lunes, 14 de febrero de 2011

SITUACIÓN ECONÓMICA FEBRERO 2011: Persisten los graves problemas para España.

Cabe esperar que durante 2011 la economía española vaya a mejor. Quizá de una forma agridulce: alguna noticia positiva acompañada de otra negativa.
Probablemente lleguen atisbos de recuperación, pero en forma muy lenta.
La pérdida de confianza de los consumidores y de los empresarios no es un buen aliado para la reactivación. Es preciso recobrarla para realizar las oportunas reformas bajo el convencimiento de que puedan dar sus frutos de la forma más rápida. En ese sentido, la concertación entre los políticos, los sindicatos y la clase empresarial es una obligación ineludible.

GLOBAL:

La crisis global, esencialmente crediticia, no está del todo superada. La Reserva Federal estadounidense ha manifestado su clara intención de mantener sus excepcionales medidas monetarias hasta que se hayan superado completamente los riesgos de estancamiento, y se reduzcan las elevadísimas tasas de desempleo. Lo que explica que mantenga su relajación monetaria con unos tipos de interés mínimos.
En contraste, la política monetaria de la eurozona es menos expansiva. El BCE, reiteradamente, frente a la ausencia de inflación, no ha dejado de inquietar con veladas afirmaciones de retirada de su relajación monetaria. Mantiene el tipo de interés en el 1% y, aunque los necesarios créditos bancarios continúan alejados de la normalidad, algunos opinan que la autoridad monetaria de la región del euro endurecerá su política monetaria antes que la Reserva Federal en Estados Unidos.
De materializarse la expectativa citada, las perjudicadas serían las empresas de la eurozona, reduciendo sus posibilidades de crecimiento. En un momento dónde la tasa de inflación media en la Unión Monetaria se mantiene controlada y el euro continúa apreciado frente al dólar, sería lamentable la retirada de los, por ahora, imprescindibles estímulos monetarios.
Por otro lado, la política presupuestaria en la eurozona, como resultado de las exigencias alemanas y de las presiones del mercado de la deuda, no está contribuyendo a compensar a la debilitada demanda privada. En lugar de ser contracíclica, es procíclica (disminuye aún más la demanda), por lo que impide que desaparezcan las amenazas de una recaída.
La cumbre de Davos se ha cerrado con un moderado optimismo: una salida de la crisis a tres velocidades con una serie de riesgos asociados: crisis fiscal de la eurozona; la escalada de precios del petróleo, los alimentos y otras materias primas; y el temor a posibles nuevas burbujas en las economías emergentes.
Ha sido el economista chino, Zhu Min (asesor especial del Fondo Monetario Internacional) el que acuñó la idea de los tres grupos en la primera sesión de la cumbre en Suiza:
En el primer vagón: China liderando a las economías emergentes, con India, Brasil y Rusia, y en general Asia y América Latina, saliendo de la crisis a toda velocidad. Incluso parte del África sub-sahariana que está creciendo a buen ritmo.
En el segundo grupo se encuentra la principal economía Estados Unidos, con las economías que mejor han amortiguado sus problemas: Canadá, Suecia, Noruega, Finlandia o Australia. Estos Estados no propiciaron la formación de burbujas inmobiliarias, por lo que no han padecido grandes problemas de endeudamiento.
En el último vagón, Reino Unido y la eurozona, que, pese a la locomotora alemana, no acaba de solucionar la crisis fiscal y que, claramente, se ha decantado por la austeridad germánica.
A los anteriores grupos, Kenneth Rogoff (ex economista jefe del FMI), añade una cuarta economía: "Japón que tras 20 años de estancamiento, combina una bomba demográfica: el envejecimiento de su población y la mayor deuda del mundo".
El resultado del conjunto mundial es que los emergentes aumentarán su PIB el 6% este año; Estados Unidos un 3%; y la eurozona y Japón menos del 2%.
Davos ha sido el contraste entre la “molesta política” (las llamadas a una mayor regulación) y los beneficios que vuelven a exhibir las multinacionales (los políticos aseguran que sin una nueva regulación financiera vendrá una crisis aún peor, y los bancos contraatacan amenazando con pinchar la recuperación si les exigen nuevas normas).

