lunes, 17 de noviembre de 2014

UNA VEZ MÁS, LA CUMBRE DEL G-20 NO HA SERVIDO PARA NADA

¡Qué pena!
Se ha clausurado la última cumbre del G-20, ya saben, la reunión de las autoridades de las economías más desarrolladas y de las emergentes. Una vez más, ha concluido con una serie de declaraciones grandilocuentes y anuncios no vinculantes, que en poco tiempo quedaran en el olvido.
El G20, frente al débil crecimiento de Japón que parece ya instalado en la eurozona, ha señalado que “la recuperación global es lenta, desigual y no genera los empleos necesarios. La economía se ve frenada por la falta de demanda, y los riesgos persisten en los mercados financieros y a través de las tensiones geopolíticas”.
Se han acordado “de palabra”, nada menos que hasta 800 medidas para estimular a la economía mundial y luchar contra el cambio climático.
Hagamos un breve repaso:
Frente a la importancia de las infraestructuras como motor del crecimiento, se ha aprobado crear un Centro Global de Infraestructuras, que pondrá en contacto a inversores y a promotores de grandes proyectos en todo el mundo, y que según lo declarado, “para el año 2030, permitirá disponer de los necesarios 70 billones de dólares a nivel global para financiar infraestructuras”.
Respecto al comercio internacional señala que se han de adoptar “estrategias de crecimiento que incluyan reformas para facilitar el comercio, disminuyendo los costes, mejorando las aduanas, reduciendo las cargas derivadas de la regulación y fortaleciendo los servicios al comercio”. Igualmente, en la declaración final reafirmaron su “compromiso firme y duradero de resistir al proteccionismo”.
En el ámbito laboral, se ha señalado que para el año 2025 se deberá haber reducido en un 25% la diferencia entre la presencia de mujeres y hombres en el mercado de trabajo de cada país. Según el G-20 esto “atraerá más de 100 millones de mujeres dentro del mundo laboral, lo que incrementará significativamente el crecimiento global y reducirá la desigualdad”.
Respecto a otro tema estrella y ya habitual en sus cumbres, la evasión fiscal, el compromiso ha consistido en acabar de implantar el plan de la OCDE para modernizar el sistema fiscal internacional en 2015, señalando que “asegurará que las grandes empresas pagan impuestos en el mismo lugar en el que obtienen beneficios”.
También se han incluido en sus planes la necesidad de abordar cuestiones como el terrorismo, el cambio climático o la epidemia del ébola en el oeste de África. “Estas menciones no contradicen el carácter económico y global del G20, porque todas tienen una dimensión económica”, explicó la directora del FMI, Christine Lagarde.
Concluye el G-20, que “análisis por parte del FMI y la OCDE indican que si estos compromisos se implementan en su totalidad, resultarán en un 2,1% adicional de crecimiento para 2018”.

Creo que sobran comentarios…

miércoles, 12 de noviembre de 2014

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL NOVIEMBRE 2014: Perspectivas económicas inciertas

A la vista de los pobres resultados de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada a finales de octubre en Bruselas, la Unión Europea sigue sin rumbo para combatir el estancamiento europeo. En la cumbre se pidió al BCE que ponga en marcha el programa de compra masiva de deuda pública (expansión cuantitativa) similar a los aplicados por Estados Unidos y Japón en los últimos años.
Mientras tanto, la economía europea se asoma al precipicio arrastrada por Francia e Italia, y los problemas de Alemania.

GLOBAL:

Uno de los mayores temores del FMI, es que tal vez no podamos celebrar un final de crisis en la forma tradicional, sino que la normalidad venga a ser, a partir de ahora, el de unas economías menos dinámicas. El nuevo fantasma de estancamiento de las economías avanzadas puede dar lugar a un periodo prolongado de elevado desempleo motivado por el bajo crecimiento económico.
Sobre todo por la caída del crecimiento potencial –el que se podría obtener si se utilizaran todos los recursos disponibles- tanto en las economías emergentes, como en las desarrolladas debido a la bajada que han sufrido en su productividad.
El Fondo ha alertado sobre todo a Japón y a la eurozona, señalando que “Europa no funciona, y lo que ha seguido en Japón han sido 15 años de deflación y crecimiento funesto”. La institución ha pasado a ser una fuerte defensora de la inversión pública como elemento dinamizador de la actividad económica. Vamos una defensa a ultranza del keynesianismo más ortodoxo.
En las economías emergentes el pronóstico es que el crecimiento potencial sea un 1,5% más bajo que en 2011. Y en las avanzadas, el llamado output potencial ha pasado de una media anual del 2,5% en el del periodo 1996 a 2003, a un 1,6% entre 2004 y 2011.
Por lo que se refiere a la productividad, hay que señalar que en la economía de Estados Unidos creció un 1,8% entre 1997 y 2013,  mientras que en la región del euro aumentó a una media anual del 1,1%, tomando como baremo la riqueza por hora trabajada.
Sin embargo, en la mayor economía del mundo tampoco están demasiado tranquilos con la evolución de su productividad. La que incluye todos los factores —es decir, que no depende de aumentar las horas trabajadas ni el capital físico—  que aumentó 0,3% en EE UU en 2013 (la peor ganancia desde 2009) según las estadísticas de Empleo. El crecimiento potencial que el Fondo estima para Estados Unidos es el 2%.
Probablemente, la productividad esté disminuyendo como consecuencia de que los avances tecnológicos no estén generando las mejoras de eficiencias que se consiguieron hace años.
De las dudas no se libra ni China, ya que señala el Fondo que “su crecimiento se desacelerará más que lo que creen los pesimistas”. En el mejor escenario, si las reformas del país se complementan, se restringe el crédito y por tanto se frenan las inversiones poco productivas, “el crecimiento será más saludable, aunque igualmente será uno o dos puntos porcentuales más bajo durante los próximos años”.
El FMI reclamado, sobre todo, inversiones en infraestructuras (en obras públicas) y más reformas. Inversiones públicas no sólo en trenes o carreteras. A este respecto FUNCAS ha señalado que en España también se necesitan estímulos fiscales para mejorar la formación de los parados o rebajar las cotizaciones. Es decir, todo aquello que tenga que ver con las políticas activas de empleo.

ESTADOS UNIDOS:

