miércoles, 13 de noviembre de 2019

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A NOVIEMBRE 2019: se mantiene la incertidumbre.


Parece como si la economía mundial hubiese entrado en una etapa de desglobalización. Ha caído el comercio internacional por el conflicto entre Estados Unidos y China, aunque una tregua entre ambas economías pueda dar un respiro a la economía global.

GLOBAL:

Desde que Donald Trump comenzase a llevar a cabo sus medidas proteccionistas, la economía mundial se ha ido frenando. De forma que el propio FMI ha anunciado que la desaceleración de este año, llevará a un crecimiento global del 3% (el más bajo desde la Gran Recesión sufrida a partir de 2008).
Aunque el FMI, prevé para el próximo año un crecimiento algo mayor (un 3,4%), la “recuperación es precaria y sometida a muchas amenazas”.
Ha señalado la institución que “el crecimiento apagado es consecuencia de las crecientes barreras al comercio, de la elevada incertidumbre que rodea al comercio y de la geopolítica; de tensiones en economías emergentes y de factores estructurales como el bajo crecimiento de la productividad y el rápido envejecimiento en países desarrollados”.
La preocupante realidad, es que se trata de las mismas perspectivas que emiten casi todos los organismos multilaterales y gabinetes de estudios.
Si bien consecuencia del acuerdo comercial preliminar entre China y EE UU (se destaca la pronta retirada de las barreras comerciales impuestas últimamente) se podría impulsar la confianza, revitalizar la inversión e impulsar el crecimiento.
La situación sería peor sin la actuación de los bancos centrales. Gracias a su política monetaria expansiva, el crecimiento es cinco décimas mayor.
El Fondo Monetario Internacional se muestra especialmente preocupado por el débil crecimiento la eurozona (economías como las de Alemania e Italia creciendo muy poco o estancadas) y Japón (cuyo aumento del PIB se quedará este año y el próximo por debajo del 1%). A España también le rebaja su previsión (2,2% este año y 1,8% el siguiente), manteniendose muy por encima de la media europea.
Para Estados Unidos, igualmente, rebaja en dos décimas su previsión de crecimiento para 2019, situándolo en el 2,4% este año y 2,1% el próximo.  
Las previsiones podrían ser peores en caso de que la escalada proteccionista de EE UU con China y Europa se mantuviera, o si el Brexit acabase sin acuerdo.
Una de las preocupaciones plasmada en el documento del FMI, es el retroceso del sector industrial (caída en la producción y venta de vehículos, una baja confianza empresarial por culpa de las tensiones comerciales y tecnológicas entre China y Estados Unidos, y el retroceso en la demanda de la economía china debida a los esfuerzos de las autoridades por reducir la deuda e impulsada por la escalada arancelaria).
La realidad, es que el comercio mundial está creciendo por debajo de lo que lo hace la economía mundial.

LATINOAMERICA:

Según el informe del FMI, la actividad en la región se ha desacelerado de forma notable: la región se desaceleró de forma notable al comienzo de este año 2019, de forma que las expectativas de crecimiento de su PIB conjunto para este año, suponen, prácticamente, una situación de estancamiento económico (0,2%).
Dentro de esta fuerte ralentización, mayor de lo esperado, se destaca con fuerza a México (0,4%), Ecuador (-0,5%), Argentina (-3,1%) y Venezuela (-35%). En todo caso, la institución confía en que la actividad económica vuelva a repuntar a un 1,8% en 2020 aunque será medio punto inferior a lo anticipado.
Brasil, la mayor economía latinoamericana, sufrió la contracción de su crecimiento durante los primeros tres meses del año por el impacto del desastre minero. Y la situación es extrema en Venezuela, donde la “implosión” de su economía continúa teniendo un “impacto devastador”.
El crecimiento también es menor en Chile (2,5%). Se modera también en Uruguay (0,4%), Paraguay (1%), Perú (2,6%), Colombia (3,4%) y Bolivia (3,9%).
Para la economía de Estados Unidos, se prevé que se desacelere al 2,1% el próximo ejercicio, una moderación de dos décimas menos pronunciada. La economía estadounidense, en todo caso, crecerá por encima de la media del 1,7% que se da para el conjunto de los países avanzados en 2019 y 2020. El pacto presupuestario y la rebaja de tipos compensan el efecto negativo de la incertidumbre por la guerra arancelaria.
Estados Unidos crecerá más que Canadá, para la que el FMI espera un 1,5% y un 1,8% respectivamente.

ESTADOS UNIDOS:

La economía de Estados Unidos se expandió a una tasa anualizada del 1,9% en el tercer trimestre (0,47% de trimestre a trimestre). Es una décima menos que el ritmo de crecimiento registrado entre mayo y junio de este año y se aleja algo más del 3,1% del arranque de 2019.
Con la excepción del cuarto trimestre de 2018, la economía no había crecido por debajo del 2% en más de tres años. En todo caso, este ritmo se sigue considerando sólido y confirma que la expansión continúa. El presidente de la Fed, Jerome Powell, ya dejó claro que no ve riesgo de recesión económica.
En todo caso, se ha acometido el tercer recorte de tipos de interés en Estados Unidos en tres meses. La Reserva Federal (Fed) ha bajado otro cuarto de punto el precio del dinero, para dejar la banda de referencia entre el 1,5% y el 1,75%. Se trata de estabilizar una economía que muestra una tendencia a la moderación: la contracción del sector manufacturero causada por la debilidad económica global y la incertidumbre por la guerra arancelaria con China fueron la justificación más clara para dar este nuevo paso hacia tipos más bajos.
La mayoría de los analistas esperan, que, en caso de una nueva rebaja de los tipos, no se produciría hasta el próximo mes de abril. 
Según el Gobernador de la Fed, Powell, “la política monetaria está en el lugar adecuado. Aporta un soporte significativo a la economía, y algunos riesgos se aliviaron”. 
Powell ha afirmado que “las decisiones que se adoptaron este año fueron las apropiadas”.  Debemos recordar que la Reserva Federal ha reactivado la compra de bonos del Tesoro para ampliar el balance y responder a las necesidades de liquidez en el mercado de deuda a muy corto plazo, evitando que la tensión salpique la economía real o afecte a la confianza de empresas y consumidores.

CHINA:

Según su Oficina Nacional de Estadística, la economía china creció un 6% en el tercer trimestre del año. La cifra, que es inferior al 6,2% del trimestre pasado, pone de relieve la desaceleración progresiva que ha llevado a la economía china a perder unas décimas con cada dato publicado desde 2018. Aunque se mantiene en el objetivo de crecimiento anual marcado por las autoridades del país, fijado entre el 6 y el 6,5%, y de doblar su tamaño en 2020 con respecto a una década atrás.
Sin duda, a pesar de que se anunció haber alcanzado un acuerdo con Estados Unidos, se trata de un arreglo de mínimos que permite una tregua, pero deja fuera las cuestiones más espinosas como las reformas domésticas en China o el futuro de Huawei en suelo norteamericano.
Las autoridades chinas han apostado por combinar estímulos fiscales y flexibilización monetaria, inyectando liquidez por medio de la reducción de la ratio de reservas obligatorias para los bancos, y ofreciendo rebajas de impuestos por valor de billones de dólares. Muchos expertos, no obstante, apuntan a que la capacidad de acción del gobierno estaría limitada por su creciente nivel de endeudamiento.

UNIÓN EUROPEA:

La mayoría de analistas apuntan a que la Unión Europea no está abocada a una recesión, pero su principal riesgo es el de un crecimiento económico muy reducido, por debajo del potencial durante un periodo dilatado en el tiempo. 
Sin duda, por ello, la presión está aumentando sobre el Gobierno alemán para que suavice su dogma respecto a los presupuestos equilibrados en un país al borde de la recesión y que necesita de grandes inversiones. Y ya, incluso, dentro de Alemania, son muchas las voces que plantean los riesgos de aferrarse al ortodoxo déficit cero en sus presupuestos.
Para bastantes analistas, en Alemania ya ha transcurrido más de una década sin que se hayan realizado inversiones de entidad. Los puentes, las autopistas, la digitalización, las escuelas están en muy mal estado., por lo que se reclaman inversiones públicas: “un estímulo que sería muy positivo para el sur de Europa”  
La Constitución alemana señala que “los presupuestos de la Federación y de los länder tienen que ser equilibrados, sin ingresos provenientes de créditos. En todo caso, se podrán tener en cuenta coyunturas excepcionales, así como casos de catástrofes naturales. El presupuesto federal se considerará equilibrado cuando los ingresos provenientes de créditos no superan el 0,35% del PIB”.
La realidad, es que los últimos datos económicos de la economía germana alertan de un serio riesgo de recesión técnica e incluso de una cierta ralentización de la creación de empleo.
Incluso, los cinco principales institutos económicos han pedido, incluso, que se permita recurrir al déficit presupuestario si el enfriamiento económico se recrudece. Se señala que: “aferrarse al déficit cero como un fin en sí mismo sería un error fundamental. Ahorrar cuando la economía se debilita solo incrementa los problemas”.
La ortodoxa federación de industrias alemana ya ha lanzado advertencias: “después de diez años de recuperación, la economía alemana se enfrenta a tiempos turbulentos y el Gobierno debe poner fin a su zona de confort. Hay que combatir los riesgos de una recesión antes de que esté aquí”.  
La aprobación del Gobierno alemán de un paquete climático de 54.000 millones de euros y la amenaza de recesión han propiciado un intenso debate:  uno de los argumentos manejado en el Bundestag, es si es mejor adelantarse y optar ahora por inversiones antes de que la coyuntura económica acabe por forzar medidas drásticas.

