martes, 10 de septiembre de 2019

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A SEPTIEMBRE 2019: ¿se avecina un recesión mundial?


Alemania podría caer en recesión, amenazando con contagiar al resto de las economías europeas. Y es que el comercio mundial se enfría sensiblemente por la incertidumbre del Brexit, y la guerra comercial desencadenada por el presidente Trump.
Alemania pretende inyectar 50.000 millones de euros en su economía, el Banco Central Europeo anuncia nuevos estímulos económicos, y Estados Unidos y China estudian, cada uno, nuevas medidas frente a los riesgos de la situación.

GLOBAL:

La guerra arancelaria desencadenada por Trump contra China está afectando al comercio internacional de las economías más industrializadas del mundo. En el G20 (países industrializados y emergentes) las exportaciones han disminuido casi un 2%% en el segundo trimestre del año. Mientras que las importaciones han vuelto caer alrededor de un 1%.
Desde que, en marzo del año pasado, Donald Trump subiera los aranceles sobre el acero para China, ha tenido lugar un aumento de la tensión comercial entre ambas economías, que, por ahora, ha culminado con la imposición de aranceles por parte de China sobre productos estadounidenses por valor de 75.000 millones de euros. Trump ha amenazado con más aranceles, y ha ordenado a las empresas de Estados Unidos que busquen otros países alternativos a China para fabricar sus productos. En uno de sus incendiarios tuits ha llegado a señalar: "Las vastas cantidades de dinero hecho y robado por China a EE UU, año tras año, durante décadas, deben acabar y acabarán. No necesitamos a China y estaríamos mejor sin ellos".
La OCDE, que agrupa a las 36 economías más desarrolladas del mundo, ha señalado que “las exportaciones se contrajeron un 5,3% en China, su nivel más bajo desde 2017. Las ventas al exterior de Estados Unidos también cayeron un 1,15%, su nivel más bajo desde el primer trimestre de 2018. Las importaciones aumentaron marginalmente en ambos países debido a un repunte en el comercio bilateral entre Estados Unidos y China, posiblemente reflejando el almacenamiento por motivos de seguridad, en previsión de las nuevas medidas arancelarias, aunque permanecen significativamente por debajo de los máximos observados en el tercer trimestre de 2018".
De la misma forma en la Unión Europea, las importaciones y las exportaciones se han contraído un 2,3% y un 1,7% respectivamente. Dentro de las enormes incertidumbres ocasionadas por el Brexit, "el Reino Unido experimentó contracciones significativas tanto en las exportaciones (menos 7,1%) como en las importaciones (menos 12,6%)".
En el mismo sentido, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) ha revisado a la baja su pronóstico de consumo mundial de crudo para 2019, con un recorte en sus previsiones de producción de 40.000 barriles diarios. Advierte el cartel que su previsión “está sujeta a riesgos a la baja derivados de las incertidumbres relacionadas con el desarrollo económico global'.
Respecto al continente europeo, las proyecciones de demanda de crudo de la OPEP se ven afectadas por “la elevada fiscalidad aplicada al uso de hidrocarburos y los sustitutivos del combustible, particularmente vehículos eléctricos en algunos mercados. Ya que lastran la demanda de crudo petrolífero”. Apuntan a una disminución de la demanda de petróleo en Europa durante 2019 de unos 20.000 barriles diarios. Caída que para el próximo ejercicio se acercará a 30.000 barriles al día.
Igualmente, la Agencia Internacional de la Energía (AIE, agencia adscrita a la OCDE) revisó a la baja sus estimaciones sobre el crecimiento de la demanda mundial de petróleo para este año y el siguiente, después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortara recientemente su pronóstico de crecimiento del PIB global y ante la creciente incertidumbre por las tensiones comerciales entre EE UU y China.
Lamentablemente, el recorte de previsiones de casi todas las instituciones, muestra el empeoramiento generalizado de la economía en los últimos meses.  
La realidad, es que, en las economías, está probado que las propias expectativas generan o dan lugar a que se materialicen en realidad.

ESTADOS UNIDOS:

Ha tenido lugar un hecho técnico que todos los analistas han resaltado como causa para que haya cundido el nerviosismo entre los inversores: “la curva de tipos invertida”. Circunstancia, que según señalan bastantes analistas, sobre todo de la Bolsa, indican que la recesión económica está cerca.
Dentro del ánimo pedagógico que persigue este artículo, ¿cuál es el significado de que la curva de tipos de interés estadounidenses se haya invertido? Veamos: en el mercado de bonos, los inversores compran deuda de los países y exigen a cambio una compensación (intereses), que es mayor cuanto más riesgo corre su dinero. Si la curva de tipos se invierte, quiere decir que se produce la anomalía de que, en el mercado secundario (o de segunda mano), se pagan mayores intereses por comprar la deuda a corto plazo que por adquirirla a largo plazo. Los inversores ven más riesgo cuando el vencimiento es dentro de poco tiempo que si es dentro de diez años.
Lo anterior, de nuevo, está íntimamente relacionado con las expectativas económicas: indica que los inversores consideran ya más arriesgado lo que pueda ocurrir a su dinero en un periodo cercano de tiempo que a largo plazo.
En Estados Unidos, se ha llegado a pagar más a quienes apostaban por la deuda a dos años que a aquellos que lo hacían por un periodo de diez años.
Por otro lado, el responsable de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, ha mostrado su inquietud derivada de la ralentización de la economía global originada por las tensiones comerciales. Powell ha declarado que podría rebajar más los tipos de interés si las turbulencias mundiales dañan a la economía de su país.
La Fed ha señalado que actuará “de forma apropiada para sostener la expansión. Las perspectivas de crecimiento mundial se han deteriorado desde mediados del año pasado. La incertidumbre de la política comercial parece estar desempeñando un papel en la desaceleración mundial y en el débil gasto en manufactura y en capital en EE UU. La baja inflación (por debajo del objetivo oficial del 2%) es otro de los factores que impulsan la desaceleración de la economía global. La baja inflación parece ser el problema de esta era, no la alta inflación. No obstante, en el improbable caso de que haya signos de un retorno de la inflación demasiado alta, contamos con herramientas para abordar esa situación”.
El peligro que parece apuntarse -“el problema es la baja inflación” – es el riesgo de una situación de “trampa a la japonesa o trampa de la liquidez”, que alguna vez ya hemos comentado.
Esta postura no ha bastado a Trump. Lleva meses presionando a la Fed para que baje más y más rápido los tipos. En esa línea, ha vuelto a escribir en Twitter para acusar a la Fed de “no hacer nada”.
Trum señaló, en sus tuits que “nos ponen en una situación de desventaja respecto a nuestra competencia. ¡Un dólar fuerte sin inflación! Se mueven como si estuvieran en arenas movedizas. ¡Lucha o vete a casa!”, ha dicho a Powell.
El cambio estratégico de la Reserva Federal estadounidenses comenzó a principios de agosto, cuando recortó el tipo de interés un cuarto de punto, en una banda entre el 2% y el 2,25%. Medida de ajuste preventivo para estimular la economía en medio del escenario de incertidumbre. Ha sido el primer recorte del precio del dinero desde finales del año 2008, dónde se situó en el 0%.
Trump, que quiere que la Fed baje los tipos al 1,25% (algo que según la mayoría de analistas sólo debe realizarse si Estados Unidos entrase en recesión), tras el discurso de Powell, ha tuiteado: “como siempre, la Fed no ha hecho nada. Es increíble que puedan hablar sin saber o sin preguntarme lo que estoy haciendo —lo cual voy a anunciar pronto—. Tenemos un dólar muy fuerte y una Fed muy débil. Mi única pregunta es, ¿quién es nuestro enemigo más grande, Jay Powell o el presidente Xi?”.
Jerome Powell ve muchos riesgos económicos y geopolíticos que están vinculados a la guerra comercial de la Administración Trump con China y otros países. “La incertidumbre comercial está impactando en la desaceleración global y en los peores datos de manufacturas e inversiones en EE UU”. De esta forma, responsabiliza a Trump del empeoramiento de la coyuntura por la guerra comercial que ha desencadenado.
En todo caso, Powell ha pretendido no ser alarmista: “la economía de Estados Unidos ha seguido funcionando bien en general. Y la inversión empresarial y la fabricación se han debilitado, pero son sólidas. El crecimiento del empleo y el aumento de los salarios han impulsado un consumo robusto y apoyado un crecimiento general moderado”.
Trump, como cité al principio de este análisis, ha insistido incluso señalando a las multinacionales estadounidenses que deben buscar “una alternativa a China, incluido traer de vuelta a casa a nuestras compañías y fabricar nuestros productos en Estados Unidos. Las vastas cantidades de dinero hecho y robado por China a EE UU, año tras año, durante décadas, deben acabar y acabarán. No necesitamos a China y, la verdad, estaríamos mejor sin ellos”.
La decisión de Washington de aumentar sus aranceles sobre 300.000 millones de dólares de productos chinos, entrarán en vigor en dos tramos, el 1 de septiembre y el 15 de diciembre.
Por su parte, Pekín ha decidido recuperar los aranceles sobre vehículos y componentes estadounidenses, anunciando que los automóviles estadounidenses soportarán un recargo del 25% y los recambios, un 5%, a partir del 15 de diciembre. El año pasado, Estados Unidos vendió coches a China por unos 230.000 millones de dólares.  
La guerra comercial está declarada: con esta nueva ronda de sanciones, Pekín penaliza prácticamente todo lo que importa de EE UU. Entre los productos sancionados se encuentra por primera vez el petróleo, algunos tipos de avionetas —no así los Boeing—, y numerosos productos alimenticios, como diversos frutos secos, el cerdo congelado, varios tipos de pescado y marisco congelado y fresco, la ternera, la miel y la soja (el producto que más compra China a EE UU).
La realidad, es que, aunque parezca que Washington tenga cierta ventaja teórica, no se traduce en ningún beneficio para la economía estadounidense, sino todo lo contrario: el déficit mundial de bienes y servicios de la economía estadounidense a lo largo del primer semestre de este año no solo no se ha reducido, sino que ha aumentado notablemente en casi un 8%.
En todo caso, China dispone de una auténtica “bomba atómica financiera”: el Banco Popular de China atesora 3,9 billones de dólares en reservas; de los cuales, 1,1 billones corresponden a bonos norteamericanos (China ha sido el prestamista neto de Estados Unidos para financiar su enorme Déficit por Cuenta Corriente durante la Gran Recesión). Si vende parte de ellos a precio de saldo, aunque también con enorme riesgo para sí mismos, arruinaría a la economía estadounidense.
Como señaló Hillary Clinton en el año 2009: “es muy difícil negociar con mano dura con tu banquero".

