En la Eurozona, el primer
trimestre del año ha puesto de relieve que persisten algunos problemas en la
región: el PIB de los Diecinueve países del euro creció un débil 0,4%. Se trata
del peor dato desde hace un año y medio, y supone una cifra muy inferior al
crecimiento registrado durante los últimos tres trimestres (un 0,7%).
GLOBAL:
El Fondo Monetario
Internacional viene señalando desde hace tiempo la vulnerabilidad más importante
del sistema financiero y de la economía global: se trata de la deuda global tanto
pública como privada. Advierte de que el nivel de los tipos está tan bajo, por
lo que endurecer repentinamente los costes podría provocar una nueva recesión.
Aunque se trata de una
posibilidad lejana, según Tobias Adrian, primer consejero financiero del FMI, “se
está perfilando una dinámica más propia del fin del ciclo crediticio”,
advirtiendo que, en el escenario más negativo, “es posible que se produzca un
crecimiento económico negativo en un plazo de tres años”.
En el año 2016, la deuda
global ascendía a 164 billones de dólares, lo que equivale al 225% del PIB
mundial. La economía mundial se encuentra, respecto al PIB, un 12% más
endeudada (respecto al máximo del año 2009).
El FMI ha señalado que la
volatilidad observada desde el pasado febrero en los mercados, es consecuencia
de que los riesgos se han elevado (sobre todo a medio plazo). El riesgo es
mayor para las economías emergentes y en desarrollo, señalando a China como
punto especial de preocupación.
Habrá que estar muy
atentos a la evolución de los precios. El FMI afirma desconocer la incidencia
que sobre la inflación tendrán los estímulos fiscales en Estados Unidos, donde
el ritmo de subida de los tipos de interés y normalización de la política
monetaria es más intenso. “Si la inflación sube más rápido de lo previsto, los
bancos centrales podrían responder con más firmeza y producir una fuerte
constricción de las condiciones financieras”.
Por
esta razón, el FMI recomienda a los bancos centrales que la normalización
monetaria sea gradual y se comuniquen las estrategias con claridad. Igualmente,
postula que se refuercen los balances de los bancos más
débiles y resuelvan los problemas de liquidez de algunas instituciones que
operan a escala internacional. “Una turbulencia repentina podría dejar
expuestos esos desajustes y cristalizar problemas de financiamiento”.
También ha alertado el
FMI sobre el grave riesgo para la economía global que suponen las tensiones
comerciales existentes, sobre todo entre EE UU y China: “No sería algo que
afectaría sólo a estos dos países, porque el mundo está tan interconectado que
impactaría a la economía global”.
De momento, las dos
potencias ya han oficializado subidas de aranceles por valor de 6.000 millones
de dólares. En el caso de EE UU, se trata de tasas del 25% para el acero y el
aluminio procedentes de China y, por parte de Pekín, consiste en el mismo
gravamen para carne de cerdo, vino y algunas frutas. Es un montante económico
menor (el comercio entre ambos países supera los 630.000 millones), pero la
escalada puede ascender: Washington ha anunciado aranceles para productos
chinos por 50.000 millones y Pekín ha respondido con la misma moneda.
El FMI está reclamando
que tengan lugar negociaciones, pero recalcando que deben ser “multilaterales”
y no únicamente ente Estados Unidos y China. Rechaza el FMI la vía escogida por
Trump, un “enfrentamiento cuerpo a cuerpo” en el que ha dejado de lado a los
organismos multilaterales o los tradicionales mecanismos de resolución, como es
la Organización Mundial del Comercio (OMC).
CHINA:
La segunda potencia
mundial, China, registró durante los tres primeros meses de 2018, un
crecimiento de su PIB del 6,8% interanual. La buena marcha del consumo, el comportamiento
del comercio exterior, y la recuperación de la inversión privada tiraron de la
economía.
