía regalando tabaco promocional y de fumar a sus
empleados pero una ley sanitaria aprobada ese año prohibió dicha práctica. Los
trabajadores de la antigua Tabacalera recibían desde hace casi un siglo una
gratificación extra por parte de la compañía. A principios del siglo XX la
empresa les entregaba tabaco de picadura y en los últimos años les regalaba
tres cartones de una de las labores de la firma.
Pero a partir de la ley
sanitaria de 2006, que también prohibió fumar en locales públicos, estos pagos
en especie desaparecieron. Desde entonces los sindicatos han estado reclamando
a la compañía que les siguiera entregando tabaco o les ofreciera una
compensación. Incluso una sentencia de la Audiencia Nacional de 2006 instó a la
sociedad a satisfacer a los trabajadores el importe en metálico equivalente al
producto que les había entregado hasta entonces.
Tras diversos recursos ante
los tribunales, que llegó hasta el Tribunal Supremo, el año pasado la compañía
acordó con los trabajadores una compensación económica “por la compra del
derecho a recibir una compensación por la no entrega de tabaco”. La compañía
optó por una doble vía, entregar la citada indemnización mediante un único pago
o convertirlo en renta vitalicia. La medida le ha supuesto a la compañía un
coste de 31,221 millones de euros, de los que ya ha abonado cerca de la mitad.
El acuerdo afecta a la totalidad de la plantilla activa y a un amplio
porcentaje de los que ya están jubilados, en total algo más de 1.000 empleados.
Un análisis muy riguroso e interesante ...
ResponderEliminarSaludos
Gracias Mark, como siempre muy amable.
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