LATINOAMÉRICA:

El FMI (Fondo Monetario Internacional) ha resaltado las malas expectativas económicas para el Caribe y América Latina. La desaceleración mundial provocará que las economías de estos países apenas crezcan durante este 2019 un 0,6%.
El Fondo también achaca la mala situación a la incertidumbre política en Brasil o México. También se ha referido a factores propios, como el descenso de la producción minera en Chile o Brasil y la agrícola en Paraguay debido a la meteorología. Y, en general, a un menor dinamismo durante los primeros meses de 2019. En el primer trimestre la actividad en Latinoamérica se contrajo un 0,1% respecto al mismo periodo del año previo.
Brasil y México, los motores de la región, son los mercados más lastrados por la revisión del FMI (excluida Venezuela, donde la crisis económica y humanitaria sigue profundizándose, y espera una contracción del 35%). Su PIB crecerá apenas un 0,8% y un 0,9%, respectivamente, en 2019. Por el contrario, Perú, Colombia y Chile tienen las mejores expectativas, todos por encima del 3%. Para el organismo, las reformas estructurales pendientes, sobre todo las concernientes a la apertura al comercio y la inversión extranjera, “siguen siendo imperativas y es necesario acelerarlas para estimular el crecimiento potencial”
En igual sentido la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe de Naciones Unidas) tampoco se muestra optimista: señala que “tras una desaceleración sostenida en el último quinquenio —que incluyó dos años de contracciones—, se espera que durante 2019 el crecimiento económico de América Latina y el Caribe mantenga una trayectoria de desaceleración con una tasa proyectada del 0,5%”. Y añade que esa ralentización será generalizada, a diferencia de años anteriores, afectando a 21 de los 33 países.
En opinión de la CEPAL, la menor actividad económica contribuirá a mantener la inflación controlada, salvo en Argentina y Uruguay. La entidad espera recortes en los tipos de interés en Perú y Brasil, tras la bajada “sorpresiva” de Chile. Pero cree que la necesidad de reducir los déficits fiscales deja poco margen para implementar políticas de estímulo.
 Latinoamérica es muy sensible a la evolución de China. Pero un descenso de los tipos de interés en Estados Unidos favorecerá a los mercados emergentes por el debilitamiento del dólar. En 2020 se fortalecerán las divisas de la región.

ARGENTINA:

Frente a las graves dificultades que atraviesa la economía argentina, el presidente Macri tuvo que promulgar un decreto con medidas de control de cambios de su moneda, y restringir la libertad de empresas y bancos para comprar dólares.
Pero es que la inestabilidad política que siguió al triunfo del peronismo en las primarias del 11 del pasado mes de agosto, ha provocado una huida de los inversores hacia el dólar y, consiguientemente, presionando a la baja al valor del peso. El Banco Central perdió durante agosto 13.800 millones de dólares en su intento por contener la demanda de divisas y sostener la moneda local. Los esfuerzos fueron insuficientes y el mes cerró en números rojos en todos los indicadores. La Bolsa de valores cayó un 72%, el peso argentino se depreció un 38%, el valor de la deuda en bonos se redujo un 55% y la inflación se descontroló. Aún no hay cifras oficiales, pero se estima que los precios habrán subido al menos un 5% en un mes. Eso sitúa la inflación interanual en torno, nada menos, que al 60%.

UNIÓN EUROPEA:

El PIB germano cayó una décima en el segundo trimestre del año y abre así la puerta a la recesión económica tras una década de crecimiento prácticamente ininterrumpido. La Oficina Federal de Estadística alemana apunta a la ralentización del comercio exterior como detonante del retroceso.
La mayor economía de la Unión Europea no puede mantenerse inmune del complejo panorama económico internacional. Todo ello, pese a la debilidad del euro, disfrutar de un mercado de trabajo boyante (casi alcanza el pleno empleo), y una política expansiva por parte del Banco Central Europeo.
El Ministro de economía alemán, Peter Altmaier, ha señalado que “la principal razón de la actual debilidad es la caída de la demanda exterior, ya que la industria alemana, orientada a la exportación está especialmente expuesta a los conflictos comerciales”. Todo ello, aunque Alemania disfrute de la tasa de desempleo más baja desde la reunificación a principios de los años noventa.
No obstante, aunque la economía alemana se ha debilitado ligeramente en el segundo trimestre, el Gobierno todavía espera que la economía crezca a lo largo del año. Eso supondría el décimo año consecutivo de crecimiento.
Las economías de la Unión Europea han crecido, tan sólo, dos décimas en el segundo trimestre, frente al 0,5% del primero. Y es que, aunque la Unión Europea y la eurozona acumulan 25 trimestres consecutivos al alza, las grandes economías comunitarias señalan su agotamiento. El Producto Interior Bruto (PIB) del Reino Unido ha caído en el último trimestre dos décimas mientras se agudiza la amenaza de un Brexit duro, e Italia no ha caído en cifras negativas, pero está estancada. Francia avanzó únicamente dos décimas, y España un 0,5%, aunque la mejora estuvo por debajo de lo esperado. Los Veintiocho quedan así rezagados de Estados Unidos, cuyo PIB creció un 0,5% en el mismo periodo.
Alemania cuenta, a priori, con un amplio margen de maniobra debido a un endeudamiento mucho menos pronunciado que el resto de socios y la posibilidad de financiarse a tipos de interés extremadamente bajos o incluso negativos. Pero fuera de sus fronteras, el brusco parón de su economía, que ha pasado de crecer cuatro décimas en los primeros tres meses a perder una en el segundo, puede tener un efecto arrastre.
Como es sabido se entiende por Recesión Técnica el registro de disminuciones o caídas del PIB durante dos trimestres consecutivos. No debe confundirse con desaceleración o disminuciones del aumento del PIB, sino que se trata de disminuciones del propio PIB (se produce menos respecto al cifra anteriormente alcanzada).
Pues bien, la Oficina Federal de Estadística germana anunció una contracción del PIB del 0,1% entre abril y junio, lo que supone el segundo trimestre no consecutivo que decrece en un año. A falta de que se publiquen las cifras del tercer trimestre este otoño, abundan los indicadores que apuntan al fin de la era dorada de la economía alemana. Según el Banco Central alemán, el Bundesbank, “el conjunto de la economía podría contraerse ligeramente de nuevo. La principal causa es la caída continuada de la producción industrial”.
Para la gran mayoría, las causas del actual declive de la economía alemana son externas: las tensiones comerciales y, en particular, la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y el Brexit son los principales focos de inestabilidad, que a su vez ejercen un impacto directo en las ventas alemanas al exterior.
Durante el trimestre pasado, han disminuido sus exportaciones un 1,3%, frente a una bajada del 0,3% de las importaciones. Ello implica una contribución negativa del 0,5% al crecimiento de su PIB.  
Estados Unidos es el primer cliente alemán, China el tercero y el Reino Unido el quinto. Nadie sabe cuál será el desenlace del desastre del Brexit, pero, desde luego podría ser dramático.
El consumo y la inversión pública germana pública y privada, aunque levemente, crecieron, pero no lo suficiente para compensar otras caídas, y además disminuyendo frente al trimestre anterior.
La situación ha dado lugar cierto debate respecto al planteamiento del presupuesto equilibrado y aversión alemana al endeudamiento público.
El debate se ha vuelto especialmente acuciante con vistas a la presentación en septiembre del “paquete del clima” con el que Berlín anunciará inversiones multimillonarias en medio ambiente. Tal vez, piensan algunos expertos, sea ese el momento, ante la emergencia climática, de quebrar ante la opinión pública un compromiso que figura incluso en el contrato de coalición firmado entre los partidos que actualmente conforman el Ejecutivo alemán.
Desde la reunificación alemana, las cifras de desempleo son aún las más bajas, pero los analistas advierten de que hay una cierta desaceleración del crecimiento del empleo. La debilidad económica está dejando una ligera huella en el mercado de trabajo, que sin embargo está demostrando ser robusto.
Además, cada vez más compañías recurren al famoso Kurzarbeit, es decir, la reducción de número de horas que trabajaban sus empleados, sin que los salarios se resientan excesivamente gracias a apoyos estatales. En marzo pasado, 41.800 trabajadores se habían acogido a la fórmula, casi el doble que en el mismo mes del año anterior. En 2009, en plena crisis, más de un millón de trabajadores alemanes se acogieron a esta fórmula.
La idea es evitar despidos, especialmente en una coyuntura en la que escasea la mano de obra y en la que los empresarios temen no contar con trabajadores formados una vez superado el bache. El problema es que el Kurzarbeit significa también a final de mes un salario más bajo, lo que a su vez acabará teniendo un impacto sobre el consumo.
Por otro lado, Alemania ha lanzado una emisión de deuda a 30 años con cupón cero, lo que significa que no paga intereses periódicos. Además, ha conseguido colocar estos bonos a tipos negativos, pese a que no ha logrado cubrir la oferta de 2.000 millones de euros que tenía previsto, quedándose en 824 millones de euros. Es la primera vez que Alemania emite deuda a tan largo plazo con cupón cero. Antes lo había hecho con bonos a 10 años.
El apetito de los inversores por la deuda soberana de países desarrollados, ante la volatilidad rendimiento de la renta variable (la Bolsa), ha ido en aumento en los últimos meses, de modo que los bonos alemanes, considerados los más seguros, y los de otros países como Holanda, Bélgica u Holanda, están en terreno negativo, es decir, que los inversores pagan por colocar su dinero en estos valores refugio.
Por otro lado, Christine Lagarde, la presidenta electa del BCE, se ha mostrado dispuesta a prolongar en el tiempo la política de estímulos de su predecesor, Mario Draghi.: “los desafíos que justifican la política actual del BCE no han desaparecido”.
Según Lagarde, se debe diseñar un Banco Central Europeo ágil, capaz de adaptarse con más velocidad al volátil entorno macroeconómico. Pero ha advertido de que “el esfuerzo de la institución debe ir acompañado de artillería desde las capitales”. Sin citar a Alemania, envió un recado a Berlín para que saque la chequera y aumente el gasto público, un mensaje que ya lanzó sin éxito en repetidas ocasiones desde su puesto en la cúpula del FMI: "algunos países en la zona euro pueden utilizar su espacio presupuestario para mejorar la banda ancha y las infraestructuras y luchar contra la recesión".

ESPAÑA:

Han comenzado a aparecer señales de debilitamiento de la economía española. El sector exterior se resiente:  las exportaciones avanzan a un ritmo anual del 1,1%, casi la mitad que las importaciones, y los ingresos del turismo registran un leve aumento, que no compensa el mediocre resultado de las ventas de bienes en el extranjero.
Lo peor, es que la inversión directa ha registrado un importante frenazo: según los datos oficiales de la balanza de pagos, sólo entraron 7.600 millones de euros en el primer semestre, frente a 36.700 millones un año antes. En un movimiento inverso, se incrementa la entrada de capital financiero, que incluye la inversión en bonos, acciones y otras operaciones de cartera.
En relación a la demanda interna, hasta ahora, ha resistido el consumo de las familias gracias a la moderación de los precios, que motiva un ligero mantenimiento de la renta real de las familias. Sin embargo, la creación de nuevos puestos de trabajo ha perdido vigor (una variable que en la economía española está muy relacionada con el gasto familiar).
Sin embargo, aunque las condiciones financieras para invertir son inmejorables (beneficios de las empresas, y créditos bancarios a un bajísimo coste financiero), la inversión empresarial está sufriendo. Sin duda, como consecuencia de las incertidumbres por el contexto global y la imprevisibilidad del marco regulatorio, tras varios años de interinidad política (el conocimiento de los programas públicos es determinante para la toma de decisiones empresariales).
Lo anterior es todavía más importante en un contexto de cambio tecnológico. Por todo ello, aunque la economía española se comporta mejor que otras de nuestro entorno, no es ajena a la desaceleración mundial.  Es difícil que el crecimiento económico español supere el 2,2% previsto para este 2019, y podría caer por debajo del 2% para el próximo ejercicio.
Se espera que el BCE anuncie próximamente una bajada de tipos de interés, así como una nueva ronda de compra de títulos de deuda pública y corporativa. Sin embargo, su impacto sobre la demanda interna será muy limitado, además de generar riesgos sobre la estabilidad financiera.
Todos los factores apuntan a un otoño complicado para la economía española.
Era un objetivo que la industria española alcanzase una cifra equivalente al 20% del PIB nacional, lo que parece claramente distante.  La industria nacional en vez de ganar un mayor peso en la producción nacional, lo está perdiendo, acusando el impacto de las guerras comerciales entre EE UU y China, y el resto de turbulencias globales (Brexit y recesión alemana).
El sector industrial español está expuesto al contexto internacional más que otros sectores, como los servicios, y los últimos indicadores apuntan a una ralentización de la actividad manufacturera. El sector corre el riesgo de adelgazar y perder incluso el nivel del 14% del PIB con el que acabó 2018.
El aumento en las tensiones comerciales durante mayo y buena parte de junio y las dificultades que atraviesa el sector de la automoción están, probablemente, detrás del deterioro del índice de manufacturas.
De forma, que la actividad industrial creció un 0,1% en el segundo trimestre de este año, frente al 2,3% del conjunto del PIB español, según los datos del INE. La industria sumó 2.000 desempleados más (hasta 165.600) en un año en el que el número de parados, según la última Encuesta de Población Activa, ha caído en unos 260.000 en España. El índice de producción industrial cayó en junio un 0,2%. La cifra de negocios de la industria también cayó un 5% (-0,7% eliminados los efectos de calendario).
En ese contexto, la automoción es la industria que está acaparando el protagonismo. La producción de vehículos cayó un 5,6% en el primer semestre y las plantas acusan tanto el parón del mercado español, que acumulaba hasta julio una contracción superior al 6%, como la del internacional, destino del 80% de su producción. Según Mario Armero, vicepresidente de Anfac, patronal que reúne a las marcas de vehículos, “es una caída relevante, pero España está sufriendo el mismo fenómeno que padece Europa e incluso está aguantando mejor que otros países, como Alemania (-12%), Reino Unido (-21%) e Italia (-18%)”.
Respecto al comportamiento de los precios, el abaratamiento del precio de la electricidad ha motivado que en agosto el IPC haya ido hacia abajo. La subida de precios ha sido la más baja en tres años: el 0,3% de crecimiento interanual (un nivel desconocido desde el 0,2% marcado en septiembre de 2016).
Y es que la electricidad ha sido el factor fundamental en la moderación del IPC, en contraste con las fuertes subidas del verano pasado.
El IPC bajó una décima en agosto respecto a julio, recortando a su vez dos décimas la tasa interanual, que, tras el leve repunte de julio (del 0,4% al 0,5%), vuelve a la senda bajista que inició en el mes de abril, cuando marcó el máximo del año en el 1,5%, al calor de los precios turísticos por la Semana Santa. Desde entonces, la caída ha sido abrupta, hasta marcar en agosto la tasa más baja desde septiembre de 2016, cuando, finalizó un periodo de deflación (caídas de precios) de casi dos años.
En relación al mercado de trabajo, el mes de agosto no ha sido bueno ni para el empleo ni para la Seguridad Social.  Todo ello, en un contexto de desaceleración de la economía española.
El número de desempleados registrados en las oficinas de los Servicios Públicos de Empleo (Sepe) ha aumentado en 54.371 personas en relación con el mes anterior hasta los 3.065.804 de desempleados. En términos desestacionalizados, el paro ha subido en 4.435 personas.
Por otra parte, la afiliación a la Seguridad Social se ha situado en los 19.320.227 ocupados y descendido en 212.984 afiliados respecto al mes de julio (-1,07%). Todo ello, a pesar de que se trata del mes de agosto con más afiliados desde que existen registros.
El aumento del paro ha sido especialmente fuerte en la Comunidad Valenciana (13.093), Cataluña (12.588) y Madrid (7.199).
En cambio, por sectores económicos, el paro registrado se ha reducido en Agricultura en 6.655 (-4,45%) e incrementado en Industria en 7.756 (3,00%), en Construcción en 11.365 (4,54%) y en Servicios en 45.707 (2,19%). Por último, el colectivo sin empleo anterior se ha reducido en 3.802 personas (-1,45%).
El descenso de la afiliación en agosto ha sido una constante en la serie histórica. Sin embargo, a lo anterior se suma el cada vez más complicado contexto económico: el número de ocupados ha descendido en 212.984 personas respecto al mes de julio, el -1,09%. En 2018, la variación intermensual fue muy similar, de -1,07%, con 202.996 afiliados menos que en julio de ese año. En 2017, el descenso fue de 179.485 ocupados, un -0,97%. Sin embargo, si la comparación es respecto al año pasado la afiliación ha venido sumando de media 480.413 afiliados, el 2,55%.
El mes de agosto registró la firma de 1.519.922 contratos. De ellos, apenas 123.277 fueron de carácter indefinido, lo que representa este mes un 8,11% de todos los registros, otros 1.390.735 son temporales y 5.910 de carácter formativo.
