domingo, 15 de enero de 2023

SITUACION ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A ENERO DE 2023: Aunque el año ha comenzado con cierta desaceleración de la inflación, se esperan nuevas subidas del tipo de interés, se mantiene la incertidumbre y el riesgo de recesión o caídas del PIB.

 

GLOBAL:

Muchos analistas apuntan que la combinación de la inflación y las subidas de los tipos de interés, la incertidumbre geopolítica, y la debilidad de la economía de China, motivaran que exista una gran probabilidad de que las principales economías acaben en recesión (caídas de PIB).  Sin embargo, hay otros que señalan que lo más probable es que esto no ocurra.

Sin duda, durante el año 2022 el cambio de la política de los bancos centrales, que se ven obligados a luchar contra la inflación pese a los riesgos que implica de debilitar a las economías y, sin duda, el final de la globalización tal como la conocíamos, suponen un riesgo y una gran incertidumbre para una economía donde las novedades tienen lugar a una velocidad vertiginosa. Todo ello complica enormemente la posibilidad de hacer previsiones para el recién estrenado año 2023.

En ese contexto, la duda más importante, es si los bancos centrales van a ser capaces de reducir la inflación no hasta el objetivo del 2%, o a un nivel aceptable, sin ocasionar la recesión económica o lograr que no sea demasiado profunda.

Los bancos centrales se han encontrado, sin duda como consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania y la guerra desencadenada, con fuertes escaladas de precios, por lo que en todo el mundo se espera que las subidas de tipos continuaran hasta que nos acerquemos al objetivo de, casi todos ellos, de subidas de precios próximas al 2%.

Aunque los precios han comenzado a moderarse en algunos países europeos, como en España y en Estados Unidos, aún se mantiene en cifras de dos dígitos en Alemania, el Reino Unido o Italia.

La realidad, es que no podemos descartar nuevas tensiones energéticas sobre todo en el mercado del gas.  

Por otro lado, existen retardos en los efectos de la política monetaria y de la fiscal. Las ayudas públicas de Alemania, nada menos que 200.000 millones de euros, o el total de fondos europeos de Next Generation deben terminar de implantarse. Igualmente ocurre en Estados Unidos, donde, según Bloomberg, después de los cheques de estímulo a los hogares estadounidenses y las ayudas al desempleo, el ahorro de los ciudadanos ha pasado de suponer el billón de dólares antes de la pandemia, a 4,7 billones en el segundo trimestre de año pasado.

Otros factores que pueden contribuir a mantener los precios elevados durante bastante tiempo son la fragmentación de la economía global, que encarece las cadenas de suministro y reduce la oferta en productos decisivos como los semiconductores, y la lucha contra el cambio climático, asi como las subidas salariales en determinados países. Todo ello motiva que durante este 2023 los bancos centrales continúen endureciendo la política monetaria.    

En el lado positivo del análisis cabe incluir la reciente decisión de China de poner fin a la política de “covid cero”, pero no hay que olvidar que las nuevas olas de contagios en China, provoquen conflictos a corto plazo en la actividad económica mundial.

Sin embargo, la solidez del mercado laboral ha protegido a la economía global de un posible aterrizaje brusco. Resistencia, que se ve amenazada   por el aumento de los costes de financiación y la caída de la renta disponible de las familias.  

Algunos analistas estiman que la recesión en Estados Unidos puede rondar el -0,5%, mientras que en la eurozona y el Reino Unido la recesión será más profunda (entre -1,5% y -2%) debido al mayor impacto de la crisis energética y a los lazos comerciales con Rusia. Casi todos los pronósticos, señalan que España evitará la caída en la recesión técnica, aunque su ritmo de crecimiento también se deterioraría (el Banco de España espera un crecimiento del 1,3% del PIB en este 2023).

Por otro lado, la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) anticipan que la fortaleza mostrada por el comercio mundial durante el año acabado, se frenará de manera notable durante este 2023: “el deterioro de las perspectivas de crecimiento, el elevado precio de los bienes intercambiados y el impacto de la subida de los tipos de interés sobre la deuda (pública y privada) van a pesar negativamente sobre el volumen de los intercambios de bienes y servicios, aunque haya algunos factores positivos como la mejora de la logística comercial o algunos acuerdos regionales. Alrededor de un 1% se espera que crezca el comercio el año que viene, tras el 3,5% previsto para este año”.

Con todo, los cambios más importantes están relacionados con la guerra en Ucrania. La decisión de las potencias occidentales de reducir progresivamente su elevada dependencia del gas ruso ha llevado a Rusia a ampliar su cartera de clientes, a los que ofrece sus productos con un sustancial descuento. Como consecuencia, la India lidera los países que más han aumentado sus importaciones de Rusia, con incrementos mensuales superiores al 100% desde febrero del año pasado.

