lunes, 18 de enero de 2016

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL ENERO 2016: incertidumbre China, riesgos geopoliticos, eurozona etancada


Las declaraciones del economista jefe de FMI, Maurice Obstfeld, respecto China, revelan claramente la incertidumbre reinante en la economía mundial: “Su economía se está desacelerando en medio de la transición de un modelo basado en la inversión y la manufactura hacia el consumo y el sector servicios. Las repercusiones globales de la reducción de la tasa de crecimiento, a través de la disminución de sus importaciones y una menor demanda de materias primas, han sido mucho mayores de lo que hubiéramos esperado”.
Y es que la segunda economía mundial ha sido la que ha sostenido a muchos países productores de materias primas con su enorme voracidad de energía y materias primas.
GLOBAL:
En un artículo publicado en el diario alemán Handelsblatt, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, aseguró que el crecimiento económico global durante el año 2016 será “decepcionante”, y atribuyó la incertidumbre financiera mundial en parte a la desaceleración de la economía china y al incremento en las tasas de interés en Estados Unidos.
Para Lagarde, esas dos situaciones generan mayor vulnerabilidad en todo el planeta. A eso se suma que el crecimiento del comercio global se ha desacelerado y los precios de las materias primas han bajado, lo que supone problemas para las economías que se basan en ellas, mientras que el sector financiero en muchos países aún tiene debilidades y están aumentando los riesgos financieros en los mercados emergentes.
Todo eso se traduce en que el crecimiento global será decepcionante y dispar en 2016”, que agregó que “la baja productividad, el envejecimiento de la población y los efectos de la crisis financiera global están frenando a la expansión”. También apuntó que el inicio de la normalización de la política monetaria en Estados Unidos y el cambio de China a un crecimiento basado en el consumo eran acciones “necesarias y saludables”, pero que deben tener lugar en la forma más eficiente posible.
La jefa del FMI añadió que le preocupa mucho la capacidad de varios países para absorber impactos económicos. “La mayoría de las economías altamente desarrolladas, excepto Estados Unidos y posiblemente Gran Bretaña, seguirán necesitando políticas monetarias expansivas, pero todos los países en esta categoría deberían considerar efectos de propagación a la hora de tomar decisiones”.
La directora gerente del FMI afirmó que el alza de las tasas de interés en Estados Unidos y la fortaleza del dólar podrían llevar a algunas empresas a incumplir en sus pagos y que eso podría entonces "infectar" a bancos y a Estados. También destacó que hay que valorar que hoy muchos países están mejor preparados para enfrentar la coyuntura económica y recordó los efectos nocivos que ha tenido el bajo precio del petróleo para los países monoproductores, como Arabia Saudí o Venezuela.
Las previsiones al cierre del año 2015 arrojan tanto luces como sombras: lo más positivo es que se espera que este año 2016 sea de crecimiento económico mundial. La última previsión del Fondo Monetario Internacional (FMI) habla de una mejora del PIB del 3,6% frente al 3,1% estimado para 2015. Sin embrago, el aspecto negativo, es que este crecimiento (por debajo del potencial) será muy desigual entre regiones y se verá amenazado por una serie de riesgos que, de materializarse, podrían empeorar bastante el escenario base.
Maurice Obstfeld, el consejero económico del FMI citado al principio, señaló en el último World Economic Outlook publicado por este organismo, “seis años después de que la economía mundial emergiera de la recesión más amplia y profunda desde la posguerra, la vuelta a una expansión robusta y sincronizada sigue siendo incierta, y los riesgos a la baja para la economía mundial parecen ahora más pronunciados que hace tan solo unos meses”.
Los países desarrollados tendrán un crecimiento más sólido que los emergentes, pero dentro de ambos grupos también hay diferencias. Estados Unidos lo hará mejor que Europa y Japón; mientras que Asia gozará de mejores condiciones que Latinoamérica. Además, como las economías están en distintas fases del ciclo, las diferencias en políticas monetarias se acentuarán. Mientras la economía estadounidense ya ha subido las tasas de interés, Japón y Europa deberán proseguir con sus políticas fuertemente expansivas hasta el año 2017 en el mejor de los casos.
