martes, 13 de julio de 2010

SITUACIÓN ECONÓMICA: "DILEMA ENTRE AUSTERIDAD Y CRECIMIENTO"

No termina de escampar. Todo lo contrario, desde que empezaron las turbulencias en Grecia, ha regresado la desconfianza y se han cerrado los mercados de liquidez. Nadie presta a nadie porque tienen motivos para pensar que ocultan problemas, es decir, inversiones fallidas. Los bancos franceses y alemanes tienen la mayor parte de la deuda griega, pero los más sospechosos para los inversores son las entidades españolas por los activos inmobiliarios (préstamos y viviendas) que guardan en sus balances. La sequía del mercado interbancario amenaza con cerrar el crédito a los bancos y, por tanto, a las empresas, con lo que se paralizaría la economía. Pese a que España está reduciendo con velocidad su dependencia del crédito exterior, aún necesita que los extranjeros le presten el 5% de lo que demandan las empresas.
Para romper esta situación, el Gobierno español pidió a la UE que acelere la publicación de las pruebas de resistencia o stress test de la banca. Estos cálculos reflejan cómo soportar el capital y la solvencia de un banco un escenario macroeconómico adverso.
ECONOMÍA GLOBAL:
Ronald Reagan y Margaret Thatcher instalaron una etapa que resumió a la política económica durante 30 años a un lema claro: “más mercado y menos Estado”. Llegó la crisis y en poco más de tres años, todo cambió. Tuvo que acudir el Estado para salvar a los mercados. El ortodoxo Fondo Monetario Internacional (FMI) desenterró al tan denostado Keynes; algún empresario postulaba un paréntesis en el mercado; y los banqueros hacían “oídos sordos” cuando los políticos “fanfarroneaban” con aquello de la refundación del capitalismo, regulando de nuevo los mercados para ponerlos “en cintura”.
Esa etapa ha acabado. El propio presidente Zapatero, tras presentar un drástico plan de recortes para calmar los ataques que ha sufrido España, afirmó: “íbamos a reformar los mercados y los mercados nos han reformado a nosotros”. Hace un año, los bancos eran el problema; ahora el problema son los Estados (su deuda pública). La gran paradoja, es que se trata de una deuda que los Gobiernos se vieron obligados a acumular para salvar a los mismos mercados que ahora les atacan tan fuertemente.
La política económica está en una encrucijada: el dilema no es exactamente mercado o Estado (aunque en el fondo venga a ser los mismo), sino “austeridad o crecimiento”. “Ajustarse el cinturón para reducir los enormes déficits públicos o perseverar en las políticas de estímulo hasta que el crecimiento económico vuelva a ser lo suficientemente robusto”. Alemania ha impuesto que Europa opte por el culto a la austeridad, mientras que Estados Unidos, ha decidido mantener los estímulos. La receta que demuestre más efectividad marcará el equilibrio de poder en el mundo durante los próximos años. No existe consenso entre ambos lados del atlántico
El FMI, y no solo el Fondo, que llevaba tantos años deslumbrado por los destellos del libre mercado, defendiendo a los mecanismos autoestabilizadores de la eficiencia de los mercados, con la crisis se olvidó de su ortodoxia, aconsejando el intervencionismo fiscal para evitar una nueva Gran Depresión. Pues bien, en estos momentos está tan despistado como la gran mayoría de los economistas: “nadie sabe nada de nada”.
Hasta hace bien poco, advertía de que una salida prematura de los estímulos perjudicaría la recuperación, pero en las últimas semanas, ha venido combinando ese mensaje con la necesidad de acelerar la consolidación fiscal. Por tanto, parece que ahora toca apuntarse tanto al “culto a la austeridad”, como a la medicina contraria. La realidad, es que parece regresar de nuevo –si es que alguna vez se marchó- la apoteosis de la supuesta racionalidad de los mercados.
Toda Europa parece correr detrás de una fórmula que se basa en drásticos ajustes que mezclados con las promesas de mejorar la competitividad, postula bajos salarios y reformas del mercado de trabajo y de las pensiones. Todo en una exclusiva dirección: más recortes.
El Nobel Paul Krugman ha calificado los planes europeos de "masoquismo". En realidad, en Europa conviven dos visiones: en el Norte se cree que el dilema entre austeridad y crecimiento es falso (argumentan que los planes de austeridad de hoy permitirán el crecimiento de mañana, ya que devuelven la confianza a los mercados). En el Sur se han aplicado los ajustes por obligación, ya que se piensa que aplicar ajustes para reducir el déficit tendrá efectos sobre la demanda y precipitará a la eurozona a una nueva recesión. Esta segunda vía es bastante compartida.
El Banco Central Europeo (BCE) desempeña un papel fundamental en esta historia. Su gestión es más heterodoxa que nunca, y sin embargo su política monetaria sigue teniendo unos resultados restrictivos: no hay crédito a pesar de las compras de bonos, a pesar de la barra libre de liquidez, a pesar de todas las medidas para ayudar a la banca. Según el gran gurú de la crisis, el economista Nouriel Roubini, "su política no es lo suficientemente laxa: deberían acercar los tipos de interés al 0%, comprar más bonos, ayudar a debilitar el euro”.
El Nobel Joseph Stiglitz lo tiene claro: "Europa va directa al desastre si continúa con la manía de la austeridad", una opinión que comparte con Krugman. Mientras que el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, tampoco tienen dudas -pero en sentido contrario- al afirmar que "es una completa falacia decir que la consolidación fiscal reduce el crecimiento. Es exactamente al contrario. Es la ausencia de credibilidad fiscal lo que reduce el crecimiento". EE UU, de momento, opta por la vía Krugman-Stiglitz; Europa entera, en plena crisis fiscal, parece fiarse de Trichet. La realidad es que la inspiración tal vez no sea Trichet, sino el mercado de deuda pública que, actualmente, puede intimidar a cualquiera imponiendo sus dictados a los poderes políticos.
En este caos, cuando la economía global precisa de la coordinación económica de nuestros representantes, el G-20 ha dado un nuevo espectáculo, evidenciando la falta de acuerdos, y en el fondo, el “sálvese quien pueda”, al afirmar que cada Gobierno decida lo que más le convenga.
