miércoles, 6 de julio de 2022

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A JULIO DE 2022: la inflación, unida al grave riesgo de recesión, se une a la amenaza de escasez de combustibles, en particular de diésel y de alimentos.

 

La economía mundial está atravesando una situación tremendamente compleja. A la aparición de la inflación, unida al grave riesgo de recesión, o caídas del PIB, se une una amenaza, quizá más grave, de escasez de combustibles, en particular de diésel, y de alimentos.

GLOBAL:

Es preciso huir del alarmismo, pero muchos de los problemas que está padeciendo el transporte, ocasionados por el precio del combustible, están relacionados con la caída de la producción mundial de diésel, que ha disminuido alrededor de un 15% desde el año 2015. Sin entrar en tecnicismos, el crudo petrolífero es una mezcla de diferentes hidrocarburos, y hay que señalar que los componentes que integran el diésel son cada vez más escasos. Por lo que, en la destilación de los crudos, relativamente, se obtienen más componentes ligeros (gasolinas y naftas), que diésel.

La escasez de energía en general, y de diésel en particular, está llevando a una situación de escasez de alimentos. De forma que algunos países están adoptando medidas proteccionistas, frente al peligro de no contar con determinados alimentos básicos para su población (particularmente trigo).

La propia Agencia Internacional de la Energía ha señalado que "especialmente en Europa" pueden existir problemas de suministro este verano. Esperemos que estén equivocados.

La realidad, es que la economía mundial está sufriendo una acumulación de hechos que han cambiado radicalmente el panorama y perspectivas económicas. Ya en el pasado mes de octubre, el FMI (Fondo Monetario Internacional) ha rebajado su estimación del crecimiento mundial al 3,6%: Señalando que “la guerra de Ucrania ha desencadenado una crisis humanitaria que requiere de una solución pacífica. Al mismo tiempo, el daño económico infligido por el conflicto bélico provocará una significativa desaceleración del crecimiento”.

La inflación, proceso de alza persistente del nivel general de precios, se ha disparado. Tanto por el incremento de los costes (inflación de costes), como por el aumento de la demanda al desaparecer las restricciones impuestas por la pandemia (inflación de demanda). A todo ello, hay que añadir la nefasta decisión de Putin de invadir Ucrania.  

Para luchar contra la inflación, en una situación de tremendo conflicto entre objetivos: hay que aplicar medidas restrictivas con sumo cuidado de no frenar la necesaria recuperación, y, lo que es aún peor, tratar de evitar la caída en un proceso de recesión económica (técnicamente, dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo). Los principales bancos centrales (Reserva Federal, Banco Central Europeo y Banco de Inglaterra), han cerrado la etapa de tasas de interés negativas y compras masivas de bonos públicos, han dibujado una hoja de ruta de retirada de estímulos después de dos años con tipos de interés negativos y enormes compras de bonos públicos.

Los bancos centrales se han visto forzados a variar la política monetaria comenzando a aplicar subidas de las tasas de interés intentando frenar a los precios. Sin duda, se trata de un duro golpe a las perspectivas de crecimiento económico. A todo ello, hay que añadir, que el otro motor del PIB mundial, el de la economía China, está sufriendo importantes desequilibrios intensificados por su política de covid cero.

ESTADOS UNIDOS:

En la economía estadounidense, las ofertas de empleo aparecen por todos lados: en los supermercados, en las oficinas bancarias, tiendas de ropa, etc. Y es que hay el doble de vacantes de empleo que de desempleados. De nuevo Estados Unidos está rozando el pleno empleo.

Y, sin embargo, la inflación ha hundido la popularidad del presidente Joe Biden, amenazando con la pérdida del control del Senado y de la Cámara de Representantes en las elecciones de noviembre.