ESPAÑA:

Perece que, de momento, la ralentización económica no va a más. La economía española aguantó en el tercer trimestre del año. Entre julio y septiembre, el producto interior bruto (PIB) creció un 0,4% trimestral, la misma tasa que se registró en el trimestre precedente. En cifras interanuales la actividad económica avanza un todavía vigoroso 2%, un ritmo también similar al del trimestre anterior. No obstante, se trata de los datos de crecimiento más bajos desde el inicio de la recuperación, allá por 2014.
Según los datos adelantados del Instituto Nacional de Estadística (INE), en ese trimestre tiraron con fuerza el consumo de las familias, la inversión y el gasto de las Administraciones. Por el contrario, las exportaciones cayeron en medio de la incertidumbre global. Y el empleo aumentó al menor ritmo desde 2013.
El consumo de los hogares ha sorprendido con un fuerte repunte del 1,1% trimestral. Después de estancarse en el segundo trimestre y tras 12 meses de moderación, las familias volvieron a gastar con alegría a pesar de la incertidumbre existentes.
El gasto público crece a las mayores tasas desde 2009 con un 0,9% de incremento trimestral, y la inversión ha rebotado disparándose un 1,7% entre julio y septiembre. Parece que la incertidumbre y consiguiente inestabilidad, no ha hecho mella en el ánimo de las empresas a la hora de comprar sobre todo maquinaria y bienes de equipo, una rúbrica que vuelve a despegar con un fortísimo aumento del 7% trimestral, y que hace pensar que la confianza empresarial aguanta pese al ruido provocado por la ralentización y las tensiones comerciales.
También se recupera la industria manufacturera, que suma un 1,2% tras año y medio ofreciendo números bastante negativos. Y los servicios mantienen el mismo tono que exhibe la economía en general. En definitiva, el crecimiento de la economía ha vuelto a basarse sobre todo en la demanda interna.
Estas circunstancias han motivado que el PIB haya supuesto una sorpresa, resistiendo en el 0,4% trimestral y el 2% interanual (el doble que la media de la zona euro).
Por el momento, la desaceleración no va a más, y el crecimiento anualizado se mantiene en un 1,6% durante los dos últimos trimestres. Habrá que esperar a los primeros datos de afiliación a la Seguridad Social para ver cómo arranca el cuarto trimestre.
El sector exterior se resiente debido a una coyuntura internacional que acusa las tensiones comerciales y una mayor proliferación de riesgos. Las exportaciones disminuyen un 0,8% entre julio y septiembre. Y las importaciones, que acumulaban doce meses de gran moderación, saltan un 1,3%, probablemente de la mano del tirón observado en la demanda interna. 
Además, llama la atención el desplome de la construcción y la inversión en vivienda, unos motores que han propulsado la actividad y el empleo durante los dos últimos años. La construcción retrocede un 1,3% trimestral. Y la inversión en vivienda se hunde un 2,6%.
Por último, se está detectando una caída de las horas trabajadas y una recuperación de la productividad, que durante 2018 y parte de 2019 arrastró una evolución negativa. Según los expertos, esta podría ser la respuesta que están dando las empresas ante el aumento que se está produciendo en los costes salariales, que suben un 2,1% en términos unitarios impulsados por las alzas de sueldos, del salario mínimo, de las cotizaciones o el registro de las horas extraordinarias.
Por tanto, la economía española ha frenado su senda de desaceleración en términos de actividad, pero no de empleo, ya que se ha producido un bajón en la vitalidad del mercado laboral.
Según datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en los últimos 12 meses el empleo ha crecido un 1,77%, (346.300 personas). Hace un año el ritmo que imprimía la economía española al mercado laboral era del 2,51%, aportando nada menos que 130.000 empleos más.
El bajón también se deja notar si se mide la variación trimestral de la ocupación. Respecto a la situación previa al verano, la creación de empleo es tres veces inferior, 69.000 personas más con trabajo que en el segundo trimestre frente a la diferencia de 2018, que ascendió a 184.000 (se crece, pero menos).
Aunque las Administraciones públicas han reducido la creación de empleo respecto al año pasado, en gran medida, la lectura de los datos aportados por el INE apunta a un severo recorte en la contratación por parte del sector privado al haber pasado de la contratación de 134.200 personas en el tercer trimestre de 2018 a 35.200 este año, es decir, casi cuatro veces menos.
Sin duda, se trata de las consecuencias de un periodo de gran incertidumbre marcado por el Brexit, la guerra comercial, la quiebra del tour operador Thomas Cook a finales de septiembre, o la escalada de tensión en Cataluña que explotó definitivamente ya en octubre.
La tasa de paro se situó al final de septiembre en el 13,92%, lo que supone una décima menos que en el trimestre anterior. En el último año esta tasa ha descendido en 0,63 puntos. Hace un año, el mismo dato presentaba una evolución bien distinta al situarse en el 14,55%, lo que supone 73 centésimas menos que en el trimestre anterior, con un descenso de 1,83 puntos, tres veces más rápido.
El frenazo se ha dejado notar de forma muy evidente en el sector servicios, el principal pilar del mercado laboral español. En el último trimestre, las actividades que se incluyen en este sector han creado algo más de 87.000 empleos frente a los más de 210.000 de hace un año.

MERCADOS:

El pasado mes de octubre, ha supuesto que los inversores comenzaran a ver algo de luz al final del túnel. Aunque las incertidumbres no han desaparecido por completo, los escenarios más catastróficos empiezan a alejarse, ya que el acuerdo para evitar un Brexit duro y el acercamiento entre Estados Unidos y China permiten salvar el mes en positivo. Después de caer un 0,29%, la Bolsa española cierra octubre con un alza del 0,14%, suficiente para sumar dos meses consecutivos al alza.
En la última sesión del pasado mes de octubre, además de digerir la tercera rebaja de tipos de la Fed, y el aluvión de resultados de la Bolsa española (BBVA, CaixaBank, Repsol, IAG, Gestamp, CIE Automitive y Mapfre) los inversores volvieron a mirar a Estados Unidos, donde la Cámara de Representantes dió luz verde para abrir un juicio político al presidente estadounidense.
Por otro lado, las matriculaciones de turismos y todoterrenos crecieron un 6,3% en el mercado español durante el pasado octubre y alcanzaron la cifra de 93.961 unidades, según datos expuestos por las asociaciones de fabricantes (Anfac), concesionarios (Faconauto) y vendedores (Ganvam).
Este incremento se explica, principalmente, por la comparativa con las 88.410 unidades (-6,6%) comercializadas en octubre del año anterior, un mes que estuvo afectado por la ralentización en la demanda, tras el adelanto de las compras en verano por la entrada en vigor en septiembre del nuevo ciclo de homologación WLTP (Procedimiento Mundial Armonizado para Ensayos de Vehículos Ligeros). Este nuevo sistema de regulación que se empezó a aplicar el año pasado y logra medir con más precisión y realismo las emisiones contaminantes de los coches complicó la producción y venta de los modelos menos ecológicos.
Por canales de venta, los particulares compraron 49.112 unidades en España en octubre, lo que supone una disminución del 6,9%, mientras que las empresas se hicieron con 39.491 unidades, un 28,8% más, y las firmas alquiladoras matricularon 5.358 unidades, un 7,4% más.
En los diez meses, las entregas a particulares bajaron un 12,4%, hasta 485.011 unidades, al tiempo que las compras de las empresas aumentaron un 0,5%, hasta 358.755 unidades. Las firmas de alquiler de coches compraron 215.509 vehículos en lo que va de año, un 2,4% menos.
El director de Comunicación de Faconauto, Raúl Morales, ha asegurado que "el dato de matriculación de vehículos de octubre es un tanto engañoso, porque el mercado de particulares, la venta individual que hace el concesionario, ha vuelto a caer, y el incremento del mes solo se explica por el inusual comportamiento de las ventas a empresas".
En el conjunto del año hasta el pasado mes de octubre, las entregas de turismos y todoterreno alcanzaron un volumen de 1,05 millones de unidades en el mercado español, lo que se traduce en una disminución del 6,3%.

EMPRESAS:

IAG ha llegado a un acuerdo con Globalia para la adquisición de Air Europa a través de su filial Iberia por 1.000 millones de euros. Se espera que el cierre de la operación tenga lugar en la segunda mitad del 2020 tras obtener las autorizaciones oportunas de las autoridades de Competencia, informó la compañía a la CNMV.
La marca Air Europa será conservada inicialmente, y la sociedad seguirá siendo un centro de ingresos autónomo dentro de Iberia, dirigida por su consejero delegado, Luis Gallego. La operación supondrá un fuerte respaldo al plan de Iberia de convertir el aeropuerto de Madrid, donde tiene su principal base, en un hub (eje) europeo que atraiga más tráfico para competir con garantías con Ámsterdam, Frankfurt, Londres y París.
Por otra parte, IAG trata de resolver su obsesión de liderar las rutas entre Europa y América. Tras lanzar Level, la aerolínea de bajo coste de largo radio, y el fallido intento de hacerse con Norwegian, la compra de Air Europa le aporta 24 rutas trasatlánticas, tanto con Estados Unidos, como el Caribe y América el Sur. También la refuerza frente a competidores como la estadounidense Delta que acaba de hacerse con el 20% de Latam.
Se espera que la compra genere ganancias en el primer año completo después del cierre y que aumente la rentabilidad sobre el capital invertido de IAG en los cuatro años siguientes. La cotización de IAG subía un 1,3% en la Bolsa de Londres a media mañana.
La adquisición se financiará con deuda externa y después del cierre de la operación se espera que la deuda neta respecto al EBITDA de IAG sea 0,3 veces mayor en comparación con el 1,2 registrado al final del tercer trimestre de 2019. IAG ha acordado pagar una penalización (break fee) de 40 millones de euros en el caso de que no se obtengan las autorizaciones regulatorias pertinentes y que alguna de las partes decida resolver el acuerdo. La adquisición no requiere la aprobación de la junta de accionistas de IAG.
Con esta adquisición, el Grupo Iberia (Iberia, Iberia Express y Air Nostrum), se convierte en la primera aerolínea española por número de pasajeros, desplazando a Ryanair. El grupo Iberia transportó en 2018 a 37,22 millones de viajeros en la red de aeropuertos españoles de Aena que, junto con los 17,36 millones que volaron con Air Europa, suman 54,6 millones, por los 46,8 millones que transportó la aerolínea irlandesa, según las cifras de Aena.
 Air Europa es la cuarta aerolínea en España por número de pasajeros, con una flota de 66 aviones, que opera vuelos regulares nacionales e internacionales a 69 destinos, incluidas rutas europeas y de larga distancia a América Latina, Estados Unidos, el Caribe y el norte de África. En 2018, la aerolínea del grupo que pertenece a la familia Hidalgo generó ingresos por importe de 2.100 millones de euros y una ganancia operativa de 100 millones de euros. Sus activos brutos a 31 de diciembre de 2018 eran de 901 millones de euros y los beneficios antes de impuestos en 2018 de 67 millones.

viernes, 18 de octubre de 2019

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A OCTUBRE 2019: desaceleración en incertidumbre


Muchas páginas de los diarios económicos se ven plagadas de adjetivos tales como “frágil”, “incierto”, “oscuro”, y es que, sin llegar a una situación de crisis como la sufrida en la Gran Recesión de 2008, la mayoría de organismos internacionales muestran su preocupación por la desaceleración económica y la incertidumbre a nivel mundial por los riesgos existentes.

