jueves, 8 de septiembre de 2016

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL SEPTIEMBRE 2016: panorama claroscuro.

Según la propia banca, seguiremos durante bastante más tiempo con tipos de interés cero: el precio del dinero continuará en el 0% al menos hasta 2018, y algunos elevan ese periodo a 2020, e incluso al año 2021.
Este hecho condiciona negativamente a los resultados de la banca, que depende de la diferencia entre lo que paga por los depósitos y lo que cobra por sus préstamos.
En el mismo sentido, el Banco Central Europeo ha mostrado que durante los próximos años las tasas de interés seguirán muy bajas: durante el año 2018, espera que el Euribor a tres meses, se mantenga en el -0,3%.

GLOBAL:

El Fondo Monetario Internacional (FMI), pocos días antes de la cumbre del G20 en Hangzhou (China), advirtió a las economías desarrolladas y emergentes para que “cumpliesen con lo prometido”, señalando que las reformas adoptadas para mantener el crecimiento mundial, y la inversión pública  han sido “modestas” para conseguir lo acordado hace dos años en Brisbane: un 2% adicional de aumento del PIB mundial hasta 2018.
Según el FMI, "en el ámbito comercial, donde la cooperación es un elemento crítico para su desarrollo, se han logrado muy pocos avances en los últimos años".
El FMI sigue postulando una política monetaria expansiva en aquellos países o regiones donde la inflación esté por debajo de los objetivos. Además de señalar la necesidad de políticas fiscales expansivas para propiciar el crecimiento, si la “barra libre de liquidez” pudiera llegar a una situación límite respecto a su efectividad.  
Desde luego, a la vista de los resultados de la cumbre del G20, no parece que se hayan tenido muy en cuenta estas recomendaciones. Lo que es alarmante, cuando las perspectivas económicas mundiales a largo plazo continúan siendo decepcionantes.
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, ha alertado de que la combinación de un bajo crecimiento y el aumento de la desigualdad, “está generando un clima político en el cual las reformas se estancan y los países recurren a políticas proteccionistas”. Según el FMI, “en una amplia muestra representativa de economías avanzadas, en los últimos 20 años, el ingreso del 10% de la población ha visto aumentar sus rentas en alrededor del 40%. Por el contrario, creció de manera muy moderada en los grupos de ingresos más bajos”.
Por otro lado, el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos, conocido como TTIP (Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión),  que permitiría la creación de la mayor zona de libre comercio del mundo, con unos 800 millones de personas, se encuentra muy alejado de lograrse.
Las negociaciones no han estado exentas de una fuerte controversia: sus defensores defienden que mejorará el crecimiento y generará empleo, mientras que sus detractores advierten que perjudicará a los consumidores y facilitará el fraude y el incumplimiento de las leyes nacionales a las empresas multinacionales.
El propio presidente francés, Francois Hollande, ha comentado que en su país no cuenta el tratado con apoyo político, por lo que Francia pedirá se detengan las negociaciones.
También el ministro alemán de Economía y vicecanciller, Sigmar Gabriel, subrayó el fracaso del acuerdo, en tanto los políticos socialdemócratas hablan de un resultado adverso y no dudaban en expresar públicamente sus reparos a la firma del tratado.
Y es que tras el Brexit, han quedado como economías con mayor peso la de París y Berlín, y a la vista está, que no están convencidas de los beneficios de tal acuerdo. 
La salida del Reino Unido de la UE, para algunos el “caballo de Troya” estadounidense en el corazón de Europa, ha basculado el poder político hacía las capitales alemana y francesa. Sin el contrapeso británico, el gobierno galo va a pedir a sus socios europeos a finales de septiembre el fin “puro, simple y definitivo” de las negociaciones sobre el TTIP.
No obstante, los negociadores de la UE siguen trabajando en nombre de los 28 estados miembros. Según el portavoz comunitario, Margaritis Schinas,  “la UE negocia este acuerdo sobre la base del mandato unánime que le dieron sus integrantes en 2013”. Si las condiciones son adecuadas, la UE está dispuesta a cerrar el acuerdo a finales de año”. En contraste, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ya ha señalado que “no sacrificará estándares europeos de seguridad, sociales, salud y de protección de datos o nuestra diversidad cultural” por el libre comercio.

