miércoles, 19 de febrero de 2020

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A FEBRERO DE 2020: desaceleración, crecemos por encima de la UE, y persisten los riesgos.


La 50.ª edición del Foro Económico Mundial celebrado en Davos (Suiza) ha señalado la necesidad de apostar por el multilateralismo a la hora de afrontar los grandes problemas y retos del presente y del futuro. Entre ellos, ha destacado la urgencia por combatir de manera decidida la emergencia climática.

GLOBAL:

El Banco Mundial, en su informe “Perspectivas Económicas” ha estimado que el incremento en 2019 ha sido de apenas un 2,4% (según su serie estadística el dato más bajo en una década). Y la perspectiva para este año no mejora mucho. El empeoramiento de las anteriores previsiones ha sido mayor en la región del euro (del 1,4% al 1%).
La guerra comercial desencadenada por Estados Unidos contra China y el debilitamiento de la inversión han lastrado a la economía mundial. Para este 2020, la previsión es que las transacciones crezcan un 1,9%, pero la situación es frágil. Según el informe, “predominan los riesgos a la baja, incluyendo un posible regreso de una escalada en las tensiones comerciales en todo el mundo, recesiones en las mayores economías y perturbaciones financieras en los países en desarrollo”.
También señala el Banco Mundial al riesgo financiero que cae sobre los intermediarios financieros debido a los bajos tipos de interés (en algunos casos negativos) de cerca de 12 billones de dólares (10,8 billones de euros). Señala el Banco Mundial que estas rentabilidades negativas sólo ocurren en Japón y Europa Occidental.
Señala el Informe que “varias economías europeas están bordeando la recesión (caída del PIB durante dos trimestres consecutivos), con la particular debilidad del sector industrial alemán por la caída de la demanda asiática y las disrupciones en el sector del automóvil. También influye en el crecimiento la incertidumbre por el Brexit. Los tipos de interés negativos en el continente podrían minar más la rentabilidad de los bancos y erosionar la estabilidad financiera”.
Respecto a Latinoamérica, señala que para la economía argentina espera una contracción de la economía del 1,3%, (una caída de 3,5 puntos en relación a su anterior previsión).  En México la reducción es de ocho décimas y en Brasil de cinco.
En relación a la economía del gigante asiático, China, se señala en el informe analizado que siga creciendo a buen ritmo: el 5,9% este año (una disminución de su previsión anterior de dos décimas).  Se apunta que uno de los principales riesgos es que “la efectividad del crédito para estimular el crecimiento está bajando, y a un posible aumento de las bancarrotas de los bancos locales y en el sistema financiero en la sombra”. No obstante, disminuye el riesgo para China por “su baja dependencia de la financiación exterior y la amplia capacidad fiscal y monetaria de esa economía”.
En otro sentido, el Banco Mundial alerta, a nivel mundia,l del “pobre comportamiento de la productividad porque su crecimiento se ha ido desacelerando”. Señala el Banco Mundial, que la causa es la debilidad de la inversión y al envejecimiento de la población.
Pide la institución “una inversión pública que persiga una mejora del crecimiento, impulsar la innovación y aumentar el capital humano”, y respecto al envejecimiento, estima que “una solución parcial podría ser la llegada de inmigrantes”.

ESTADOS UNIDOS:

La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha decidido mantener los tipos de interés entre el 1,5% y el 1,75%. Desde de que el banco central estadounidense redujo el precio del dinero tres veces durante el año pasado, los expertos prevén que se mantendrán intactos hasta que haya un cambio significativo en las perspectivas económicas de Estados Unidos.
Los últimos datos revelados, que proyectan un crecimiento cercano al 2% para este año y una tasa de desempleo situada en los mínimos de los últimos 50 años, no han ofrecido argumentos para cambiar de estrategia. Sin embargo, el presidente del banco central, Jerome Powell, reconoció durante una rueda de prensa que los riegos sobre las perspectivas económicas persisten, "incluidas las planteadas por el nuevo coronavirus".