ECONOMÍA GLOBAL:

La OCDE ha vuelto a revisar a la baja sus perspectivas de crecimiento de la economía mundial, en general, y de la europea en particular. Lo preocupante, es su advertencia de que, de confirmarse sus proyecciones económicas, podemos encontrarnos con “las tasas de crecimiento anual más débiles desde la crisis financiera. Ya que la economía global afronta serios vientos en contra y el lento crecimiento se está consolidando de una forma preocupante”.
Según la OCDE, el crecimiento de la economía mundial se ralentizará al 2,9% en 2019 y al 3% en 2020, recortando, por tanto, tres décimas su proyección para este año y otras cuatro para el que viene, en línea con una tendencia que se extiende en las mayores economías.
Esos mismos descensos se aplican al G20 (el grupo de grandes países desarrollados y emergentes) con un crecimiento previsto del 3,1% y del 3,2%, mientras que en la Eurozona el ajuste es más leve, de una y cuatro décimas, hasta una subida respectiva del 1,1% en 2019 y del 1% en 2020.
Este nuevo informe ratifica que, según los últimos acontecimientos económicos y financieros, la ralentización durará más de lo previsto. Estima que la inversión de las empresas caerá un 9% en 2020, mientras que los precios se elevarán un 0,75%.
Gran parte de las causas, hay que imputarlas a la incertidumbre reinante por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y en la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.
De momento, el organismo calcula que la economía estadounidense crecerá un 2,4% en 2019 y un 2% en 2020, cuatro y tres décimas menos que en las previsiones de mayo, y que la economía de China avanzará un 6,1% y un 5,7%, lo que supone un recorte de una y tres décimas.
En relación al Brexit, “la posibilidad de que se produzca una salida sin un acuerdo formal es un serio riesgo a la baja, y una fuente principal de incertidumbre. Si Reino Unido deja la Unión Europea sin acuerdo, las previsiones serían significativamente más débiles y más volátiles, especialmente a corto plazo”.
La OCDE mantiene su proyección para 2019 para Francia (+1,3%) y le quita una décima para 2020 (+1, %), mientras que en Alemania el ajuste es de dos y seis décimas (+0,5 % y +0,6%).

CHINA:

Según estadísticas oficiales, las exportaciones chinas durante el mes de agosto cayeron un 1%. La bajada es la consecuencia de la guerra comercial con Estados Unidos.
Las importaciones de China también cayeron un 5,6%. La devaluación del yuan, que se ha situado en su cotización más baja en once años, no ha impedido la caída de las exportaciones chinas. Todo en contra del argumento mantenido desde Washington que acusaba a la devaluación como una medida desleal hacia Estados Unidos.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal ha aumentado la liquidez (cantidad de dinero existente) en 53.000 millones de dólares, tras detectar una cierta subida en el coste de los créditos a corto plazo. Se trata de un ajuste técnico que permite a la autoridad monetaria controlar el tipo de interés de referencia. Hacía más de diez años que la Fed no realizaba este tipo de operaciones.
El precio oficial del dinero en Estados Unidos actualmente se sitúa en una banda de entre el 2% y el 2,25%.
Pues bien, el Banco Central de Estados Unidos, la Reserva Federal, ha rebajado por segunda vez consecutiva las tasas de interés. Lo ha hecho en un cuarto de punto, para colocarlos en una banda entre el 1,75% y el 2%. Aunque la economía muestra más solidez que la esperada, la Reserva Federal trata de protegerla de la incertidumbre creada por la batalla arancelaria de Donald Trump, la moderación del crecimiento global y la tensión geopolítica.
Su presidente, Jerome Powell, en sus últimas intervenciones, ha dejado claro que la recesión (caídas en el PIB) no es algo que el banco central contemple en este momento ni en Estados Unidos, ni en la economía global.
No obstante, se advierte cierta preocupación por diversos motivos: la guerra arancelaria; la inversión de tipos en Estados Unidos, y las tensiones geopolíticas en Oriente Medio. Según Powell esa “situación inusual” es lo que le ha llevado a actuar.
El presidente Trump en su línea habitual, llamó “cabezas huecas” a los miembros de la Reserva Federal, y pidió que los tipos se llevaran incluso por debajo de cero porque quiere un dólar más barato (depreciado).
En todo caso, se detecta cierta división en los propios miembros de la Fed, en lo que se refiere a las perspectivas económicas, y a la respuesta que se debe dar a través de la política monetaria.

EUROZONA:

El Instituto de la Economía Mundial de Kiel ha alertado que “Alemania entrará en recesión durante 2019, y que su economía se seguirá deteriorando hasta 2021, cuando registrará su primer déficit fiscal desde 2011. La recesión técnica llegará en el próximo trimestre (tercero del año) con una desaceleración que triplicará a la del segundo trimestre, que fue del -0,1%. La economía alemana se está enfrentando a uno de sus años más débiles desde la crisis financiera".
Todos los datos adelantados (previsiones) y otros que ya son definitivos, muestran que la economía de Alemania está en un cambio de ciclo o, al menos, en una extrema desaceleración de la expansión vivida en los últimos años.
Los economistas del instituto han pronosticado que el Producto Interior Bruto (PIB) de Alemania crecerá un 0,4% durante 2019. Sin embargo, el país entrará en recesión técnica, (dos trimestres consecutivos de disminución del PIB). Así, mientras que en el segundo trimestre del 2019 el PIB se contrajo un 0,1%, el Instituto germano ha adelantado que la contracción se agravará durante el tercer trimestre hasta el 0,3%.
Pasado 2019, el organismo estima que la economía repunte, creciendo un 1% en 2020 y hasta un 1,4% en 2021, pese a que el crecimiento podría elevarse si desaparecen vulnerabilidades como la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el Brexit.
"El verdadero problema con las disputas comerciales de Donald Trump no son los aranceles, sino la gran incertidumbre sobre lo que está por venir, porque la incertidumbre es veneno para las decisiones de inversión", ha asegurado el presidente del IfW, Gabriel Felbermayr.
En lo que respecta al mercado de trabajo, el Instituto ha asegurado que las consecuencias de la ralentización económica comenzarán a notarse en el mundo laboral. De esta forma, la tasa de paro pasará del 5% actual al 5,2% en 2020 y el 5,3% en 2021. Además, por primera vez desde la crisis, el número de empleados descenderá, en 2020, por debajo de los 45,1 millones.
Esta situación de la industria alemana se expandirá a otros sectores que ahora mantienen el crecimiento.
Según Kooths, "sin embargo, los problemas en la industria tendrán un impacto cada vez mayor en los otros sectores, y el reciente fuerte aumento de los salarios hace que los recortes de empleos sean más probables durante la recesión”.
Ha asegurado que "sin embargo, no hay razón para el intervencionismo político, por ejemplo, a través de programas de inversión que sobre todo impulsarían los precios de la construcción. En cambio, se debería permitir que el presupuesto nacional respire con la economía, como lo prevé el freno de la deuda. Las cuentas equilibradas no tienen que por qué mantenerse al pie de la letra".
Los principales institutos económicos alemanes, para el caso de que se confirmen las peores expectativas, piden que se permita recurrir al déficit presupuestario, dando paso a la política fiscal para reforzar a la inversión pública, como tirón de la demanda interna para reactivar al PIB.
Por si fuera poco, se ha abierto un nuevo frente: la OMC (Organización Mundial de Comercio) ha dado vía libre a Estados Unidos para que pueda imponer aranceles a productos importados a la Unión Europea por un importe de 6.900 millones de euros anuales. Todo ello, como en respuesta a las subvenciones europea a Airbus para el desarrollo del A350 y el A380.
Washington ha elaborado una lista de 300 productos importados, en la que incluye componentes de la aviación.  incluidos aviones de Airbus. Comprende el 10% y el 25% para los productos agrícolas y otros bienes importados.
Estos aranceles recaerán sobre las importaciones realizadas a Francia, Alemania, España y Reino Unido. La economía española será una de las más afectadas en productos tales como el aceite, vino y queso.
La OMC señala que los subsidios europeos aplicados causaron un perjuicio para Estados Unidos, señalando que supuso una ventaja competitiva para los grandes aviones como el A350 y el A380.
Por su parte la Comisión quiere evitar el inicio de una nueva guerra comercial transatlántica en el momento tan delicado que estamos viviendo. Bruselas ha advertido a la Administración de Trump que “la adopción de nuevos aranceles sería una medida miope y muy contraproductiva”.
Trump también decidirá en noviembre si aplicará aranceles a las importaciones de coches europeos y componentes. De forma que es posible que se haya roto la tregua que se acordó el pasado mes de julio.
Por otro lado, Mario Draghi, ha señalado que hará todo lo necesario para salvar el euro, anunciando una serie de medidas para estimular el crecimiento económico (tipos negativos; regreso al programa de compra de títulos por el BCE; y posponer indefinidamente la subida de las tasas de interés).
Recordó, además, que “el margen de la política monetaria es cada vez más escaso, por lo que sus efectos son cada vez menores”.  Lo que implica que, para evitar la recesión, los instrumentos los tienen los Gobiernos con sus políticas de demanda (incremento del gasto público).
Draghi ha tenido que enfrentarse a los que consideraban que el deterioro económico no es tan grave como para justificar retomar todo el grueso de instrumentos de la política monetaria.
Christine Lagarde, la nueva presidenta del BCE, ha afirmado que continuará con la política de estímulos de Mario Draghi. Pero la realidad, es que podría encontrar serias resistencias.
En ese posible debate, el Banco de España se ha alineado con el BCE, apoyando a Draghi y recordando que “todos los instrumentos” están sobre la mesa, ya que el peligro de japonización de la eurozona (trampa a la japonesa) es evidente.
Incluso, el propio vicepresidente del BCE, Guindos, ha resaltado las importantes amenazas que caen sobre la débil economía de la eurozona. Ha declarado que los tipos de interés negativos “no son todopoderosos”. Por lo que ha reclamado “un instrumento fiscal de tamaño moderado, pero con capacidad de actuación anticíclica, no controlado por los países, sino por una autoridad europea”.
Luis de Guindos, ha solicitado más gasto a las economías con superávit fiscal en materias tales como el medioambiente, infraestructuras y educación. El futuro pasa por actuar con más instrumentos y no solo con la política monetaria. Se trata de implementar inversiones que permitan incrementar la productividad, con el logro de una mayor competitividad de la zona euro, con el objetivo de obtener un mayor crecimiento potencial a medio plazo y el bienestar de la sociedad.