JAPÓN:

La verdad que es sorprendente que el programa de estímulos económicos de Japón aparentemente no tiene límite alguno. El primer ministro, Shinzo Abe, ha señalado que va a llevar a cabo un nuevo intento para que la tercera economía mundial consiga dejar, de una vez,  atrás el estancamiento que padece desde hace ya más de dos décadas.  
Se va a acometer un nuevo programa de gasto fiscal valorado en unos 10 billones de yenes (alrededor de 89.000 millones de euros), destinado a la construcción de infraestructuras que favorezcan las exportaciones de productos agrícolas, y el fomento del turismo.  El programa será financiado a través de la emisión de deuda pública ante la falta de ingresos fiscales.
La realidad, es que Japón continúa atrapado en una situación de débil crecimiento, sin conseguir las denominadas “Abenomics” (medidas del ministro Abe) revitalizar la economía. Todo ello, a pesar del incremento del gasto fiscal realizado y, sobre todo, de los fortísimos estímulos monetarios.
Como consecuencia de los estímulos monetarios, el valor de los activos en manos del Banco Central japonés, es superior a una cifra equivalente al 70% del PIB japonés (los programas de la Reserva Federal de Estados Unidos, o del Banco Central Europeo no alcanzan el 25% de sus respectivas PIB).
Todo ello, con unas tasas de interés negativas, que incluso podría bajarlas aún más. El objetivo es conseguir que los precios aumenten hasta el 2%.
En contraste, para algunos analistas, las reformas estructurales se han quedado cortas. Señalan que la economía de Japón necesita mayor flexibilidad en el mercado laboral, reformar su sector agrícola, aumentar el número de mujeres que trabajan y frenar el drástico envejecimiento de la población. Medidas consideradas muy impopulares en la opinión pública.
También es cierto, que el panorama mundial tampoco ha ayudado a Japón: el débil crecimiento mundial, la súbita caída de los precios del petróleo, los efectos del aumento del IVA, la desaceleración china o más recientemente el Brexit -muchas grandes multinacionales japonesas tienen sus sedes en Europa en el Reino Unido- y el fortalecimiento del yen han mermado las previsiones de recuperación.
Finalmente, hay que añadir la preocupación por su enorme deuda pública (una cifra equivalente a alrededor del 220% de su PIB).

ESTADOS UNIDOS:

La presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, ha reabierto el debate sobre la posible subida de tipos de interés en Estados Unidos antes de final de año. En la conferencia de Jackson Hole (Wyoming) afirmó que el argumento para el ajuste monetario se ha reforzado "en los meses recientes".
Yellen señaló, que "a la luz del continuo y sólido comportamiento del mercado laboral y nuestras perspectivas de actividad económica e inflación, los argumentos para un alza en los tipos de interés se han fortalecido en los meses recientes".
De forma que en estos momentos, la subida se encuentra dentro de las posibilidades para la próxima reunión de este mes de septiembre.
Después de diez años, y tras el alza habida en diciembre pasado, los tipos de interés se encuentran entre el 0,25 % y el 0,50 %.
Todo ello, tras sucesivos anuncios de posibles subidas de tipos durante este año 2016. La realidad es que el sombrío panorama internacional y las dudas sobre la economía interna, después de varios débiles indicadores estadounidenses, ha ido retrasando las anunciadas subidas.
La presidenta Yellen espera "un crecimiento moderado del PIB real, un fortalecimiento adicional y una subida de precios del 2 % en los próximos años".
Sin embargo, el PIB en el segundo trimestre en Estados Unidos ha tenido una modesta subida del 1,1 % en tasa interanual.
En todo caso, se ha reiterado incluso por los postulantes del incremento de las tasas, que ha de acometerse de una forma muy gradual.