Según Janwillem Acket, economista jefe de Bank Julius Baer “esta marcada divergencia cíclica plantea un grave riesgo económico y deflacionista en todo el mundo para el que no existe un remedio obvio, ya que el margen que ofrecen las medidas de política monetaria está casi agotado y los precios de las materias primas ya se encuentran en niveles muy bajos”.
CHINA:
Según la Organización Mundial de Comercio (OMC), la economía China viene a aportar el 12,3% de las exportaciones y el 10,2% de las importaciones del comercio global de mercancías. Pues bien, su reestructuración económica –hasta ahora ha sido una economía intensiva en inversión pública e industria manufacturera- está dirigida a conseguir un crecimiento más sostenible, fomentando el consumo de sus economías, y dando mayor relieve al sector servicios.
Los cambios han ocasionado la caída de sus importaciones de materiales básicos, lo que unido a las nuevas técnicas de obtención de gas y crudo petrolífero, han provocado una abrupta caída de los precios que ha afectado de forma muy acusada a las economías de los países productores, en gran parte muy dependientes de sus intercambios comerciales con la economía de China.
Según cálculos del FMI, entre 2010 y 2015, China ha contribuido en un 35% al aumento del PIB mundial. Y la preocupación, no es que la economía asiática esté o no rozando realmente la recesión, sino que sin haber encontrado un sustituto, el país ya no podrá ejercer como mantenedor del crecimiento global.
Aunque según sus autoridades China creció durante el año 2015 un 7%, está cundiendo el escepticismo respecto al hecho de que estos datos económicos estén algo manipulados o sean realmente falsos. Algunos servicios económicos señalan que el crecimiento de China es entre uno y tres puntos porcentuales menor de lo que se publica. Los analistas de Citigroup, por ejemplo, defienden que la tasa real está alrededor del 4% y consideran que los datos del Gobierno son “mendaces”. Otros, como la consultora Capital Economics, creen que el crecimiento del PIB está inflado, pero no por motivos políticos sino exclusivamente técnicos.
No solo es un problema de subestimar la inflación, es que varias de las cifras que publican simplemente no suman”, señala Christopher Balding, de la escuela de negocios HSBC de la Universidad de Pekín. “¿Cómo puede ser, por ejemplo, que el crecimiento de las ventas al por menor sea de un 11%, si cuando miras por categorías de productos como comida, ropa o zapatos la tasa esté entre el 1% y el 3%? Nadie lo sabe”.
Zhao Yang, economista jefe de Nomura para China, no piensa que los datos estén manipulados y recuerda que hasta septiembre hubo un crecimiento anormal “de unas tres o cuatro décimas más” por la burbuja que se formó en las Bolsas, que repercutió en jugosas ganancias al sector financiero. “Sin este aporte extra, el PIB chino habría aumentado entre un 6,4% ó un 6,5%, bastante menos que el 7,3% del año pasado, lo que es consistente con otros indicadores”.
Por otro lado, está el manejo de la tasa de crecimiento por motivos políticos. Según publicó el periódico China Daily, varios altos cargos de provincias nororientales admitieron que en los últimos años falsificaron datos de forma sistemática.
Lo cierto, es que la economía china tiene problemas graves, y es muy difícil determinar el alcance de los problemas, ya que nadie confía en las estadísticas oficiales chinas.
Según Paul Krugman, “el problema fundamental es que el modelo económico de China, que se caracteriza por mucho ahorro y muy poco consumo, solo ha sido sostenible mientras el país ha sido capaz de crecer extremadamente deprisa, lo que justificaba una inversión elevada. Lo cual, a su vez, era posible cuando China tenía unas enormes reservas de mano de obra rural subempleada. Pero eso ya no es así, y ahora China se enfrenta a la compleja tarea de pasar a un crecimiento mucho más bajo sin caer en la recesión”.