La economía de China
acumula casi tres años expandiéndose en unas tasas realmente estables, de entre
el 6,7% y el 6,9%, todas ellas por encima del 6,5% establecido por Pekín. Aunque
algunos analistas sospechan de las cifras, la verdad es que la economía del
gigante asiático sigue creciendo de forma importante.
Con los índices de
confianza de los consumidores en un máximo histórico, las ventas al por menor
crecieron un 9,8% en el primer trimestre, la producción industrial un 6,8% y la
inversión un 7,5%. Especialmente relevante fue el comportamiento de la
inversión procedente de las empresas privadas, que se expandió a unos niveles
no vistos desde el año 2015. Durante los últimos dos años han sido el Gobierno,
a través del gasto público, y las empresas estatales los que han contrarrestado
el débil apetito inversor en el sector privado.
Desde luego, en esta
situación preocupa mucho la posibilidad de una guerra comercial con Estados
Unidos. Por ahora los aranceles implantados tienen un reducido impacto, pero si
la Administración Trump cumple sus promesas de ampliar los gravámenes a muchos
otros productos y Pekín hace lo propio con las importaciones americanas, los
efectos serían muy negativos.
LATINOAMERICA:
El Fondo Monetario
Internacional (FMI) ha señalado que Venezuela acabará este año 2018 con una
inflación del 13.864%. En 2019, el valor de decenas de productos básicos
seguirá creciendo hasta el 12.874%. Eso quiere decir que, en dos años, se prevé
que los precios suban la mastodóntica cifra del 1.811.751%. Es decir, los precios se multiplicarán por más de
18.000 en el mismo período.
Si las previsiones del
FMI se cumplen, el episodio de hiperinflación por el que atraviesa Venezuela
será el más grave de las últimas décadas en Latinoamérica.
En contraste, señala la
institución para la economía de Latinoamérica una expansión del 2%, siete
décimas más que en 2017 y una por encima de lo proyectado hace tres meses.
Desde ahí, se acelerará hasta el 2,8% el año próximo (dos décimas por encima a
la predicción que hizo en enero y cuatro por encima a la de octubre). Sin
embargo, según advierte el Fondo, las numerosas elecciones que se celebrarán a
lo largo de este ejercicio en la región, el envejecimiento de la población y el
estancamiento de la productividad son factores de riesgo.
ESTADOS UNIDOS:
El crecimiento económico
estadounidense ha superado las previsiones durante el primer trimestre, al
crecer a una tasa anualizada del 2,3%. En todo caso, supone cierta caída respecto
al 3% registrado durante el último semestre del pasado año.
El primer trimestre de
cada año suele ser complicado económicamente por el efecto de las nevadas. Y
aunque este año no ha sido diferente, el crecimiento ha sido superior al 1,7%
registrado en el primer trimestre del año pasado.
La inversión empresarial
ha compensado la moderación en el gasto de los consumidores.
El consumo creció solo un
1,1% en el primer trimestre, frente al 4% del cuarto trimestre. Se trata de la
cifra más baja en cinco años, lo que contrasta con el buen índice de confianza
existente, y con la situación de pleno empleo en el marcado de trabajo (tasa de
paro del 4,1%).
La duda surge respecto a las
consecuencias que puedan tener las medidas proteccionistas anuncias por Donald
Trump, que pueden afectar al crecimiento. La balanza comercial estadounidense sumó
dos décimas al PIB, ya las exportaciones subieron más que las importaciones,
gracias a que los productos estadounidenses son más competitivos como
consecuencia de la depreciación del dólar, y también por el buen crecimiento
económico global.
Respecto a los tipos de
interés, la Reserva Federal ha decidido mantenerlos entre el 1,5% y el 1,75%,
aunque con la intención más que probable de incrementarlos durante el mes de junio
próximo.