EUROZONA:

Dos importantes indicadores de la actividad económica: el paro y la evolución de los precios, han permanecido estables durante este verano.
El nivel de precios ha experimentado un mínimo incremento del 0,2% durante el pasado agosto (idéntico aumento al habido en julio). El paro se ha mantenido invariable durante julio en una tasa del 10,1% de la población activa (por cada 100 personas que desean trabajar algo más de 10 no lo consiguen), según datos de la Oficina Estadística de la UE (Eurostat).
La ansiada recuperación de los precios, frente a la temida deflación, aunque mejora en agosto una décima respecto al año 2015 y deja atrás las tasas negativas registradas en la primavera pasada, no se consolida: el deseado repunte de los precios sería un indicador de la mayor demanda de empresas y de consumidores.
Respecto al desempleo, la tasa de paro del 10,1% contrasta con la de hace un año del 10,8%. Y es que la cifra se mantiene inmóvil desde el pasado mes de abril.
Por esta razón, Benoit Coeuré, miembro del Directorio del BCE, ha señalado  que “si no pasa nada, el BCE podría tener que hacer más”. Frente a esta declaración, han no han tardado en reaccionar distintas autoridades alemanas, acusando a la política de tipos cero y barra libre de liquidez de Mario Draghi de convertirse “en una parte sustancial del problema”. Han  reprochado al BCE estar “construyendo un escenario de riesgo acumulado para el sector financiero”.
Las críticas han señalado que “los bajos tipos de interés están dando a los gobiernos más margen para el gasto mientras posponen las necesarias reformas estructurales”.
De la misma forma, el presidente ejecutivo del Deutsche Bank, John Cryan, ha alertado, según sus propias palabras,  sobre “las consecuencias fatales” de la política monetaria del BCE que tacha de una “estrategia perniciosa para los ahorradores y para el sistema de pensiones”, haciéndose eco del malestar que Draghi está causando en los ahorradores alemanes, con consecuencias políticas directamente perceptibles en el ascenso del partido de extrema derecha y anti europeo Alternativa para Alemania (AfD).
Se señala que los ahorradores ya no creen que su dinero tenga motivos para quedarse en los bancos y las empresas frenan sus inversiones debido a la situación de inseguridad, de forma que no piden más créditos.
Por otro lado, la crisis del sistema bancario de Italia, se ha convertido en un problema de primer orden, no solo económico, sino también político.
El sistema bancario italiano ha perdido credibilidad, y por eso contra él se ha desatado con más fuerza la especulación. Además, necesita con urgencia recapitalizarse. La Comisión Europea aceptó la semana pasada que Italia pueda dar garantías públicas por 150.000 millones de euros este año con posibilidad de una prórroga a través de nuevas emisiones de bonos. Pero eso es solo un aperitivo para evitar una situación explosiva. Según Goldman Sachs, el sistema necesitaría 40.000 millones para recapitalizarse y sanear sus balances.
Desde el referéndum británico, los bancos italianos pierden en Bolsa casi el 30% (diez puntos más que los alemanes, españoles y franceses).
Estos números llevan a una reflexión: mientras muchos sectores han absorbido en gran parte el impacto negativo en sus cotizaciones del Brexit, el sistema bancario, y muy especialmente el italiano, está teniendo dificultades por una serie de problemas estructurales que se pueden resumir en cinco:
Sus elevados costes a causa del exceso de sucursales, sobre todo en Italia y Alemania. 
Su baja rentabilidad, a causa de los tipos de interés a cero (los ingresos de los bancos en Italia se han reducido a la mitad desde el comienzo de la crisis).
La escasez de capital en los bancos italianos, exige una urgente recapitalización de las entidades. 
Los grandes volúmenes de productos derivados considerados tóxicos en poder de Alemania, y los excesivos créditos deteriorados en Italia. Esos activos tóxicos son una montaña de dinero en el caso italiano: 200.000 millones de préstamos deteriorados, además de otros 150.000 de muy difícil cobro.
Otros dos factores han agravado, aún más, la ya de por sí complicada situación de la banca italiana: desde 2008 el PIB de Italia ha caído un 10% y su deuda externa alcanza ya los 2 billones, la mayor de la Eurozona.
En ese sentido, el Banco Central Europeo abrió la posibilidad de ampliar los estímulos monetarios hacia final de año (cuando tenga más detalles para calibrar los efectos del Brexit)
El presidente del BCE se mostró partidario de facilitar una nueva ronda de apoyo público a la banca de la zona euro, que muestra señales de alarma en Italia, con varias entidades muy tocadas y un volumen de créditos dudosos de 360.000 millones de euros.
La crisis comenzó en el sistema bancario y finalizará en la banca: primero fue en Estados Unidos, después en Europa, más tarde en España con el pinchazo de su burbuja inmobiliaria y ahora en Italia, con una crisis a cámara lenta que se acelera este año. Las acciones de los bancos italianos pierden en torno al 50% en 2016, y han sufrido muchísimo con el Brexit. Pero el problema viene de atrás: quince años de estancamiento y un deterioro industrial que ha dejado una bolsa ingente de activos dudosos (créditos fallidos a las empresas) en los balances de las entidades italianas, tanto de los bancos pequeños como de alguna entidad venerable. Monte dei Paschi, el banco más antiguo del mundo, necesita una inyección de dinero público urgentemente. Roma negocia con Bruselas para que lo permita sin que los acreedores sufran pérdidas similares a las de los preferentistas españoles.
Draghi, que también fue gobernador del Banco Central de Italia, apareció en medio de esa situación con toda su potencial armamento: “Un cortafuegos público sería muy útil”. Las acciones del sistema bancario europeo subieron de forma espectacular.
“Vivir para ver”, está quedando claro que las reglas pueden ser obviadas cuando afectan a uno de los grandes países del euro: el español Joaquín Almunia aplicó a rajatabla las normas de ayudas del Estado con la banca española, la griega o la eslovena, pero Draghi presiona ahora para que Bruselas permita al Gobierno italiano circunvalar las reglas: se trata de buscar alternativas para inyectar dinero público en las entidades con problemas sin que eso parezca un rescate, siempre con el objetivo de reducir la factura para los acreedores.
Algún tipo de quita parece inevitable. Pero el primer ministro italiano, Matteo Renzi, presiona ante la posibilidad de que esa factura tenga consecuencias políticas en el referéndum constitucional italiano del próximo otoño, que puede desencadenar una crisis política. Cada vez está más claro que habrá una recapitalización por motivo precaución (es decir, por problemas en el escenario estresado de los exámenes a la banca) y se anunciará una inyección de capital con dinero público y una venta de parte de los créditos dudosos, puede que también con garantías públicas.
Renzi quiere que el castigo no sea demasiado elevado, y podría activar un esquema para compensar a los particulares. “La decisión final está en manos de Bruselas”, dijo el italiano.

