miércoles, 8 de enero de 2020

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A ENERO DE 2020: la OMC ha quedado inoperante.


El veto iniciado por Trump hace dos años, ha llevado a OMC (Organización Mundial de Comercio) a la peor crisis de su historia, de forma que la organización ha quedado prácticamente inoperante.

GLOBAL:

El Tribunal de Apelación que resuelve las disputas comerciales que enfrentan a sus 164 socios ha quedado inoperante tras dos años de ataques por parte de Trump.

Esa circunstancia implica que los países enfrentados en litigios comerciales internacionales, carecerán de un órgano independiente donde dirimir sus diferencias. De esta forma, todo queda sometido a “la ley del más fuerte”. Se trata de un nuevo paso para romper el orden multilateral tejido a lo largo de muchos años.

Esta grave circunstancia ha llevado a la Unión Europea a tratar de impulsar la creación de algo parecido a la OMC en la que, evidentemente, no estaría Estados Unidos. La iniciativa ha encontrado el apoyo de países como Canadá y Noruega, pero siendo realista, no parece que la iniciativa tenga posibilidades de materializarse.

La Comisión Europea, no obstante, está preparando medidas unilaterales ante el bloqueo de Estados Unidos para dar respuesta al ataque a la OMC.

Por otro lado, está previsto que la producción económica mundial haya crecido durante el año 2019 el 3%.  el nivel más bajo desde la salida de la crisis financiera. Durante los años 2017 y 2018, el avance, respectivamente, fue del 3,8% y un 3,6%. Por tanto, se ha producido cierta desaceleración económica.

Ahora bien, nadie espera una recesión económica (disminuciones del PIB respecto al año precedente). Más bien al contrario, la mayoría de los analistas espera que, en 2020, en la medida que se vaya diluyendo o corrigiendo la guerra arancelaria, la economía asistirá a un moderado crecimiento económico.  Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) esperan un avance del PIB global del 3,4% el próximo año.

La economía mundial sigue, en parte sustentada por los Bancos Centrales. Durante el año pasado, tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) tuvieron que dar marcha atrás en la hoja de ruta que habían diseñado y que tenía como objetivo normalizar los tipos de interés. El panorama se oscurecía por momentos y tuvieron que sacar de nuevo la manguera de la liquidez. Los efectos de estos estímulos deberían extenderse al nuevo año.

La Fed ha recortado en tres ocasiones los tipos de interés en Estados Unidos durante 2019, dejándolos en la horquilla de entre el 1,5% y el 1,75%, mientras que el BCE mantiene el tipo de referencia en el 0%.

Para la mayoría de analistas, no se esperan más recortes en el precio del dinero en los dos principales organismos monetarios, pero tampoco se vislumbra ningún movimiento al alza de los tipos a medio plazo ya que los datos de inflación están aún lejos de ser una amenaza.

En el caso del BCE y del Banco de Japón, las previsiones apuntan a que mantengan la expansión cuantitativa y sus políticas de tipos de interés cero.

Según los datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el conjunto del G20, (agrupa a la veintena de economías más industrializadas del mundo), creció un 0,7% entre julio y septiembre. Aunque el crecimiento en general se ha mantenido estable en comparación con los tres meses precedentes, pero la mayoría de economías que lo componen sufrieron una notable ralentización.

En la región del Euro, en comparación con el trimestre anterior, el crecimiento del PIB se ha mantenido estable en la zona euro en el 0,2% intertrimestral, mientras que se aceleró hasta el 0,3% en la Unión Europea, una décima más. Dentro del bloque comunitario, Alemania creció una décima, tras una contracción del 0,2% en el segundo trimestre. Francia e Italia se mantuvieron en el 0,3% y el 0,1%, respectivamente, y Reino Unido logró recuperarse del mal dato registrado entre abril y junio (-0,2%) y pasar a terreno positivo (+0,3%).

En general, las correcciones a la baja fueron la tónica habitual entre las 20 economías más industrializadas del planeta: Australia, Canadá, China, Indonesia, Japón, Corea del Sur, Turquía y la propia Sudáfrica echaron el cierre al tercer trimestre con una corrección respecto a los tres meses anteriores.

El PIB de las 20 mayores economías del mundo avanzó un 2,9% en el tercer trimestre de este año, en comparación con el mismo periodo de 2018. Esto supone una décima menos que en los tres meses precedentes, con China registrado el mayor ritmo de expansión, mientras que la peor cifra se observó en México, un país acaba de confirmar su entrada en recesión y cuyo PIB se contrajo un 0,2% en el periodo, su peor lectura desde el cuarto trimestre de 2009, en plena crisis financiera global.

Las economías asiáticas siguen siendo, por mucho, las más pujantes del G20. Dos de ellas, China e Indonesia, encabezaron la tabla en el tercer trimestre de 2019, con un incremento del 1,5% y del 1,2%, respectivamente. Por detrás está India, cuyo PIB se aceleró una décima, hasta el 1,1%, y confirmó su tendencia alcista tras la ralentización del trimestre precedente.

LATINOAMERICA:

Las materias primas siguen sin levantar cabeza y América Latina, una región que, económicamente, depende de sus productos básicos, está sufriendo las consecuencias. 

Frente al crecimiento del periodo de 2014 a 2020, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, dependiente de Naciones Unidas), Latinoamérica cerrará con el crecimiento más bajo en la región en las cuatro últimas décadas. El organismo espera un contexto "extremadamente complejo, en el que existirán impulsos positivos significativos en los próximos tiempos. 

La región está pasando por mal momento, y se aprecia una desaceleración generalizada. Con los precios de las materias primas de nuevo a la baja en 2020, el menor dinamismo de la demanda interna se ha visto acompañado por una baja demanda agregada externa, un escenario al que se suman las crecientes demandas sociales y presiones por reducir la desigualdad que han detonado con una intensidad inusual en algunos países de la región”.