RUSIA:
En pocas ocasiones se comenta la situación de la economía rusa, pero este año 2016, no ha comenzado bien para ella. El año pasado fue especialmente negativo como consecuencia de los efectos de las sanciones económicas occidentales, y de los precios del crudo que son la base de su economía.
El precio del crudo es, junto con el gas, la principal fuente de ingresos para el Estado ruso. La nueva caída del precio del barril puede acabar ahora con las esperanzas de una recuperación económica rápida expresadas por las autoridades. El bajón de precios afecta también a otras materias primas: el petróleo ha perdido un 35% de su valor, pero el acero ha caído un 40% y el cobre un 25%.
A los rusos el desplome del rublo les afecta directamente en dos ámbitos principales: muchos que se habían acostumbrado a viajar fuera ahora lo tienen muy complicado ya que casi cualquier país les resulta caro, y la lista de la compra se ha encarecido, puesto que la mitad de la misma provenía de productos exportados llegados desde más allá de sus fronteras.
Si bien Putin ha señalado la existencia de "signos de estabilización" de la actividad económica, asegurando que "la economía rusa ha superado el peor momento de la crisis", la realidad es que el rublo lleva tres años cayendo y que un petróleo por los suelos despeja las posibilidades de recuperación temprana. Según Bloomberg, el PIB de la economía rusa va a decrecer un 3,8%, y eso pese a la bajada de tipos de interés y los esfuerzos por estimular el mercado interno.
Aunque el Gobierno ruso no está preocupado con la caída en el valor del rublo y su gran volatilidad, el ex ministro de Finanzas ruso Alexei Kudrin advirtió en una entrevista publicada por Interfax de que la economía de Rusia aún no ha tocado fondo, y que lo peor de la crisis puede estar todavía por llegar.
José María Rodríguez, director ejecutivo de Rusbáltika, empresa especializada en los mercados bálticos, Escandinavia, Rusia y Bielorrusia, cree que "peor que cualquier caída en el valor de la divisa es la incertidumbre sobre su evolución futura, que depende de un número muy elevado de factores, además del precio del crudo, como la tregua en Ucrania, la evolución del conflicto en Siria, o los vencimientos de la deuda".
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ha aprobado, por primer vez desde junio de 2006, una leve subida de tipos de interés. Supone el punto final a una etapa, sin precedentes, de estímulos monetarios, que saltándose toda ortodoxia monetaria, trataron de evitar una nueva Gran Depresión similar a la de los años 29.
La etapa de compras de activos financieros finalizó ya en 2014, pero la economía estadounidense llevaba desde 2008 con el precio del dinero casi en cero. La Fed ha subido solo un cuarto de punto los tipos, fijándolos entre un 0,25% y un 0,50%, ya que en realidad la recuperación sigue provocando algunos recelos.
El comité que decide la política monetaria de Estados Unidos votó por unanimidad la subida de tipos al considerar que crecimiento y empleo son lo bastante robustos y que el riesgo de la baja inflación es solo transitorio. Sin embargo, hizo mucho énfasis respecto a que el proceso de aumento en las tasas de interés va a ser muy “gradual”.
Esta acción marca el final de un periodo extraordinario de siete años de tipos cerca de cero para apoyar la recuperación de la economía tras la peor crisis financiera y recesión desde la Gran Depresión”, afirmó la presidenta Yellen ante la prensa. “La medida refleja nuestra confianza en la economía estadounidense”.
Los mercados reaccionaron con calma, frente a las declaraciones de la presidenta de la Fed, de que se espera una subida gradual, solicitando que no se “subestimara” su importancia. Destacó la prudencia con la que seguirían controlando lo que ocurre con los principales indicadores macroeconómicos.
El anterior presidente de la Reserva Federal, Bernanke, sin duda, pasará a la historia como el que evitó otra nueva Gran Depresión, pero no por haber logrado una recuperación sólida con toda su munición, ya que casi 10 años después, la reactivación económica continua con debilidades.