ESTADOS UNIDOS:

La primera economía mundial ha mantenido su recuperación económica, cerrando con una tasa media de crecimiento del 2,9% -la más alta en cinco años- y que contrasta con la contracción del 2,6% sufrida durante el año 2009.
Como viene ocurriendo desde el final de la recesión en la economía estadounidense (verano del 2009), su expansión sigue por debajo del potencial al que podría hacerlo.
Su economía dispone de las bases para proseguir creciendo durante este año 2011 a un ritmo de alrededor del 3,2%. No obstante, dado que no se logra alcanzar el crecimiento potencial, la tasa de paro no puede disminuir más rápidamente (permanece durante dos años por encima del 9,5%).
Ahora bien, existen señales positivas: el gasto de los hogares creció un 4,4% durante el trimestre, y el déficit comercial de su balanza de pagos se ha reducido notablemente a consecuencia del aumento del 10% de sus exportaciones.
Muchos analistas observan en estos momentos la evolución de los salarios y de los precios al consumo, tratando de anticipar la reacción que provocaría en la política monetaria de la Reserva Federal. El deflactor del PIB (la subida de precios real de todos los componentes del PIB) aumentó sólo cuatro décimas en el cuarto trimestre, por lo que la Fed contempla aún un escenario de estabilidad de precios.
Según el Departamento de Trabajo estadounidense, los salarios aumentaron un 2% en 2010 (seis décimas más que en 2009). Se trata del aumento más bajo en las últimas décadas.
Según Bernanke, aunque la economía crecerá probablemente más rápido en 2011 que en el año pasado, el modesto crecimiento y la cautela de las empresas a la hora de contratar a nuevos empleados sugieren que "no habrá una mejora significativa" en el mercado laboral. Y de nuevo ha vuelto a reiterar que "llevará años conseguir que el desempleo vuelva a un nivel más normal".
Igualmente ha señalado que "hasta que no veamos un periodo sostenido de creación de empleo, no podremos considerar que la recuperación está verdaderamente establecida". Esto significa que no quiere poner aún el pie sobre el freno de la política monetaria.
La máxima autoridad de la Reserva Federal, igualmente, ha expresado que a pesar del alza de las materias primas, contempla un escenario de precios estable. Apuntando que, aunque las probabilidades de deflación son cada vez menores, la inflación subyacente (incremento de precios sin alimentos y energía) continúa su senda a la baja.
Bernanke atribuyó el alejamiento de los riesgos de deflación a la recompra de títulos de Deuda Pública realizada por la Reserva federal, rechazando las críticas recibidas respecto a que esta sea la causa de la subida del precio de las materias primas -uno de los factores detonantes de la tensión en Egipto y otros países de la región-. Dijo que "es injusto atribuirlo a ello. Es consecuencia, según señaló, de que los países emergentes crecen por encima de su capacidad. Son ellos los que deben dar con la manera de crecer de una forma más equilibrada".

CHINA:

Cuándo el mundo occidental sigue peleando para dejar atrás a la gran crisis, China mantiene un ritmo de crecimiento envidiable. La Oficina Nacional de Estadísticas de ese país, ha comunicado que su PIB (Producto Interior Bruto) registró un aumento del 10,3% durante 2010. Alcanzando una cifra de 39,8 billones de yuanes (unos 4,4 billones de euros).
El gigante asiático ha consolidado su posición como “segunda economía mundial”, una vez que ha superado (los datos definitivos se conocerán a lo largo de este mes de febrero) a Japón. Para muchos analistas, se pondrá al nivel de Estados Unidos en el año 2020.
No obstante, como se señala reiteradamente, la economía sigue bajo la amenaza de la inflación, que en el mes de diciembre pasado fue del 4,6%. Esta cifra aunque menor que la de noviembre (5,2%), evidencia que la contención de precios ha sido más baja de lo esperado. Se presagian, por tanto, nuevas medidas de endurecimiento en la concesión de créditos y también subidas en los tipos de interés. La subida de precios en todo el año 2010 fue del 3,3% (el objetivo oficial era no rebasar un aumento del 3%).
Dado el potencial efecto de desestabilización social, una de las mayores preocupaciones del Gobierno de China es controlar los precios (en especial de los alimentos y la vivienda). Es por esa razón, que desde principios del año pasado, ha incrementado dos veces los tipos de interés y, nada menos, que siete veces su coeficiente de Caja (la cantidad de dinero que deben mantener los bancos como encaje bancario o reservas de caja).
Respecto al tipo de cambio del yuan, muchos analistas esperan que se revalorice un 5% durante este 2011.
Según Ma Jiantang, el responsable de la oficina de estadísticas: "actualmente, la economía se encuentra en un periodo crítico de transformación de la fase de recuperación a un crecimiento estable, por lo que China redoblará los esfuerzos para modificar el patrón de crecimiento". Se trata de buscar un modelo más orientado hacia el consumo interno, y menos en las exportaciones y en la inversión.

UNIÓN EUROPEA:

Según la Oficina Federal de Estadística germana, la economía de Alemania creció un 3,6% en 2010. Sin duda, es la mayor tasa de crecimiento desde la reunificación en el año 1990. Contrasta esta cifra de crecimiento con la habida un año antes -el año más duro de la crisis- dónde su Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo, nada menos, que 4,7 puntos.
De esta forma, según el presidente del Bundesbank, su recuperación podría verse completada durante este 2011. Es decir, si consigue alcanzar unos niveles económicos similares a los registrados antes de la Gran Recesión.
Su ministro de Economía, Rainer Brüderle, ha destacado el hecho que Alemania haya "crecido al doble de velocidad de la media europea". Haciendo especial énfasis sobre la circunstancia de que el presente auge "ya no se debe solo a las exportaciones -motor de la economía alemana- sino también al aumento de la demanda interna”.
Rainer Brüderle, ministro liberal, no desaprovechó el momento para postular una de las aspiraciones de su partido: una rebaja de impuestos al socaire del crecimiento, justificándolo en base a la buena salud del mercado laboral alemán, que cuenta en este momento con 40,5 millones de personas trabajando (se trata de la cifra mayor de la historia y representa el porcentaje más alto en 20 años respecto a la población general).
Sin embargo, estas propuestas no deben gustar mucho al titular del Ministerio de Hacienda, Wolfgang Schäuble, que se enfrenta a un déficit del 3,5% del PIB (superior a lo permitido por el Pacto de Estabilidad).
Sin embargo, el endeudamiento público se ha moderado hasta los 44.000 millones de euros (alrededor de la mitad de lo que el Gobierno alemán había previsto a principios de año). La ley alemana impone que el déficit no supere el 0,35% del PIB dentro de cinco años, una cantidad que, al día de hoy, no superaría los 10.000 millones de euros.
Sin duda, uno de los aciertos mayores de Alemania en el pasado ha sido, que frente a los “cantos de sirena” relativos a las excelencias de la nueva economía financiera, hiciera “oídos sordos” prefiriendo cultivar a su sector industrial, que es el que en gran medida está detrás de su magnífico comportamiento económico.
La afirmación anterior viene confirmada por la realidad: el crecimiento durante 2010 se debió a la floreciente exportación de productos manufacturados. Las exportaciones crecieron un 14,2%. Las inversiones también aumentaron. La industria alemana, aupada por la enorme demanda exterior, invirtió un 9,4% más que en 2009 en maquinaria, vehículos y demás herramientas. Consecuencia de ese buen ambiente, es que los consumidores también hayan intensificado sus compras, ya que el gasto privado en consumo aumentó un 0,5%. El gasto público creció aún más, en un 2,2%. Las inversiones en el sector de la construcción aumentaron un 2,8%.
Muchos analistas esperan que el crecimiento del PIB durante este 2011 supere al 2%, como consecuencia del buen comportamiento del consumo privado y de la inversión empresarial.
La Cámara Alemana de Industria y Comercio espera que la industria del país crezca un 5% este año (más del doble que el conjunto de la economía).
Por tanto, se confía en que la industria siga tirando de la coyuntura. Ahora bien, el principal riesgo es el encarecimiento de las materias primas. También las exportaciones podrían resentirse si el euro se apreciase en el mercado de divisas (algo que no parece probable debido a los problemas de los países mediterráneos, y que no impulsa a la moneda común en ese sentido).
Ahora bien, la mayor amenaza, como señalaba un comentarista en el diario Süddeutsche Zeitung, no es otra, que la profunda sima entre la boyante Alemania y sus socios de la Unión Monetaria (a la eurozona se dirigen el 40% de las exportaciones alemanas). Este desequilibrio "podría ahogar el crecimiento por la misma razón que lo hace tan asombroso: es solitario".
Por otro lado, la subida de precios en la eurozona no es un hecho que inquiete al Banco Central Europeo: según su presidente, Jean-Claude Trichet, “el nivel actual de tipos de interés (el 1%) es el apropiado".
Contrasta, fuertemente, con la última reunión del BCE a mediados del pasado enero, en la que Trichet dio a entender que la inflación era la preocupación número uno para la autoridad monetaria (se especuló con una próxima subida de tipos).
Los precios han subido un 2,4% en la eurozona (consecuencia de las subidas de precios de los productos energéticos). Como veremos, en nuestro país el IPC ha alcanzado un preocupante aumento del 3,3%.
En los últimos días, el petróleo brent, de referencia en Europa, ha sobrepasado los 100 euros el barril, como consecuencia de la crisis de Egipto. Sin embargo, según Jean- Claude Trichet, el efecto de estas amenazas "no es relevante" a la hora de establecer la política monetaria del BCE.
El presidente del BCE ha señalado que espera que las presiones inflacionistas estarán bajo control en los próximos meses: "probablemente se mantendrá por encima del 2% durante la mayor parte de 2011, pero descenderá hacia finales de año. Situándose a medio plazo por debajo del techo objetivo del 2%".
Con la excepción de Alemania, las economías de la región del euro se encuentran alejadas de indicadores claros de recuperación, por lo que los importantes recortes fiscales impuestos a la mayoría de estos países y la todavía inexistente normalización de los mercados financieros, actuarán como una losa sobre el crecimiento, al menos durante la mayor parte de 2011.
El mantenimiento de los tipos de interés por el BCE, en el 1% por ahora, va en línea con la Reserva Federal estadounidense que los mantiene entre el 0% y el 0,25%.
Trichet apuntó que pese a "la mejoría habida en el mercado de la deuda, deben continuar las ayudas a los bancos de la eurozona, porque todavía la situación está lejos de normalizarse”. Defendió el mantenimiento de las medidas extraordinarias de liquidez, como las operaciones principales de refinanciación y la compra de deuda pública. La Reserva Federal mantiene por su parte también activados los programas masivos de deuda pública para inyectar liquidez en la economía. En consecuencia, no parece que vayan a materializarse subidas de tipos en el horizonte más cercano a ambos lados del Atlántico.
Finalmente, hay que citar a las nuevas propuestas de Ángela Merkel y Sarkozy: el eje franco-alemán, está intentando una mayor coordinación y convergencia de las políticas económicas de los 17 países de la zona euro para reforzar su competitividad.
Este llamado Pacto por la Estabilidad, inspirado por Ángela Merkel, no cuenta aún en Bruselas con el apoyo suficiente. Alemania está fijando como condición para ampliar el fondo de 440.000 millones de euros destinado al rescate de países en riesgo y flexibilizar su empleo, una serie de medidas tales, como “prohibir la indexación de salarios a la inflación”; “incluir en las Constituciones nacionales límites al déficit y la deuda”; “armonizar el impuesto de sociedades”; y “aumentar la edad de jubilación” como medidas más destacables.
España, Bélgica o Austria, algunos de los que se resisten, han manifestado sus recelos a eliminar las cláusulas de revisión salarial relacionadas con la inflación. Para limar diferencias, Berlín y París pretenden celebrar una cumbre extraordinaria durante el próximo mes de marzo.