Mientras que los bancos, origen de la mayor crisis económica en décadas, vuelven a acumular beneficios -si es que alguna vez dejaron de tenerlos- y las compensaciones multimillonarias a los ejecutivos del sector financiero apenas se resienten, los Gobiernos aplican severos ajustes y promueven reformas impopulares. Los paraísos fiscales siguen captando miles de millones de euros. Los especuladores hacen su agosto con la deuda pública, desorbitada por los rescates financieros y las consecuencias de la crisis. El paro crece en todas las economías avanzadas.
No es de extrañar que el escepticismo sobre los resultados del G-20 sea cada vez mayor. El foro de líderes de países ricos y emergentes, que se refundó en otoño de 2008, para lidiar con la recesión y acabar con "una era de irresponsabilidad", ha culminado su cuarta cumbre, sin dar respuestas. En su lugar, sólo más dudas: casi todas empiezan y acaban en Europa.
Desde la última reunión del G-20, los mercados y el deterioro de las cuentas públicas se han combinado para gestar un nuevo foco de tensión: primero se le llamó Grecia; luego, Portugal, y últimamente, España. Muchos analistas habían anticipado que una crisis de origen financiero, como esta, desembocaría en un intenso repunte de la deuda pública, y que los rescates de la banca, los incentivos a la demanda para paliar la sequía de crédito privado y el aumento de la protección social (como las prestaciones por desempleo) conducirían a enormes déficits presupuestarios.
El resultado ha sido que el endeudamiento de los Estados avanzados ha pasado en tres años de poco más del 70% del PIB conjunto a cerca del 100%. Los potenciales inversores recibieron jubilosos las emisiones de deuda pública con una rentabilidad bajísima a cambio de una mayor seguridad.
Ahora bien, detectada la falsedad de las cuentas públicas griegas, y su incapacidad para afrontar su devolución, los especuladores se cebaron en Europa. Es más, lo tenían fácil: países afectados por el estallido de la burbuja inmobiliaria, fuerte endeudamiento del sector privado (España e Irlanda), otros con una tasa anémica de crecimiento (Portugal), o bien con un nivel de deuda pública elevadísimo (Italia), o por último países emergentes con graves problemas (Lituania, Hungría).
Esas manifiestas debilidades que ofrecían a la especulación “presas fáciles a las que hincar el diente”, se amplificaron con las dudas –sobre todo alemanas- de la eurozona para respaldar a Grecia. A la vez, pusieron en evidencia a la banca europea, cuyos balances “repletos” de títulos de deuda pública, aceleradamente, perdían valor.
Llegó el momento de los ajustes –cuanto más intensos mejor- del sector público: recortes del salario de los funcionarios, la cancelación de los programas de estímulo fiscal, los subsidios sociales, de la inversión pública, y subidas de impuestos.
Se han generalizado las medidas por todos los Gobiernos europeos, pese a que el sector privado crece aún a un ritmo muy débil. Frente al hecho consumado, en la Administración estadounidense ha calado la idea de que el ajuste concertado de Europa se parece mucho a una "retirada prematura de los estímulos fiscales" (precisamente lo que se pactó evitar en el anterior G-20). La prensa estadounidense lo ha bautizado como un "momento Hoover", en recuerdo del presidente estadounidense al que se atribuye el error de reducir el gasto público demasiado pronto y prolongar así la Gran Depresión de 1929.
La Administración Obama lucha en el Congreso estadounidense por prorrogar las ayudas a los parados o los beneficios fiscales para las empresas, pese a acumular también elevados niveles de déficit (11% del PIB) y deuda pública (más del 92%).
En contraste, China que dejó atrás a Europa y EE UU poniendo en marcha un paquete de medidas más ambicioso que ellos, con un multimillonario plan de inversiones públicas (cuando el G-20 abordó la lucha contra los paraísos fiscales) fue la que presionó para limitar las exigencias de transparencia (el abuso del secreto bancario cunde en Hong Kong y Macao) y estuvo a punto de dar al traste con las negociaciones.
La lista negra de paraísos fiscales, uno de los principales éxitos de la cumbre de Londres, está ya vacía. La mayoría de los centros financieros implicados se limitó a cumplir con la exigencia mínima impuesta por la OCDE (firma de acuerdos de intercambio de información con 12 países), lo que ha llevado al Parlamento europeo a plantear nuevos requisitos, como obligar a las multinacionales a publicar la información económica y fiscal de todas sus filiales o a generalizar el intercambio de información. No ha habido sanciones, como no las ha habido en el caso del incumplimiento del acuerdo para limitar las remuneraciones de los ejecutivos.
Estados Unidos y Europa estaban de acuerdo en establecer nuevos impuestos a los bancos, según el tamaño y riesgo de sus activos. Y se mostraban dispuestos incluso a debatir la aplicación de una tasa universal a todas las transacciones financieras. El Fondo Monetario Internacional (FMI) apoyaba estas iniciativas. Todo se ha esfumado, el comunicado final del G-20 se limitó a señalar que “cada país adopte la decisión que más le convenga”.
ESTADOS UNIDOS:
El despido de los trabajadores temporales del Censo estadounidense redujo en junio el empleo estatal en Estados Unidos por primera vez en seis meses, mientras que el sector de la empresa privada aumentó modestamente su plantilla laboral.
No obstante, el índice de desempleo bajó al 9.5% (su nivel más bajo en un año), aunque entre los hispanos se mantuvo en el 12.4%.
El presidente Obama señaló: “que la economía estaba bien encaminada, pero no con la suficiente rapidez como para satisfacer a la mayoría de los estadounidenses, incluido él mismo. No se equivoquen: vamos en la dirección correcta, aunque para muchos estadounidenses, incluyéndome a mí, no vamos lo suficientemente rápido".
Obama ha señalado la economía estadounidense está creando empleos desde 2010, y prometió seguir ayudando a los desempleados a conseguir trabajo.
Durante el mes de mayo, se destruyeron 125 mil empleos, la mayor cifra desde octubre, La contracción estuvo encabezada por el despido de 225 mil empleados temporales del que se habían contratado para la elaboración del Censo (por ley tiene lugar cada 10 años).

La empresa privada sumó en total una cantidad neta de 83.000 empleados, una mejora respecto a mayo, aunque por debajo de la habida durante marzo y abril pasados.