ESPAÑA:

La evolución anual de los precios estimada a través del Índice de Precios al Consumo (IPC), durante el pasado agosto fue del - 0,1%, de acuerdo con el indicador adelantado elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Este indicador proporciona un avance del IPC que, en caso de confirmarse, supondría un aumento de cinco décimas en su tasa anual, ya que en el mes de julio esta variación fue del - 0,6%.
De esta manera, la variación de los precios ya acumula ocho meses consecutivos en negativo.
El propio INE señala que esta evolución de los precios es debida, fundamentalmente, a los precios de los carburantes (gasoil y gasolina) que han bajado menos que el año pasado. También destaca la subida de los precios de la electricidad, frente al descenso de 2015.
Mientras, los precios de consumo registraron en agosto una tasa del + 0,1% respecto al mes de julio, según el indicador adelantado del IPC.
Por su parte, la variación anual del indicador adelantado del IPC Armonizado se sitúa en agosto en el - 0,3% y la mensual fue del 0,0%.
Por otro lado, en este verano de incertidumbre política, y de inestabilidad provocada por el Brexit, el sector turístico y las exportaciones han acelerado su actividad, de forma que el PIB español creció un 0,8% en el segundo trimestre (más del doble que en la eurozona que fue del 0,3%).
Respecto al Paro Registrado (los desempleados que acuden a inscribirse como tales en las Oficinas de Empleo), su cifra disminuyó un 8,98% en julio respecto al mismo mes del año 2015, situándose en 3.683.061 desempleados. La afiliación a la Seguridad Social, un indicador más significativo que el anterior, aumentó en 740.635 personas durante el primer semestre de este año. Estas mejores cifras del empleo se explican por el mejor comportamiento del sector turístico.
Por lo que se refiere al Consumo Público o Corriente (sueldos y salarios pagados a los funcionarios, y pagos de las Administraciones Públicas al sector privado por alquileres y adquisición de bienes y servicios), según datos del INE, durante el primer semestre cayó a la mitad de lo que avanzaba el año pasado. Mientras que en el segundo semestre de 2015 sumaba un 3,6% respecto al mismo periodo del año anterior, este año sólo avanza entre enero y junio un 1,8%. En términos absolutos, si el año pasado el gasto crecía en 3.195 millones de euros en los seis primeros meses, ahora aumenta en el mismo plazo prácticamente la mitad: 1.747 millones de euros. Lo que sitúa esta partida en un total de 105.047 millones de euros.
Hacienda achaca estas cifras a la reducción de los consumos intermedios y a la moderación del gasto en salarios. O lo que es lo mismo: al recorte del gasto corriente y al freno a la expansión del empleo público que se inició en cuanto se acercaron los periodos electorales.
Estos números aún no contemplan en toda su extensión los recortes del gasto de los Ministerios que se aprobaron a finales de abril, los cuales han tardado en concretarse. Y por supuesto no tienen en cuenta el cierre contable de todos los nuevos gastos no presupuestados que decretó Hacienda en julio para contentar a Bruselas.
Aun así, la Comisión prevé que el Gobierno cierre el año con el déficit en el 4,6%, lejos del 2,8% que recogía cuando elaboró sus presupuestos. No obstante, el problema consiste en rebajar el déficit el año que viene del 4,6% hasta el 3,1% que exige Bruselas. Unos 15.000 millones de los que sólo cerca de 6.000 millones se podrían obtener por la mejora de la economía.
Sin embargo, la inversión, el mejor indicador sobre las dudas o incertidumbre que puede generar una economía, ha avanzado con fuerza un 1,3% en el segundo trimestre de 2016, impulsada por el capítulo de bienes de equipo, que suma un 2,2%.
