martes, 9 de octubre de 2012

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL OCTUBRE 2012: es dificil encontar algo positivo.


¿Están comenzando las autoridades monetarias y políticas a “verle las orejas al lobo”? El Gobierno británico ha anunciado un programa de inversiones públicas y la creación de un banco público para pequeñas y medianas empresas con la intención de incentivar a la economía a salir de una recesión que dura ya tres trimestres.

¿Será consecuencia de una mayor sensibilización hacia las consecuencias de la inhibición del Banco Central Europeo, y de una política de austeridad que hace descansar el peso de los ajustes sobre los segmentos más débiles de la sociedad?

GLOBAL:

Se ha conocido que el Fondo Monetario Internacional (FMI) va a revisar a la baja sus previsiones de crecimiento de la economía mundial para 2012 y 2013 en una y tres décimas, respectivamente.

Las nuevas previsiones de la institución recogen un crecimiento de la economía global del 3,3% este año y del 3,6% el próximo, en contraste con el 3,4% y el 3,9% que recogían sus anteriores estimaciones.

Para la zona euro, los economistas del FMI esperan este año una caída del Producto Interior Bruto del 0,4% y para 2013 anticipan sólo un pequeño crecimiento del 0,2%. Hace tres meses, el Fondo esperaba una contracción de tres décimas en 2012 y un incremento del PIB del 0,7% el próximo año.

En la misma línea, el FMI advierte al Gobierno de Ángela Merkel de que en el actual contexto debe abordar reformas estructurales "para fortalecer el nivel relativamente bajo de inversión y el crecimiento potencial de la economía" del país germano.

El informe del FMI recoge unas perspectivas "sombrías" para la economía mundial durante el próximo año, y destaca que la eurozona sigue siendo "un foco de problemas".

"El enfriamiento adicional del crecimiento mundial este año y el próximo está marcado por el incremento de los riesgos a la baja", y el FMI advierte que las perspectivas de crecimiento para la economía global dependen de que se adopten los "pasos decisivos" tanto en la eurozona como en Estados Unidos "para estabilizar la confianza".

Por otro lado, el FMI señala de que la debilidad económica mundial también afectará a los mercados emergentes, por lo que ha reducido en dos décimas su estimación de crecimiento en 2013 para China, hasta el 8,2%; en seis décimas la de India, hasta el 6%; y en siete décimas la de Brasil, hasta el 4%.

ESTADOS UNIDOS:

Durante el pasado septiembre, la tasa de paro en Estados Unidos alcanzó el 7,8 por ciento en septiembre (el nivel más bajo en cuatro años). Según la Oficina de Estadísticas Laborales se han creado 140 mil empleos en Estados Unidos.

La persistencia de las malas condiciones del mercado laboral durante 4 años, que llegaron a ocasionar una pérdida de puestos de trabajo superiores a los 600 mil al mes, se ha ido moderando desde su máximo de octubre de 2009 cuando alcanzó el 10 por ciento (la cifra más alta de desempleo en las últimas tres décadas).

No obstante, la Reserva Federal ha anunciado un plan de compra de 40 mil millones de dólares mensuales en valores respaldados por hipotecas tratando de conseguir un mayor crecimiento económico con la consiguiente mejora en el empleo.

Igualmente, la Reserva Federal mantiene su compromiso de mantener los tipos de interés próximos a cero hasta mediados de 2015 tratando de estimular la recuperación económica.

Sin embargo, como consecuencia de la debilidad que sufre la economía mundial, especialmente en los países de la zona euro, no es posible el ansiado cambio de tendencia en el empleo de Estados Unidos.

Si la contracción e insuficiencia de la demanda se mantiene, el desempleo seguirá aumentando. Los malos datos para la producción industrial de Alemania, Francia, Italia y España, no anticipan una recuperación temprana del empleo en Europa sino más bien una aceleración de la recesión que ya ha comenzado a sufrir una parte del mundo.