Por su parte, Gazprom aumentó el suministro a China a través del gasoducto “Poder de Siberia” un 61%, según Interfax. Para 2023, se calcula que China será el destino de más del 25% de las exportaciones de Rusia, desde el 12% en 2018. Le seguirán Turquía, Bielorrusia, Kazajistán y Corea del Sur.

CHINA:

En la segunda economía mundial, la recesión queda desechada, pero se espera que su economía se situará en este año 2023 en los niveles que registró a mediados del año 2021. Su adaptación al final de la política de covid cero, y las últimas restricciones estadounidenses a las exportaciones de semiconductores avanzados, así como de los equipos capaces de producirlos, reducirán un cuarto de punto el PIB de China en 2023 y 1,7 puntos porcentuales del PIB chino para 2026.

Según Goldman Sachs, “el crecimiento potencial de la economía china se ralentizará hasta el 3% en la próxima década, como consecuencia tanto de su debilidad demográfica y de su productividad, así como la larga caída del mercado inmobiliario, por lo que Pekín no logrará superar a Estados Unidos como primera potencia económica mundial, si eso finalmente sucede, antes de 2060”. Unos 30 años después de lo previsto hasta ahora.

Y es que, desde hace meses la economía de China se está ralentizando. Las previsiones realizadas por el Banco Mundial en el pasado mes de abril vaticinaban un crecimiento de la economía del país asiático de entre el cuatro y el cinco por ciento en 2022. Y el gobierno de Xi Jingpin era incluso más ambicioso, fijándolo en un 5,5%. Pero el efecto de los bloqueos provocados por la restrictiva política de Covid cero y el derrumbe del mercado inmobiliario han dado paso a una realidad muy diferente. Ahora, las estimaciones del propio Banco Mundial auguran que el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) chino se quedó en año 2022 pasado en un 2,8%.

El asunto más preocupante, es una de las causas de la fuerte desaceleración: el tremendo batacazo inmobiliario en el que está inmerso el país y el miedo a que los bancos pudieran llegar a contagiarse de la grave situación desencadenada.

Actualmente, una familia media en China necesita los ingresos de 27 años si quiere comprar una vivienda. La combinación de precios de la vivienda al alza, viviendas vacías, hipertrofia económica y una deuda que no paraba de crecer, motivaban “la burbuja” que en 2021 comenzó a pincharse. Según las estimaciones de Standard & Poor’s y Deutsche Bank, entre el 6,4% y el 7% de todas las hipotecas chinas pueden llegar a correr peligro de impagos por insolvencia.

Es evidente desde hace años que la economía de China, pese a su asombroso historial de crecimiento, presenta grandísimos desequilibrios. Una proporción muy baja de las mejoras que ha traído este crecimiento ha llegado a los hogares, por lo que el consumo privado se mantiene muy bajo como proporción del producto interior bruto. Esto se ha visto compensado por unas tasas de inversión extremadamente elevadas, pero todo indica que esas inversiones obtienen una rentabilidad cada vez más escasa, por lo que las empresas se muestran cada vez más reacias a embarcarse en nuevas iniciativas.

No obstante, la economía de China ha logrado mantener el pleno empleo, principalmente por la promoción del sector inmobiliario que ha provocado su enorme burbuja de la vivienda. El sector inmobiliario representa el 29% del PIB, y la inversión en bienes inmuebles como porcentaje del PIB duplica los niveles alcanzados en Estados Unidos en el punto álgido de la burbuja inmobiliaria vivida en la economía mundial.

Se ha producido un gran aumento del nivel de vida en China a lo largo de las cuatro últimas décadas, por lo que es evidente que China ya se ha convertido en una superpotencia económica, pero no se debe esperar su supremacía respecto a Estado Unidos a corto o medio plazo.

ESTADOS UNIDOS:

La Reserva Federal ha despedido el año 2022 con la octava subida en las tasas de interés. En la última revisión ha elevado el tipo de los fondos federales 0,5 puntos, hasta el rango del 4,25% - 4,5%, para combatir la inflación. Tras cuatro ascensos consecutivos de 0,75 puntos, el presidente de la Fed, Jerome Powell, ha señalado que “quizá es el momento de frenar el ritmo e ir viendo cómo despliega sus efectos el endurecimiento de la política monetaria. La caída de la inflación estadounidense hasta el 7,1% es esperanzadora”

En todo caso el Comité de la Reserva Federal prevé que los tipos superarán el 5% en 2023, subiendo medio punto más de lo pronosticado en septiembre.

En un comunicado, la Reserva Federal ha señalado que: “los continuos incrementos del intervalo objetivo serán apropiados para alcanzar una orientación de la política monetaria lo suficientemente restrictiva como para que la inflación vuelva a situarse en el 2% con el paso del tiempo. Para determinar el ritmo de los futuros incrementos del intervalo objetivo, el comité de la Fed tendrá en cuenta el endurecimiento acumulado de la política monetaria, los retardos con los que la política monetaria afecta a la actividad económica y a la inflación, y la evolución económica y financiera”.

