viernes, 17 de diciembre de 2010

SITUACIÓN ECONÓMICA DICIEMBRE 2010: Una peligrosa situación.

La cumbre del G-20, reunión de los país ricos y de los emergentes, acabó sin ninguna conclusión concreta. Finalizó con un comunicado repleto de términos “huecos” de contenido: “la importancia de reequilibrar a la economía mundial, coordinar las políticas y evitar las devaluaciones competitivas”.
Como meros propósitos suenan bien, pero no ha habido compromiso alguno ni de China para revalorizar su moneda (el yuan), ni tampoco de EE UU respecto a dejar de inundar al mercado de dólares. La Reserva Federal sigue comprando bonos del Tesoro estadounidense. Esas compras buscan, si es posible, bajar los tipos de interés en la primera potencia mundial y, por tanto, conduce a los inversores a buscar mayores rentabilidades en otras partes del mundo, lo que supone una depreciación del dólar (se ofrecen dólares a cambio de otras monedas con mayores tipos de interés).
La realidad, es que Estados Unidos y China son los únicos jugadores con poder en el mercado de divisas internacional. Si ninguno de los dos toma medidas, nos adentramos en un tema peligroso. Además, otros países para no perder competitividad internacional, trataran de depreciar a sus monedas. Realmente, llamando a las cosas por su nombre, se trata de las peligrosas “devaluaciones competitivas”. Su efecto es nulo sobre las exportaciones del que las practica, ya que al final se compensan unas con otras, dando como resultado una contracción del comercio internacional.

ECONOMÍA GLOBAL:

El FMI, tras la quinta cumbre del G-20, publicó un informe en el que concluye que "los desequilibrios globales seguirán ampliándose hasta 2014". Y es que en el año 2007, China alcanzó un superávit por cuenta corriente equivalente al 10% de su PIB, mientras el déficit de EE UU llegaba al 6% (600.000 millones de euros). En este 2010, ambos desequilibrios -superávit y déficit exteriores- siendo lógicos en el comercio internacional, son excesivos. El abultado aumento de las exportaciones chinas se ha sostenido, en gran medida, en el fuerte endeudamiento de los consumidores estadounidenses.
La política de mantener el yuan devaluado, unida a la debilidad de la demanda interna china, han generado un círculo vicioso que continúa manteniéndose: las ganancias comerciales chinas se reciclaron en los mercados financieros, dando lugar a que los créditos fluyeran abundantemente, y aportando el combustible que alimentó a las ingentes inversiones especulativas, que desencadenaron la crisis financiera de 2008.
Las perturbaciones financieras, aunque en las economías periféricas no han dado lugar a quiebras bancarias tan aparatosas como las que han tenido lugar en Estados Unidos, llevan camino de complicar de forma muy significativa la vida entre las economías que comparten moneda y la propia dinámica de perfeccionamiento de la integración europea.
Las economías consideradas periféricas, sobre todo, Grecia e Irlanda tenían importantes factores de riesgo. Los ataques en el mercado de bonos no han concluido. Portugal y España siguen expuestos, aunque las circunstancias sean significativamente distintas. Las dos economías ibéricas comparten una manifiesta debilidad en la recuperación del crecimiento económico. La salud de sus sistemas bancarios es mucho mejor que la del irlandés, pero los operadores financieros pueden llegar a asumir que ese sistema de vasos comunicantes entre sistema bancario y deuda pública puede reeditarse. No hay muchas razones para ello, pero hace meses que los mercados han dejado de actuar de forma absolutamente racional, y están dominados por la especulación.
La verdad es que si las economías no crecen, los deudores privados, que en el caso español tienen el grueso de la deuda total, pueden deteriorar la solvencia de los bancos.
Es una obligación imperiosa que los Gobiernos nacionales eviten ese círculo vicioso. De la misma forma, las instituciones europeas y autoridades de la eurozona deberían neutralizar la continuidad de los ataques especulativos. Están en peligro muchas cosas: no sólo el bienestar de los ciudadanos de las economías periféricas, sino la propia integridad de la unificación monetaria europea. Los Gobiernos de Alemania y Francia deberían ser conscientes de que el hundimiento de las economías periféricas también supone una amenaza para el bienestar de sus propios ciudadanos. En caso contrario la Unión Europea retrocederá décadas.