ESTADOS UNIDOS:

La inflación no ha movido el camino seguido por la Reserva Federal (Fed). El banco central estadounidense ha decidido mantener los tipos de interés intactos en una banda entre el 1,5% y el 1,75%. La pausa llega tras haber recortado el precio del dinero tres veces consecutivas este año. El nivel actual, de acuerdo con el presidente, Jerome Powell, es el adecuado para sostener la expansión y lo previsible es que se mantenga durante 2020. Cualquier decisión futura en uno u otro sentido dependerá, fundamentalmente, de la evolución del crecimiento económico.

La solidez del dato de empleo de noviembre, publicado recientemente, justifica la posición de espera de la Fed.

Los precios al consumo subieron tres décimas por encima de lo esperado durante el mes de noviembre: la tasa de inflación se situó en el 2% (tres décimas por encima de la cifra de octubre). El presidente de la Fed, Powell, que la institución no siente la necesidad de subir tipos, ya que la tasa de paro del 3,5% no genera inflación (se trata de una mera subida de precios).

En paralelo, la Fed está inyectando liquidez en el sistema financiero para mantener los tipos estables en el mercado de deuda a muy corto plazo y aliviar las tensiones que emergieron durante el mes de septiembre. El banco central está, además, incrementando los activos que tiene en balance adquiriendo bonos del Tesoro para contar con un mayor colchón, ganar en flexibilidad y contribuir así a rebajar la tensión.

UNIÓN EUROPEA:

Aunque la guerra comercial y las incertidumbres geopolíticas siguen generando incertidumbre, la nueva presidente del BCE, Lagarde, sin ignorar los riesgos existentes, contempla cierto optimismo. Los datos de crecimiento e inflación de la eurozona son aún decepcionantes, pero el BCE detecta “síntomas iniciales de que la ralentización del crecimiento se estabiliza”.

El BCE elevó una décima su previsión de crecimiento para este año, hasta al 1,2%, pero redujo en la misma cuantía la del próximo año.

La nueva presidenta del BCE se alejó del estilo profesoral de Draghi, con un tono más cercano pero también más romo que el italiano.
Frente a los que auguran una presidencia más parecida a la de Trichet  (buscar consensos) que a la de Draghi (mayor iniciativa individual para tomar decisiones).

Para la mayoría de analistas, Lagarde no va a levantar a levantar el pie del acelerador. Nadie confía en una pronta subida de los tipos. La nueva presidenta ha señalado que “no voy a hacer una revisión del pasado. Las decisiones adoptadas continúan. Desde que las medidas monetarias adoptadas, no se ha mejorado lo suficiente como para desandar el camino recorrido”. Y es que la Eurozona no acaba de despegar.

Ya que el objetivo del BCE está muy lejos de conseguir que la inflación se sitúe cerca del 2%, Lagarde insistió, tanto ella como Draghi llevan tiempo reclamándolo, “la necesidad de que los Gobiernos se involucren con la política fiscal, a la vista de que la monetaria es cada vez menos efectiva”. Y es que el BCE ha recordado que su margen de maniobra está muy cerca de agotarse y, consiguientemente, ya no da más de sí.

Por otro lado, casi una década lleva la Unión Europea tratando de sacar adelante la llamada Tasa Tobin, aunque el debate ha quedado finalmente acotado a diez países, entre ellos Alemania, Francia y España. El ministro alemán de Finanzas, Olaf Scholz, trató de dar un empujón final al proyecto con una propuesta que ha mandado a sus homólogos. Según el Ministerio de Finanzas alemán, la propuesta pasa por fijar un impuesto del 0,2% del valor de las operaciones de compra de acciones de empresas cuya capitalización bursátil supere los 1.000 millones de euros.

A raíz de la crisis financiera, Bruselas dio permiso a 11 países para que se coordinaran para introducir ese tributo. El primer intento fracasó, pero en 2018 diez retomaron el proyecto: Alemania, Francia, Bélgica, Italia, España, Portugal, Grecia, Austria, Eslovaquia y Eslovenia. Estonia saltó de la lista. En algunos, como en Francia, este impuesto ya existe.

ESPAÑA:

Según el INE (Instituto Nacional de Estadística), la economía se encuentra en una fase de desaceleración con algunos altibajos. El PIB español creció durante el tercer trimestre del 2019 un 1,9% en términos interanuales, el menor ritmo desde 2014.  Este dato es una décima inferior a lo anticipado inicialmente.

No obstante, a pesar del enfriamiento, España avanza casi el doble que sus principales socios comunitarios. Además, el PIB avanzó algo más que el trimestre anterior: un 0,407% frente a un 0,356%.

La economía española vivió una época de rápido crecimiento desde el inicio de la recuperación a finales de 2013. Los indicadores económicos se sobrepusieron con fuerza tras la devastadora crisis financiera. Desde entonces, la actividad económica va aterrizando poco a poco hasta alcanzar su crecimiento potencial, en el entorno del 1,5%, según varios centros de análisis económicos.

A partir del pasado verano el panorama se volvió algo más sombrío. La escalada en la guerra comercial a partir de julio, la posibilidad de un Brexit a las bravas el pasado octubre, la crisis de la industria alemana y las tensiones geopolíticas en Oriente Medio amedrentaron a los inversores y la economía global se encogió. España no permaneció ajena a esa incertidumbre.

Según los datos recogidos en la serie de Contabilidad Nacional del INE, el PIB español creció durante el tercer trimestre un 1,9% respecto al mismo periodo del año precedente, una décima menos que la previsión inicial del INE. La aportación del sector exterior (la combinación entre importaciones y exportaciones) al PIB español fue mucho menor durante el tercer trimestre.

El consumo de los hogares, el gasto de las Administraciones Públicas y la inversión mantuvieron el impulso entre julio y septiembre. Según el INE, “la contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB es de 1,8 puntos, seis décimas más que la del segundo trimestre. Por su parte, la demanda externa presenta una aportación de 0,1 puntos, siete décimas menos que la del trimestre pasado”.

Entre las notas negativas destaca el comportamiento de la construcción. La inversión en vivienda se redujo un 0,3% en el trimestre.

La realidad, es que algunos de los riesgos parecen estar desapareciendo con la llegada del invierno. Estados Unidos y China están más cerca que nunca de alcanzar un armisticio arancelario, la victoria de Boris Johnson ha despejado algunas dudas sobre el futuro del Reino Unido y aunque Alemania sigue parada comienza a recuperar el aliento. Por ello, el BCE augura una cierta recuperación de la economía europea para mediados del próximo año.