La cuestión es determinar hasta dónde llegarán las subidas de tipos y durante cuánto tiempo será necesario mantener una política monetaria restrictiva para controlar las subidas de precios. Las previsiones de los miembros de la Reserva Federal apuntan a que los tipos se situarán a finales del año próximo en el 5,125%, esto es, en el rango del 5% - 5,25%, en 2023, para luego rebajar un punto los tipos en 2024 y otro, en 2025, aunque Powell ha dejado claro que no pensará en rebajas de tipos mientras no vea la inflación acercarse al 2%.

Tras cuatro subidas consecutivas de 0,75 puntos, el movimiento de 0,50 puntos puede parecer poca cosa, pero en realidad el comité de política monetaria de la Fed no había aprobado ninguna de esa cuantía desde mayo de 2000 hasta este año. El banco central estadounidense se había acostumbrado a movimientos pequeños, de 0,25 puntos, aunque se repitiesen (en 2005 llegó a subir ocho veces los tipos ese cuarto de punto). Pero cuando Powell vio que se había equivocado con el diagnóstico de que las subidas de precios iban a ser transitorias y la inflación se disparó a los niveles más altos en cuatro décadas, decidió actuar agresivamente.

La Reserva Federal persigue conseguir un aterrizaje suave de la economía frenando la demanda para que las presiones inflacionistas se debiliten, pero no tanto como para provocar una recesión. En todo caso, Powell ha señalado que “su prioridad es la estabilidad de precios y que está dispuesto a provocar la recesión si es necesario para lograrla. No creo que nadie sepa si vamos a tener una recesión o no”.

Hasta el momento, la economía estadounidense está mostrando síntomas de resistencia, sobre todo en el mercado laboral. Estados Unidos encadena 23 meses consecutivos de creación de empleo y la tasa de paro está en el 3,7%, muy cerca del mínimo del último medio siglo. Sin embargo, a la vez, tanto en el mercado inmobiliario (muy sensible al precio del dinero) como en algunos otros sectores, se empiezan a ver algunos signos de debilitamiento económico.

La inflación sigue muy lejos del objetivo del 2%, pero los últimos descensos de la tasa interanual permiten albergar alguna esperanza de que haya espacio para ese aterrizaje suave. Los miembros del comité de política monetaria de la Reserva Federal tienen aún esperanzas en ese escenario. Prevén para 2024 un crecimiento muy discreto, del 0,5%. Esperan que el paro se sitúe en el 4,6% y que la inflación vaya bajando rápidamente, hasta el 3,1%.

Powell ha subrayado que espera una reducción sustancial de la inflación en 2023 y que el dato de noviembre, con una subida mensual de precios del 0,1%, está en línea con lo que el banco central está persiguiendo.

EUROZONA:

Según datos de la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), el producto interior bruto (PIB) de la eurozona creció un 0,3% en el tercer trimestre del año pasado con respecto al trimestre anterior gracias al incremento del consumo de los hogares y la inversión, que compensaron el comportamiento negativo del saldo exterior. Esta tasa de crecimiento económico es una décima superior a la estimación anterior (del 0,2%), pero, de todas formas, la zona euro confirma su desaceleración porque la actividad económica se había expandido un 0,8% en el segundo trimestre del año.

En el conjunto de toda la Unión Europea, el crecimiento del PIB fue del 0,4% entre julio y septiembre, dos décimas más que la estimación preliminar pero tres décimas menos que la expansión observada entre abril y junio.

En términos anuales, el crecimiento del PIB en el tercer trimestre fue del 2,3% en la eurozona y del 2,5% en la Unión Europea, frente al incremento del 4,2% y 4,3%, que, respectivamente, registraron en el segundo trimestre de este año.

Por países, Irlanda registró el mayor crecimiento del PIB entre julio y septiembre (un 2,3%), seguido de Chipre, Malta y Rumanía (los tres un 1,3%). En el polo opuesto se situaron Estonia, Letonia y Eslovenia, con contracciones trimestrales del 1,8%, 1,7% y 1,4%, respectivamente.

España registró una expansión económica ligeramente inferior a la media tanto de la eurozona como de la Unión Europea, con una tasa del 0,2%.

El leve crecimiento económico de la eurozona y del conjunto de la Unión Europea se deben, fundamentalmente, al buen comportamiento del consumo de los hogares y de las inversiones (formación bruta de capital fijo), que contrastan con una contracción del saldo exterior marcada por el crecimiento de las importaciones, especialmente de productos energéticos.

En particular, el consumo de los hogares aumentó en el tercer trimestre del año un 0,9% en la eurozona y un 0,7% en la Unión Europea, mientras que las inversiones se aceleraron hasta registrar unas tasas positivas del 3,6% y del 3,2%, respectivamente.

Frente a esto, las exportaciones aumentaron un 1,7% y un 1,9% en ambas zonas, pero este crecimiento se vio ampliamente superado por unas importaciones que crecieron un 4,3% en la zona euro y un 4% en todo el bloque.