Los precios han subido un 8,6% en este momento (el mayor aumento en cuatro décadas). Las subidas más fuertes son las de los combustibles: el precio de la gasolina ha subido más de un 60% en un año. De media, cuesta unos cinco dólares por galón (3,785 litros) y hay lugares donde ronda los ocho dólares. Y lo que es peor, la inflación, se ha extendido a más productos (desde la cesta de la compra, hasta los viajes y los hoteles).

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se ha comprometido a estabilizar los precios, aunque sea al coste de una recesión. Lo que busca es el llamado aterrizaje suave, controlar la inflación sin que la economía se contraiga y el paro se dispare. No es nada fácil, ya que el riesgo es la estanflación (coexistencia de estancamiento económico con inflación).

La propia Reserva Federal ha señalado que su margen para lograr un aterrizaje suave es muy complicado. Ya ha decretado tres subidas de tipos: la última es la mayor desde el año 1994 (0,75 puntos), hasta un rango del 1,5% al 1,75%. Se espera otra subida en este mes de julio, de forma, que a final de este 2022, los tipos se situaran entre el 3% y el 3,5%, y durante el año 2023 cerca del 4%. Sin duda, este incremento del precio del dinero frenará a la actividad económica. El mayor peligro, quizá, es que estas medidas monetarias conduzcan a una recesión económica.  

El propio FMI (Fondo Monetario Internacional) ha rebajado sus previsiones de crecimiento para Estados Unidos (del 3,7% hasta el 2,9% este año, y desde el 2,3% al 1,7% para el próximo ejercicio). Estima la institución, que en el año 2024 el crecimiento sea tan solo del 0,8%.

En cualquier caso, la propia directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha señalado que: “somos conscientes de que se está estrechando el camino para evitar una recesión. Ese riesgo existe, aunque si se cae en ella, será corta”.

Sin embargo, para algunos analistas, la caída de los salarios reales (aquellos que consideran la pérdida del poder adquisitivo del salario monetario como consecuencia del incremento de los precios) motivará caídas del consumo doméstico. Todo ello, unido a la retirada de los estímulos fiscales que operará en el mismo sentido que las restricciones monetarias.

La realidad, es que el malestar económico es claro: un informe señala que un 36% de las personas que ganan más de 250.000 dólares anuales (el cuádruple del salario mediano) vive al día. Si una parte significativa del 5% más privilegiado (ese 36%) vive la inflación con la percepción de que no llega a fin de mes, es fácil imaginar cómo se encuentra el resto de la población.

CHINA:

Se ha puesto de relieve, que las dificultades que enfrenta la economía de la segunda potencia mundial son más graves que las sufridas durante la pandemia en 2020, cuando se contrajo por primera vez en 30 años.

La combinación funesta de los confinamientos en importantes ciudades del país (incluido, nada menos, que Shanghái, su corazón financiero) durante todo abril y buena parte de mayo, la guerra en Ucrania y la crisis del sector inmobiliario, ha dejado como huella, alarmantes indicadores, llevando a muchos analistas a rebajar sus expectativas de crecimiento para la economía de China. El Banco Mundial estima un crecimiento que calcula como un 4,3% para este ejercicio, y otras entidades esperan un crecimiento, aun menor, de un 3%.

La confianza de los consumidores del gigante asiático ha caído considerablemente: durante el mes de abril, las ventas al por menor caían un 11,1%, y un 6,7% durante el pasado mayo.

El desempleo juvenil se encuentra en el 18,4% Se trata del dato más elevado desde que, oficialmente, se publica desde el año 2018, y por encima de la media de la Unión Europea (un 13,9%), o el de Estados Unidos (7,8%). La entrada en el mercado de 10,76 millones de recién graduados universitarios este verano disparará esa cifra.

Según la vicepresidenta de la Cámara de Comercio Europea en China, Bettina Schoen-Behanzin, los confinamientos masivos, junto a las pruebas PCR, son los principales responsables de esta debilidad económica. Señala Bettina, que “lo único predecible sobre China ahora mismo es su impredecibilidad, y eso es veneno para el clima empresarial. Un 60% de las compañías han asegurado que hacer negocios en el gigante asiático se ha hecho más difícil, y un 49% cita la covid entre los tres factores principales”.