ESPAÑA:

Se está confirmando que, aunque la economía española está creciendo más que sus socios, se mantiene la desaceleración económica: durante el periodo de abril a junio, el PIB español creció un 0,4% trimestral frente al 0,5% registrado en el trimestre precedente. Todavía, en un contexto de desaceleración global, en tasa interanual el PIB español creció un 2%.
La situación es inquietante, ya que el consumo de las familias y la inversión se estancan (cae la demanda interior), por lo que el PIB está resistiendo gracias a la demanda exterior (sujeta a la incertidumbre comercial internacional), y también gracias al gasto público.  
La duda es cuánto podrán aguantar las exportaciones así en un entorno plagado de riesgos y tensiones comerciales. Igualmente, cabe plantearse si es posible que se siga exportando sin que las importaciones suban a ritmos mayores porque se necesitan comprar materias primas y bienes intermedios para producir.
Aunque sea preciso rebajar el déficit público, el consumo de las Administraciones Públicas también coopera con un 0,4% trimestral. Desde el tercer trimestre de 2018 aumenta a tasas del 2% anuales, coincidiendo con una recuperación del empleo público.
Con un crecimiento trimestral del PIB de alrededor de un 0,4%, es difícil que se alcance el 2,2% al final de este ejercicio: más bien, podría ser de un 1,9% en esa fecha.
Por otro lado, probablemente consecuencia de la incertidumbre y prudencia de las familias, la tasa de ahorro ha crecido hasta el 8,7% de la renta disponible actual. 
También hay que resaltar, que la caída del consumo y la mejora del ahorro se ha producido coincidiendo con la mejora de las rentas de las economías domésticas (la cifra global de salarios ha crecido un 5,2% interanual, “2,7 puntos se deben a un mayor número de asalariados y 2,4 puntos por las subidas de sueldos”).
Por lo que respecta a los precios, según ha informado el Instituto Nacional de Estadística, en tasa interanual, han caído durante septiembre a un crecimiento de tan solo el 0,1%. Dos décimas menos que en el mes anterior, con lo que se coloca en el nivel más bajo desde hace más de tres años. La rebaja del IPC se debe fundamentalmente a la caída del precio de la electricidad, frente a la subida registrada el año pasado por las mismas fechas.
La tasa de septiembre, es el nivel más bajo desde el -0,1% registrado en el mes de agosto de 2016. Hasta el pasado mes de mayo, la tasa anual venía siendo algo más del 1%, cogiendo un ritmo descendente hasta el actual 0,1%.
Según Funcas, los precios caerán una décima más en octubre.  
Por otro lado, la deuda del conjunto de las administraciones públicas ha vuelto a marcar máximos en el segundo trimestre del año (1.210.915 millones de euros), lo que equivale al 98,9% del PIB, aleja a España del objetivo al que se ha comprometido con Bruselas, del 95,8%.  
Por lo que respecta al mercado de trabajo, también refleja la desaceleración:  El mercado laboral también nota la desaceleración. La creación de empleo se va frenando. Aunque en septiembre ha habido 3.224 cotizantes más que en el mes de agosto, es el dato más flojo desde 2013.
Y las personas que acuden a las Oficinas de Empleo a inscribirse como desempleados demandantes de empleo -Paro Registrado-  son mayores: las oficinas públicas de empleo inscribieron a 13.907 nuevos desempleados. En cambio, al contrario que los años precedentes, el incremento es menor y deja la cifra total en 3.079.711 parados.
Aunque el número de cotizantes con empleo a la Seguridad Social sigue muy cerca de los niveles máximos alcanzados a comienzos de verano, en los últimos 12 meses la afiliación ha crecido en 460.739 cotizantes, un 2,44% más que el año anterior. Es el dato más bajo desde 2014.
La contratación creció. Aunque a un menor ritmo que en años anteriores, está en unos niveles muy altos. Solo en los primeros nueve meses del año se han suscrito 16,7 millones de contratos, aunque la gran mayoría de ellos son temporales y solo el 9,5% son indefinidos. Se evidencia que la inestabilidad en los puestos de trabajo sigue siendo alta.
Otro dato negativo, ha sido que, por segundo mes consecutivo, según ha publicado el INE la llegada de turistas ha disminuido durante el pasado agosto. En total, visitaron España 10,1 millones de extranjeros, un 0,5% menos que en agosto de 2018.
No obstante, en el acumulado del año las cifras aún están un 1,5% por encima de las del año pasado. Lo positivo es que ha aumentado el gasto de los turistas: desembolsaron 11.764.5 millones de euros (un 2,66% más).
Que las playas españolas han recuperado la competencia de países como Egipto, Turquía, Túnez o Grecia, que ofrecen sol y playa a precios más competitivos que España, cuya oferta en este sentido se ha sofisticado en los últimos años, no es nuevo. Pero los datos del verano lo ponen de manifiesto con más intensidad que en otros meses.
La caída se debe, sobre todo, a la disminución de las visitas de alemanes y británicos, los dos principales mercados emisores, que representan el 35% del total. Destaca especialmente el caso alemán: en agosto visitaron España 1,12 millones, un 10,7% menos que en agosto del año pasado. Más de 100.000 turistas menos. En el caso de los británicos, la caída es del 3,1%: 2,18 millones, 69.000 visitantes menos. Reino Unido ya presenta datos negativos en el acumulado del año, mientras que Alemania avanza un insignificante 0,05%.
Pese a las bajadas veraniegas, en el acumulado del año han visitado España más turistas de lo que lo habían hecho el año pasado por estas fechas. Son casi 58,2 millones, un 1,48% más. Habrá que ver las cifras de septiembre, mes en el que se produjo la quiebra del turoperador británico Thomas Cook, y sus efectos posteriores, sobre todo en Canarias, para saber si este año habrá también récord de llegada de turistas, como en los seis años anteriores.

MERCADOS:

A principios de octubre se ha producido el batacazo en las Bolsas mundiales. Los principales selectivos europeos y estadounidenses se cubrieron de cifras rojas, como consecuencia de la desaceleración e incertidumbre económicas.  
El Ibex 35 registró la mayor caída del año, que le llevó a perder la cota de los 9.000 puntos, con todos los mercados internacionales en negativo en respuesta a unos datos económicos tanto en Europa como en Estados Unidos que abonan la desaceleración y ante el desafío del Brexit.
El detonante de las fuertes ventas fueron los datos de los PMI (indicador de la evolución de la industria manufacturera) tanto en Europa como en Estados Unidos, que han quedado muy por debajo de las previsiones de los analistas. Reflejando los problemas de la economía global.  
Sin embargo, para algunos analistas, los gráficos apuntan a cierto optimismo para el mes de octubre. Lo que, si está claro, es que hay que extremar la prudencia.
Por lo que respecta al mercado del petróleo, el precio del barril Brent para entrega en noviembre ha retrocedido en el mercado de futuros de Londres un 6,33 %, hasta 64,65 dólares, tras anunciar Arabia Saudí que ha recuperado más de la mitad de la producción afectada por los dos ataques con drones.

EMPRESAS:

Telefónica provisionará 1.600 millones de euros para costear el nuevo Plan de Suspensión Individual (PSI) que permitirá la salida de forma voluntaria de la empresa en España en torno a 2.800 trabajadores. El consejo de administración de la operadora ha abierto el plan.
La compañía también busca fórmulas para rentabilizar un parque de 50.000 estaciones base y antenas de telefonía móvil, bien mediante el traspaso a su filial Telxius o la venta a terceros.
El plan de bajas ofrece las mismas condiciones que el que se aplicó entre 2016 y 2018, al que se apuntaron 6.300 empleados con un coste de 3.800 millones de euros. Se trata de una fórmula de interrupción de la relación laboral que no es ni un expediente de regulación de empleo ni una prejubilación, por lo que no tiene ningún coste para el Estado. La operadora estima que este plan le generará unos ahorros de 220 millones a partir del año 2021, y un efecto positivo en generación de caja desde el primer año.
Los empleados mayores de 53 años que se apunten al mismo cobrarán el 68% de su salario sin necesidad de ir a trabajar, manteniendo su relación contractual y todas las cotizaciones sociales hasta la edad de jubilación. El plan va dirigido en principio a 4.600 trabajadores por la pirámide de edad de la plantilla en España, pero la empresa calcula que finalmente se acogerán solo 2.800 empleados por lo que el coste se estima en 1.600 millones de euros, según fuentes del mercado.
Actualmente, Telefónica emplea en España a 25.000 trabajadores. De ellos, en torno a 4.000 están fuera de convenio. El resto se encuentran en Telefónica España SAU (16.000 empleados), Telefónica Móviles (4.000) y Telefónica Soluciones (1.000).
Además, Telefónica pondrá en marcha un plan de formación y reciclaje en capacidades digitales para su plantilla en España, para prepararla para las nuevas necesidades del negocio (digitalización, robotización y automatización de procesos), que “permitirá la generación de eficiencias adicionales”.

martes, 10 de septiembre de 2019

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A SEPTIEMBRE 2019: ¿se avecina un recesión mundial?


