lunes, 24 de marzo de 2014

Ayer, hoy y siempre,... gracias, presidente Suárez

Durante estos días, hemos asistido a continuos recuerdos a la personalidad política de Adolfo Suárez: unos con auténticos sentimientos, otros daba la impresión de querer "subirse al carro" del oportunismo. En fin, allá cada cual con su conciencia.

Hoy solo quiero centrarme en una reflexión. Hagamos un poco de memoria. Suárez llega al gobierno en un momento en el que todo son problemas: restos muy arraigados de una recentísima, larga y tremenda dictadura, instituciones tan fundamentales en ese momento como el ejército en contra, el terrorismo azotando de la forma más dura y dramática, un país obsoleto prácticamente en todos los sentidos y fuera de las instituciones europeas.

Todo ello, inmerso en una tremenda crisis económica con unas subidas de precios elevadísimas: superiores al 25%. ¡Eso sí que era inflación!... coexistiendo con el estancamiento económico.

Y pudo, al menos, encarrilar la situación y sentar las bases para el profundo cambio político, social y económico. En apenas cinco años de gobierno. Consiguió crear, en base al dialogo, el consenso preciso de las fuerzas políticas mayoritarias, patronal y sindicatos acometiendo los necesarios cambios económicos que necesitaba nuestro país.

Hoy tenemos crisis económica. Profunda, muy profunda, pero "solo" eso. Y ya dura siete años. Con cambio de gobierno por medio. ¿Y nadie es capaz de encontrar soluciones?

Sería largo, complicado y tal vez ni siquiera posible dar con las razones. Aunque frente a los graves problemas, muy por encima del necesario debate, podríamos señalar demasiados enfrentamientos, engaños,  exabruptos políticos, y un afán desmedido por llegar al poder o mantenerlo.

Sólo voy a apuntar una reflexión: para la mayor parte de los que hoy tienen entre los cuarenta y cincuenta años, su primer recuerdo político es Suárez. Y junto a su nombre la palabra “consenso”.

En contraste, para los jóvenes que hoy rondan los 18 años, y que serán los nuevos votantes, la palabra que irremediablemente unen a "política" es “corrupción”.

¿Qué clase política tenemos que no sabe o no puede ilusionar ni siquiera a los que por su edad son más proclives a ello?


Ayer, hoy y siempre,… gracias, Presidente Suárez.

lunes, 10 de marzo de 2014

Desinflación, caída de la inflación, inflación negativa, deflación... ¡Que galimatías!


Desde hace demasiado tiempo venimos confundiendo a la inflación – un proceso de alza persistente y notable del nivel general de precios- con meras subidas de precios.

No tiene ningún sentido hablar de inflación con aumentos muy moderados del nivel de precios. Y qué decir de la cantidad de términos que hemos inventado: desinflación, caída de la inflación, inflación negativa… ¡algunos de ellos realmente no tienen sentido!... la inflación o existe o no existe, nunca puede ser negativa.

Probablemente este, con perdón, “galimatías de conceptos”, se deba en estos momentos a que existe bastante miedo a utilizar un término muy temido: la deflación. ¡Es de esas cosas que no citándolas se pretende conjurar su aparición!

La deflación es una caída del nivel general de precios, que acompañada de la debilidad o estancamiento económico nos conduce a una situación de especial gravedad: los precios bajan continuamente, se contrae el consumo ya que los individuos esperan que sigan cayendo, y no es fácil abandonar esa situación.
¡Japón ha estado así, y sigue luchando por salir, durante dos décadas!

La realidad es que en la región del euro existen datos inquietantes: España, Grecia y Chipre están registrando caídas de precios, y otros 13 países tienen tasas iguales o inferiores al 1%. Esta circunstancia, unida a la débil reactivación económica, con una demanda muy insuficiente, hace planear la amenaza de la deflación y de una situación a la japonesa.

El Fondo Monetario Internacional FMI -aunque dice no ver señales de deflación- advierte de que con niveles de precios tan bajos se están generando problemas: “el peso de la deuda en el PIB y de los intereses reales que se pagan por ella crecen”. Y hasta el propio Mario Draghi ha reconocido el riesgo.