Los datos de crecimiento del PIB estadounidense, por encima del 3% anual, han superado las previsiones de muchos analistas. Datos que se han publicado al día siguiente de que la Reserva Federal pusiera fin a 37 meses continuados de compra masiva de activos financieros y créditos hipotecarios para generar liquidez en los mercados financieros.
La política, conocida como "quantitative easing" consistente en acometer  estímulos monetarios o facilitación cuantitativa, fue puesta en marcha por el Banco Central de Estados Unidos en 2008, poco después de reducir casi a cero la tasa de interés tras el colapso de Lehman Brothers.
Por esa vía, el Estado corrió en auxilio de bancos y empresas (Citibank, General Motors, los semiestatales bancos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae, entre otros) cuya situación de quiebra amenazaba con hacer colapsar a la economía.
El Banco Central estadounidense inyectó nada menos que unos 4,5 billones de dólares en la economía a través de la absorción de diversos paquetes de deuda y dudosos activos financieros que hoy conserva en su balance, algo que genera desde críticas moderadas a furiosas por parte de los partidarios de la ortodoxia monetaria.
Lo que sí está claro, es que por esa vía, se evitó que Estados Unidos cayera en una nueva Gran Depresión, quizá más grave que la de 1929,  con todo el impacto que ello hubiera tenido sobre el conjunto de la economía mundial.
No obstante, hay analistas que critican la idoneidad de los resultados del tremendo esfuerzo monetario realizado, acompañado en los primeros años de una política fiscal más expansiva. La realidad, es que se impidió la catástrofe, pero no se ha conjurado totalmente el riesgo de deflación, y el crecimiento aún dista de ser robusto.
Según el Conference Board (prestigiosa institución que analiza la marcha de la economía) los datos del tercer trimestre "fueron desalentadores para el consumo de los hogares y la inversión empresarial creció sólo moderadamente".
Los estímulos monetarios eliminados por la Reserva Federal, fueron aplicados también por el Banco de Inglaterra, con resultados parecidos y, anteriormente, en la década de los noventa por Japón para combatir la deflación en la que cayó su economía después del pinchazo de la burbuja especulativa en 1990-1991.
Siete años después de iniciada la crisis estadounidense y mundial, dos recientes informes, uno del FMI de abril de este año y el otro del Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS, según sus siglas en inglés), han advertido de los límites de la recuperación y de los peligros futuros que afronta la economía internacional.
Para la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el crecimiento mundial sería del 3,9% en 2014 y en 2015, con EE.UU. avanzando a un ritmo del 2,7% este año mientras Europa bordea un crecimiento nulo y China se desacelera.
También se han desacelerado las economías latinoamericanas: el Banco Mundial prevé un crecimiento de la región de 1,2% para el año próximo, lo cual también influye sobre la economía mundial.
La duda que cabe plantearse es si se va a frenar la especulación financiera con la retirada de los estímulos de la Fed. Toda la reorganización del mundo financiero desde 2007 ha llevado a una fuerte concentración de bancos, compañías de seguros, sociedades de bolsa, hedge funds e inversores institucionales, que han visto aumentar sus negocios gracias a la enorme liquidez que ha supuesto la "quatitative easing".
El FMI, temeroso de que la nueva burbuja especulativa que podría fraguarse  en los mercados financieros, venía recomendando el final de los estímulos monetarios que ahora se ha llevado a cabo.
Pues bien, en la última semana de octubre, la Reserva Federal puso fin a los seis años de estímulos monetarios masivos. El comunicado del banco central estadounidense afirma que los tipos de interés seguirán en el 0% durante un periodo de tiempo "considerable", probablemente hasta mediados de 2015.
La Fed mantendrá un balance de activos de 4,5 billones de dólares, tras los activos comprados, siempre y cuando se confirmen los indicadores actuales y la inflación, controlada en el 1,7%, siga dando margen a ello.
Con el objetivo de tranquilizar a las Bolsas, el tono general del documento es positivo,. De esta forma, la presidenta de Fed, Janet Yellen,  ha creído que es el momento del desenganche monetario.
La Reserva Federal certifica una "expansión moderada" de su economía con un "sólido" ritmo de creación de empleo. En este sentido, y en contraste con anteriores comunicados, destaca la "gradual reducción de los obstáculos" para la contratación. Sin embargo, precisa que la presión inflacionista es a la baja y que el mercado inmobiliario muestra una "recuperación lenta", lo que justificaría un margen de tiempo antes de subir el precio del dinero.
Acertar en el momento y en el calibre de la subida de los tipos es uno de los puntos más peliagudos que debe afrontar la Fed. Y las presiones no ayudan. Los dueños de bonos, poderosos fondos, firmas financieras y magnates de todo tipo quieren unos tipos que mantengan amarrados la inflación, para así no ver depreciados sus títulos, y por supuesto, obtener unos mejores rendimientos a sus inversiones por la subida de los tipos de interés.

CHINA:

La segunda economía mundial y primera potencia comercial, creció a una tasa del 7,3% interanual entre julio y septiembre: se trata de una cifra que confirma la progresiva desaceleración del gigante asiático durante los últimos años.
Ese 7,3%, inalcanzable para casi todas las economías  del mundo y algo superior a lo que esperaban los analistas, es la menor tasa registrada desde el primer trimestre de 2009, cuando China sufrió la fuerte embestida de la crisis financiera internacional y su PIB aumentó sólo un 6,2%. Si entonces Pekín decidió responder con uno de los mayores planes de estímulo que se recuerdan, hoy las autoridades han sugerido que una medida de tal calibre estaría prácticamente descartada.
Según el portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas, Shen Laiyun, “el crecimiento está dentro del intervalo apropiado y los niveles de empleo son estables. A pesar del freno, la economía funciona bien y camina hacia la dirección y objetivo esperados”. Sin embargo, también advirtió de las “numerosas presiones a la baja” que afectan a la segunda economía mundial y acuñó en repetidas ocasiones el concepto de “nueva normalidad”, una idea que mencionó por primera vez el presidente Xi Jinping para referirse a la nueva fase de crecimiento de la economía china, significativamente menor a las tasas del 10% anual que se han logrado en las últimas décadas.
En esta nueva fase, Pekín quiere abandonar un modelo económico basado en el crecimiento a toda costa para alcanzar otro más sostenible, donde el consumo interno y el sector privado ganen protagonismo en detrimento de la inversión estatal.
Desde comienzos de 2014, las autoridades del gigante asiático han tratado de encontrar el equilibrio entre una tasa lo suficientemente alta para generar un nivel de empleo adecuado y, a su vez, seguir con el programa de reformas estructurales en su economía, que inevitablemente arrastran a la baja el crecimiento. El gigante asiático creció un 7,4% en los primeros tres meses del año y repuntó ligeramente entre abril y junio (un 7,5%) gracias a una serie de medidas de estímulo de índole fiscal y monetario dirigidas a las pequeñas empresas del país. Sin embargo, el frenazo del sector inmobiliario, que se ha agudizado en los últimos meses y que representa aproximadamente un 30% del PIB, ha vuelto a afectar negativamente al crecimiento.
Según datos oficiales, las ventas de viviendas han caído un 10,9% entre enero y agosto en comparación con el mismo periodo del año anterior y los precios siguen bajando en prácticamente todas las ciudades grandes y medianas del país. Para amortiguar la caída, los Gobiernos locales han relajado los controles a la compra de viviendas, y el Banco Popular de China (PBOC) ha inyectado liquidez a los principales bancos. Shen ha asegurado que los ajustes en el sector “no son radicales” y ha sugerido que los datos de septiembre podrían mostrar una leve mejoría.
En marzo, el primer ministro chino Li Keqiang fijó un objetivo de crecimiento del 7,5% para 2014. A menos de tres meses para acabar el año, la tasa acumulada se sitúa en el 7,4%. Li asegura que la prioridad son las reformas estructurales para conseguir un modelo sostenible a largo plazo y no parece dispuesto a un crecimiento impulsado por las inversiones públicas.

JAPÓN:

Al igual que en Europa, en  Japón tampoco acaba de cuajar la recuperación. La economía nipona ha tenido que reforzar su ya existente agresivo programa de estímulos económicos.
El Banco de Japón ha decidido inyectar aún más dinero a los mercados financieros y aumentar las compras de deuda pública para tratar de reactivar a su economía, que ha vuelto a flojear a consecuencia de la disminución de su demanda interna provocada por la subida del IVA del pasado mes de abril.
Al contrario que en Estados Unidos, el Banco de Japón ha optado por intensificar de esta forma sus estímulos monetarios. Esta decisión, empujó a las bolsas, de forma que el índice Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró con ganancias del 4,83%, mientras que la cotización del yen japonés frente al dólar se desplomó hasta su nivel más bajo también en casi siete ejercicios. En general, todas las Bolsas mundiales reaccionaron al alza entusiasmados con las medidas de impulso del Banco de Japón.
En concreto, el órgano regulador japonés incrementará la base monetaria (efectivo en manos del público y las reservas de los bancos comerciales en el banco central) a un ritmo de 80 billones de yenes anuales (alrededor de unos 575.000 millones de euros), por encima de la cifra que inyectaba hasta ahora, que oscila entre los 60 y 70 billones de yenes.
Desde su llegada al poder en diciembre de 2012, el primer ministro Shinzo Abe anunció medidas contundentes bajo tres premisas: estímulo fiscal, expansión monetaria y reformas estructurales (una estrategia bautizada como Abenomics). El primer ministro cambió al gobernador del banco central y éste inició el segundo de los pilares para lograr que la inflación del país alcanzara el 2% a mediados de 2015. Pero en 2013 la cifra se situó en el 0,4% —el primer año que se alcanzó una tasa positiva desde 2008— y en lo que va de 2014 el indicador ha subido a un ritmo más lento del esperado.
La caída de la demanda interna, afectada por el aumento del IVA, pone en peligro tanto los objetivos de inflación como los de crecimiento. El PIB del país se contrajo entre abril y junio un 7,1% (en tasa anualizada) en relación con el mismo periodo del año anterior. El banco central de Japón también defendió la ampliación del programa por “la preocupación ante la caída de los precios del crudo”, que podría agudizar el problema.
De hecho, el organismo rebajó las perspectivas de crecimiento del país para este año fiscal, que se cierra en marzo de 2015, del 1% al 0,5%. Aun así, el banco central estima que con esta receta Japón “seguirá creciendo a un ritmo por encima de su potencial”.

