La
incertidumbre es la peor compañía para las decisiones de los
agentes económicos, y el desafío separatista de Cataluña puede
afectar a la situación económica española.
El
miedo del dinero se acelera en cuestión de segundos: ha caído la
cotización en la Bolsa de los bancos catalanes y, alguno, ya ha
cambiado de sede social ante el temor de perder el paraguas del BCE y
del Fondo de Garantía de Depósitos. Se anulan las reservas
turísticas a Barcelona, y abandonan Cataluña las sedes de las
grandes compañías.
ESTADOS
UNIDOS:
Según
la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio, la
economía estadounidense ha crecido durante el segundo trimestre de
este año a una tasa interanual del 3,1%. Se trata del mayor
crecimiento económico en este año 2017.
La
Reserva Federal (el Banco Central de Estados Unidos), una vez
cumplidos ya diez años de la crisis financiera, momento en que se
inició con extrema urgencia la bajada de las tasas de interés, ha
avisado que durante este mes de octubre, comenzará a desprenderse de
los activos que ha ido acumulando con sus ingentes compras de activos
enmarcadas en sus excepcionales medidas de expansión cuantitativa de
ayuda a los bancos y al sistema financiero.
Se
estima que la Reserva Federal dispone de una cartera de Obligaciones
adquiridas, en torno a los 4,5 billones de dólares, frente a una
cifra previa a la crisis que no llegaba al billón de dólares.
Probablemente,
comience vendiendo a un ritmo mensual de 4.000 millones de dólares
en bonos hipotecarios.
La
presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha señalado que
están bastante equilibrados los riesgos de la operación de
desprenderse de tan ingente volumen de activos, inundando los
mercados. Muestra una visión optimista respecto a la situación de
la economía de Estados Unidos.
Por
lo que respecta a la evolución de los precios, el aumento que tuvo
lugar en el pasado mes de agosto se diagnostica por la Fed como
“temporal”, señalando que es consecuencia del encarecimiento de
los combustibles por la suspensión de las operaciones de refinado en
la zona de Houston, con motivo del huracán Harvey. La previsión de
la Reserva Federal, es que la inflación vuelva al nivel de la
estabilidad de precios a medio plazo.
Las
previsiones apuntan a que los tipos a largo plazo lleguen como mucho
al 3%, y que se reduzcan los activos adquiridos mediante su venta, a
algo más de la mitad.
EUROZONA:
Los
bancos centrales más importantes del mundo, dieron una enorme “barra
libre” de liquidez a la banca. Rebajaron los tipos de interés
hasta llegar a tasas negativas. Todo ello, sin duda, como
consecuencia del pánico a que se materializase una nueva Gran
Depresión como la sufrida en el 29 del siglo pasado.
Las
autoridades monetarias se atrevieron incluso a acometer las medidas
menos ortodoxas y más condenadas por la teoría monetaria
tradicional: comenzó la Reserva Federal estadounidenses con un
programa de compra de activos para tratar de reanimar a la economía
global y, posteriormente, el resto de los más grandes bancos
centrales pasaron a acometer esas mismas medidas.
Incluso
el BCE, que llegó tarde a casi todo por las dudas y oposición
alemana, pero que una vez embarcado en esas políticas ahora no
quiere abandonarlas para no debilitar una recuperación que, ahora
sí, es la más sólida en una década.
Pues
bien, el presidente Mario Draghi, frente a las expectativas de que
hubiera novedades ya durante el pasado junio, ha estado pidiendo
“paciencia y perseverancia”.
Los
agentes esperaban novedades en junio, pero en la reunión del BCE en
Sintra, se acordó seguir en la misma situación.
Finalmente
Draghi ha preparado ya el terreno para retirar las medidas
excepcionales, y que será “recalibradas” durante este mes de
octubre. Aunque el presidente del BCE, dejó claro que retrasará una
vez más la retirada si algo se tuerce: en particular, el tipo de
cambio del euro.