Desde luego hay demasiados factores que favorecen a la deflación: la caída de rentas brutas por la bajada de salarios, el recorte de la renta disponible por las subidas fiscales, el aumento del IVA, el empobrecimiento de la sociedad por la pérdida del valor de los activos como la vivienda, y las malas perspectivas laborales. Algo así como un conjunto de “tristezas económicas”. Aquellas que motivan que caiga el consumo. Que por mucho que nos digan que se ha iniciado la recuperación, se mantiene tan deprimido como el año pasado.

A todo ello podemos añadir la falta de medidas del BCE para debilitar el euro, ya que un euro fuerte también favorece las caídas de precios.

No debemos olvidar que los precios que pagan los consumidores son los ingresos de las empresas, por lo que siendo completamente indeseable la inflación, el confundir meras subidas en los precios con un proceso de incremento persistente de los mismos, nos ha llevado a olvidar que se necesita cierta alegría en el sistema económico para que este funcione correctamente.

Con tanto recorte y tanta contención, se puede estar asfixiando al paciente provocándole una debilidad de la que no termina de reaccionar. Probablemente, todos seamos conscientes de ello, pero si aquellos que tienen capacidad para decidirlo no toman las medidas necesarias que reanimen al enfermo, la gravedad puede acrecentarse.

¿Estaremos ya en esa situación crítica? ¿o hay que esperar a que reaccionen los que pueden tirar de carro para ayudar a los más castigados? De seguir así, a ellos también les va a afectar aún más. ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que alguien reaccione?

Negarse a reconocer la realidad, no va a motivar que esta se esfume, y menos a tornar a otra diametralmente opuesta.

Me gustaría estar equivocado…

SITUACIÓN ECONÓMICA MARZO 2014: los precios caen y el consumo sigue igual de deprimido.