En relación al Gasto Público se mantuvo prácticamente estable en el tercer trimestre (aumento del 0,1% en la zona euro y la UE) y tuvo un impacto "insignificante" en el comportamiento del PIB.

Con respecto al empleo, el número de personas con puesto de trabajo aumentó un 0,3% en los países de la moneda común y un 0,2% en la Unión Europea, también en relación al trimestre anterior. En comparación con el tercer trimestre de 2021, el crecimiento fue del 1,8% en la zona euro y del 1,5% en los Veintisiete.

En cambio, las horas trabajadas disminuyeron un 0,1% en la zona euro y un 0,3% en la UE en comparación con el segundo trimestre, aunque en tasa anual registraron un incremento del 2,1% y del 1,6%, respectivamente.

España ha sido la economía de la UE con mayor incremento del empleo (1,4%), seguido de Malta y Chipre (1% en ambos casos), mientras que las mayores reducciones fueron las observadas en Finlandia (0,8%), Rumanía (0,6%) y Polonia (0,4%).

En la economía germana, los precios dieron un respiro a su economía al final del pasado año 2022. La inflación se moderó por segundo mes consecutivo y se situó en el 8,6%, según la Oficina Federal de Estadísticas (Destatis).

Esa bajada supone por ahora dejar atrás la inflación de dos dígitos, puesto que en noviembre la tasa era todavía del 10%. El descenso, que se produce después de la fuerte de caída del IPC en España, da oxígeno al Banco Central Europeo (BCE), que el próximo 2 de febrero debe reunirse de nuevo para decidir sobre otra posible subida de los tipos de interés, ahora situados en el 2,5%.

La inflación alemana encadena dos meses de descensos, después de que el pasado mes de octubre alcanzara una cota del 10,4%, la más alta en siete décadas. En cualquier caso, la media anual será igualmente elevada, del 7,9%, según Destatis. Y para encontrar un valor similar hay que remontarse exactamente hasta 1951, cuando se registró una tasa de inflación del 7,6% en la República Federal Alemana. En términos armonizados, la inflación cayó del 11,3% al 9,6%.

Según Destatis, “desde el comienzo de la guerra en Ucrania, los precios de la energía y los alimentos en particular han aumentado notablemente y tienen un impacto significativo en la tasa de inflación”. Por ello, el Gobierno alemán lanzó un paquete de medidas para aliviar la carga de empresas y consumidores con ayudas multimillonarias y frenando los precios de la electricidad y el gas, que erosionan su poder adquisitivo.

Según el banco central alemán, Bundesbank, “esas medidas frenarán el aumento de la inflación en 2023, a pesar de que no se vislumbra un alivio drástico de los precios, la inflación es alta y solo descenderá gradualmente”.

Los datos publicados por algunos Estados federales alemanes sugieren que el descenso ha sido provocado por la caída de los precios de la energía. En Renania del Norte-Westfalia, el Estado más poblado, la tasa de inflación seguía siendo del 10,4% en diciembre. Los precios de la energía bajaron, en algunos casos de forma significativa. El precio del gas, por ejemplo, descendió un 24,3%. En cambio, el de los alimentos siguió subiendo.

Por su lado, el Banco Central Europeo (BCE) lleva desde el verano de 2022 intentando frenar la inflación en la zona del euro con subidas de los tipos de interés. Tras cuatro subidas consecutivas en el último año, hasta el 2,5%, el BCE no ve aún el final de sus esfuerzos por combatir una inflación récord. Según la presidenta del BCE, Christine Lagarde, “nos queda un largo camino por recorrer”.

El BCE salvó a la zona euro de la catástrofe en dos ocasiones con una combinación de tipos negativos y compras masivas de deuda. En solo seis meses, Lagarde ha virado fuertemente su política monetaria: comenzó por elevar el tono y adoptar el discurso más agresivo de los halcones, continuó acabando con los programas de compras de deuda y terminó por subir los tipos de interés hasta niveles nunca vistos desde 2008. Y además ha trazado una hoja de ruta para ir reduciendo el balance del BCE, que tiene en su haber más de cinco billones de euros en bonos. Lo hará a partir de marzo de 2023, vendiendo títulos a un ritmo de 15.000 millones de euros mensuales.

No obstante, se prevé que la inflación descenderá a lo largo de este año 2023 para situarse en el 6,3%. En 2024 rondará el 3,4% y en 2025 el 2,3%, todavía por encima del objetivo del 2% que se fija el BCE a medio plazo.

Las tasas anuales más bajas se registran en España, Francia y Malta. Las subidas de precios más intensas se observaron en Hungría, Letonia, Estonia y Lituania.