CHINA:

Según algunos analistas, el aterrizaje de la economía china está siendo más brusco de lo esperado. Así lo apuntan datos como las exportaciones o la producción industrial. Sorprende el que señalen que quizá las autoridades chinas están posponiendo intencionadamente medidas de estimulo contundentes para acelerar el crecimiento económico.

Esperan que este año sea de consolidación y de enfriamiento de la burbuja inmobiliaria que había comenzado a inflarse.

UNIÓN EUROPEA:

Adquiere cada vez más peso en la opinión pública que, ante la exigencia y necesidad de urgentes respuestas, las autoridades europeas no están respondiendo adecuadamente. Un sector de los analistas se pregunta respecto al tiempo que dispone, o que le queda a Europa, dentro del agudo desequilibrio Norte-Sur, con un mercado interbancario colapsado, y con las democracias de varios países empezando a pasarlo mal.

 ¿Queda tiempo para salvar al euro y para relanzar a las instituciones comunitarias, si  los líderes siguen siendo incapaces de respetar los acuerdos firmados, o si Alemania impone nuevas y más exigencias?

Por su parte, el Gobierno español ha utilizado la aparente calma de la prima de riesgo española, para emitir señales ambiguas sobre la petición del rescate, sin duda retrasada por el calendario electoral en Galicia y el País Vasco.  Y, sobre todo, por la postura de Ángela Merkel, que también por razones electorales quiere retrasar el rescate a España.

Lo más grave es que Alemania, Holanda y Finlandia han lanzado un contundente mensaje que pone en duda el calendario de la unión bancaria que se había acodado. Esta circunstancia implica la pérdida de la recapitalización directa de los bancos españoles, e incluso impone exigencias que impiden romper esa espiral banca-deuda soberana, dejando todo el plan anti crisis seriamente cuestionado. De esta forma, se tira directamente a la papelera todo el calendario acordado el pasado mes de junio.

La prolongada crisis del euro se está convirtiendo en la causa de una enorme desestabilización. Sin embargo, Alemania, Holanda y Finlandia aducen que no hay ningún cambio en su posición. Según ellos  se trata simplemente de una interpretación de la pasada cumbre. La mayoría de los analistas no comparte esa opinión.

La realidad es que Berlín no sólo está actuando contra el espíritu de los acuerdos que se habían alcanzado, sino también lo está haciendo incluso contra la letra del acuerdo: deja claro que los plazos no se van a cumplir, entre otras cosas porque no quiere que nadie meta las narices en sus bancos regionales y locales, que están tan mal como las cajas españolas.

Otro hecho relevante es que la estrategia impuesta de la austeridad está  fallando estrepitosamente. Mientras no regrese el crecimiento económico (aumentos del PIB) Europa va a seguir con respiración asistida. Y ya está faltando el aire.

La realidad es que no hay economía alguna que pueda soportar indemne dos, o tres años en recesión, acompañada de una austeridad germánica como la hasta ahora impuesta. Las sociedades pueden aguantar los recortes si ven un hilo de esperanza, pero en el Sur de Europa no se vislumbra ni de lejos la salida de la crisis, sino aún más recesión y paro. La historia enseña que hay un umbral del dolor: sin avisos previos, el hilo social puede romperse si se somete a grandes tensiones como consecuencia de la fatiga por la austeridad, la falta de esperanza, y la excesiva tensión.

En este contexto, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, recordó que la institución está preparada para intervenir en el mercado y suavizar así las tensiones financieras que soporta España, pero que solo lo hará cuando Madrid pida oficial y formalmente el rescate.

Desde que el BCE anunció su decisión de poner en marcha un programa de compra ilimitada de deuda en el mercado secundario en beneficio de aquellos países que reclamasen su ayuda, el acoso sobre la prima de riesgo española ha descendido de forma considerable, después de haber marcado máximos por encima de los 630 puntos básicos.

En el caso de España,  Draghi señaló que no corresponde al BCE, sino a los propios socios de la UE, la responsabilidad de decidir si el rescate financiero debe conllevar la imposición de nuevas condiciones a nuestro país. Igualmente, recordó que España ha aplicado ya una buena dosis de reformas pendientes y que eso “es algo que el mercado tiene en cuenta”.