La marcha del paro registrado (caída en un año del 4,5%) y, sobre todo, la afiliación a la Seguridad Social (aumento interanual del 0,38%) durante febrero reflejan la salida de la recesión, y el posible comienzo de la recuperación. No obstante, habrá que esperar a los datos de la Encuesta de población activa (EPA) del primer trimestre de este año.
Ahora bien, debemos ser prudentes: lo han sido el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que han coincidido en señalar que el crecimiento es aún demasiado bajo y el desempleo excesivamente elevado, como para pregonar el cambio de ciclo económico.
GLOBAL:
Los ministros de finanzas de los países más ricos y de los principales emergentes (grupo conocido como el G-20) acordaron en febrero poner en marcha políticas que den un impulso de más de dos billones de dólares al Producto Interior Bruto mundial en los próximos cinco años (un crecimiento del 2%).
Frente al débil crecimiento existente se trata de una promesa, sin que haya habido mayor concreción de las medidas efectivas que piensan adoptar. Tan sólo se acordó el compromiso de que cada país presente una estrategia integral de crecimiento ante la cumbre del bloque prevista para el próximo noviembre en la ciudad australiana de Brisbane.
La cumbre celebrada, señaló que los avances para regresar a los niveles de crecimiento económico previos a la crisis financiera desencadenada en 2008, se han visto obstaculizados por las políticas de austeridad en Europa, el elevado desempleo en Estados Unidos y el enfriamiento de la candente expansión en China.
El G-20, que representa alrededor del 85 por ciento de la economía global (reúne desde Estados Unidos a Arabia Saudita y China) ha manifestado que “las señales de mejoría en la economía mundial son buenas, pero que el crecimiento económico es inferior a las tasas necesarias para conseguir que las personas recuperen su empleo y puedan satisfacer sus aspiraciones”.
Igualmente concluyó, que "incrementará considerablemente el crecimiento global" sin aumentar las cargas fiscales, sino mediante medidas que fomenten la competencia, la inversión, el empleo y el comercio.
Según pronósticos del Fondo Monetario Internacional, la economía mundial crecerá un 3,7% este 2014, por lo que el plan del G-20 podría elevar el crecimiento económico global medio punto porcentual en los próximos cinco años.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jacob Lew, señaló que “el acuerdo es importante y crucial, ya que los miembros del G-20 se han pronunciado con claridad: impulsar el crecimiento y la demanda es el punto principal de la agenda económica global".
En política monetaria, se recomendó la necesidad de mantener la flexibilidad necesaria para mantener el crecimiento en muchos países industrializados, pero señalando que se debe regresar a sus parámetros normales "a su debido tiempo" dependiendo de cuales sean las expectativas de inflación.
La reciente decisión de la Reserva Federal de comenzar a reducir su estímulo monetario sacudió los mercados financieros globales, en particular el bursátil que se había beneficiado en los años previos de tasas de interés bajas a niveles sin precedentes y de dinero creado mediante las políticas de compras masivas de bonos.
En la reunión no se alcanzaron compromisos específicos para ayudar a los emergentes a controlar la volatilidad en sus mercados financieros derivada de la postura del banco central estadounidense (la Fed).
Y es que este tema fue el centro de la polémica: la India y Sudáfrica denunciaron que la retirada progresiva de estímulos de la Reserva Federal a la economía estadounidense hundió sus divisas y obligó a sus bancos centrales a subir sus tipos de interés. La directora del FMI Christine Lagarde salió al paso de Estados Unidos y pidió a los emergentes que no atribuyeran la volatilidad a la retirada de estímulos de la Fed. Al mismo tiempo, reclamó a Estados Unidos que tuviera “consideración” ante el efecto que pueden tener sus medidas en otros países.
Y es que el capital se ha desplazado a Estados Unidos tras el anuncio de la reducción de los estímulos y esto ha dejado los problemas estructurales de los emergentes al descubierto. Las divisas de India e Indonesia cayeron bruscamente en verano de 2013 después de que la Fed anunciara la reducción progresiva de los estímulos, y las de Turquía, Sudáfrica y Argentina siguieron el mismo camino a lo largo de las semanas siguientes. Como consecuencia, como se ha señalado, los bancos centrales de estos países tuvieron que subir sus tipos de interés, generando una situación de volatilidad e incertidumbre que despertó los fantasmas de la crisis económica. 
