miércoles, 10 de febrero de 2016

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL FEBRERO 2016: ¿recesión global?, miedo en los mercados por China, emergentes y petróleo.

Como consecuencia del desplome de los precios del crudo, las grandes empresas del sector petrolero están recibiendo un duro golpe. El exceso de la producción está ocasionando que los precios caigan, evaporando los resultados de las cuentas anuales de las empresas. Sin embargo, la demanda de carburantes ha crecido, por lo que las actividades del refino, están compensado parcialmente las pérdidas sufridas en las de extracción.

GLOBAL:

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha recortado en dos décimas las estimaciones de crecimiento de la economía global tanto para 2016 como para 2017. Para este año, el PIB mundial aumentará tan sólo un 3.4%, esperando que el año próximo sea un poco mejor (crecimiento del 3,7%) será algo más ambicioso, del 3.7%. Las razones, sin duda, se encuentran en los problemas de China y en la considerable caída en el precio del crudo petrolífero.
En contraste con las economías emergentes, dónde las dudas son muy fuertes, en las avanzadas se espera un crecimiento moderado y, sobre todo, desigual.
Analizando por países, Brasil aparece como la más afectada en una recesión más prolongada de lo estimado. Respecto a Estados Unidos se espera que prosiga con su ritmo actual de aumento del PIB, y para Oriente Medio las previsiones se ven muy afectadas por la caída de los precios del petróleo.
El FMI estima que el PIB del Caribe y de América Latina, disminuya igualmente durante este 2016. Desde luego, así lo está reflejando la recesión económica de Brasil y otras economías actualmente en dificultades.
No obstante, el FMI mejora gradualmente su previsión  respecto a los países que están atravesando problemas económicos: Rusia, Brasil, y algunas economías de Oriente Medio.
Prevé el FMI que la tasa de aumento del PIB en China disminuya hasta el 6,3% y el 6% en este año y el próximo, respectivamente, como consecuencia, básicamente, de la desaceleración de la inversión.
En  contraste, las estimaciones para India y el resto de las economías emergentes de Asia es una prolongación del crecimiento vigoroso, si bien algunos países enfrentarán fuertes vientos en contra generados por la situación de la economía china, y la debilidad de la manufactura mundial.
El Fondo ha apercibido respecto a que el crecimiento mundial pueda sufrir una desaceleración mayor de la esperada. Sobre todo, como consecuencia de una peor situación de China, que generaría efectos de contagio internacionales por la vía del comercio, los precios de las materias primas y la confianza, así como los efectos consecuentes en los mercados financieros internacionales y en las cotizaciones de las divisas.
La realidad, es que el Foro Económico de Davos se ha visto inundado de cierto pesimismo. Y es que las medidas de estímulo monetario no consiguen reanimar a la economía global de su debilidad, y se mantienen las presiones deflacionistas. Nos encontramos en un momento complicado, tras un episodio muy duro de crisis económica, el riesgo de una nueva recesión, con una política monetaria que, con éxito en Estados Unidos, ha tenido unos resultados dudosos en Japón y en la eurozona. Sin duda, por esta razón, el presidente del BCE, Mario Draghi, ha anunciado que “reconsiderará su política monetaria en marzo si la amenaza de deflación sigue vigente y si la tasa de crecimiento en la eurozona sigue siendo baja”.
Incluso Mario Draghi, ha señalado la importancia de las inversiones en infraestructuras para incentivar el crecimiento y estimular la productividad. El peligro de una nueva recesión tan sólo se evitará si la inversión recupera su confianza. Por eso, sorprende que la Eurozona siga manteniendo como prioritaria la ortodoxia del ajuste presupuestario, como criterio guía por encima de cualquier otro, en la política económica de la región.

CHINA:

Según las cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas, se mantiene el enfriamiento de la economía de China, ya que en el último trimestre de 2015, creció a un ritmo anualizado del 6,8 %.
El dato anual de 2015, un 6,9%, significa el aumento anual del PIB más pequeño  de los últimos 25 años, coincidiendo con las previsiones del Gobierno (el objetivo era de un 7%).
Li Keqiang, primer ministro chino, señaló que “su economía se enfrenta a un trabajo abrumador para mantener el crecimiento económico”. Añadiendo, que “debemos seguir de cerca la situación y prepararnos para dar soluciones lo antes posible".
Puntualizó que el Gobierno "debe prestar mucha atención a los vaivenes del mercado bursátil”, que ha caído repetidamente desde comienzos de 2016, con pérdidas superiores a todo lo ganado en 2015.
Li urgió a estabilizar el crecimiento de las exportaciones, frenar el declive de beneficios en el sector manufacturero y profundizar las reformas de las grandes empresas estatales a través de políticas monetarias y fiscales.
"Las soluciones siempre superan las dificultades, pero tomaremos medidas sustanciales que darán resultados". Estas medidas serán presentadas al Legislativo de ese país, durante el próximo mes de marzo.
JAPÓN:
El Banco Central de Japón, por tercera vez en menos de tres años, ha reducido los intereses por debajo de cero. Trata de depreciar al Yen para evitar de nuevo a la deflación.
La autoridad monetaria de Japón dispone de una nueva herramienta para seguir luchando para conseguir subidas de precios. No obstante, está por ver si tiene más éxito a la hora de animar a las subidas de precios: el objetivo de aumento de los precios en un 2% está lejos, ya que el índice de precios al consumo, se espera que aumente un 0,8%.
Sin duda, la bajada de tipos persigue conseguir el debilitamiento de su moneda, a fin de no perder los favorables efectos para las exportaciones de su depreciación.

LATINOAMÉRICA:

La región se ve amenazada por el paro y la pobreza: entre los años 2003 y 2014, Latinoamérica se vio beneficiada por el favorable comportamiento de las materias primas, lo que dio lugar a importantes bajadas en sus tasas de desempleo, pobreza y desigualdad. Pero, sobre todo en Brasil y Venezuela, la contracción económica de 2015, está llevando a numerosas personas a la pobreza.
Según cálculos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el paro en América Latina subió en 2015 por primera vez en cinco años, pasando del 6,2% al 6,7% de la población activa. El alza del paro se registró principalmente en Sudamérica, donde la tasa pasó del 6,8% al 7,6%. También creció en el Caribe (del 8,2% al 8,5%). En cambio, en Centroamérica y México, menos dependientes de las exportaciones de materias primas y más vinculadas a la demanda de Estados Unidos, el desempleo descendió del 5,2% al 4,8%.
Según la Organización Internacional de Trabajo (OIT), “hay indicadores de desaceleración en el crecimiento de los salarios, así como de una reducción en la generación de puestos de trabajo no asalariados, mientras que aumenta el trabajo por cuenta propia, que en muchos casos está asociado a condiciones laborales precarias”.
En Brasil, la mayor economía latinoamericana, el paro subió del 6,9% al 8,4% entre el tercer trimestre de 2014 y el mismo periodo de 2015.
Aunque el PIB regional solo se contrajo el año pasado, el crecimiento ya venía ralentizándose año tras año desde 2012. Según el Banco Mundial, “los cuatro años de desaceleración económica comienzan a tener un impacto adverso en los puestos de trabajo y el ingreso familiar de América Latina y el Caribe. En opinión de este organismo multilateral, en la actualidad pesan más factores internos que externos en la evolución del PIB de cada país de la región.

ESTADOS UNIDOS:

Según la primera estimación publicada por el Departamento de Comercio estadounidense, el Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos creció un 0,7% en el cuarto trimestre del año pasado en tasa anualizada. Se trata de una cifra muy inferior al 2% registrado en el trimestre anterior.
El consumo  (gasto personal de los consumidores), una de las partidas que más contribuye al dato de crecimiento económico, aumentó un 2,2% el último trimestre, una cifra inferior al aumento del 3,3% experimentado en el trimestre anterior. Mientras, las exportaciones netas disminuyeron un 2,5%, frente al avance del 0,7% del tercer trimestre.
En concreto, el incremento del PIB en el cuarto trimestre refleja principalmente las contribuciones positivas del gasto personal de los consumidores, la inversión fija no residencial y el gasto de los gobiernos estatales y locales. Además, se produjo un aumento de las importaciones.
Por su parte, la desaceleración del PIB en este trimestre refleja la caída de la inversión privada en inventarios y la caída de las exportaciones y la inversión fija no residencial. Asimismo, los gastos de gobiernos estatales y locales se vieron ligeramente compensados por la desaceleración de las importaciones.
En el conjunto del año, la economía estadounidense creció un 2,4% (el mismo incremento que registró durante 2014).
Por otro lado, durante el año pasado la economía estadounidense alcanzó una cifra de 292.000 nuevos ocupados en diciembre. Un rendimiento muy sólido al final de 2015 que elevó la creación de empleo para el conjunto del ejercicio a 2,65 millones de personas. El dato fue mejor de lo esperado, pese al débil debilitamiento anteriormente señalado.
La tasa de paro (porcentaje de los activos que no encuentra un empleo) se mantuvo por tercer mes consecutivo en el 5%, (el nivel más bajo en casi ocho años), porque más de medio millón de personas se incorporaron el mercado laboral.
Estados Unidos creó empleo durante el último año a una media de 220.000 nuevos ocupados mensuales, (es el segundo mejor año desde 1999). Se trata de un ritmo sólido para una economía que crece ligeramente por encima del 2%, claramente por debajo del potencial. Y aunque la contratación se modera frente a los 3,1 millones de empleos en 2014, el rendimiento del cuarto trimestre bastó para encadenar los dos mejores años de creación del empleo en 15 años.
La tasa de participación laboral subió al 62,6% porque hay más personas buscando trabajo de forma activa, lo que explica que el desempleo se mantenga estable pese a la robusta contratación. Si se tienen en cuenta los seis millones que siguen forzadas a trabajar a tiempo parcial y los 1,8 millones apartados del mercado laboral, la tasa de subempleo sigue doblando el paro. Los salarios, entre tanto, se estancaron en el mes aunque crecieron un 2,5% en el año.
Aunque el mercado anticipa entre dos y cuatro subidas de tipos a lo largo de 2016, la incertidumbre global, las tensiones geopolíticas y la presión en los mercados ponen a la Reserva Federal, que preside Janet Yellen, en dificultades a la hora de decidir la estrategia a seguir a partir de ahora.
Sin duda, por esa razón, la Reserva Federal (Fed) decidió en enero pasado mantener los tipos de interés. Algo que los mercados tenían descontado debido especialmente a la incertidumbre económica general, la debilidad de la economía China y el bajo precio del petróleo (un hecho que está empezando a poner en serios aprietos a las regiones productoras de Estados Unidos).
Aunque las cifras internas de la economía estadounidense siguen mostrando un aspecto positivo, pese a la moderación del final del año, es sobre todo el factor exterior el que justifica la prudencia de la Fed. Y lo que este factor pueda acabar suponiendo para la economía estadounidense: “las condiciones del mercado laboral mejoraron más incluso pese a que el crecimiento económico se ralentizó", dijo la Reserva Federal.
Aparte de los acontecimientos económicos globales, el débil dato de inflación estadounidense da serios argumentos para tomarse con mucha calma la subida de los tipos de interés. Estímulos monetarios como los bajos tipos de interés suelen calentar las subidas de precios, pero en Estados Unidos estos avanzan muy lentos debido a los bajos precios del petróleo. El pasado diciembre, de hecho, cayeron una décima, lo que situó el incremento de precios del conjunto del año en el 0,7% (el segundo menor en 50 años).
Queda muy lejos el objetivo de inflación del 2%, y las expectativas no son alcistas a medio plazo. De forma, que habrá que esperar a la reunión del Comité de la Reserva Federal de marzo para ver qué ocurrirá.

EUROZONA:

Ante el desplome de los precios del petróleo, el BCE anunció que “no hay límites para las medidas de expansión cuantitativa (QE)”, prometiendo revisar el programa de estímulos monetarios en la próxima reunión de marzo.
Se une a la preocupación anterior, “la incertidumbre sobre el crecimiento de los países emergentes, la volatilidad de los mercados, el aumento de los riesgos geopolíticos, y la reestructuración de algunos sectores”.
El BCE quiere asegurar que la deflación no llegue a la eurozona y, en ese sentido, le está haciendo temer el fuerte descenso que ha sufrido, de casi el 40%, el precio del petróleo. Y es que existen efectos secundarios, ya que “la caída del precio de las materias primas afectan a otros precios, de forma que se trata de evitar una espiral, que todavía no hemos visto, pero que existe su riesgo” según Draghi.
Para el presidente del BCE, China está contribuyendo en la parte de la demanda que está generando caídas en el precio del crudo (disminución de su demanda). Además destacó el mal dato de manufacturas de ese país, y la volatilidad en el mercado de divisas.
Respecto a la consolidación fiscal europea, señaló que “debería ser amiga del crecimiento, basada en recortes de impuestos, más control del gasto público, e inversiones públicas con fuertes retornos”.
Por otro lado, Italia ha evitado el modelo español de rescate bancario, ya que  reestructurará el sector sin dinero europeo, a su ritmo, y evitando las condiciones por el lado macroeconómico de duros ajustes y reformas.
Italia ocupa varios asientos de importancia: tiene a uno de los suyos al frente del Banco Central Europeo, Mario Draghi; a Andrea Enria en la presidencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA); a Ignazio Angeloni en el Mecanismo Único de Supervisión; y a Marco Buti como director general de Asuntos Económicos de la Comisión Europea.
Sin duda también apoyándose en la capacidad negociadora del ministro de Economía italiano, Pier Carlo Padoan, y en la tremenda presión que ha ejercido el primer ministro Matteo Renzi a Bruselas, el Gobierno italiano llegó a un acuerdo con la Comisión Europea que le ha permitido evitar, aun siendo una economía estancada y con unos bancos en una situación muy mala,  un rescate financiero como el sufrido por la economía española.
Se permitirá entregar avales públicos a los bancos italianos para librarse de una enorme cartera de créditos dudosos y morosos, que asciende a 350.000 millones de euros, el 17% del total. La banca titulizará (empaquetará) esos créditos y los venderá a los inversores con un aval público como colchón de seguridad. El precio de ese aval debe fijarse a precio de mercado para asegurar que no incumple las reglas de ayudas de Estado de Bruselas. Si no fuera así, la Comisión Europea impondría a Italia quitas a los accionistas y bonistas de menor calidad.
Se sabe que, de momento, no habrá una Sareb (banco malo en España), sino un banco malo por cada entidad al que se transferirá toda la basura existente y los préstamos de dudoso cobro. Algo parecido a lo que hizo Estados Unidos al comienzo de la crisis financiera con entidades como Citi.
En la fijación del precio, según las fuentes consultadas, está la clave del esquema diseñado para Italia: si es muy bajo, los bancos tendrán que reconocer pérdidas y será necesaria una recapitalización bancaria mayor. La clave es fijar un precio que evite que Bruselas acuse a Italia de ayudas de Estado ilegales: en ese caso no habría más remedio que aplicar pérdidas a los bonistas, como pasó con los preferentistas de Bankia.
Por otro lado, Italia ha retrasado dos años la solución para sus entidades más débiles: de esa manera evitó los momentos de mayor presión, y ahora puede lidiar con el problema con las primas de riesgo (los intereses de la deuda pública) muy bajas.
España consiguió sanear antes el sistema bancario, y eso ha permitido avances del PIB en el año pasado, pero con un formidable coste político a cambio: el malestar de los preferentistas, los costes asociados a la tutela de la Unión Europea por el rescate bancario, con ajustes, reformas y demás aspectos relacionados con la dolorosa devaluación interna.

ESPAÑA:

En contraste con el panorama de incertidumbre y dudas analizadas del panorama mundial, la economía española cerró 2015 con un avance notable. El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó  que el PIB español creció en 2015 un 3,2% (se trata del mayor aumento del producto generado en la economía española desde el año 2007).
Se logró a finales del año mantener un avance trimestral del 0,8% (3,5% en la comparación con el cuarto trimestre de 2014), el mismo que había registrado en el verano, y solo dos décimas por debajo del 1% del segundo trimestre, cuando la incipiente recuperación de la economía española tras un lustro en recesión avanzó a más velocidad.
El Banco de España ya atribuyó "a la elevada fortaleza" del consumo privado y la inversión empresarial la pujanza de la economía española, con tasas trimestrales cercanas al 1%. Por su parte, el supervisor del sector financiero estimó que la aportación del sector exterior sería nula, ya que el crecimiento de las exportaciones no sería capaz de compensar el aumento de las importaciones provocado por ese aumento del gasto de familias y empresas.
No obstante, la economía española se encuentra todavía casi un 4% por debajo del nivel de actividad  que había alcanzado antes de la crisis: la doble recesión que sufrió España desde 2008 llevó al PIB a perder un 9% un lustro después, retroceso que se ha compensado, solo en parte, en los dos últimos años.
Lo más sorprendente, es que la evolución del PIB en 2015 sitúa a España como la más pujante entre las grandes economías avanzadas el año pasado. En la Unión Europea, según las últimas estimaciones de Bruselas, Irlanda (con un crecimiento del 6%) y algunos países del Este europeo (Polonia o Rumanía avanzaron al 3,5%) habrían experimentado un repunte mayor.
Para 2016, el Ejecutivo en funciones confía en que este "viento de cola" y la fortaleza de la demanda interna y la propia inercia de la comparación anual sostengan el crecimiento de la economía española cerca del 3%. Los analistas privados, según las predicciones recogidas en el panel de la Fundación de Cajas de Ahorros, y el FMI lo rebajan al 2,7%. En todo caso, eso supondría que no se recuperaría el nivel de actividad previo a la crisis hasta 2017.
Por otro lado, el año pasado fue bueno para el empleo. El desempleo disminuyó y aumentó la ocupación: la cifra de parados, según la Encuesta de Población Activa (EPA) del cuatro trimestre de 2015, se redujo en 678.200 personas. La ocupación creció en 525.100 puestos de trabajo, una cifra que no se veía desde los últimos años de la burbuja inmobiliaria (desde 2006).
Ahora bien, España continúa situándose a la cabeza de las economías europeas con peores datos del mercado de trabajo: la tasa de paro supera aún el 20,9% (de cada 100 personas que desean trabajar casi 21 no lo consiguen). Hay alrededor de 4,8 millones de personas sin trabajo.
El empleo temporal ha vuelto a crecer con fuerza, ya que el 25,6% de quienes trabajan saben que su contrato no se va a mantener, y en poco tiempo pueden perder el empleo.
En todo caso, el mercado laboral ha encadenado dos años completos de mejora (2015 y 2014). Tanto el paro como la ocupación mostraron saldos positivos al eliminar datos estacionales, como la temporada alta del turismo o las contrataciones propias del sector comercial en Navidad, según los datos que el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los datos de la EPA incluso han mejorado algunas de las previsiones económicas de los institutos privados, como la que formuló el Instituto Flores de Lemus, de la Universidad Carlos III de Madrid, que estimaba que el paro bajaría hasta el 21,4%. Esta desviación ha llegado, principalmente, por la evolución de la población activa, que durante el último año ha caído hasta los 22,8 millones de personas en edad y disposición de trabajar.
La evolución de la población activa no deja de ser sorprendente. Los dos años de recuperación laboral no funcionan todavía como reclamo para evitar su descenso y tanto 2014 como 2015 han acabado con una fuerza laboral menor que al comienzo. Una de las razones, aparte de la pérdida de población, puede ser el llamado “efecto desánimo” (aquellos que empeorando sus expectativas de conseguir un empleo, dejan de buscarlo, y por tanto, ya no son activos al no ser considerados parados) lo que motiva una disminución del número de parados y de la población activa.
Sin embargo, los 18,098 millones de puestos de trabajo que alcanza la población ocupada,  quedan ligeramente por debajo de los 18,153 millones que encontró el presidente Rajoy al llegar al Gobierno.
En todo caso, el mercado laboral español precisa todavía varios años seguidos como 2014 y 2015 para cerrar las heridas abiertas durante los casi siete años de caídas sufridas. Esa brecha no solo se ve en el número total de parados o en la tasa de desempleo, también se aprecia en el número de hogares con todos sus miembros en paro (1.556.600) o el de los que carecen de ingresos (721.300).
En los datos de esta última EPA, se observan síntomas respecto a que en el último medio año se ha frenado ligeramente la mejora laboral. Entre julio y septiembre el ritmo anual de crecimiento era del 3,11%; entre octubre y noviembre ha sido del 2,99%. Si la medición se hace en horas trabajadas, el freno es mucho mayor: de un incremento del 4% a uno del 1,8%, respectivamente. La industria, por su parte, ha destruido empleo en los últimos tres meses del año.
Respecto a la contratación temporal: de los 525.100 empleos que se crearon durante 2015, 335.100 fueron temporales, y 170.600, indefinidos. La tasa de temporalidad ha continuado creciendo situándose  en el 25,6% (1,4 puntos porcentuales más que en 2015).
Lo más preocupante del paro es que cada vez son menos, no sólo en términos absolutos, sino también relativos, las personas protegidas (y más las excluidas del sistema económico), ya que los beneficiarios de prestaciones siguen descendiendo más de lo que lo hacen los parados. Ello está relacionado con el aumento relativo del paro de muy larga duración. La tasa de cobertura desestacionalizada se situó al finalizar el pasado año en el 54,7% (2,4 puntos menos que un año antes). Ello, unido al descenso de la prestación media, hizo que el gasto en prestaciones por desempleo descendiera un 16,1% en el conjunto del año, hasta 20.610 millones de euros. Respecto a lo presupuestado, se ahorraron 4.700 millones. A pesar de ello, el déficit público se desvió notablemente al alza del objetivo.
Los sueldos se han mantenido contenidos, ya que en 2015, las subidas de convenio apenas llegaron a un 0,7% de aumento. Ahora bien, como los precios en 2015 no subieron, los salarios ganaron, entonces, esas 7 décimas de poder adquisitivo.
Por otro lado, la actividad turística en España ha crecido un 3,7% en 2015, tras recibir 68 millones de turistas, en un año que ha consolidado al sector turístico como locomotora de la recuperación económica, liderando la creación de empleo. Lo negativo, es que según el balance de la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur), ha seguido cayendo el ingreso por turista extranjero.
El vicepresidente ejecutivo de Exceltur, José Luis Zoreda ha destacado que «el turismo lidera la generación de empleo neto ya que uno de cada siete nuevos puestos de trabajo en España han sido creados por el sector turístico en 2015, lo que supone 73.343 nuevos empleos, un 5,5% más que en 2014, hasta registrar una cifra total de 1,4 millones de afiliados a la Seguridad Social».
No obstante, desde Exceltur se ha subrayado que los visitantes que llegan, realizan un menor gasto medio diario (ha caído hasta los 741 euros), lo que supone quince años consecutivos de caída de la contribución en términos reales de cada turista extranjero a la economía española.
Esto tendrá su reflejo en las expectativas empresariales ya que un 89,3% de los empresarios turísticos españoles espera un nuevo incremento de sus ventas en 2016, que se trasladará en un 92,2% de los casos en una mejora de sus resultados, con previsión de crecimiento en sus plantillas.
Finalmente, señalar que los precios industriales cayeron un 2,2% en diciembre y encadenan 18 meses en negativo.