La
realidad es que la situación el BCE es difícil: el Producto
Interior Bruto, el empleo, la confianza y las exportaciones van
bastante bien y, en ese sentido facilitan la retirada de la medidas
del BCE. Pero, en definitiva, las consecuencias de la Gran Recesión
siguen latentes. La inflación está lejos del objetivo. Y el euro
complica las cosas: una moneda más fuerte perjudica las
exportaciones, dificulta la subida de precios (por el petróleo, más
barato en euros debido a la apreciación de este) y endurece las
condiciones financieras… todo ello, en contraste con una banca que
continúa auxiliada por la “respiración artificial”.
El
BCE viene comprando 60.000 millones de euros cada mes, dentro de un
programa que expira el próximo diciembre. Si el euro da una tregua,
los analistas esperan una rebaja del volumen mensual de compras, con
una extensión del horizonte del programa de al menos seis meses.
Draghi negó que ese programa (que ha gastado 2,3 billones desde
2015) haya contribuido a hinchar burbujas. Reiterando que el Programa
de Expansión Cuantitativa (QE) “no tiene efectos negativos”, a
pesar de la alergia que provoca en Alemania. “No hay evidencias que
justifiquen esa angst (angustia)
suya”, espetó con gran ironía ante las reiteradas preguntas de la
prensa alemana.
En
la última reunión del
Banco
Central Europeo se decidió mantener los tipos de interés en el
mínimo histórico del 0%. También dejó sin variación la facilidad
de depósito el -0,4% (cantidad que los bancos que depositan dinero
en el BCE deben pagarle) y la de crédito, en el 0,25%.
Respecto
al programa de compras
llamado
‘quantitative easing’, QE, se mantiene en unas compras netas de
deuda de 60.000 millones de euros mensuales hasta el final de
diciembre de 2017, o incluso “hasta una fecha posterior si fuera
necesario”.
Por
otro lado,
Mario
Draghi ha revisado al alza las previsiones de crecimiento de la zona
euro para 2017: desde el 1,9% hasta el 2,1%. Y para el próximo 2018
la mantuvo en el 1,8%.
En
cuanto a la inflación, la perspectiva sigue en el 1,5% de cara a
este 2017, pero para el próximo año 2018 se fijó la subida de los
precios en el 1,2%, una décima menos de lo anteriormente previsto.
Realizadas
las elecciones alemanas, Mario Draghi ha lanzado un mensaje de
optimismo, sin dejar de citar a los desafíos y riesgos que todavía
nos acechan: la economía del euro crecerá por encima de la media de
estos últimos años, pero aún es “pronto para cantar victoria”,
Afirmando que “Europa necesita aún los estímulos monetarios del
BCE para terminar de cicatrizar de las heridas de la crisis”.
Respecto
a Alemania, dónde la elegida Angela Merkel puede tardar meses en
formar Gobierno, Draghi le señaló que "son necesarios pasos
decisivos para reforzar la gobernanza de la Unión Monetaria. Hay que
hacer los deberes y se debe reformar la eurozona o la próxima crisis
puede acabar con el euro”.
La
realidad, es que el presidente del BCE ha lanzado mensajes a
Alemania, cuyo Gobierno ha criticado las políticas expansivas y los
tipos de interés negativos del BCE (se ha llegado a acusar a Draghi
del ascenso de los ultras). Frente a ello, Draghi propone "paciencia
y persistencia": en una larga comparecencia ante la Eurocámara,
arengó a los diputados alemanes y dejó claro que la eurozona "aún
necesita estímulos". Draghi perece no tolerar que nadie le meta
prisas.
Por
otro lado, la presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS),
Daniele Nouy, ha declarado que “sobran bancos en Europa y algunos
siguen trabajando sin la rentabilidad mínima que reclaman los
supervisores. Y este camino puede conducir a otra crisis”.
En
ese mismo acto, Javier Alonso, subgobernador del Banco de España,
apuntó a continuación, que la rentabilidad media del sector está
en el 5%, cuando el coste del capital es del 10%, por lo que también
abogó por la reducción de bancos.
Según
Nouy. "el chocolate es bueno con moderación, pero en grandes
cantidades es nocivo. Con el sector bancario también sucede lo
mismo: si crece demasiado somete a la economía y eso es nocivo para
las entidades y la propia economía. Un sector financiero demasiado
grande es como una droga para la economía porque facilita que esta
esté excesivamente endeudada, lo que favorece la creación de
burbujas”.