Como hemos señalado, a partir del próximo mes de marzo dejará de reinvertir íntegramente la deuda en balance que llega a vencimiento, a un ritmo que será en principio de 15.000 millones de euros al mes hasta junio. El banco central aún debe decidir a qué velocidad dejará de comprar deuda en el conjunto del año, pero las estimaciones de los expertos apuntan a una reducción de sus compras de unos 200.000 millones de euros en el próximo año. En Goldman Sachs calculan una franja de entre 150.000 y 200.000 millones de euros y en Citibank prevén un descenso de al menos 180.000 millones de euros.

Desde Goldman Sachs señalan que el repliegue del BCE del mercado afectará en principio por igual a los países de la zona euro. La firma espera que el rendimiento del bono alemán a una década marque máximos a principios de año y advierte de que las primas de riesgo de la periferia seguirán bajo presión a lo largo de 2023, también después de haberse alcanzado el punto máximo del alza de tipos de interés, a medida que las necesidades de refinanciación de los países se hagan más evidentes. Su previsión es que la prima de riesgo francesa ascienda a finales de año a los 65 puntos básicos, a 260 la italiana, desde los 209 actuales, y a 130 puntos básicos la española, desde los 108 de cierre de 2022.

“Esperamos que las primas de riesgo suban desde los actuales niveles. Las necesidades de emisión de deuda se mantendrán elevadas en la mayoría de economías de la zona euro”, señalan desde el banco estadounidense. Su previsión es de una emisión bruta de deuda en la región, incluyendo las emisiones de la UE, de 716.000 millones de euros, justo en el año en que el BCE va a reducir su deuda en balance. En el caso de España, estima que el BCE dejará de comprar 22.000 millones de euros en bonos soberanos.

En Citibank calculan una emisión neta de deuda soberana en la zona euro en 2023 por 439.000 millones de euros y también primas de riesgo superiores a las actuales. Para la italiana, calculan 250 puntos básicos en los próximos trimestres. Sus cálculos también contemplan que, en términos netos, el BCE deje de comprar deuda española por 10.000 millones de euros el próximo año.

Los expertos coinciden en que el BCE abordará la reducción de balance de forma gradual y pausada, con el fin de evitar turbulencias especialmente en los países más endeudados. No obstante, es evidente que el incremento en el coste de financiación va a ser inevitable en 2023 y también a medio plazo.

ESPAÑA:

El Banco de España prevé que la economía se desacelere (un menor crecimiento del PIB) en este 2023, algo más de lo esperado en su anterior estimación, pero aleja el riesgo de recesión. En concreto, el supervisor ha recortado una décima su previsión de crecimiento para el próximo año, hasta el 1,3%, y otras dos décimas para el siguiente, hasta el 2,7%.

Una de las principales causas sigue siendo la inflación, que, pese a que se moderará en los próximos meses, se situará en niveles aún muy elevados: cerrará en el 4,9 % en 2023 (-0,7%), para moderarse gradualmente hasta el 3,6% en 2024 (1,7%).

En su último informe de proyecciones macroeconómicas, el Banco de España mantiene la prudencia ante la "elevada incertidumbre" por el desarrollo de la guerra en Ucrania, si bien prevé que la economía española se incremente en el último trimestre un 0,1% y termine el año en el 4,6%, una décima más de lo previsto en su anterior estimación, como consecuencia "de un avance más intenso para la segunda mitad del año", afirma.

La situación, sin embargo, empeorará en la primera mitad de 2023, influida en gran parte por el contexto exterior.  No obstante, señala el Banco de España que "a partir del segundo trimestre de este 2023, el crecimiento económico recuperará vigor de manera paulatina, a medida que, entre otros factores, mejoren las rentas reales de los agentes, se recuperen los mercados exteriores y se desplieguen los proyectos de inversión vinculados con el programa Next Generation EU. Y ya en 2024 crecerá gradualmente, aunque menos de lo esperando inicialmente debido a que se retirarán parte de las ayudas puestas en marcha por el Gobierno”.

Las proyecciones del organismo que dirige Pablo Hernández de Cos, en cambio, se sitúan en línea con las de otros organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que rebajó las previsiones de crecimiento para 2023 hasta el 1,5%.

En relación a la inflación, el Banco de España, ha revisado a la baja el ritmo de avance de los precios en 2023, pero al alza en 2024, respecto a lo proyectado en octubre. En particular, se espera una inflación media en 2022 del 8,4%, que se moderará a lo largo del horizonte de proyección hasta el 4,9%, el 3,6% y el 1,8% en 2023, 2024 y 2025, respectivamente.

El Banco de España estima que el PIB ha crecido, un 0,1% de octubre a diciembre, en línea con el 0,2% registrado en el tercer trimestre, soportada por el continuado buen comportamiento del mercado laboral y por el impulso fiscal desplegado en los últimos meses.

Sin embargo, se trata de un "modesto avance" que se explica por la debilidad del consumo de los hogares, que han perdido poder de compra por el acusado repunte de los precios, y consiguiente caída de los salarios reales o poder adquisitivo de los salarios, y de los tipos de interés. La facturación de las empresas se habría mantenido estable, aunque "con una notable heterogeneidad sectorial", mientras que los indicadores de confianza han mejorado.