Algunas cosas no deben ir bien en una economía que, con pleno empleo –tiene una tasa del 5%- y un ritmo de crecimiento del 2% anual, aparece como frágil ante unos tipos de interés que pasan de la banda del 0% al 0,25% a la del 0,25% al 0,50%: las subidas de precios siguen por debajo del objetivo del 2% como consecuencia del bajo precio del petróleo, lo que también puede crear problemas de deuda en muchas empresas.
Las siguientes subidas serán espaciadas en el tiempo”, apuntó Yellen, si bien recalcó que eso no implica que sigan un ritmo “automático”. Admitió que no esperaba la bajada de los precios del crudo petrolífero (ha perdido casi un 20% en el último mes y se encuentra en mínimos desde el año 2008), pero confió en que será “algo transitorio”. De no estabilizarse, serían necesarias “más medidas”.
La realidad es que comenzar con las subidas del tipo de interés podría ser un mensaje de confianza. En todo caso, siguen siendo extraordinariamente bajos. La última vez que subieron, en 2006, estaban en el entorno del 5%. La mayoría de miembros de la Fed calcula que seguirán entre el 1% y el 2%.
También es cierto, que aunque no se han producido hasta la fecha síntomas de ello, un exceso de estímulos puede acabar calentando en exceso la economía y generando burbujas especulativas.
Aunque también una retirada de los estímulos monetarios demasiado pronto ha llevado a experiencias dolorosas. Basta recordar aquel momento en que la Fed endureció la política monetaria en 1937 y provocó de nuevo otra recesión. O también, aquella del Banco Central Europeo que en 2011subió los tipos de interés.
La realidad es que ha habido algunos economistas que no han apoyado la decisión de la Reserva Federal: el exsecretario del Tesoro estadounidense, Larry Summers, consideraba que pesaban más los riesgos de subir los tipos que de bajarlos y que vincular los tipos cero a una economía convaleciente era una “anacronismo”. Subir los tipos, aunque sea de forma leve, supone un incremento del coste la financiación, y lleva a una revalorización de la divisa, lo que perjudicará a las exportaciones.
La realidad es que el camino de regreso a la normalidad no está exento de riesgos: la ingente compra de activos financieros (la llamada QE o expansión cuantitativa) refleja cifras de “mareo”. El balance de activos de renta fija de la Fed se ha más que cuadruplicado durante la crisis, de menos de un billón de dólares en verano de 2007, a los cerca de 4,5 billones que conserva y la clave también está en el camino de regreso de este gran volumen de los estímulos.
En los espinosos 2008 y 2009, cuando muchos grandes colosos financieros se hundieron, Estados Unidos, adalid del libre mercado, tuvo que afrontar medidas muy opuestas a ese planteamiento, como los rescates con dinero de los contribuyentes. Y “la máquina de imprimir billetes trabajó a pleno rendimiento”.
La Reserva Federal mantuvo su previsión de crecimiento del 2,1% en 2015 y mejoró una décima, hasta el 2,4%, su pronóstico para este 2016. Precisó su previsión de que el desempleo bajará del 5% al 4,7% en 2016. “La política monetaria sigue siendo acomodaticia y seguiremos controlando con cuidado lo que ocurre en la economía y en las tendencias de la inflación”, insistió Yellen. En cualquier caso, la Fed se concedió margen para volver a bajar las tasas de interés si fuese necesario.
EUROZONA:
Los precios en la eurozona se mantienen en zona de riesgo. Y es que la inflación de la eurozona cerró el año 2015 por debajo de las expectativas, al situarse en un 0,2%. Por tanto, muy lejos del objetivo del 2% del Banco Central Europeo.
Todos los problemas de las economías emergentes, y los riesgos geopolíticos hacen vislumbrar un año 2016 cargado de problemas e incertidumbre: la fortísima bajada de los precios del petróleo, ¡qué cosas tiene esto de la economía!... ¿Recuerdan cuando no hace mucho nos quejábamos de los precios elevados del crudo?... ¿Cuál es el riesgo entonces? Sencillamente la débil recuperación europea unida al continuo fantasma de la deflación.
