viernes, 18 de octubre de 2019

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A OCTUBRE 2019: desaceleración en incertidumbre


Muchas páginas de los diarios económicos se ven plagadas de adjetivos tales como “frágil”, “incierto”, “oscuro”, y es que, sin llegar a una situación de crisis como la sufrida en la Gran Recesión de 2008, la mayoría de organismos internacionales muestran su preocupación por la desaceleración económica y la incertidumbre a nivel mundial por los riesgos existentes.

ECONOMÍA GLOBAL:

La OCDE ha vuelto a revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento de la economía mundial, en general, y de la europea en particular. Lo preocupante, es su advertencia de que, de confirmarse sus proyecciones económicas, podemos encontrarnos con “las tasas de crecimiento anual más débiles desde la crisis financiera. Ya que la economía global afronta serios vientos en contra y el lento crecimiento se está consolidando de una forma preocupante”.
Según la OCDE, el crecimiento de la economía mundial se ralentizará al 2,9% en 2019 y al 3% en 2020, recortando, por tanto, tres décimas su proyección para este año y otras cuatro para el que viene, en línea con una tendencia que se extiende en las mayores economías.
Esos mismos descensos se aplican al G20 (el grupo de grandes países desarrollados y emergentes) con un crecimiento previsto del 3,1% y del 3,2%, mientras que en la Eurozona el ajuste es más leve, de una y cuatro décimas, hasta una subida respectiva del 1,1% en 2019 y del 1% en 2020.
Este nuevo informe ratifica que, según los últimos acontecimientos económicos y financieros, la ralentización durará más de lo previsto. Estima que la inversión de las empresas caerá un 9% en 2020, mientras que los precios se elevarán un 0,75%.
Gran parte de las causas, hay que imputarlas a la incertidumbre reinante por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y en la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.
De momento, el organismo calcula que la economía estadounidense crecerá un 2,4% en 2019 y un 2% en 2020, cuatro y tres décimas menos que en las previsiones de mayo, y que la economía de China avanzará un 6,1% y un 5,7%, lo que supone un recorte de una y tres décimas.
En relación al Brexit, “la posibilidad de que se produzca una salida sin un acuerdo formal es un serio riesgo a la baja, y una fuente principal de incertidumbre. Si Reino Unido deja la Unión Europea sin acuerdo, las previsiones serían significativamente más débiles y más volátiles, especialmente a corto plazo”.
La OCDE mantiene su proyección para 2019 para Francia (+1,3%) y le quita una décima para 2020 (+1, %), mientras que en Alemania el ajuste es de dos y seis décimas (+0,5 % y +0,6%).

CHINA:

Según estadísticas oficiales, las exportaciones chinas durante el mes de agosto cayeron un 1%. La bajada es la consecuencia de la guerra comercial con Estados Unidos.
Las importaciones de China también cayeron un 5,6%. La devaluación del yuan, que se ha situado en su cotización más baja en once años, no ha impedido la caída de las exportaciones chinas. Todo en contra del argumento mantenido desde Washington que acusaba a la devaluación como una medida desleal hacia Estados Unidos.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal ha aumentado la liquidez (cantidad de dinero existente) en 53.000 millones de dólares, tras detectar una cierta subida en el coste de los créditos a corto plazo. Se trata de un ajuste técnico que permite a la autoridad monetaria controlar el tipo de interés de referencia. Hacía más de diez años que la Fed no realizaba este tipo de operaciones.
El precio oficial del dinero en Estados Unidos actualmente se sitúa en una banda de entre el 2% y el 2,25%.
Pues bien, el Banco Central de Estados Unidos, la Reserva Federal, ha rebajado por segunda vez consecutiva las tasas de interés. Lo ha hecho en un cuarto de punto, para colocarlos en una banda entre el 1,75% y el 2%. Aunque la economía muestra más solidez que la esperada, la Reserva Federal trata de protegerla de la incertidumbre creada por la batalla arancelaria de Donald Trump, la moderación del crecimiento global y la tensión geopolítica.
Su presidente, Jerome Powell, en sus últimas intervenciones, ha dejado claro que la recesión (caídas en el PIB) no es algo que el banco central contemple en este momento ni en Estados Unidos, ni en la economía global.
No obstante, se advierte cierta preocupación por diversos motivos: la guerra arancelaria; la inversión de tipos en Estados Unidos, y las tensiones geopolíticas en Oriente Medio. Según Powell esa “situación inusual” es lo que le ha llevado a actuar.
El presidente Trump en su línea habitual, llamó “cabezas huecas” a los miembros de la Reserva Federal, y pidió que los tipos se llevaran incluso por debajo de cero porque quiere un dólar más barato (depreciado).
En todo caso, se detecta cierta división en los propios miembros de la Fed, en lo que se refiere a las perspectivas económicas, y a la respuesta que se debe dar a través de la política monetaria.