En términos intertrimestrales, el PIB avanzó un 0,4% entre julio y septiembre, algo más que el trimestre anterior cuando avanzó un 0,356%. La inversión en maquinaria y bienes de equipo dio un buen salto. Su aportación al crecimiento de la economía española fue de 1,7, casi dos puntos más que el periodo anterior. La evolución de este capítulo es un buen termómetro de las perspectivas futuras de la economía, porque su crecimiento suele revelar que los agentes económicos se preparan para aumentar su producción.

Por lo que respecta al comportamiento de los precios, en diciembre pasado, el índice Armonizado (IPCA), el que se elabora en términos comparables para todos los miembros de la UE, situó su tasa interanual en el 0,8%, tres décimas más que en noviembre.

La tasa de aumento de los precios creció en diciembre para cerrar el año en el 0,8% citado, merced a la subida de precios de los combustibles y pese a que la luz sigue marcando mínimos. Finalmente, se produjo el acelerón de fin de año que pronosticaban los organismos que analizan la economía, aunque la evolución de la electricidad, que mantiene la tendencia descendente un mes más, ha contribuido a mitigar el empujón de los dos últimos meses.

Según el dato adelantado por el INE, los combustibles han sido el elemento más decisivo para que el IPC pase del 0,4% de noviembre al 0,8% de diciembre. Es el segundo mes en que la tasa interanual marca una trayectoria ascendente. El índice comenzó el año en el 1%, acelerando hasta el 1,5% de abril, pero en mayo inició una pronunciada cuesta abajo hasta el 0,4% de junio. En julio volvió a acelerar levemente (0,5%), pero volvió a la senda bajista en agosto, para marcar en septiembre y octubre el 0,1%, la tasa más baja en tres años. Ha sido en los dos últimos meses cuando el índice ha experimentado una acusada tendencia al alza que ha dejado la cifra final de inflación en el 0,8%.

En relación al mercado laboral, el paso año ha sido un ejercicio agridulce: ha bajado el paro (38.692 desempleados menos). Ha aumentado el empleo: 384.373 afiliados más en 12 meses. Y las cifras de trabajadores cotizando en la Seguridad Social están encaramadas cerca del máximo histórico (diciembre cerró con 19,4 millones).

Sin embargo, el mercado de trabajo se ha enfriado. El aumento anual del empleo es el más bajo desde 2013; y la caída del paro, la menor desde 2012. Y, además, las previsiones económicas para los próximos años no anticipan un regreso a fuertes crecimientos de puestos de trabajo en un país que todavía tiene más de 3,16 millones de parados.

Tras la salida de la Gran Recesión mundial, el mercado laboral español tocó suelo en febrero de 2013 y a partir de ahí volvió a subir. Tardó algo más en cerrar un ejercicio en positivo, es decir, en crear más puestos de los que destruía. No lo hizo hasta 2014, pero ya entonces se crecía a un ritmo muy alto: casi 420.000 afiliados más en 12 meses y un incremento anual del 2,6%.

Durante el año pasado, se confiaba a que el enfriamiento económico no se trasladara al empleo. A partir de la primavera han cambiado las cosas: la frenada ha ido a más cada mes hasta acabar en diciembre con 384.373 afiliados más que un año antes, un aumento del 2,02%.

Algo similar ha pasado con el paro registrado. Los 3,16 millones de desempleados que había inscritos en el registro de las oficinas públicas el 31 de diciembre solo sumaban 38.692 menos que al acabar 2018.

Este contexto ensombrece otros números como los 3,26 millones de empleos creados desde que comenzó la recuperación, los 19,4 millones de afiliados medios que hubo en diciembre (la cifra de cierre de año más alta hasta ahora) o que el número de cotizantes tras eliminar de la estadística los altibajos estacionales que provoca el turismo o las campañas agrícolas sigue creciendo y encadena 73 meses en positivo.

Respecto a la deuda pública española, hay que señalar que descendió en el tercer trimestre del año para situarse en septiembre en el 97,8% del PIB frente por lo que, al cierre del año, el endeudamiento del conjunto de las Administraciones debe haberse colocado casi en los mismos niveles que a finales del año pasado (acabó en el 97,6% del PIB). Como resultado, la deuda pública se encuentra alejada del objetivo comprometido con la Unión Europea, fijado en una cifra equivalente al 95,9% del PIB.

Por otro lado, según los datos definitivos del movimiento natural de población publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) los nacimientos continúan a la baja en España alcanzando mínimos. Durante el año 2018 nacieron 372.777 niños, la cifra más baja de las dos últimas décadas. Pero el desplome también se aprecia en los resultados provisionales de los seis primeros meses de 2019: los 170.074 son la cifra más baja de la serie histórica, que comienza en 1941. La caída se debe a que disminuyen las cohortes de población en edad fértil, pero también a la caída de la fecundidad. Ahí es donde se centran los demógrafos: en 2018 las mujeres tuvieron de media 1,26 hijos, la cifra más baja desde 2002.

Los datos muestran la radiografía de un país en el que la pirámide poblacional se estrecha en la base y se ensancha en la punta. Durante los seis primeros meses del año, solo tres comunidades tuvieron un saldo vegetativo positivo, es decir, hubo más nacimientos que muertes (Madrid, Murcia y Baleares, además de Ceuta y Melilla). Los nacimientos únicamente aumentaron en La Rioja en este periodo (5,9%) y en Melilla se registró el mayor descenso.

El año 2019 ha sido el cuarto consecutivo en que cayeron los nacimientos en todo el país. Y el cuarto con saldo vegetativo negativo: en 2018 hubo 54.944 muertes más que nacimientos.

MERCADOS:

A pesar de que para la mayoría de los inversores tengan la sensación de que el año bursátil de 2019 haya sido malo, según destacados analistas, este pesimismo no se corresponde con la realidad. El Ibex 35, (el principal indicador bursátil) acumula una revalorización del 13,30%. De los 35 valores que ponderan en el índice, 28 cerraron el 2019 en positivo, y solo 87 cerraron con pérdidas.