ESPAÑA:

Desgraciadamente, es evidente que la débil salida de España de la recesión durante el pasado año no ha sido suficiente para cortar la enorme destrucción de empleo que hemos padecido en la economía. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), nada menos que unas 1.000 personas se han sumado diariamente al desempleo durante el año 2010. De forma que al cierre del ejercicio se alcanzó el desafortunado récord de 4,7 millones de parados.
Y es peor, tras encadenar dos trimestres con un leve aumento en la creación de puestos de trabajo, el mercado laboral, entre octubre y diciembre, ha vuelto a suponer que más de 20 de cada 100 personas que en España se ofrecen como fuerza de trabajo (la población activa) no lo han conseguido (al menos en la economía oficial).
La Encuesta de Población Activa (EPA) relativa al último trimestre de 2010 registró 138.600 personas ocupadas menos, de las que 16.700 optaron por no seguir buscando trabajo (los llamados desanimados o desalentados que dejan de buscar empleo y pasan a engrosar las cifras de inactivos –no desempleados-). El resto, 121.900 personas, engrosaron el paro. La crisis española lleva, por el momento, más de dos millones de empleos destruidos.
Con este panorama, hoy por hoy, resulta difícil hablar de que la economía española ha salido de la grave depresión económica que venimos arrastrando.
Para confirmarlo, durante el pasado mes de enero se ha elevado el llamado Paro Registrado (los desempleados que se inscriben como tales en las Oficinas de Empleo) a un nivel récord de 4,23 millones de personas (el nivel más grande jamás alcanzado en los servicios públicos de empleo). El fuerte incremento del paro en servicios -y en menor medida del resto de los sectores- ha motivado que otras 130.930 personas se incorporen a ese registro en el primer mes del año.
El Paro Registrado permite evaluar la evolución más inmediata del desempleo, por lo que este funesto comienzo de año siembra importantes dudas sobre las previsiones oficiales que apuntan a un leve repunte del empleo para el segundo semestre.
La única mejoría observada en el pasado enero, tradicionalmente un mes malo para el empleo, es la contratación indefinida. Durante el mes pasado, ha habido un aumento del empleo estable tanto en el mes como en el año (las caídas del empleo temporal sólo se han producido durante enero). Esa evolución ha aumentado al 9,21% la ponderación respecto al total los nuevos contratos indefinidos sobre el total de nuevos contratos (una cifra aún muy baja).
Muchos analistas señalan que es relativa la incidencia de la reforma laboral en esas cifras. La mitad de los contratos indefinidos en enero se formalizaron con la etiqueta de contrato de fomento, la fórmula de despido más barato (33 días por año trabajado) que ha impulsado la reforma del mercado de trabajo. Pero son las conversiones de empleo temporal en fijo las que motivan ese protagonismo del contrato de fomento. Porque las contrataciones que se realizan inicialmente bajo esta modalidad son ahora más reducidas que hace un año, cuando no existía reforma laboral.
Por otro lado, las prestaciones por desempleo han mostrado un cambio: ha bajado el número de beneficiarios, ya que el número de desempleados que van agotando el cobro de la prestación supera a las incorporaciones, por lo que el gasto en esa partida está cayendo -cada vez con más fuerza- por quinto mes consecutivo.
Es grave, pero no alienta al optimismo la observación de las cifras de afiliados a la Seguridad Social: la caída de 223.143 que se produjo en enero deja el número de cotizantes en 17,36 millones, el dato más bajo desde febrero de 2005.
Para mayor preocupación, hay que referirse también al hecho de que el fuerte desplome en el empleo ha terminado por erosionar a la Seguridad Social. En 2010, el instituto público tuvo un saldo positivo de 2.382,97 millones, un 0,22% del producto interior bruto. Un resultado que será decisivo para mejorar el saldo final del conjunto de las Administraciones españolas.