EUROZONA:

El Instituto de la Economía Mundial de Kiel ha alertado que “Alemania entrará en recesión durante 2019, y que su economía se seguirá deteriorando hasta 2021, cuando registrará su primer déficit fiscal desde 2011. La recesión técnica llegará en el próximo trimestre (tercero del año) con una desaceleración que triplicará a la del segundo trimestre, que fue del -0,1%. La economía alemana se está enfrentando a uno de sus años más débiles desde la crisis financiera".
Todos los datos adelantados (previsiones) y otros que ya son definitivos, muestran que la economía de Alemania está en un cambio de ciclo o, al menos, en una extrema desaceleración de la expansión vivida en los últimos años.
Los economistas del instituto han pronosticado que el Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania crecerá un 0,4% durante 2019. Sin embargo, el país entrará en recesión técnica, (dos trimestres consecutivos de disminución del PIB). Así, mientras que en el segundo trimestre del 2019 el PIB se contrajo un 0,1%, el Instituto germano ha adelantado que la contracción se agravará durante el tercer trimestre hasta el 0,3%.
Pasado 2019, el organismo estima que la economía repunte, creciendo un 1% en 2020 y hasta un 1,4% en 2021, pese a que el crecimiento podría elevarse si desaparecen vulnerabilidades como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el Brexit.
"El verdadero problema con las disputas comerciales de Donald Trump no son los aranceles, sino la gran incertidumbre sobre lo que está por venir, porque la incertidumbre es veneno para las decisiones de inversión", ha asegurado el presidente del IfW, Gabriel Felbermayr.
En lo que respecta al mercado de trabajo, el Instituto ha asegurado que las consecuencias de la ralentización económica comenzarán a notarse en el mundo laboral. De esta forma, la tasa de paro pasará del 5% actual al 5,2% en 2020 y el 5,3% en 2021. Además, por primera vez desde la crisis, el número de empleados descenderá, en 2020, por debajo de los 45,1 millones.
Esta situación de la industria alemana se expandirá a otros sectores que ahora mantienen el crecimiento.
Según Kooths, "sin embargo, los problemas en la industria tendrán un impacto cada vez mayor en los otros sectores, y el reciente fuerte aumento de los salarios hace que los recortes de empleos sean más probables durante la recesión”.
Ha asegurado que "sin embargo, no hay razón para el intervencionismo político, por ejemplo, a través de programas de inversión que sobre todo impulsarían los precios de la construcción. En cambio, se debería permitir que el presupuesto nacional respire con la economía, como lo prevé el freno de la deuda. Las cuentas equilibradas no tienen que por qué mantenerse al pie de la letra".
Los principales institutos económicos alemanes, para el caso de que se confirmen las peores expectativas, piden que se permita recurrir al déficit presupuestario, dando paso a la política fiscal para reforzar a la inversión pública, como tirón de la demanda interna para reactivar al PIB.
Por si fuera poco, se ha abierto un nuevo frente: la OMC (Organización Mundial de Comercio) ha dado vía libre a Estados Unidos para que pueda imponer aranceles a productos importados a la Unión Europea por un importe de 6.900 millones de euros anuales. Todo ello, como en respuesta a las subvenciones europea a Airbus para el desarrollo del A350 y el A380.