Los integrantes del consejo de la Reserva Federal consideran de forma unánime que la postura actual de la política monetaria es apropiada para apoyar "la expansión sostenida de la actividad económica, las fuertes condiciones del mercado laboral y que la inflación regrese al objetivo del 2%". Aunque consideran que las inversiones y las exportaciones de las empresas siguen siendo "débiles" y que el gasto del consumidor está aumentando a un ritmo "moderado", cuando en diciembre lo calificaron de "fuerte".
La preocupación sobre el crecimiento global ha aparecido con el brote de coronavirus en el gigante asiático. Powell lo ha calificado de "un problema grave" que están monitoreando cuidadosamente. "Es muy incierto todavía cuán lejos se extenderá y cuáles serán los efectos económicos en China, para sus socios comerciales y en todo el mundo”.
Sin embargo, el presidente Trump, fiel a su línea habitual, sigue responsabilizando a la Reserva Federal de la ralentización durante el año pasado. Declaró en el Foro de Davos, que “todavía tenemos los mejores números (debía referirse a los económicos) en muchas áreas diferentes, pese al hecho de que la Fed ha subido las tasas demasiado rápido y las ha bajado demasiado lento. Si no fuera por la Fed, Estados Unidos estaría creciendo a un ritmo cercano al 4% y el Dow Jones podría estar 10.000 puntos más arriba”.
La Reserva Federal retomó el pasado octubre la compra de 60.000 millones de dólares al mes en bonos del Tesoro para rebajar las tensiones de liquidez y aumentar el balance, que actualmente supera los cuatro billones de dólares. El bombeo de esa liquidez adicional al sistema bancario le ha permitido al Banco Central de Estados Unidos mantener las tasas de interés a corto plazo dentro del rango objetivo.

UNIÓN EUROPEA:

La nueva presidenta del BCE, Christine Lagarde, no ha variado las directrices de su antecesor Mario Draghi. Sin embargo, ha anunciado que, por primera vez en casi dos décadas, el BCE revisará a fondo el arsenal de medidas con el que ha de lograr su gran objetivo (la estabilidad de precios). A lo largo de 2020, el organismo analizará hasta el último detalle para ver cómo adaptar su estrategia a una economía cambiante.
Lagarde se encuentra en un momento delicado: dudas en torno al crecimiento; efecto de los tipos negativos; y un entorno global muy inestable… aunque muy distanciados de lo que ocurrió durante la Gran Recesión.
La nueva presidenta del BCE ha declarado: “vamos a revisar multitud de asuntos: cómo cumplimos nuestros objetivos, cómo medimos y qué herramientas tenemos y cómo comunicamos”.  El BCE se enfrenta ahora a una economía en la que el bajo crecimiento, los bajos tipos y la baja subida de precios parecen haberse perpetuado.
Por otro lado, el pesimismo se ha adueñado de la principal fábrica de coches de Europa. Por tercer año consecutivo, Alemania bajó la producción de vehículos, pero esta vez con la cifra más baja desde el año 1997 (4,7 millones de unidades). La contracción es, respecto al ejercicio anterior, del 9%, y se explica básicamente por la situación fuera de sus fronteras: las exportaciones cayeron un 13% mientras que el mercado doméstico crecía un 5%.
El gran temor es que esa caída se contagie al resto del sector y a las economías que suministran materiales a las plantas productoras alemanas.
La guerra comercial que Estados Unidos está librando con China y Europa y los efectos del Brexit están haciendo mella en el país donde se fabrican uno de cada tres coches de la Unión Europea.
Pero el entorno exterior no es el único que está afectando a la industria germana. La caída de la producción de 2019 está influida también por la menor demanda, que se encuentra a la espera de la llegada de las nuevas versiones de automóviles. Algunas marcas están realizando un importante esfuerzo para adaptar sus plantas al ensamblaje de vehículos eléctricos.