Sin embargo, Alemania, Holanda y Finlandia han dado señales de que, por ahora, no desean que España pida un rescate, que les obligaría a dar explicaciones a sus ciudadanos que rechazan aportar nuevos fondos.  

Además, existen muchas evidencias respecto a que Alemania y sus aliados impondrán duras condiciones si el Gobierno de Rajoy sale de la zona gris en la que se ha atrincherado y solicita una ayuda que parece inevitable. En contraste, Italia y Francia quieren desesperadamente un cortafuegos, al igual que las instituciones europeas.

Ahora bien, esta estrategia  podría salir mal si se agrava la recesión española: el desplome de los ingresos públicos augura un agujero en el déficit. Las sensaciones acerca del Presupuesto y las pruebas a la banca son ambivalentes. De ahí que muchas voces postulen la urgencia en la solicitud del rescate por el Gobierno español esgrimiendo argumentos variados: es mejor pedir ayuda con viento favorable, España solo puede ir a peor, es realmente torpe resistirse…

Sin embargo, aunque Bruselas ha manifestado que “está dispuesta y preparada” para el rescate a la economía española, y se ha esperado como algo inminente, el ministro de Economía, Luis de Guindos, negándose a llamarlo rescate, asumió que se precisan ayudas pero solicitó “ciertas condiciones por parte del BCE”.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha insistido en la necesidad de ganar tiempo: “debemos madurar la decisión, pero sin descartar ninguna posibilidad”.

La relativa mejoría de la prima de riesgo en el mercado,  y la posibilidad de que España sea capaz de obtener financiación en los mercados para algunos implica la posibilidad de descartar un rescate total. Según el Ministerio de Economía el Tesoro Público español tiene una situación más cómoda: ya ha cubierto el 88% de las necesidades de financiación de este año gracias a que gran parte se hizo a principios de 2012, cuando las condiciones de mercado eran mejores”.

No obstante, es difícil alejar la sensación de que España negocia a marchas forzadas algún tipo de ayuda financiera, ya que se cuestiona la capacidad de la economía española para cumplir sus objetivos: el mayor impedimento para que el Estado cierre este año con un déficit equivalente al 6,3% del PIB, y del 4,5% para 2014, es la recesión económica, mucho más grave de lo previsto.

ESPAÑA:

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha señalado que 2013 “será el último año de la recesión”. Ahora bien, un análisis de las partidas de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año no confirma esa afirmación.

Desafortunadamente, no es probable que se cumpla ese pronóstico. Del examen de los Presupuestos Generales del Estado se desprende que es   poco probable que tan venturoso pronóstico se cumpla: intenso crecimiento de la deuda pública (pasará del 85,3% en 2012, porcentaje ya revisado al alza, al 90,5%, debido principalmente a las ayudas públicas a la banca); un descenso de la inversión en infraestructuras del 15%; el descenso de las ayudas al desempleo, calculado en el 6,3%, circunstancia que comprimirá un poco más el consumo; y el recorte de la sanidad (más del 28%).

La distribución de recortes del gasto y de las previsiones de ingresos es, según la mayoría de analistas demasiado optimista. La subida anunciada de las pensiones es incompatible, desgraciadamente, con el compromiso adquirido en el Plan de Estabilidad de limitar los gastos en prestaciones sociales en el 15,9%, porque es dudoso que la mencionada caída de las prestaciones por desempleo proporcione un margen para las pensiones.

En cuanto a las previsiones de ingresos, se han sobreestimado para cuadrar el déficit. Cualquier crecimiento previsto en impuestos que dependen de la actividad económica (IVA, IRPF) es calificada casi con carácter general como “voluntarista”: se prevé que el año próximo los ingresos presupuestarios aumenten más de 13.000 millones y los ingresos totales alcancen los 124.000 millones.

Si, además, se reconoce que el desfase presupuestario en 2012 será del 7,4%, con un alza de un punto sobre lo previsto, la cuestión se desplaza rápidamente hacia la calidad de la gestión económica del Gobierno y las inevitables consecuencias que ese desfase tendrá en los mercados.