Es en el corto plazo (a 12 meses) en el que se darán las mejores oportunidades en la Bolsa española. Pero la tónica es que pueda repetirse la situación de 2019.
 
El mercado en Wall Street tomará fuerzas para una buena corrección. Sin embargo, no habrá una corrección fuerte al alza, hasta que tengan lugar las elecciones en Estados Unidos.

Respecto al Euribor, el euríbor sigue en terreno negativo desde febrero de 2016, por lo que las hipotecas variables antiguas, cuya revisión corresponda en estos momentos, se abaratarán, ya que hace 12 meses, el índice era más de 13 décimas de punto más alto que este diciembre (el ahorro en una hipoteca de 120.000 euros será de unos 15 euros al mes).

La realidad, es que si a principios del año pasado, el Euribor se encontraba subiendo hasta el nivel cero, a mitad del año pasado el Euríbor se desplomó hasta su mínimo histórico y posteriormente, en estos últimos meses, retomó el rumbo alcista, hasta cerrar diciembre en el -0,261. Los expertos auguran que el índice siga por debajo del cero, al menos, durante todo 2020 y que las hipotecas variables antiguas se abaraten en el primer semestre.

Sin duda, las razones que explican la imposibilidad de volver a valores positivos en los próximos meses se encuentran en la coyuntura económica. Aunque el euríbor está relacionado con los tipos de interés generales que establece el Banco Central Europeo (BCE), las previsiones económicas deberían mejorar mucho para que el BCE decidiera subir los tipos y se viera un euríbor positivo.

Por lo que respecta al mercado de la vivienda, la nueva se ha encarecido en 2019 un 4,5% como media en las capitales de provincia de españolas y los precios seguirán frenándose en 2020.

De acuerdo con una estadística difundida por la Sociedad de Tasación, el precio medio por metro cuadrado en las capitales provinciales se situó en 2.453 euros. Barcelona, con 4.433 euros por metro cuadrado y un crecimiento interanual del 6,1%, y Madrid (3.627 euros por metro cuadrado y crecimiento del 6,6%) son las ciudades más caras y han liderado el crecimiento de este segmento del mercado inmobiliario.

Fuera de las mayores ciudades, la situación es muy diferente. En el resto de los 400 municipios que analiza la tasadora, el precio medio es de 1.682 euros por metro cuadrado. Y la subida de precios en los últimos 12 meses también es menor (un 1,8%).

El encarecimiento de los precios por encima de lo que suben los sueldos provoca que el índice de esfuerzo inmobiliario, que la Sociedad de Tasación mide a partir del salario bruto medio y el precio medio de los pisos, haya empeorado en 2019. Según sus cálculos, como media un español necesita 7,4 años de salario bruto (considerando que se dispusiera de todo ese dinero para destinarlo íntegramente al pago de la vivienda) para adquirir una casa (aproximadamente un mes más de lo que hacía falta a finales de 2018).

Los diferentes ingresos personales y precios del mercado inmobiliario que se registran por territorios también generan grandes diferencias en este indicador: en Baleares se sitúa en 16,4 años, mientras que en La Rioja y Murcia es de 4,9 años. La comunidad insular es también la que sale peor parada en el índice de accesibilidad, que mide la capacidad de endeudamiento de la población para adquirir una hipoteca contando con un tipo de interés IRPH del 1,80% y un plazo de amortización de 30 años. Contando que 100 es la referencia a partir de la cual el endeudamiento es suficiente (es decir, que se puede tener acceso a una hipoteca para comprar una casa), Baleares se queda en 47 puntos. Otras dos comunidades, Cataluña (89) y Madrid (92) se quedan por debajo de la barrera de los 100 puntos, que todas las demás superan.

Pese a las dificultades, la estadística recoge, en la línea de otras publicadas recientemente, una inflexión importante en el mercado inmobiliario a lo largo de 2019. Frente a la aceleración vivida en los últimos años, los precios han comenzado a frenarse y, según las previsiones de Sociedad de Tasación, lo harán todavía más en 2020, aunque no llegarán a caer. La estimación de los expertos de la tasadora es que, durante el año 2020, la vivienda se encarecerá entre un 3% y un 3,5%.

EMPRESAS:

Renfe ha presentado su nuevo tren de alta velocidad low cost, denominado AVLO, que entrará en funcionamiento el próximo 6 de abril en la línea Madrid-Zaragoza-Barcelona.

El servicio entrará en funcionamiento en la línea Madrid-Zaragoza-Barcelona el próximo 6 de abril, aunque los billetes empezarán a venderse en enero. La intención de la compañía es que AVLO se extienda a otros corredores del resto de España, de forma paulatina, a lo largo de 2020 y 2021.

Para prestar este servicio, Renfe está trabajando en la transformación de unidades de la serie 112 de Talgo en sus talleres de Madrid, La Sagra, Málaga y Valladolid.

Los trenes de AVLO serán los que cuenten con mayor capacidad de viajeros en Renfe, con 438 plazas por tren, un 20% más de plazas respecto a los actuales trenes de la serie 112. Además, Renfe prevé incorporar posteriormente los nuevos trenes de la serie 106, con una capacidad de 581 plazas.

El color principal de los trenes será el morado, complementado con tres franjas en la cabeza tractora de tonos naranja, blanco y azul pálido.

Renfe explotará su nuevo AVE low cost de forma independiente al servicio AVE que viene prestando desde que en 1992.

A finales del pasado mes de noviembre se conoció el nombre de las empresas que explotarán los tres paquetes de alta velocidad en los tres corredores del AVE más importantes de España durante diez años a partir de diciembre de 2020.

Renfe se adjudicó el paquete A, que operará desde el primer día de la liberalización, mientras que Ilsa (Air Nostrum y Trenitalia) consiguió el B, que operará a partir de 2022, y la francesa SNFC se quedó con el C, el más pequeño, que operará al 100% desde el 14 de diciembre de 2020.


SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A DICIEMBRE DE 2019: Se mantiene la desaceleración económica, pero no se espera recesión a nivel mundial

La OCDE en su cuadro económico global, señala que el principal riesgo para la economía mundial no es un “shock cíclico”, sino los cambios estructurales. Además de los problemas clásicos (tensiones comerciales y geopolíticas), señala también a la digitalización y, especialmente, al cambio climático.

