lunes, 26 de enero de 2015

¿ES SUFICIENTE CON LA EXPANSIÓN CUANTITATIVA DEL BCE? Se precisa un cuantioso plan de inversiones públicas.


Fue John Maynard Keynes en su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, el que explico la posibilidad de que la economía entrase en lo que se conoce como “la trampa de la liquidez”: una situación en la que las medidas tendentes a aumentar la liquidez o cantidad de dinero existente no tienen ningún efecto para dinamizar la economía y las autoridades monetarias no pueden hacer nada.
En esa peligrosa tesitura, acometer un vasto programa de inversiones pública es el único motor o solución que puede arrancar de nuevo a la actividad económica.
Se trata de una situación vivida durante la gran depresión del 29, y que para algunos analistas, sin llegar a la magnitud de aquella, es la padecida desde hace años por Japón.
Para muchos, el peligro de la región del euro es caer en ese peligroso cuadro macroeconómico de deflación y recesión, es decir, de depresión económica.
Las últimas medidas de expansión cuantitativa adoptadas por el Banco Central Europeo, aunque tardías han sido, en general, muy bien recibidas.
Ahora bien, para conjurar los riesgos existentes es urgente acometer el macro plan europeo de inversiones de Juncker, cifrado en casi 320.000 millones de euros y dirigido a estimular la demanda agregada precisa para impulsar el crecimiento económico.
España ha pedido a Bruselas cerca de 53.000 millones de euros para proyectos centrados especialmente en infraestructuras de transporte y de energía, como las interconexiones a través de los Pirineos.
Dada la dimensión de las economías, probablemente sea imprescindible incentivar a la demanda con medidas excepcionales en el ámbito fiscal, que sin perder de vista la necesaria eficiencia económica de las mismas, constituyan el estimulo preciso para despertar a la economía.
Además de las ya tradicionales objeciones de Alemania, lo malo es que del total de los 2.000 proyectos presentados - suponen alrededor de 1,3 billones de euros- la propia Comisión ha señalado que se trata de un “informe de peticiones "dinámico y aún no definitivo, en el que se pueden añadir o quitar iniciativas”.
En fin, de nuevo mayores retrasos… ya saben aquello de “que las cosas de palacio van despacio”… una prueba más de la inoperancia actual de las instituciones europeas.

miércoles, 14 de enero de 2015

SITUACIÓN DEL EMPLEO: ¿es para presumir?

Estados Unidos recobró el año pasado el nivel de empleo previo a la crisis, en la misma línea ya lo habían conseguido el Reino Unido y Alemania. Sin embargo la región del euro, sobre todo los países del sur: Grecia, España e Italia, aún están en el inicio de la recuperación del número de ocupados.
España ha dejado atrás en 2014 un sexenio de destrucción de empleo: más de tres millones de puestos de trabajo. El año pasado hubo en nuestro país más de 400.000 nuevos  afiliados a la Seguridad Social, y descendió el paro registrado en algo más de 250.000 parados.
A falta de conocer los resultados del mejor indicador – la Encuesta de Población Activa- se trata de un primer paso, pero aún quedan 2,6 millones de puestos de trabajo que recuperar, respecto al nivel de empleo existente al comienzo de la crisis.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha estimado en  800.000 puestos de trabajo la creación de empleo prevista para 2014 y 2015. Solo si se supera ese pronóstico, el nivel de empleo al final de la legislatura será superior al que se encontró Rajoy a finales de 2011, cuando fue investido.
Ahora bien, la realidad es que sobresalen los contratos temporales sobre los indefinidos. Su peso en la contratación total, apenas un 8%, está muy alejada de lo que era habitual antes de la crisis. Aumentan sobre todo los contratos a tiempo parcial, y ha aumentado la rotación de los trabajadores en la empresa.
Igualmente, los salarios han retrocedido, situándose a niveles de los existentes a principios de los años noventa.
Seguro que alguno dirá que “mejor es esto que nada”, pero no debemos conformarnos con los resultados: se está ampliando la desigualdad en contra de los jóvenes y de las nuevas incorporaciones, y es muy cuestionable considerar como nuevos empleos contratos de una semana o de pocas horas a la semana. En este caso, lo que se está produciendo es un reparto del empleo existente.