Hasta el momento, Pekín ha introducido unas medidas de estímulo relativamente modestas, que incluyen desgravaciones fiscales para pequeñas y medianas empresas o un aumento del gasto en infraestructuras, entre otras medidas.

Entre los riesgos existentes durante los próximos meses figuran la posibilidad de nuevos confinamientos para atajar brotes de covid, una corrección drástica en el debilitado mercado inmobiliario o problemas relacionados con la posible deuda oculta de los gobiernos locales.

No obstante, aunque por debajo de las previsiones originales, la economía china continuará creciendo. Se afirma por la mayoría de las analistas, que la economía China no va a entrar en recesión.

REINO UNIDO:

El Brexit fue el momento culminante de Boris Johnson. Sin embargo, la advertencia del Banco de Inglaterra el pasado mes de mayo de que la economía del Reino Unido entrará en una ligera recesión a finales de 2022, ha motivado que el Partido Conservador del Reino Unido, haya pedido al primer ministro Johson, que baje ya los impuestos; los trabajadores del sector público han convocado huelgas durante todo el verano para reclamar una subida salarial compatible con la inflación galopante (9,1% en junio, casi un 11% a finales de año, según el Banco de Inglaterra, BdI); y tanto Johnson como su ministro de Economía, Rishi Sunak, intentan contener las presiones electoralistas de su partido, para evitar agravar aún más la inflación con bajada de impuestos o subidas desorbitadas de salarios.

Para la mayoría de los analistas, “lo más preocupante consiste en que esta inflación se ha concentrado en lo que podrían llamarse bienes básicos.  Básicamente, energía y alimentos. Y cuando se observa la distribución de la población en base a sus ingresos, y el consumo de los hogares en base a la distribución de esos niveles de ingresos, se observa que los hogares con rentas más bajas tienen el mayor consumo de esos bienes “. Es decir, la crisis afecta sobre todo a los más pobres. El Banco de Inglaterra ha anticipado, que el Reino Unido verá reducido su crecimiento el próximo año 2023 un 0,25%.

Los precios medios por hogar del gas y de la electricidad, tienen un tope anual fijado dos veces al año por la autoridad reguladora (Ofgem). Pues bien, durante el mes de abril, se dispararon casi 800 euros, esperando que, durante el próximo mes de octubre, puedan alcanzar una cifra superior a más de 3.000 euros.   

El Gobierno del Reino Unido, ha aprobado durante el pasado mes de mayo un impuesto extraordinario sobre los “beneficios caídos del cielo”. Gran parte de ese gravamen tenía como destino financiar las subvenciones de pago único a millones de hogares, de entre 400 y 1.000 euros, para hacer frente al desorbitado coste de la vida.

Por otro lado, el Banco de Inglaterra (BdI), como otros bancos centrales, ha reaccionado, ya que en lo va de año, ha subido hasta el 1% los tipos de interés. De forma, que ha señalado el BdI: “somos conscientes de las duras consecuencias que tendrá esto para mucha gente, particularmente aquellos con rentas más bajas y con pocos ahorros”.

Muchos analistas señalan que, aunque Johnson, que ganó en las elecciones del año 2019 con la promesa de redistribuir la riqueza en el país, y nivelar el norte empobrecido y el sur acaudalado, “se enfrenta ahora a un problema con cuatro frentes: unos votantes muy irritados con los escándalos de su Gobierno y la subida galopante de los precios; unos diputados desesperados por mantener sus escaños que le reclaman bajadas de impuestos; una inflación de dimensiones inesperadas y unas cuentas públicas exhaustas después de gastar como si no hubiera un mañana durante dos años de pandemia”.