GLOBAL: 

Según la OCDE, en el clima existente de tensión comercial, menor demanda privada e incertidumbre que frena a la inversión, el crecimiento económico mundial durante 2019 y 2020 se quedará en el 2,9%. Se trata del nivel más bajo desde la Gran Recesión.

Según el organismo, “el cambio climático y la digitalización son cambios estructurales en marcha para nuestras economías. Además, la política comercial y la geopolítica se están apartando del orden multilateral de la década de los noventa”. Señala en su informe que “sería un error considerar estos cambios como factores temporales: son estructurales y, en ausencia de una dirección política clara en estos temas, la incertidumbre seguirá cerniéndose sobre nosotros, dañando las perspectivas de crecimiento”.

El organismo acusa de forma tajante a “la falta de una dirección política para intentar paliar sus efectos en momentos en que el mundo experimenta un incremento de fenómenos meteorológicos extremos, como huracanes o inundaciones que podrían provocar disrupciones significativas en la actividad económica a corto plazo, así como daños de larga duración al capital y las tierras, además de provocar flujos migratorios desordenados”.

Postula la OCDE que “los Gobiernos deben actuar rápidamente, ya que, sin una orientación clara en los precios del carbono, estándares y regulación, y sin la inversión pública necesaria, las empresas aplazarán decisiones de inversión, con nefastas consecuencias para el crecimiento y el empleo. No acometer ahora esas inversiones aumentará los costes a largo plazo de la transición energética”.

 Aunque es preocupante el frenazo económico, sobre todo en la eurozona (pasará del 2% en 2018, al 1,2% este 2019, y al 1,1% en 2020), la OCDE no ve riesgos de recesión económica a nivel mundial.

Estados Unidos, registrará un crecimiento del PIB del 2,3% en 2019 y el 2% durante el 2020.

La economía china, por su parte, proseguirá su senda bajista. Se espera un aterrizaje suave, aunque su ralentización podría ser más brusca de lo previsto. En 2020 el crecimiento quedará por debajo del 6%, fundamentalmente, como consecuencia de la guerra comercial con Estados Unidos.

La única economía con buenas noticias es la de la India con una expansión de su producto del 6% durante 2020.

La OCDE señala que “si el crecimiento y la inflación se ralentizaran más de los previsto, la política monetaria debería seguir flexibilizándose. Pero que debería ser acompañada de estímulos fiscales contracíclicos. Hay una necesidad urgente de acciones más atrevidas para relanzar el crecimiento y los Gobiernos deben enfocarse no solo en los beneficios a corto plazo de los estímulos fiscales, sino en las ganancias de largo plazo. La creación de vehículos inversores nacionales podría ayudar a diseñar planes para encarar los fallos de mercado y tener en cuenta las externalidades positivas para la sociedad en su conjunto”.

Ahora bien, se señala que hay diferencias en cuanto a las posibilidades de actuación fiscal: se citan tres casos, Alemania, Países Bajos y Suecia, ya que tienen un nivel de deuda pública relativamente bajo, por lo que “podrían implementar estímulos adicionales, y aprovechar los intereses negativos a largo plazo, que ofrecen oportunidades para afrontar la escasez de infraestructuras y reforzar el crecimiento a largo plazo”.

Sin embargo, la OCDE apela a la prudencia en las economías fuertemente endeudadas (Bélgica, Francia, Italia o Reino Unido. También en España, Portugal y Grecia, donde, se espera una reducción de la deuda pública). Estas economías tienen un limitado margen para políticas fiscales discrecionales.

En todo caso, la mayoría de las instituciones internacionales culpan a la guerra comercial desencadenada por el presidente Trump: la nueva directora del FMI, Kristalina Georgieva, ha señalado que las pérdidas estimadas para la economía global por la guerra comercial ascenderán a 700.000 millones de dólares hasta 2020, el 0,8 % del PIB mundial. Afirmó, que el crecimiento global "está previsto en solo un 3 % en 2019, el más lento en una década. La actual coyuntura se vería agravada si se materializa el Brexit del Reino Unido.

LATINOAMERICA: 

Las mayores economías latinoamericanas se mantienen en una situación delicada: Brasil crecerá tan sólo un 0,8% en 2020; México un débil 0,2%; y Argentina, sufrirá una caída de su producción del 3% este 2019.

Según las últimas previsiones de la Cepal, (organismo de la ONU para el desarrollo en el subcontinente) superará por muy poco el 0%. En concreto un 0,1%.

Sólo dos economías de la región: Colombia y Perú, registrarán crecimiento de su PIB de alrededor de un 3%. La República Dominicana crecerá este año un 5%; Panamá un 3,7%; y Bolivia un 3,5%. Venezuela (aún séptima economía regional) está inmersa en una gravísima crisis. Según el Banco Mundial, los factores que explican la mala situación son: el menor ritmo de expansión de las mayores potencias del planeta; el menor crecimiento de China; los precios de las materias primas; y el coste global del capital. Aspectos que se encuentran en una situación muy alejada de la necesaria.

ESTADOS UNIDOS:

 En contraste, el presidente Donald Trump sigue con su lecha extremadamente proteccionista: ha decidido establecer inmediatamente aranceles a las importaciones de acero y aluminio de Brasil y Argentina.

Trump, como siempre a través de Twitter, acusó a esos dos países latinoamericanos de haber realizado “una devaluación masiva de sus divisas, lo que no es bueno para nuestros agricultores. Los países están sacando provecho de la fortaleza del dólar, lo que hace muy difícil para nuestra industria manufacturera y nuestros granjeros exportar sus productos”.

Brasil y Argentina disfrutaban de una exención de los aranceles cuando entraron en vigor en junio de 2018.

El real brasileño tocó la semana pasada un nuevo mínimo frente al dólar, tras perder cerca del 10% de su valor este año. En el caso de la divisa argentina la depreciación es próxima al 60%. Las dos economías atraviesan dificultades y la argentina afronta una crisis cambiaria que ha disparado la inflación.