Las empresas estadounidenses siguen mostrándose reacias a contratar a nuevos trabajadores por la debilidad de la recuperación económica. El país sigue teniendo 7.9 millones menos de puestos de trabajo privados que cuando comenzó la recesión en diciembre del 2007. Son necesarios unos 100.000 empleos nuevos mensuales para mantener el empleo al ritmo del crecimiento de la población, y la economía necesita crear empleo al menos al doble de ese ritmo para atajar con efectividad al paro.

Otro indicador que hace temer por una recaída de la economía estadounidense, es la cifra de pedidos a las fábricas que han caído en el pasado en mayo, después de mantener nueve meses consecutivos de aumentos. El Departamento de Comercio informó que los pedidos de bienes manufacturados cayeron un 1.4% en mayo (en abril aumentó el 1%).
El nivel de desempleo y el mal comportamiento de los pedidos, hacen temer una recaída de la mayor economía mundial.
Para hacerse idea de cómo están los ánimos, otro ejemplo ha sido el hecho de la influencia que ha tenido la muerte del senador demócrata Robert Byrd. El luctuoso hecho ha introducido una nueva dinámica en la recta final del proceso de aprobación de las nuevas reglas que regirán Wall Street. Hasta el punto de que, para conseguir los votos necesarios con los que sacar adelante la mayor reforma del sistema financiero desde la Gran Depresión, hubo que sacrificar una de las medidas más populistas: la tasa a la banca.
La retirada permitió que los republicanos que apoyaban el paquete legislativo no dieran un paso atrás en el momento crucial del voto. Con la tasa se esperaba recaudar unos 19.000 millones de dólares anuales (casi 16.000 millones de euros). Los negociadores demócratas aceptaron excluirla, pero a cambio de que el fondo de rescate financiero (TARP) se desmantele cuanto antes.
Ese mecanismo, activado en otoño de 2008 tras el colapso de Lehman Brothers, estaba presupuestado en 700.000 millones, de los que se movilizaron 414.200. El Tesoro de EE UU calcula que el coste para el contribuyente será de 105.000 millones y ha dicho que responsabilizará a la banca del dinero no recuperado.
CHINA:
China llevaba años manteniendo artificialmente devaluada su moneda (el yuan). Circunstancia que ha contribuido a su desarrollo. Sin embargo, los temores a un recesivo crecimiento y, consiguiente, recalentamiento con su PIB creciendo un 10%, se hacen palpables. La inflación sigue al acecho, con una incipiente burbuja inmobiliaria, y el crédito y las inversiones directas creciendo a toda velocidad.
Las subidas de tipos de interés, no han sido suficientes para “enfriar algo” a su economía. La débil revaluación oficial de yuan favorece el consumo a costa de las exportaciones, que al encarecerse perderán parte de su competitividad: buenas noticias para las ventas al exterior de EE UU y Alemania, grandes exportadores a China. Y relativamente buenas para España: la exportación española hacia China supone apenas el 1% del total, pero el tirón de Alemania es positivo para las empresas españolas, que aportan bienes intermedios a las compañías alemanas.
Los analistas estiman que la apreciación a un máximo del 3% en un año, que difícilmente puede revocar los desequilibrios. Pero al menos va en la buena dirección.
Por otro lado, ha sorprendido que una ola de huelgas, para pedir subidas salariales y mejores condiciones de trabajo, se haya extendido por empresas extranjeras en diferentes provincias de China. Un movimiento que ha llevado a cuestionarse la continuidad del país asiático como fábrica del mundo. Las movilizaciones, que han afectado a compañías como la automovilística japonesa Honda, se han encadenado debido a lo que parece un efecto dominó tras las subidas de sueldos llevadas a cabo en otras empresas en las que se han registrado paros reivindicativos.
Las protestas se han multiplicado después de que la taiwanesa Foxcom incrementara un 67% el salario de cientos de miles de trabajadores en China, y una de las filiales de Honda lo subiera un 24% para poner fin a una huelga. Foxcom, que fabrica los teléfonos iPhone y las tabletas iPad de Apple, reaccionó de esta forma al escándalo surgido tras el suicido de 11 de sus empleados debidos a las duras condiciones de vida en sus factorías.
La ola de movilizaciones ha supuesto un desafío para el Gobierno, ya que si por un lado se ha comprometido a reducir las fuertes diferencias sociales creadas por el proceso de desarrollo económico puesto en marcha hace 30 años, por otro teme que deriven en inestabilidad social, desemboquen en la petición de sindicatos que puedan desafiar al partido, eleven el precio de la mano de obra y disminuyan la rentabilidad de las empresas en China.
Las manifestaciones han afectado a miles de personas, y en general han sido pacíficas. Sin embargo, alrededor de 50 huelguistas de KOK resultaron heridos en la provincia costera de Jiangsu, cuando las fuerzas de seguridad intentaron impedir que protestaran en la calle. Los trabajadores exigían compensaciones por las altas temperaturas, un seguro completo, ayudas para alojamiento y voluntariedad en el trabajo de los sábados. "Tenemos que trabajar a 40 ó 50 grados y se niegan a hacer nada para solucionarlo", se quejaba uno de los obreros al diario de Hong Kong South China Morning Post.
La mayoría de los paros han sido suspendidos después de negociar. Honda ha ofrecido un aumento de 100 yuanes (12 euros) al mes sobre un salario de unos 1.700 yuanes (206 euros), mientras los empleados piden un sueldo superior a 2.000 yuanes.
Los trabajadores de Honda demandan también la creación de sindicatos independientes (algo tabú en ese país, donde están prohibidos). Las asociaciones de defensa de los derechos laborales existentes en China están ligadas al Partido Comunista y actúan, normalmente, al servicio de los empresarios.
Las huelgas que se han registrado en las tres filiales de Honda y en otras empresas de capital extranjero ponen de manifiesto la creciente concienciación de los trabajadores chinos sobre sus derechos, ante el rápido progreso que ha experimentado el país. Especialmente, en un momento en el que la crisis económica parece haber quedado atrás en China, y algunas fábricas tienen dificultades para encontrar trabajadores.
El Gobierno está realizando grandes inversiones en el interior y oeste de China y está incentivando a las empresas a que se instalen en esas zonas, lo que ha motivado que, debido las crecientes oportunidades de trabajo, muchos emigrantes chinos prefieran quedarse cerca de casa, donde el coste de la vida es menor.