Se esperaba alguna ralentización y, sin embargo,  las cifras del segundo trimestre publicadas por el INE apuntan incluso un leve fortalecimiento de la economía, a pesar de que el consumo de los hogares afloja un poco y sólo tira un 0,7% trimestral frente al 1% del trimestre anterior. Si bien esta cifra de consumo todavía es buena, se trata un primer indicio de ralentización.
Además, las exigencias de Bruselas se han empezado a plasmar en la caída del consumo público citada anteriormente. Aunque no se concretasen los recortes de gasto de los Ministerios anunciados en abril, parece que éstos se están materializando.
Sin embargo, la economía ha crecido incluso un poquito más: si el trimestre anterior creció un 0,77% que se redondeó al 0,8%, este trimestre ha experimentado un avance del 0,82%, una cifra superior por centésimas y que supone encadenar cuatro trimestres consecutivos al mismo ritmo. Toda una sorpresa positiva. ¿Qué ha ocurrido para que el crecimiento mantenga su velocidad de crucero pese a la ralentización de la demanda de los hogares y el descalabro del gasto público?
La respuesta se encuentra en las exportaciones y la inversión. Las ventas al exterior se disparan un 4,3% entre abril y junio, una tasa fortísima que duplica la de las importaciones en medio de una ralentización del comercio global. El alza de las inversiones en bienes de equipo también indica que las empresas se están pertrechando con la intención de exportar más.
En el lado negativo, hay que citar que el déficit del Estado central continúa aumentando. En el acumulado de los siete primeros meses del año, el desfase presupuestario se situó en el 2,6% del PIB, ocho décimas por encima del objetivo del 1,8% fijado para el cierre de 2016. En términos absolutos, la cifra aumentó en 4.895 millones de euros, alcanzando los 29.842 millones. Pese a restar todavía cinco meses para acabar el año, sólo la Administración central ya acapara la mitad de todo el déficit que el conjunto de las administraciones públicas registró en los doce meses del año pasado.
Hacienda argumenta que el déficit del Estado central está engordando porque ahora traslada más dinero a las comunidades fruto de la liquidación de 2014, que salió a favor de los gobiernos autonómicos. De no ser por eso, el déficit del Estado estaría cayendo un 8,4% en vez de subir un 19,6%. Sin embargo, esto implica que el exceso de déficit simplemente se está traspasando de un lugar a otro. Por un lado, los expertos esperan que la Seguridad Social mantenga o incluso incremente su déficit de más de 15.000 millones. Por otro, aun contando con más ingresos, las autonomías probablemente apuren todo lo que puedan el objetivo que tienen. Como resultado, el déficit se está quedando casi en los mismos niveles que el año pasado.
Los Presupuestos de 2016 contemplaban un objetivo para el conjunto de las Administraciones del 2,8%. Sin embargo, este año el déficit se está desviando sustancialmente. Y eso ha llevado a Bruselas a relajar la meta hasta el 4,6%. Es decir, 18.000 millones más de margen para este año. Sin embargo, a la luz de estas cifras, no parece que vaya a ser tan fácil conseguir ese 4,6%.
La razón fundamental se encuentra en los ingresos tributarios. En los Presupuestos, el Gobierno esperaba un aumento del 5,5% en la recaudación del Impuesto de Sociedades. Sin embargo, la realidad es que está desplomándose un 39,9%, fundamentalmente por la relajación de los pagos anticipados. En la rúbrica del IRPF, se aspiraba a un crecimiento de los ingresos del 3,4%. Pero la rebaja fiscal está haciendo que realmente caigan un 2%. Entre las grandes figuras tributarias, sólo el IVA aguanta con un 3,5% de alza frente al 4% pronosticado en los Presupuestos.
En total, los ingresos homogéneos descienden un 1,9% a pesar de que las bases imponibles avanzan un 3,1%. De ahí que las cuentas no cuadren a pesar de que los gastos del Estado disminuyen un 1,6% en contabilidad nacional.