Por otro lado, Trump sigue presionando a la Reserva Federal para que continúe bajando los tipos de interés, señalando que “Estados Unidos compite con países que tienen intereses negativos (en referencia a la zona euro). Nuestra Reserva Federal no nos deja hacerlo”. Las tasas de interés se encuentran actualmente en una banda del 1,5 al 1,75%.

Trump ya decidió en marzo del año pasado aplicar aranceles del 25% a las importaciones de acero y del 10% al aluminio procedentes de la Unión Europea, Canadá y México entre otros países, que finalmente se activaron ese verano al tiempo que escalaba la batalla comercial con China.

También había anunciado que iba a gravar las importaciones de automóviles. Sin embargo, el anuncio realizado de implantar esa medida el pasado 13 de noviembre, hasta el momento, no se ha llevado a efecto.

La Comisión Europea y los fabricantes de automóviles esperan que se mantenga la tregua mientras se negocia un acuerdo comercial más amplio.

Igualmente está previsto que entre en vigor el aumento de los aranceles a las importaciones a China por valor de 160.000 millones de dólares. Medida que, finalmente, podría suspenderse si se llega a cerrar un acuerdo en la negociación comercial existente.

UNIÓN EUROPEA:

 Según ha publicado la Oficina Federal de Estadística alemana, la locomotora de la economía europea, Alemania, ha esquivado “por los pelos” la recesión técnica (caída del PIB durante dos trimestres consecutivos). El PIB alemán creció un 0,1% en el tercer trimestre del año, (había caído un 0,2% en el segundo trimestre del año).

Para lograr ese mínimo crecimiento, ha sido el consumo interno el que ha impulsado el leve aumento. Las exportaciones crecieron, mientras que las importaciones se mantuvieron estables respecto al trimestre anterior. La producción industrial sigue cayendo, pero la construcción y la expansión de los servicios registran niveles altos. Ha tenido lugar una ligera ralentización en la creación de empleo.

Según el Ejecutivo alemán, "los indicadores no apuntan todavía a una recuperación económica, pero sí muestran los primeros síntomas esperanzadores".

Estas cifras, han permitido que Ángela Merkel se haya visto sometida a una menor presión para relajar el rigor presupuestario, aprobando planes de estímulo fiscal.

La realidad, es que el enfriamiento de la economía germana ha tenido lugar tras una década de crecimiento prácticamente ininterrumpido. Las turbulencias globales han ralentizado a la economía muy dependiente de la exportación, y por lo tanto muy vulnerable a las sacudidas más allá de sus fronteras: el Brexit, la guerra comercial, el enfriamiento chino y la transformación del sector del automóvil son algunas de las causas de la desaceleración alemana.

El IFO (índice de clima empresarial es una encuesta a 7.000 ejecutivos que mide el desarrollo de la economía alemana) considera que la economía de Alemania se ha estabilizado en el tercer trimestre. "La industria ha sido el principal contribuyente. A pesar de que se encuentra todavía en recesión, el ritmo de la caída de la producción se ha ralentizado".

Junto con las exportaciones, el futuro del sector del automóvil es otra de las fuentes de incertidumbre de la economía alemana. Los nubarrones económicos en el exterior coinciden con una fase de reestructuración del sector automovilístico, que ha tenido que adaptarse a la nueva regulación de emisiones, pero que, sobre todo, se enfrenta a cambios radicales con vistas a la electromovilidad.

La Comisión Europea no quiere ni citar a la temida recesión económica, y no la contempla a dos años vista. Se espera la entrada de la zona euro en una nueva situación con un débil crecimiento (casi un 1%), y unas subidas de precios anémicas.

La realidad es que la economía europea se encuentra en una situación muy vulnerable de cualquier adopción de medidas proteccionistas de Estados Unidos, de los socios emergentes o de la propia Unión Europea.

Italia y Austria registran aumentos de su PIB. España, Bélgica y los Países Bajos siguen tirando del carro. Y Francia (+0,3%) aguanta el tipo gracias a las medidas de gasto anunciadas por Macron.

No obstante, el último informe de la Comisión Europea advierte del riesgo de que la desaceleración se propague al sector servicios y pueda llegar a los países del Este. El conjunto de la Unión Europea creció el 0,3% en el tercer trimestre, precisamente, gracias al empuje de esos países y del Reino Unido, que también evitó la recesión. Polonia (1,3%), Hungría (1,1%), Bulgaria (0,7%) o Letonia (0,7%) siguieron expandiéndose de forma mucho más rápida que el resto de sus socios.

El Banco Central Europeo (BCE) ha disparado con toda su artillería para intentar reactivar la economía: más de 2,6 billones de euros de deuda comprada; tipos negativos que obligan a pagar por prestar y la promesa de que seguirán así tiempo. Pero la realidad, es que la política monetaria no consigue hacer despegar con fuerza el crecimiento. Conscientes de esta realidad, expertos e instituciones, desde hace tiempo, vienen reclamando que la política fiscal sea más expansiva y tome el testigo de los bancos centrales a la hora de estabilizar la actividad.

Por otro lado, Estados Unidos ha amenazado con aranceles de hasta el 100% a mercancías francesas por un valor de 2.400 millones de dólares. Se trata de una represalia por la tasa francesa a los servicios digitales de las tecnológicas (Google, Apple, Facebook y Amazon), ya que Estados Unidos las considera discriminatoria para estas empresas.

Los vinos espumosos y quesos franceses están en la lista de productos que se verían afectados desde mediados del próximo mes de enero.

Frente a esa medida de Trump. la Unión Europea ha afirmado que “responderá unida y con una sola voz” al nuevo golpe arancelario anunciado por Estados Unidos.

No obstante, la Comisión Europea tratará de agotar todos los canales de diálogo posibles. Aunque, a su juicio, estas deberían producirse en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

En caso de que Estados Unidos acabara imponiendo esos aranceles, Bruselas volvería a verse obligada a responder gravando productos norteamericanos. La Comisión buscaría productos emblemáticos que puedan infligir daño a alguno de los sectores estadounidenses y, a la vez, que puedan encontrarse en otros mercados para no castigar al consumidor europeo.