UNIÓN EUROPEA:
El Gobierno español solicitó que se hagan públicos los resultados de los "test de resistencia" a los que han sido sometidos en los últimos meses los principales bancos europeos -entre ellos, algunos españoles- y así se lo ha trasladado a la Comisión Europea.
El Ejecutivo español considera que la difusión de estos exámenes -que evalúan la capacidad de las entidades financieras para afrontar situaciones extremas- es la forma más eficaz de atajar especulaciones como la difundida por el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, que llegó a asegurar que España pediría el rescate a la UE, con cargo al fondo de estabilización de 750.000 millones, ante el encarecimiento de su deuda y la fragilidad de su sistema financiero.
Si se conocieran los resultados de los test, habría más de una sorpresa. No todos quieren que se conozcan, en particular Alemania, que después de varios meses de frontal rechazo, se ha visto obligada a aceptar la publicación de los resultados de las pruebas de resistencia de la banca europea. En ese cambio de posición influye tanto la jugada del presidente Zapatero de anticiparse a los demás países anunciando la divulgación de los exámenes a los bancos españoles como la necesidad de la propia Alemania de lavar la imagen de su deteriorado sistema financiero, especialmente en el caso de las entidades públicas.
El presidente Zapatero se ha pasado meses desmintiendo rumores lanzados en ocasiones desde Berlín. España se ha visto acosada en los mercados de deuda por determinadas presiones procedentes, paradójicamente, de uno de sus socios: la agencia Reuters puso al descubierto que Berlín inició la ofensiva el pasado 7 de junio. Aquel día, dos funcionarios alemanes comunicaron a la agencia que España estaba preparando la petición de ayuda del fondo de rescate. La agencia Reuters no publicó esa historia ya que al tratar de verificarla se topó con un desmentido categórico de las autoridades españolas. Sin embargo, otros lo hicieron: el Financial Times Deutschland, el pasado 11 de junio, y unos días más tarde el Frankfurter Allgemeine Zeitung, que citaba una fuente del Gobierno alemán. Incluso se publicó, con variaciones, en un medio español, El Economista.
El Gobierno decidió entonces pasar a la ofensiva y apoyarse en el sistema financiero, que a pesar de todo sigue resistiendo los embates de la crisis sin apenas víctimas. La iniciativa de Zapatero recibió el cálido apoyo de Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, que ha advertido de que la banca europea todavía debe sanear otros 196.000 millones. El Banco de España anunció la voluntad de hacer públicos los resultados de los exámenes a las entidades españolas, lo que precipitó la decisión en Bruselas de divulgar los resultados de toda la banca europea.
La realidad es que el sistema financiero español presenta dificultades, y aun así sigue entre los menos golpeados de la UE, según los datos de la Comisión y de los analistas. Entre las 40 entidades que según Bruselas han solicitado ayudas directas no hay ninguna española, pero sí una decena de Alemania, cinco de Reino Unido, seis del Benelux y cuatro de Irlanda. Las ayudas que han consumido los bancos de esos países son gigantescas. El economista jefe de Competencia, Georges Siotis, ha realizado un trabajo en el que señala que el total de fondos comprometidos para los bancos ascienden a 3,3 billones de euros, el 28% del PIB de la UE. De estas cantidades, las destinadas a inyecciones de capital son unos 315.000 millones, las compras de activos dañados unos 103.000 millones y las garantías y avales suman 2,9 billones de euros.
En casos concretos como el del Royal Bank of Scotland, las ayudas superan los 200.000 millones. Como señalaba una fuente comunitaria, "se trata una cifra superior al PIB de Dinamarca". En el caso de Alemania, la Comisión ha aprobado ayudas a una decena de entidades. Algunas, como el Hypo, han recibido garantías públicas de unos 95.000 millones. La situación es especialmente delicada en los bancos públicos de los länder. Algunos están en una situación muy complicada y en busca de comparador, como West LB, que recibió inyecciones por unos 8.000 millones. Alemania constituyó un banco malo para hacerse cargo de sus activos tóxicos por unos 85.000 millones. Otras entidades como el Commerzbank han recibido capital público por valor de unos 20.000 millones.
Cuando se compara el total de las ayudas europeas comprometidas -más de 3 billones de euros- con las españolas, la diferencia es espectacular: las ayudas previstas para las entidades españolas -préstamos al 7,75% de interés- ascenderán a unos 30.000 millones, según la vicepresidenta Elena Salgado: no llegan al 1% del coste del conjunto de la Unión Europea.
Santander y el BBVA salen bien parados de las pruebas de esfuerzo. Y una fuente conocedora del sistema financiero español ha asegurado que "no hay una sola entidad española que después de descontar las pérdidas futuras de los dos próximos años no tenga unos recursos propios superiores al 6%".
El sector bancario español es muy dependiente de la liquidez del BCE y tiene completamente cerrado el acceso a los mercados, pero no es insolvente. Los exámenes restarán verosimilitud a escenarios muy improbables que el mercado daba como casi seguros. Lo cual no quiere decir que en algún momento España pueda verse atrapada de nuevo en esa espiral irracional de los mercados, incapaces de procesar la información relevante.
Con las pruebas de resistencia a los bancos se pretende enviar un mensaje a los mercados: que la banca europea ha superado sus problemas. Pero los resultados no están claros. El comisario de Competencia, Joaquín Almunia, ha dado a entender que la situación se ha deteriorado en la medida en que ha frenado la reducción de emisiones garantizadas por los Estados. Pueden ser necesarias nuevas ayudas. Y a pesar de todo, una vez más, Alemania tendrá la última palabra. Merkel dio su apoyo "a la transparencia" que suponen las pruebas, pero también avisó de que "los detalles" (lo que finalmente se divulgará) "los decidirán los ministros de Economía en el Ecofín". Es decir, que finalmente dependerá de lo que decida el ministro alemán Wolfgang Schauble en la reunión del próximo 13 de julio.
Por otro lado, Angela Merkel ha anunciado un plan de ajuste de 80.000 millones de euros entre 2011 y 2014, que combina reducciones de gastos con la implantación de nuevos impuestos. El grueso del recorte afectará al gasto social, y en especial a las prestaciones para los parados de larga duración.
