Muchas páginas de los
diarios económicos se ven plagadas de adjetivos tales como “frágil”, “incierto”,
“oscuro”, y es que, sin llegar a una situación de crisis como la sufrida en la Gran
Recesión de 2008, la mayoría de organismos internacionales muestran su
preocupación por la desaceleración económica y la incertidumbre a nivel mundial
por los riesgos existentes.
ECONOMÍA GLOBAL:
La OCDE ha vuelto a
revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento de la economía mundial,
en general, y de la europea en particular. Lo preocupante, es su advertencia de
que, de confirmarse sus proyecciones económicas, podemos encontrarnos con “las tasas
de crecimiento anual más débiles desde la crisis financiera. Ya que la economía
global afronta serios vientos en contra y el lento crecimiento se está consolidando
de una forma preocupante”.
Según la OCDE, el crecimiento
de la economía mundial se ralentizará al 2,9% en 2019 y al 3% en 2020, recortando,
por tanto, tres décimas su proyección
para este año y otras cuatro para el que viene, en línea con una
tendencia que se extiende en las mayores economías.
Esos mismos descensos se
aplican al G20 (el grupo de grandes países desarrollados y emergentes) con un
crecimiento previsto del 3,1% y del 3,2%, mientras que en la Eurozona el ajuste
es más leve, de una y cuatro décimas, hasta una subida respectiva del 1,1% en
2019 y del 1% en 2020.
Este nuevo informe
ratifica que, según los últimos acontecimientos económicos y financieros, la
ralentización durará más de lo previsto. Estima que la inversión de las empresas caerá un 9% en 2020, mientras que los
precios se elevarán un 0,75%.
Gran parte de las causas,
hay que imputarlas a la incertidumbre reinante por la guerra comercial entre
Estados Unidos y China, y en la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.
De momento, el organismo
calcula que la economía estadounidense crecerá un 2,4% en 2019 y un 2% en 2020,
cuatro y tres décimas menos que en las previsiones de mayo, y que la economía
de China avanzará un 6,1% y un 5,7%, lo que supone un recorte de una y tres
décimas.
En relación al Brexit, “la
posibilidad de que se produzca una salida sin un acuerdo formal es un serio
riesgo a la baja, y una fuente principal de incertidumbre. Si Reino Unido deja
la Unión Europea sin acuerdo, las previsiones serían significativamente más
débiles y más volátiles, especialmente a corto plazo”.
La OCDE mantiene su
proyección para 2019 para Francia (+1,3%) y le quita una décima para 2020 (+1,
%), mientras que en Alemania el ajuste es de dos y seis décimas (+0,5 % y
+0,6%).
CHINA:
Según estadísticas
oficiales, las exportaciones chinas durante el mes de agosto cayeron un 1%. La
bajada es la consecuencia de la guerra comercial con Estados Unidos.
Las importaciones de
China también cayeron un 5,6%. La devaluación del yuan, que se ha situado en su
cotización más baja en once años, no ha impedido la caída de las exportaciones
chinas. Todo en contra del argumento mantenido desde Washington que acusaba a
la devaluación como una medida desleal hacia Estados Unidos.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal ha
aumentado la liquidez (cantidad de dinero existente) en 53.000 millones de
dólares, tras detectar una cierta subida en el coste de los créditos a corto
plazo. Se trata de un ajuste técnico que permite a la autoridad monetaria
controlar el tipo de interés de referencia. Hacía más de diez años que la Fed
no realizaba este tipo de operaciones.
El precio oficial del
dinero en Estados Unidos actualmente se sitúa en una banda de entre el 2% y el
2,25%.
Pues bien, el Banco
Central de Estados Unidos, la Reserva Federal, ha rebajado por segunda vez
consecutiva las tasas de interés. Lo ha hecho en un cuarto de punto, para
colocarlos en una banda entre el 1,75% y el 2%. Aunque la economía muestra más
solidez que la esperada, la Reserva Federal trata de protegerla de la
incertidumbre creada por la batalla arancelaria de Donald Trump, la moderación
del crecimiento global y la tensión geopolítica.