La mayoría de las autoridades de los poderosos que asistían a la reunión, fue bastante coincidente: el secretario del Tesoro estadounidense, Jacob J. Lew apuntó a problemas estructurales de las economías emergentes como causa de las dificultades económicas y fiscales que han sufrido en los últimos meses. Su homólogo británico, George Osborne, llegó a afirmar que algunos emergentes están utilizando la retirada de estímulos de la Fed como “excusa” para justificar problemas estructurales de su propia economía.
Sin embargo otros asistentes recordaron que “el G-20 es un buen lugar para evitar una escalada de este tipo de tensiones, cuestionando la actitud de los países desarrollados. Brasil, China e India tienen que ser parte de la solución, puesto que ya hace tiempo de aquellos otros, en los que el FMI imponía sus medidas”.
CHINA:
A finales del mes de febrero, se registró una depreciación de la divisa china (el yuan o renminbi) como nunca había tenido lugar. Este giro implica un cambio radical en la imparable apreciación que ha registrado la moneda china desde que se aprobara la reforma del tipo de cambio, en 2005, y ha supuesto un recordatorio a los inversores de que el mercado cambiario tiene doble dirección, de subida y de bajada, algo que parecían haber olvidado en el caso del yuan.
Las autoridades chinas han declarado que es algo “normal”, y que no tienen pensado cambiar su política monetaria y que, por supuesto, la liquidez está garantizada. Sin embargo, el banco central de China, ha señalado que, a partir de ahora, habrá movimientos en “una doble dirección” del tipo de cambio. Es decir, que subirá y que bajará.
Lo cierto, es que los fundamentos de la economía china van a favor de una moneda más fuerte: “la balanza por cuenta corriente de China mantendrá previsiblemente un superávit sustancial, mientras que las entradas de capital de los no residentes seguirán aumentando”, según ha señalado el Instituto de Finanzas Internacionales chino en sus notas semanales.
Ahora bien, las turbulencias cambiarias han coincidido con las dudas generales existentes respecto al crecimiento del PIB en China. Existe cierto temor a que surjan problemas en su sector financiero, en medio de las turbulencias financieras generalizadas en las economías emergentes.
Sin duda, también ha pesado sobre la política cambiaria china, el que el gobierno de Japón se encuentre inmerso en una política monetaria tremendamente expansiva, con la finalidad de depreciar al yen, e impulsar de esta forma las exportaciones de sus productos. Ello supone un incremento de su competencia frente a sus vecinos chinos.
Sin embargo, de las declaraciones de las autoridades chinas no se desprende que hayan iniciado una devaluación competitiva, ya que según se ha apuntado por ellas, “hay que esperar que se produzca una ampliación de la banda de fluctuación oficial del yuan desde el 1% actual, hacia arriba o hacia abajo, hasta el entorno del 2%”.
Según la agencia Reuters, la ampliación de esa banda de fluctuación, como avance hacia la libre cotización de la moneda en un futuro, se producirá hacia mediados de este 2014.
En definitiva, según Barclays Londres, “se trata de un movimiento controlado por la autoridad monetaria y no es el resultado de fuerzas negativas del mercado. La depreciación del yuan refleja la intención del banco central chino y no refleja una salida de flujos de capital desde China. Los datos más recientes disponibles recogen un aumento de las entradas de capital en China, debido sobre todo a un repunte en la financiación a los bancos de 167.500 millones de dólares hasta finales de 2013, lo que serviría para apreciar la divisa, no para debilitarla”.
EUROPA:
El Producto Interior Bruto de la eurozona creció entre octubre y diciembre del año pasado un 0,3%. Evidentemente, no se trata de un aumento espectacular –para “tirar cohetes”- pero es un poco mayor de lo que se esperaba. Lo más importante, es que llevamos nueve meses consecutivos en los que Europa registra tasas de crecimiento positivas.
Detrás del leve crecimiento se encuentran las mayores economías de la región: el PIB alemán repuntó un 0,4%, mientras que Francia salió del estancamiento del trimestre anterior para crecer un 0,3%.
En Alemania ha habido una favorable evolución del comercio exterior, si bien se mantiene el consumo privado a la baja, y las inversiones públicas continúan estancadas. En Francia la mejoría es debida al consumo privado y a la recuperación de la inversión.
Consiguientemente, la tendencia ha sido positiva, aunque es obvio que el crecimiento es aún demasiado débil para bajar los niveles de paro (la tasa de paro en la eurozona es del 12%).