Además, Alemania impondrá una tasa sobre las centrales nucleares y otra sobre el transporte aéreo con el fin de recaudar 5.300 millones anuales. Merkel quiere rebajar en 15.000 la cifra de funcionarios y reducir en 40.000 efectivos las Fuerzas Armadas. El plan contradice el criterio de sus socios y de numerosos economistas, que creen que la prioridad de Alemania debería ser impulsar la economía. Las medidas, según los expertos, suponen una amenaza para el crecimiento europeo.
Por su parte, Francia se ha sumado a la corriente ahorradora que está inundando al viejo continente. El primer ministro francés, François Fillon, ha señalado que el Estado alcanzará en 2013 el déficit público exigido por Bruselas (el 3% del PIB). Fillon señaló que para esa fecha, el Estado francés, cuyo déficit es del 8% en estos momentos (7,5% en 2009), habrá reducido su gasto en 45.000 millones de euros, además de ingresar 50.000 millones más, y se habrá embolsado 5.000 millones extra provenientes de ciertas exenciones fiscales que serán anuladas.
De cumplirse las medidas, en 2013 Francia contará con 100.000 millones más de euros, que ayudarán a aligerar su abultada deuda que actualmente roza el 85,7% del PIB.
Fillon no dio detalles sobre el contenido de la reforma del sistema de pensiones, que se dará a conocer a mediados de julio, y cuyo principal punto será la elevación de la edad de jubilación, que ahora es de 60 a 62 años con carácter voluntario. Según los sindicatos franceses casi 2.000.000 de personas se manifestaron el pasado 24 de junio en contra de la medida.
Igualmente, adelantó que el Estado francés congelará el gasto durante los próximos tres años. Añadiendo que los distintos ministerios ahorrarán un 10% en los denominados "gastos de intervención", partidas especiales relacionadas, con lo general, con asuntos sociales.
También ha adelantado que los contribuyentes franceses dejarán de gozar de muchas de las 400 tipos diferentes de exenciones fiscales que actualmente les permiten practicar deducciones en el Impuesto sobre la Renta galo (5.000 millones de euros).
En el capítulo de ingresos, Fillon piensa aumentar la recaudación de impuestos en 35.000 millones por el aumento de ingresos consecuencia de la mejora de la economía.
Por lo que respecta al Reino Unido, el nuevo Gobierno británico de conservadores y liberales-demócratas ha anunciado una subida del IVA de 2,5 puntos (hasta el 20%) a partir del 4 de enero, una nueva tasa para la banca, un aumento del 18% al 28% de la tributación de los rendimientos del capital para las rentas altas desde hoy, la congelación por dos años de los salarios de los trabajadores públicos y un recorte del Estado de bienestar, todo ello para equilibrar las cuentas públicas.
El ajuste no es consecuencia directa de la crisis de la deuda: formaba ya parte del programa electoral de los conservadores e incluye un recorte del gasto público de 6.200 millones de libras (7.500 millones de euros), anunciado también en la campaña y confirmado por el Gobierno del primer ministro David Cameron al poco de llegar al poder tras las elecciones del pasado 6 de mayo.
El joven ministro del Tesoro, George Osborne, declaró que "tenemos el mayor déficit de Europa con la única excepción de Irlanda y las dudas sobre la sostenibilidad de la deuda soberana es la mayor amenaza a la recuperación del Reino Unido”.
El presupuesto de urgencia presentado combina medidas de ajuste duro con guiños a las clases menos privilegiadas. Probablemente, como resultado de la presencia de los liberales-demócratas en la coalición: un factor de moderación que ha impedido que los conservadores pusieran en marcha un programa salvaje de ajuste fiscal como el que aplicaron en los primeros años ochenta con Margaret Thatcher y que penalizó casi exclusivamente a los más pobres.
Van a ver congeladas por tres años las ayudas por hijos, se endurecen las condiciones para mantener o conseguir la baja laboral por incapacidad permanente, se restringen las ayudas a la vivienda y a la maternidad, y se reducen las desgravaciones fiscales a las familias con ingresos superiores a 40.000 libras (48.000 euros).
La subida del IVA, una bomba fiscal que se veía venir desde la campaña electoral ya que los conservadores nunca quisieron descartarla, va a afectar también directamente a las clases medias y bajas al ser un impuesto que castiga proporcionalmente más a esas clases. Pero es una de las medidas con mayor impacto fiscal con un aumento de la recaudación de 13.000 millones de libras (15.500 millones de euros) anuales. Baja, sin embargo, el impuesto de sociedades: un punto menos cada año hasta llegar al 24% en los años 2014 y 2015.
Muchos ven gestos hacia la izquierda, como la elevación en 1.000 libras del mínimo exento del pago del IRPF, que queda establecido en 7.475 libras (9.000 euros), aunque es una medida que deja indiferentes a los más pobres, que estaban ya exentos. O la imposición de una tasa a la banca (algo descartado en la cumbre del G-20) y que permitiría recaudar 2.000 millones de libras al año (2.400 millones de euros). O el incremento en 10 puntos de la tasa sobre los rendimientos del capital a los contribuyentes con rentas altas -hasta el 28%, por debajo de lo que se esperaba- con notables excepciones (incluida la exención a las primeras 10.100 libras) para no perjudicar a pymes y pequeños ahorradores.
El Gobierno inglés espera que la economía crezca este año un 1,2% y un 2,3% el año que viene. La deuda pública estructural debería volver al equilibrio en 2014. El desempleo aumentará este año hasta un pico del 8,1% pero debería caer al 6,1% en 2015. El endeudamiento del sector público debería caer este año a 149.000 millones de libras y a 116.000 el siguiente, aunque la deuda neta del país seguirá en ascenso hasta llegar al 70% del PIB en el año 2014. El déficit público cerrará el 2010 al 10,1% y caerá al 1,1% en el año 2016.
ESPAÑA:
El desplome de la construcción de viviendas, que infló el crecimiento de la economía española durante una década, y su impacto en el empleo, el endeudamiento de las familias o los ingresos públicos, explican la imperiosa necesidad del cambio del modelo económico español. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria se dejó sentir ya en 2008, en el arranque de la recesión, y según el Banco de España, seguirá lastrando el crecimiento hasta el próximo año. El organismo supervisor estima que, en total, restará un 5,4% al PIB respecto al nivel que alcanzó a finales de 2007. Y solo a mediados del año 2011 el sector residencial podría comenzar a recuperarse.