Los indicadores
económicos referidos a Estados Unidos señalan un crecimiento superior al 3% los
próximos dos trimestres. El Banco Central estadounidense pretende seguir
retirando los estímulos de una forma gradual, conforme la rebaja de impuestos y
el plan de gasto de Donald Trump toman el relevo.
Lo previsible es que se
suban los tipos en EE UU dos veces más, aunque hay una buena parte de los
miembros que ven posibles tres incrementos adicionales. Los precios
vinculados al consumo están ya en el objetivo del 2% que persigue la Fed.
EUROZONA:
El panorama, una vez
superada la crisis, con el Brexit del Reino Unido y las amenazas
proteccionistas de Trump, muestra una región con cinco millones de parados
menos en cuatro años, 20 trimestres consecutivos de crecimiento, y 2017 como el
mejor año en una década para la eurozona. Sin embargo, el primer trimestre del año ha
dejado al descubierto la existencia de problemas en las previsiones: el PIB de
los Diecinueve países del euro mejoró un débil 0,4% (el peor dato en año y
medio) y muy por debajo de su comportamiento en los últimos tres trimestres,
cuando creció el 0,7%.
La caída económica era esperada
por los principales organismos financieros como consecuencia del menor
crecimiento económico de Alemania a comienzos de este año, que ha sufrido de un
entorno poco favorable: las
conversaciones para formar Gobierno se han alargado durante cinco meses en
Berlín hasta que Merkel ha podido retomar el mando de la cancillería. La
producción industrial cayó abruptamente en febrero y fue corregida a la baja en
enero debido a las huelgas de los sectores siderúrgico y eléctrico germano.
Y existen otros factores:
el temporal de frío siberiano que ha azotado el continente en marzo que ha
dañado a la productividad de la mano de obra (cierre de oficinas, escuelas y
transporte público).
No obstante, el
Bundesbank (Banco Central alemán) no ve señales de peligro, afirmado en su
boletín mensual que "el boom de la economía alemana se
mantiene, incluso si la tasa de crecimiento del PIB en el primer trimestre de
2018 pudiera ser notablemente más baja que en trimestres anteriores".
Incluso el presidente del
BCE, Mario Draghi, también anticipó esa moderación del crecimiento en
Fráncfort. Ha señalado la institución la existencia de factores temporales y de
un crecimiento sólido en el largo plazo. Sin embargo, la situación ha dado
nuevos argumentos al programa de compra de activos frente a los que apuestan
por una retirada de estímulos monetarios de forma más acelerada.
Algunos analistas señalan
que ha habido una caída fuerte de los indicadores de confianza, sobre todo
debido al miedo a una guerra comercial y a la inestabilidad y bloqueo político
en Italia, que se está empezando a hacer sentir en los últimos datos.
También el euro, aunque
ha retrocedido hasta mínimos de dos meses, continúa en una situación de
fortaleza frente al dólar, lo que penaliza las exportaciones. Y el petróleo,
que ha abaratado la factura del combustible a los europeos en los últimos
tiempos, se asienta por encima de los 70 dólares el barril (a principios de
2016 cotizaba a menos de 30 dólares) y ronda máximos de tres años en medio
de la tensión entre Rusia y Estados Unidos en torno a Siria.
En términos anuales, el
PIB de la eurozona avanzó un 2,5% entre enero y marzo, tres décimas menos que
en el último trimestre del pasado ejercicio. En el conjunto de los Veintiocho
países de la UE, los síntomas de agotamiento de la economía fueron
prácticamente idénticos: en los primeros tres meses el crecimiento fue también
del 0,4%, y suma un 2,4% respecto al pasado año.
ESPAÑA:
La economía española
creció un 0,7% en el primer trimestre de 2018, según el avance preliminar
adelantado por el INE. Esta cifra supone un crecimiento del Producto Interior
Bruto (PIB) igual al de los dos trimestres precedentes y confirma las
previsiones del Banco de España.