Alemania podría caer en recesión, amenazando con contagiar al resto de las economías europeas. Y es que el comercio mundial se enfría sensiblemente por la incertidumbre del Brexit, y la guerra comercial desencadenada por el presidente Trump.
Alemania pretende inyectar 50.000 millones de euros en su economía, el Banco Central Europeo anuncia nuevos estímulos económicos, y Estados Unidos y China estudian, cada uno, nuevas medidas frente a los riesgos de la situación.

GLOBAL:

La guerra arancelaria desencadenada por Trump contra China está afectando al comercio internacional de las economías más industrializadas del mundo. En el G20 (países industrializados y emergentes) las exportaciones han disminuido casi un 2%% en el segundo trimestre del año. Mientras que las importaciones han vuelto caer alrededor de un 1%.
Desde que, en marzo del año pasado, Donald Trump subiera los aranceles sobre el acero para China, ha tenido lugar un aumento de la tensión comercial entre ambas economías, que, por ahora, ha culminado con la imposición de aranceles por parte de China sobre productos estadounidenses por valor de 75.000 millones de euros. Trump ha amenazado con más aranceles, y ha ordenado a las empresas de Estados Unidos que busquen otros países alternativos a China para fabricar sus productos. En uno de sus incendiarios tuits ha llegado a señalar: "Las vastas cantidades de dinero hecho y robado por China a EE UU, año tras año, durante décadas, deben acabar y acabarán. No necesitamos a China y estaríamos mejor sin ellos".
La OCDE, que agrupa a las 36 economías más desarrolladas del mundo, ha señalado que “las exportaciones se contrajeron un 5,3% en China, su nivel más bajo desde 2017. Las ventas al exterior de Estados Unidos también cayeron un 1,15%, su nivel más bajo desde el primer trimestre de 2018. Las importaciones aumentaron marginalmente en ambos países debido a un repunte en el comercio bilateral entre Estados Unidos y China, posiblemente reflejando el almacenamiento por motivos de seguridad, en previsión de las nuevas medidas arancelarias, aunque permanecen significativamente por debajo de los máximos observados en el tercer trimestre de 2018".
De la misma forma en la Unión Europea, las importaciones y las exportaciones se han contraído un 2,3% y un 1,7% respectivamente. Dentro de las enormes incertidumbres ocasionadas por el Brexit, "el Reino Unido experimentó contracciones significativas tanto en las exportaciones (menos 7,1%) como en las importaciones (menos 12,6%)".
En el mismo sentido, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) ha revisado a la baja su pronóstico de consumo mundial de crudo para 2019, con un recorte en sus previsiones de producción de 40.000 barriles diarios. Advierte el cartel que su previsión “está sujeta a riesgos a la baja derivados de las incertidumbres relacionadas con el desarrollo económico global'.
Respecto al continente europeo, las proyecciones de demanda de crudo de la OPEP se ven afectadas por “la elevada fiscalidad aplicada al uso de hidrocarburos y los sustitutivos del combustible, particularmente vehículos eléctricos en algunos mercados. Ya que lastran la demanda de crudo petrolífero”. Apuntan a una disminución de la demanda de petróleo en Europa durante 2019 de unos 20.000 barriles diarios. Caída que para el próximo ejercicio se acercará a 30.000 barriles al día.
Igualmente, la Agencia Internacional de la Energía (AIE, agencia adscrita a la OCDE) revisó a la baja sus estimaciones sobre el crecimiento de la demanda mundial de petróleo para este año y el siguiente, después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortara recientemente su pronóstico de crecimiento del PIB global y ante la creciente incertidumbre por las tensiones comerciales entre EE UU y China.
Lamentablemente, el recorte de previsiones de casi todas las instituciones, muestra el empeoramiento generalizado de la economía en los últimos meses.  
La realidad, es que, en las economías, está probado que las propias expectativas generan o dan lugar a que se materialicen en realidad.

ESTADOS UNIDOS:

Ha tenido lugar un hecho técnico que todos los analistas han resaltado como causa para que haya cundido el nerviosismo entre los inversores: “la curva de tipos invertida”. Circunstancia, que según señalan bastantes analistas, sobre todo de la Bolsa, indican que la recesión económica está cerca.
Dentro del ánimo pedagógico que persigue este artículo, ¿cuál es el significado de que la curva de tipos de interés estadounidenses se haya invertido? Veamos: en el mercado de bonos, los inversores compran deuda de los países y exigen a cambio una compensación (intereses), que es mayor cuanto más riesgo corre su dinero. Si la curva de tipos se invierte, quiere decir que se produce la anomalía de que, en el mercado secundario (o de segunda mano), se pagan mayores intereses por comprar la deuda a corto plazo que por adquirirla a largo plazo. Los inversores ven más riesgo cuando el vencimiento es dentro de poco tiempo que si es dentro de diez años.
Lo anterior, de nuevo, está íntimamente relacionado con las expectativas económicas: indica que los inversores consideran ya más arriesgado lo que pueda ocurrir a su dinero en un periodo cercano de tiempo que a largo plazo.
En Estados Unidos, se ha llegado a pagar más a quienes apostaban por la deuda a dos años que a aquellos que lo hacían por un periodo de diez años.
Por otro lado, el responsable de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, ha mostrado su inquietud derivada de la ralentización de la economía global originada por las tensiones comerciales. Powell ha declarado que podría rebajar más los tipos de interés si las turbulencias mundiales dañan a la economía de su país.
La Fed ha señalado que actuará “de forma apropiada para sostener la expansión. Las perspectivas de crecimiento mundial se han deteriorado desde mediados del año pasado. La incertidumbre de la política comercial parece estar desempeñando un papel en la desaceleración mundial y en el débil gasto en manufactura y en capital en EE UU. La baja inflación (por debajo del objetivo oficial del 2%) es otro de los factores que impulsan la desaceleración de la economía global. La baja inflación parece ser el problema de esta era, no la alta inflación. No obstante, en el improbable caso de que haya signos de un retorno de la inflación demasiado alta, contamos con herramientas para abordar esa situación”.
El peligro que parece apuntarse -“el problema es la baja inflación” – es el riesgo de una situación de “trampa a la japonesa o trampa de la liquidez”, que alguna vez ya hemos comentado.
Esta postura no ha bastado a Trump. Lleva meses presionando a la Fed para que baje más y más rápido los tipos. En esa línea, ha vuelto a escribir en Twitter para acusar a la Fed de “no hacer nada”.
Trum señaló, en sus tuits que “nos ponen en una situación de desventaja respecto a nuestra competencia. ¡Un dólar fuerte sin inflación! Se mueven como si estuvieran en arenas movedizas. ¡Lucha o vete a casa!”, ha dicho a Powell.
El cambio estratégico de la Reserva Federal estadounidenses comenzó a principios de agosto, cuando recortó el tipo de interés un cuarto de punto, en una banda entre el 2% y el 2,25%. Medida de ajuste preventivo para estimular la economía en medio del escenario de incertidumbre. Ha sido el primer recorte del precio del dinero desde finales del año 2008, dónde se situó en el 0%.
Trump, que quiere que la Fed baje los tipos al 1,25% (algo que según la mayoría de analistas sólo debe realizarse si Estados Unidos entrase en recesión), tras el discurso de Powell, ha tuiteado: “como siempre, la Fed no ha hecho nada. Es increíble que puedan hablar sin saber o sin preguntarme lo que estoy haciendo —lo cual voy a anunciar pronto—. Tenemos un dólar muy fuerte y una Fed muy débil. Mi única pregunta es, ¿quién es nuestro enemigo más grande, Jay Powell o el presidente Xi?”.
Jerome Powell ve muchos riesgos económicos y geopolíticos que están vinculados a la guerra comercial de la Administración Trump con China y otros países. “La incertidumbre comercial está impactando en la desaceleración global y en los peores datos de manufacturas e inversiones en EE UU”. De esta forma, responsabiliza a Trump del empeoramiento de la coyuntura por la guerra comercial que ha desencadenado.
En todo caso, Powell ha pretendido no ser alarmista: “la economía de Estados Unidos ha seguido funcionando bien en general. Y la inversión empresarial y la fabricación se han debilitado, pero son sólidas. El crecimiento del empleo y el aumento de los salarios han impulsado un consumo robusto y apoyado un crecimiento general moderado”.
Trump, como cité al principio de este análisis, ha insistido incluso señalando a las multinacionales estadounidenses que deben buscar “una alternativa a China, incluido traer de vuelta a casa a nuestras compañías y fabricar nuestros productos en Estados Unidos. Las vastas cantidades de dinero hecho y robado por China a EE UU, año tras año, durante décadas, deben acabar y acabarán. No necesitamos a China y, la verdad, estaríamos mejor sin ellos”.
La decisión de Washington de aumentar sus aranceles sobre 300.000 millones de dólares de productos chinos, entrarán en vigor en dos tramos, el 1 de septiembre y el 15 de diciembre.
Por su parte, Pekín ha decidido recuperar los aranceles sobre vehículos y componentes estadounidenses, anunciando que los automóviles estadounidenses soportarán un recargo del 25% y los recambios, un 5%, a partir del 15 de diciembre. El año pasado, Estados Unidos vendió coches a China por unos 230.000 millones de dólares.  
La guerra comercial está declarada: con esta nueva ronda de sanciones, Pekín penaliza prácticamente todo lo que importa de EE UU. Entre los productos sancionados se encuentra por primera vez el petróleo, algunos tipos de avionetas —no así los Boeing—, y numerosos productos alimenticios, como diversos frutos secos, el cerdo congelado, varios tipos de pescado y marisco congelado y fresco, la ternera, la miel y la soja (el producto que más compra China a EE UU).
La realidad, es que, aunque parezca que Washington tenga cierta ventaja teórica, no se traduce en ningún beneficio para la economía estadounidense, sino todo lo contrario: el déficit mundial de bienes y servicios de la economía estadounidense a lo largo del primer semestre de este año no solo no se ha reducido, sino que ha aumentado notablemente en casi un 8%.
En todo caso, China dispone de una auténtica “bomba atómica financiera”: el Banco Popular de China atesora 3,9 billones de dólares en reservas; de los cuales, 1,1 billones corresponden a bonos norteamericanos (China ha sido el prestamista neto de Estados Unidos para financiar su enorme Déficit por Cuenta Corriente durante la Gran Recesión). Si vende parte de ellos a precio de saldo, aunque también con enorme riesgo para sí mismos, arruinaría a la economía estadounidense.
Como señaló Hillary Clinton en el año 2009: “es muy difícil negociar con mano dura con tu banquero".