Según
Nouy, durante la Gran Recesión, "solo han desaparecido el 20%
de los bancos; el sector ha perdido 300.000 empleados de 1,9 millones
que aglutina. Los activos bancarios en 2012 eran una cifra
equivalente al 314% del PIB de la Unión Europea, y ahora son el 280%
del PIB, por lo que sigue siendo demasiado grande. En EE UU los
bancos representan el 88% del PIB, si bien los mercados de capitales
financian más la economía que las entidades europeas".
Señaló,
que la ruta para reducir el sector "es que las entidades dejen
de existir o que se fusionen. Las ayudas de los contribuyentes
evitaron que los bancos débiles salieran del mercado porque no
cayeron", ha afirmado, en una acusación que se podía dirigir a
varios países del norte o sur de Europa. Comentó que el sistema de
resolución europea garantiza que el sistema no colapse aunque caigan
varios bancos.
Nouy
postuló por “fusiones valientes”, pidiendo que se hagan también
entre entidades de diferentes países. "Son complejas, caras,
arriesgadas y requieren espíritu aventurero porque las
incertidumbres prevalecen. Algunos bancos dudan de la calidad de los
activos de sus competidores, y existen incertidumbres como la
digitalización y la utilidad de las redes de sucursales, además de
las barreras lingüísticas o culturales".
Javier
Alonso, subgobernador del Banco de España, afirmó que compartía
con Nouy "la preocupación por el exceso de capacidad del sector
y que se precisa una corrección ordenada para que las entidades
ganen eficiencia". Afirmó que el sector se ha reforzado con
310.000 millones, el 25% PIB, con saneamientos durante la crisis,
pero la rentabilidad es baja. "Los datos no son complacientes,
la rentabilidad sobre recursos propios está en el 5%, algo más de
la media de la UE, pero es escasa para cubrir el coste de capital,
que se sitúa en el 10%. Esto ocurre por problemas temporales, como
los tipos de interés, pero hay factores que seguirán con el paso
del tiempo".
No
obstante, Alonso también insistió en que los bancos tienen otros
problemas, como recuperar la confianza y la reputación "que se
perdieron durante la crisis tras algunas políticas comerciales que
practicaron los mismos. Es su reto, en un mundo digital donde se
premia la rapidez y la calidad de servicio".
ESPAÑA:
Durante
los ocho primeros meses de este año, el incremento de la recaudación
tributaria ha contribuido a reducir un 32,6 % el déficit estatal
hasta situarlo en el 1,84 % del PIB (por encima del 1,1 % del PIB
fijado como meta para el conjunto del año).
El
Ministerio de Hacienda ha publicado los datos de ejecución
presupuestaria con varios horizontes temporales: del conjunto de las
administraciones públicas en el segundo trimestre, de todas las
administraciones salvo las locales hasta julio y del Estado hasta
agosto.
Las
cifras más completas, las del segundo trimestre, reflejan que el
déficit público cerró junio en 25.108 millones de euros, un 2,15 %
del PIB, cuando el objetivo para el conjunto de 2017 es del 3,1 %.
Por
subsectores, el déficit de la administración central se situaba en
el 1,06%; el de las comunidades autónomas, en el 0,7 % (su objetivo
es del 0,6 %), y el de la Seguridad Social en el 0,53 % (su objetivo
es del 1,4 %), mientras que las corporaciones locales se anotaban un
superávit de 1.874 millones, el 0,16 % del PIB, cuando su meta
teórica es el equilibrio presupuestario.
Si
se incluye el impacto de las ayudas a la banca, el déficit público
hasta junio asciende a 25.452 millones, un 2,18 % del PIB.
Más
completos, al incluir julio, son los datos de ejecución
presupuestaria sin contabilizar las corporaciones locales, que
afloran un déficit de 26.940 millones, un 2,31 % del PIB, sin
incluir las ayudas a la banca, que en este periodo tuvieron un
impacto de 1.977 millones.
En
ese momento, la Administración Central tenía un déficit del 1,83 %
del PIB, y los fondos de la Seguridad Social del 0,48 % del PIB,
mientras que las comunidades autónomas lograban un superávit de 35
millones gracias al impacto de la liquidación definitiva del
ejercicio 2015.
Nueve
comunidades autónomas cerraron julio con superávit; siete, con
déficit, y una, en equilibrio presupuestario.