ESTADOS UNIDOS:

Los argumentos a favor de una política más expansiva por parte de la Reserva Federal son, entre otros, que el paro estadounidense es muy elevado, y que su inflación en los últimos años coincide peligrosamente con las habidas en el comienzo de la caída de Japón en la deflación.
Dado que los tipos de interés a corto plazo están próximos a cero, ya no se puede recurrir a la política monetaria convencional. De ahí que la Reserva Federal haya cambiado su política habitual de comprar solo deuda a corto plazo y ahora esté comprando deuda a largo plazo. Lo que se conoce como "relajación cuantitativa".
La medida, muy criticada por el bando republicano, ha sido defendida por el Gobernador de la Fed, Bernanke, señalando que “no es más que política monetaria, que funcionará o no del mismo modo que funcionan las políticas monetarias habituales, ordinarias y más convencionales".
La medida, también atacada también por los Gobiernos extranjeros, sobre todo por su relación con la “guerra de las divisas”, está siendo defendida por el nobel Krugman, como un intento más para escapar de la posible trampa de la liquidez estadounidense (algo que podría conducir a la temida situación de deflación).
El problema, para este profesor de Economía en Princeton, “no es que vaya a hacer demasiado, sino que consiga demasiado poco. Los cálculos razonables indican que es improbable que la nueva política de la Reserva reduzca los tipos de interés lo suficiente para hacer algo más que una pequeña mella en el paro. El único modo en que la Reserva podría conseguir algo más sería modificando las expectativas; concretamente, haciendo creer a la gente que vamos a tener una inflación ligeramente superior a la normal durante los próximos años, lo cual reduciría los incentivos para aferrarse al dinero”. En todo caso, Bernanke ha tratado de calmar los temores de los que alertan sobre la inflación, señalando su promesa de mantener el objetivo de precios de la Reserva Federal: "He descartado cualquier idea de tratar de aumentar la inflación hasta un nivel superior al normal con el fin de que tenga un efecto en la economía".
Krugman no se muestra optimista, señalando que la oposición a estos planes dará lugar a que fracasen. Concluye que “los casi 15 millones de trabajadores estadounidenses en paro, la mitad de los cuales llevan sin trabajo 21 semanas o más, pagarán el precio, mientras la recesión se prolongará indefinidamente”.
Por otro lado, las cuentas públicas de EE UU también están bajo lupa. Es por ello, que la Administración de Barack Obama quiere empezar a adoptar medidas antes de que el mercado consume su ataque hacia la más poderosa economía mundial, evitando quedar atrapada en una espiral como la que se vive desde primavera en Europa. Para ello empieza proponiendo congelar el sueldo a los más de dos millones de empleados públicos.
La medida, que debe ser aprobada por el Congreso, estará en vigor durante dos años. Se espera que permita ahorrar unos 2.000 millones de dólares en el ejercicio fiscal 2011 y unos 28.000 millones más acumulados durante los cinco sucesivos, o 60.000 millones en una década. De la congelación se libra el personal militar, aunque no los empleados civiles del Pentágono.
"La realidad es cruda", dijo Obama, indicando que esta es otra acción más para poner la deuda "bajo control" y lograr que el déficit se dirija hacia una senda más sostenida. "Eso requiere de sacrificios compartidos, no solo de las empresas y las familias, también del Gobierno", añadió.
La Administración no solo quiere adelgazar la cuenta de los salarios sino que además quiere revisar los contratos que tiene con contratistas privados y eliminar algunos de ellos. Igualmente, se ha decidido que el Estado venda propiedades inmobiliarias con un valor cercano a los 8.000 millones de dólares.
La medida es más bien simbólica. El presupuesto y el déficit de EE UU -nada menos que 1,4 billones de dólares- es para algunos analistas enmarcada en las negociaciones que el presidente Obama ha de llevar a cabo en el Congreso respecto los recortes fiscales de George Bush para las rentas altas (Obama los quiere eliminar), además de aprobar una extensión de las ayudas a los parados de larga duración. Medidas a las que se oponen los republicanos.

CHINA:

El desorbitado crecimiento económico chino asusta a sus propios gobernantes. La economía de China, según la OCDE crecerá durante 2010 un 10,5%, por lo que sus autoridades se han comprometido a tomar medidas para tratar de contener a las subidas de precios (en octubre los precios crecieron un 4,4%).
Esta situación ha motivado que el Banco Central de China haya elevado, por segunda vez en semana y media y por quinta durante este 2010, el coeficiente o porcentaje de reservas que han de mantener las entidades financieras. Trata de esta forma, de restar liquidez para domar a la expansión del crédito y a los precios.
La subida del coeficiente de reservas ha sido de medio punto (hasta el 18,5% para los bancos de mayor tamaño). Con la misma finalidad, el Ejecutivo ha anunciado una serie de medidas encaminadas a tratar de contener las subidas de precios en alimentos. La sensibilidad de las autoridades respecto a la inflación es muy grande, puesto que China le tiene mucho miedo al descontento social que puede aparecer con las subidas de precios. No se ha olvidado que los graves sucesos de Tiananmen en 1989 fueron precedidos por las subidas generalizadas de precios.
Ahora bien, ¿será la siguiente medida un alza de los tipos de interés oficiales? Para algunos analistas así va a suceder antes de fin de este año. La realidad, es que el aumentar la obligación para los bancos de incrementar sus reservas, manteniendo los tipos de interés, evita la entrada de un gran flujo de capitales extranjeros para luchar contra un mayor recalentamiento económico.
Por otro lado, el yuan, previamente a la reunión del G-20, se apreció un 0,55% frente al dólar. Un porcentaje no despreciable para una moneda sometida al férreo control de las autoridades chinas. Parece ser que el motivo de la apreciación fueron los rumores de que China iba a permitir una apreciación de su moneda. Durante 2010, pese a la anémica situación económica estadounidense y la fortaleza de la de China, el Yuan un 2,76% frente al dólar.