Pero el año pasado, por primera vez, el dinero que ingresó por las cotizaciones sociales de quienes tienen trabajo (94.4822,7 millones) no fue suficiente para cubrir el gasto de las pensiones contributivas (95.714 millones), las que reciben quienes han cotizado para tener derecho a ellas.
Nunca en la historia moderna de la Seguridad Social, ni siquiera tras la recesión de 1993, la mayor partida de gastos (pensiones contributivas) había superado a la mayor partida de ingresos (cotizaciones de ocupados). El desfase se ha producido como consecuencia de unos ingresos por cotizaciones inferiores a los previstos y un gasto en pensiones superior al del presupuesto inicial. Ello da argumentos a la reforma emprendida en el sistema de pensiones.
Eso sí, el instituto público no solo recauda cotizaciones por las cuotas de empresarios y empleados. Los Servicios Públicos de Empleo cotizan por los parados que cobran prestación y paga por las bonificaciones a la contratación (en total, 10.860 millones en 2010), pero se trata de dinero público que al financiar a la Seguridad Social genera déficit en las cuentas del Estado. Del otro lado, las pensiones no son la única prestación contributiva a la que hacer frente con las cotizaciones, pues estas también sirven para financiar la incapacidad temporal, las prestaciones por maternidad y paternidad, y algunas otras. En su conjunto, gracias a las aportaciones por los parados, el conjunto de cotizaciones (105.682,7 millones) aún cubre por un mínimo margen el conjunto de las prestaciones contributivas (105.444,7 millones).
Por otro lado, la Seguridad Social cobra de los presupuestos estatales y de otras fuentes fondos con que hacer frente, entre otros, al pago de pensiones y otras prestaciones no contributivas.
En su conjunto, la suma final de ingresos no financieros cayó un 0,65%, hasta 122.485,55 millones. Los gastos, por su parte, ascendieron a 120.101,58 millones, un 4,55% más que el año anterior. En este capítulo, destacó especialmente el aumento del gasto de las pensiones contributivas, un 6,38%, algo que se explica básicamente por el llamado efecto sustitución. Al final, el superávit fue de 2.383 millones, y no hubo déficit, entre otras cosas, gracias a que los más de 60.000 millones del Fondo de Reserva de las pensiones (invertidos en un 88% en deuda pública española) generaron 2.661 millones en intereses.
Sin duda, en última instancia todo está relacionado con la situación del PIB español. Hay que destacar que el debilitado consumo español no ha superado el impacto de la subida del IVA, el final de las ayudas a la compra de automóviles, el desplome de las construcción –tres años después de la explosión de la burbuja inmobiliaria- acentuado con el fuerte recorte de la obra pública son factores explicativos de lo que está ocurriendo en el mercado laboral, y en general, de todos los problemas señalados.
A pesar de todo, la débil recuperación de la economía española se produjo en el tramo final del año pasado gracias a las exportaciones. Como ha señalado el Banco de España en su Boletín Económico del mes de enero: "el sector exterior volvió a desempeñar un papel fundamental para amortiguar los descensos de la actividad interna".
El Banco de España estima una aportación positiva del sector exterior en 0,6 puntos porcentuales, suficientes para contrarrestar la caída de la demanda interna. El resultado es que entre octubre y diciembre el PIB creció un 0,2% respecto al tercer trimestre y un 0,6% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
Los datos reflejan que la economía española se estancó el año pasado. En 2009 el PIB cayó un 3,7%; en 2010 el retroceso se habría quedado en el 0,1%.
Los cálculos del Banco de España mejoran el pronóstico del Gobierno, pero habrá que esperar a los datos definitivos, porque la cifra final está a medio camino entre el -0,1% y el -0,2%. El deterioro de la producción industrial en diciembre y las bruscas oscilaciones del gasto público en el trimestre de cierre presupuestario, añaden incertidumbre sobre esa cifra final.