LATINOAMÉRICA:

El FMI (Fondo Monetario Internacional) ha resaltado las malas expectativas económicas para el Caribe y América Latina. La desaceleración mundial provocará que las economías de estos países apenas crezcan durante este 2019 un 0,6%.
El Fondo también achaca la mala situación a la incertidumbre política en Brasil o México. También se ha referido a factores propios, como el descenso de la producción minera en Chile o Brasil y la agrícola en Paraguay debido a la meteorología. Y, en general, a un menor dinamismo durante los primeros meses de 2019. En el primer trimestre la actividad en Latinoamérica se contrajo un 0,1% respecto al mismo periodo del año previo.
Brasil y México, los motores de la región, son los mercados más lastrados por la revisión del FMI (excluida Venezuela, donde la crisis económica y humanitaria sigue profundizándose, y espera una contracción del 35%). Su PIB crecerá apenas un 0,8% y un 0,9%, respectivamente, en 2019. Por el contrario, Perú, Colombia y Chile tienen las mejores expectativas, todos por encima del 3%. Para el organismo, las reformas estructurales pendientes, sobre todo las concernientes a la apertura al comercio y la inversión extranjera, “siguen siendo imperativas y es necesario acelerarlas para estimular el crecimiento potencial”
En igual sentido la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas) tampoco se muestra optimista: señala que “tras una desaceleración sostenida en el último quinquenio —que incluyó dos años de contracciones—, se espera que durante 2019 el crecimiento económico de América Latina y el Caribe mantenga una trayectoria de desaceleración con una tasa proyectada del 0,5%”. Y añade que esa ralentización será generalizada, a diferencia de años anteriores, afectando a 21 de los 33 países.
En opinión de la CEPAL, la menor actividad económica contribuirá a mantener la inflación controlada, salvo en Argentina y Uruguay. La entidad espera recortes en los tipos de interés en Perú y Brasil, tras la bajada “sorpresiva” de Chile. Pero cree que la necesidad de reducir los déficits fiscales deja poco margen para implementar políticas de estímulo.
 Latinoamérica es muy sensible a la evolución de China. Pero un descenso de los tipos de interés en Estados Unidos favorecerá a los mercados emergentes por el debilitamiento del dólar. En 2020 se fortalecerán las divisas de la región.

ARGENTINA:

Frente a las graves dificultades que atraviesa la economía argentina, el presidente Macri tuvo que promulgar un decreto con medidas de control de cambios de su moneda, y restringir la libertad de empresas y bancos para comprar dólares.
Pero es que la inestabilidad política que siguió al triunfo del peronismo en las primarias del 11 del pasado mes de agosto, ha provocado una huida de los inversores hacia el dólar y, consiguientemente, presionando a la baja al valor del peso. El Banco Central perdió durante agosto 13.800 millones de dólares en su intento por contener la demanda de divisas y sostener la moneda local. Los esfuerzos fueron insuficientes y el mes cerró en números rojos en todos los indicadores. La Bolsa de valores cayó un 72%, el peso argentino se depreció un 38%, el valor de la deuda en bonos se redujo un 55% y la inflación se descontroló. Aún no hay cifras oficiales, pero se estima que los precios habrán subido al menos un 5% en un mes. Eso sitúa la inflación interanual en torno, nada menos, que al 60%.

UNIÓN EUROPEA:

El PIB germano cayó una décima en el segundo trimestre del año y abre así la puerta a la recesión económica tras una década de crecimiento prácticamente ininterrumpido. La Oficina Federal de Estadística alemana apunta a la ralentización del comercio exterior como detonante del retroceso.
La mayor economía de la Unión Europea no puede mantenerse inmune del complejo panorama económico internacional. Todo ello, pese a la debilidad del euro, disfrutar de un mercado de trabajo boyante (casi alcanza el pleno empleo), y una política expansiva por parte del Banco Central Europeo.
El Ministro de economía alemán, Peter Altmaier, ha señalado que “la principal razón de la actual debilidad es la caída de la demanda exterior, ya que la industria alemana, orientada a la exportación está especialmente expuesta a los conflictos comerciales”. Todo ello, aunque Alemania disfrute de la tasa de desempleo más baja desde la reunificación a principios de los años noventa.
No obstante, aunque la economía alemana se ha debilitado ligeramente en el segundo trimestre, el Gobierno todavía espera que la economía crezca a lo largo del año. Eso supondría el décimo año consecutivo de crecimiento.
Las economías de la Unión Europea han crecido, tan sólo, dos décimas en el segundo trimestre, frente al 0,5% del primero. Y es que, aunque la Unión Europea y la eurozona acumulan 25 trimestres consecutivos al alza, las grandes economías comunitarias señalan su agotamiento. El Producto Interior Bruto (PIB) del Reino Unido ha caído en el último trimestre dos décimas mientras se agudiza la amenaza de un Brexit duro, e Italia no ha caído en cifras negativas, pero está estancada. Francia avanzó únicamente dos décimas, y España un 0,5%, aunque la mejora estuvo por debajo de lo esperado. Los Veintiocho quedan así rezagados de Estados Unidos, cuyo PIB creció un 0,5% en el mismo periodo.
Alemania cuenta, a priori, con un amplio margen de maniobra debido a un endeudamiento mucho menos pronunciado que el resto de socios y la posibilidad de financiarse a tipos de interés extremadamente bajos o incluso negativos. Pero fuera de sus fronteras, el brusco parón de su economía, que ha pasado de crecer cuatro décimas en los primeros tres meses a perder una en el segundo, puede tener un efecto arrastre.
Como es sabido se entiende por Recesión Técnica el registro de disminuciones o caídas del PIB durante dos trimestres consecutivos. No debe confundirse con desaceleración o disminuciones del aumento del PIB, sino que se trata de disminuciones del propio PIB (se produce menos respecto al cifra anteriormente alcanzada).
Pues bien, la Oficina Federal de Estadística germana anunció una contracción del PIB del 0,1% entre abril y junio, lo que supone el segundo trimestre no consecutivo que decrece en un año. A falta de que se publiquen las cifras del tercer trimestre este otoño, abundan los indicadores que apuntan al fin de la era dorada de la economía alemana. Según el Banco Central alemán, el Bundesbank, “el conjunto de la economía podría contraerse ligeramente de nuevo. La principal causa es la caída continuada de la producción industrial”.
Para la gran mayoría, las causas del actual declive de la economía alemana son externas: las tensiones comerciales y, en particular, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el Brexit son los principales focos de inestabilidad, que a su vez ejercen un impacto directo en las ventas alemanas al exterior.
Durante el trimestre pasado, han disminuido sus exportaciones un 1,3%, frente a una bajada del 0,3% de las importaciones. Ello implica una contribución negativa del 0,5% al crecimiento de su PIB.  
Estados Unidos es el primer cliente alemán, China el tercero y el Reino Unido el quinto. Nadie sabe cuál será el desenlace del desastre del Brexit, pero, desde luego podría ser dramático.
El consumo y la inversión pública germana pública y privada, aunque levemente, crecieron, pero no lo suficiente para compensar otras caídas, y además disminuyendo frente al trimestre anterior.
La situación ha dado lugar cierto debate respecto al planteamiento del presupuesto equilibrado y aversión alemana al endeudamiento público.
El debate se ha vuelto especialmente acuciante con vistas a la presentación en septiembre del “paquete del clima” con el que Berlín anunciará inversiones multimillonarias en medio ambiente. Tal vez, piensan algunos expertos, sea ese el momento, ante la emergencia climática, de quebrar ante la opinión pública un compromiso que figura incluso en el contrato de coalición firmado entre los partidos que actualmente conforman el Ejecutivo alemán.
Desde la reunificación alemana, las cifras de desempleo son aún las más bajas, pero los analistas advierten de que hay una cierta desaceleración del crecimiento del empleo. La debilidad económica está dejando una ligera huella en el mercado de trabajo, que sin embargo está demostrando ser robusto.
Además, cada vez más compañías recurren al famoso Kurzarbeit, es decir, la reducción de número de horas que trabajaban sus empleados, sin que los salarios se resientan excesivamente gracias a apoyos estatales. En marzo pasado, 41.800 trabajadores se habían acogido a la fórmula, casi el doble que en el mismo mes del año anterior. En 2009, en plena crisis, más de un millón de trabajadores alemanes se acogieron a esta fórmula.
La idea es evitar despidos, especialmente en una coyuntura en la que escasea la mano de obra y en la que los empresarios temen no contar con trabajadores formados una vez superado el bache. El problema es que el Kurzarbeit significa también a final de mes un salario más bajo, lo que a su vez acabará teniendo un impacto sobre el consumo.
Por otro lado, Alemania ha lanzado una emisión de deuda a 30 años con cupón cero, lo que significa que no paga intereses periódicos. Además, ha conseguido colocar estos bonos a tipos negativos, pese a que no ha logrado cubrir la oferta de 2.000 millones de euros que tenía previsto, quedándose en 824 millones de euros. Es la primera vez que Alemania emite deuda a tan largo plazo con cupón cero. Antes lo había hecho con bonos a 10 años.
El apetito de los inversores por la deuda soberana de países desarrollados, ante la volatilidad rendimiento de la renta variable (la Bolsa), ha ido en aumento en los últimos meses, de modo que los bonos alemanes, considerados los más seguros, y los de otros países como Holanda, Bélgica u Holanda, están en terreno negativo, es decir, que los inversores pagan por colocar su dinero en estos valores refugio.
Por otro lado, Christine Lagarde, la presidenta electa del BCE, se ha mostrado dispuesta a prolongar en el tiempo la política de estímulos de su predecesor, Mario Draghi.: “los desafíos que justifican la política actual del BCE no han desaparecido”.
Según Lagarde, se debe diseñar un Banco Central Europeo ágil, capaz de adaptarse con más velocidad al volátil entorno macroeconómico. Pero ha advertido de que “el esfuerzo de la institución debe ir acompañado de artillería desde las capitales”. Sin citar a Alemania, envió un recado a Berlín para que saque la chequera y aumente el gasto público, un mensaje que ya lanzó sin éxito en repetidas ocasiones desde su puesto en la cúpula del FMI: "algunos países en la zona euro pueden utilizar su espacio presupuestario para mejorar la banda ancha y las infraestructuras y luchar contra la recesión".