UNIÓN EUROPEA:

Los mercados de la deuda han castigado con tremenda fuerza a Irlanda. A su inconmensurable burbuja le ha seguido un gigantesco reventón que ha barrido a sus bancos. Frente a esas circunstancias el Ejecutivo irlandés ha socializado las pérdidas despidiendo a miles de funcionarios, bajando las pensiones, subiendo los impuestos y, en definitiva, recortando al Estado de Bienestar para pagar la factura que los responsables no van a sufrir.
Su primer ministro, Brian Cowen, ha anunciado un frio plan de austeridad que comprende suprimir 25.000 empleos públicos, una bajada considerable de las pensiones y del salario mínimo, unidos a un incremento sustancial de los impuestos.
Las considerables presiones políticas y sociales han provocado la convocatoria adelantada de elecciones. Pero sin ese drástico recorte de enorme presión política y social que ha provocado la convocatoria anticipada de elecciones para después de Año Nuevo, no habría habido ayudas europeas (ascenderán a 85.000 millones de euros). Lo malo, es que de nuevo, ese dinero servirá para salvar a la banca irlandesa y para cerrar el boquete fiscal de Irlanda. El déficit público asciende al 32% del PIB -el más alto del Hemisferio Norte- y ha desatado una crisis fiscal huracanada en la eurozona.
El Gobierno irlandés ha elaborado el denominado Plan Nacional de Recuperación, que contempla la reducción de 15.000 millones de euros (el 10% del PIB) hasta 2014 (la mayor parte, 6.000 millones de euros corresponden a 2011). La austeridad se impone agobiando a una economía que dispone de una población de 4,5 millones.
Irlanda debe reestructurar sus bancos rápidamente, de forma que podría nacionalizar completamente a las mayores entidades bancarias (Bank of Ireland y AIB). Y la agencia de calificación Standard & Poor's ha rebajado dos escalones la calificación a Irlanda, manteniéndola en un aprobado alto, o un notable bajo.
Un país que optó por la flexibilidad, la liberalización, donde la mitad de los irlandeses no pagan ni un euro en el impuesto sobre la renta, haciendo bandera de las rebajas fiscales, se ve obligado a recorrer el camino contrario al seguido subiendo los impuestos. Se deben recaudar 1.900 millones más del IRPF; eliminar muchas de las deducciones a los planes de pensiones; subir el IVA (del 21% al 22% en 2013, y hasta el 23% en 2014), elevar la tributación del capital, e incluso, crear nuevas figuras tributarias.
Frente a ese cúmulo de aumentos impositivos, el Gobierno va a mantener intacto el Impuesto de Sociedades en el 12,5%. Ese bajo nivel de la imposición sobre el beneficio es el máximo aplicable; muchas empresas se benefician de exenciones y deducciones fiscales. Ese impuesto ha permitido a Irlanda atraer a un millar de empresas multinacionales en 10 años. Según el plan de austeridad "es la piedra angular de la política industrial irlandesa a favor de las empresas y las exportaciones".
Por otro lado, algunos analistas señalan que el Plan contiene previsiones de crecimiento "demasiado optimistas". La teoría dice que a mayor austeridad, más impacto sobre el crecimiento. El Gobierno Irlandés tal vez no tenía elección, pero al aprobar más y más recortes fiscales va a conseguir justo lo contrario de lo que se persigue: una recaída en la recesión, y así nadie en los mercados va a querer financiar a Irlanda.
Por lo que respecta al Reino Unido, también padece las consecuencias de la burbuja inmobiliaria y del endeudamiento. Problemas que se agravan por la función que desempeña Londres como centro financiero internacional. En pocas palabras: la Gran Bretaña dependía demasiado de las maniobras y beneficios de la City para impulsar su economía, así como de la recaudación de los impuestos sobre el sector financiero para subvencionar a los programas gubernamentales.
La excesiva dependencia del Reino Unido de su sector financiero, permite entender la razón de que, teniendo al principio de la crisis una deuda pública relativamente baja, se haya disparado su déficit público hasta, nada menos, que una cifra equivalente al 11% del PIB (algo peor que el de Estados Unidos). Para muchos analistas, al final, Inglaterra se verá obligada a subir los impuestos y a acometer más recortes en su gasto público.
La realidad, es que la austeridad fiscal supone un efecto contractivo aún mayor para la economía mundial, ya que no se puede compensar con mayores bajadas en el tipo de interés. No es posible al haberse, prácticamente, agotado la munición monetaria.
Aunque no existe unanimidad, para algunos expertos, el plan de ajuste del Gobierno británico es audaz, pero justo en la dirección contraria. Reducirá el empleo público en 490.000 trabajadores en un momento en que el sector privado no está en situación de ofrecer puestos de trabajo alternativos. Recortará drásticamente el gasto en un momento en el que la demanda privada no está preparada en absoluto para responder.
Señala Krugman que el motivo de acometer estas medidas está relacionado con la ideología política: los conservadores están utilizando el déficit como excusa para reducir el Estado del bienestar, aunque el argumento oficial sea que no existe otra alternativa. La realidad es que, no en valores absolutos (cifra total de Deuda), pero si en términos relativos (porcentaje del volumen de Deuda sobre el PIB) se encuentra por debajo de la media histórica. No obstante, lo anterior unido al hecho de que los tipos de interés sean tan bajos, no ha impedido al Ministro Osborne afirmar que el país está “al borde la bancarrota”.
El peligro es que en el próximo año 2011, el Reino Unido se encuentre en una situación más parecida a que tenía en 1.931, o a la que vivía Japón previamente al arranque de su deflación, si la austeridad y consolidación fiscal se han acometido demasiado pronto.
En otro orden, a principios de 2011 se constituirá la nueva Autoridad Bancaria Europea (ABE). Ella será la encargada de coordinar las próximas pruebas de resistencia de los bancos europeos (se realizarán a principios del próximo año).
Existe unanimidad respecto a que las dos pruebas de resistencia realizadas a la banca europea dejan mucho que desear. Sorprendentemente, los dos bancos irlandeses con mayores problemas (Allied Irish Banks y Bank of Ireland) pasaron las pruebas con aprobado. Todo ello ha motivado que hayan surgido de nuevo muchas dudas sobre la solvencia real de la banca europea.