En términos de variación
anual, el PIB sufre una leve ralentización en el primer trimestre y solo avanza
un 2,9%, tasa dos décimas inferiores a la registrada en los tres trimestres
anteriores. La actividad comienza el año todavía con inercia, aunque los
analistas consideran que se irá moderando conforme avance el ejercicio.
De proyectarse ese 0,7%
trimestral para todo el año, el crecimiento de 2018 se situaría en un robusto
2,8%, una décima más de lo que prevé el Gobierno en sus Presupuestos.
Sin embargo, la
Encuesta de Población Activa ha supuesto un pequeño jarro de agua fría. La tasa
anual de crecimiento del empleo se ralentizó hasta el 2,36%, frente al 2,65%
del cuarto trimestre de 2017 y el 2,82% del tercer trimestre. Si además se
resta el crecimiento del empleo público, que no aporta productividad, la
ocupación del sector privado solo crece un 1,97%.
Es cierto que el año
pasado esta encuesta ya arrojó malos resultados a comienzos de año, y que luego
se recuperó durante el segundo y el tercer trimestre, impulsada por el turismo
y los servicios. Pero esta vez los analistas no creen que vaya a ocurrir lo
mismo.
El consumo no tiene visos
de proseguir al mismo ritmo que en los años anteriores. Para que eso ocurriese,
con el ahorro tan bajo como está, tendrían que endeudarse mucho las familias.
El turismo también ha
mostrado crecimientos más suaves. Y las exportaciones de Aduanas están
exhibiendo una leve ralentización, si bien las de las grandes empresas
mantienen todavía el pulso. Salvo la inversión de las empresas, no se aprecia
ningún motor que pueda seguir empujando con la fuerza de los años anteriores.
Y eso se traducirá en un
crecimiento que este año seguramente dibujará un perfil ligeramente
descendente, creciendo cada trimestre igual o un poquito menos que el anterior
según el Consenso de Funcas.
Aunque el año
probablemente acabe con un robusto incremento del PIB del 2,7% tal y
como prevé el Gobierno, la tendencia para el año siguiente será de moderación
del crecimiento hacia tasas más cercanas al 2%.
No obstante, tanto el
Fondo Monetario Internacional (FMI) como la Comisión Europea han dado un voto
de confianza a la reactivación española. Durante el pasado mes de febrero,
Bruselas empezó a revisar al alza sus números con respecto a España, pero veía
cierta desaceleración en el horizonte. Pero ahora as previsiones son mejores:
la economía española se conduce estupendamente a pesar de que la eurozona ha
pisado el pedal del freno. El crecimiento económico lleva tres años por encima
del 3%, y en 2018 quedará muy cerca de ese listón, y muy por encima de la media
europea: el PIB español avanzará el 2,9% en 2018, para relajarse después hasta
un 2,4% en 2019. Esos números son mejores que los del Gobierno español,
que prevé un crecimiento algo inferior, del 2,7% y del 2,4%, respectivamente.
España, definitivamente,
no tiene un problema de crecimiento. Sin embargo, los indicadores sociales están
siendo pésimos, con la desigualdad y el riesgo de pobreza en máximos, y una
tasa de paro que sigue entre las más elevadas del Atlántico Norte: la
recuperación siempre llega con retraso al empleo, pero en el caso español las
cifras de desempleo, a pesar del recorte, siguen en los dos dígitos, lejos de
las del primer mundo.
España destaca también
para mal en lo relativo a la deuda: el grueso del endeudamiento sigue siendo muy
elevado, a pesar de que ha bajado hasta 60 puntos de PIB en el sector privado.
Toda esa limpieza privada parece haber ido al sector público, que presenta los
peores números de Europa, con la deuda pública en torno al 98% del PIB (y solo
ligera mejoría en los dos próximos años en ese capítulo) y el déficit público
más elevado de Europa. España cerró 2017 como la única economía del euro y de
la UE con un agujero fiscal superior al 3% del PIB. Y las noticias por ese
flanco no son nada buenas.