"El ajuste del mercado de la vivienda está teniendo implicaciones macroeconómicas muy severas en el contexto de la recesión", certifica el servicio de estudios de la entidad en la memoria que presentó el gobernador del Banco de España. El supervisor se resiste aún a llamar por su nombre a la burbuja inmobiliaria, pero el efecto del desorbitado incremento que se produjo en paralelo en precios y viviendas construidas sí ocupa un lugar preferente en sus últimos análisis. Condiciones extraordinarias, con el crédito barato y fácil, hincharon la burbuja y llevaron al sector -y a la economía española- a una situación artificial. Cuando la crisis financiera internacional restringió la financiación, el sector se derrumbó y aceleró la caída del PIB.
El Banco de España cree que ese ajuste aún no ha acabado. "La inversión residencial seguirá contrayéndose hasta mediados de 2011", según vaticina su servicio de estudios. Entonces, el peso de la inversión en viviendas, pese a los incentivos públicos a la rehabilitación de casas, habrá caído por debajo "del mínimo observado en 1994".
Si en 2007 alcanzó su cima, con un protagonismo (7,5% del PIB) sin parangón en otras grandes economías europeas, el próximo año el peso de la inversión residencial apenas llegará al 4%, según la estimación del Banco de España.
La apuesta por el ladrillo, avalada por subidas de precios que no tenían fin, revolucionó el crecimiento económico. Cuando el sector se paro, el impacto fue inmediato. Si la inédita demanda de empleo en la construcción había facilitado que la tasa de paro se situara por debajo del 8% en 2007, ahora es la falta de trabajo en el sector (concentra la mitad de los dos millones de puestos de trabajo perdidos en la crisis), la que empuja el desempleo al 20%. Si dos años atrás, los impuestos a una actividad tan pujante habían catapultado los ingresos públicos al 41% del PIB, en 2009 la recaudación apenas equivalió al 34% del PIB, una merma de recursos que explica en buena parte el abultado déficit público, omnipresente ahora en la agenda política. La burbuja es también una de las causas de que la deuda de las familias españolas haya llegado al 125% de su renta bruta disponible, el doble que hace una década.
El Banco de España calcula que, solo por la caída de la inversión residencial -si en 2006 se inició la construcción de 760.000 casas, en 2009 no se comenzaron ni 160.000 viviendas-, el PIB se dejará en este periodo (2008-2011) un 4% respecto a su nivel de 2007. Pero al sopesar los efectos indirectos del desplome, singularmente sobre el consumo de las familias, ese retroceso alcanzaría el 5,4%.
El Banco de España cree que la construcción de viviendas tardará en reponerse, pese a las últimas señales positivas en el mercado inmobiliario (las compraventas se han recuperado hasta crecer un 18% en tasa interanual en abril). En contra juega que los empresarios se concentran en terminar las promociones en marcha (el periodo medio de una obra es de 18 meses), para las que ya se endeudaron. Y, sobre todo, queda un enorme stock de viviendas sin vender, que salvo en zonas puntuales, se basta y sobra para atender la demanda, aún débil, durante varios años.
"La magnitud del stock es elevada, por lo que cabe esperar que condicione la iniciación de nuevas viviendas durante los próximos años", concluye el organismo supervisor, que se atreve con "una cuantificación compleja y no exenta de controversia": según sus cálculos, a finales de 2009 había entre 750.000 y 1,2 millones de casas sin vender.
Recientemente, la asociación de promotores y constructores planteó una cifra algo menor (700.000 viviendas) y auguró que harían falta al menos tres años más para absorber ese stock y reactivar así la construcción.
Por otro lado, ha entrado en vigor la subida del IVA. El nuevo tributo pasa del 16% al 18% en el tipo general (se aplica a la mayor parte de bienes y servicios), y del 7% al 8% en el reducido (grava espectáculos culturales, hostelería o vivienda nueva). El encarecimiento de las compras ha coincidido en el tiempo con la llegada de las rebajas, lo que quizás retrase que los ciudadanos perciban la subida de precios hasta septiembre.
El nuevo IVA amenaza con lastrar al consumo, aún muy débil tras una recesión de dos años que, muy levemente, España ha dejado atrás. Desde septiembre de 2009, los hogares gastan más, aunque todavía no lo suficiente. El Banco de España aseguraba n su boletín económico que el consumo "ha mostrado un comportamiento algo más débil en los últimos meses".
Algunas grandes, como Zara, Ikea, Eroski, Mercadona, Carrefour o Caprabo han renunciado a subir precios. Para mayor perjuicio de los comerciantes, un estudio de la Federación de Usuarios-Consumidores Independientes concluye que el gasto medio en rebajas caerá un 27% en este año.
Por lo que respecta al desempleo, el paro registrado descendió en junio en casi 84.000 personas (el mayor descenso del desempleo en los últimos cinco años) y el número total de parados registrados bajó de los cuatro millones para situarse en 3.982.368 personas. Son estadísticas inusualmente buenas, que invitan al optimismo y a frases tan rotundas como la que pronunció la secretaria general de empleo ("lo peor para el mercado laboral ya ha pasado"). Pero aunque la tendencia del mercado de trabajo es a la estabilidad, lejos de los crecimientos masivos del paro en 2008 y 2009, hay que recordar que en estos momentos tan solo se puede asegurar que se está destruyendo menos empleo que la fase más aguda de la recesión y que la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre dará un retrato más exacto de la situación actual del empleo.
El paro registrado de junio refleja un fuerte peso estacional. Los sectores que muestran un descenso mayor del paro son los que están ligados a la actividad del periodo estival, es decir, a la hostelería, el comercio y los servicios. Además, las estadísticas de junio muestran una divergencia llamativa entre el descenso en el número de parados y el aumento de la afiliación a la Seguridad Social (23.884 cotizantes más). Esta discrepancia se ajustará en el balance laboral del trimestre, pero quizá encubra algún descenso en la población activa. Pero, por encima de todo, transmite la sensación inequívoca de que, por el momento, la creación de empleo se sustenta sobre la contratación temporal, es decir, la que es más congruente con el aumento estacional de la ocupación. De los 1,29 millones de contratos firmados, solo 98.754 fueron fijos.