Los
datos más actualizados son los del déficit estatal, que en los ocho
primeros meses del año se redujo en un 32,6 %, hasta 21.502 millones
de euros, lo que equivale a una cifra equivalente al 1,84 % del PIB.
Esta
reducción del déficit obedece en parte a los mayores ingresos
(crecieron un 5 %), en particular los tributarios, que sumaron 98.243
millones (un 7,3 % más).
El
Estado recaudó en estos ocho meses un 23,9 % más que en 2016 en
concepto de impuesto de sociedades, una cifra que muestra el impacto
de los cambios en los pagos fraccionados y de la liquidación de
2016.
También
aumentó la recaudación del IRPF (un 2,2 %) y del IVA (un 5,8 %),
aunque disminuyeron los ingresos por cotizaciones sociales (un 2,7
%), a lo que se suma el impacto de la liquidación definitiva del
ejercicio 2015, que ha sido favorable a las comunidades autónomas.
El
capítulo de gastos también ha contribuido a la reducción del
déficit, con un descenso del 3,6 %, después de que hayan mermado
las transferencias entre administraciones públicas (un 2,5 %), el
pago de intereses (un 6 %), y la aportación a la Unión Europea por
IVA y RNB (transferencia, por parte de los Estados miembros, de un
porcentaje uniforme de su Renta Nacional Bruta, que se fija cada año
en el marco del procedimiento presupuestario). El monto por IVA y RNB
ha ascendido al 13,6 %.
Desde
finales de la década de los noventa, el recurso propio basado en la
RNB se ha triplicado y en 2015 representaba el 68,9 % de los
ingresos de la Unión.
Disminuye
también el gasto corriente (un 10,7 %, en parte por la ausencia de
gastos electorales), y la remuneración de los asalariados (un 3,2 %,
por el impacto de la devolución de la mitad de la paga extra de 2012
en el ejercicio 2016).
En
todo caso, la segunda mitad de este año 2017, va a estar marcada por
la desaceleración. Ya que si bien, El PIB español mantiene un buen
ritmo de crecimiento (superior al de otras economías europeas) se
está perdiendo fuelle.
La
moderación en el consumo privado, y la propia revisión de las
cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), señalan cierto
empeoramiento del PIB al cierre de 2017. En todo caso, se espera un
crecimiento del PIB español este ejercicio de un 3,1% (alcanzará
una cifra de 1,18 billones de euros).
Detrás
de lo descrito, un aspecto muy relevante es la subida del precio del
petróleo y de los carburantes.
Ahora
bien, preocupan las consecuencias económicas que generan la
incertidumbre y las fuertes tensiones políticas en Cataluña, como
consecuencia de la amenaza de la declaración unilateral de
independencia.
El
Banco de España advierte de sus graves y palpables repercusiones
económicas: “respecto a los riesgos que rodean a las proyecciones
de crecimiento del PIB, en el plano interno, las tensiones políticas
en Cataluña podrían afectar eventualmente a la confianza de los
agentes y a sus decisiones de gasto y condiciones de financiación",
si bien según el Boletín trimestral del Banco de España, “por
ahora el impacto todavía no se ha materializado, ni siquiera en los
movimientos (fugas) de depósitos bancarios”. Aspecto este, al
menos dudoso, que en parte justifica las decisiones de cambio de sede
de los dos grandes bancos catalanes.
El
propio ministro de Economía, Luis de Guindos, refiriéndose a un
fabricante de automóviles, ha señalado que se estaban deteniendo
inversiones en Cataluña de esa multinacional. En igual sentido, se
han pronunciado Joaquín Gay de Montellá, el presidente de Fomento
del Trabajo, la patronal catalana. O el presidente del Círculo de
Empresarios, Javier Vega de Seoane. Los dos han alertado de que
ya se están parando inversiones pese a no citar ningún caso
concreto.
En
realidad, se trata de aspectos más bien futuribles. Si bien, al
ritmo vertiginoso que estamos viviendo se contemplan como
relativamente próximos.
¿Y
cómo comenzaría el proceso de deterioro?