Destaca también el descenso sustancial de la inflación, sin que se hayan observado “efectos de segunda ronda”, dado que los salarios siguen "relativamente" contenidos, mientras que los márgenes empresariales se mantienen estables, aunque con "una notable heterogeneidad entre sectores y empresas".

Al final del 2022, en diciembre la inflación, según el INE, se ha situado en el 5,8%. Se trata del quinto mes consecutivo de descenso, con un punto menos que el dato de noviembre (6,8%). La inflación de diciembre es la más baja del año, rebajando el 6,1% de progresión que el índice de precios al consumo (IPC) marcó en enero. Y es la primera vez desde febrero de 2021 en que España registra una inflación más baja que la de un año anterior.

Si los precios energéticos fueron en su día los detonantes del episodio inflacionista que viven España y la mayoría de economías avanzadas, estos están siendo también protagonistas en la desescalada. El INE destaca de nuevo, que electricidad y carburantes son los componentes que más han contribuido en diciembre a atenuar la progresión del IPC.

Sin embargo, sigue preocupando la inflación subyacente (elimina alimentos frescos y productos energéticos considerados muy volátiles), que ha acabado el año 2022 en el 6,9%. Este dato es importante porque se considera un indicador de la tendencia de los precios a medio plazo. De hecho, mientras la tasa general ha experimentado un notable descenso desde agosto, la subyacente marca un nuevo pico, por encima del 6,4% del pasado agosto. Y se sitúa, además, 1,1 puntos por encima de la tasa general.  

Se trata de un signo preocupante porque actúa en contra de la tendencia del IPC a frenarse.

Una nota muy negativa, es la subida del precio de los alimentos los alimentos. El dato publicado por el INE señala una subida del 15,3% interanual. Se trata de un incremento que daña la capacidad adquisitiva de los hogares al encarecer la cesta la compra, debida a la caída de los salarios reales.

Para tratar de revertir esta situación, en el último paquete anticrisis aprobado por el Gobierno se han adoptado medidas como la inaplicación temporal de IVA a alimentos básicos.

Otro efecto preocupante, motivado por el viraje radical en la política monetaria del Banco Central Europeo, es el encarecimiento de las hipotecas variables. El último dato de inflación subyacente, de seguir la misma tendencia en Europa, augura pocas posibilidades en el corto plazo de que el regulador del euro frene las subidas de los tipos de interés oficiales, lo que agravará los problemas de los endeudados.  

En relación al empleo, durante el último mes del año pasado, se ha registrado otro notable descenso del número de parados, a pesar de la crisis inflacionista y la incertidumbre económica. Según el Paro Registrado, el volumen de desocupados se redujo en 43.727 personas, comprimiendo el número de desempleados hasta los 2,83 millones, el nivel más bajo de los últimos 12 meses, lo cual deja la mejor fotografía del mercado laboral en un mes de diciembre desde 2007.

En sintonía con esta mejora, la afiliación media a la Seguridad Social ascendió en 12.640 trabajadores, colocando el total de cotizantes en casi 20,3 millones de personas. Ese crecimiento se modera, pero sigue siendo la tercera mejor marca del año y permite situar el número de cotizantes por noveno mes consecutivo por encima de los 20 millones. Consumados los 12 primeros meses de vigencia de la reforma laboral, el comportamiento del mercado de trabajo confirma su éxito: el paro se ha reducido en este tiempo en más de 268.000 personas, y se han creado casi medio millón de empleos, según los datos facilitados.

Durante el pasado año, el número de parados ha descendido en 268.252 personas, lo que supone una rebaja del 8,6% respecto al total con el que concluyó el anterior ejercicio. Sin embargo, la última disminución, de casi 44.000 personas, es la más escasa para un mes de diciembre desde 2012.

Según el Secretario de Estado de Empleo “en 2022 hemos conseguido dar lugar a un mercado de trabajo más resiliente. A pesar de que ha sido un año muy complicado, nos encontramos ante cifras muy positivas. Volvemos a demostrar que se pueden afrontar las crisis económicas protegiendo el empleo, modernizando el mercado laboral y combatiendo la precariedad y la temporalidad”.

El buen comportamiento del mercado de trabajo en diciembre favoreció especialmente a las mujeres y a los trabajadores más jóvenes. Mientras que el número de paradas quedó fijado en 1.690.148, el dato más bajo de todo el año, y el más corto para un mes de diciembre desde 2009; los menores de 25 años se situaron en 195.751, la cantidad más reducida de toda una serie histórica, que se remonta a 1996.

En la contabilidad de la Seguridad Social, en términos generales, diciembre concluyó con 9.559.179 mujeres afiliadas, 471.360 más que un año antes, lo que supone el nivel más elevado de mujeres ocupadas desde que existen registros. Asimismo, tres de cada cuatro menores de 30 años cuentan hoy con un contrato indefinido (76%), frente a uno de cada dos antes de la reforma (suponían el 47% en el promedio entre 2017 y 2021). En diciembre había 2.013.724 afiliados jóvenes con contrato indefinido, 807.836 más que un año antes.