En contraste, el rendimiento del capital ha sido mayor al crecimiento de la economía y, por tanto, los agentes que disponían de ese capital se han beneficiado más que aquellos que sólo disponen de su fuerza de trabajo. 

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A ENERO 2015: un año electoral.

Según la oficina de estadísticas Eurostat, al final de 2014 Europa ha rozado  la deflación, ya que los precios de la eurozona registraron su primera caída interanual en cinco años. Los precios durante el año pasado sufrieron una tasa negativa de variación (-0,2%). Las razones hay que buscarlas en el  brusco descenso en los precios del petróleo y por la debilidad económica de la región del euro. La caída ha sido mayor de la esperada por los analistas.

GLOBAL:

Históricamente, siempre ha preocupado más las subidas de los crudos petrolíferos que su posible bajada. Pues bien, en los últimos episodios de esta crisis, está preocupando la caída de los precios. Sobre todo para los países emergentes y exportadores de crudo, e incluso en la propia región del euro como otro factor que está bajando los precios, y por sus efectos negativos para las empresas petroleras.
El coste del barril ha seguido profundizando sus mínimos, llegando a caer por debajo de los 50 dólares barril en Europa, y hasta los 48 dólares en Estados Unidos. De forma que en seis meses ha bajado, nada menos, que un 50%.
Para muchos analistas, el efecto más preocupante es la posibilidad de quiebra de algunos países emergentes, lo que ha provocado temor en los mercados, y el dinero se ha movido a inversiones refugio como el dólar o los bonos estadounidenses. Los más afectados pueden ser: Venezuela, Brasil, Ecuador o Rusia (también afectada por las sanciones económicas derivadas de su conflicto en Ucrania).
Si bien la eurozona debería beneficiarse del intenso abaratamiento de un producto que importa de forma notable, su efecto depresor sobre los precios es contraproducente en estos momentos.
La Organización de los Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no ha recortado su nivel producción, y la tendencia a la baja de los precios se debe la menor demanda existente en el mercado a consecuencia de la debilidad económica general, y a la nueva condición de productor mundial de Estados Unidos gracias a la nueva técnica aplicada de fractura hidráulica (fracking). Desafortunadamente, ha aparecido un nuevo elemento de riesgo e inestabilidad económica.
Por otro lado, también se une al anterior problema para los países emergentes la apreciación del dólar estadounidense: estas economías tienen contraído un fuerte volumen de deuda en dólares, por lo que se eleva el valor y la factura de su deuda.

ESTADOS UNIDOS:

La economía estadounidense ya había sorprendido por su crecimiento durante el segundo trimestre del pasado año, pues bien, el tercero ha sido todavía mejor. Nada menos que un aumento del 5% de su PIB. Se trata de la mayor tasa de crecimiento habida en los últimos 11 años.
El consumo privado estadounidense ha sido el principal artífice,  con un crecimiento del 3,2%.
Por si fuera poco, la inversión empresarial aumentó un 7,7%. El gasto en defensa y el incremento en las exportaciones explican también buena parte del repunte durante el pasado verano. Se trata, sin lugar a dudas, de datos que confirman que la economía de EE UU se encuentra en una senda de robusto crecimiento.
Del crecimiento  habido durante los dos últimos trimestres, se deriva una tasa  anualizada media del 4,8%, que por su magnitud se asemeja más a la de una economía en vías de desarrollo. Se trata de datos que contrastan con el estancamiento de Europa.
Algunos analistas señalan que un ritmo de crecimiento como este será difícil de mantener durante 2015, esperando que a finales de 2014, el crecimiento económico  haya estado más cerca del potencial, en el 3%.
Los datos de vivienda ya muestran una desaceleración y la temporada de compras navideñas no está siendo tan buena como se esperaba. La proyección es que el año se cierre con una tasa de crecimiento medio del 2,4% y que ronde el 3% en 2015, si el invierno resulta ser menos severo que el pasado.
No se espera que la Reserva Federal  suba los tipos de interés, al menos, hasta mediados de 2015. La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ya excluyó que vaya a haber una decisión en este sentido en enero o marzo, pese a que los datos lo pongan en cuestión.