Sin
pretender hacer un análisis exhaustivo de los amplios e innumerables
efectos, que desde luego, no son objeto principal de este análisis,
en un primer lugar, afectaría a la prima de riesgo soberana, que se
trasladaría al resto de tipos de interés. El impacto dependería de
la magnitud del endurecimiento de las condiciones financieras. Solo
una subida de cien puntos básicos en los tipos tendría un coste
neto para las Administraciones Públicas de unos 4.000 millones de
euros en intereses durante un periodo de tres años.
Igualmente,
el Banco de España, ha señalado que el empuje del petróleo
barato o de los estímulos monetarios del BCE irán, poco a
poco, perdiendo fuelle: "se espera que el desvanecimiento
gradual de algunos impulsos expansivos que han estimulado
transitoriamente la recuperación de la economía española propicie
una moderación del avance del producto".
Cita
el supervisor otra causa: una moderación del gasto en el consumo de
los hogares, porque durante los últimos trimestres estos habían
realizado compras que habían dejado aparcadas durante la crisis y
que, a corto plazo, no se repetirán. También menciona el final de
las caídas del precio de la energía, que deja de aportar mayor
renta real disponible a las familias.
El
servicio de estudios de la entidad también se refiere al
posible impacto de la revalorización del euro: "se estima
que la apreciación reciente del tipo de cambio efectivo del euro
tendrá un cierto impacto negativo sobre la evolución de la
actividad y la inflación, que tenderá a verse contrarrestado, a
efectos del escenario central de las proyecciones, por el
fortalecimiento más reciente del entorno exterior de la economía
española y, en especial, del área del euro".
El
Banco de España considera que la creación de empleo continuará por
una senda positiva, aunque, eso sí, con algo menos de vigor: “se
prevé que los elevados crecimientos del empleo observados en los
últimos años se moderen conforme transcurra el período de
proyección, en línea con la evolución esperada para la actividad.
El aumento de la ocupación generará disminuciones adicionales de la
tasa de paro, cuyo nivel se situaría por debajo del 13% a finales de
2019".
Según
sus previsiones, la tasa de paro en España cerrará este año en el
16,3%. Y al término de 2018 se situará en el 14,4%.
En
lo que se refiere a los precios, según ha adelantado el INE, han
subido en el mes de septiembre en el 1,8% interanual (dos
décimas más que en agosto).
El
organismo señala que la subida de precios se debe a la de la partida
de alimentos y bebidas no alcohólicas, que descendieron en el mismo
mes del año pasado. El dato se aleja un poco de las previsiones del
Gobierno, que confía en que la inflación se acerque al final de año
al 1%.
Si
se confirma el dato adelantado por el INE, sería la mayor subida
interanual de precios en un mes de septiembre desde 2012. Además, el
índice encadena, con el de septiembre, 13 meses en positivo. La tasa
de inflación se situó en el 1,8% interanual merced a una subida
mensual de los precios del 0,2% en septiembre, que contrasta con el
dato neutro de hace un año.
Al
ser un adelanto del índice, el INE no desglosa los datos de los
distintos productos que integran la cesta con la que se elabora la
tasa de inflación y por tanto, no se puede saber qué partidas se
han encarecido y cuáles se abaratan. Por el momento, el instituto
estadístico se limita a señalar que han tirado del índice hacia
arriba el grupo de los alimentos y bebidas no alcohólicas. En
septiembre de 2016, los precios de estos productos cayeron un 0,9 en
tasa mensual, mientras que este año han subido, según señala el
Instituto. Este grupo de productos, que incluye los alimentos
frescos, de precio muy volátil, fue uno de los que frenó la
inflación en el mes de agosto.
El
índice de precios armonizado, el que se elabora con los mismos
criterios en todos los países de la UE para poder hacer
comparaciones, se situó en septiembre en el 1,9%, una décima menos
que en agosto. Se sitúa, por tanto, dentro de los objetivos del BCE,
que persigue una inflación cercana pero inferior al 2%.
En
otro orden, aunque en este momento no se ha producido una fuga de
depósitos notable debida al desafío secesionista de la Generalitat
de Cataluña, el Banco de España y a las entidades de crédito más
importantes de Cataluña se han visto obligadas a mantenerse alertas
frente a este grave problema por los riesgos que comporta. Así que
se han puesto al día y reforzado sus planes de contingencia de
liquidez ante una eventual salida de ahorros.