ESPAÑA:

España no es ajena al enfriamiento europeo y mundial, por lo que la Comisión espera que el PIB español cierre este 2019 con un avance del PIB del 1,9% (cuatro décimas menos que en las previsiones publicadas en julio). El mismo recorte contempla para 2020, cuando España crecería el 1,5%. Bruselas estima, además, que el déficit será del 2,3% en lugar del 2% previsto por el Gobierno.

A falta de unos Presupuestos que permitan obtener nuevos ingresos, Bruselas considera que el déficit público será de una cifra equivalente al 2,3% del Producto Interior Bruto (PIB) (tres décimas por encima de lo esperado por el Gobierno español). Se considera, además, que el déficit presupuestario se mantendrá el próximo ejercicio. Sin embargo, bastantes analistas consideran que, si este 2019 se cierra de acuerdo a las previsiones del Gobierno, el objetivo de déficit podría cumplirse.

La Comisión Europea ha recordado a través de un documento respecto al “riesgo de una desviación significativa del déficit”. Bruselas exige a España llevar a cabo ajustes con independencia de la situación del ciclo económico.

Por otro lado, según el indicador adelantado publicado este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,2% en noviembre en relación al mes anterior y elevó tres décimas su tasa interanual, hasta el 0,4%, regresando a niveles del pasado verano, Con este avance de tres décimas, el IPC interanual rompe con la atonía mostrada en septiembre y octubre, meses en los que se situó en el 0,1%, y vuelve a subir por primera vez desde julio.

El organismo estadístico ha atribuido el repunte de la tasa interanual del IPC a la estabilidad de los precios de los carburantes y de los alimentos y bebidas no alcohólicas, frente a los descensos que registraron en noviembre de 2018.

En otro orden, como ya hemos señalado, los números rojos de las administraciones públicas han aumentado: el déficit del conjunto de las Administraciones Públicas, excluidos los Ayuntamientos, repuntó un 14,6% hasta septiembre en comparación con el mismo periodo de 2018, y se situó en el 1,68% del PIB (el equivalente a 20.927 millones de euros) excluidas las ayudas financieras. El aumento del agujero presupuestario ha sido de 0,16 puntos porcentuales respecto al mismo periodo de 2018, según los datos publicados por el Ministerio de Hacienda.

La desviación de las cuentas se debe en parte a que las autonomías están todavía pendientes de recibir los 4.600 millones que les debe la Administración central por las entregas a cuenta, un dinero que reciben por adelantado cada año equivalente al 98% de los ingresos estimados (el 50% del IRPF, el 50% de IVA y el 58% de impuestos especiales) cuya actualización este año se ha atrasado por la falta de nuevos Presupuestos.

Los fondos de la Seguridad Social también han aumentado el déficit, que ha crecido un 13,1% en comparación con el mismo periodo del año anterior, hasta los 6.690 millones de euros. Este importe se corresponde al 0,54% del PIB, frente al 0,46% de 2018. El sistema de la Seguridad Social acumuló el total de los números rojos de esta administración (8.548 millones), compensados por el superávit del SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) y el FOGASA (Fondo de Garantía Salarial).

Los ingresos tributarios por IRPF subieron un 4,6% hasta octubre, hasta los 73.607 millones (5,9% en términos homogéneos), pero los que más crecieron fueron los especiales, debido a la equiparación de los tramos regionales al estatal del impuesto sobre los hidrocarburos: el repunte fue del 4,7%, hasta los 17.879 millones. Excluido este efecto normativo, el avance sin embargo no solo es menor, sino es negativo en un 0,2%. La recaudación por IVA aumentó un 1,9% en los primeros 10 meses del año (64.048 millones, un alza del 2,4% en términos homogéneos), mientras que la relativa al impuesto de sociedades se desplomó un 11,6% (un retroceso del 6,2% en términos homogéneos) y se situó en los 20.053 millones de euros.

Respecto al turismo, el número de visitantes descendió en octubre por cuarto mes consecutivo, por la caída de los tres principales mercados emisores: Reino Unido, Alemania y Francia. En total, llegaron a España 7,6 millones de turistas, un 0,33% menos que un año antes. No obstante, en el acumulado del año, la cifra sigue siendo estando ligeramente por encima de la del año pasado. También sigue creciendo el gasto turístico: hasta octubre, 82.197 millones de euros, un 2,9% más que en el mismo periodo del año pasado.

En general, desciende la llegada de los turistas del centro de Europa, que dispone de otros destinos alternativos como Egipto, Turquía, Túnez o Grecia, además de barajar quedarse en casa a causa de la meteorología. Así, hasta octubre llegaron menos nórdicos (4,76 millones, un 5,1% menos), menos holandeses (3,35 millones, un 5,14% menos) y menos suizos (1,6 millones, un 2,2% menos).

Otros mercados han logrado compensar hasta octubre la caída de los emisores europeos. Así, hay que destacar el enorme crecimiento del mercado estadounidense, del 12,74% en los 10 primeros meses, hasta 2,94 millones de turistas, y del resto de América (un 11,3%, hasta 3,3 millones). También ha crecido a buen ritmo la llegada de rusos (un 8,4% hasta octubre), de portugueses (un 7,15%) o de irlandeses (6,6%). Así, hasta octubre han visitado España un total de 74,7 millones de turistas extranjeros, un 1,1% más que en el mismo periodo del año anterior. Por tanto, la cifra final de turistas de 2019 será muy parecida a la del año pasado, si se mantienen las tendencias.

Por comunidades autónomas, Cataluña es el primer destino de los turistas en octubre, con un 22,2% el total, y en lo que va de año, con un 23,2%. Acumula en los 10 primeros meses 17,3 millones de visitantes, un 0,7% más. Destaca el crecimiento del turismo en Madrid, del 7,22% en lo que va de año, hasta 6.4 millones. En cambio, Canarias y Baleares, las dos regiones más afectadas por la quiebra del turoperador británico Thomas Cook, registraron fuertes descensos de las llegadas en octubre, del 9% y del 4,6%, respectivamente. Ambas regiones pierden turistas en lo que va de año respecto al pasado.