La brutal caída de los precios del petróleo hace especialmente importante fijarse en la evolución de la llamada inflación subyacente (aquella que excluyendo los elementos con precios más volátiles, alimentos y energía, muestra una tendencia). Pues bien, este indicador también está demasiado frio, por no decir congelado.
La citada inflación subyacente sigue clavada en el 0,9%. Lleva varios trimestres rondando esa cota para preocupación del BCE. El peligro es que se parece cada vez más, con sus propias peculiaridades, a la trampa o situación japonesa: Japón lleva 25 años con la inflación en la zona cero y la economía renqueante.
Bruselas espera un 2016 más plácido que 2015. La eurozona ha dejado de ser la gran preocupación global: cede amablemente el testigo a los países emergentes. Pero la crisis deja como herencia un buen cúmulo de problemas que, combinados con los riesgos en China, en Brasil o en Oriente Medio, hacen que la probabilidad de accidente siga ahí y obligan al BCE a mantener el pie en el acelerador de las medidas extraordinarias ante la incapacidad de Europa para cambiar el rumbo de la política económica.
Para muchos es cada vez más necesario estimular la demanda a través del denominado Plan Juncker (toma el nombre del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker) consistente en un enorme fondo de inversiones europeas.
Por lo que respecta al desempleo en Europa, seguirá estando por encima o cerca del 10%. En el pasado mes de noviembre, según los datos hechos públicos por Eurostat (Oficina Estadística de la Unión Europea) en la eurozona la tasa fue del 10,5% y en la Unión Europea del 9,1%. Una décima menos con respecto al mes anterior.
En noviembre había en los Veintiocho 22,15 millones de desempleados y de ellos 16,9 millones estaban en los países de la moneda única. Con respecto al pasado octubre, el número de desempleados disminuyó en 179.000 personas en los Veintiocho y en 130.000 en la zona del euro.
El paro viene disminuyendo desde el primer trimestre de 2013, pero no deja de ser una cifra realmente pequeña. En la zona euro, es el nivel más bajo desde octubre de 2011, mientras que en la UE es la tasa más reducida desde julio de 2009.
En términos interanuales, el desempleo cayó un punto en la zona euro y nueve décimas en los Veintiocho.
Según Eurostat, en España el paro en noviembre se situó en el 21,4%, también una décima menos que en el mes anterior. Fue el segundo porcentaje más alto de la UE, por detrás de Grecia, donde alcanzó el 24,6% según los últimos datos disponibles, del pasado septiembre.
Al mismo tiempo, España registró el descenso más significativo del desempleo en los Veintiocho en el último año, al pasar del 23,7% al 21,4%, lo que supone 526.000 parados menos.
La menor tasa de desempleo en noviembre la registraron Alemania (4,5 %), la República Checa (4,6 %) y Malta (5,1 %) y las más altas se dieron en Grecia (24,6 % en septiembre) y España (21,4 %).
En términos interanuales el desempleo bajó en 25 países, se mantuvo estable en Rumanía y aumentó en Austria y Finlandia.
Respecto al desempleo juvenil, la tasa para la zona del euro descendió una décima (hasta el 22,5%), y dos en la UE, donde quedó en el 20,0%.
Entre los países para los que dispone de cifras Eurostat, las tasas más bajas de desempleo juvenil se dieron en Alemania (7,0%), Dinamarca (9,9%) y Austria (10,9%).
Las más altas se registraron en Grecia (49,5% en septiembre de 2015), España (47,5%), Croacia (45,1% en el tercer trimestre de 2015) y en Italia (38,1%).
Por género, la tasa de desempleo entre los hombres bajó una décima en noviembre, hasta el 10,4% en la zona del euro, mientras que en la Unión se mantuvo en el 9,1%.
