La variable central de todas las previsiones económicas mundiales sigue siendo la inflación. En la economía estadounidense podría haber una paulatina caída de los precios (quizá hasta el 3% durante el próximo 2023). Por el contrario, en el continente europeo es más acusada la presión de la inflación, como consecuencia de la energía y de la guerra de Ucrania.
GLOBAL:
Según el Fondo Monetario
Internacional (FMI), “lo peor está por venir y muchas personas sufrirán la
recesión el próximo año". Y es que la mayoría de organismos
internacionales, han rebajado sus previsiones.
En concreto el FMI, para
la economía española se prevé que el producto interior bruto (PIB) crezca un
4,3% en este 2022 para frenarse hasta el 1,2% en 2023.
Es una tímida mejora de
tres décimas para el año en curso, pero un recorte de 0,8 puntos porcentuales
en 2023 desde las anteriores previsiones del mes de julio.
El Banco de España, prevé
un aumento del PIB del 4,5% en este año y del 1,4% en 2023.
La revisión a la baja es prácticamente
común en todos los países europeos. De media, la Eurozona mejora sus
previsiones en medio punto porcentual para este año, hasta el 3,1%, pero el
crecimiento pierde siete décimas en 2023, hasta el 0,5%. Pero entre las
principales economías, Alemania e Italia, sufrirán el próximo año avances
negativos. Francia con España, logrará alcanzar un crecimiento positivo del
0,7%.
¿Las causas?... sin duda
los efectos de la invasión de Ucrania, ya que todas las economías padecen los
efectos de la guerra, sufriendo aún más aquellas economías más expuestas a los
cortes del suministro del gas ruso.
El FMI ha pedido que se
evite la adopción de medidas con un efecto a corto plazo, como revisar los
salarios públicos o promover bajadas de impuestos generalizadas. El organismo
propone controlar el gasto público, adoptando medidas muy centradas en la
población más vulnerable, disminuyendo el déficit público y reduciendo el
volumen de deuda pública.
Con respecto a la inflación,
según el FMI, durante este año, el índice de los precios del consumo, de media,
subirá un 8,8%, reduciéndose en 2023 al 6,5%.
Reconoce el FMI que
tratar de controlar la inflación tendrá un coste, ya que aumentará el paro y
los salarios reales –aquellos que tienen en cuenta la subida de los precios- disminuirán.
Ello justifica las
transferencias de “efectivo” a aquellos sectores de la población más afectados
y expuestos al encarecimiento de la energía y de los alimentos.
La fuerte incertidumbre a
nivel internacional también afecta al sector inmobiliario (desde la
pandemia coquetea con una posible burbuja). Algunas proyecciones señalan que,
en el conjunto de las economías avanzadas, los precios de las viviendas van a
sufrir una inflexión: si a principios de este año crecían a un ritmo anual del
15%, a mediados del próximo creen que lo harán un 1%, coincidiendo con el
endurecimiento de las condiciones de los créditos bancarios.
ESTADOS UNIDOS:
La economía de Estados
Unidos ha dejado atrás las caídas que la colocaron en recesión técnica (caídas
del PIB durante dos trimestres consecutivos). Cayó un 0,4% y del 0,1% en los
dos primeros trimestres del año, pero ha vuelto a crecer en el tercer trimestre
de este 2022 un 0,6 %.
El aumento del PIB de
julio a septiembre fue posible por una mejora de las exportaciones y del gasto
de los consumidores, así como de la inversión no residencial y del gasto
público tanto federal como estatal y local, que compensaron en parte el
decrecimiento en la inversión residencial y de otras inversiones.
En un análisis más
detallado, quedan, sin embargo, muchos componentes de la economía que todavía
no se están recuperando, como es el caso del consumo de los hogares en un
momento marcado por la elevada inflación.
La estadística explica
que el gasto de los consumidores mejoró por el alza en servicios, como los
gastos de salud o los viajes, aunque el consumo de bienes descendió.
En este último caso se
redujo principalmente en automóviles, y también el destinado a alimentos y
bebidas.
En cuanto al aumento del
gasto público se genera por la mayor partida en defensa en el caso del Gobierno
federal, y en la subida de las compensaciones a empleados por parte de los
gobiernos estatales y locales.
La vuelta al crecimiento
económico en este tercer trimestre se ha producido en un contexto marcado por
la elevada inflación y las consecuentes subidas de tipos de interés o los
problemas en las cadenas de suministro, pero también por un desempleo bajo y un
fortalecimiento del dólar.