No obstante, el gasto de los turistas siguió con su inercia positiva en octubre, y aumentó un 2,5% respecto al mismo mes de 2018. En total, los turistas que visitaron España gastaron 8.367 millones de euros, con lo que la cifra acumulada hasta octubre alcanza los 82.197 millones, un 2,9% por encima del año anterior.

El gasto medio por turista, un 2,8%, hasta 1.097 euros, y el gasto medio diario, un indicador más cercano a lo que gasta el turista en el destino. Cada visitante desembolsó 161 euros por día, un 6,5% más que en el mismo mes del año pasado. No obstante, de nuevo las estancias se acortaron, quedándose en una media de 6,8 días, un 3,5% menos que un año antes.

En otro orden, en noviembre se ha vuelto a destruir empleo. El mes pasado se ha saldado con 53.114 afiliados menos a la Seguridad Social, lo que dejó la cifra total en 19,38 millones. Esta vez el paro, que subió, sí estuvo en consonancia con la evolución del empleo. El mes pasado se registraron 20.515 parados más en las oficinas públicas, según el Ministerio de Trabajo. Detrás de estas malas cifras está la hostelería, que en noviembre sufrió una caída de casi 110.000 afiliados y superó con creces las ganancias de la educación y el comercio.

Sin embargo, en los últimos 12 meses, el aumento de cotizantes con empleo es de 431.254 personas y deja la cifra total en 19,38 millones, un 2,28% más.

En la caída del empleo ha tenido un importante papel la hostelería (bajó la afiliación en esta rama de actividad en 105.048 empleados).

Sin embargo, se está amortiguando la desaceleración laboral por el incremento de las plantillas en el sector público. En noviembre, las tres ramas más vinculadas al empleo en la Administración (Defensa y Administración Pública, Sanidad y Educación) ganaron afiliados.

Las cifras de noviembre parecen expresar que las cifras de contratación han tocado techo.

MERCADOS: 

Durante el mes de noviembre la Bolsa española ha registrado un avance del 1,14%, frente al 3,06% que ha ganado la Bolsa de París.

La realidad es que está pesando la incertidumbre generada por la situación política, lo que dificulta a los analistas realizar previsiones para el mes de diciembre.

Con respecto al Euribor, la media mensual del índice al que se referencia la gran mayoría de las hipotecas a tipo de interés variable en España sube por tercera vez consecutiva y cierra noviembre en el -0,272%, es decir, 0,32 décimas de punto más que el mes pasado, cuando alcanzó el -0,304%. Aun así, al ser su nivel más bajo que en el mismo período del año pasado, las hipotecas variables antiguas cuya revisión toque ahora se abaratan.

Hace 12 meses, el euríbor (que sigue en terreno negativo desde febrero de 2016) estaba en plena carrera alcista tras haber tocado su primer mínimo en febrero y marzo de 2018 (-0,191%) y cerró en -0,147%. Es decir, unas 1,25 décimas de puntos más que ahora. Por ello, el usuario que tenga que revisar ya una hipoteca a 30 años de 300.000 euros con un tipo de interés compuesto por el euríbor más un diferencial del 0,99% verá como su cuota baja de los 942,19 euros mensuales que desembolsaba hace un año a los actuales 926,53 euros.

Por otro lado, por tercer mes consecutivo, las ventas de automóviles han crecido durante el pasado noviembre. Se matricularon 93.158 vehículos, un 2,3% más, pero básicamente por el aumento de un 21% de las compras realizadas por empresas, entre las que se encuentran concesionarios que buscan sacarse de encima stock para vender coches con categoría de “kilómetro cero”.

Las estadísticas aportadas por Anfac, Faconauto y Ganvam muestran como en lo que va de enero a noviembre las ventas han caído un 5,7% (1,22 millones de unidades), básicamente porque el mercado de particulares ha caído un 12%. Fabricantes y vendedores culpan de esa desaparición del mercado a las dudas acerca del futuro de los coches impulsados por motores de combustión.

Las motorizaciones diésel son las más afectadas por el contexto. En noviembre solo representaron un 28,4% del total de vehículos comercializados y en lo que va de año acusan una caída del 27,5%. Los de gasolina fueron un 56%, mientras que el resto, básicamente los menos contaminantes, crecieron hasta el 15,6%, la mejor cifra del año. Pero en el acumulado anual los turismos eléctricos, híbridos y de gas natural (entre otras tecnologías) representan solo un 11,9%. En todo caso, este 2019 han crecido a un ritmo del 39%, lo que contrasta con las tecnologías clásicas de gasolina y diésel, que caen (un 12% y un 27,5%, respectivamente).

EMPRESAS:

Según ha informado la compañía, durante los primeros seis meses del ejercicio fiscal, el Corte Inglés ha aumentado sus ventas hasta alcanzar los 7.613 millones de euros.

También ha mejorado su rentabilidad, por los ahorros en costes y mejora de los márgenes, pero sobre todo en su división de retail (los grandes almacenes y los supermercados). Además, gracias a la venta de inmuebles, logró reducir deuda en 253 millones (538 en los últimos 12 meses), hasta dejarla en 3.114.

El resultado operativo (Ebitda) asciende a 386 millones, un 13,9% más y mejora en 56 puntos básicos en relación con los ingresos. Según ha declarado la empresa, se trata del mayor Ebitda obtenido en semestre.

Se señala que la red Retail (engloba los centros comerciales y los supermercados Supercor) ha sido la principal responsable de gran parte de la mejora. Las ventas aumentaron un 1%, hasta 6.036 millones de euros, por lo que el peso de esta división aumenta y se sitúa en el 79,3% del grupo. Su resultado operativo aumenta un 17%, hasta 272 millones, por lo que también aumenta su importancia en los resultados del grupo, al suponer un 70,5% de las ganancias operativas.

Respecto a sus gastos financieros, el Corte Inglés ha señalado que la campaña de venta de "activos no estratégicos" iniciada el año pasado para vender edificios y centros comerciales no rentables le ha reportado en 12 meses 193 millones de euros. Añadidos al comportamiento del negocio, sirven para reducir deuda en 538 millones de euros en los últimos 12 meses (253 en el semestre), hasta dejarla en 3.114 millones, ocho veces el Ebitda.