El mercado laboral carece todavía del impulso suficiente para crear empleo de forma significativa. Un retrato fiel del mismo solo se consigue con la EPA. Lo más probable es que el empleo generado en el segundo trimestre (en torno a 150.000 personas) tenga continuidad en el tercero (aunque con números inferiores) y sufra una interrupción importante en el cuarto trimestre. El balance final para el conjunto del ejercicio arrojará en el mejor de los casos un aumento del empleo próximo a cero o, en el peor, una moderada destrucción de puestos de trabajo.
Este perfil trimestral, en el que coinciden a grandes rasgos casi todas las proyecciones de empleo y paro para 2010, debería ser suficiente para alejar cualquier tentación de euforia o de dar por superadas las malas noticias. La proyección macroeconómica para España sigue siendo la misma que se anunció en 2009: bajas tasas de crecimiento al menos hasta finales de 2011 y tasas muy elevadas de desempleo hasta esa fecha.
A este respecto, la reforma laboral que convalidó el Congreso de los diputados (pendiente de su debate para su promulgación como Ley) mantiene intactas las condiciones de los contratos suscritos con anterioridad al 18 de junio (fecha de entrada en vigor del decreto que aprobó el Consejo de Ministros). Pero aunque la redacción de los contratos vigentes no varíe, todos los asalariados pueden verse afectados por las nuevas causas de despido económico, que facilitan un despido más ágil y barato.
Los trabajadores que ya dispongan de empleo fijo mantienen los derechos de indemnización por despido improcedente que figuren en sus contratos (45 días por año trabajado o 33). Para quienes estén en el paro o contratados temporalmente, las posibilidades de lograr un contrato indefinido se reducen casi exclusivamente al modelo de 33 días, que se universaliza con esta reforma.
Más allá de esos cambios, cualquier trabajador puede acabar cobrando una indemnización de 20 días por año si de los resultados de su empresa "se desprende una situación económica negativa". Antes de que entrara en vigor la reforma laboral ya existía esa indemnización, pero el despido económico resultaba más difícil de justificar en los tribunales.
Respecto a las medidas de flexibilidad interna (la posibilidad de que lo acordado por empresarios y sindicatos prevalezca sobre el convenio sectorial en cuanto a política salarial y la mayor flexibilidad en la organización del trabajo), el decreto fija que los procedimientos ya en tramitación no se verán afectados por la nueva norma.
La regulación del despido por motivos económicos se perfila como la más susceptible de sufrir modificaciones en el trámite parlamentario. La laxa regulación que propone la reforma laboral, que pretende facilitar ese despido más barato a las empresas con dificultades, no necesariamente en pérdidas, se prestará a que los grupos introduzcan cambios. Es probable que aquellos con más posibilidades de apoyar el texto final, tramitado como proyecto de ley, condicionen su voto a una redacción más precisa.
En otro orden, la agencia de calificación Moody's ha anunciado que planea bajar la calidad crediticia de la deuda española. La rebaja con la que ha amenazado sería de "uno o como mucho dos escalones" y llegaría en el plazo de tres meses, según el comunicado de la empresa de rating. No por esperado, el anuncio duele menos. Moody's sigue los pasos de las otras dos grandes compañías que se dedican a evaluar las posibilidades que tiene un país o una empresa para hacer frente a sus compromisos de pago: Standard & Poor's y Fitch ya degradaron a España en los dos últimos meses. Si bien es cierto que la tendencia es negativa, estas dos agencias aún otorgan a la deuda que se emite desde Madrid la segunda mejor nota -un sobresaliente-; y Moody's todavía no le ha retirado la matrícula de honor que supone la triple A.
Moody's ha elegido un mal momento para ello: tras unas jornadas en las que la prima de riesgo española comenzó a relajarse, ha vuelto a superar los 200 puntos básicos. Esto quiere decir que a España le sale dos puntos porcentuales más caro que a Alemania financiarse: mientras nuestros bonos a diez años tienen una rentabilidad superior al 4,5%, los germanos están en el 2,5%.
Moody's justifica su decisión con varias razones. Todas se pueden resumir en una: la agencia estadounidense prevé que la economía española va a crecer muy poco en el futuro. "La iniciativa para revisar nuestro análisis se basa en el deterioro a corto plazo y a largo plazo de las perspectivas de crecimiento, los desafíos a los que se enfrenta el Gobierno para alcanzar sus objetivos fiscales y la preocupación sobre el impacto que tendrá el aumento de los costes de financiación a medio plazo".
Por otro lado, hay que señalar que a los conocidos problemas de falta de liquidez para bancos y cajas, se añade ahora una nueva y más exigente normativa para los préstamos: la razón del endurecimiento de las condiciones hay que buscarla en el acortamiento del calendario de los créditos impagados. Cuando un cliente no devuelve el dinero prestado, la entidad tiene que ir sacando de su beneficio la parte que le ha dejado a deber y acumularla en una cuenta. Es lo que se denomina provisionar un crédito.
Hasta ahora, el banco o la caja "tenía entre 24 y 72 meses para realizar la provisión desde que se calificaba de dudoso", es decir, desde que pasaban 90 días sin atender el pago, como decía el Banco de España en una nota. Estos largos plazos "daban la oportunidad de negociar una salida con la empresa que estaba pasando apuros, si de verdad era un buen cliente; ahora, con menos tiempo, es más difícil buscar una salida”. Por esta razón, se señala por algunos analistas que “a partir de ahora los bancos se pensarán más a quién dejan el dinero porque saben que hay menos capacidad de maniobra si llegan los problemas, algo habitual en un momento como este",
Para cubrir los préstamos morosos, el nuevo proyecto de circular del Banco de España, unifica los diferentes calendarios de provisiones en uno solo, que garantiza la cobertura total del riesgo una vez transcurridos 12 meses. Con ello se recorta sustancialmente el periodo de tiempo para provisionar los préstamos, según apunta el supervisor bancario. Es decir, si antes el plazo era de 24 o 72 meses para quitar parte de los beneficios y tapar el agujero dejado por un moroso, ahora son 12. Es cierto que no se provisiona todo de golpe: a los seis meses del impago se coloca el 25% del préstamo moroso; entre seis y nueve, el 50%; entre nueve y 12, el 75% y, al superar el año, el 100%.