En otro orden, acreedores y deudores siguen discutiendo para determinar quién carga con el coste de las crisis en Europa: Alemania ha marcado en rojo los límites de lo que está dispuesta a aceptar en la unión bancaria (el proyecto estrella de la UE para romper el bucle diabólico entre deuda soberana y balances bancarios, que se llevó por delante a Irlanda, España y Chipre).
Berlín quiere que la banca del euro acometa una reducción drástica del riesgo antes de permitir un fondo de garantía común (su objetivo es asegurar los depósitos hasta 100.000 euros) y mutualizado: básicamente, limitar la deuda pública en manos del sector financiero. Y ha amenazado con llevar a los tribunales la reciente propuesta de la Comisión Europea.
ESPAÑA:
Frente el frenazo de la economía de los países emergentes que padece el comercio mundial desde hace meses, la mejoría del consumo es una buena noticia para la economía española. Según el último pronóstico del Banco de España, el PIB mantiene el ritmo de avance en el tramo final de 2015, evitando de esta forma una nueva desaceleración.
A finales de 2015, el Banco de España estima que el PIB aumentó otro 0,8%, con lo que el crecimiento anual del conjunto de 2015 queda en el 3,2%, una décima menos que lo previsto por el Gobierno.
Según la institución, “la fase expansiva que la economía española inició hace algo más de dos años, se prolongó en el último trimestre de 2015”. Una recuperación que ya no es tan intensa como en verano, pero que se ha estabilizado en esta segunda mitad del año en torno a un avance del PIB todavía notable.
El Banco de España señala que “la evolución de la actividad en el último trimestre del año está siendo ligeramente más favorable de lo anticipado en septiembre”, cuando hizo su anterior pronóstico. La mejora de los últimos meses le lleva a revisar al alza su previsión para el conjunto de 2015 (del 3,1% al 3,2%) y para el próximo ejercicio (del 2,7% al 2,8%). 
Insiste la institución en que un mayor frenazo de los emergentes, en el ámbito externo, y la “incertidumbre asociada al curso de las políticas económicas a escala interna” son los principales riesgos (a la baja) para este pronóstico.
El aumento del PIB (0,8% en tasa trimestral) atribuido a los últimos meses de 2015 se debe a la expansión de la demanda interna, ya que el sector exterior dejó de restar en los meses finales de 2015.
Señalan los técnicos del Banco de España, que “el gasto en consumo de los hogares habría mantenido en el cuarto trimestre una elevada fortaleza, con una tasa de crecimiento del 1% trimestral, similar a la registrada entre julio y septiembre”. También la inversión repetiría ese avance del 1% en los meses finales de 2015, más apoyada ahora en la construcción que en los bienes de equipo.
El supervisor recuerda la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para señalar la mejora de las condiciones financieras (menos intereses, más concesión de préstamos) como “contexto favorecedor del gasto de hogares y empresas en otoño”.
El organismo que dirige Luis Linde agrega que “el consumo de las familias se ha visto alentado, además, por la fuerte creación de empleo y factores de naturaleza transitoria”. Entre ellos, el Banco de España cita “el renovado retroceso del precio del petróleo”, “el adelantamiento a julio” de la rebaja del IRPF prevista para 2016, o el “reintegro a los empleados públicos de una cuarta parte de la paga extra suspendida en diciembre de 2012".
Por lo que respecta a los precios, no subieron en 2015. La inflación ha terminado el año en el 0%, es decir, que tras algunos vaivenes a lo largo del año vinculados sobre todo a las tarifas de la energía, los precios de esa cesta de bienes de consumo han terminado el pasado diciembre al mismo nivel que se encontraban en 2014.
Este hecho, entre otras cosas, implica que los pensionistas han ganado algo de poder adquisitivo a lo largo del año, ya que sus prestaciones subieron en el ejercicio el 0,25%, un cuarto de punto más que los precios. Lo mismo ocurre con aquellos que cobran el salario mínimo: aunque su sueldo solo se elevó el 0,5% en 2015, la atonía de los precios les ha permitido disponer de algo más de capacidad de compra.