MERCADOS:

A principios de febrero, las Bolsas europeas, se han visto muy afectadas por los temores al parón económico global, como consecuencia del frenazo de los emergentes. El Ibex español ha sufrido importantes pérdidas, al igual que otros indicadores europeos.
El indicador español sufrió el mayor batacazo desde finales de agosto, cuando se desataron los peores presagios sobre la economía china y el Ibex se desplomó un 5,01% en una sola jornada. En definitiva, la Bolsa española cayó a su nivel más bajo en dos años y medio. En paralelo, el bono alemán (considerado el activo más seguro de la eurozona), ha caído a mínimos de un año por el repunte del interés de los inversores en los activos de menor riesgo para resguardarse de la tormenta.
Los mercados han cotizado los temores comentados anteriormente sobre el declive de la economía global, al conocerse además que las reservas en moneda extranjera del banco central del gigante asiático, China, cayeron en enero en casi 100.000 millones de dólares (89.200 millones de euros). Las reservas totales de la segunda economía mundial quedan ahora en 3,2 billones de dólares, muy por debajo del máximo de 4 billones de junio de 2014.
Por lo que respecta al mercado de automóviles, según los datos hechos públicos por las tres patronales del sector, Anfac, Faconauto y Ganvam, el mercado de turismos ha comenzado el año con buen pie. En este reciente enero,  se han vendido76.395 coches en España, un 12,1% más que en el mismo mes del año anterior. El mercado acumula así dos años y cinco meses de crecimientos continuados y va en línea con el objetivo fijado para este año, de 1,1 millones de unidades matriculadas. Habida cuenta de que este enero tuvo un día hábil menos que el año pasado, es el mejor volumen desde el año 2008.

EMPRESAS:

Amazon arrasó la pasada temporada de compras navideñas y eso se reflejó en sus resultados. La compañía que domina el comercio electrónico cerró el ejercicio de 2015,  con unos ingresos de 107.000 millones de dólares (97.800 millones de euros). Es un incremento del 20% en un año.
Este volumen de ventas le aportó un beneficio de 596 millones de dólares (547 millones de euros), frente a las pérdidas de 240 millones de dólares en 2014.
El rendimiento de Amazon contrasta con el estancamiento de cadenas tradicionales como Macy´s. Si lo que se toma es la ganancia de 482 millones de los tres últimos meses del año, dobla la del mismo periodo del ejercicio anterior y logra así su mejor resultado trimestral.

Jeff Bezos, el fundador de Amazón, se concentró todo ese tiempo en invertir lo que ganaba en expandir sus centros logísticos y de datos.