En relación al empleo,
según las cifras de la Oficina de Estadísticas Laborales, la economía estadounidense
generó 261.000 empleos en el mes de octubre y la tasa de paro se situó en el
3,7%, frente al 3,5% de septiembre,
El dato de creación de
empleo supera las previsiones y muestra la enorme fortaleza del mercado laboral
estadounidense pese a las subidas de tipos de interés aprobadas por la Reserva
Federal, que trata de enfriar la economía para controlar la inflación.
Los sueldos por hora han
aumentado un 4,7%, pero no se ha desatado, por el momento, una espiral precios–salarios.
Por su lado, la Reserva
Federal (el banco central de Estados Unidos) está intentado luchar contra la
más alta subida de precios en cuatro décadas, con fuertes subidas de tipos
de interés: lleva ya seis subidas de tipos que los sitúa en el rango del 3,75%
al 4%.
La Reserva Federal ha
señalado que “va a seguir subiendo los tipos, aunque a un menor ritmo, ya que tendrá
en cuenta el endurecimiento acumulado de la política monetaria, los retardos
con los que la política monetaria afecta a la actividad económica y a la
inflación, y la evolución económica y financiera”.
La Reserva Federal
esperaba que los tipos tocasen techo en torno al 4,5% el año próximo. Sin
embargo, se cree que pueden llegar al 5%, señalando que: “nuestras decisiones
dependerán de la totalidad de los datos entrantes y de sus implicaciones para
las perspectivas de la actividad económica y la inflación. Seguiremos tomando
nuestras decisiones reunión por reunión. La inflación subyacente (la que
excluye los componentes más volátiles, alimentos frescos y productos
energéticos) ha avanzado más en septiembre hasta el 6,6% (se considera que es
el mejor indicador de la tendencia de los precios).
REINO UNIDO:
El Gobierno británico ha
dado un giro de 180 grados a su política económica para calmar a los mercados.
El nuevo ministro de Finanzas británico, Jeremy Hunt, ha tumbado casi en su
totalidad las rebajas fiscales anunciadas semanas atrás y ha reducido las
ayudas energéticas a familias y empresas que tres semanas atrás había anunciado
a bombo y platillo su predecesor, Kwasi Kwarteng. La respuesta no se hizo
esperar en el mercado: la libra británica subió un 2,1% frente al dólar y se
sitúa ya en los 1,14 dólares, mientras que el rendimiento del bono británico
bajó del 4%.
Respecto a las medidas
fiscales, el Ejecutivo británico ha dado marcha atrás en la rebaja de la tasa básica
del impuesto sobre la renta al 19% y mantiene la tasa en el 20%
"indefinidamente". Una medida que supone la marcha atrás en la rebaja
del impuesto de sociedades desde el 25% al 19%.
Poco queda ya del
"haré lo que haya que hacer" esgrimido semanas atrás por la primera
ministra británica, Liz Truss, y son ya muchas las voces que pedían su dimisión
dentro y fuera del Partido Conservador tras quedar en papel mojado su paquete
de medidas estrella. Finalmente, así se produjo.
El nuevo ministro
británico, también ha revertido el recorte a la fiscalidad de los dividendos,
la congelación de la tasa sobre el alcohol o la supresión de las compras sin
IVA para los no residentes en Reino Unido.
La reacción del mercado
fue aligerar la presión sobre la deuda británica y la libra esterlina- La
divisa británica, que llegó a caer a los 1,03 dólares tras la publicación del
plan de rebajas fiscales, como se ha señalado, ha subido un 6,8%.
CHINA:
La segunda potencia del
planeta ha registrado un crecimiento del PIB del 3,9% interanual en el tercer
trimestre del 2022, por encima de lo esperado en las últimas semanas, pero por
debajo de las expectativas de principios de año. El dato, cuya publicación fue
retrasado por las autoridades chinas, sin duda, esperando para no arruinar la
gran cita política quinquenal en Pekín. donde el presidente Xi Jinping ha
reforzado su poder político.
La mayoría de analistas
habían anticipado un menor crecimiento económico debido a la crisis
inmobiliaria, (registra meses de caídas en los precios de la vivienda), y también
del mantenimiento de su “estrategia de covid cero” que conlleva a test masivos
de su población y cierres totales o parciales de ciudades en cuanto se detecta
algún caso.
Pues bien, según la
Oficina Nacional de Estadísticas de China, su economía registra un crecimiento
del 3% en los tres primeros trimestres de este año. De forma, que la mayoría de
instituciones financieras internacionales consideran muy poco probable que el
país alcance el objetivo marcado a principios de año por Pekín del 5,5%, que
era ya una cifra extraordinariamente baja (la menor en tres décadas).