Bruselas estima que el
déficit será del 2,6% este año, cuatro décimas más de lo previsto por el
Gobierno: 4.000 millones de euros más. En 2019 el déficit será del 1,9%, seis
décimas más que la previsión del Gobierno: 6.000 millones más. Los pronósticos
empeoran dos décimas en ambos casos respecto a las previsiones anteriores de la
Comisión.
En el hipotético caso en
que la realidad se parezca al horizonte fiscal que dibuja Bruselas, en total
España incumpliría sus objetivos de déficit por unos 10.000 millones de euros
en esos dos años, aunque si certifica que las cifras bajan de la barrera del 3%
del PIB las reglas europeas serán mucho más benévolas que en el pasado. El
problema, aun así, es la credibilidad: lejos de aprovechar La buena situación
no se ha aprovechado para el ahorro, y el Gobierno ha prometido un alza de
las pensiones (financiada con el mayor crecimiento y la nueva tasa digital)
para tratar de evitar la pérdida de votos. Esta subida de las pensiones no ha
sido considerada en las previsiones de Bruselas.
En relación a la
evolución de los precios, según el Índice de Precios de Consumo (IPC),
publicado por el INE, subieron en abril el 1,1% con respecto al mismo mes de un
año antes. Supone una disminución de una décima en su tasa anual, ya que en el
mes de marzo esta variación fue del 1,2%, según explica el instituto
estadístico.
La bajada de los precios
con respecto a marzo se explica por el menor coste del gas y por el fin de la
temporada alta en los viajes. Según el INE, “destaca la bajada de los precios
de los paquetes turísticos y del gas, frente a la subida que experimentaron en
2017".
Durante el mes de marzo, fueron
los paquetes turísticos los que, precisamente, tiraron al alza de los precios,
porque este año la Semana Santa se celebró aquel mes, y no en abril como en
2017. Con la menor demanda este año en abril de viajes y reservas de hotel, los
precios bajaron.
El IPC arrancó el año en
el 0,6%, y desde esa cifra subieron al 1,1% en febrero, al 1,2% en marzo y, de
nuevo, se moderan al 1,1%. La previsión de los servicios de análisis es que al
final del año se sitúe el IPC cerca del 1,5%. Esta cifra comporta mucha
expectación debido al debate de las pensiones, ya que, si se aprueban los
Presupuestos Generales, este año las pensiones volverían a quedar ligadas al
IPC como lo estaban hasta 2013, y no a las subidas del 0,25% establecidas en la
legislación del 2013.
Respecto a las ventas, las
del comercio crecieron en marzo el 1,9%, una vez corregida la estadística de
los efectos de calendario (cambios entre unos años y otros para que la cifra
sea comparable). Es una décima menos que el mes previo y cinco por debajo del
arranque del año, pero supone encadenar cinco meses en positivo.
Lo que más creció fue la
venta de artículos para el hogar (5,4%) y los productos personales como la ropa
o el calzado (el 1,6% en conjunto). Por tipo de comercio, el mayor avance se
registró en las grandes cadenas, cuyo negocio creció el 4,9%), mientras que el
pequeño comercio retrocedió, con una bajada del 1,3% y las grandes superficies
solo se anotaron una subida del 0,6%.
Todas las comunidades
incrementan sus ventas respecto a marzo de 2017, excepto Castilla y León
(−0,5%). Aragón (4,4%), La Rioja (3,5%) y la Comunidad Valenciana (2,9%)
registran los mayores aumentos.
En cuanto a la ocupación
en el sector del comercio, subió el 1%, con especial crecimiento en el empleo
de las grandes cadenas (3,2%) y con una leve reducción en el pequeño comercio
(-0,2%). Asturias, Baleares y canarias es donde más creció el empleo en los
comercios en el mes de marzo.