Técnicos
del Banco de España vigilan estrechamente la liquidez frente a
salidas reseñables del ahorro depositado en los bancos de Cataluña.
Esto es lógico, ya que el Banco de España es garante de la
estabilidad financiera del sistema.
Hay
que evitar que cunda el pánico entre la clientela de forma
irracional. De ahí que se hayan lanzado mensajes de tranquilidad:
“jurídicamente todavía no ha cambiado nada”, pero en el sector
se reconoce que por ahora solo se están registrando preguntas de
clientes preocupados en las sucursales y cierres
de cuentas o traspasos puntuales de ahorros a otras entidades.
En
este momento no existe una tendencia alarmante: los bancos con sede
en Cataluña insisten a los clientes más preocupados que
en cualquier situación estas entidades harán el movimiento
necesario para seguir bajo el paraguas del Banco Central Europeo
(BCE), lo que da una garantía total a los depósitos. Cabe recordar
que estas entidades, gracias al cambio legislativo introducido por el
Gobierno, pueden cambiar su sede social de Cataluña a otra ciudad
fuera de esta región en 24 horas.
Todo
esto explica los movimientos que ya se han producido de cambio de
sede central en el Banco Sabadell y en Caixabank, que han abandonado
Cataluña.
En
relación al empleo, el paro registrado (aquellos que acuden a
inscribirse como desempleados demandantes de empleo en las Oficinas
de Empleo) creció en 27.858 personas. En cambio, el mercado laboral
mantuvo su buen tono gracias al comienzo del curso escolar: la
afiliación en la educación tiró de las altas en la Seguridad
Social y el incremento total de cotizantes fue de 26.318.
Más
allá de los datos mensuales, la tendencia de recuperación se
mantiene. El instituto público gana cotizantes a un ritmo del 3,5%
al año, hasta llegar a una media del 18,3 millones; y el paro baja
al 8,3%, hasta los 3,4 millones.
La
alta estacionalidad en la economía española, y con ella los
altibajos en el empleo y la contratación, está instalada en casi
todas las ramas de actividad. Esto se ha observado con claridad en
septiembre, un mes en que acaba la temporada turística y comienza el
curso escolar. La traducción al mercado laboral es que, según el
Ministerio de Empleo, cayó la afiliación en hostelería, unos
44.500 afiliados menos, y la aumenta en educación en 52.605. El
empuje de esta última permitió que la Seguridad Social ganara
cotizantes el mes pasado.
Por
todo ello, el mercado laboral en septiembre mantuvo una buena
tendencia. La creación de empleo sigue creciendo a un ritmo alto y
ya se mantiene de esta forma durante casi cuatro años.
En
el último año se han afiliado unos 600.000 (un 3,52% más). Este
porcentaje supone una ligera mejoría, siete centésimas, sobre el
marcado en agosto tras unos meses de un ligerísimo freno.
El
pasado septiembre pone de relieve, que si bien se firman cada mes
alrededor de dos millones de contratos, en lo que va de año se han
suscrito casi 16 millones, los contratos fijos apenas representan un
8,9% del total.
Ahora
bien, a falta del último trimestre del año, mucho tendrían que
cambiar las cosas para que este ejercicio no concluya con bastantes
más de 20 millones de contratos suscritos, una cifra que superará
el récord que ya se marcó el año pasado.
Más
del 90% de los contratos son temporales, el 38% de tiempo parcial, lo
que según los sindicatos significa “un abuso injustificado” de
estos contratos.
La
patronal CEOE, por su parte, mostró su esperanza en que la
recuperación laboral se consolide en otoño “y no se vea afectada
por situaciones de incertidumbre”.
Por
otro lado, el gasto en prestaciones contra el desempleo sigue
bajando. Hasta el pasado agosto, el servicio público de empleo había
gastado 11.669,5 millones de euros, un 7% menos que en el mismo
periodo del 2016.
Esta
reducción está directamente relacionada con la caída del número
de beneficiarios. En agosto había 1,9 millones de parados con algún
tipo de ayuda, y la tasa de cobertura se situaba en el 59,2%.