La realidad es que respecto a lo previsto, la mejora es de un pírrico 0,1% -desde luego no es considerable avance- y otros países como Italia continúan con unas tasas de crecimiento demasiado bajas.
Portugal padece una situación social preocupante, aunque está a punto de concluir su rescate con buenas cifras macroeconómicas, y Holanda llegó hasta el 0,7%. La recesión parece abandonar incluso a los más rezagados. A falta de conocer los datos de Grecia, Croacia y Malta, solo continúan en números rojos Chipre y Finlandia. Este último país se incorpora al furgón de cola, tras encadenar dos trimestres consecutivos de descensos (una caída o disminución del 0,8% entre octubre y diciembre).
Los datos son mejores si los ampliamos a toda la Unión Europea: la economía de los Veintiocho creció un 0,4%. Lo explica la importancia que ha tenido la economía del Reino Unido, que se mantuvo a lo largo de todo 2013 en altas tasas de crecimiento. Londres es de los pocos socios europeos que puede presumir a finales del 2013 de un crecimiento en tasas interanuales del 2,8%. Solo lo superan Rumanía, con un notable 5,1%, Letonia y Lituania.
En el lado negativo, el desempleo muestra situaciones tremendamente graves como las de España y Grecia (el paro lo padecen el 61% de los jóvenes). Sin duda, por esta razón, la Comisión Europea ha preferido frenar a los impulsos más optimistas: “todavía queda mucho para alcanzar un crecimiento capaz de crear empleo y salir definitivamente de la crisis. Hay que seguir reconstruyendo y reestructurando el sistema financiero, que es uno de los cuellos de botella que hay que reparar del todo para que financie a la economía real”.
Desafortunadamente, continua “revoloteando el fantasma de la deflación”, a lo que hay que añadir los efectos de las turbulencias en los emergentes anteriormente comentados (como en el caso de Argentina o Brasil). Según analistas de Goldman Sach “aunque Europa no se verá afectada, si podría estarlo si la situación se deteriorara más, con una especial atención en China, que podría suponer un riesgo mayor”.
Otros analistas, como Emilio Ontiveros de la AFI, apuntan a otro riesgo de la eurozona: la consecución exitosa de la unión bancaria en la que se ha embarcado la eurozona. “Dependiendo del rigor de las pruebas de esfuerzo que el Banco Central Europeo hará a las entidades financieras estaremos ante nuevas turbulencias o no.
La región del euro consiguió finalizar el año 2013 con un crecimiento interanual del 0,5%, pero este porcentaje queda lejos de los registrados en EE UU, Japón y Reino Unido, cercanos al 3%. Esos tres países han tenido bancos centrales menos titubeantes que el BCE. Esa es una de las claves. La eurozona va a seguir en 2014 siendo el lastre para que las economías desarrolladas tomen el relevo a las emergentes como motor del crecimiento”.
Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mostrado su preocupación por la evolución de los precios en la eurozona: cuándo todos los países de una unión monetaria se han sumado al mismo tiempo a una tendencia de IPC,s demasiado bajos (el aumento en el nivel de precios fue del 0,8% en febrero) es necesario, según el FMI, que el Banco Central Europeo (BCE) vuelva a bajar los tipos de interés (en estos momentos en su nivel más bajo de la historia del euro, un 0,25%) y proceda a una compra de activos o inyección de créditos baratos para tratar de frenar esa perversa evolución.
La realidad es que existen datos inquietantes: España, Grecia y Chipre están registrando caídas de precios y otros 13 de la zona euro tienen tasas iguales o inferiores al 1%. Esta circunstancia, unida a la débil reactivación económica, con una débil demanda, hace planear el peligro, que ya hemos reiterado en otras ocasiones, de situación a la japonesa.
Los expertos del FMI, aunque dicen no ver señales de deflación, advierten de que las subidas de precios tan bajas genera problemas: “el peso de la deuda en el PIB y de los intereses reales que pagan crece. Además, la ventaja competitiva que supondría esa devaluación interna pierde fuelle porque los países vecinos (y socios comerciales) están haciendo lo mismo”.
La inquietud la expresó con otras palabras la propia directora gerente del Fondo, Christine Lagarde,  durante su participación en el foro económico en Bilbao. Si bien reconoció que el BCE ha tomado ya medidas potentes para ayudar a la zona euro, recalcó que “hacen falta incluso políticas y medidas más acomodaticias para hacer frente a la baja inflación, por debajo del objetivo, y para lograr un crecimiento duradero y más empleos”.