Como citábamos
anteriormente, el empleo ha supuesto cierta decepción al comienzo de este año:
se han destruido 124.100 empleos, la cifra más alta desde 2014 para ese
periodo, y ha subido el paro en 29.400 trabajadores, elevando la tasa de
desempleo hasta el 16,7%, según el INE. Los 124.100 empleos en total destruidos
hubieran sido más de no ser por el aumento de plantillas en el sector público,
donde se han creado 31.000 empleos en el último trimestre
Según la EPA, entre enero
y marzo el número de personas en edad y disposición de trabajar bajó en casi
95.000 personas, devolviendo al mercado laboral a su tamaño de finales de 2007.
Cuatro años de recuperación laboral no han detenido una dinámica que se
mantiene desde 2012.
En todo caso. Se mantiene
una tendencia positiva de fondo. En los últimos 12 meses se han creado 435.900
empleos que han situado el nivel total en 18,87 millones. El incremento anual
es del 2,36%, varias décimas menos que en las ediciones de la EPA anteriores,
algo que constata el Banco de España en la nota que emitió al subrayar “una
moderación en el ritmo de crecimiento del empleo”.
Según el Banco de España,
la desaceleración del empleo “ha tenido lugar en un contexto de un nuevo
descenso de la población activa (un –0,1%), a pesar del mayor dinamismo de la
población total (0,4%), tras el incremento del 3,5% de la población extranjera”.
No es nada positivo que
el mercado laboral español lleve años reduciéndose. Ni los cuatro años largos
de recuperación del empleo a un ritmo alto han cambiado el signo que se
mantiene en los últimos seis años y que ha llevado a España a tener una población
activa de 22,67 millones de personas en edad y disposición de trabajar. España
tiene por primera vez más de 16 millones de inactivos entre los mayores de 16
años.
MERCADOS:
La Bolsa española tuvo un
volumen de negocio durante el pasado mes de abril del 5,8% menos con respecto
al mismo mes del año anterior, según el balance publicado este jueves por
Bolsas y Mercados Españoles (BME).
Se trata de la cifra más
elevada de los últimos diez meses, según indicó BME. Con respecto al mes de
marzo, la negociación en Bolsa se incrementó un 33,3% y el número de
negociaciones se situó en 2,9 millones.
En lo que va de año, la
Bolsa acumula un volumen de negociación inferior en un 7,5% al del año pasado.
En el mercado de derivados financieros, la negociación descendió un 4,1% en el
acumulado del año, pero se mantiene el incremento en volumen de los derivados
sobre Ibex35.
En renta fija destacó el
volumen de nuevas emisiones incorporadas a negociación en el MARF, que alcanzó
los 568 millones de euros y representa un incremento del 60% respecto al mismo
periodo del año anterior.
Respecto al petróleo,
lamentablemente, los países productores tras más de un año de
esfuerzos conteniendo la oferta con la esperanza de aupar los precios, lo
han conseguido: el barril de Brent, el de referencia en Europa, ha
alcanzado cifras próximas a los 75 dólares, un nivel inédito desde noviembre de
2014.
Este empuje alcista no es
nuevo, y se debe los recortes que surgieron a mediados del año pasado, y el
apoyo expresado por Rusia, logrando que los precios vayan hacia arriba de forma
prácticamente ininterrumpida desde entonces.
El Brent ha
pasado de cifras inferiores a los 50 dólares del verano de 2017 a los más de 70
actuales. El pacto de productores ha logrado que cada día se retiren del
mercado al menos 1,8 millones de barriles.
Por otra parte, los
últimos datos de inventarios que llegan de EE UU apuntan a una reducción mayor
de la prevista, hasta los niveles más bajos desde 2014. Además, Estados Unidos ha
aumentado su demanda de gasolina a un nuevo máximo de 9,9 millones de barriles
al día, según datos de la Agencia Internacional de la Energía.