Es casi paradójico, pero en los últimos tres años, cuando las subidas de las pensiones han sido muy reducidas, han ganado capacidad de gasto, ya que las subidas de precios han sido extraordinariamente bajas o incluso negativas.
A lo largo de 2015 el índice de precios al consumo (IPC) se ha mantenido en tasas negativas o muy bajas. La inflación comenzó el año en el -1,3% y excepto en junio y julio (cuando se elevó un escaso 0,1%), ha estado en terreno negativo, entre otros motivos, por los precios de la energía. Desde septiembre comenzó a reducir las bajadas, por la subida de la electricidad, hasta el -0,3% de noviembre. Pero al llegar al final del año, aunque la gasolina y el diésel han seguido bajando, lo ha hecho a menor ritmo que en 2014, por lo que la bajada del IPC se ha moderado hasta cerrar en el 0%, según el dato del IPC provisional, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Por otro lado, una noticia positiva, es que la morosidad bancaria se ha reducido casi un 20% en un año. Así se desprende de la estadística provisional que ha publicado el Banco de España: hasta el pasado mes de octubre disminuyó hasta el 10,56%, y los créditos por riesgo provisionados por los bancos han disminuido un 18,2%. De esta forma, se ha situado a niveles de marzo del año 2013.
MERCADOS:
Los principales bancos españoles cotizados han perdido en poco más de un mes unos 18.000 millones de euros en capitalización bursátil, que se han esfumado, entre otras razones, por el descalabro de las bolsas chinas, la caída del precio del crudo y las tibias medidas anunciadas en diciembre por el BCE.
Según datos del mercado, en sólo cinco semanas el valor bursátil conjunto de estas entidades -Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Popular, Sabadell y Bankinter- ha pasado de 164.204 millones de euros a 146.293 millones.
La pérdida de capitalización ha sido muy desigual entre las entidades, siendo el Santander el que más se ha dejado en el camino con una reducción de su valor en bolsa de 14.671 millones de euros.
Le han seguido muy de lejos BBVA, que en estas cinco semanas se ha dejado 8.341 millones de capitalización; Banco Popular, 1.382 millones; Banco Sabadell, 778 millones; y Bankinter, 688 millones.
En el conjunto del sector financiero, la pérdida de valor comenzó en diciembre, concretamente el día 3, cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció unos estímulos monetarios para reactivar la economía de la eurozona que fueron menos agresivos de lo previsto y causaron una amarga decepción a los inversores, que llevaban meses esperando.
Según explicó Draghi, la decisión del BCE de ampliar en el tiempo (hasta marzo de 2017) pero no en volumen el programa de compra de deuda pública y privada que inició en marzo de 2015 para reactivar la economía, se debe a que la institución "ya no es tan pesimista" acerca de la recuperación de la economía europea.
Pero esta, según algunos, “tibieza” de Draghi no gustó nada a los inversores, que esperaban que aumentara también la cuantía de las compras de deuda, y ese mismo día comenzaron a huir de la renta variable tras comprobar el efecto que tuvo la decisión en el mercado de divisas, con un fuerte rebote del euro frente al dólar, que pasó de cambiarse de 1,05 a 1,09 dólares.
Las principales plazas bursátiles de Europa cerraron ese día con fuertes pérdidas, las más elevadas desde el mes de agosto, que fueron superiores al 3 % en Fráncfort y París; al 2,27 % en Londres y al 2,47 % de Milán.
El mercado de renta variable europeo también se ha visto fuertemente perjudicado en las últimas semanas por el desplome del precio del crudo Brent, la referencia para Europa, que se ha situado por debajo de los 33 dólares por barril por primera vez en casi doce años.
Otro motivo de tensión ha sido la nueva regulación bancaria, que requiere, entre otras cosas, que las entidades tengan cada vez más capital para hacer frente a posibles crisis.