El Fondo Monetario
Internacional ha rebajado su previsión para China hasta el 3,2%. Y el Banco
Mundial predijo que se quedaría en un 2,8%, augurando que dejaría de ser el
motor económico de Asia-Pacífico, al crecer menos que el resto de los vecinos
de la región por primera vez desde 1990.
El presidente Xi, en la
apertura del conclave del partido comunista chino, señaló que son necesarias
las medidas de cierre para la estrategia de “covid cero” que “subrayan la
primacía del pueblo y de la vida”.
Los datos económicos
publicados recogen señales contraproducentes: las ventas al por menor chinas
aumentaron en septiembre un 2,5% interanual (frente al 5,4% de agosto y por
debajo de lo esperado en las predicciones de Reuters). Y, sin embargo, la
producción industrial se ha situado por encima de los pronósticos (creció un
6,3%).
EUROZONA:
La amenaza de una
recesión, aunque aparentemente leve, en la zona euro no ha frenado al Banco
Central Europeo (BCE) en sus medidas contra la inflación. Ha incrementado
el tipo de interés hasta el 2%. La tasa de inflación del 9,9%, ha llevado a la
entidad a incrementarlos en 0,75 puntos en dos ocasiones, devolviendo los
tipos a los niveles de hace más de una década.
En una rueda de prensa
posterior al Consejo de Gobierno, Lagarde ha advertido de que prevé “seguir
incrementando los tipos” pese a admitir que el debilitamiento de la economía
puede llevar a un “mayor desempleo” en el futuro.
La zona euro continúa
sufriendo la inflación, sobre todo en los Países Bajos, Bélgica y Alemania.
Incluso España, donde los precios empiezan a relajarse.
Detrás de esa escalada de
precios, la mayor desde la fundación de la moneda única, está el aumento del
coste de la energía provocado por la guerra de Ucrania.
La realidad es que ha
surgido el dilema entre inflación y crecimiento, La inflación en Estados Unidos
se pronostica como de demanda, mientras que en la eurozona se señala como
inflación de costes, Por lo que, en el continente europeo, se cuestiona la
validez a corto plazo de una política monetaria tan restrictiva, que puede
provocar una desaceleración, o incluso, la recesión, si haber reducido, a corto
plazo, sensiblemente los precios.
Sin embargo, los “halcones” (los defensores de la
ortodoxia) han impuesto por ahora su relato. El debate acalorado se producirá
en diciembre, cuando la institución tendrá nuevas previsiones económicas y
pondrá dos grandes debates sobre la mesa: uno, si sigue subiendo tipos más aun,
sabiendo que ello puede contribuir a contraer la economía acusadamente; y dos,
si empieza a reducir un extraordinario balance de 8,76 billones de euros
forjado con amplios programas de compra de deuda.
El BCE ha decidido poner
fin a los “beneficios caídos del cielo” que viene obteniendo la banca a raíz de
las operaciones de refinanciación, las llamadas TLTRO (instrumentos que se adoptaron en el año 2019 con un coste
favorable a los bancos (de hasta el -1%) para favorecer el crédito hacia
empresas y privados). Dado el exceso de liquidez de la banca, las entidades
están colocando parte de ese exceso en la ventanilla del BCE, que les está
ofreciendo un tipo de facilidad de depósito del 0,75%, y con la nueva subida,
del 1,5%.
La institución ha
resuelto que, con efectos retroactivos, se ajustarán los tipos de interés
aplicables a las TLTRO a partir del 23 de noviembre de 2022 hasta la fecha de
vencimiento. Según el BCE, en lugar del -1% se aplicará a las entidades una
tasa resultante del promedio entre los tres tipos de referencia en el periodo.
De mantenerse esa anomalía, los bancos de la zona euro habrían ingresado hasta
100.000 millones de euros.
La economía de la Unión
Europea y de la zona euro crecieron en el tercer trimestre de este año un
exiguo 0,2%, lejos del 0,7% y 0,8% marcado en el periodo precedente.
Por el contrario, según
datos publicados por Eurostat, en la zona euro durante el mes de octubre los
precios han subido un 10,7%. Lo malo, es que, por ahora, no observamos que los
aumentos de los tipos de interés por el Banco Central Europeo estén
consiguiendo frenar los precios, pero si la actividad económica que se está ralentizando.
Los problemas de la
economía europea han sido anunciados desde hace meses (desde que Moscú dio la
orden de invadir Ucrania). Sin embargo, la economía de la zona euro creció un
4,3%. No obstante, en el tercer trimestre se ha agudizado la desaceleración,
pero sin caer en la temida recesión. El crecimiento alemán del 0,3%, frente al débil
esperado del -0,1%, y la resistencia italiana, con un aumento del 0,5%, han
sido fundamentales en la evolución de la situación.