Por otro lado, Bruselas ha mantenido a Alemania en el grupo de países sujetos a vigilancia, como consecuencia de su abultado superávit comercial, y ha vuelto a censurar su falta de inversiones, públicas y privadas. Frente a los ajustes del sur de Europa, Alemania y las economías centrales, no está haciendo lo debido para ayudar al reequilibrio de la economía europea.
Fue el pasado otoño, cuando el Ejecutivo comunitario se atrevió a someter a Alemania a vigilancia por un superávit comercial de más del 6% del PIB entre 2010 y 2012. Desde entonces, esa cifra no ha hecho sino aumentar, lo que sitúa a Alemania dentro del llamado procedimiento de desequilibrios económicos, un sistema de alerta temprana en el que figuran una docena de países (entre ellos España, tras su salida de la zona de máximo peligro). No obstante, las sanciones, en el caso de Berlín, están casi descartadas.
Finalmente, en la reunión de primeros de marzo, el BCE optó por mantener el precio oficial del dinero en el mínimo histórico del 0,25%.
La decisión se tomó bajo una fuerte presión a causa de las discrepancias respecto a la caída generalizada y constante de los precios y el consiguiente temor a la deflación. El hecho de que 13 economías de las 18 del euro, incluida Alemania, tienen tasas iguales o inferiores al 1%, llevaron Mario Draghi a admitir la posibilidad de ese riesgo.
ESPAÑA:
Aunque el Gobierno pretende evitar cualquier similitud con los brotes verdes del anterior Gobierno, el presidente Rajoy habló en el debate del estado de la nación de que “el árbol estaba dando sus primeros frutos”. No obstante, aunque el ministro de Guindos también había afirmado que en el último trimestre del 2013, había crecido la economía española un 0,3%, el INE ha señalado que el avance del cuarto trimestre quedó en la mitad de lo anunciado (un 0,17%).
La razón fundamental es que el consumo de las Administraciones Públicas (equivale al 20% del PIB), descendió un 3,9% durante el tercer trimestre. Para la mayoría de los analistas se trata de una caída del gasto público tremenda e inesperada, incluso en estos años de austeridad y recortes. Por tanto, afirman, que la recuperación dependerá del vigor de las exportaciones españolas.
Un dato positivo, ha sido que casi seis años después ha vuelto a crecer algo el empleo. Durante el pasado febrero el número de afiliados a la Seguridad Social subió en 61.557 trabajadores respecto al mismo mes del año anterior (un 0,38% más) situándose en una media de 16.212.304.
Sin embargo este buen dato no oculta que en ese mismo periodo se han perdido más de tres millones de empleos y que, incluso, con estos números el mercado laboral español ha regresado al nivel de ocupación del año 2003.
Menos importante ha sido el comportamiento del paro registrado, que en febrero disminuyó en 1.949 personas respecto a enero, quedando la cifra de parados inscritos en las oficinas de empleo en 4,8 millones de personas.
Ahora bien, los empresarios siguen sin apostar por la contratación indefinida, que aunque se recuperó en enero ligeramente, el porcentaje de compromisos fijos firmados todavía quedó en el 8,9%, una tasa menor incluso que la del mismo mes de 2013.Ha aumentado la contratación temporal, de forma según los datos de la Seguridad Social, alcanza al 22% del total de afiliados.
La realidad, es que el tirón se ha debido al crecimiento del trabajo autónomo: tres de cada cuatro del total del aumento de la afiliación se deben a quienes trabajan por cuenta propia.
Está comenzando a estar claro, que el repunte del empleo se producirá en puestos de peor calidad y más baratos. De ahí, que podría ocurrir que, si bien anteriormente se necesitaban tasas de aumento del 2% del PIB para crear empleo, actualmente se precisen menores. Habrá que esperar a la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de este año.
Por lo que respecta a los precios, el IPC bajó un 0,1% en febrero respecto al mes de enero, por lo que se ha reducido en tres décimas su tasa interanual (el -0,1% durante el año) debido al descenso de precios de los carburantes y lubricantes.
Lo cierto es que este nuevo retorno a tasas negativas de variación en el nivel de precios sacude de nuevo al fantasma de la deflación: una situación de caída generalizada de los precios que puede resultar muy perjudicial para la economía, ya que se puede entrar en una espiral de la que es muy difícil salir: como no hay consumo suficiente, las empresas abaratan sus productos para animar a las ventas, pero los consumidores siguen sin hacerlo porque creen que continuarán cayendo los precios. La consecuencia son más despidos, cierres de empresas, impagos, etc. El peor escenario posible.