Pero quizás son aún más
importantes las informaciones difundidas por Reuters, que sugieren una voluntad
del Gobierno saudí de alargar una vez más el acuerdo de contención de la oferta
con el objetivo de acercarse a una franja de entre 80 y 100 dólares por barril.
Sin duda, una pésima noticia, sobre todo para España.
EMPRESAS:
Según datos publicado por
el INE, las empresas españolas no financieras han obtenido unas rentas por
valor de 267.000 millones, unos 98.000 millones más que en 2008.
Con esas rentas, han
distribuido unos 15.000 millones más en dividendos, han invertido casi tanto
como en el pico de la burbuja inmobiliaria, y se han desendeudado o
desapalancado mucho.
Sin embargo, dedican unos
10.000 millones menos a salarios pese a producir lo mismo. Se trata de un nuevo
modelo con menos ladrillo y más exportaciones, que resulta menos favorable para
los asalariados pero que también genera menos deuda.
Tras la crisis, las
empresas son las que han salido mejor paradas. Con datos de cierre de 2007, la
fotografía de las sociedades no financieras revela que, en su conjunto, estas
se encuentran en una situación bastante mejor que en 2008. Mientras que las
rentas de los hogares se sitúan en 686.071 millones y todavía pierden 28.058
millones respecto a 2008, las empresas obtienen 98.474 millones más, alcanzando
los 267.680 millones.
El Banco de España ha
explicado este proceso en diversas ocasiones: al enfrentarse con una crisis
financiera, las compañías reaccionaron elevando sus márgenes para poder
autofinanciarse a la vez que caía la demanda. Es decir, tuvieron que ajustar
costes. Lo que más rápido se recortó fue el coste del empleo. En pocos
años, la partida que dedican las empresas a remuneración de asalariados se
desplomó en 65.000 millones.
En base a ese tremendo ajuste
en medio de la recesión, consiguieron que en 2009 sus rentas subiesen en unos
30.000 millones hasta los 200.000 millones. Y entre ese año y 2012 se
mantuvieron estables alrededor de esa cifra a pesar del hundimiento de la
demanda doméstica. Al mismo tiempo, muchas sociedades se volcaron más con los
mercados exteriores, y el pago por intereses empezó a descender a gran
velocidad. Las exportaciones y la reducción de la carga financiera también
contribuyeron decisivamente al mantenimiento de los beneficios.
Tan pronto como llegó la
recuperación, los excedentes empresariales volvieron a dispararse hasta
alcanzar los 267.000 millones a cierre de 2017. En esa fase de expansión, las
empresas ni siquiera tenían que mejorar sus márgenes. Bastaba con el incremento
de ingresos que les reportaban las mayores ventas.
Durante esos años de
vuelta al crecimiento, la retribución de asalariados también se
recuperó. Pero claramente no al mismo ritmo. Con 10.000 millones menos,
todavía no ha recobrado siquiera los niveles de 2008.
Y la factura por
intereses se ha recortado hasta en 55.000 millones, gracias a la política
monetaria del BCE, la reducción de deuda y la desaparición de empresas
altamente endeudadas.
Las empresas casi han
vuelto a los niveles de inversión previos a la crisis. Y han destinado 15.663
millones más a dividendos, un alza del 33%.
Además, han bajado
drásticamente su endeudamiento o deuda. Han pasado de necesitar endeudarse en
unos 44.000 millones en 2008 a obtener unos 34.000 millones de liquidez anual
en 2017. Por obra de esa capacidad de financiación, la deuda ha caído en
285.000 millones desde 2009, rondando niveles sobre PIB europeos.
Según datos del Banco de
España, las empresas han aumentado su capital en unos 200.000 millones, de
forma que sus pasivos son del mismo tamaño que en 2008, pero con una estructura
mucho más saneada: están más capitalizadas con fondos o recursos propios,
poseen más activos financieros y son menos dependientes de la deuda y, por
tanto, de oscilaciones de las tasas de interés.
Gran artículo. Claro y útil
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