Johnson había prometido, “vamos a recortar los costes del Gobierno, vamos a recortar los costes de las empresas, y los de todas las familias. Sobre todo, dedicaremos todas nuestras energías a reducir el coste mayor para todos los hogares: los impuestos. Deben bajar, y bajarán, porque es el único modo de que la economía vuelva a crecer”.

EUROZONA:

La invasión de Ucrania ha condenado a la economía europea al paso por una arriesgada zona. Necesita tratar de mantener el equilibrio entre la inflación motivada, básicamente, por los precios de la energía, y por la temida y rápida desaceleración de la actividad económica, que imposibilita abandonar completamente a la crisis provocada por la pandemia, retrasando la recuperación en economías como la alemana y la española.

Aunque puede que el sur de Europa vea este verano su litoral con carteles de completo, la escalada del conflicto bélico y el endurecimiento de la política monetaria, pueden echar por tierra a la necesaria recuperación. En este contexto, el fondo europeo de recuperación, dotado con 800.000 millones hasta 2027, podría ser una gran ayuda para sostener a las economías.

Según la Oficina Estadística de Unión Europea (Eurostat), las economías de la eurozona comenzaron este año 2022, con un avance del 0,3%. España arrancó el año con un avance del 0,3%, cuando al término del 2021 venía creciendo más del 2%. Por tanto, entre las grandes economías sobresalía la española, con una previsión del crecimiento del PIB del 4,8% en 2022 y del 3,3% en 2023.

En ese contexto, hasta ahora, era difícil nombrar a la temida “estanflación”, pero los temores se han ido confirmando, ya que todos los organismos internacionales han rebajado la proyección de expansión de la zona euro, también de España, a la vez que han ido elevando las tasas de inflación esperadas.

Multitud de indicadores han seguido deteriorándose: uno de ellos, el último Índice del Gestor de Compras (PMI) del pasado mes de junio, señala una mayor desaceleración en el sector servicios, mientras que la industria parece estar cayendo. Por todo ello, parece que la región del euro puede haber entrado en un periodo de estanflación. Si bien, parece que tendremos un buen verano, el mes de septiembre podría cambiar sensiblemente.

Y no hay que olvidar, al principal riesgo: el que Vladímir Putin decida cerrar totalmente el suministro del gas. Según el BCE estima se lastraría el crecimiento económico de la zona euro, creciendo el PIB de la región tan sólo un débil 1,3% en 2022, y se contraería un 1,7% en 2023. Disparándose la inflación un 8% este año, y del 6,4% el próximo.

De ahí, que el principal temor de Bruselas y de Fráncfort sea que la economía alemana entre en recesión y arrastre al resto de socios.

Estas circunstancias han conducido a que el BCE se haya debatido entre el dilema de subir tipos asumiendo los riesgos de acabar con el crecimiento, o bien continuar con una política más laxa, aun con la amenaza de que los precios sigan disparados. Frente a este dilema, el BCE ha decidido frenar las compras netas de deuda y subir los intereses: un 0,25% en julio y probablemente un 0,50% en septiembre.

La reacción de los mercados al anuncio de las subidas de tipos por el BCE castigó a las primas de riesgo de los países del sur de Europa, y, por tanto, resucitando los temores de otra crisis de deuda soberana. El BCE reaccionó avisando la implantación de un nuevo instrumento -un mecanismo antifragmentación- dedicado solo a contener las primas de riesgo.

Además, la Unión Europea ha decidido dejar suspendidas otro año más las reglas fiscales, si bien ha impuesto una especie de corsé para el gasto de los países más endeudados, pero se deben ir rehaciendo las reglas fiscales relativas al déficit público y al volumen de la deuda pública.

La realidad, es que la inflación en la zona euro durante el mes de junio alcanzó un nuevo techo, ascendiendo al 8,6% anual. Se trata de una cifra sin precedentes desde la creación del euro. Hace un año, en junio del año pasado, la inflación se encontraba en el 1,9%. La peligrosa conjunción del gran atasco global en las cadenas de suministro y la tremenda dependencia comunitaria de la energía rusa han colocado a los 19 países del euro en una fuerte incertidumbre por los riesgos que supone.