Puede que la recesión
haya empezado en el último cuarto del año. Según Christine Lagarde, “es
probable que la actividad económica de la zona del euro se haya ralentizado
considerablemente en el tercer trimestre del año, y esperamos un nuevo
debilitamiento en lo que queda de año y a principios del próximo”. Las
encuestas de confianza y sentimiento económico, desde luego, van en la misma
línea: la de la Comisión Europea ha arrojado el deterioro del indicador de
sentimiento económico, que cayó al nivel que marcaba en noviembre de 2020, en
pleno latigazo del coronavirus y con medidas forzosas de detención de actividad
para frenar la pandemia.
La resistencia del
mercado laboral es la que explica, en opinión de los analistas privados y de
muchas instituciones públicas, que la desaceleración sea menor, si bien, con
perspectivas de cierto deterioro en el futuro próximo, Según Lagarde, “el
mercado laboral siguió funcionando bien en el tercer trimestre, y la tasa de
desempleo se mantuvo en agosto en el nivel históricamente bajo del 6,6%. Aunque
los indicadores a corto plazo sugieren que se siguió creando empleo en el
tercer trimestre, el debilitamiento de la economía podría llevar a un desempleo
algo mayor en el futuro. Si bien, el desempleo puede situarse por encima del 7%
en la zona euro en 2023”.
Lo peor, sin duda, es el
comportamiento de los precios: la tasa de inflación interanual durante el mes
de octubre en la eurozona se ha situado en octubre en el 10,7%, lo que marca un
nuevo récord histórico y supone una aceleración de ocho décimas respecto al
dato de septiembre, a pesar de las subidas de los tipos de interés acometidas
por el Banco Central Europeo (BCE).
En octubre se ha producido
una aceleración del alza de los precios de la energía, que crecieron un 41,9%
en el décimo mes del año, frente al 40,7% interanual de septiembre.
Asimismo, los alimentos
frescos se han encarecido en octubre un 15,4%, lo que supone una aceleración
respecto del 12,7% del mes anterior. Los servicios registraron una inflación
del 4,4%, una décima más, y los bienes industriales no energéticos han subido
un 6% anual, medio punto porcentual más que en septiembre.
Al excluir del cálculo el
impacto de la energía, la tasa de inflación interanual de la zona euro se ha
situado en octubre en el 6,9%, frente al 6,4% del mes anterior, mientras que,
al dejar fuera también el efecto de los precios de los alimentos frescos, el
alcohol y el tabaco, la tasa de inflación
subyacente ha alcanzado un récord del 5%, dos décimas más que en
septiembre.
Entre los diecinueve
países de la zona euro, once han registrado subidas de precios anuales de al
menos el 10%. Las mayores tasas de inflación se han observado en Estonia
(22,4%), Lituania (22%) y Letonia (21,8%), mientras que las menos intensas han
correspondido a Francia (7,1%), España (7,3%) y Malta (7,5%).
De este modo, el
diferencial de precios favorable a España respecto de la eurozona se ha
ampliado en octubre a 3,4 puntos porcentuales desde los 0,9 puntos del mes
anterior.
ESPAÑA:
La inflación no volverá a
la normalidad de un día para otro. Hay que recorrer cierto camino, que no está
exento de riesgos. No obstante, existen indicios de que los incrementos han
podido “tocar techo”: según el dato preliminar publicado por el Instituto
Nacional de Estadística (INE), durante el pasado octubre, la inflación se situó
en el 7,3% interanual (1,6 puntos menos que en septiembre).
La vicepresidenta
económica, Nadia Calviño, ha recordado que la cifra implica una fuerte
moderación desde los récords alcanzados este verano. “Supone una reducción de
un tercio respecto al nivel máximo que se alcanzó en julio, y nos permite
prever que seguirá esta senda descendente en los próximos meses”.
La razón fundamental de
la moderación es, sobre todo, la energía. El precio del gas natural ha caído
con fuerza gracias a las temperaturas excepcionalmente cálidas, las elevadas
reservas y la llegada de barcos metaneros, que se agolpan frente a muchos
puertos europeos ante el lleno total de los depósitos de cara al invierno. Eso
ha redundado en descensos de la factura eléctrica, a los que han contribuido
también el resurgir de la energía eólica. No es el único factor. Además, el INE
explica que el aumento de precios por la entrada de la nueva temporada de
vestido y calzado ha sido más moderado que en 2021.
Sin duda, la leve mejoría
de los precios supone un respiro para los consumidores. Con los bruscos
vaivenes de los mercados de materias primas estos han visto desvanecerse la
relativa previsibilidad con que se movían los precios al hacer la compra,
llenar el depósito del coche o poner una lavadora.