EUROZONA:

La realidad es que el discurso triunfalista de salida de la recesión en la eurozona ha durado poco. Los datos de Eurostat (Oficina Estadística de la Unión Europea) del segundo trimestre de 2014 presentan un panorama desolador: la eurozona en su conjunto se estancó con una variación nula en el PIB, pero alguno de los países centrales, con Alemania a la cabeza están, otra vez, con tasas trimestrales negativas.
Con Italia en recesión (ya lleva dos trimestres en negativo), Francia estancada en el 0 %, y Alemania cayendo un 0,2 % en tasa trimestral, el escenario de la economía europea es muy preocupante: nos acerca cada vez más a la tercera recesión. Pero en esta ocasión, puede ser más grave, ya que se presenta  en un panorama de elevado endeudamiento tanto público como privado, una tasa de paro muy alta y, además, con riesgo de deflación, lo que puede ser catastrófico para la economía.
Para evitar los efectos devastadores de una recaída que nos condenaría a más de una década perdida, es absolutamente necesario, y cada vez más urgente, un cambio en la política económica que deje atrás la austeridad compulsiva y apueste por el crecimiento.
Los anuncios del presidente del BCE de cambios en la política monetaria, trasladando a la UE lo que ya hicieron antes en Estados Unidos y el Reino Unido, son positivos pero insuficientes. Es preciso complementar esa política con otras actuaciones de política fiscal. Fundamentalmente alargar los plazos de la consolidación fiscal en los países con déficit (más tiempo para corregir sus déficit), e implementar políticas expansivas de demanda en aquellos que están en una situación de equilibrio, como es el caso de Alemania.
Y aun así, no bastaría, ya que la economía del conjunto de la Unión Europea se enfrenta a un problema de fondo: la debilidad de la demanda interna. Para impulsarla se precisa de una política fiscal y monetaria expansiva. Con un plan de inversiones públicas eficientes, acompañado de un  incremento de los salarios que incremente el consumo de las familias.
La propia Comisión Europea, en las previsiones de otoño que ha presentado, plantea que la recuperación europea se retrasa, al menos, un año completo con respecto a las previsiones que había realizado el pasado mes de abril.
Según la Comisión, España la cuarta economía de UE, crecerá un 1,7 en 2015, cuatro décimas menos de lo que había calculado. El PIB de la Unión Europea avanzará el 1,5 el próximo año, y el de la zona euro el 1,1 según las mismas previsiones.
El mercado laboral europeo también muestra síntomas propios del enfriamiento económico. Se recupera algo, pero no a la velocidad que lo venía haciendo: los datos de afiliación a la Seguridad Social de octubre revelan 16,7 millones de cotizantes tras ganar 28.817 (casi la mitad que el mismo mes de 2013). El desempleo creció en 79.514 personas.
Desafortunadamente, las debilidades se aglomeran, ya que los precios se acercan con velocidad a la deflación, sobre todo en la eurozona (aumentaron sólo el 0,3% en septiembre). En un clima deflacionario y con la recuperación económica en punto muerto, Europa se asoma a una situación, como se ha comentado reiteradamente, de japonización (débil crecimiento y deflación desde los años 90), con unas consecuencias y duración desconocidas.
El peligro es realmente mayor que el que dan a entender las principales cifras macroeconómicas del Viejo Continente.