Su presidente, Jerome
Powell, en sus últimas intervenciones, ha dejado claro que la recesión (caídas
en el PIB) no es algo que el banco central contemple en este momento ni en
Estados Unidos, ni en la economía global.
No obstante, se advierte
cierta preocupación por diversos motivos: la guerra arancelaria; la inversión
de tipos en Estados Unidos, y las tensiones geopolíticas en Oriente Medio.
Según Powell esa “situación inusual” es lo que le ha llevado a actuar.
El presidente Trump en su
línea habitual, llamó “cabezas huecas” a los miembros de la Reserva Federal, y pidió
que los tipos se llevaran incluso por debajo de cero porque quiere un
dólar más barato (depreciado).
En todo caso, se detecta
cierta división en los propios miembros de la Fed, en lo que se refiere a las
perspectivas económicas, y a la respuesta que se debe dar a través de la
política monetaria.
EUROZONA:
El Instituto de la
Economía Mundial de Kiel ha alertado que “Alemania entrará en recesión durante
2019, y que su economía se seguirá deteriorando hasta 2021, cuando registrará
su primer déficit fiscal desde 2011. La recesión técnica llegará en el próximo
trimestre (tercero del año) con una desaceleración que triplicará a la del
segundo trimestre, que fue del -0,1%. La economía alemana se está enfrentando a
uno de sus años más débiles desde la crisis financiera".
Todos los datos
adelantados (previsiones) y otros que ya son definitivos, muestran que la
economía de Alemania está en un cambio de ciclo o, al menos, en una extrema desaceleración
de la expansión vivida en los últimos años.
Los economistas del instituto
han pronosticado que el Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania crecerá un
0,4% durante 2019. Sin embargo, el país entrará en recesión técnica, (dos
trimestres consecutivos de disminución del PIB). Así, mientras que en el
segundo trimestre del 2019 el PIB se contrajo un 0,1%, el Instituto germano ha
adelantado que la contracción se agravará durante el tercer trimestre hasta el
0,3%.
Pasado 2019, el organismo
estima que la economía repunte, creciendo un 1% en 2020 y hasta un 1,4% en
2021, pese a que el crecimiento podría elevarse si desaparecen vulnerabilidades
como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el Brexit.
"El verdadero
problema con las disputas comerciales de Donald Trump no son los
aranceles, sino la gran incertidumbre sobre lo que está por venir, porque la
incertidumbre es veneno para las decisiones de inversión", ha asegurado el
presidente del IfW, Gabriel Felbermayr.
En lo que respecta al
mercado de trabajo, el Instituto ha asegurado que las consecuencias de la
ralentización económica comenzarán a notarse en el mundo laboral. De esta
forma, la tasa de paro pasará del 5% actual al 5,2% en 2020 y el 5,3% en 2021.
Además, por primera vez desde la crisis, el número de empleados descenderá, en
2020, por debajo de los 45,1 millones.
Esta situación de la
industria alemana se expandirá a otros sectores que ahora mantienen el
crecimiento.
Según Kooths, "sin
embargo, los problemas en la industria tendrán un impacto cada vez mayor en los
otros sectores, y el reciente fuerte aumento de los salarios hace que los
recortes de empleos sean más probables durante la recesión”.
Ha asegurado que "sin
embargo, no hay razón para el intervencionismo político, por ejemplo, a través
de programas de inversión que sobre todo impulsarían los precios de la
construcción. En cambio, se debería permitir que el presupuesto nacional
respire con la economía, como lo prevé el freno de la deuda. Las cuentas
equilibradas no tienen que por qué mantenerse al pie de la letra".
Los principales
institutos económicos alemanes, para el caso de que se confirmen las peores expectativas,
piden que se permita recurrir al déficit presupuestario, dando paso a la
política fiscal para reforzar a la inversión pública, como tirón de la demanda interna
para reactivar al PIB.
Por si fuera poco, se ha
abierto un nuevo frente: la OMC (Organización Mundial de Comercio) ha dado vía
libre a Estados Unidos para que pueda imponer aranceles a productos importados a
la Unión Europea por un importe de 6.900 millones de euros anuales. Todo ello,
como en respuesta a las subvenciones europea a Airbus para el desarrollo
del A350 y el A380.