Dentro de los contratos indefinidos, estos se han dividido en cuanto a la duración de su jornada, en 75.553 a tiempo completo y 32.952 a tiempo parcial. 14.772 contratos eran fijos discontinuos.
Por su parte, el Régimen General ha registrado un descenso de 195.763 personas en el último mes (-1,21%), hasta situarse en 15.987.629 ocupados. El Régimen de Autónomos ha alcanzado las 3.261.552 personas, tras descender en 17.282 (-0,53%) en el último mes.
En agosto, la afiliación ha crecido en términos absolutos en Actividades Sanitarias y Servicios Sociales (22.124); mientras que disminuyó en Educación (-59.630), Construcción (-27.464), Industria Manufacturera (-22.760), Actividades Artísticas y de Entretenimiento (-16.063), Actividades Administrativas (-14.224), Actividades Científicas (-12.180), Comercio (-12.062) y Administración Pública (-10.668).
En cuanto al Sistema Especial Agrario, ha finalizado con 25.138 afiliados medios menos (-3,45%), situándose ahora en 703.650 personas. Por su parte, el Sistema Especial del Empleados del Hogar descendió en 3.460 (-0,86%) y ahora alcanza los 398.053 ocupados. El Régimen de Autónomos cuenta con 3.261.552 personas, tras descender en 17.282 (-0,53%) en el último mes.
El Régimen Especial del Mar ha crecido en 70 ocupados (0,10%) hasta situarse en 69.696. Finalmente, el Régimen Especial del Carbón 
Por otro lado, si nos referimos al sector exterior español, de acuerdo a los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, el Déficit de la Balanza Comercial se ha ensanchado en el primer semestre del año un 0,9% respecto al mismo periodo de 2018 y situado en 14.711 millones de euros.
Las exportaciones de mercancías han crecido un 1,7% entre enero y junio y sumado 147.408 millones, mientras que las importaciones han aumentado un 1,6%, hasta los 162.120 millones. La tasa de cobertura (porcentaje de las importaciones que pueden pagarse con las exportaciones) se ha situado en el 90,9%, en línea con la de hace un año.
Por sectores, han crecido las exportaciones de bienes de equipo (6,7%), alimentación, bebidas y tabaco (3,5%) y productos químicos (3,2%) y disminuido las del sector del automóvil (-5,7%). En cuanto a las importaciones, han crecido en los sectores de bienes de equipo (4,5% interanual), productos energéticos (0,6%) y productos químicos (6,7%), mientras que decrecieron las del sector del automóvil (-2,5%).
Las exportaciones con destino a la Unión Europea (66,4% del total) han aumentado un 1,5% en los seis primeros meses del año. Las ventas a la Eurozona (51,9% del total) han crecido un 1,1% y las destinadas al resto de la Unión Europea (14,4% del total) se han incrementado un 2,6%.
Por su parte, las ventas a con destino a terceros países (33,6% del total) han subido un 2,2% en este periodo, con incrementos de las exportaciones a América del Norte (10,6%), Asia -excluido Oriente Medio- (8,9%), África (5,0%) y Oceanía (2,9%). Por el contrario, han retrocedido las destinadas a Oriente Medio (-13,4%) y América Latina (-2,0%).
Por su parte, solo en el mes de junio, las exportaciones han aumentado un 0,9% sobre el mismo mes de 2018. Este aumento en España contracta con los descensos en la zona euro (-5,6%) y en la Unión Europea (-5,7%).
De los principales socios, han destacado los incrementos de ventas a Portugal (7,1%), Alemania (3,9%) e Italia (1,4%), frente a los descensos de las dirigidas a Reino Unido (-3,2%) y Francia (-1,7%). Las exportaciones a países terceros (no-UE) decrecieron un 0,7% interanual.
Por otro lado, respecto a la Deuda Pública, ha alcanzado la cifra de, nada menos, que de 1,21 billones de euros. Además de alcanzar otro máximo, el incremento de la deuda pública en un mes, del 1,2%, ha sido el mayor en tres años. Esta mala noticia se explica sobre todo por el deterioro de la actividad —a menor crecimiento del PIB, menores ingresos públicos— y al mayor gasto de las administraciones.
El incremento de la Deuda Pública española supone alcanzar el techo histórico en el dinero que deben todas las administraciones públicas. No es esto algo insólito: el anterior se había tocado hace bien poco, el pasado marzo. La subida mensual de junio destaca por otro factor: es la mayor desde el mismo mes de 2016. Y muestra además que España se queda con un colchón fiscal extremadamente pequeño en el caso de que la situación económica se deteriore seriamente.
Se explica el crecimiento de la Deuda por la combinación de menores ingresos y mayores gastos públicos: los datos consolidados hasta mayo, y los del Estado hasta junio, muestran una desaceleración de las entradas de impuestos, sobre todo de sociedades y también de IVA e IRPF. Las cotizaciones sociales, sin embargo, evolucionan favorablemente. El gasto público, por su parte, aumenta a un ritmo superior como consecuencia del alza del consumo público y a pesar de la reducción de la carga de intereses. El préstamo de unos 13.800 millones en el que ha incurrido la Seguridad Social para pagar las pensiones también ha contribuido a alimentar la deuda pública.
En relación al turismo, la situación ha empeorado como consecuencia de la mayor competencia de otros destinos vacacionales más baratos que España. Durante el pasado mes de julio, 9,9 millones de extranjeros visitaron a España (supone un 1,3% menos que el mismo periodo del año pasado). Se trata del segundo mes de julio consecutivo de descenso, y se debe a la caída de los dos principales mercados, el alemán y el británico.
Sin embargo, al gasto turístico se ha mantenido: los turistas gastaron 11.980 millones de euros en sus viajes a España, un 2% más que en julio del año pasado, con un gasto medio diario por turista de 160 euros, un 4,9% más.
La nueva ola de calor vivida en julio, parece estar detrás de la disminución del número de turistas. Hay que añadir que Turquía, Egipto o Túnez ofrecen destinos playeros a precios, en general, más competitivos que España. El Brexit (con la devaluación de la libra), la caída de la economía británica y la amenaza de recesión en Alemania hace más sensibles al precio a los dos principales consumidores del sol y playa español.
Por comunidades, la llegada de extranjeros se redujo en cuatro de los principales destinos, especialmente en Canarias, que registró una caída del 7,9% y ya está en números rojos en lo que va de año (-3,5%). Estos viajeros gastaron 1.489,3 millones en viajar a Canarias, un 2,5% menos. En Cataluña, la llegada de extranjeros se redujo un 2,1% respecto a julio del año pasado, aunque el gasto mantiene una tendencia positiva (2.999 millones, un 3,4% más). A Baleares acudió un 3,5% menos de turistas, 2,34 millones, pero gastaron un 1,78% más (2.891,9 millones), mientras que Andalucía cedió un 5% de los turistas (1,26 millones), y el gasto se redujo un 11,23%. En el otro lado, la Comunidad Valenciana recibió 1,24 millones de visitantes, un 10,2% más, que gastaron 1.368,5 millones, un 14,55% más.