Bruselas quiere efectuar las pruebas de esfuerzo de los bancos con mayor profundidad, a lo que algunos supervisores se resisten. Las pruebas de estrés se realizaron para medir la solvencia de las entidades bancarias frente a situaciones adversas. España examinó al 90% de las entidades, mientras que en el resto de sistemas, se dejó al criterio de las autoridades presentar sólo a las principales. Se utilizo como referencia el coeficiente de solvencia Tier 1, que se calcula como la proporción (porcentaje) existente entre el capital, reservas, beneficios no distribuidos, cuotas participativas (en el caso de las cajas) y participaciones preferentes perpetuas, y los activos ponderados por riesgo (préstamos principalmente). Se señaló como nivel mínimo el 6%: aprobaron aquellos que lo superaron. A los que suspendieron se les indicó que necesitaban capital.
Merece destacarse, que la Comisión quiere que se incluya el grado de exposición al sector inmobiliario. Obviamente es muy conveniente que así sea, pero por razones sospechosas la medida no es del agrado de todos.
Pero pasemos a analizar los problemas que está sufriendo la región del euro, como consecuencia de las presiones y especulación de los mercados de la deuda. Las turbulencias han colocado a Portugal y España al borde del abismo, y continúan situadas en niveles insoportables.
La canciller alemana, Angela Merkel, de nuevo, arrojó más “gasolina” al fuego, al reclamar la implicación de los acreedores privados en la resolución de las crisis financieras. Es decir, que si algún país se ve obligado a reestructurar su deuda, los inversores también tendrán que “pagar el pato”.
La realidad, es que el diferencial del bono español con el bono alemán de nuevo trepó a los niveles históricos máximos desde la creación de la moneda única. Llegó a rozar los 249 puntos básicos (2,49 puntos porcentuales). Esto significa que, mientras Alemania ofrece una rentabilidad del 2,7% para financiarse a 10 años, España tiene que pagar casi el doble, un 5%. Peor está Portugal, con una prima en torno a los 430 puntos.
Afortunadamente, la histeria motivada por el rescate de Irlanda, a la fecha no ha contagiado a las grandes empresas españolas. De forma que al Tesoro le salen más cara la colocación de los bonos públicos, que lo que le cuesta (intereses a pagar) a empresas como Teléfonica o Santander.
Da la impresión de que existe un ruta marcada: la que dos Estados ya han recorrido, la especulación de cuáles pueden ser los dos siguientes, y un quinto, Italia, que ya se empieza a apuntar.
Hay que señalar la importancia que tiene que el Banco Central Europeo (BCE) haya reactivado la compra de deuda pública para aliviar las penurias de la eurozona. En declaraciones previas a la intervención, Jean Claude Trichet no quiso definir claramente su decisión, al final de, por ahora, esta interminable crisis del euro intervino comprando Deuda. El BCE, igualmente dio marcha atrás en la retirada anunciada de las medidas extraordinarias de liquidez al sector bancario, lo que supone mantener hasta mediados de 2011 la barra libre de dinero para la banca, que aún atraviesa graves problemas.
Y no sólo eso, sino que lanzó una seria advertencia a los mercados: "algunos infravaloran la determinación de la eurozona para mantener su estabilidad", proporcionando de esta forma un “aviso a navegantes”, que tuvieron que rebajar sus apuestas contra el euro, relajando el diferencial (tipo de interés extra) que se exige a aquellos bonos que por la incertidumbre que los inversores asocian a varios países (entre ellos a España).
Europa acaba de rescatar a Irlanda, e hizo lo mismo con Grecia, pero el temor se va contagiando a otros Estados. Los inversores, por diferentes razones: un déficit desbocado y en parte oculto en Grecia; una crisis bancaria que ha acabado abriendo un boquete en las cuentas públicas en Irlanda, sometieron a esos dos países a una gran presión ante el riesgo de que no puedan pagar sus deudas. Ese temor se ha contagiado a varios Estados: Portugal y España son los siguientes de la lista, e Italia y Bélgica vienen inmediatamente detrás. Efectivamente, da la impresión de que existe una ruta marcada.
Por ahora, la eurozona ha superado el “penúltimo” ataque al corazón del euro agarrándose a su banquero central: Trichet respondió a las preguntas de un periodista sobre si el BCE había vuelto a activar la compra de bonos, contestó con media sonrisa y un lacónico "no comment", mientras sus operadores se afanaban en comprar deuda irlandesa y portuguesa. El presidente decía una cosa en público y hacía lo contrario entre bambalinas. Evidentemente fue una estrategia para adelantarse a artimañas de los especuladores.
Al menos por ahora, Trichet consiguió ahuyentar varios fantasmas. España ha anunciado nuevas medidas adicionales ante los potenciales problemas y Portugal se enfrenta a un calendario de vencimientos de deuda muy peligroso en el primer trimestre del año próximo. Los mercados aceptan hasta esas fechas, una tregua, aunque nadie sabe cuál va a ser la última palabra.
El BCE se ha reservado munición para el caso de que el asunto vuelva a complicarse. Sin embargo, la pelota está ahora en el tejado de Alemania y Francia. Como hemos comentado, Alemania desató la última réplica del terremoto de la crisis cuando avanzó que el sector privado deberá asumir parte de las pérdidas en las operaciones de salvamento. Hay convencimiento absoluto de que en ningún caso habrá ruptura del euro: a mediados de diciembre, el Eurogrupo decidirá la arquitectura definitiva del fondo europeo de ayudas a los países con problemas, que tantas dudas ha generado.
Joaquín Almunia, vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario de Competencia, ha declarado que los bancos europeos podrán seguir recibiendo ayudas públicas pero a condición de que ajusten su capacidad. Es decir, que deberán presentar un plan de reestructuración en todos los casos. Hasta ahora esta exigencia solo se aplicaba a los bancos con dificultades (la ayuda representaba más del 2% de los activos ponderados por riesgo.