Washington ha elaborado una lista de 300 productos importados, en la que incluye componentes de la aviación.  incluidos aviones de Airbus. Comprende el 10% y el 25% para los productos agrícolas y otros bienes importados.
Estos aranceles recaerán sobre las importaciones realizadas a Francia, Alemania, España y Reino Unido. La economía española será una de las más afectadas en productos tales como el aceite, vino y queso.
La OMC señala que los subsidios europeos aplicados causaron un perjuicio para Estados Unidos, señalando que supuso una ventaja competitiva para los grandes aviones como el A350 y el A380.
Por su parte la Comisión quiere evitar el inicio de una nueva guerra comercial transatlántica en el momento tan delicado que estamos viviendo. Bruselas ha advertido a la Administración de Trump que “la adopción de nuevos aranceles sería una medida miope y muy contraproductiva”.
Trump también decidirá en noviembre si aplicará aranceles a las importaciones de coches europeos y componentes. De forma que es posible que se haya roto la tregua que se acordó el pasado mes de julio.
Por otro lado, Mario Draghi, ha señalado que hará todo lo necesario para salvar el euro, anunciando una serie de medidas para estimular el crecimiento económico (tipos negativos; regreso al programa de compra de títulos por el BCE; y posponer indefinidamente la subida de las tasas de interés).
Recordó, además, que “el margen de la política monetaria es cada vez más escaso, por lo que sus efectos son cada vez menores”.  Lo que implica que, para evitar la recesión, los instrumentos los tienen los Gobiernos con sus políticas de demanda (incremento del gasto público).
Draghi ha tenido que enfrentarse a los que consideraban que el deterioro económico no es tan grave como para justificar retomar todo el grueso de instrumentos de la política monetaria.
Christine Lagarde, la nueva presidenta del BCE, ha afirmado que continuará con la política de estímulos de Mario Draghi. Pero la realidad, es que podría encontrar serias resistencias.
En ese posible debate, el Banco de España se ha alineado con el BCE, apoyando a Draghi y recordando que “todos los instrumentos” están sobre la mesa, ya que el peligro de japonización de la eurozona (trampa a la japonesa) es evidente.
Incluso, el propio vicepresidente del BCE, Guindos, ha resaltado las importantes amenazas que caen sobre la débil economía de la eurozona. Ha declarado que los tipos de interés negativos “no son todopoderosos”. Por lo que ha reclamado “un instrumento fiscal de tamaño moderado, pero con capacidad de actuación anticíclica, no controlado por los países, sino por una autoridad europea”.
Luis de Guindos, ha solicitado más gasto a las economías con superávit fiscal en materias tales como el medioambiente, infraestructuras y educación. El futuro pasa por actuar con más instrumentos y no solo con la política monetaria. Se trata de implementar inversiones que permitan incrementar la productividad, con el logro de una mayor competitividad de la zona euro, con el objetivo de obtener un mayor crecimiento potencial a medio plazo y el bienestar de la sociedad.