La realidad, es que, a falta de conocer las cifras definitivas, el mercado de la Unión Europea puede haber cerrado el ejercicio de 2019 con unas matriculaciones, prácticamente, planas.
La economía europea, ha sufrido acusadamente la inestabilidad política y social, dentro y fuera del continente. El endeble ritmo de la actividad económica del último trimestre del 2019 devolvió al Producto Interior Bruto de la zona euro a su tasa de crecimiento más baja desde 2014. Los países de la moneda única cerraron el año pasado con una expansión del 1,2%, dejándose siete décimas respecto a 2018.
El sólido crecimiento de España, que incluso mejoró en el último trimestre del año, no pudo compensar la pérdida de fuelle de Alemania, Francia e Italia.
La zona euro llegó exhausta al tramo final del año pasado. Tras haber experimentado un crecimiento del 0,3% en el tercer trimestre, acabó el ejercicio con un exiguo avance del 0,1%. La aceleración de la economía española no fue suficiente para compensar el retroceso de la economía italiana y francesa. España ganó de nuevo el pulso a las previsiones de Bruselas al cerrar el año con un crecimiento del PIB del 2%.
Las políticas expansivas, en cambio, no permitieron compensar las consecuencias de las tensiones sociales en Francia. Su economía se contrajo un 0,1% en el último trimestre del año, aunque en el conjunto del año avanzó un 1,2%.
En la economía francesa, según declaraciones del ministro de finanzas francés, “las huelgas de diciembre frenaron el crecimiento francés en el último trimestre de 2019. Ciertas infraestructuras como los puertos, la red ferroviaria y los depósitos de combustibles sufrieron interrupciones. Ante estas dificultades de suministro, la producción industrial cayó en diciembre y las empresas tuvieron que recurrir a sus existencias para satisfacer la demanda".  
En la economía italiana, según su oficina estadística, ha habido una caída más importante entre octubre y diciembre (del 0,3%) a causa de la contracción de la industria y del estancamiento en el sector servicios. En el conjunto del año, Italia apenas creció dos décimas, lo cual la deja todavía sin poder recuperar los niveles anteriores a la crisis económica y abre la brecha de crecimiento con el conjunto de la zona euro. También el crecimiento en Alemania fue mediocre (creció sólo el 0,6%).
Respecto a la economía del Reino Unido, una vez realizada su salida de la Unión Europea, hay que señalar que la desconexión, por ahora, se va notar poco. El periodo de transición pactado con la Unión Europea deja al país británico en una suerte de limbo: hasta el 31 de diciembre de este 2020 (por lo menos), todo sigue igual para ciudadanos y empresas. Lo único que cambia es que Reino Unido deja de tener voz y voto en las instituciones comunitarias. Pero lo más importante, la relación futura, está todavía por negociar, augurando, sin duda, nuevas turbulencias.
El país británico entra en una situación en la que no estará dentro de la Unión Europea, pero tampoco fuera en sentido estricto.
La cuenta atrás ha comenzado, y once meses es la cortesía que Bruselas y Reino Unido se dieron para negociar su relación futura. Un plazo altamente optimista si se tiene en cuenta que han hecho falta dos años y nueve meses de tumultuosas negociaciones (con dos prórrogas mediante) sólo para acordar una salida ordenada.
La incertidumbre, realmente, sigue siendo total: ¿habrá acuerdo de libre comercio? ¿y libertad de circulación para las personas? ¿con pasaporte financiero?). Todo apunta a que, de nuevo, las conversaciones se alargarán más allá de la fecha límite inicial.
Hasta entonces, de forma muy resumida, esta es la situación:
Para ciudadanos, consumidores, empresas, inversores, estudiantes e investigadores tanto en la UE como Reino Unido, la situación se mantendrá "sin cambios" durante el periodo de transición.