También ha ayudado, la
situación de incertidumbre en China por la crisis inmobiliaria y un
crecimiento menos vigoroso de esa economía, ya que enfría las compras de
uno de los mayores consumidores mundiales de recursos. Eso tiene una variante
negativa para el PIB global, pero positiva para la inflación, porque si se
contrae la demanda de energía, metales o alimentos desde Pekín, también lo
hacen los precios en los mercados internacionales.
A ello se suma que la
dinámica de las cadenas de suministro está mejorando, lo cual ha rebajado con
fuerza lo que las empresas pagan por los contenedores que transportan
mercancías de un lado a otro del mundo.
Sin embargo, la mala
noticia es que la inflación subyacente (que excluye la energía y los alimentos
frescos) se mantuvo intacta en octubre en el 6,2%, una señal sobre la
persistencia de los altos precios.
Otro riesgo es que,
aunque la inflación española está por debajo de la media de la Unión Europea, y,
además, fue la que más se redujo en septiembre, en la zona euro se están
marcando máximos. La economía española no es inmune a ese empeoramiento de sus
vecinos: si sus precios siguen al alza, importará inflación de ellos cuando
compra sus productos y servicios.
Tampoco el tipo de cambio
dólar / euro está encareciendo las importaciones de petróleo de los diecinueve
países de la moneda única, entre ellos España. Y el recorte de la
producción de los crudos petrolíferos petróleo decidido por la OPEP y Rusia
mantiene la tensión sobre el precio del barril, superior al de septiembre de
media, aunque lejos de sus máximos anuales.
Octubre ha visto la
jornada con la electricidad más barata del año, el día 19 del pasado mes de
octubre, cuando el precio en el mercado mayorista se situó de media en 80,5
euros por megavatio hora.
En relación al
comportamiento del PIB español, la economía española, por ahora, está
aguantando. Pierde fuerza, pero ha seguido creciendo. Entre julio y septiembre,
el PIB sumó un 0,2% trimestral, según el avance adelantado por el INE. Se trata
de una cifra bastante más baja que el fortísimo 1,5% de crecimiento que
registró en el trimestre anterior gracias a la recuperación del turismo y la
hostelería una vez acabadas las restricciones por la covid. No obstante, el
dato no es malo, teniendo en cuenta un contexto de alta inflación que erosiona
la capacidad adquisitiva de las familias y los márgenes de las empresas, la
crisis energética, las subidas de tipos, la ralentización global e, incluso, la
amenaza de una recesión europea en un horizonte próximo debido al corte del gas
ruso.
La realidad, es que,
aunque las subidas de precios estén disminuyendo las rentas o ingresos reales,
los hogares aprovecharon que todavía era el primer verano completamente libre
de restricciones tras la pandemia para lanzarse a la calle y consumir. De ahí
que el consumo de las familias se disparara un robusto 1,1% trimestral, apoyado
en el ahorro acumulado durante la pandemia y en un mercado laboral que ha
estado dibujando una ralentización desde julio pero que aguanta manteniendo la
ocupación.
Según el Instituto
Nacional de Estadística (INE), durante los meses estivales, la hostelería y el
turismo han seguido recuperando su actividad precovid. Así, la rama de
comercio, transporte y hostelería se expandió un 1,3% entre julio y septiembre.
El turismo extranjero ya supera las cifras del año 2019. Por el contrario, la
construcción ha sufrido un parón y desciende un 0,1% después de tres trimestres
creciendo. Las altas temperaturas del verano, la escasez de trabajadores, la
falta de suministros y el encarecimiento de sus materias primas pueden explicar
el retroceso del sector.
El aumento de las
importaciones también ha contribuido al peor comportamiento de la economía,
probablemente por el tirón del consumo doméstico, y el mayor peso de los
productos energéticos. Y las exportaciones de servicios no turísticos han
cedido después de ocho trimestres batiendo récords con crecimientos muy altos.
En cambio, según se
desprende de los datos de Comercio, las exportaciones de bienes han avanzado,
en gran medida por las ventas de productos procedentes del refino del petróleo,
de la electricidad subsidiada con el mecanismo ibérico a Francia y Portugal, del
gas licuado, química, de bienes de equipo y de la recuperación del automóvil.
Un hecho que sorprende al
Gobierno y a muchos expertos, es que la economía española aún se encuentra un
2% por debajo de los niveles precovid, y que el consumo está un 5,4% más bajo
que antes de la pandemia. Estas cifras no encajan con unos ingresos por IVA
disparados y que ya se hallan un 15% por encima de los previos al coronavirus.