Según el Ministerio de Trabajo, “desde agosto de 2021, cuando se recuperó el nivel de afiliación previo al estallido de la crisis del covid, se han creado 815.000 empleos. Y en 2022, pese a las previsiones que a lo largo del año parecían augurar un resultado menos boyante, nos permite acabar el año con casi medio millón de afiliados más”.  

A pesar de que en diciembre se firmaron 1.189.917 contratos, 234.366 menos que en noviembre, cuatro de cada 10 fueron de carácter indefinido, por lo que se mantuvo la proporción del resto de meses. En términos absolutos, sin embargo, es donde se avista una mayor distancia, puesto que son 290.368 más que los registrados en el mismo mes de 2021. En cuanto a la contabilidad anual, durante 2022 se firmaron un total de 18.310.343 contratos, de los que 7.027.160 fueron indefinidos, un 232% más que en el mismo mes del año anterior.

Por territorios, el paro registrado en el paso mes de diciembre se redujo en 13 comunidades autónomas. Las mayores caídas tuvieron lugar, en valores absolutos, en Andalucía (-22.280 personas), Madrid (-6.782 personas) y Canarias (-3.124). Y en valores relativos (porcentajes), en Baleares (-35,95%), Madrid (-18,57%) y Extremadura (-10,49%).

Sectorialmente, el paro disminuyó el año pasado en todas las ramas económicas, especialmente en los servicios, donde se restaron 171.212 desempleados (-7,8%). Le siguieron la agricultura, con 32.278 parados menos (-22,1%), y la construcción, con una rebaja de 30.829 desempleados (-11,9%). En cuanto a la industria y al colectivo de trabajadores sin empleo anterior, ambas recortaron su cifra de parados en 24.562 y 9.371 personas, respectivamente.

Respecto a la creación de empleo, las ocho comunidades autónomas que presentan un aumento mayor del empleo promedio durante el año que acaba de terminar, han sido Andalucía, Baleares, Canarias, Cataluña, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Madrid y Murcia.

El colectivo de autónomos se ha mantenido estable. En diciembre se contabilizaron 3.328.403 trabajadores por cuenta ajena, apenas cinco más que en el mismo mes de 2021. Sin embargo, son 16.169 más que el total registrado en enero de 2022.

Respecto al número de trabajadores acogidos a un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), en diciembre se mantuvieron en alrededor de los 20.000, una cifra que permanece estable desde el pasado verano. 

MERCADOS:

La Bolsa española durante el año pasado ha sufrido una gran inestabilidad lo que se ha reflejado en su volumen de negociación. Durante el mes de diciembre se mantuvo un volumen de algo más de 28.000 millones de euros (un 1,77% más que el registrado en el mismo periodo de 2021). En el conjunto de todo el año se ha producido una caída del 4,2%, hasta los 362.105 millones.

En siete años, el dinero que se mueve en la renta variable se ha desplomado un 62,36%. El descenso es mucho más acusado si se compara con el récord de 1,67 billones registrado en 2007, un año en el que el Ibex 35 rozaba los 16.000 puntos, su nivel más alto.

Este volumen reducido de negociación vuelve a poner de manifiesto la dificultad que siguen encontrando las cotizadas españolas para atraer el interés de los inversores.

Respecto a la Renta Fija, el volumen contratado alcanzó los 114.802 millones de euros en 2022, tras los 6.963 millones de diciembre, que suponen un descenso anual acumulado del 50,9%. Las admisiones a negociación ascendieron a 380.020 millones de euros, lo que implica un descenso del 3,4% en comparación con el importe registrado en 2021. En diciembre el volumen admitido fue de 16.818 millones. A cierre del año el saldo vivo se situó en 1,75 billones de euros.

Respecto al Euribor, el índice al que se referencian la mayoría de las hipotecas, está sufriendo un importante ascenso. Ha cerrado el mes de diciembre por encima del 3%. Un nivel que no se superaba desde el crack inmobiliario de 2008.

En un solo un año el euríbor ha pasado del -0,502% en diciembre de 2021 al 3,01% en el mismo mes de 2022. Esto supone 3,5 puntos porcentuales de subida, algo que no había ocurrido en la serie histórica del índice.

La causa se encuentra en el encarecimiento del precio del dinero decidida por el Banco Central Europeo.

El Euribor comenzó su ascenso a primeros de año 2022 para regresar a terreno positivo en abril. Desde entonces no ha dejado de incrementarse, produciéndose el gran acelerón en septiembre con una subida de un punto porcentual en solo treinta días.

El problema es que parece que le quedan nuevas subidas. Los analistas esperan que para mediados del año que viene el índice se coloque en el entorno del 3,5%.   