ESPAÑA:

Se está confirmando que, aunque la economía española está creciendo más que sus socios, se mantiene la desaceleración económica: durante el periodo de abril a junio, el PIB español creció un 0,4% trimestral frente al 0,5% registrado en el trimestre precedente. Todavía, en un contexto de desaceleración global, en tasa interanual el PIB español creció un 2%.
La situación es inquietante, ya que el consumo de las familias y la inversión se estancan (cae la demanda interior), por lo que el PIB está resistiendo gracias a la demanda exterior (sujeta a la incertidumbre comercial internacional), y también gracias al gasto público.  
La duda es cuánto podrán aguantar las exportaciones así en un entorno plagado de riesgos y tensiones comerciales. Igualmente, cabe plantearse si es posible que se siga exportando sin que las importaciones suban a ritmos mayores porque se necesitan comprar materias primas y bienes intermedios para producir.
Aunque sea preciso rebajar el déficit público, el consumo de las Administraciones Públicas también coopera con un 0,4% trimestral. Desde el tercer trimestre de 2018 aumenta a tasas del 2% anuales, coincidiendo con una recuperación del empleo público.
Con un crecimiento trimestral del PIB de alrededor de un 0,4%, es difícil que se alcance el 2,2% al final de este ejercicio: más bien, podría ser de un 1,9% en esa fecha.
Por otro lado, probablemente consecuencia de la incertidumbre y prudencia de las familias, la tasa de ahorro ha crecido hasta el 8,7% de la renta disponible actual. 
También hay que resaltar, que la caída del consumo y la mejora del ahorro se ha producido coincidiendo con la mejora de las rentas de las economías domésticas (la cifra global de salarios ha crecido un 5,2% interanual, “2,7 puntos se deben a un mayor número de asalariados y 2,4 puntos por las subidas de sueldos”).
Por lo que respecta a los precios, según ha informado el Instituto Nacional de Estadística, en tasa interanual, han caído durante septiembre a un crecimiento de tan solo el 0,1%. Dos décimas menos que en el mes anterior, con lo que se coloca en el nivel más bajo desde hace más de tres años. La rebaja del IPC se debe fundamentalmente a la caída del precio de la electricidad, frente a la subida registrada el año pasado por las mismas fechas.
La tasa de septiembre, es el nivel más bajo desde el -0,1% registrado en el mes de agosto de 2016. Hasta el pasado mes de mayo, la tasa anual venía siendo algo más del 1%, cogiendo un ritmo descendente hasta el actual 0,1%.
Según Funcas, los precios caerán una décima más en octubre.  
Por otro lado, la deuda del conjunto de las administraciones públicas ha vuelto a marcar máximos en el segundo trimestre del año (1.210.915 millones de euros), lo que equivale al 98,9% del PIB, aleja a España del objetivo al que se ha comprometido con Bruselas, del 95,8%.  
Por lo que respecta al mercado de trabajo, también refleja la desaceleración:  El mercado laboral también nota la desaceleración. La creación de empleo se va frenando. Aunque en septiembre ha habido 3.224 cotizantes más que en el mes de agosto, es el dato más flojo desde 2013.
Y las personas que acuden a las Oficinas de Empleo a inscribirse como desempleados demandantes de empleo -Paro Registrado-  son mayores: las oficinas públicas de empleo inscribieron a 13.907 nuevos desempleados. En cambio, al contrario que los años precedentes, el incremento es menor y deja la cifra total en 3.079.711 parados.
Aunque el número de cotizantes con empleo a la Seguridad Social sigue muy cerca de los niveles máximos alcanzados a comienzos de verano, en los últimos 12 meses la afiliación ha crecido en 460.739 cotizantes, un 2,44% más que el año anterior. Es el dato más bajo desde 2014.
La contratación creció. Aunque a un menor ritmo que en años anteriores, está en unos niveles muy altos. Solo en los primeros nueve meses del año se han suscrito 16,7 millones de contratos, aunque la gran mayoría de ellos son temporales y solo el 9,5% son indefinidos. Se evidencia que la inestabilidad en los puestos de trabajo sigue siendo alta.
Otro dato negativo, ha sido que, por segundo mes consecutivo, según ha publicado el INE la llegada de turistas ha disminuido durante el pasado agosto. En total, visitaron España 10,1 millones de extranjeros, un 0,5% menos que en agosto de 2018.
No obstante, en el acumulado del año las cifras aún están un 1,5% por encima de las del año pasado. Lo positivo es que ha aumentado el gasto de los turistas: desembolsaron 11.764.5 millones de euros (un 2,66% más).
Que las playas españolas han recuperado la competencia de países como Egipto, Turquía, Túnez o Grecia, que ofrecen sol y playa a precios más competitivos que España, cuya oferta en este sentido se ha sofisticado en los últimos años, no es nuevo. Pero los datos del verano lo ponen de manifiesto con más intensidad que en otros meses.
La caída se debe, sobre todo, a la disminución de las visitas de alemanes y británicos, los dos principales mercados emisores, que representan el 35% del total. Destaca especialmente el caso alemán: en agosto visitaron España 1,12 millones, un 10,7% menos que en agosto del año pasado. Más de 100.000 turistas menos. En el caso de los británicos, la caída es del 3,1%: 2,18 millones, 69.000 visitantes menos. Reino Unido ya presenta datos negativos en el acumulado del año, mientras que Alemania avanza un insignificante 0,05%.
Pese a las bajadas veraniegas, en el acumulado del año han visitado España más turistas de lo que lo habían hecho el año pasado por estas fechas. Son casi 58,2 millones, un 1,48% más. Habrá que ver las cifras de septiembre, mes en el que se produjo la quiebra del turoperador británico Thomas Cook, y sus efectos posteriores, sobre todo en Canarias, para saber si este año habrá también récord de llegada de turistas, como en los seis años anteriores.