La mayoría de críticas a los Presupuestos Generales del Estado, lo llegan a calificar como “una previsión con escasa posibilidad de cumplimiento”: unas partidas bien definidas porque son obligadas (intereses de la deuda, pensiones...) y otras, casi todas, estimadas discrecionalmente para que cuadre la cuenta general. Ello conlleva a una situación en la que España difícilmente va a cumplir sus compromisos de estabilidad presupuestaria.

Para valorar adecuadamente los objetivos y medidas de los PGE para el próximo año 2013, hemos de partir del cumplimiento de los de este año: el objetivo de déficit para el Estado es el 4,5% del PIB. Hasta agosto, el déficit alcanzó, en términos homogéneos, el 4,3% del PIB. En las mismas fechas de 2011, el déficit era del 3,8% del PIB y acabó en el 5,1%. Haga el lector sus propios cálculos y verá lo difícil que es que se cumpla el objetivo.

Los ingresos de la Seguridad Social disminuyen y los gastos aumentan. El déficit acumulado en los 12 últimos meses hasta agosto, también en términos homogéneos, ronda los 4.000 millones de euros y va en aumento. Más que difícil, va a ser imposible acabar el año en equilibrio, como está previsto. Los gastos en prestaciones por desempleo han aumentado hasta julio un 5,5%, cuando estaba previsto que disminuyeran un 5,5% en el conjunto del año. Aquí puede haber, por tanto, otro desfase de más de 3.000 millones.

En cuanto a las comunidades autónomas, tienen que acabar el año con un déficit del 1,5% del PIB y en el primer semestre ya han consumido el 60% de esta cifra. Por último, tenemos datos del conjunto de las Administraciones Públicas hasta el segundo trimestre. La suma de los cuatro últimos trimestres da un déficit del 8,5% del PIB (excluyendo las pérdidas por ayudas a instituciones financieras), cifra prácticamente igual al 8,6% con que finalizó 2011. Los datos señalan, por tanto, que en la primera mitad del año no se ha avanzado en la corrección del déficit.

En resumen, no es probable que en el segundo semestre pueda llevarse a cabo la ingente tarea que estaba planeada hacer en todo el año, por lo que el déficit sobrepasará significativamente el objetivo del 6,3%. Si este año el déficit acaba siendo superior al previsto, tendrían que tomarse medidas adicionales a las que contemplan los presupuestos para llegar al 4,5% en 2013.

Otro punto a considerar es el cuadro macroeconómico: el PIB de la economía española puede caer en torno a un punto porcentual más de lo que contempla el Gobierno. Cada punto de menor crecimiento supone unas ocho décimas de más déficit.

En conclusión, el objetivo fundamental de los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, 2013 es altamente probable que no se cumpla.

En ese mismo sentido, el propio Gobernador del Banco de España, Luis María Linde ha señalado que  “ve riesgos de incumplimiento del objetivo de déficit impuesto por Bruselas a España”. Uno de ellos, el gasto en pensiones.

El compromiso del Gobierno de Mariano Rajoy de mantener el poder adquisitivo de los jubilados supondría un coste para las arcas públicas de 5.000 millones de euros. "Es un riesgo que existe para el cumplimiento de los objetivos de déficit", avisó Linde durante su comparecencia ante la comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados. "El Gobierno debe pensar muy seriamente si las revaloriza. La revalorización de las pensiones es una decisión importante que tendrá consecuencias en el déficit de este año y los siguientes. Todo el mundo conoce la situación y conoce su  impacto".

Tal y como marca la ley, el Ejecutivo debe revisar antes de diciembre la subida de las pensiones que efectuó el pasado mes de enero para ajustar a la evolución de los precios. Compensar ahora a los pensionistas por la desviación del IPC (que podría cerrar el año en el 3%) supondría un coste de 4.000 millones para el Estado. Si además Rajoy decide elevar esas pagas otro 1% en 2013, la factura se dispararía hasta los 5.000 millones de euros.