En relación al mercado de la vivienda, según la Sociedad de Tasación, el precio de la nueva ha registrado durante 2022 una subida anual del 7,1% (la mayor desde junio de 2007). El metro cuadrado se incrementó hasta los 2.732 euros de media a finales de diciembre, todavía por debajo del récord histórico de 2.905 euros registrado hace 15 años, a causa de la falta de oferta de pisos de nueva construcción, la subida de los materiales y del coste de financiación.

Aunque a un menor ritmo, se espera que durante los próximos meses continúen las subidas.  Respecto al mercado de compra venta, según el portal inmobiliario Fotocasa, se reducirán las operaciones un 12% en 2023, tras superar las 600.000 transacciones el año pasado.

A excepción de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que registraron aumentos anuales del precio de la vivienda nueva por debajo de la media nacional, todas las comunidades experimentaron subidas anuales que van del 3,9% de La Rioja al 9,1% de Baleares. Por detrás de Baleares, se sitúan Madrid, con una variación anual del 8,5%, Navarra (7,2%), Andalucía (7,1%), Comunidad Valenciana (7%) y País Vasco (6,9%).

Por capitales, Barcelona (4.917 euros) siguió siendo la más cara, seguida de Madrid (4.125 euros) y San Sebastián (4.048 euros). Las más baratas fueron Badajoz (1.290 euros), Cáceres (1.271 euros) y Ciudad Real (1.268 euros) presentan el importe medio más bajo. Málaga fue la capital en la que más subió el precio de la vivienda nueva el año pasado, un 9,3%.

Los cálculos de Sociedad de Tasación apuntan a que el actual contexto de inflación y las subidas de tipos puede suponer que la vivienda usada registre cierto ajuste en los precios. 

EMPRESAS:

De nuevo, el grupo Inditex camina hacia un año de resultados récord, mejor incluso que su anterior máximo registrado en el año 2019, a pesar de la escalada inflacionista y la subida de los costes de producción. La firma propietaria de marcas como Zara, Massimo Dutti, Bershka y Oysho, registró unas ventas de 8.210 millones de euros en el tercer trimestre fiscal (de agosto a octubre), un 11% más que en idéntico periodo del ejercicio anterior, mientras el beneficio neto avanzó un 6%, hasta 1.301 millones, su récord trimestral.

La empresa no es ajena a las turbulencias que azotan a la economía mundial (también a otras firmas del sector textil), con una inflación que remite, pero sigue en niveles persistentemente altos. El ritmo de crecimiento de las ventas ha ido de más a menos: el grupo empezó el primer trimestre con un alza del 36%, seguido de un 16% en el segundo y un 11% en el tercero.

Pese al freno, los resultados siguen apuntando a un cierre récord del ejercicio. Estuvo a punto de lograrlo en 2021, pero la firma se tuvo que conformar con rozarlo tras superar el golpe de la pandemia en 2020. En los nueve primeros meses del año, las ventas alcanzaron los 23.055 millones, un 19% más que en idéntico periodo del año anterior (un 20% a tipo de cambio constante) y fueron positivas en todas las áreas geográficas.

El beneficio neto en el mismo periodo creció un 24%, hasta 3.095 millones. El ha comunicado que “a lo largo de los nueve primeros meses del año, el tráfico y las ventas en tienda han crecido de manera relevante. La diferenciación de las tiendas de Inditex ha sido clave en esta dinámica: la venta online crece un 12% y continúa progresando de manera satisfactoria, situándose por encima del récord alcanzado en el mismo periodo de 2021. El objetivo se mantiene en lograr que el 30% de las ventas sean a través de la web en 2024”.

El tercer trimestre ha estado marcado, además, por el anuncio en octubre de que Inditex abandonaba Rusia, un mercado que llegó a ser el segundo en facturación. La salida le ha costado, de momento, 230 millones de euros en sus cuentas de 2022. Tras la suspensión de la actividad comercial el día 5 de marzo por la invasión de Ucrania, la compañía dotó una provisión por perdidas extraordinaria de 216 millones en el primer trimestre, que esperaba que fuera suficiente para el ejercicio. Pero ha añadido otros 14 millones en el tercero tras el acuerdo anunciado en octubre para la venta de su negocio en este país a Daher, un conglomerado con sede en Emiratos Árabes Unidos con presencia en el sector inmobiliario y en la distribución textil. De volver en un futuro, Inditex ha dicho que sería a través de un régimen de franquicias.

 Si nos referimos a su política de dividendos, se han repartido en dos pagos (uno en mayo y otro en noviembre) un total de 2.900 millones a cuenta del ejercicio anterior, un 33% más.

El principal beneficiado es Amancio Ortega, fundador del grupo y su mayor accionista con un 59,29% del capital (ha percibido 1.718 millones, 424 millones más que el ejercicio anterior). Y la segunda mayor accionista, Sandra Ortega, su hija, ha ingresado unos 146 millones de euros por su 5,053% del capital.