Aunque en principio se acordó el 31 de diciembre de 2020 como fecha límite para la fase transitoria, esto dependerá de cómo evolucionen las negociaciones sobre la futura relación. Hay muchísimos e importantísimos temas sobre la mesa: acuerdo comercial, cooperación económica, cuestiones policiales y de justicia penal, política exterior, seguridad y defensa... por lo que una prórroga se lleva de entrada casi todas las papeletas.
Para el periodo que media entre febrero y diciembre de este año, todo el derecho de la Unión Europea, en todos los ámbitos políticos, seguirá siendo aplicable en Reino Unido. El mercado británico seguirá permaneciendo en la Unión Aduanera y en el mercado único europeo, continuará aplicando la política de justicia y asuntos de interior de la UE, y tendrá que respetar todos los acuerdos internacionales firmados por la Unión Europea. La política exterior y de seguridad común de la UE también se aplicará durante esta fase.
El Brexit, como tal, todavía no se ha producido. Si británicos y europeos acordaran una prórroga del periodo de transición, este escenario se mantendría durante más tiempo.
Durante el periodo de transición, el mercado británico estará sujeto a la unión aduanera. Ya durante la negociación de la primera fase del acuerdo, Reino Unido se ha mostrado optimista respecto a los pactos que firmará, especialmente con Estados Unidos (aunque estos pactos no podrían entrar en vigor).
El Reino Unido deberá afrontar el pago de su parte proporcional de los compromisos asumidos durante su pertenencia a la Unión Europea. Aunque la abandone, Londres debe cumplir con sus obligaciones financieras en el Presupuesto comunitario para el periodo de 2014 a 2020 (contribuirá a las partidas de 2019 y 2020 como si siguiera siendo un Estado miembro). También tendrá que responder a sus obligaciones en programas como el Mecanismo para los refugiados de Turquía o el Fondo Europeo de Desarrollo.
Durante este año seguirá siendo posible viajar a Reino Unido como a cualquier otro país comunitario, utilizando el DNI y transitando los pasillos de los aeropuertos destinados a viajeros europeos: “los cambios que haya a partir de 2021 se notificarán con tiempo suficiente".  En cuanto a los españoles que estén registrados como residentes en Reino Unido, podrán seguir usando su DNI al menos hasta 2025.
Las empresas comunitarias y británicas podrán seguir comerciando de la misma manera que hacían hasta ahora, sin ningún tipo de barreras durante los próximos 11 meses (o hasta que dure el periodo de transición, en caso de prórroga). El tipo de relación comercial futura dependerá del acuerdo al que lleguen Reino Unido y la Unión Europea.
También se mantienen los impuestos especiales, el IVA y las aduanas de la UE si el intercambio se produce antes de la retirada de Reino Unido de la unión aduanera. Este derecho se aplica para productos agrícolas, de consumo, productos relacionados con la salud, industriales, maquinaria, productos de construcción y químicos, etc.
La situación de Irlanda del Norte se convirtió durante las negociaciones en material sensible y principal línea roja, hasta el punto de desencadenar la renegociación del acuerdo. Finalmente, Reino Unido y la UE pactaron que, una vez finalice el periodo transitorio, en Irlanda del Norte se seguirán aplicando un conjunto de normas relacionadas con el mercado único de la UE (legislación sobre mercancías, normas sanitarias, IVA, impuestos especiales...) para evitar una frontera física. Al mismo tiempo, Irlanda del Norte seguirá formando parte del territorio aduanero británico, por lo que podrá acogerse a futuros acuerdos de libre comercio. La Asamblea de Irlanda del Norte decidirá, por mayoría simple, cuatro años después del final del periodo transitorio, si quiere seguir aplicando las normas de la UE o votar que no se haga.
Respecto a Gibraltar, Bruselas ha sido tajante, al señalar que "ningún acuerdo entre la Unión Europea y el Reino Unido podrá aplicarse al territorio de la colonia sin el acuerdo previo entre el Reino de España y Reino Unido". Y aunque las negociaciones de la primera fase ya han concluido, la soberanía del Peñón todavía no se ha acordado. Lo cierto es que no está clara la futura relación con Gibraltar, más allá de un área de prosperidad compartida, según aspira el Gobierno español.