Por otro lado, hay que destacar que la agencia de calificación crediticia Moody's ha señalado que considera que las pruebas de resistencia a la banca española son positivas para los ratings de las entidades y mejorarán su solvencia y la confianza del mercado en el sector, pero advierte de que aún así podrían no ser "suficientes".

Moody's, que en breve concluirá su proceso de revisión para una posible rebaja del rating de España, señala que la recapitalización mejorará "considerablemente" la solvencia de las instituciones afectadas y ayudará a restaurar la confianza del mercado en el sistema bancario español en su conjunto.

Sin embargo, al mismo tiempo advierte de que si los mercados son "escépticos" sobre estos tests de estrés, "la confianza negativa podría socavar los esfuerzos del gobierno para recuperar totalmente la confianza en la solvencia de los bancos españoles".

La agencia destaca que las pruebas de resistencia independientes realizadas por Oliver Wyman tienen un alcance y un rigor mayor que los anteriores análisis de la banca española, pero añade que los resultados están por debajo de lo que estima como necesario para mantener la estabilidad en sus escenarios adverso y altamente adverso.

La agencia apunta que sus pruebas no recogen una diferencia tan grande de las necesidades de capital entre los bancos más débiles y los más fuertes en el escenario adverso y calculan que las entidades españolas necesitarán entre 70.000 y 105.000 millones de euros, frente a los 53.700 millones de euros ya anunciados.

Pese a que destaca que muchos de los supuestos utilizados en el ejercicio de Oliver Wyman son "conservadores", también incide en que otros que reducen considerablemente la caída del capital podrían ser cuestionados.

Asimismo, cree Moody´s que ante la ausencia de un mercado que permita una valoración más transparente de los activos inmobiliarios, espera que los inversores presten más atención al escrutinio detallado aplicado a la valoración de las carteras de préstamos y activos embargados, así como a la mayor y más específica información por grupos bancarios.

En general, la agencia considera que la inmediata recapitalización de la banca española es "intrínsecamente positiva" para los ratings de todos los bancos españoles, porque incluye más bancos y más capital que anteriores esfuerzos, y añade que el único grupo de acreedores que no se beneficiará de este proceso son los tenedores de deuda híbrida o subordinada de las entidades que sean rescatadas.

En su opinión, una "buena prueba de fuego" para ver si estos tests son suficientemente conservadores, y para recuperar la confianza del mercado será el éxito que tenga el Gobierno español para atraer a inversores privados independientes como accionistas del 'banco malo'.

A este respecto, recuerda que los anteriores esfuerzos para atraer capital a los “bancos malos” han fallado porque los inversores esperaban que los activos se transfirieran a un precio que permita una venta en el corto plazo con un beneficio razonable.

Sin embargo, según declaraciones del Ministro Guindos, el capital que conformará la futura sociedad de gestión de los activos inmobiliarios con problemas de solvencia que tienen bancos y cajas de ahorros españoles -el denominado “banco malo”- dará entrada en un 55% a inversores privados.

Por otra parte, el “banco malo” tendrá sólo un 10% de capital y que el 90% restante de su patrimonio se financiará mediante deuda avalada por el Estado. Esta deuda se utilizará también como pago de los activos que se transfieran a esta sociedad.

MERCADOS:

Pese a la resaca de los test de estrés a la banca española y los presupuestos del Estado para 2013, la Bolsa acabó con cierto saldo positivo.

En medio de los recortes y las subidas de impuestos, las hipotecas siguen siendo una de las pocas alegrías para el bolsillo de los españoles. El euríbor hipotecario, el índice al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas para la compra de vivienda, cerró el mes de septiembre en el 0,74% (un mínimo histórico).

Se trata de una sustanciosa rebaja de las cuotas para quienes tengan su revisión anual referenciada al dato de este mes, siempre que no tengan una “cláusula suelo” que impida que saquen partido de esa bajada. El euríbor es el tipo de interés al que se prestan dinero los bancos entre sí. Con los datos del euríbor a un año se calcula cada mes el euríbor hipotecario.