La inversión muestra un
buen comportamiento al sumar un 0,6% en el trimestre. El Gobierno argumenta que
estos datos se deben al empuje que ya están propiciando los fondos europeos. En
bienes de equipo se dispara un 1,3% trimestral frente al -0,1% que cae la
inversión en vivienda. Y el consumo público vuelve a crecer, un 0,6%, tras las
caídas de los tres trimestres anteriores. El empleo de las Administraciones ha
vuelto a subir y puede ser uno de los factores que explique este repunte.
En todo caso, servicios
de estudios como el de Funcas o el BBVA también prevén, a principios del año
próximo, una breve recesión técnica en España para luego reanudarse la
actividad en los siguientes trimestres.
Por lo que respecta al
mercado de trabajo, tras los débiles resultados de la última Encuesta de
Población Activa (EPA) del INE. El número de parados, según esa encuesta,
creció en 60.800 personas entre julio y septiembre, aumentando la tasa de
desempleo hasta el 12,67%.
Pues bien, según los
datos facilitados por los Ministerios de Trabajo y Seguridad Social, el número
de parados ha caído en 27.027 personas (el mayor descenso del desempleo en este
mes en una serie histórica que se remonta hasta 2008). De esta forma, el total
de los parados se redujo a 2.914.892 trabajadores, el mínimo en un octubre
desde la época de la burbuja inmobiliaria. Al mismo tiempo, se produjo también
un aumento en el número de cotizantes a la Seguridad Social de 103.499
trabajadores, lo que elevó el número total de afiliados hasta los 20.283.786,
en términos originales. Una cifra que vuelve a verse incrementada por tercer
mes consecutivo.
Después de tres meses
consecutivos al alza, el recorte en el colectivo de parados en el mes de
octubre fue generalizado en todos los sectores. Cuantitativamente, tuvo un peso
mayor en los servicios (-11.351), a pesar de que, porcentualmente, fue más elevado
en la agricultura (-8,47%). Por sexos, el desplome resultó similar, aunque algo
mayor entre los hombres (-14.889) que entre las mujeres (-12.128). A pesar de
esta merma, el número de paradas situándose significativamente por encima
(1.746.758 y 1.168.134, respectivamente).
Los trabajadores jóvenes
menores de 25 años fueron, nuevamente, los más perjudicados. El desempleo para
este colectivo subió en 1.845 personas (0,88%) respecto al mes anterior,
dejando el número total en 212.118. Eso sí, se trata de la cifra más baja de la
serie histórica de un mes de octubre.
Solo ocho comunidades
autónomas registraron un aumento en el número de desempleados. De entre todas
ellas destacó la Comunidad Valenciana, que sumó 3.050 parados a sus
estadísticas, aunque en términos interanuales presenta una rebaja de casi
66.000 personas. Por el contrario, quien experimentó un adelgazamiento mayor
entre su volumen de parados fue Andalucía, con 18.736 personas desempleadas
menos; aunque fue superada en el cómputo porcentual por las Islas Baleares, que
experimentó una caída del 5,30%. El crecimiento de la afiliación también fue
generalizado territorialmente, con especial intensidad en la mitad sur del
país: Comunidad Valenciana (+6,7%), Andalucía (+6,6%) y Murcia (+6,3%).
De los más de 103.000
empleos creados en octubre, las mujeres obtuvieron la mayoría de ellos
(90.181). Una circunstancia que se atribuye al incremento, fundamentalmente, en
el sector de la educación.
En cuanto al número de
contratos firmados, la cifra fue menor que en septiembre, con 1.524.139
rúbricas (136.653 menos), de los cuales 697.335 (el 45,8%) del total fueron de
carácter indefinido. Se firmaron más contratos temporales, 826.804, aunque
fueron un 6,57% menos que en el mes anterior.
Según los datos facilitados
por el Ministerio de Seguridad Social, en lo que va de año, se han reducido en
más de 2,8 millones los afiliados con contratos de menos de 30 días y se ha
incrementado en 48 días la duración media del total de contratos que han
causado baja en estos 10 meses en comparación con el mismo periodo de 2019.
MERCADOS:
No hay nada peor que la
incertidumbre para la Bolsa. La invasión rusa de Ucrania ha disparado la
inflación, especialmente los precios energéticos, esto ha provocado una
reacción de los bancos centrales con subidas encadenadas de los tipos de
interés, que hacen temer a la aparición de la recesión económica, por lo que
los precios de las acciones han reflejado ese pesimismo.
Las malas noticias y el
miedo se han apoderado de los ahorradores españoles. Así lo refleja el índice
de confianza del inversor que elabora trimestralmente JPMorgan Asset Management
desde 2007 y que publica en exclusiva Negocios. En concreto, el
indicador (resultado de 1.300 entrevistas) se situó en el periodo que va de
julio a septiembre en -2,71 puntos, dos puntos y medio por debajo del nivel
registrado en el segundo trimestre de 2022.