Íntimamente relacionado con lo anterior, es que la Deuda Pública escalase  en el pasado junio en 18.549 millones, alcanzando un total de 1,107 billones de euros (la mayor cantidad de la historia española en términos absolutos).
En porcentaje respecto al PIB, la ratio de endeudamiento se situó en el 100,9%, una cifra récord que supera incluso el 100,5% anotado en marzo, fecha en la que se rebasó por primera vez en más de un siglo la barrera del 100%. Desde el año 1909, cuando según consta en cálculos históricos la deuda tocó el 102% del PIB, no se registraba un nivel más alto que el de este mes de junio.
El ministro Guindos insiste en que el crecimiento de la deuda mantiene su trayectoria de desaceleración iniciada en 2013, de forma que se logrará cumplir con el objetivo fijado en el programa de estabilidad en el 99,1% a cierre de 2016. Es decir, se bajará este porcentaje por segundo año consecutivo gracias sobre todo al crecimiento del PIB, que diluye el peso de la deuda.
Sin embargo, la Comisión Europea discrepa y no cree que el Gobierno consiga bajar este año en tres centésimas la ratio de deuda. Según sus previsiones, el Reino de España acabará el ejercicio con la deuda en el 100,3% del PIB.
El Ejecutivo español ha reiterado que los intereses o costes financieros de la deuda, históricamente tan bajos, hacen sostenible la deuda. Es decir, que la Deuda o pasivos públicos en parte se sostienen por la intervención del BCE en los mercados, que han abaratado las rentabilidades de los títulos hasta mínimos nunca conocidos, perforando incluso el suelo de los tipos a cero en las emisiones a corto.
La deuda pública española mantiene una imparable escalada desde 2009, a razón de unos 80.000 millones de euros más por ejercicio. Ese año alcanzó el 52,7% del PIB, frente al 39,4% anotado tan sólo un año antes. Y a partir de ahí continuó ganando puntos con enorme velocidad hasta atravesar la barrera del 90% en 2013. Este año sobrepasó en marzo, por primera vez en más de un siglo, la frontera del 100%. En abril volvió a relajarse por debajo de ese hito, pero en mayo y junio ha retomado con fuerza la senda alcista.
A lo largo de la historia de España, la reducción de deuda respecto al PIB se ha podido hacer por hasta cuatro vías:
Una, a fuerza de privatizaciones como hicieron los Gobiernos de Felipe González y José María Aznar. Sólo que ahora queda bastante poco que el Estado pueda poner a la venta.
Dos, aumentando la deuda privada, lo que elevaba el PIB y disminuía el peso de la deuda, tal y como ocurrió durante los mandatos de Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Sin embargo, en estos momentos la deuda privada es tan alta que no deja margen para esta opción.
La tercera vía consiste en imprimir billetes y crear inflación, algo que ya no se puede hacer desde Madrid porque ese poder se encuentra en Fráncfort, en manos del Banco Central Europeo.
Y la cuarta posibilidad es impagar la deuda, algo dramático por sus consecuencias. 
Por lo que se refiere a las Pensiones, la Seguridad Social destinó en el presente mes de agosto la cifra récord de 8.534,9 millones de euros al pago de las pensiones contributivas. Un 3,2% más que en el mismo mes de 2015, según datos publicados por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
El gasto global del conjunto de pensiones llegó a superar el 8% interanual en la antesala de la crisis (2008). Tras 14 meses consecutivos subiendo a tasas interanuales inferiores al 3%, ya son cuatro los meses consecutivos en los que se ha vuelto a superar esta cifra.
Finalmente, una buena noticia es que la Balanza por Cuenta Corriente española ha obtenido un superávit de 6.300 millones de euros hasta el pasado mes de junio. La mejoría, básicamente, se debe a la mejora del saldo de la balanza de bienes y servicios, como consecuencia de la fuerte mejoría del turismo.