El 0,74%,  con el que ha acabado el mes de septiembre,  supone una rebaja de 1,327 puntos con respecto al dato del mismo mes del año pasado, la mayor revisión a la baja desde enero de 2010. Además, implica que el euríbor hipotecario se sitúe por debajo del tipo de interés oficial (actualmente en el 0,75%, y con perspectivas de una nueva rebaja), algo que no ocurría desde 2003.

La consiguiente rebaja en la cuota de las hipotecas depende de las características de cada préstamo, y en particular de su cuantía y plazo. Para una hipoteca tipo de 150.000 euros a 25 años de plazo, contratada con un diferencial sobre el euríbor de 0,75 puntos, el ahorro en la cuota mensual es de 109 euros, un 15,4%, lo que equivale a 1.306 euros. El porcentaje es extrapolable a las hipotecas de diferente cuantía contratadas a ese plazo y con ese diferencial.

En general, cuanto mayor sea el plazo, mayor es el ahorro, dado el peso de los intereses totales en la duración de los créditos. Para las hipotecas a 15 años con un diferencial de 0,75 puntos, la rebaja ronda el 10% y para las de 50 años de plazo, supera el 25%.

Sin duda el aspecto más grave de la crisis actual sigue siendo el paro: los recortes hacen cada vez más daño en el empleo público. Tanto es así que en septiembre la Seguridad Social contó 86.174 afiliados menos que el mes anterior. Buena parte de esa caída se debe a las plazas, que a la vuelta del verano, no se han cubierto en la Sanidad y la Administración.

Para encontrar una caída más dura, hay que remontarse hasta el mismo mes de 2008, justo en el epicentro de esta crisis que camina hacia su sexto año, y que ha llevado a la Seguridad Social en septiembre al número más bajo de afiliados desde 2003, según el Ministerio de Empleo.

Tampoco el paro registrado ofreció síntomas de esperanza, subió en 79.645 desempleados y situó la cifra total en 4,7 millones de parados inscritos en las Oficinas de Empleo.

Entre las consecuencias del desplome del mercado laboral, están las presupuestarias. La caída de afiliados (en lo que va de crisis se han perdido 2,6 millones) ha acabado por castigar las arcas de la Seguridad Social, que este año volverá a cerrar con déficit. Y con todo, lo más preocupante se observa en la ratio afiliados / pensionistas. El mes pasado se situó en 2,41. No obstante, hay que tener en cuenta que este dato tiene bastante de espejismo, ya que recoge dentro de los afiliados a los parados que perciben prestación y subsidio y que también cotizan a la Seguridad Social. Si se resta del total de afiliados a este colectivo (2,79 millones), esta ratio, fundamental para la sostenibilidad del sistema de pensiones, baja hasta el 2,06.

EMPRESAS:

La crisis de la deuda soberana y la resistencia a la baja de la prima de riesgo sigue cebándose sobre las pequeñas y medianas empresas españolas. Según los datos facilitados por el Banco Central Europeo (BCE), el coste de un préstamo bancario de hasta un millón de euros con un vencimiento de uno a cinco años, el que normalmente suelen pedir las pymes, volvió a aumentar en agosto en nuestro país, hasta situarse en el 6,61% (un 6,5% en julio). No se pagaban unos intereses tan altos desde octubre de 2008, en pleno torbellino tras la quiebra de Lehman Brothers.

Se trata del mayor coste de esta financiación bancaria en la zona euro tras Portugal (un 7,79%), Eslovenia (6,9%) y Chipre (6,88%). El primer país ha sido rescatado, el tercero lo ha solicitado y crece la especulación acerca de que Eslovenia podría ser el siguiente.

La desventaja competitiva de las pymes españolas salta a la vista si se tiene en cuenta que, por el mismo préstamo, una empresa alemana tendría que pagar un tipo de interés del 3,81% (un 4,04% de julio), casi la mitad, y en Francia el coste se situó en el 4,02% en agosto (un 4,14% el mes anterior). Incluso Italia, donde subió hasta el 6,24% en julio, se relajó hasta el 5,83% en agosto. La media de la zona euro fue del 4,15%.