EMERGENTES:

Aquellos países emergentes que se han estancado en el crecimiento de su PIB, y padecen una elevada deuda valorada en dólares, la apreciación de la moneda estadounidense está suponiendo un auténtico problema que introduce inestabilidad e incertidumbre en sus mercados. Si el yuan chino, la lira turca o el real brasileño se debilitan, los inversores huyen de esos países para buscar activos con un rendimiento más elevado en dólares en Estados Unidos.
En su último informe trimestral el Banco de Pagos Internacionales ha advertido de los riesgos asociados a la apreciación del dólar para las empresas establecidas en países emergentes que dependen para sus operaciones de la financiación exterior.
En América Latina los efectos son variados. Los países que han adoptado el dólar como moneda interna (Panamá, Ecuador y El Salvador) pierden competitividad, ya que sus exportaciones se encarecen. A cambio, las importaciones se abaratan. En Colombia, México, Perú o Chile un dólar fuerte es una bendición para sus empresas, cuyos productos serán mucho más atractivos y baratos.
Por otro lado, los destinos turísticos se ven favorecidos, ya que con un dólar más fuerte crecerá el número de visitantes procedentes de Estados Unidos. Cosa parecida puede decirse respecto la entrada de remesas de los emigrantes de esos países, que lo hacen en dólares y, por tanto, suponen un mayor contravalor en la moneda doméstica de esos países.
Sin embargo, la apreciación del dólar estadounidense, motiva una mayor caída del precio de las materias primas (petróleo, alimentos, metales y energía). El debilitamiento de Europa y Asia reduce la demanda y crea un exceso de oferta. Los precios de la mayoría de las commodities (cualquier producto destinado a uso comercial) se cotizan en dólares, lo que redunda en una pérdida del poder adquisitivo de los consumidores y empresas fuera de Estados Unidos.

RUSIA:

El Producto Interior Bruto ha disminuido un 0,5%. Desde otoño del año 2009 es la primera vez que se registra tal cosa.
Para la mayoría de los analistas, la caída del PIB es la consecuencia de la bajada del precio del petróleo, ya que se trata de la principal exportación de esa economía, y también el resultado de las sanciones impuestas por Occidente a Rusia como castigo por su actuación en Ucrania.
Como parece, por ahora, improbable, dada la negativa de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) a disminuir las extracciones de crudo, la contracción de la economía rusa continuará durante más tiempo.
Las sanciones impuestas a Rusia, unidas al empeoramiento de la situación económica, han dado lugar a la fuga de capitales: se calcula que este año han salido del país cerca de 100.000 millones de euros.
También como consecuencia de las sanciones, las compañías rusas están encontrando serias dificultades para obtener créditos en el exterior. Es por esta razón, que el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, haya anunciado la inyección de miles de millones de rublos a los bancos, pero ligada a que estén dispuestos a financiar a las empresas locales para impulsar la producción.
De la misma forma, el presidente Putin ha decidido doblar la garantía estatal a los depósitos bancarios de las personas físicas. Se trata de frenar el pánico de la población ante el desplome del rublo. Antes de la crisis, la garantía era de 700.000 rublos y ahora asciende a 1.400.000 (unos 20.043 euros; en febrero, antes de la crisis ucrania, los 700.000 rublos equivalían a unos 15.600 euros). No obstante, hasta ahora no se ha conseguido estabilizar al rublo.
La mayoría de los analistas prevén una mayor contracción económica en Rusia, y opinan que la recesión podría durar años.