ESPAÑA:

La economía española avanzó, entre junio y septiembre un 0,5%, una décima menos que en el trimestre anterior. La demanda interna ha sido la palanca que lo ha propiciado, dado que el sector exterior sigue debilitado como  consecuencia de la caída de las exportaciones, que ha restado un punto al crecimiento.
Continua, por tanto, la tendencia ya contrastada a comienzos de este año, cuando las exportaciones dejaron de ser el motor que tirase de la economía española. La razón es, la anteriormente apuntada, el empeoramiento económico de la zona euro.
El mercado laboral también muestra los síntomas propios del enfriamiento económico. Sigue recuperándose, pero no a la velocidad que lo venía haciendo. Y esto se puede ver en los datos de afiliación a la Seguridad Social de octubre. Se situó en una media 16,7 millones de cotizantes tras ganar 28.817. Una cifra, esta última, que con ser positiva, es casi la mitad de la lograda el mismo mes del año pasado. Lo mismo evidencia el mismo dato al eliminarle los efectos de la estacionalidad. Los 5.208 afiliados más serían el menor incremento del año, exceptuando la caída de agosto, según el Ministerio de Empleo.
También las cifras del paro registrado muestran cierta disminución en su caída, no tanto por el incremento del desempleo, que ha crecido en 79.514 (8.000 menos que el año anterior en el mismo mes) y ha dejado el número total en alrededor de 4,5 millones (según la EPA 5,5 millones), sino por la evolución de la contratación. La cifra de compromisos suscritos durante el mes octubre siguen al alza respecto al año anterior, pero, de nuevo, su incremento anual vuelve a ser el más bajo respecto al año 2013.
Otro aspecto destacable es la consolidación del empleo a tiempo parcial. Observando las cifras de afiliación a la Seguridad Social se aprecia que un 22,3% de asalariados trabajan por horas, cuatro décimas más que el año pasado. Por el contrario, la recuperación sigue sin llegar a los empleos indefinidos a jornada completa regularizados (el núcleo central del mercado laboral). El mes pasado el instituto público registraba unos 6,114 millones de cotizantes que tenían la suerte de contar con el contrato de mayor calidad en el empleo (un 0,4% menos que en 2013).
También en el análisis de las prestaciones se observa que se mantiene la tendencia, ya desde hace más de un año, muestra una reducción de la protección frente al desempleo. En septiembre, último mes con datos disponibles, la tasa de cobertura ha caído al 57% (el porcentaje más bajo desde, al menos, 2004, primer año que aparece en la serie estadística del Ministerio de Empleo). No hay que ir tan atrás para encontrar una cifra más baja de beneficiarios de prestaciones o subsidios: los 2.391.143 parados que perciben ayuda de algún tipo es el menor número desde diciembre de 2009.
Estas cifras explican una parte del hundimiento del gasto en protección frente al desempleo. En los nueve primeros meses del año, los Servicios Públicos de Empleo Estatales han pagado 18.819 millones en prestaciones y subsidios (4.000 menos que lo empleado en el mismo periodo del año anterior). La otra parte de la explicación llega por el mayor peso de los subsidios asistenciales: la paga menos cuantiosa de las que puede recibir un parado, en el conjunto de ayudas públicas del seguro de desempleo.
Este año, por primera vez durante la crisis, el gasto de esta partida presupuestaria cae de forma significativa (un 18% hasta septiembre).
Por lo que respecta a la marcha de los precios,  la deflación ha llegado a los supermercados. Según representantes cualificados del sector,  "para muchas frutas y verduras nunca hemos conocido precios tan bajos como los de este verano en toda nuestra historia".
Según las estadísticas del IPC que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios de los alimentos llevan cinco meses a la baja. De media se han reducido entre el 0,5% y el 2,2%. Pero en algunas categorías la rebaja ha sido más profunda: los aceites eran en septiembre el 12,6% más baratos que un año antes; las patatas, el 20%; la carne de ave el 2,7% menos; y la de cerdo es un 2,2% más barata que en 2013.
Se ha desencadenado una guerra de precios que puede suponer algo de alivio a los hogares a corto plazo, que ven reducido su recibo de la compra en unos céntimos. Sin embargo, en un sector con márgenes de beneficio tan ajustados como el de los alimentos frescos, a medio plazo la pérdida de negocio puede poner en riesgo inversiones, empleos e incluso la supervivencia de las cadenas y productores más débiles, según advierten algunos analistas.
La deflación es resultado de esa agresiva guerra de precios,  que es la única variable que han movido, en lugar de luchar en el terreno de la calidad, productividad o innovación.
Muchos analistas afirman que se ha entrado en una espiral de la que el sector es incapaz de salir: “las cadenas se han obsesionado con aumentar la cuota de mercado a costa de ofertas y productos más baratos. Esto deja a muchas empresas sin margen de maniobra para seguir".
A corto plazo, con una tasa de paro cercana al 24% y la renta de las familias muy debilitada, los precios bajos, realmente, suenan a música celestial. Pero a medio y largo plazo se traduce en graves problemas para la distribución y podría ocasionar problemas para la supervivencia para algunas cadenas de distribución.
En otro orden, los resultados favorables obtenidos por los 15 bancos españoles, representativos del 90% de los activos de todo el sistema, constituyen una excelente noticia. Hay que recordar, no obstante, que es muy reciente la recapitalización de la banca y que era poco probable que un examen, por exhaustivo que fuera, se detectara problema alguno.
Una vez conocido el resultado del examen, lo importante ahora es que los bancos apuntalen su negocio a través del crecimiento del saldo del crédito, de forma que las concesiones nuevas superen las amortizaciones. No hay problema de liquidez; los bancos ya no podrán esgrimir riesgo regulatorio (nuevas exigencias de capital) como excusa para no dar préstamos.