El Boletín del Banco de España también destaca que "el débil avance de la actividad contrasta con registros más elevados de la zona euro que cerrará 2010 con un crecimiento cercano al 2%”. España es la única gran economía mundial que encadena dos años con tasas negativas en el PIB, una circunstancia que tampoco se produjo en las últimas grandes crisis de la economía española (las de los años 59, 81 y 93 del siglo pasado). Y la inversión residencial, sin duda una causa, y a la vez síntoma más evidente del problema económico, no alcanza en estos momentos una cifra equivalente al 4% del PIB español.
Por lo que respecta a la evolución de los precios, el Servicio de Estudios Económicos del organismo supervisor español llega a la conclusión, de que el repunte del IPC -que en enero marcó una tasa interanual del 3,3%- "debería ser temporal" (el hecho de subida de los precios ofrece un fuerte contraste con la atonía del consumo).
Señala que “el acelerón en los precios del consumo debería perder fuerza en la segunda mitad del año, cuando deje de pesar en la comparación interanual la subida del IVA (del 16% al 18%) que entró en vigor en julio pasado”. Calcula que hasta entonces el incremento del IVA aportará 0,6 puntos porcentuales a la tasa interanual de inflación; un aumento que habría sido mayor si las empresas no hubiesen disminuido sus márgenes para absorber parte de ese incremento impositivo. Justo lo contrario de lo que hizo en diciembre el sector del tabaco, que aumentó los precios del tabaco un 20% interanual, "más del doble de lo que justificaría la subida de impuestos" sobre este producto, en opinión del Banco de España.
Según el Banco de España, en función de la evolución futura del precio del petróleo, la inflación española se situará entre el 1,2% y el 2,2% a finales de diciembre de 2011. Llama a trabajadores y empresarios para que no tomen en cuenta el repunte "temporal" en sus expectativas de inflación. El supervisor se congratula de que el incremento salarial se haya moderado al 1% en 2010, una subida que queda por debajo de la inflación media (1,8%) y de la productividad (2,2%).
En otro orden, concretamente respecto a los problemas no menos importantes del sector financiero, hay que destacar que la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, anunció que las cajas, "al ser entidades no cotizadas, necesitarán un nivel de capital mínimo -core capital- de entre el 9% y el 10%" sobre sus activos ponderados por riesgo.
La definición clásica de core capital nos dice que es el capital básico -traducción literal del inglés- de una empresa, lo que a efectos prácticos se reduce a un ratio que mide la salud financiera de una compañía: su solvencia. Este ratio, que en algunos lugares también se conoce como Tier1 mide la relación en porcentaje entre el capital básico (fondos aportados por los accionistas de una sociedad y reservas) y las deudas de una entidad.
Pues bien, la vicepresidenta Salgado ha señalado que las que no lo alcancen, serán parcialmente nacionalizadas ya que el Estado entrará en el capital con acciones y nombrará consejeros profesionales. Con los últimos datos disponibles, la mayoría de las cajas tendrán que reforzar el capital.
Esta declaración llegó después de que el Gobierno adelantara que todos los bancos y cajas tendrán que tener un 8% de capital básico a partir del 30 de septiembre. Es decir, que tienen que acumular recursos por valor del 8% según los riesgos de todo tipo que asume la entidad. Esta cifra ya supone el nivel más elevado de Europa, donde no se pide más del 7% de capital y cifras menores en muchos casos.
Pero para aquellas que no coticen o que no tengan una participación significativa de inversores privados, o que cuenten con créditos en los mercados mayoristas por más de un 20% de sus activos, el porcentaje de capital puede llegar al 10%, como aclaró Salgado. Esta mayor exigencia supone una dificultad añadida para las cajas, sobre todo porque algunas (la fusión liderada por Caja Madrid-Bancaja, NovaCaixaGalicia, Unnim, CatalunyaCaixa así como Bankinter y Banco de Valencia) todavía no alcanzan ni el 8% general con las cifras actuales.