ESPAÑA:

La economía española creció un 2% en 2019 (una décima por debajo de lo previsto por el Gobierno y cuatro décimas menos que el 2,4% del año anterior).
Por tanto, el crecimiento de la economía española ha resistido frente a las tensiones comerciales, el Brexit, el menor crecimiento de China, la brusca ralentización de la zona euro o las dificultades del automóvil. La economía española casi duplica el 1,2% registrado por el conjunto de la eurozona.
Entre octubre y diciembre pasados, la economía española, incluso, ha experimentado una leve aceleración.
Aunque los detalles del trimestre parecen ser menos optimistas: el consumo de los hogares se ha estancado en el cierre del año (0%). Y la inversión se desploma (-2,5%). La buena noticia es el empuje de la ocupación (+0,9%), y del sector exterior (las exportaciones suman un 1,5% mientras que las importaciones retroceden un -1,2%).
El gasto público también mantiene el vigor (+0,6%). Por sectores, la construcción experimenta un batacazo (-1,7%). Pero la industria manufacturera recobra impulso (+0,7%). Y los servicios son los que más tiran (+0,9%), en especial el comercio, transporte, hostelería, finanzas y actividades profesionales.
Se aprecia una cierta contracción de la demanda interna por el consumo de las familias y la inversión. Salvo por un leve empuje del gasto público, prácticamente todo el crecimiento procede del sector exterior.
Por tanto, el punto más preocupante se halla en la demanda interna, que en el trimestre cae a pesar de las subidas de salarios y la creación de empleo. Ni las compras de los hogares ni la inversión empresarial crecen. En términos anuales, el consumo de las familias prosigue su gradual ralentización una vez se ha agotado el fuerte rebote que vivió tras la crisis.
En 2019, el salario mínimo aumentó un 22,3%. Y la remuneración por asalariado subió un 3,2% en las Administraciones y un 1,6% en el sector privado no agrario, las mayores alzas desde principios de la crisis. Pese a estas mejoras, el consumo se anotó el peor comportamiento respecto al PIB desde el comienzo de la recuperación: en 2018 el PIB sumó un 2,4% y el consumo de los hogares, un 1,8%. En cambio, en 2019 el PIB creció un 2% y el consumo, un 1,1%.
Veremos cómo afecta a la demanda interna la subida acordada para este año del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) de un 5,5%: llegará a 950 euros mensuales en 14 pagas al año.
La subida del salario mínimo hasta los 950 euros, que entra en vigor con carácter retroactivo desde el 1 de enero, queda en un punto intermedio entre los 1.000 euros de los que llegó a hablarse cuando PSOE y Unidas Podemos negociaban el pacto de Gobierno y los 900 actuales. El incremento del 5,5% está lejos del 22,3% del año pasado, pero es importante. No hay muchos incrementos superiores desde mitad de los años noventa. En 2017 se subió un 8%, aunque entonces se hacía desde un suelo muy bajo: 655,2 euros mensuales. En estos cuatro años el incremento es del 44,5%.
La mejora de este año puede ser un paso más hasta el final de legislatura, cuando el Gobierno pretende elevar el SMI hasta el 60% del salario medio que marca la Carta Social Europea y que baraja Bruselas para los socios de la Unión. En el caso de España esa cantidad estaría cerca de los 1.200 euros mensuales.
Por lo que respecta a los precios, según el INE, el IPC aceleró en enero hasta el 1,1%, tres décimas más que en diciembre, como consecuencia de las subidas de precio de la electricidad, y de los alimentos y bebidas no alcohólicas. La tasa de inflación encadena así tres meses seguidos de aumentos, desde el 0,1% de octubre de 2019, y se sitúa en su nivel más alto en nueve meses y por encima de lo que han subido las pensiones (0,9%).