MERCADOS:

El pasado mes de agosto no ha venido acompañado de muchos sobresaltos. Se trata de un mes volátil, debido a la escasez de actividad, que ha tenido un comportamiento bastante apacible, dejando ligeras ganancias para los principales índices bursátiles.
Todo ello, pese a los nervios por la posible subida de tipos en Estados Unidos, el bajo precio del petróleo, el riesgo político que plantean las elecciones estadounidenses o el referéndum italiano sobre la reforma de la constitución que se celebran en otoño, o la dudosa salud de la banca italiana.
Arrancó agosto con un fuerte volumen de ventas en el sector bancario, como consecuencia de los resultados del test de estrés a las principales entidades financieras europeas, que reveló unos niveles aceptables de capital (a excepción del banco italiano Monte dei Paschi), que evidenció los riesgos del sector muy afectado por los tipos de interés próximos a cero.

Sin embargo, el sector bancario ha finalizado el mes con un alza del 9%. Subidas que han llegado a propiciar un alza del Ibex del 1,1%, cerca de los 8.800 puntos, si bien el selectivo español no ha aguantado el tirón y ha cerrado con una subida del 0,36%, hasta los 8.716,8 puntos.
No obstante, el sector bancario europeo todavía sigue sin recuperar los niveles previos al brexit y cae desde entonces el 4%, lo que explica que el Ibex, con fuerte presencia del sector bancario, no haya logrado en agosto recuperar los niveles previos al referéndum, que le costó una caída del 12,3% en la sesión del 24 de junio.
Por otro lado, el euríbor a doce meses, el indicador más utilizado para calcular las hipotecas, cerrará previsiblemente agosto con una tasa media negativa del -0,048 %, con lo que abaratará de nuevo los créditos hipotecarios, en alrededor de unos 114 euros anuales.
Respecto a la Prima de riesgo, por primera vez desde marzo de 2015, durante el pasado agosto, llegó a estar por debajo del 100%.
Por último en este apartado, señalar que las matriculaciones  de automóviles subieron en el pasado agosto, un 14% pese al final del Plan PIVE.

EMPRESAS:

El Corte Inglés registró durante el año pasado un beneficio neto de 158 millones de euros, un 34% más que el año anterior.

La reducción de sus costes financieros, así como la mejora de la facturación, permitió al grupo darle la vuelta a los resultados del año 2014. Las ventas aumentaron un 4,3%, el mayor ritmo desde el año 2007. Sin embargo Hipercor sigue atascada en la crisis.