Otra de las víctimas son los precios de los alimentos: tanto Rusia como Ucrania son dos de los mayores exportadores de grano del mundo, y este último tiene cerca de 20 millones de toneladas de cereal almacenado en puertos y silos sin poder abandonar el país debido al cerco del Kremlin. Con las cosechas del verano ya en ciernes, la cesta de alimentos, alcohol y tabaco se sitúa en un 8,9% interanual, cuando era del 7,5% en mayo.

Hasta nueve países de la zona euro tienen un 10% o más de inflación, con los bálticos Estonia (22%), Lituania (20,5%) y Letonia (19%) a la cabeza. España se sitúa justo en el 10% interanual.

La locomotora industrial europea, Alemania, uno de los países de la Unión Europea más adictos al combustible ruso, sin embargo, es una de las pocas economías que ha logrado, aunque ligeramente, revertir la tendencia y se ha colocado en un el 8,2% interanual (frente al 8,7% de mayo).  Lo ha conseguido gracias a los subsidios al transporte y la energía aprobados para frenar el coste de la vida. También los Países Bajos han conseguido frenar levemente los precios, pasando del 0,2% interanual al 9,9%.

El BCE ha anunciado ya un incremento del 0,25% en julio y otro en septiembre, que puede llegar al 0,5%, el principio de una senda de subidas que podría llegar al 2% en 2023. Algunos analistas estiman que el contexto actual aboca irremediablemente a una subida más extrema de hasta 50 puntos básicos en julio y otros 75 en septiembre.

Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha señalado que “irá tan lejos como sea preciso, para combatir la inflación y estabilizarla en el 2%”. Así lo reiteró durante su discurso de apertura del foro anual celebrado en Sintra:   “removeremos cualquier obstáculo que pueda amenazar nuestro mandato de estabilizar precios”.

La realidad, como hemos señalado anteriormente, es que no debe despreciarse la posibilidad de un escenario “casi apocalíptico” con cortes energéticos desde Rusia, lo cual podría llegar a triplicar los precios del gas, provocando una enorme recesión.  

No obstante, la “inflación subyacente”, aquella que excluye los elementos más volátiles como la energía y los alimentos, tratando de reflejar, por tanto, la tendencia de los precios, ha bajado ligeramente en la eurozona (del 3,8% interanual en mayo al 3,7% en junio).

ESPAÑA:

Según el informe de “Evolución reciente de la economía española y perspectivas en el corto plazo” elaborado por el Banco de España, la economía española se ha acelerado su crecimiento durante el segundo trimestre del año, hasta registrar un avance del PIB del 0,4% intertrimestral. De forma que la actividad “parece estar recuperando un cierto dinamismo, como consecuencia de la buena evolución del mercado laboral y la mejora de los sectores más afectados por las medidas anti Covid, como son la hostelería y las actividades artísticas y especialmente, la actividad turística extranjera”.

En concreto, el Banco de España, como consecuencia de la mejora del PIB del segundo trimestre, espera que el PIB español crezca este año el 4,1% frente al 4,5%.  Para 2023 y 2024 las estimaciones se fijan en tasas inferiores del 2,8% y 2,6% respectivamente. De forma que el Banco de España espera que la economía española recupere su nivel de producto previo a la pandemia en el tercer trimestre de 2023.

En cuanto a la evolución de la inflación, el Banco de España sostiene que con la entrada en vigor del mecanismo ibérico para limitar el precio del gas y rebajar la factura de la electricidad presionará a la baja el componente energético de la inflación en los próximos meses.

El Banco de España revisa al alza de manera importante, la marcha de las subidas de precios de los alimentos y de la inflación subyacente para el periodo 2022-2024.