ESPAÑA:

Los renovados ataques de los inversores, tras el rescate de Irlanda, ya no cuestionan la posibilidad de que un pequeño país tenga que solicitar ayuda financiera. Lo que está en juego ahora es la propia viabilidad de la unión monetaria y, por ende, del proyecto europeo. Tras las dos víctimas que ya se han cobrado -Grecia e Irlanda-, los mercados siguen la ruta, apuntando ahora directamente al corazón de las dos siguientes: Portugal y España.
El riesgo país de los cuatro alumnos más retrasados de Europa se disparó con una fuerza que parecía olvidada. Ahora bien, el caso español, por el peso de su economía en el conjunto de la UE, es el más preocupante. Su prima de riesgo ha superado los máximos que había alcanzado en junio. Desde entonces, el Gobierno se ha esforzado por señalar que la crisis fiscal europea ya no iría a más, pero los mercados han desmentido esta afirmación.
El bono a 10 años que emite España ha llegado a alcanzar un rendimiento de 236 puntos básicos (2,36 puntos porcentuales) más que el alemán (el más elevado desde el nacimiento del euro). Pero más sintomático aún es que para la deuda a cinco años, el diferencial con Alemania sea aún mayor (de 261 puntos). ¿Cómo se explica que el riesgo a corto plazo sea mayor que a largo? Algunos inversores están descontando que España se verá obligada a reestructurar su deuda.
Pero, ¿realmente puede ocurrir esto en nuestro país? Ha habido otras crisis desde que esta apareciera en las principales plazas financieras hace dos años. Pero ninguna con un balance tan preocupante. No es ya que la Bolsa se dejara un 7% o que la desconfianza en el pago de la deuda pública marcara otro récord. Es que, por primera vez, la apuesta en los mercados a que España necesitará la ayuda de la UE y el FMI ha dejado de ser marginal. Y, como acaba de atestiguar Irlanda, el rescate se paga con creces, a costa del crecimiento económico y, sobre todo, del bienestar de los ciudadanos.
La especulación sobre el futuro próximo de la economía española ha hecho presa en las portadas de algunos de los más influyentes medios internacionales (The New York Times, Financial Times, The Wall Street Journal, la prensa alemana en pleno). La posibilidad de que España se vea obligada a pedir el rescate divide a la decena de expertos consultados. En lo que sí hay coincidencia es en el escaso margen de maniobra del Gobierno español para aliviar la presión de los mercados. Y en que solo la UE y (con Alemania a la cabeza) y el Banco Central Europeo pueden contener la marea de desconfianza.
Los analistas coinciden en que los problemas de la economía española no son los que han aflorado en Grecia o Irlanda. Ni hay evidencia alguna de que se hayan falseado las cuentas públicas (pese a las veladas acusaciones del PP), como hizo el Gobierno griego, ni se ha tenido que gastar una ingente cantidad de dinero público (50.000 millones de euros en el caso irlandés) para evitar la quiebra de toda su banca. Por comparación, las dudas sobre la economía española, aunque muy preocupantes, no son de la misma envergadura: si las cajas podrán digerir las pérdidas asociadas al boom inmobiliario, si las comunidades autónomas podrán seguir el camino de ajuste público trazado por el Gobierno; o si el mínimo crecimiento económico permitirá generar ingresos fiscales suficientes para pagar la deuda pública.
Pero, de nuevo entre los expertos internacionales cunde la idea de que, tal y como está el mercado, da igual. "El hecho de que la situación española sea diferente a la irlandesa no tiene relevancia. Lo que hay es una preocupación generalizada sobre las consecuencias de un crecimiento bajo, y en la solvencia del sistema bancario español.
También coinciden la mayoría de los analistas en que no hay mucho más que el Ejecutivo de Zapatero pueda hacer. "El Gobierno español, por su parte, debe mantenerse firme en su compromiso con el proceso de consolidación fiscal y, además, continuar con el proceso de reformas estructurales que ha empezado a emprender. Entre las reformas, es prioritario que se afronte ya el futuro de las pensiones.