ESPAÑA:

Han comenzado a aparecer señales de debilitamiento de la economía española. El sector exterior se resiente:  las exportaciones avanzan a un ritmo anual del 1,1%, casi la mitad que las importaciones, y los ingresos del turismo registran un leve aumento, que no compensa el mediocre resultado de las ventas de bienes en el extranjero.
Lo peor, es que la inversión directa ha registrado un importante frenazo: según los datos oficiales de la balanza de pagos, sólo entraron 7.600 millones de euros en el primer semestre, frente a 36.700 millones un año antes. En un movimiento inverso, se incrementa la entrada de capital financiero, que incluye la inversión en bonos, acciones y otras operaciones de cartera.
En relación a la demanda interna, hasta ahora, ha resistido el consumo de las familias gracias a la moderación de los precios, que motiva un ligero mantenimiento de la renta real de las familias. Sin embargo, la creación de nuevos puestos de trabajo ha perdido vigor (una variable que en la economía española está muy relacionada con el gasto familiar).
Sin embargo, aunque las condiciones financieras para invertir son inmejorables (beneficios de las empresas, y créditos bancarios a un bajísimo coste financiero), la inversión empresarial está sufriendo. Sin duda, como consecuencia de las incertidumbres por el contexto global y la imprevisibilidad del marco regulatorio, tras varios años de interinidad política (el conocimiento de los programas públicos es determinante para la toma de decisiones empresariales).
Lo anterior es todavía más importante en un contexto de cambio tecnológico. Por todo ello, aunque la economía española se comporta mejor que otras de nuestro entorno, no es ajena a la desaceleración mundial.  Es difícil que el crecimiento económico español supere el 2,2% previsto para este 2019, y podría caer por debajo del 2% para el próximo ejercicio.
Se espera que el BCE anuncie próximamente una bajada de tipos de interés, así como una nueva ronda de compra de títulos de deuda pública y corporativa. Sin embargo, su impacto sobre la demanda interna será muy limitado, además de generar riesgos sobre la estabilidad financiera.
Todos los factores apuntan a un otoño complicado para la economía española.
Era un objetivo que la industria española alcanzase una cifra equivalente al 20% del PIB nacional, lo que parece claramente distante.  La industria nacional en vez de ganar un mayor peso en la producción nacional, lo está perdiendo, acusando el impacto de las guerras comerciales entre EE UU y China, y el resto de turbulencias globales (Brexit y recesión alemana).
El sector industrial español está expuesto al contexto internacional más que otros sectores, como los servicios, y los últimos indicadores apuntan a una ralentización de la actividad manufacturera. El sector corre el riesgo de adelgazar y perder incluso el nivel del 14% del PIB con el que acabó 2018.
El aumento en las tensiones comerciales durante mayo y buena parte de junio y las dificultades que atraviesa el sector de la automoción están, probablemente, detrás del deterioro del índice de manufacturas.
De forma, que la actividad industrial creció un 0,1% en el segundo trimestre de este año, frente al 2,3% del conjunto del PIB español, según los datos del INE. La industria sumó 2.000 desempleados más (hasta 165.600) en un año en el que el número de parados, según la última Encuesta de Población Activa, ha caído en unos 260.000 en España. El índice de producción industrial cayó en junio un 0,2%. La cifra de negocios de la industria también cayó un 5% (-0,7% eliminados los efectos de calendario).
En ese contexto, la automoción es la industria que está acaparando el protagonismo. La producción de vehículos cayó un 5,6% en el primer semestre y las plantas acusan tanto el parón del mercado español, que acumulaba hasta julio una contracción superior al 6%, como la del internacional, destino del 80% de su producción. Según Mario Armero, vicepresidente de Anfac, patronal que reúne a las marcas de vehículos, “es una caída relevante, pero España está sufriendo el mismo fenómeno que padece Europa e incluso está aguantando mejor que otros países, como Alemania (-12%), Reino Unido (-21%) e Italia (-18%)”.
Respecto al comportamiento de los precios, el abaratamiento del precio de la electricidad ha motivado que en agosto el IPC haya ido hacia abajo. La subida de precios ha sido la más baja en tres años: el 0,3% de crecimiento interanual (un nivel desconocido desde el 0,2% marcado en septiembre de 2016).
Y es que la electricidad ha sido el factor fundamental en la moderación del IPC, en contraste con las fuertes subidas del verano pasado.
El IPC bajó una décima en agosto respecto a julio, recortando a su vez dos décimas la tasa interanual, que, tras el leve repunte de julio (del 0,4% al 0,5%), vuelve a la senda bajista que inició en el mes de abril, cuando marcó el máximo del año en el 1,5%, al calor de los precios turísticos por la Semana Santa. Desde entonces, la caída ha sido abrupta, hasta marcar en agosto la tasa más baja desde septiembre de 2016, cuando, finalizó un periodo de deflación (caídas de precios) de casi dos años.
En relación al mercado de trabajo, el mes de agosto no ha sido bueno ni para el empleo ni para la Seguridad Social.  Todo ello, en un contexto de desaceleración de la economía española.
El número de desempleados registrados en las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo (Sepe) ha aumentado en 54.371 personas en relación con el mes anterior hasta los 3.065.804 de desempleados. En términos desestacionalizados, el paro ha subido en 4.435 personas.
Por otra parte, la afiliación a la Seguridad Social se ha situado en los 19.320.227 ocupados y descendido en 212.984 afiliados respecto al mes de julio (-1,07%). Todo ello, a pesar de que se trata del mes de agosto con más afiliados desde que existen registros.
El aumento del paro ha sido especialmente fuerte en la Comunidad Valenciana (13.093), Cataluña (12.588) y Madrid (7.199).
En cambio, por sectores económicos, el paro registrado se ha reducido en Agricultura en 6.655 (-4,45%) e incrementado en Industria en 7.756 (3,00%), en Construcción en 11.365 (4,54%) y en Servicios en 45.707 (2,19%). Por último, el colectivo sin empleo anterior se ha reducido en 3.802 personas (-1,45%).
El descenso de la afiliación en agosto ha sido una constante en la serie histórica. Sin embargo, a lo anterior se suma el cada vez más complicado contexto económico: el número de ocupados ha descendido en 212.984 personas respecto al mes de julio, el -1,09%. En 2018, la variación intermensual fue muy similar, de -1,07%, con 202.996 afiliados menos que en julio de ese año. En 2017, el descenso fue de 179.485 ocupados, un -0,97%. Sin embargo, si la comparación es respecto al año pasado la afiliación ha venido sumando de media 480.413 afiliados, el 2,55%.
El mes de agosto registró la firma de 1.519.922 contratos. De ellos, apenas 123.277 fueron de carácter indefinido, lo que representa este mes un 8,11% de todos los registros, otros 1.390.735 son temporales y 5.910 de carácter formativo.
Dentro de los contratos indefinidos, estos se han dividido en cuanto a la duración de su jornada, en 75.553 a tiempo completo y 32.952 a tiempo parcial. 14.772 contratos eran fijos discontinuos.
Por su parte, el Régimen General ha registrado un descenso de 195.763 personas en el último mes (-1,21%), hasta situarse en 15.987.629 ocupados. El Régimen de Autónomos ha alcanzado las 3.261.552 personas, tras descender en 17.282 (-0,53%) en el último mes.
En agosto, la afiliación ha crecido en términos absolutos en Actividades Sanitarias y Servicios Sociales (22.124); mientras que disminuyó en Educación (-59.630), Construcción (-27.464), Industria Manufacturera (-22.760), Actividades Artísticas y de Entretenimiento (-16.063), Actividades Administrativas (-14.224), Actividades Científicas (-12.180), Comercio (-12.062) y Administración Pública (-10.668).
En cuanto al Sistema Especial Agrario, ha finalizado con 25.138 afiliados medios menos (-3,45%), situándose ahora en 703.650 personas. Por su parte, el Sistema Especial del Empleados del Hogar descendió en 3.460 (-0,86%) y ahora alcanza los 398.053 ocupados. El Régimen de Autónomos cuenta con 3.261.552 personas, tras descender en 17.282 (-0,53%) en el último mes.
El Régimen Especial del Mar ha crecido en 70 ocupados (0,10%) hasta situarse en 69.696. Finalmente, el Régimen Especial del Carbón 
Por otro lado, si nos referimos al sector exterior español, de acuerdo a los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el Déficit de la Balanza Comercial se ha ensanchado en el primer semestre del año un 0,9% respecto al mismo periodo de 2018 y situado en 14.711 millones de euros.
Las exportaciones de mercancías han crecido un 1,7% entre enero y junio y sumado 147.408 millones, mientras que las importaciones han aumentado un 1,6%, hasta los 162.120 millones. La tasa de cobertura (porcentaje de las importaciones que pueden pagarse con las exportaciones) se ha situado en el 90,9%, en línea con la de hace un año.
Por sectores, han crecido las exportaciones de bienes de equipo (6,7%), alimentación, bebidas y tabaco (3,5%) y productos químicos (3,2%) y disminuido las del sector del automóvil (-5,7%). En cuanto a las importaciones, han crecido en los sectores de bienes de equipo (4,5% interanual), productos energéticos (0,6%) y productos químicos (6,7%), mientras que decrecieron las del sector del automóvil (-2,5%).
Las exportaciones con destino a la Unión Europea (66,4% del total) han aumentado un 1,5% en los seis primeros meses del año. Las ventas a la Eurozona (51,9% del total) han crecido un 1,1% y las destinadas al resto de la Unión Europea (14,4% del total) se han incrementado un 2,6%.
Por su parte, las ventas a con destino a terceros países (33,6% del total) han subido un 2,2% en este periodo, con incrementos de las exportaciones a América del Norte (10,6%), Asia -excluido Oriente Medio- (8,9%), África (5,0%) y Oceanía (2,9%). Por el contrario, han retrocedido las destinadas a Oriente Medio (-13,4%) y América Latina (-2,0%).
Por su parte, solo en el mes de junio, las exportaciones han aumentado un 0,9% sobre el mismo mes de 2018. Este aumento en España contracta con los descensos en la zona euro (-5,6%) y en la Unión Europea (-5,7%).
De los principales socios, han destacado los incrementos de ventas a Portugal (7,1%), Alemania (3,9%) e Italia (1,4%), frente a los descensos de las dirigidas a Reino Unido (-3,2%) y Francia (-1,7%). Las exportaciones a países terceros (no-UE) decrecieron un 0,7% interanual.
Por otro lado, respecto a la Deuda Pública, ha alcanzado la cifra de, nada menos, que de 1,21 billones de euros. Además de alcanzar otro máximo, el incremento de la deuda pública en un mes, del 1,2%, ha sido el mayor en tres años. Esta mala noticia se explica sobre todo por el deterioro de la actividad —a menor crecimiento del PIB, menores ingresos públicos— y al mayor gasto de las administraciones.
El incremento de la Deuda Pública española supone alcanzar el techo histórico en el dinero que deben todas las administraciones públicas. No es esto algo insólito: el anterior se había tocado hace bien poco, el pasado marzo. La subida mensual de junio destaca por otro factor: es la mayor desde el mismo mes de 2016. Y muestra además que España se queda con un colchón fiscal extremadamente pequeño en el caso de que la situación económica se deteriore seriamente.
Se explica el crecimiento de la Deuda por la combinación de menores ingresos y mayores gastos públicos: los datos consolidados hasta mayo, y los del Estado hasta junio, muestran una desaceleración de las entradas de impuestos, sobre todo de sociedades y también de IVA e IRPF. Las cotizaciones sociales, sin embargo, evolucionan favorablemente. El gasto público, por su parte, aumenta a un ritmo superior como consecuencia del alza del consumo público y a pesar de la reducción de la carga de intereses. El préstamo de unos 13.800 millones en el que ha incurrido la Seguridad Social para pagar las pensiones también ha contribuido a alimentar la deuda pública.
En relación al turismo, la situación ha empeorado como consecuencia de la mayor competencia de otros destinos vacacionales más baratos que España. Durante el pasado mes de julio, 9,9 millones de extranjeros visitaron a España (supone un 1,3% menos que el mismo periodo del año pasado). Se trata del segundo mes de julio consecutivo de descenso, y se debe a la caída de los dos principales mercados, el alemán y el británico.
Sin embargo, al gasto turístico se ha mantenido: los turistas gastaron 11.980 millones de euros en sus viajes a España, un 2% más que en julio del año pasado, con un gasto medio diario por turista de 160 euros, un 4,9% más.
La nueva ola de calor vivida en julio, parece estar detrás de la disminución del número de turistas. Hay que añadir que Turquía, Egipto o Túnez ofrecen destinos playeros a precios, en general, más competitivos que España. El Brexit (con la devaluación de la libra), la caída de la economía británica y la amenaza de recesión en Alemania hace más sensibles al precio a los dos principales consumidores del sol y playa español.
Por comunidades, la llegada de extranjeros se redujo en cuatro de los principales destinos, especialmente en Canarias, que registró una caída del 7,9% y ya está en números rojos en lo que va de año (-3,5%). Estos viajeros gastaron 1.489,3 millones en viajar a Canarias, un 2,5% menos. En Cataluña, la llegada de extranjeros se redujo un 2,1% respecto a julio del año pasado, aunque el gasto mantiene una tendencia positiva (2.999 millones, un 3,4% más). A Baleares acudió un 3,5% menos de turistas, 2,34 millones, pero gastaron un 1,78% más (2.891,9 millones), mientras que Andalucía cedió un 5% de los turistas (1,26 millones), y el gasto se redujo un 11,23%. En el otro lado, la Comunidad Valenciana recibió 1,24 millones de visitantes, un 10,2% más, que gastaron 1.368,5 millones, un 14,55% más.