Según los bancos, esta medida causará un encarecimiento y un fuerte recorte del crédito. El motivo, según las entidades, es que se volverán más selectivos para conceder préstamos sin garantías reales: sin poner inmuebles, dinero o acciones como avales. Habitualmente estos créditos son los que piden las pequeñas y medianas empresas (pymes) y las sociedades de mayor tamaño, así como los que se destinan al consumo (coches, viajes, electrodomésticos, etcétera).
Las cajas, que tienen menos negocio de empresas y consumo, no consideran que la nueva normativa les perjudique especialmente.
El Banco de España, cuando presentó las nuevas reglas de juego, explicó que, si bien se endurecía el calendario de provisiones, también aliviaba otras normas, que eran un clamor en el sector desde hacía años. En este sentido, acabó con la obligación de provisionar el 100% de un crédito aunque tuviera como garantía un piso o una oficina. Es decir, dio valor a estas garantías -con una escala en la que valen más las viviendas y menos los solares- para restar esfuerzo en las provisiones.
Las entidades coinciden en señalar que el objetivo perseguido por el Banco de España, es que los bancos españoles se hagan más fuertes, al contar con más dotaciones. Este factor se debería valorar mucho por los mercados en un momento como este, cuando todos dudan de todos y no se prestan ni un euro.
En otro orden, hay que señalar que según Funcas (la Fundación de las Cajas de Ahorros), el escaso crecimiento que ha tenido la economía española en la primera parte del año 2010 pueden verse finalizado, pronosticando una vuelta a la recesión en el tercer y cuarto trimestre del año. La causa está en las duras medidas de ajuste fiscal que el Gobierno español ha tenido que adoptar para satisfacer las exigencias de los socios europeos y calmar los mercados.
El impacto en 2010 será escaso, de dos o tres décimas, pero en 2011 la reducción de la inversión pública, entre otras medidas, restará tres décimas. La fundación de las cajas mantiene en el -0,7% la estimación para 2010, pero reduce al 0,3% la de 2011, cinco décimas menos. Con este escenario, el empleo no se recuperará hasta finales de 2011 y de forma "modesta".
No solo influye el ajuste en España, sino también el de los demás países europeos por la vía de la demanda interna y las exportaciones.
MERCADOS:
La Bolsa española ha cerrado el peor semestre de su historia, con una caída del 22,42% en el Ibex 35. La pérdida del segundo trimestre ha sido del 14,79% y en el mes de junio bajó el 1,03%.
La situación creada a cuenta del vencimiento de los préstamos a un año a la banca por parte del BCE, demostró ser otra crisis absurda, a juzgar por los datos de la subasta realizada posteriormente por el BCE. Frente a los 250.000 millones de euros que se barajaban como posible demanda, el BCE inyectó al sistema bancario poco más de la mitad, lo que indica que los departamentos de tesorería de los bancos han hecho los deberes, como cabía esperar.
Los datos económicos que llegaban desde Estados Unidos contribuyeron a aumentar la incertidumbre sobre la recuperación. Los índices de actividad empresarial de Chicago y de Nueva York del mes de junio confirmaron el debilitamiento de la actual coyuntura estadounidense, aunque fue el dato de creación de empleo en el sector privado, con solo 13.000 nuevos empleos no agrícolas, el que convenció a los inversores de que la actividad se enfría paulatinamente.
Los últimos altibajos sufridos por los mercados de valores, en particular el español, han estado provocados, en muchos casos, por rumores o medias noticias que, posiblemente, dejarán de tener efectos negativos cuando se publiquen las pruebas de estrés de la banca. Curiosamente, los bancos alemanes aceptaron pasar esas pruebas, tras conocer su contenido.
Muchos inversores se quejan de que la economía española ha sido repetidamente el blanco de rumores y sospechas, cuya finalidad a veces era la de lograr que los mercados miraran solo hacia un lado, para perder de vista el conjunto. La publicación de las pruebas de estrés de un buen número de bancos europeos aclarará algunas cosas, pero recuperar la confianza va a ser difícil.
EMPRESAS:
Una abrumadora mayoría de los accionistas de Portugal Telecom (PT), el 73,9%, votó en la junta general de accionistas de la operadora lusa a favor de la venta a Telefónica, por 7.150 millones, de su participación en Vivo, la principal operadora de telefonía móvil de Brasil. Pero el voto mayoritario quedó invalidado, cuando el representante gubernamental vetó la operación al utilizar la llamada acción de oro, que otorga poderes especiales al Estado. Fue una decisión inesperada que, lejos de poner punto a final al contencioso por el control de Vivo, abre un mar de incertidumbres que trascienden la esfera empresarial. Con todo, Telefónica y PT buscan la vía de cerrar la operación pese al veto estatal antes del 16 de julio.

lunes, 12 de julio de 2010

GRACIAS A LA ROJA

“Ser agradecidos es de ser bien nacidos”, y creo que hay que agradecer muchas cosas a este grupo de chicos ejemplares:
En primer lugar, nos han dado unos días de alegría, permitiéndonos olvidar y pasar de la ansiedad e incertidumbre de este odioso horizonte de crisis que no terminar de escampar.
Han sido un ejemplo de trabajo en equipo, ilusión y fuerza. Todos, y en particular nuestra clase política, tenemos mucho que aprender de ellos. Aún procediendo de equipos adversarios y rivales, cuándo “hay que arrimar el hombro” todos han estado a la altura de las circunstancias.
Anoche estuve en Colón, y era un ejemplo de alegría y solidaridad. Fue un auténtico placer ver tanta bandera española, portada por ciudadanos con independencia de su ideología y de su color. Escena que vimos repetida a lo largo de toda la geografía española.
Realmente, un ejemplo a seguir por todos. Ojalá se contagiase ese espíritu, formando un gran equipo para conseguir superar la situación actual. Algunos afirman que esta victoria podría suponer entre un 0,25 y un 0.50 por ciento de aumento del PIB. Pido excusas por la referencia: ¡en estos momentos esto es casi lo de menos!
¡Aúpa la selección!
¡Visca España!