Por otro lado, ha causado cierto revuelo el que la Comisión Europea haya mostrado dudas de que España crezca lo suficiente para rebajar el déficit público hasta el 6% del producto interior bruto (PIB) en 2011 y al 4,4% en 2012, tal como ha previsto el Gobierno español. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, ha explicado que "hay un cierto riesgo de que el crecimiento económico sea más bajo de lo esperado". En el conjunto de la UE, "se está consolidando la recuperación económica", según Rehn. Bruselas prevé que el PIB de la UE aumente en un 1,75% en 2010-2011 y el 2% en 2012.
La Comisión Europea cree que el próximo año España crecerá sólo el 0,7% en vez del 1,3% que prevé el Gobierno. En consecuencia, la Comisión estima que el déficit público alcanzará el 6,4%, es decir, cuatro décimas más que la cifra a la que se ha comprometido el Gobierno. El comisario señaló que en tal caso "habría que tomar más medidas con el fin de asegurar que se cumpla el déficit del 6%". Pero añadió que en la eventualidad de que fuera necesario adoptar más medidas por parte de Madrid "este compromiso ya ha sido asumido y anunciado por el Gobierno español". La desconfianza se extiende a 2012, año para el que Bruselas prevé un crecimiento del 1,7% (ocho décimas inferior a la previsión del Gobierno) que impediría reducir el déficit al objetivo del 4,4%. La previsión de Bruselas es del 5,5% del PIB.
Las dudas de Bruselas sobre la economía española están basadas sobre unas previsiones que hay que coger con pinzas debido a la magnitud de los errores registrados en anteriores pronósticos.
Los problemas más serios para España siguen en el mercado de trabajo. Las previsiones de Bruselas son que España continuará destruyendo empleo el próximo año (un 0,3%), mientras que el Gobierno confía en que suceda todo lo contrario y que aumente el número de ocupados en un 0,3%. Según la Comisión, el desempleo no bajará del 20% hasta 2012.
En el conjunto de la UE se prevé una mejora del empleo del 0,5% el próximo año y el 0,75% en 2012. Se espera que estas mejoras permitan situar la tasa de desempleo europea en el 9% en 2012, lejos aún del nivel más bajo situado en el 7,5% de 2008. La Unión precisará todavía bastantes años para absorber los 7,2 millones de parados generados por la crisis.
La Comisión estima que una vez implementadas del todo, las reformas (sistema financiero, mercado laboral y pensiones) "deberían aumentar el potencial de crecimiento y empleo y facilitar la recolocación de los excesos de recursos que se habían canalizado hacia el sector de la construcción durante los años del boom". Rehn elogió "las medidas importantes" que ha adoptado el Gobierno español al respecto.
En el conjunto de la Unión, Bruselas ve todavía el futuro económico con "un alto grado de incertidumbre". Considera que "los riesgos que acechan a las perspectivas de crecimiento económico de la UE no son desdeñables", aunque parezcan globalmente equilibrados. En el lado positivo, destaca "el reequilibrio del crecimiento del producto interior bruto (PIB) a favor de la demanda nacional, y la extensión de la reactivación alemana a otros Estados miembros". Igualmente considera que las medidas políticas para hacer frente a los altos déficits pueden resultar más eficaces e impulsar la confianza de empresas y consumidores. En el lado negativo, "la situación del mercado financiero sigue siendo inquietante y nuevas turbulencias son posibles", como lo ha puesto de manifiesto las recientes tensiones en el mercado de deuda soberana. La Comisión reconoce que "el saneamiento presupuestario podría pesar también más de lo previsto en la demanda nacional de los países afectados".
También se ha sabido que, si bien se ha dado un importante paso por las Comunidades Autónomas al permitir la divulgación trimestral y homogénea de sus cuentas, no van a acatar obedientemente todas las directrices del Gobierno. Para empezar, una buena parte de ellas prevé incumplir el mandato principal: respetar los objetivos de déficit. Ocho de las 15 comunidades que han presentado ya sus presupuestos para 2011 contemplan un déficit superior al autorizado, un elemento que siembra incertidumbre sobre la necesaria mejora de los desequilibrios fiscales.