MERCADOS:

En la Bolsa, el castigo sufrido por los grandes bancos, Repsol y Telefónica han llevado al índice a perder todo lo ganado en el cuatrimestre.
La caída de las cotizaciones en el mes de agosto ha sido espectacular. El Ibex 35 ha hecho mínimos de 8.400 puntos, lo que ha supuesto perder, prácticamente, todo lo ganado en el primer cuatrimestre.
La reacción alcista de la segunda quincena ha supuesto un respiro y deja margen para nuevos retrocesos y abrigar la esperanza de haber tocado fondo en agosto.
Respecto septiembre, no va a ser un buen mes, según importantes analistas: hay demasiados frentes abiertos para que las bolsas inicien un tramo alcista de cierto calado. Donald Trump va a seguir con sus bravuconadas contra el mundo. Dependerá de que el Brexit sea ordenado o salvaje; de que Sánchez logrará formar Gobierno o vayamos a nuevas elecciones. Sólo con esto, hay motivos más que suficientes para que el dinero siga a buen recaudo y no acuda a la Bolsa.
En relación al Euribor, sigue su carrera hacia cifras negativas. El índice al que está referenciada la aplastante mayoría de las hipotecas a tipo de interés variable en España ha vuelto a despeñarse y la media de agosto cerrará en el -0,356, el nivel más bajo de toda su historia.
El recorrido cuesta abajo empezó hace cinco meses, cuando puso punto final a una remontada que, desde el anterior mínimo (-0,191, en febrero y marzo de 2018) le llevó hasta el -0,108 de febrero de este año. Pero en marzo llegó el primer tropiezo, al que siguió una monumental caída que, desliz tras desliz, le hizo registrar el récord negativo del mes pasado: -0,283.
Esa es otra barrera que el euríbor se ha encargado de romper durante agosto, sin que se pueda vislumbrar su suelo definitivo.
Como es sabido, como el tipo de interés en los préstamos variables, es la suma del euríbor (la parte que realmente varía mes tras mes) más un diferencial (una parte fija), resulta evidente que quien suscriba ahora una hipoteca de esta clase lo hará a un coste especialmente bajo.
Aunque los diferenciales han aumentado durante os últimos meses, compensando los niveles mínimos del Euribor, el tipo medio de las hipotecas variables (el 56% de todas las que se firmaron durante el pasado mayo), se sitúa todavía entre el 1,5% y el 2,5%.
Todo ello se traduce en una importante bajada de los intereses que el usuario tendrá que pagar en su cuota mensual.
La combinación de tipos de interés muy bajos del BCE, ya gran disponibilidad de dinero por parte de los bancos, motivará que entre ellos se presten a un tipo (Euribor) muy bajo.  
Sin embargo, la venta de viviendas se ha estancado en la primera mitad de este año. Los cambios en la ley hipotecaria, la incertidumbre política y los ecos de una recesión económica han lastrado las ventas y han sembrado cierta desconfianza entre compradores e inversores. Según el INE, entre enero y junio tan solo 263.557 personas han firmado la compra de una casa, cifra muy similar a la registrada en los seis primeros meses de 2018, Ha sido el peor semestre desde 2014. Solo en junio la compraventa ha caído un 18,9%, según los notarios.
Según el Servicio de Estudios de BBVA, el estancamiento, y el final del ciclo expansivo, a pesar de que avance el empleo, y los tipos de interés siguen bajos, la incertidumbre está afectando a las transacciones. Igualmente, señala como causas, los cambios en el impuesto de AJD y en el alquiler residencial.
Finalmente, los precios tampoco han ayudado a que la gente compre más viviendas: están ligeramente sobrevalorados, en niveles muy exigentes en relación a los ingresos disponibles (el precio de la vivienda supone 7,4 veces los ingresos familiares medios). Para algún analista, la diferencia entre lo que pide el propietario por su vivienda y lo que realmente vale es ya del 19%.

EMPRESAS:

El sector del automóvil sufre su peor momento por las dudas sobre la normativa de emisiones y la crisis mundial del sector. Los datos de matriculaciones difundidos por los fabricantes, concesionarios y vendedores revelan que, en agosto, se matricularon en España 74.490 coches, un desplome del 30,8% sobre el mismo mes del año anterior y encadenan cuatro meses seguidos en negativo. La explicación está en la comparación con el inusual avance de agosto de 2018, cuando los concesionarios impulsaron las ventas antes de la nueva normativa de emisiones. Las ventas acumulan un descenso del 9,2% desde enero.
El mes de agosto ha sido especialmente negativo para las ventas en el sector de la automoción. Los datos culminan un proceso de descenso en las matriculaciones que empezó justo hace un año. La razón: la entrada en vigor, en septiembre de 2018, de la normativa sobre emisiones contaminantes conocida por su acrónimo, WLTP, que endurece los requisitos de emisiones para poder homologar los vehículos.
Las restricciones a los coches más contaminantes llevaron a los concesionarios a dar salida a muchos de los vehículos no homologados que tenían en existencias para venderlos como seminuevos o kilómetro cero antes de que en septiembre de 2018 entrara en vigor la normativa WLP. Para atraer a los clientes, los concesionarios rebajaron los precios. El resultado fue un

excepcional incremento de las ventas en el mes de agosto del año pasado, con una subida del 50% que se sumaba a la del 19,3% de julio.
Tras dispararse las ventas en el verano del año pasado por la inminente entrada en vigor de la normativa europea, empezó la caída de matriculaciones, con un primer descenso en septiembre de 2018 del 17%. Ahora, la comparación con ese mes de agosto hace temblar las estadísticas, y explica que las matriculaciones que han dado a conocer las patronales muestren, con 74.490 turismos y todoterrenos matriculados, el desplome del 30,8%. 
Pero tras el declive de las ventas hay más motivos. El sector del automóvil vive una doble crisis. Por un lado, aún trata de sacudirse la pérdida de reputación del diéselgate, el caso del fraude de las emisiones de coches diésel. Y por otro, sufre los coletazos de la crisis mundial en las manufacturas por la guerra arancelaria entre EE UU y China. Eso explica que la caída acumulada desde enero sea del 9,2%, con 883.649 unidades vendidas. España no es un caso aislado. Las matriculaciones en Italia también retrocedieron un 3,11%. El sector se ha resentido en Reino Unido y Francia. Y se espera que las ventas en Alemania también se moderen.