La luz ha subido con fuerza con respecto al mes de diciembre. Según el Operador Mayorista Ibérico (OMIE), en enero la luz ha marcado un precio medio de 41,1 euros el megavatio hora (MW/h), un 21,6% más caro que el precio medio de diciembre, que fue de 33,8 euros MW/h. En el caso de los alimentos, habrá que esperar a que, a mediados de febrero, el INE detalle la evolución de los productos que componen la cesta con la que elabora el índice.
Con el dato de enero, la tasa interanual de IPC encadena 41 meses en valores positivos e implica que los precios son hoy un 1,1% superiores a los de hace un año.
En relación al mercado de trabajo, según la Encuesta de Población Activa (EPA), la economía española creó 402.300 puestos de trabajo en 2019, un año de ralentización económica y en el que se subió el salario mínimo un 22,3%. Ha habido un fuerte rebote del empleo entre octubre y diciembre.  
Se recupera empleo en la industria, pero se ha frenado la construcción.
Durante el último trimestre del año pasado la ocupación aumentó en 92.600 trabajadores y el paro cayó en 22.500 personas. La cifra de creación de empleo es la mayor en un cuarto trimestre desde que empezó la recuperación. Habría que remontarse a 2006, en plena burbuja, para encontrar uno mejor.
Lo anterior, no quiere decir que en términos anuales el mercado laboral prosigue con su gradual ralentización en la misma medida que lo hace la actividad económica. El Producto Interior Bruto se ha ralentizado desde crecimientos del 3% anuales a justo un 2%, y esa misma tendencia ha seguido el empleo. En el conjunto del año 2019 han aumentado los ocupados hasta la cifra de 19,96 millones (402.300 empleos más).  Aún faltan 786.500 para restablecer los niveles de ocupados previos a la crisis.
El desempleo desciende en 2019 hasta los 3,19 millones, unos 112.400 parados menos, una reducción muy escasa comparada con las caídas de otros años de recuperación. Ha mejorado apenas seis décimas.
Por segundo año consecutivo, casi la mitad de los trabajos creados en 2019 han sido de inmigrantes: 182.200. Prácticamente el 100% de los foráneos que ha entrado en el mercado laboral ha encontrado empleo.  
Tras años de contención, las cifras anteriores coinciden con un fuerte incremento de los costes laborales: el salario mínimo ha subido un 22,3%, las cotizaciones sociales en unos 4.000 millones, los salarios en convenio un 2,3% y, también, se ha introducido el registro de horas. 
La tasa de paro se ha situado, según la EPA, en el 13,78% de la población activa (por cada 100 personas que desean trabajar no lo consiguen casi 14) frente al 14,45% anotado a finales del año anterior.
Como consecuencia del ritmo de aumento de la población activa, (ha crecido durante los últimos 12 meses incorporando a 290.000 personas) la velocidad de reducción del paro se ha reducido. Casi la mitad de los trabajos creados en 2019 han sido de inmigrantes (182.200 personas). Alrededor del 100% de los extranjeros que han entrado en el mercado laboral español ha encontrado empleo.  
Durante el 2019, casi todas las autonomías elevan su número de trabajadores. Las subidas mayores se han registrado en Madrid (138.900 más), Cataluña (87.000) y Andalucía (45.000). Extremadura no mejora, y en Castilla-La Mancha desaparecen 5.900 empleos.
Por el contrario, los datos del Paro Registrado a finales del mes de enero han sido negativos (aquellos que se apuntan en las oficinas de empleo como desempleados demandantes de empleo):
Tradicionalmente, el mes de enero no es bueno para el mercado laboral. Ni cuando la economía crece mucho se evita que se hunda la afiliación a la Seguridad Social y se dispare el paro registrado. Y eso es lo que ha vuelto a pasar a comienzos de este 2020. En enero cayó el empleo en 244.044 personas, es la mayor bajada de afiliación en este mes desde 2013. No obstante, la cifra total de cotizantes sigue estando por encima de los 19 millones, en concreto, 19,164 millones, según las cifras divulgadas por el ministerio de Seguridad Social.