Por otro lado, la buena noticia es que, por ahora, la situación parece no afectar al empleo, ya que, de nuevo, el desempleo volvió a descender en junio hasta situarse en 2.880.582 personas (42.409 menos que en mayo, y de nuevo por debajo del umbral de los tres millones de parados). Es el registro más bajo en el número de demandantes de empleo desde octubre de 2008. La afiliación media (sin desestacionalizar) también subió en más de 115.000 trabajadores en el sexto mes de junio, lo que elevó el total de cotizantes a la Seguridad Social hasta los 20.348.330, un nuevo récord, tras superar, por tercer mes consecutivo, la histórica barrera de los 20 millones de afiliados.

Paradójicamente, según los datos facilitados por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, desde que comenzó la guerra en Ucrania, el número de desempleados que computa la estadística de paro registrado ha bajado en 231.102 personas. Y el número de afiliados ha crecido en 654.058 trabajadores.

Seis meses después de que entrara en vigor la reforma laboral, y tres desde que se desplegase completamente, los contratos indefinidos no han dejado de crecer. En junio fueron 783.595, prácticamente uno de cada dos de los que se firmaron (44,3%); dentro de los cuales 292.679 tuvieron la categoría de fijos discontinuos. Sin embargo, es la primera vez que en un mes de 2022 se firman menos contratos (1.768.988) que en el mismo periodo del año anterior (en junio de 2021 fueron 1.798.047).

Según el secretario de Estado de Empleo, “no hay otro mes a lo largo de la historia donde se hayan firmado más contratos indefinidos que este mes de junio. Se trata de un mes de sobreexposición a la temporalidad, el elemento que aglutinaba la contratación. Y es un fenómeno que se ha hecho añicos este año. Es el efecto más inmediato de la reforma laboral”, señaló.

La modalidad de fijo discontinuo es la que el nuevo marco de relaciones laborales comprende como la idónea para trabajos de carácter estacional, como los que se dan durante las vacaciones de verano. De ahí que en el mes en el que da comienzo el periodo estival la cifra de fijos discontinuos haya sido la más elevada en lo que va de año. En total, entre enero y junio se han firmado 975.979 contratos de esta índole; lo que ha llevado al global de indefinidos hasta los 3.281.858, de nuevo gracias a que el último empujón ha sido el mayor de 2022. Debemos recordar que “los fijos discontinuos no cuentan como parados” como consecuencia de una orden ministerial de 1985, aunque permanezcan como inactivos laboralmente.

El paro bajó porcentualmente en mayor medida en la industria y en la construcción, a pesar de que fueron los servicios quienes recortaron más ampliamente el número de demandantes de empleo. Solo la agricultura empeoró sus datos con respecto a los del mes anterior, con un aumento de casi 9.000 parados.

Respecto a las afiliaciones a la Seguridad Social, han crecido especialmente en la agricultura, y en la hostelería. Ha sido en la educación, debido a las fechas, donde se produjo la disminución más grande en la afiliación.

El paro descendió en todas las comunidades autónomas, a excepción de Andalucía, donde también cayó la afiliación a la Seguridad Social. Por el contrario, y de nuevo bajo el influjo de la estacionalidad asociada al mes de junio, las Islas Baleares fueron el territorio que experimentó un mayor aumento de las afiliaciones.

Por otra parte, el Ministerio de Seguridad Social ha publicado que los trabajadores afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (ETOP) se han estabilizado en torno a los 17.898.

En otro orden, respecto al gran activo español, el turismo internacional se ha afianzado durante el pasado mes de mayo, alcanzado unos niveles de llegadas y gasto que casi igualan los niveles que disfrutamos en el año 2019, en el momento que la pandemia le afectó tan seriamente.  

La recuperación del turismo, impulsada por el elevado ahorro acumulado en Europa, y por la mejora del mercado laboral, es recibida con la esperanza de que pueda compensar el retroceso que, probablemente, se produzca al concluir el verano.