MERCADOS:
La
crisis catalana ha irrumpido con fuerza en los mercados. Tras
unos días de calma bursátil, el Ibex ha llegado a registrar su
mayor caída desde el 24 de junio de 2016, después del referéndum
en el que los británicos decidieron su salida de la Unión Europea.
Los
valores más castigados fueron los catalanes CaixaBank y
Sabadell, con descensos en torno al 5%, en un día de tranquilidad en
las Bolsas europeas. El desafío independentista también repercutió
en la deuda española, cuya prima de riesgo subió cinco puntos
básicos, hasta los 133. Los analistas temen futuras convulsiones
ante una crisis política de consecuencias incalculables.
La
realidad, es que el Ibex, ha estado en mínimos. Las casas de
análisis han improvisado informes tratando de calibrar los efectos
en los mercados de la mayor crisis política a la que se ha
enfrentado la democracia española en sus cuatro décadas de
historia.
Días
después del 1 de octubre, la Bolsa española perdió los 10.000
puntos por primera vez en más de medio año, muy lejos ya del máximo
de 11.250 alcanzado el pasado mes de mayo.
Respecto
al mercado del petróleo, la cotización del barril de Brent,
el de referencia en Europa, ha llegado a caer hasta los 58,5 dólares.
Pese a la caída desde el pasado 30 de agosto no ha dejado de subir
casi cada día, alcanzando niveles desconocidos desde julio de 2015.
Fue entonces, hace más de dos años, cuando tocó los 60 dólares
por última vez.
El referéndum
de independencia del Kurdistán iraquí, ha sido la última causa de
la subida de los precios.
En
todo caso, el posible aumento de los límites a la producción por el
lado de la oferta y una mayor demanda por el buen momento económico
contribuyen a la escalada de precios.
El
pasado 30 de agosto, el barril de crudo Brent se pagaba a 50,86
dólares. En menos de un mes el incremento ha sido superior al 15%.
Hace apenas tres meses, el 21 de junio, se registraba el mínimo
anual, 44,82 dólares. Desde entonces, la subida es de más del 30%.
También
coopera a la subida, el recorte real acordado en noviembre de 2016
por los países productores, tanto de la OPEP como externos. Entonces
decidieron reducir la producción 1,8 millones de barriles diarios,
hasta alrededor de 32 millones, para lograr un aumento del precio. La
decisión, prorrogada en julio de este año hasta marzo de 2018,
empieza a dar sus frutos, toda vez que los implicados “han
aumentado el grado de cumplimiento” de sus promesas.
También
han contribuido otros factores, como el paso del huracán Harvey,
que paralizó las refinerías de Texas, que concentran un tercio
de la capacidad de refino de Estados Unidos, y obligó a parar a
muchas plataformas petrolíferas del Golfo de México. Además,
México anunció que en julio su producción había bajado de 2
millones de barriles por primera vez desde 1980, por la crisis
de su industria.
No
obstante, en esta situación, con precios rondando los 60 dólares,
se podrían activar algunas producciones que contribuirían a
aumentar la oferta y, por tanto, a retener las subidas.
EMPRESAS:
Gas
Natural Fenosa
también aprobó cambiar su sede social desde Barcelona a Madrid. Se
tomó esa decisión, según informó la compañía a la Comisión
Nacional del Mercado de Valores (CNMV), "ante la situación
política y social que está viviendo Cataluña y debido a la
inseguridad jurídica que ello genera, y en tanto se mantenga esa
situación".
La
energética, participada por Criteria (propiedad de La Caixa), aprobó
el traslado la misma tarde en que CaixaBank decidió
trasladarse a Valencia "ante la actual situación política y
social en Cataluña". Fuentes del grupo explicaron que el
traslado se ha planteado como medida temporal para hacer frente al
contexto de inestabilidad política actual. La decisión fue adoptada
sin voces discrepantes en el Consejo de Administración y ante el
riesgo de que la situación de inestabilidad provocara una huida de
capital en la empresa dado el alto nivel de inversores
internacionales que hay entre su accionariado.
Además,
la posibilidad de que la situación en Cataluña se complicara ha
inquietado a las agencias de calificación de riesgos. La decisión
no fue fácil, puesto que, con 174 años de historia, Gas Natural es
una de las empresas más emblemáticas de Barcelona.
Ciertamente interesante ...
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias Mark.
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