Washington ha
elaborado una lista de 300 productos importados, en la que incluye componentes
de la aviación. incluidos aviones de
Airbus. Comprende el 10% y el 25% para los productos agrícolas y otros bienes
importados.
Estos aranceles recaerán
sobre las importaciones realizadas a Francia, Alemania, España y Reino Unido. La
economía española será una de las más afectadas en productos tales como el
aceite, vino y queso.
La OMC señala que los
subsidios europeos aplicados causaron un perjuicio para Estados Unidos,
señalando que supuso una ventaja competitiva para los grandes aviones como el A350
y el A380.
Por su parte la Comisión
quiere evitar el inicio de una nueva guerra comercial transatlántica en el
momento tan delicado que estamos viviendo. Bruselas ha advertido a la
Administración de Trump que “la adopción de nuevos aranceles sería una medida
miope y muy contraproductiva”.
Trump también decidirá en
noviembre si aplicará aranceles a las importaciones de coches europeos y
componentes. De forma que es posible que se haya roto la tregua que se acordó
el pasado mes de julio.
Por otro lado, Mario
Draghi, ha señalado que hará todo lo necesario para salvar el euro, anunciando
una serie de medidas para estimular el crecimiento económico (tipos negativos; regreso
al programa de compra de títulos por el BCE; y posponer indefinidamente la
subida de las tasas de interés).
Recordó, además, que “el
margen de la política monetaria es cada vez más escaso, por lo que sus efectos
son cada vez menores”. Lo que implica que,
para evitar la recesión, los instrumentos los tienen los Gobiernos con sus
políticas de demanda (incremento del gasto público).
Draghi ha tenido que
enfrentarse a los que consideraban que el deterioro económico no es tan grave
como para justificar retomar todo el grueso de instrumentos de la política
monetaria.
Christine Lagarde, la
nueva presidenta del BCE, ha afirmado que continuará con la política de
estímulos de Mario Draghi. Pero la realidad, es que podría encontrar
serias resistencias.
En ese posible debate, el Banco
de España se ha alineado con el BCE, apoyando a Draghi y recordando que
“todos los instrumentos” están sobre la mesa, ya que el peligro de japonización
de la eurozona (trampa a la japonesa) es evidente.
Incluso, el propio vicepresidente
del BCE, Guindos, ha resaltado las importantes amenazas que caen sobre la
débil economía de la eurozona. Ha declarado que los tipos de interés negativos
“no son todopoderosos”. Por lo que ha reclamado “un instrumento fiscal de
tamaño moderado, pero con capacidad de actuación anticíclica, no controlado por
los países, sino por una autoridad europea”.
Luis de Guindos, ha
solicitado más gasto a las economías con superávit fiscal en materias tales como
el medioambiente, infraestructuras y educación. El futuro pasa por actuar con
más instrumentos y no solo con la política monetaria. Se trata de implementar
inversiones que permitan incrementar la productividad, con el logro de una
mayor competitividad de la zona euro, con el objetivo de obtener un mayor
crecimiento potencial a medio plazo y el bienestar de la sociedad.
ESPAÑA:
Se está confirmando que,
aunque la economía española está creciendo más que sus socios, se mantiene la
desaceleración económica: durante el periodo de abril a junio, el PIB español
creció un 0,4% trimestral frente al 0,5% registrado en el trimestre precedente.
Todavía, en un contexto de desaceleración global, en tasa interanual el PIB
español creció un 2%.
La situación es
inquietante, ya que el consumo de las familias y la inversión se estancan (cae
la demanda interior), por lo que el PIB está resistiendo gracias a la demanda
exterior (sujeta a la incertidumbre comercial internacional), y también gracias
al gasto público.
La duda es cuánto podrán
aguantar las exportaciones así en un entorno plagado de riesgos y tensiones
comerciales. Igualmente, cabe plantearse si es posible que se siga exportando
sin que las importaciones suban a ritmos mayores porque se necesitan comprar
materias primas y bienes intermedios para producir.
Aunque sea preciso
rebajar el déficit público, el consumo de las Administraciones Públicas también
coopera con un 0,4% trimestral. Desde el tercer trimestre de 2018 aumenta a
tasas del 2% anuales, coincidiendo con una recuperación del empleo público.