MERCADOS:

En la Bolsa, el castigo sufrido por los grandes bancos, Repsol y Telefónica han llevado al índice a perder todo lo ganado en el cuatrimestre.
La caída de las cotizaciones en el mes de agosto ha sido espectacular. El Ibex 35 ha hecho mínimos de 8.400 puntos, lo que ha supuesto perder, prácticamente, todo lo ganado en el primer cuatrimestre.
La reacción alcista de la segunda quincena ha supuesto un respiro y deja margen para nuevos retrocesos y abrigar la esperanza de haber tocado fondo en agosto.
Respecto septiembre, no va a ser un buen mes, según importantes analistas: hay demasiados frentes abiertos para que las bolsas inicien un tramo alcista de cierto calado. Donald Trump va a seguir con sus bravuconadas contra el mundo. Dependerá de que el Brexit sea ordenado o salvaje; de que Sánchez logrará formar Gobierno o vayamos a nuevas elecciones. Sólo con esto, hay motivos más que suficientes para que el dinero siga a buen recaudo y no acuda a la Bolsa.
En relación al Euribor, sigue su carrera hacia cifras negativas. El índice al que está referenciada la aplastante mayoría de las hipotecas a tipo de interés variable en España ha vuelto a despeñarse y la media de agosto cerrará en el -0,356, el nivel más bajo de toda su historia.
El recorrido cuesta abajo empezó hace cinco meses, cuando puso punto final a una remontada que, desde el anterior mínimo (-0,191, en febrero y marzo de 2018) le llevó hasta el -0,108 de febrero de este año. Pero en marzo llegó el primer tropiezo, al que siguió una monumental caída que, desliz tras desliz, le hizo registrar el récord negativo del mes pasado: -0,283.
Esa es otra barrera que el euríbor se ha encargado de romper durante agosto, sin que se pueda vislumbrar su suelo definitivo.
Como es sabido, como el tipo de interés en los préstamos variables, es la suma del euríbor (la parte que realmente varía mes tras mes) más un diferencial (una parte fija), resulta evidente que quien suscriba ahora una hipoteca de esta clase lo hará a un coste especialmente bajo.
Aunque los diferenciales han aumentado durante os últimos meses, compensando los niveles mínimos del Euribor, el tipo medio de las hipotecas variables (el 56% de todas las que se firmaron durante el pasado mayo), se sitúa todavía entre el 1,5% y el 2,5%.
Todo ello se traduce en una importante bajada de los intereses que el usuario tendrá que pagar en su cuota mensual.
La combinación de tipos de interés muy bajos del BCE, ya gran disponibilidad de dinero por parte de los bancos, motivará que entre ellos se presten a un tipo (Euribor) muy bajo.  
Sin embargo, la venta de viviendas se ha estancado en la primera mitad de este año. Los cambios en la ley hipotecaria, la incertidumbre política y los ecos de una recesión económica han lastrado las ventas y han sembrado cierta desconfianza entre compradores e inversores. Según el INE, entre enero y junio tan solo 263.557 personas han firmado la compra de una casa, cifra muy similar a la registrada en los seis primeros meses de 2018, Ha sido el peor semestre desde 2014. Solo en junio la compraventa ha caído un 18,9%, según los notarios.
Según el Servicio de Estudios de BBVA, el estancamiento, y el final del ciclo expansivo, a pesar de que avance el empleo, y los tipos de interés siguen bajos, la incertidumbre está afectando a las transacciones. Igualmente, señala como causas, los cambios en el impuesto de AJD y en el alquiler residencial.
Finalmente, los precios tampoco han ayudado a que la gente compre más viviendas: están ligeramente sobrevalorados, en niveles muy exigentes en relación a los ingresos disponibles (el precio de la vivienda supone 7,4 veces los ingresos familiares medios). Para algún analista, la diferencia entre lo que pide el propietario por su vivienda y lo que realmente vale es ya del 19%.