Proyectar las cuentas públicas para un año sembrado de incertidumbres como 2011 requiere imaginación. Algunas dosis le han faltado a las ocho Administraciones (Andalucía, Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla y León, Extremadura, Navarra y La Rioja) que ni siquiera en el papel han logrado cuadrar ingresos y gastos ateniéndose al déficit máximo del 1,3% que el Ejecutivo ha comprometido ante Bruselas. Los incumplimientos, eso sí, son menos flagrantes que en los presupuestos iniciales de 2010, en los que varias comunidades superaban con creces los límites. Ahora solo Extremadura rebasa sustancialmente lo autorizado, con una brecha del 2,3% del PIB. El resto está muy cerca de la línea roja.
Es importante resaltar que un momento donde los fondos de alto riesgo atacan a España y ganan dinero, el Banco de España, ha tomado cartas en el asunto con rapidez. Ha anunciado que bancos y cajas debían ser más transparentes en su exposición a los riesgos inmobiliarios y ha pasado a la acción. Ha hecho llegar a las entidades el formato de lo que será la nueva información pública, que hasta ahora era confidencial y sólo conocía el supervisor. El objetivo es que para febrero, con los resultados anuales de 2010, las entidades hagan públicos estos datos.
En el encabezamiento de la carta se dice que sería interesante publicar las cifras incluidas en un cuadro. Estos datos son: volumen de crédito dudoso, subestandar (los que están al corriente de pago pero hay riesgo de que sean morosos) y fallido (que se amortiza tras considerarlo incobrable; activos inmobiliarios adjudicados, adquiridos y recibidos como pago de deudas; préstamos con y sin garantías hipotecarias; crédito promotor y constructor cuya garantía sean edificios en construcción, terminados o suelo; el valor del préstamo en relación con la tasación del activo correspondiente, su estado de pago y las coberturas constituidas para atender su posible deterioro.
En la misma dirección, los nervios desatados por el recate de Irlanda, están haciendo necesario dar un nuevo impulso a la reforma de las cajas de ahorro. Miguel Fernández Ordóñez, gobernador del Banco de España, en una queja por la lentitud del proceso, ha lanzado un ultimátum al sector. A las cajas de ahorros que están en proceso de fusión les dijo: "deberán tener constituidos los bancos que funcionen como organismo central del mismo y deberán hacer público su Consejo y su nuevo equipo ejecutivo antes de navidades". Durante la apertura del X Encuentro Financiero Internacional, se dirigió a las entidades que han recibido ayudas del fondo de rescate (FROB) para instarles a que cumplan "rápida y escrupulosamente los calendarios de integración acordados. De ellos se derivarán sinergias y procesos de reordenación de la capacidad que aliviarán las cuentas de resultados, porque las entidades ganarán masa crítica, lo que favorecerá su acceso a la financiación". Es decir, si quieren dinero de los mercados, tendrán que cerrar oficinas previamente, así como vender activos inmobiliarios.
En relación al mercado de trabajo, parece que el deterioro comienza a tocar suelo, aunque muy tímidamente. El paro evolucionó en noviembre de forma similar a antes de la crisis, con un aumento de 24.318 desempleados. Se trata de la cifra más reducida en ese mes, tradicionalmente negativo para el empleo, desde 1998. A ese mejor comportamiento se le une la primera subida de la contratación indefinida certificada desde abril de 2008, según los datos de paro registrado del Ministerio de Trabajo.
Las cifras, en cualquier caso, están llenas de matices. Porque el desempleo sigue subiendo cuando el margen debería estar ya prácticamente agotado, tanto por destrucción de puestos como por incorporación de nuevos demandantes. Y el levísimo crecimiento de la contratación indefinida (un 0,66% en el último año) no sirve para frenar el avance de la contratación temporal, que vuelve a ganar terreno. Los contratos fijos firmados en noviembre representan un 8,6% sobre el total, una cifra peor que la registrada hace un año, cuando aún no existía la reforma laboral destinada a incentivar el empleo estable.
Con respecto a la inflación, el IPC adelantado de noviembre sitúa la tasa anual en el 2,2%. Ello supone una disminución de una décima, ya que durante octubre fue un 2,3%. Destacan las subidas de carburantes y lubricantes, aunque crecen con menor intensidad que durante el año pasado.