Por tanto, parece que a pesar de que las vacaciones sean más caras, no se están frenando de momento las ganas de viajar, ni de gastar.  Crece el gasto total y el gasto medio también, hasta los 1.152 euros, un 12,5% más, e incluso es superior a los datos prepandemia (en mayo de 2019 fueron 1.028 euros). El gasto medio diario crece un 25% respecto a mayo de 2021, hasta los 177 euros. Sin embargo, a estancia media baja hasta los 6,5 días, 0,8 días menos que en mayo de 2021, lo que muestra que el turista tiene que gastar más por menos tiempo de vacaciones.

Según la Estadística de Movimientos Turísticos en Fronteras, respecto a las llegadas, el Reino Unido fue el principal país de origen de los turistas que llegaron a España, (representan un 24% del total), seguidos de los alemanes y los franceses.

Los destinos principales, hasta ahora, han sido Baleares (24% del total), Cataluña (21%) y Andalucía (casi un 15%).

En el acumulado de los cinco primeros meses del año, España recibió en total 22,7 millones de turistas, lo que supone el 78% del mismo periodo de 2019, y el gasto que hicieron estos visitantes fue de 22.776 millones de euros, el 99% del acumulado de enero-mayo de 2019.

Los datos de reservas aéreas, previsiones de llegada de turistas internacionales y movimiento de los nacionales apuntan a que este verano será el de la recuperación del sector.

MERCADOS:

En los parqués bursátiles han crecido las órdenes de venta, contrayendo a los índices en el mercado. Y es que los inversores sufren dudas derivadas de la incertidumbre, y el calado y profundidad de los problemas que se vislumbran.

La guerra en Ucrania, la crisis energética y los cuellos de botella de la industria han motivado la aparición en la economía mundial del peligroso proceso dinámico de la inflación.

Durante el mes de junio, el Ibex 35 puso fin a su racha alcista, que acumulaba ya cuatro meses de interrumpido crecimiento. De esta forma, nuestro índice bursátil retrocedió un 3,78% a lo largo del sexto mes del año; perdiendo los 9.000 puntos. En el momento de redactar el presente artículo, se ha situado en 8.161,80 puntos.

“Hay muchas posibilidades de que estemos ante el comienzo de un proceso de fondo volátil, aunque todavía no hayamos superado el pico de incertidumbre”, explica Yves Bonzon, del banco privado suizo Julius Baer.

Y es que aparte de los problemas del Covid y demás factores, los mercados viven una volatilidad extrema por la invasión rusa de Ucrania y el cambio de rumbo de la política monetaria. De forma, que el Ibex perdió un 8,5% en junio, el peor mes desde el inicio de la pandemia.

En Wall Street, la piedra angular de muchas carteras de valores y planes de jubilación alcanzó su punto máximo a principios de enero y ha caído un 20,58% desde entonces, con cifras en rojo en 10 de las últimas 12 semanas y repuntes ocasionales que se evaporaban rápidamente a medida que una nueva preocupación se cernía sobre el mercado.

De la debacle no se ha salvado ni el activo que se presentaba como más novedosa, las criptomonedas. El bitcoin, la más importante, ha perdido un 50% en lo que va de año.

Respecto al mercado de bonos, que habitualmente constituía un refugio de seguridad en tiempos de turbulencia, igualmente ha tenido un mal comportamiento: el bono del Tesoro a 10 años, referencia del coste del endeudamiento, va también camino de apuntarse su peor primera mitad del año.  

Por otro lado, el precio del barril de petróleo brent, referencia para el Viejo Continente, ha cotizado a 122,71 dólares por barril.  

En el mercado de divisas, el euro ha seguido perdiendo valor frente al dólar: en este momento se sitúa en una pérdida de posiciones frente al dólar y se intercambiaba a 1,0455 dólares por un euro. No es extraño, que con esa tendencia, se sitúe a la par.