Pues bien, con el dato comentado de febrero, ya son seis los meses en los que el IPC interanual se mueve en tasas muy bajas.
En el lado positivo, hay que señalar que la balanza por cuenta corriente, que mide los intercambios de bienes, servicios y rentas con el resto del mundo, acumuló el año pasado un saldo positivo de 7.130 millones, equivalente al 0,7% del PIB. Económicamente, significa que la economía está gastando menos de lo que puede. Es decir, está ahorrando.
Además, si le sumamos el saldo de la balanza de capital (que incluye las transferencias de la UE para acometer inversiones), la capacidad de financiación de la economía española ronda los 14.700 millones, un 1,4% del PIB.
El paso de un déficit exterior de 105.000 millones a un superávit de poco más de 7.000 millones, se debe tanto a los efectos negativos de la crisis como al impulso exportador de las empresas españolas y a la pujanza del turismo. Entre 2007 y 2013, los ingresos en la balanza por cuenta corriente han aumentado en 53.000 millones de euros, pero los pagos han descendido aún más, en casi 60.000 millones. Y eso refleja, sobre todo, el derrumbe de las importaciones por la caída del consumo y la inversión.
La disminución del déficit comercial explica la mayoría del ajuste: el intercambio de mercancías arrojaba hace seis años un saldo negativo de 90.000 millones, que ahora se ha quedado en poco más de 11.000. Además, también contribuye la mejora continuada del superávit del turismo (se ha ampliado en 6.000 millones) o que los servicios a empresas se apunten en 2013 un confortable saldo positivo.
Por último, el déficit de la balanza de rentas ha caído a la mitad (de 32.000 a 16.000 millones), debido sobre todo a que las remesas enviadas por españoles desde el extranjero se han equilibrado con las que los inmigrantes mandan a sus países de origen.
El recorte del déficit comercial, sin embargo, ha perdido intensidad en la segunda mitad del año. Y eso hace que el saldo positivo por cuenta corriente acumulado en 2013 (0,7% del PIB) se haya quedado lejos del que pronosticaba el Gobierno (un superávit del 1,7% del PIB), o incluso, del que anticipaba la Comisión Europea (un 1,1% del PIB).
En relación a la devaluación salarial interna de la economía española, el Banco de España ha señalado en su Boletín de febrero que “los datos conocidos hasta el momento se quedan cortos y que la devaluación salarial es mayor de lo observado hasta ahora en las estadísticas”. Tomando los datos de las cotizaciones a la Seguridad Social, cree que la duplica. “El proceso de moderación salarial que arrancó en 2010 podría ser más intenso de lo que indican las estadísticas agregadas sobre costes laborales”.
Durante los primeros años de la crisis (2008 y 2009), los salarios crecieron con fuerza, y en el 2010 arrancó su moderación.
Ya en los últimos años se tuvieron lugar bajadas, que se acentuaron en 2012 al hilo del pacto salarial al que llegaron los sindicatos y la patronal, a la reforma laboral y la supresión de la paga extraordinaria de Navidad de los empleados públicos. Durante el año 2013 el retroceso se frenó, en buena medida porque los funcionarios cobraron otra vez 14 nóminas y no 13.
La devaluación salarial es una de las apuestas del Gobierno en política económica para recuperar la competitividad perdida por la economía española. La venían demandando organismos internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea), y la patronal CEOE.
Finalmente, citar que el Instituto de Estudios Fiscales (IEF), el cuerpo de élite del Ministerio de Hacienda para proyecciones tributarias y económicas, augura que “la recuperación del nivel de generación del PIB conseguido en el primer trimestre de 2008 se producirá en el tercer trimestre de 2017”. Es decir, que la economía española tardará diez años en recobrar la capacidad de crecimiento previa a la crisis.
En el informe del IEF, titulado La economía española, su evolución y escenarios para la recuperación, se realizan predicciones de la economía hasta 2019, estimando que en ese momento crecerá en torno al 3% el PIB español.
Igualmente, se afirma que dentro de cinco años, en 2019, la tasa de paro aún seguirá por encima del 15%. Y eso a pesar de que, según el informe, la reforma laboral ha provocado que sea necesario crecer menos para crear empleo. “De los resultados de las simulaciones se estima que sería posible crear empleo en términos netos el primer trimestre de 2015, lo que coincidiría con un crecimiento del PIB de alrededor de un 1%”. Esta previsión es más conservadora que la del propio Gobierno que considera que este mismo año se podrá crear empleo neto. Para apuntalar la recuperación, “la Comisión Europea debería plantearse la posibilidad de desarrollar un nuevo plan Marshall que posibilitara ver la luz al final de este largo túnel”.