MERCADOS:

La presión vendedora sobre las finanzas españolas ha provocado una caída del 14,29% en el Ibex 35 en el mes de noviembre (en lo que va de año, alrededor de un 22%) y un incremento de 138 puntos en la rentabilidad de la deuda a 10 años, hasta situarla en el 5,59%. Estos datos, comparados con los equivalentes alemanes, ofrecen un saldo demoledor, pues el índice DAX gana en noviembre el 1,32% y la rentabilidad del bund alemán ha subido tan solo 17 puntos, para alcanzar el 2,68%.
La inversión especulativa se ha centrado en las últimas semanas de noviembre en los productos financieros españoles, muy sensibles a las presiones por su tamaño, que han reportado grandes beneficios jugando a la baja. El ambiente, caldeado por la situación de Irlanda y jaleado desde dentro por la oposición, ha sido de lo más favorable y podría lograr que la profecía se cumpla a sí misma, ya que si sigue subiendo el coste de la financiación del Estado será imposible cumplir objetivos de déficit y de pagos, no por un mal planteamiento, sino por las presiones existentes.
En relación al mercado de la vivienda, diversos informes sostienen que la tendencia de los precios a la baja se modera mes a mes, pero los expertos creen que todavía habrá que esperar mucho para encontrar alguna subida en los precios. Tasaciones Inmobiliarias públicó su estimación sobre lo ocurrido el pasado mes de octubre: los pisos libres se abarataron una media del 4,6% respecto al mismo mes del año anterior.
Por una parte, este 4,6% queda lejos de las caídas superiores al 10% registradas en algunos meses del año pasado. Ahora bien, parece que el índice se ha estabilizado en los últimos meses en un descenso medio interanual en torno al 5%. La bajada acumulada desde el máximo alcanzado en diciembre de 2007 supera el 18%. La más deflacionista ha vuelto a ser la zona de la costa mediterránea, donde la caída interanual de octubre fue del 6,7%.

EMPRESAS:

Las nuevas acciones del Grupo PRISA emitidas en el marco de la operación pactada con el fondo estadounidense Liberty, han comenzado a cotizarse tanto en las Bolsas españolas como en la de Nueva York, después de que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprobara la admisión a negociación de los títulos.
PRISA ha recibido ya los 650 millones de euros pactados, que servirán para restaurar las finanzas de la compañía y amortizar deuda, en el marco del proceso de reestructuración pactado con las entidades bancarias acreedoras del grupo. Éstas han firmado la extensión definitiva del préstamo puente del grupo hasta mayo de 2013.
Las nuevas acciones de PRISA, tanto las ordinarias como las convertibles en las Bolsas españolas, cotizan a través de ADR (American Depositary Receipts) en la Bolsa de Nueva York.