El paro registrado tuvo un comportamiento en consonancia con el arranque del año, es decir, subió y lo hizo bastante. En un solo mes se han contado 90.248 desempleados más en las oficinas públicas de empleo. El peor enero desde 2014 deja la cifra total en 3,25 millones, según el ministerio de Trabajo.
Cuando acaba la Navidad, finalizan muchos contratos de temporada en el comercio minorista y en la hostelería. También acaban muchos compromisos laborales vinculados al año natural. Y esto, sumado al enfriamiento económico que se observa (la caída de matriculaciones de coches casi un 8% en enero, es un ejemplo), han convertido este enero en peor que en los años anteriores. Así, pese a que se sigue creando empleo respecto al mismo periodo del ejercicio precedente, un aumento del 1,83%, por primera vez desde el verano de 2014 se baja del listón del 2%.
Respecto al turismo, la llegada de turistas y el gasto turístico en España batió un nuevo récord en 2019, mejorando las cifras por séptimo año consecutivo. De forma que, según el Ministerio de Turismo, la llegada de turistas en 2019 fue de 83,7 millones, un 1,2% más que en 2018, y el gasto turístico se incrementó hasta los 92.337 millones de euros, un 2,9% más.
Lo anterior ha tenido lugar en un año donde no han faltado los problemas: la crisis de Thomas Cook y los disturbios ocurridos en Cataluña tras la sentencia del «procés».
En las cifras de 2019 han tenido importancia la mejoría reflejada en países de larga distancia, como China y Estados Unidos, que compensan la caída de los turistas de los mercados tradicionales (Reino Unido, Francia y Alemania). Una circunstancia que revela el retroceso que está viviendo el turismo vacacional por culpa de la recuperación de otros destinos del Mediterráneo que compiten a base de precios.

MERCADOS:

Durante el mes de enero, China ha incidido negativamente en la marcha de la Bolsa. El IBEX 35 alcanzó un máximo de 9.709,9 puntos, alentado por los avances en las negociaciones comerciales entre Estados Unidos y el gigante asiático. Pero las malas noticias ganaron rápidamente terreno, cuando se conoció que Estados Unidos había lanzado un ataque sobre el aeropuerto de Bagdad. En la acción murieron importantes cargos del ejército iraní, entre ellos el general Soleimani, lo que hizo temer una escalada en el conflicto que mantienen Estados Unidos e Irán.
Pero faltaba, quizá, lo peor: las informaciones acerca de una nueva epidemia, causada por un coronavirus con origen en la ciudad china de Wuhan, han acabado las posibilidades de recuperación de las bolsas debido a la paralización del consumo en la segunda potencia económica mundial como consecuencia de las cuarentenas decretadas por las autoridades.
Durante el peor día del mes de enero, el IBEX se dejó un 2,05% (la mayor caída desde octubre de 2019). Los mejores valores del IBEX 35 en enero fueron Cellnex, Iberdrola, Acciona y Enagás, mientras que los peores fueron Banco Sabadell, ACS, ArcelorMittal, Bankia y Mediaset. Cellnex se vio beneficiada por su entrada en el mercado portugués con la compra de Omtel.
Respecto a los efectos del coronavirus, al haberse originado en la ciudad donde se encuentran los principales productores chinos de automóviles y acero del país, dos industrias clave en la segunda mayor potencia económica mundial. La ciudad de Wuhan, situada en la provincia de Hubei (centro del gigante asiático), cuenta además con la presencia de más de 300 multinacionales, de ahí que los temores se hayan disparado a medida que se han ido conociendo más datos sobre la infección.
Se ha disparado la compra de tradicionales activos refugio como el oro o el yen. Son muchos países los que ya han empezado a tomar medidas directas para frenar la expansión del coronavirus.