El índice (que se elabora
a partir de las respuestas de los encuestados a la pregunta de qué harán las Bolsas
en los próximos seis meses) se sitúa actualmente en niveles próximos a los que
tuvo a principios de 2020, cuando la irrupción de la covid-19 y los
confinamientos posteriores paralizaron la economía mundial. Si en el trimestre
anterior el porcentaje de optimistas sobre la evolución de las Bolsas era del
35,9% y el de pesimistas del 37,8%, en el periodo analizado en esta nueva
oleada, el porcentaje de optimistas desciende hasta el 27,4%, y el de
pesimistas asciende notablemente hasta el 49,6%. Quienes confían en que los
mercados evolucionarán de forma estable suponen un 23,1%.
La Bolsa española negoció
en renta variable 23.911,8 millones de euros en octubre, lo que supone un
descenso del 1,2% en comparación con el mes anterior y del 42,1% respecto al
mismo mes de un año antes.
El número de
negociaciones en el mes de octubre fue de 2,7 millones, lo que supone una caída
del 4,5% respecto al mes anterior y del 25,3 frente a octubre de 2021.
Según los datos de Bolsas
y Mercados Españoles (BME), en el acumulado del año el volumen contratado
disminuyó un 1,6%, mientras que el número de negociaciones se redujo un 10,7%.
BME alcanzó una cuota de
mercado en la contratación de valores españoles del 63,8%, con una horquilla
media de 6,83 puntos básicos en el primer nivel y de 9,32 puntos básicos con
25.000 euros de profundidad del libro de órdenes, según el informe independiente
de LiquidMetrix.
En cuanto a la renta
fija, el volumen contratado en septiembre alcanzó los 10.502,7 millones de
euros, un 4,8% más que en septiembre y un 33,8% menos que en el mismo mes de
2021. En el acumulado del año, el volumen negociado cayó un 52,9%.
Por lo que respecta al
Euribor, continúa escalando con agilidad, pero sus efectos pesan como una pesada
amenaza sobre miles de prestatarios. El indicador al que se vinculan la mayoría
de las hipotecas variables en España ha subido en octubre por décimo mes
consecutivo hasta el 2,625% y ha dado el salto interanual (con respecto al
mismo mes de 2021) más grande de su historia. En el último año, ha subido más
de tres puntos porcentuales, el mayor incremento desde que hay registros. Esta
diferencia es importante para los contratos de préstamos sobre una vivienda que
se actualizan tomando el dato de octubre como referencia. En el caso de una
hipoteca media (137.921 euros en 2021, según el INE) a devolver en 24 años y
con un diferencial de euríbor más un punto, las letras se elevarían unos 208
euros al mes o, lo que es lo mismo, un 40% más.
Conforme ha avanzado al
año, las hipotecas se han ido encareciendo cada vez más. Si en febrero,
por ejemplo, un préstamo medio de las mismas características que el descrito
anteriormente se encareció unos 10 euros al mes (120 euros al año), en julio
esa diferencia ya suponía 94 euros (1.128 euros al año). Desde entonces, y como
consecuencia de las subidas de tipos del Banco Central Europeo (BCE), esa
tendencia ha cogido inercia. El resultado son los 208 euros de sobrecoste en
octubre, lo que supone abonar unos 2.500 euros más en un año. Y la perspectiva
empeora en la recta final del año.
Con el objetivo de
amortiguar el impacto sobre muchos consumidores, y evitar que se dispare la
morosidad, el sector bancario y el Gobierno están negociando medidas
temporales. Aunque su diseño final se está discutiendo, lo que se conoce de la
propuesta se dirigiría a hogares vulnerables, cuyos ingresos no superen tres
veces el IPREM (lo que equivale a 24.318,84 euros).
Por otro lado, las
matriculaciones de vehículos crecieron en octubre un 11,7% y encadenan
tres meses consecutivos de alzas. En total se vendieron 65.966 unidades, cifra
que tanto fabricantes como vendedores consideran una mala estadística porque
está lejos, un 30% por debajo, de la actividad prepandémica de 2019. Las
patronales del sector explican esa situación por la falta de existencias que ha
provocado la crisis de los semiconductores y los problemas para fabricar vehículos,
además de la incertidumbre económica que lleva meses condicionando las compras.
A falta de dos meses para
cerrar el año, las ventas acumuladas están un 5,8% por debajo de las de
hace un año, con 666.274 coches vendidos en total. Ese descenso se explica
básicamente por la falta de vehículos.