EMPRESAS:

El sector del automóvil sufre su peor momento por las dudas sobre la normativa de emisiones y la crisis mundial del sector. Los datos de matriculaciones difundidos por los fabricantes, concesionarios y vendedores revelan que, en agosto, se matricularon en España 74.490 coches, un desplome del 30,8% sobre el mismo mes del año anterior y encadenan cuatro meses seguidos en negativo. La explicación está en la comparación con el inusual avance de agosto de 2018, cuando los concesionarios impulsaron las ventas antes de la nueva normativa de emisiones. Las ventas acumulan un descenso del 9,2% desde enero.
El mes de agosto ha sido especialmente negativo para las ventas en el sector de la automoción. Los datos culminan un proceso de descenso en las matriculaciones que empezó justo hace un año. La razón: la entrada en vigor, en septiembre de 2018, de la normativa sobre emisiones contaminantes conocida por su acrónimo, WLTP, que endurece los requisitos de emisiones para poder homologar los vehículos.
Las restricciones a los coches más contaminantes llevaron a los concesionarios a dar salida a muchos de los vehículos no homologados que tenían en existencias para venderlos como seminuevos o kilómetro cero antes de que en septiembre de 2018 entrara en vigor la normativa WLP. Para atraer a los clientes, los concesionarios rebajaron los precios. El resultado fue un

excepcional incremento de las ventas en el mes de agosto del año pasado, con una subida del 50% que se sumaba a la del 19,3% de julio.
Tras dispararse las ventas en el verano del año pasado por la inminente entrada en vigor de la normativa europea, empezó la caída de matriculaciones, con un primer descenso en septiembre de 2018 del 17%. Ahora, la comparación con ese mes de agosto hace temblar las estadísticas, y explica que las matriculaciones que han dado a conocer las patronales muestren, con 74.490 turismos y todoterrenos matriculados, el desplome del 30,8%. 
Pero tras el declive de las ventas hay más motivos. El sector del automóvil vive una doble crisis. Por un lado, aún trata de sacudirse la pérdida de reputación del diéselgate, el caso del fraude de las emisiones de coches diésel. Y por otro, sufre los coletazos de la crisis mundial en las manufacturas por la guerra arancelaria entre EE UU y China. Eso explica que la caída acumulada desde enero sea del 9,2%, con 883.649 unidades vendidas. España no es un caso aislado. Las matriculaciones en Italia también retrocedieron un 3,11%. El sector se ha resentido en Reino Unido y Francia. Y se espera que las ventas en Alemania también se moderen.

LA RENTA NACIONAL Y SU DISTRIBUCIÓN: ha aumentado el número de ricos, ¿y el de pobres?


Recientemente se publicó la siguiente noticia: según la Agencia Tributaria, en España el número de superricos ha crecido un 74%. Hay 611 contribuyentes que declaran tener un patrimonio de al menos 30 millones de euros.

En nuestro país, el Servicio de Estudios Económicos del, entonces, Banco de Bilbao (hoy integrado en el BBVA) publicaba un informe, de inestimable valor, titulado “Renta Nacional y su distribución provincial”.

De repente, se dejó de publicar este informe – el único existente, ya que el INE ni lo realizaba entonces, ni lo realiza ahora-.

Ya resultaba curioso, que un informe de esta importancia sólo se efectuase por una institución privada.

Con un ánimo pedagógico, veamos:

En cualquier economía, la riqueza que se genera en cada ejercicio, es decir el valor de lo que producimos en cada periodo (PIB) es la Renta Nacional. De esta variable es de dónde sale todo (la capacidad de gasto de cada sujeto y agentes, etc). … de esta variable depende todo en la economía (son los ingresos que se disponen para cualquier gasto privado o público).

De ahí, que siendo la cuestión central en todo el análisis económico se siga su evolución. Es fundamental que crezca de un año para otro. Si, por el contrario, una economía se estanca significa que no crece. Si la economía se desacelera, es que crece menos. Y finalmente, cuando la economía entra en recesión es que está disminuyendo comparada con la del anterior periodo.

Con todo ello, sin duda, es fundamental analizar su distribución o la forma en que se reparten la renta o ingreso generados por los distintos factores de la producción de una economía.

La distribución de la renta en un país, no es otra cosa que la distribución del ingreso nacional entre los distintos factores productivos: trabajo, tierra, capital...

Normalmente, se estudia desde varios aspectos, todos ellos importantes:
Distribución Funcional: análisis de su distribución entre los distintos factores existentes: que proporción de la misma se llevan los trabajadores, el capital, el sector público etc…
Distribución geográfica o regional: estudio del porcentaje que se lleva a cada región o provincia de la Renta Nacional…
Distribución personal: como se distribuye entre cada una de las personas (como está, lo renta que recibe cada persona, más o menos, agrupada en torno a la media o renta per cápita) … El llamado índice de Gini y la curva de Lorenz, que mide la mayor equidad o inequidad en la distribución.

Es increíble, que en España no se realicen y se conozcan estos análisis. Sin su conocimiento, es imposible acometer políticas que consigan una mayor igualdad y desarrollo económico.

¿Cuál es la razón por la que no se realiza este imprescindible estudio?