Por lo que respecta al Euribor, se ha incrementado muy levemente durante enero, aunque se mantiene en el nivel más bajo de la serie histórica un mes de enero, sigue abaratando las hipotecas antiguas a tipo de interés variable.
El Euribor ha cerrado enero en el -0,252 (13,6 puntos básicos menos que hace 12 meses).
Durante el mes de febrero, en el caso de una hipoteca de 150.000 euros con una tasa de euríbor más un diferencial del 0,99% (de los más frecuentes en la actualidad), el ahorro será de 8,48 euros al mes, lo que equivale a 101,76 euros en el año.
Las hipotecas a interés variable que se constituyan ahora, serán un poco más caras que hace un mes, ya que el euríbor cerró diciembre en el -0,261, es decir, nueve puntos básicos menos que en enero.
Finalmente, todas las previsiones señalan a que, en ausencia de cambios trascendentales de escenario, el euríbor se mantendrá en terreno negativo durante todo el año 2020.
Por otro lado, según ha informado el Instituto Nacional de Estadística (INE), la venta de viviendas Ha vuelto a caer (ya son cuatro meses consecutivos). El número de casas que cambiaron de manos bajó un 9,3% el pasado mes de noviembre en relación al mismo mes de 2018, hasta sumar 38.680 operaciones, su menor cifra en un mes de noviembre desde 2016. En términos mensuales (noviembre de 2019 sobre octubre del mismo año), la compraventa se hundió un 9,7%, su mayor retroceso en este mes de los últimos cinco años.
El año 2019 cerrará con el primer descenso desde 2013. Entre enero y noviembre se vendieron 466.318 casas, frente a las 517.984 transacciones efectuadas en 2018. Para cerrar el año en positivo, en diciembre se tendrían que haber formalizado más de 51.666 compraventas, algo bastante complicado.
La Comunidad de Madrid registró la segunda mayor caída en las compraventas el pasado noviembre, con un -21,2%, tras La Rioja (-25,5%). La bajada en Canarias fue del 21% y del 14,2% en Cataluña.
Entre enero y noviembre de 2019 se vendieron en España 466.318 viviendas, según los datos publicados por el INE.

EMPRESAS:

Las cuentas de resultados del Santander presentan una mezcla de factores positivos y negativos. El banco logró un beneficio atribuido de 6.515 millones en 2019, un 17% menos que en 2018, tras cargar contra los resultados 1.737 millones, de los que 1.491 millones corresponden a la pérdida de valor de su filial en el Reino Unido.  Este ajuste se ha realizado por el empeoramiento de las expectativas económicas del país y los resultados previstos para el futuro ante la llegada del Brexit.
El resto de las cargas son por la reestructuración producida por la fusión del Santander y del Popular (864 millones), pérdidas por venta de carteras inmobiliarias morosas en España (405 millones) y compensaciones a clientes británicos por la venta de seguros (183 millones).
Sin embargo, la cuenta se ha visto beneficiada por otros factores positivos, como la plusvalía neta de 693 millones obtenida por la venta del negocio de custodia, cerrada en diciembre de 2019, y otros beneficios obtenidos en Brasil y Argentina de 687 millones.
Según ha apuntado el banco en una nota de prensa, el beneficio atribuido ordinario en 2019, es decir, excluido el neto de plusvalías y saneamientos, fue de 8.252 millones, un 2% más (+3% en euros constantes, es decir, sin efecto del tipo de cambio), "gracias al mayor número de clientes y al crecimiento de los volúmenes de negocio".
Europa contribuyó con un 47% del beneficio ordinario del grupo; Sudamérica, un 37%, y Norteamérica, un 16%. Brasil sigue siendo el mercado que más aporta al crecimiento de los resultados del grupo, con un 28% del beneficio ordinario, seguido de España (15%), Santander Consumer Finance (13%), Reino Unido (11%), México (9%), Estados Unidos (7%) y Chile (6%).