Con un crecimiento
trimestral del PIB de alrededor de un 0,4%, es difícil que se alcance el 2,2%
al final de este ejercicio: más bien, podría ser de un 1,9% en esa fecha.
Por otro lado,
probablemente consecuencia de la incertidumbre y prudencia de las familias, la
tasa de ahorro ha crecido hasta el 8,7% de la renta disponible actual.
También hay que resaltar,
que la caída del consumo y la mejora del ahorro se ha producido coincidiendo
con la mejora de las rentas de las economías domésticas (la cifra global de
salarios ha crecido un 5,2% interanual, “2,7 puntos se deben a un mayor número
de asalariados y 2,4 puntos por las subidas de sueldos”).
Por lo que respecta a los
precios, según ha informado el Instituto Nacional de Estadística, en tasa
interanual, han caído durante septiembre a un crecimiento de tan solo el 0,1%. Dos
décimas menos que en el mes anterior, con lo que se coloca en el nivel más
bajo desde hace más de tres años. La rebaja del IPC se debe fundamentalmente a
la caída del precio de la electricidad, frente a la subida registrada el año
pasado por las mismas fechas.
La tasa de septiembre, es
el nivel más bajo desde el -0,1% registrado en el mes de agosto de 2016. Hasta
el pasado mes de mayo, la tasa anual venía siendo algo más del 1%, cogiendo un
ritmo descendente hasta el actual 0,1%.
Según Funcas, los precios
caerán una décima más en octubre.
Por otro lado, la deuda
del conjunto de las administraciones públicas ha vuelto a marcar máximos
en el segundo trimestre del año (1.210.915 millones de euros), lo que equivale
al 98,9% del PIB, aleja a España del objetivo al que se ha comprometido con
Bruselas, del 95,8%.
Por lo que respecta al
mercado de trabajo, también refleja la desaceleración: El mercado laboral también nota la
desaceleración. La creación de empleo se va frenando. Aunque en
septiembre ha habido 3.224 cotizantes más que en el mes de agosto, es el dato más
flojo desde 2013.
Y las personas que acuden
a las Oficinas de Empleo a inscribirse como desempleados demandantes de empleo
-Paro Registrado- son mayores: las
oficinas públicas de empleo inscribieron a 13.907 nuevos desempleados. En cambio,
al contrario que los años precedentes, el incremento es menor y deja la cifra
total en 3.079.711 parados.
Aunque el número de cotizantes
con empleo a la Seguridad Social sigue muy cerca de los niveles máximos alcanzados
a comienzos de verano, en los últimos 12 meses la afiliación ha crecido en
460.739 cotizantes, un 2,44% más que el año anterior. Es el dato más bajo desde
2014.
La contratación creció. Aunque
a un menor ritmo que en años anteriores, está en unos niveles muy altos. Solo
en los primeros nueve meses del año se han suscrito 16,7 millones de contratos,
aunque la gran mayoría de ellos son temporales y solo el 9,5% son indefinidos.
Se evidencia que la inestabilidad en los puestos de trabajo sigue siendo alta.
Otro dato negativo, ha
sido que, por segundo mes consecutivo, según ha publicado el INE la
llegada de turistas ha disminuido durante el pasado agosto. En total,
visitaron España 10,1 millones de extranjeros, un 0,5% menos que en agosto de
2018.
No obstante, en el
acumulado del año las cifras aún están un 1,5% por encima de las del año
pasado. Lo positivo es que ha aumentado el gasto de los turistas: desembolsaron
11.764.5 millones de euros (un 2,66% más).
Que las playas españolas
han recuperado la competencia de países como Egipto, Turquía, Túnez o Grecia,
que ofrecen sol y playa a precios más competitivos que España, cuya oferta en
este sentido se ha sofisticado en los últimos años, no es nuevo. Pero los datos
del verano lo ponen de manifiesto con más intensidad que en otros meses.