MERCADOS:

Las bolsas europeas han bajado en bloque, con España e Italia de nuevo como más damnificadas, como consecuencia de la rebaja de previsiones económicas para Europa y las noticias difundidas respecto a la estrategia del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Y es que los banqueros de la eurozona critican especialmente la decisión de Draghi de fijar un objetivo para aumentar el balance del BCE inmediatamente después de acordar en una reunión de política económica del Consejo de Gobierno no hacer pública ninguna cifra.
Los halcones del BCE, con el alemán Bundesbank a la cabeza, son todavía más reacios a la expansión monetaria en un momento en el que la reactivación europea se ha frenado en seco y los inversores demandan medidas más contundentes, como la compra masiva de activos públicos (el llamado Quantitative Easing en la jerga financiera anglosajona).
A medida que las decisiones destinadas a suavizar la política monetaria han creado más polémica, algunas fuentes internas del BCE afirman que Draghi ha actuado cada vez más por su propia cuenta o con sólo un puñado de asesores, dejando de lado incluso a figuras clave del departamento. “Mario es más reservado que su predecesor, Jean-Claude Trichet, y menos dado a la toma de decisiones conjunta. Estas voces críticas (algunas provienen de miembros veteranos del BCE) afirman que “los gobernadores nacionales a veces sienten que están en la oscuridad e ignorados”.

EMPRESAS:

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha decidido sancionar con 25,78 millones de euros a Telefónica Móviles por determinados compromisos de permanencia incluidos en sus contratos para pymes, concretamente en los “Contratos Premium especial PYME”.
Estos compromisos de permanencia, vigentes desde 2006, estaban vinculados a descuentos sobre las tarifas y tenían una duración inicial de 12, 18 o 24 meses. La permanencia se prorrogaba automáticamente y las penalizaciones eran crecientes; es decir, se pagaba una penalización mayor cuanto más cerca estaba de finalizar el período de permanencia. Asimismo, para dejar sin efecto la permanencia era necesario un preaviso de un mes. La CNMC ha resuelto que esta práctica continuada en el tiempo supone una infracción de la Ley de Defensa de la Competencia y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).
Los compromisos de permanencia sancionados tienen "efectos restrictivos a la competencia" puesto que limitan "desproporcionadamente" la capacidad de los clientes de Telefónica para cambiar de operador y, por otra parte, incrementa "sustancialmente los costes en los que tienen que incurrir los competidores para ganar clientes a costa de Telefónica Móviles", según se indica en la resolución. El resto de operadores "deja de estar en igualdad de condiciones para competir por estos clientes", por lo que “se estaría excluyendo a otros operadores como los Operadores Móviles Virtuales (OMVs) del segmento empresarial en el mercado minorista de servicios móviles”, según el organismo.

Las condiciones de permanencia sancionadas afectaban a clientes de Telefónica Móviles que, en su conjunto, representaron más del 70% de los ingresos de la entidad en el año 2012 en el segmento de pymes. En este sector, Telefónica Móviles mantiene una cuota de mercado mayor y más estable respecto al sector residencial que el resto de sus competidores.