La buena noticia para el
sector es que todos los canales de ventas, particulares, empresas de alquiler y
otras empresas que tienen sus propios vehículos siguen demandando más
vehículos. Las ventas dirigidas a empresas fueron las más dinámicas en octubre,
al crecer un 22% y matricular 29.598 unidades.
El sector estima que el
mercado cerrará entre los 820.000 coches vendidos que prevén Anfac y Ganvam (las
patronales de fabricantes y de talleres y vendedores), y los 830.000 de
Faconauto (aglutina a los concesionarios), entre 25.000 y 35.000 turismos y
todoterrenos menos de los matriculados durante el pasado ejercicio.
Los vehículos de gasolina
son los que más se han vendido en lo que va de año, con una cuota del 42,5%,
seguidos por la agrupación de los de nuevas tecnologías (desde vehículos
eléctricos a híbridos, pasando por los de gas), con un 40%. Los de diésel, en
cambio, apenas pesan ya un 17,5% en el total del mercado.
EMPRESAS:
Repsol, la petrolera
española se anotó un beneficio neto récord de 3.222 millones de euros en los
nueve primeros meses del año, un 66% más que en el mismo periodo del año
anterior. La buena marcha de su negocio, espoleado por la crisis energética, le
está permitiendo llevar a cabo una amortización récord de su deuda: los 5.762
millones que debía el pasado 1 de enero han quedado, nueve meses después, en
apenas 2.181 millones. Un descenso del 65% en muy poco tiempo. En este proceso
también ha contribuido la venta del 25% de su filial de renovables por 905
millones de euros, una transacción que se completó a finales de septiembre.
La deuda no es la única variable
que se está viendo beneficiada por el viento de cola del negocio petrolero y
gasista. Con una generación de caja operativa de 6.120 millones, casi el doble que,
en 2021, la empresa presidida por Antonio Brufau mejorará la
retribución a sus accionistas por dos vías: una directa, con un aumento del
dividendo en efectivo del 11% en 2023; y otra indirecta, con una amortización
adicional de acciones propias que le permitirá cumplir sus objetivos tres años
antes de lo previsto.
Todo eso, sin levantar el
pie en inversiones, que hasta septiembre escalan a un ritmo cercano al 50%,
hasta rozar los 2.400 millones de euros.
Por áreas de negocio, la
de exploración y producción de hidrocarburos fue la que más dinero
ganó en los nueve primeros meses del año, en gran medida gracias a los altos
precios del petróleo y, sobre todo, del gas. Sobre un resultado bruto de
explotación (EBITDA) de más de 10.800 millones de euros entre enero y
septiembre, esa división (históricamente la más rentable de la compañía) aportó
5.840, con mayores volúmenes, mayores precios de realización y el tipo de
cambio dólar/euro remando a favor. El negocio industrial, un epígrafe que
abarca tanto el refino (muy rentable en la actual coyuntura) sumó otros 4.270
millones. Comercial y Renovables, 920. Y la parte corporativa restó 170.
Otra gran multinacional, Iberdrola,
se anotó un beneficio neto de 3.104 millones de euros en los nueve primeros
meses de 2022, un 28,9% más que en el mismo periodo del año pasado. Tanto el
resultado bruto de explotación (EBITDA) como el margen bruto crecieron a un
ritmo sólido a escala global (superior al 16% en ambos casos).
No obstante, la compañía ha
hecho hincapié en el retroceso del 14% en las ganancias cosechadas en España
que, sin embargo, se debe a una sentencia judicial que no tendrá más recorrido
en el futuro.
La dirección de la
eléctrica reitera su previsión de récord de beneficios para el conjunto del
ejercicio: entre 4.000 y 4.200 millones, según las cifras remitidas a la
Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Iberdrola repartirá un
dividendo complementario de 0,18 euros por acción en enero, un 6% más que hace
un año.
A escala global, el
negocio de transmisión de electricidad (redes) volvió a superar al de
producción y comercialización: sobre un beneficio bruto de explotación total de
9.529 millones, el primero aportó 4.778 millones (un 21,5% más, con Estados
Unidos y Brasil aportando seis de cada euro de ganancia), mientras que el
segundo se quedó en 4.751 millones (un 15% más, con España sumando casi la
mitad del total).
La política de aumento de
la inversión, continúo con paso firme en los nueve primeros meses de 2022: esta
se disparó un 14,2% hasta septiembre, hasta los 7.568 millones. La mayor parte
de esa partida (un 49%) se destinó a renovables, mientras que la fracción
dedicada a la mejora y expansión de sus redes se llevó el 40%, casi toda
centrada en Estados Unidos y Brasil.