Por lo que respecta al Euribor, a 12 meses ha acabado junio con la mayor subida de la historia en un solo mes. De los 0,287 puntos de mayo, ha pasado a una media de 0,852. El salto es de medio punto, algo que nunca había sucedido desde que este indicador entró en vigor en 1999. Tras la escalada se encuentra la percepción, de que el Banco Central Europeo subirá los tipos de interés oficiales en este mes de julio. Algo que con toda probabilidad se repetirá en septiembre, lo que situará el precio del dinero en la eurozona a niveles desconocidos en los últimos seis años.

El euríbor (acrónimo que proviene de Euro Interbank Offered Rate) es la tasa a la que un grupo de bancos de la zona euro se prestan dinero entre ellos. En España este indicador a 12 meses (es decir, lo que un banco presta a otro para que se lo devuelva en un año) es el que se usa en la mayoría de las hipotecas variables para determinar su evolución. Estos préstamos a interés variable han sido mayoritarios en España

Normalmente, una hipoteca variable se revisa una vez al año. Y como el diferencial no suele moverse, lo que determina si los siguientes 12 pagos (hasta que toque una nueva revisión) sean más caras o baratas, es lo que haya cambiado el euríbor respecto a un año atrás. Para una hipoteca media (137.921 euros, según el promedio de 2021 del INE), a devolver en 24 años y con un precio de euríbor más un punto, este cambio supondría elevar el desembolso anual de 509 a 593 euros. Es decir, un coste de 84 euros más al mes.

Finalmente, hay que señalar que las matriculaciones de turismos no se han recuperado tras la crisis de la pandemia. De forma que, según los datos publicados, acumulan una caída del 10,7% en el primer semestre del año.

La caída se ha moderado levemente respecto al retroceso del 11,5% registrado en mayo, pero los pronósticos para el futuro no son halagüeños. Los responsables de estos malos resultados hay que buscarlos en un amplio cóctel de elementos, en el que destacan la crisis de los microchips, la incertidumbre económica y la espectacular subida de los precios de los combustibles en un contexto de inflación generalizada.

En junio, el retroceso interanual de las matriculaciones de turismos y todoterrenos fue del 7,8% con respecto al mismo periodo de 2021, aunque con un comportamiento muy distinto por canales. Las ventas a particulares disminuyeron en el mes, aunque en lo que va de año el saldo es positivo en un 1,2%, con 177.132 unidades matriculadas. También el segmento de empresas registra resultados positivos: un avance del 2,3% hasta el sexto mes de 2022. Por el contrario, el canal de alquiladores mantiene un ritmo descendente y lastra los resultados: matriculó este junio cerca de la mitad de las unidades que el mismo mes del año anterior, con un descenso del 43,1%. La caída es del 48,3% si se considera el acumulado del año.

EMPRESAS:

El presidente de la empresa argelina de hidrocarburos Sonatrach, Toufik Hakkar, ha advertido de que revisará los precios del gas en nuevos acuerdos con sus clientes, de los que España es uno de los principales compradores. “La revisión se hace ante el aumento del precio del gas mundial”, explicó

Hakkar señala que, además del acuerdo firmado recientemente con el grupo italiano ENI, “se están negociando otros acuerdos con dos socios, sobre todo porque durante el último trimestre, los precios del gas han aumentado en el mercado spot o al contado”. La revisión de precios, según el presidente de la compañía argelina, se hace con todos los socios, “sin tener en cuenta su naturaleza”.

El máximo responsable del grupo de hidrocarburos argelino destacó el interés de nuevos socios por la adquisición de gas natural argelino, en particular, citó solicitudes de países del Este de Europa “que están actualmente en estudio”.

Desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, el pasado 24 de febrero, Europa busca reducir su dependencia del gas ruso, una situación favorable a Argelia, el séptimo exportador de gas en el mundo, que ha visto aumentar sus exportaciones por gaseoducto un 54% y por vías marítimas gas natural licuado.