MERCADOS:

A principios de octubre se ha producido el batacazo en las Bolsas mundiales. Los principales selectivos europeos y estadounidenses se cubrieron de cifras rojas, como consecuencia de la desaceleración e incertidumbre económicas.  
El Ibex 35 registró la mayor caída del año, que le llevó a perder la cota de los 9.000 puntos, con todos los mercados internacionales en negativo en respuesta a unos datos económicos tanto en Europa como en Estados Unidos que abonan la desaceleración y ante el desafío del Brexit.
El detonante de las fuertes ventas fueron los datos de los PMI (indicador de la evolución de la industria manufacturera) tanto en Europa como en Estados Unidos, que han quedado muy por debajo de las previsiones de los analistas. Reflejando los problemas de la economía global.  
Sin embargo, para algunos analistas, los gráficos apuntan a cierto optimismo para el mes de octubre. Lo que, si está claro, es que hay que extremar la prudencia.
Por lo que respecta al mercado del petróleo, el precio del barril Brent para entrega en noviembre ha retrocedido en el mercado de futuros de Londres un 6,33 %, hasta 64,65 dólares, tras anunciar Arabia Saudí que ha recuperado más de la mitad de la producción afectada por los dos ataques con drones.

EMPRESAS:

Telefónica provisionará 1.600 millones de euros para costear el nuevo Plan de Suspensión Individual (PSI) que permitirá la salida de forma voluntaria de la empresa en España en torno a 2.800 trabajadores. El consejo de administración de la operadora ha abierto el plan.
La compañía también busca fórmulas para rentabilizar un parque de 50.000 estaciones base y antenas de telefonía móvil, bien mediante el traspaso a su filial Telxius o la venta a terceros.
El plan de bajas ofrece las mismas condiciones que el que se aplicó entre 2016 y 2018, al que se apuntaron 6.300 empleados con un coste de 3.800 millones de euros. Se trata de una fórmula de interrupción de la relación laboral que no es ni un expediente de regulación de empleo ni una prejubilación, por lo que no tiene ningún coste para el Estado. La operadora estima que este plan le generará unos ahorros de 220 millones a partir del año 2021, y un efecto positivo en generación de caja desde el primer año.
Los empleados mayores de 53 años que se apunten al mismo cobrarán el 68% de su salario sin necesidad de ir a trabajar, manteniendo su relación contractual y todas las cotizaciones sociales hasta la edad de jubilación. El plan va dirigido en principio a 4.600 trabajadores por la pirámide de edad de la plantilla en España, pero la empresa calcula que finalmente se acogerán solo 2.800 empleados por lo que el coste se estima en 1.600 millones de euros, según fuentes del mercado.
Actualmente, Telefónica emplea en España a 25.000 trabajadores. De ellos, en torno a 4.000 están fuera de convenio. El resto se encuentran en Telefónica España SAU (16.000 empleados), Telefónica Móviles (4.000) y Telefónica Soluciones (1.000).
Además, Telefónica pondrá en marcha un plan de formación y reciclaje en capacidades digitales para su plantilla en España, para prepararla para las nuevas necesidades del negocio (digitalización, robotización y automatización de procesos), que “permitirá la generación de eficiencias adicionales”.