La caída se debe, sobre
todo, a la disminución de las visitas de alemanes y británicos, los dos
principales mercados emisores, que representan el 35% del total. Destaca
especialmente el caso alemán: en agosto visitaron España 1,12 millones, un
10,7% menos que en agosto del año pasado. Más de 100.000 turistas menos. En el
caso de los británicos, la caída es del 3,1%: 2,18 millones, 69.000 visitantes
menos. Reino Unido ya presenta datos negativos en el acumulado del año,
mientras que Alemania avanza un insignificante 0,05%.
Pese a las bajadas
veraniegas, en el acumulado del año han visitado España más turistas de lo que
lo habían hecho el año pasado por estas fechas. Son casi 58,2 millones, un
1,48% más. Habrá que ver las cifras de septiembre, mes en el que se produjo
la quiebra del turoperador británico Thomas Cook, y sus efectos
posteriores, sobre todo en Canarias, para saber si este año habrá también récord
de llegada de turistas, como en los seis años anteriores.
MERCADOS:
A principios de octubre
se ha producido el batacazo en las Bolsas mundiales. Los principales selectivos
europeos y estadounidenses se cubrieron de cifras rojas, como consecuencia de
la desaceleración e incertidumbre económicas.
El Ibex 35 registró la
mayor caída del año, que le llevó a perder la cota de los 9.000 puntos,
con todos los mercados internacionales en negativo en respuesta a unos
datos económicos tanto en Europa como en Estados Unidos que abonan la
desaceleración y ante el desafío del Brexit.
El detonante de las
fuertes ventas fueron los datos de los PMI (indicador de la evolución de
la industria manufacturera) tanto en Europa como en Estados Unidos, que han
quedado muy por debajo de las previsiones de los analistas. Reflejando los
problemas de la economía global.
Sin embargo, para algunos
analistas, los gráficos apuntan a cierto optimismo para el mes de octubre. Lo
que, si está claro, es que hay que extremar la prudencia.
Por lo que respecta al
mercado del petróleo, el precio del barril Brent para entrega en noviembre ha
retrocedido en el mercado de futuros de Londres un 6,33 %,
hasta 64,65 dólares, tras anunciar Arabia Saudí que ha recuperado más
de la mitad de la producción afectada por los dos ataques con drones.
EMPRESAS:
Telefónica provisionará
1.600 millones de euros para costear el nuevo Plan de Suspensión Individual
(PSI) que permitirá la salida de forma voluntaria de la empresa en España en
torno a 2.800 trabajadores. El consejo de administración de la operadora ha
abierto el plan.
La compañía también busca
fórmulas para rentabilizar un parque de 50.000 estaciones base y antenas de
telefonía móvil, bien mediante el traspaso a su filial Telxius o la venta a
terceros.
El plan de bajas ofrece
las mismas condiciones que el que se aplicó entre 2016 y 2018, al que se
apuntaron 6.300 empleados con un coste de 3.800 millones de euros. Se trata de
una fórmula de interrupción de la relación laboral que no es ni un expediente
de regulación de empleo ni una prejubilación, por lo que no tiene ningún coste
para el Estado. La operadora estima que este plan le generará unos ahorros de
220 millones a partir del año 2021, y un efecto positivo en generación de caja
desde el primer año.
Los empleados mayores de
53 años que se apunten al mismo cobrarán el 68% de su salario sin necesidad de
ir a trabajar, manteniendo su relación contractual y todas las cotizaciones
sociales hasta la edad de jubilación. El plan va dirigido en principio a 4.600
trabajadores por la pirámide de edad de la plantilla en España, pero la empresa
calcula que finalmente se acogerán solo 2.800 empleados por lo que el coste se
estima en 1.600 millones de euros, según fuentes del mercado.
Actualmente, Telefónica
emplea en España a 25.000 trabajadores. De ellos, en torno a 4.000 están fuera
de convenio. El resto se encuentran en Telefónica España SAU (16.000
empleados), Telefónica Móviles (4.000) y Telefónica Soluciones (1.000).
Además, Telefónica pondrá
en marcha un plan de formación y reciclaje en capacidades digitales para su
plantilla en España, para prepararla para las nuevas necesidades del negocio
(digitalización, robotización y automatización de procesos), que “permitirá la
generación de eficiencias adicionales”.