Y la guinda al pastel, la ha puesto el pánico desatado en las bolsas de todo el mundo por las fuertes pérdidas registradas en los parqués de China, aunque se atenuaron algo después de que las autoridades decidieran suspender el mecanismo aprobado recientemente para interrumpir las sesiones demasiado volátiles.
Esto ocurrió, con una jornada de apenas 30 minutos (la más breve de la historia de los mercados de ese país), al interrumpirse la sesión después de que el selectivo mixto con grandes firmas de Shanghái y Shenzen CSI 300 bajara más del 7 %.
El objetivo de ese sistema era evitar que se repitieran debacles como las del pasado verano en esas bolsas, que llegaron a afectar a otros mercados mundiales.
Por lo que respecta al precio del petróleo, sigue cayendo como consecuencia de las numerosas incertidumbres globales que afectan a su cotización. El precio del barril de Brent, de referencia en Europa, sufrió una caída del 6,01%, a 34,23 dólares. Nunca desde julio de 2004 se había situado por debajo de los 35 dólares, de forma que este es su precio más bajo en once años y medio.
El crudo mantiene su tendencia bajista, intensificada en este arranque de 2016 por las tensiones entre Arabia Saudí, primer productor mundial de petróleo, e Irán, que busca elevar sus exportaciones de crudo tras el levantamiento de las sanciones que le impuso la comunidad internacional.
En medio de ese conflicto diplomático, y con el fin de atacar la futura competencia iraní, Arabia Saudí rebajó el precio que cobrará en febrero su petróleo a Europa: en 60 céntimos de dólar en el caso de los barriles destinados al noroeste del Viejo Continente y en 20 céntimos a la Europa mediterránea.
Sin embargo, esta crisis política entre esos dos países no es la única razón por la que cae el precio del crudo. Las dudas sobre el crecimiento económico de China, que han sacudido a las Bolsas de todo el mundo, afectan también a la cotización. Si el gigante asiático, uno de los principales demandantes de materias primas del mundo, crece menos de lo esperado, eso supondrá menos actividad y por tanto menos consumo de petróleo por parte de este país, lo que presionará aún más a la baja los precios en el mercado.
Mientras tanto, y respecto a la demanda de crudo, Estados Unidos dio a conocer sus datos de reservas petrolíferas: aunque bajaron en 5,1 millones de barriles, hasta 482,3 barriles, están aún en niveles nunca vistos en casi 80 años. La revalorización del dólar también afecta a la cotización de esta materia.
Al contrario, el exceso de oferta en el mercado es otra de las explicaciones a esa tendencia bajista en los precios. Junto a los planes iraníes de elevar sus exportaciones, Arabia Saudí viene inundando estratégicamente el mercado con su petróleo con el objetivo de hundir los precios para perjudicar la técnica de «fracking» que se está desarrollando en Norteamérica.
EMPRESAS:
El Corte Inglés avanza en su internacionalización, esta vez, con un negocio en China. No va a abrir grandes almacenes en el gigante asiático, pero sí venderá alimentos españoles.
A través de un acuerdo comercial con la empresa china Ou-Jue Internacional, los productos made in Spain se comercializarán en espacios ubicados dentro de diferentes inmuebles, como hoteles o grandes superficies.
Se trata de un avance importante para el grupo, ya que casi no tiene presencia internacional. Fuera de España, solo tiene grandes almacenes en Portugal. Y aunque con su cadena Sfera sí ha llegado a varios mercados latinoamericanos (en especial México), el negocio que le llega del extranjero es una mínima parte de sus ingresos actualmente.
Los espacios de venta tendrán una superficie de entre 30 y 150 metros cuadrados. Es un sistema similar al que ellos mismos usan dentro de sus grandes almacenes con otras marcas, los llamados corners. Los espacios de El Corte Inglés estarán ubicados en centros comerciales, especialmente en Grandes Almacenes Bailian, pero también a pie de calle e incluso en hoteles. "Asimismo, los productos se podrán encontrar también en los lineales de supermercados de estos grandes almacenes o de otras cadenas de distribución".