MERCADOS:

En contraste con los graves problemas, sobre todo del paro, la Bolsa ha terminado el mes de enero con un panorama menos desolador.
En cuanto al Ibex 35 es destacable el progreso obtenido durante este inicio de 2011. Si el año anterior lo cerró a la cola de las bolsas europeas, lo cual era un fiel reflejo de la situación económica que vivía España, este mes de enero ha terminado a la cabeza de las subidas. El crecimiento, en 9,6 puntos, hace que enero haya sido su mejor mes desde julio del 2010.
Igualmente, la prima de riesgo española (mide el mayor interés que debe ofrecer España -respecto al rendimiento que da Alemania por obligaciones similares- para hacer atractivos sus títulos de deuda a los inversores) cayó el pasado enero por debajo del nivel de 200 puntos que alcanzó en noviembre pasado debido a la crisis de Irlanda.
La rebaja en el diferencial del bono español ha estado impulsada por un informe favorable de la agencia de calificación Standard & Poors que (aunque ha mantenido sin cambios la nota de la deuda española a largo plazo ("AA")), ha destacado el esfuerzo continuado y el impulso que el Gobierno ha mostrado para hacer frente a los desafíos.
Por lo que respecta al mercado de la vivienda, hay que señalar que la grave situación en la que cayó el sector inmobiliario hace ya más de tres años parece no tener fin. A un mercado asfixiado por la falta de financiación, el exceso de oferta y unas perspectivas de crecimiento económico y de empleo deprimentes, se une un proceso de caída de precios que comenzó en 2008 y que no tiene visos de concluir.
Por si fuera poco, España que ha de importar en su práctica totalidad el petróleo, ha visto que el precio ha alcanzado de nuevo el nivel de los 100 dólares el barril. Los contratos al contado con una docena de crudos de alta calidad del mar del Norte, Asia y Australia han despejado muy pronto la incógnita que existía respecto a si se iba o no, a alcanzar ese nivel. De esta forma, el precio ha superado un umbral que solo se traspasó con la burbuja especulativa del año 2008.

EMPRESAS:

Se ha sabido que John Paulson (conocido gurú de los activos tóxicos) sigue engordando su ingente fortuna personal a un ritmo que impresiona incluso en Wall Street. El agresivo gestor de fondos neoyorquino, se embolsó 5.000 millones de dólares (casi 3.700 millones de euros) en 2010.
Son 1.300 millones más que la ganancia récord que obtuvo tres años antes, cuando siguió el camino contrario al resto de inversores y apostó por el colapso del mercado hipotecario en EE UU. Nadie antes fue capaz de generar tanta fortuna en la plaza financiera más competitiva del mundo como él.
Claramente, no ha habido recesión económica para Paulson. El año pasado, de acuerdo con la información financiera revelada por The Wall Street Journal, el gestor de fondos ganó 158,55 dólares cada segundo. Una nueva marca para su brillante, aunque controvertido, expediente de negocios. Desde que fundó su fondo especulativo en 1994, solo perdió dinero en una ocasión.