Prosigue el informe que “es de gran importancia adoptar un conjunto de medidas para garantizar la liquidez de las entidades financieras para hacer fluir el crédito. Igualmente, es necesario impulsar las exportaciones y otras actividades, como el turismo, como principales motores de crecimiento”.
El equilibrio del sector exterior se romperá de nuevo en 2016 cuando las importaciones pesarán más que las exportaciones. La demanda nacional, uno de los tradicionales motores de la economía española, no tendrá vigor hasta principios de 2015.
Los componentes de la demanda nacional: gasto público, formación bruta de capital (inversiones) y consumo de los hogares están en mínimos. Por eso, el IEF cree que “si se llevan a cabo las políticas de ajuste adecuadas y se consigue recuperar la confianza de los hogares mediante la generación de empleo, expectativas de crecimiento, una adecuación de la presión fiscal, todo basado en una mejora de la competitividad exterior, junto con una recuperación de la inversión es previsible esperar un crecimiento del PIB por encima del 2,0% a partir de 2016”.
MERCADOS:
La Bolsa española ha registrado en febrero una subida del 1,96 por ciento, el mejor resultado mensual desde octubre pasado, aunque haya resultado ser la menor revalorización entre las principales plazas internacionales, según datos del mercado.
Así, en Europa, ocupó el primer puesto por ganancias París, con un alza del 5,82 por ciento, en tanto que Milán ganó el 5,27 por ciento; Londres, el 4,6 por ciento; el índice Euro Stoxx 50, el 4,49 por ciento, y Fráncfort, el 4,14 por ciento.
De las plazas asiáticas, Hong Kong avanzó el 3,14 por ciento y Tokio perdió el 0,49 por ciento. En Wall Street, el índice S&P 500 se situaba en máximos históricos y subía el 4,7 por ciento este mes y el Dow Jones de Industriales el 4,25 por ciento.
La intención de la nueva presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, de continuar con la política monetaria aplicada por su antecesor y de retirar con cuidado y moderación los estímulos al sistema financiero, permitió que Wall Street registrara varios máximos históricos a lo largo de febrero, alentando a la Bolsa.
Algunos resultados empresariales de cierre de 2013 también impulsaron a la bolsa: las compañías del IBEX ganaron 19.075 millones (el año pasado perdieron 8.319 millones).
En relación al mercado de la vivienda, señalar que aunque la caída de precios de la vivienda libre se ha moderado respecto a trimestres anteriores, ha sufrido una nueva rebaja del 4,2% durante el año pasado y encadena seis años de descensos. La Rioja (con una caída del 16,4%), Castilla-La Mancha (-12,3%), Cantabria (-12,2) y Aragón (-11,5%) son las comunidades autónomas donde más disminuyó el precio del metro cuadrado de la vivienda libre durante el año pasado.
Por el contrario, Baleares (con un aumento del 3,6%), Madrid (2,1%), Galicia (0,5%) y Canarias (0,3%) ya presentan subidas en el precio.
Destacan la caída en el valor de las viviendas en Ávila (un descenso del 19,5%), Guadalajara (-15%) y Toledo (-15,3%). Estas poblaciones próximas a Madrid fueron protagonistas durante el boom inmobiliario por acoger grandes desarrollos urbanísticos para atraer a personas que trabajaban en la capital. Estas viviendas, muchas en manos del banco malo, están saliendo al mercado a precios muy rebajados.
EMPRESAS:
Muchos se escandalizaron cuando Google anunció la compra de YouTube por 1.650 millones de dólares. Siete años después, Facebook paga 11 veces más por el popular servicio de mensajería WhatsApp.
Los 19.500 millones de dólares (unos 14.000 millones de euros) que se ponen sobre la mesa parecen igualmente una locura. La mayoría le ve más sentido estratégico que económico, al menos a corto plazo, y al tratar de ver la racionalidad en la operación, muchos ven la clave en el tiempo que dedican los usuarios a cada aplicación en sus dispositivos.
Además, Facebook se refuerza en el móvil y elimina a un potencial competidor o, más aún, evita que caiga en las manos de algún rival, como Google, del que se dice que estaba dispuesto a pagar 10.000 millones de dólares por WhatsApp.
El mercado, tras las dudas iniciales, bendijo la operación y las acciones de Facebook mantuvieron el tipo. Pese a las cifras y las preguntas, en Wall Street se evita hablar de una nueva burbuja tecnológica.
Se trata de la quinta mayor operación en la historia de la industria tecnológica, y es la mayor operación de la red social y en la historia reciente de Silicon Valley.