JAPÓN:

Los japoneses han dado con sus votos al primer ministro japonés, Shinzo Abe, la victoria en unas elecciones que había planteado como un referéndum sobre sus Abenomics.
Abe continuará con su programa económico, tratando de poner en marcha a la economía japonesa -la tercera mayor del mundo- de su parón de casi 20 años.
Las primeras medidas de estímulo monetario y fiscal, tuvieron como objetivo inicial, tras años de deflación, conseguir una subida de precios cercana al 2%. La última inyección de liquidez, en octubre, incrementó la base monetaria con 80 billones de yenes anuales adicionales (unos 550.000 millones de euros). Estas medidas han alentado las ventas al exterior, gracias a la devaluación del yen, y han logrado animar el mercado de valores. Pero las grandes beneficiadas han sido las grandes multinacionales japonesas, que han visto crecer sus exportaciones, mientras que las empresas medianas y pequeñas, sin presencia en el exterior, han visto encarecer el precio de los productos importados.
Las economías domésticas niponas han acusado el golpe de la subida del IVA el pasado abril, del 5% al 8%, que ha congelado el gasto de los consumidores más tiempo de lo anticipado por los analistas y ha causado la contracción de la economía nacional en los dos últimos trimestres.
Falta el tercer grupo de medidas, las reformas estructurales, que muchos consideran la parte más importante de todo el programa económico. La gran mayoría siguen aún pendientes.
Es importante la reforma del sector agrario o del sistema de sanidad. Están pendientes también de resolverse las negociaciones para la formación del área de libre comercio Alianza Transpacífica (TPP).
La verdad, es que algunas de las reformas pendientes encuentran fuertes obstáculos de grupos de presión. El sector agrario, que aporta solo el 0,8% del PIB japonés según algunos cálculos, es uno de los oponentes más vigorosos del país. Y la Alianza Transpacífica (TPP) no depende solo de Japón: el Gobierno de EE UU, su promotor principal, también tiene sus propias presiones y dificultades en el Congreso estadounidense.

EUROZONA:

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha realizado unas declaraciones que, por su importancia, han desatado  la polémica, ya que podrían hacer temer, nada menos, que por el futuro del propio BCE, y por la estabilidad del euro. Y es que Draghi ha admitido que “el BCE corre el riesgo de fracasar en su mandato de garantizar la estabilidad de precios en la zona euro, y que el riesgo de una deflación no puede ser descartado”.
También ha señalado Draghi, que el BCE puede anunciar, el próximo 22 de enero, un plan de flexibilización cuantitativa (QE, en sus siglas en inglés) que incluye la compra masiva de deuda soberana, una medida que ha dividido al directorio del BCE y que rechaza públicamente el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.
Draghi ha señalado que “el riesgo de que no cumplamos nuestro mandato de estabilidad de precios es actualmente mayor que hace seis meses. Nos encontramos en las preparaciones técnicas para ajustar el montante, la velocidad y la composición de nuestras medidas de comienzos de 2015, si llegara a ser necesario, para reaccionar a un período demasiado largo de inflación baja. Hay unanimidad dentro del consejo de Gobierno respecto al tema”.
Draghi ha recordado que “la compra de deuda soberana es una herramienta que puede utilizar el BCE para cumplir con su mandato de estabilidad de precios, que obliga a la institución a mantener la tasa de inflación por debajo o cercana al 2 %”, pero ha insistido en “que la compra de deuda no se llevará a cabo para financiar a los Estados, una medida que prohíben los estatutos del banco”.
Según el presidente del BCE, “la moderada recuperación económica seguirá su curso, pero es frágil y desigual, aunque estamos convencidos de que la economía de todos los países crecerá este año. Creemos que la combinación de una política monetaria expansiva y reformas estatales pueden ayudar a la recuperación de la confianza perdida. Europa no se encuentra en un período de crisis, sino en uno de debilidad, por eso la euro zona no se romperá, por eso no tenemos un plan B”.
También Draghi se ha mostrado comprensivo con la preocupación existente entre los ahorradores que temen por sus inversiones a causa de los bajos tipos de interés. “Los tipos son, desde hace mucho tiempo, muy bajos y posiblemente seguirán bajos durante un tiempo”.  
Por otro lado, el comienzo del 2015 está fuertemente marcado los siguientes hechos: el precio del petróleo que ha marcado mínimos de cinco años  -por debajo de los 50 dólares por barril-; Grecia que vuelve a estar en el centro de todas las preocupaciones, y la variación de los precios de la eurozona se adentra en territorio negativo por primera vez desde octubre de 2009.
Para algunos analistas, la eurozona ya se encuentra instalada en la llamada “trampa a la japonesa”: bajo crecimiento y caída de los precios. Es por ello, que el Banco Central Europeo (BCE), ha reiterado su disposición para el día 22 de enero  a anunciar las compras de deuda a gran escala para tratar de salir de la situación de la, por ahora débil, deflación.
La tasa interanual de variación de los precios cayó en diciembre al -0,2%, frente a un ascenso del 0,3% en noviembre, básicamente por el abaratamiento del petróleo.
El impacto de la caída de los precios de la energía (-6,3%) y del estancamiento de los precios alimentarios, las bebidas y el tabaco adelantó lo que todo el mundo esperaba para el arranque de este año. Y los analistas prevén que la variación de los precios siga unos meses en territorio negativo, básicamente por la tremenda influencia del crudo sobre la economía europea
También la debilidad del euro encarece las importaciones, lo que está contribuyendo a retraer la demanda.
No obstante, los riesgos de deflación, con todo, son todavía limitados: quitando la energía y los alimentos, (la inflación subyacente) se situó en el 0,8% en diciembre, una décima por encima del mes anterior. Lo preocupante es que ese dato está por debajo del 1% desde hace un año. Y lo más alarmante es que los mercados ya empiezan a incorporar a las expectativas unas subidas de precios muy inferiores a lo normal durante mucho tiempo.
Los precios han disminuido en España el 1,1%, y en Alemania apenas avanzan un escaso 0,1%. El paro de la eurozona se mantiene en máximos, en el 11,5%, y los indicadores de confianza confirman las peores pesadillas para el BCE, por lo que hay que estar muy pendientes de la próxima reunión del Banco Central Europeo.
El crédito bancario cae desde hace más de 30 meses, el paro sigue en máximos, la economía no acaba de salir del túnel, los indicadores de inflación a cinco años se hallan en mínimos y los intereses de la deuda alemana presentan tipos negativos hasta plazos de tres años, y del 0% a cinco años. Se observe como se observe, casi todos los datos apuntan a hacia la denominada “trampa a lo japonesa”.
La deflación como tal no ha llegado todavía, pero aun así, los riesgos que implica son lo suficientemente peligrosos como para tratar de evitarla a toda costa. Se trata de una espiral que se retroalimenta y que, al posponer las compras en espera de precios futuros inferiores, deprime el gasto de las familias y las empresas.
Sin duda a consecuencia de la posibilidad de su ocurrencia, la preocupación de Draghi no ha dejado de crecer en los últimos meses: el desplome del petróleo era el shock externo que estaba esperando Europa ya que deja  más dinero para gastar en el bolsillo de los consumidores y las empresas continentales, pero a la vez puede tener efectos adicionales sobre los precios. Y no solo sobre estos: la caída del crudo introduce riesgos sobre los mercados financieros internacionales, ya sea porque han hecho una apuesta exagerada por empresas de países emergentes, que ahora lidian con una deuda en dólares que no deja de crecer o porque la suspensión de pagos amenaza a algunos países muy dependientes de las exportaciones de petróleo.
La declaración de esa posible deflación europea, haría aún más difícil el ajuste de la periferia.

ESPAÑA:

No cabe la menor duda de que la economía española ya no se encuentra en recesión, y experimenta una etapa de moderado crecimiento. Ahora bien, esa mejora no es equivalente a lo que entendemos como recuperación, y mucho menos a una salida definitiva de la crisis.
Para examinar las expectativas económicas para 2015, es crucial la distinción anterior: la descripción más correcta de la economía española es la de un crecimiento moderado (1,4% este año, en torno al 1,9% el año próximo), con una creación de empleo continuada (al menos durante los últimos trimestres) pero insuficiente y de baja calidad y unas condiciones de estabilidad financiera manifiestamente mejorables. A pesar de los recortes presupuestarios, destructivos para una parte del sistema de protección social, la deuda sigue creciendo, prueba más que suficiente de que el déficit público no está bajo control.
Para que la economía española disfrute de la recuperación habría que constatar que sus variables económicas vitales (rentas, salarios, ingresos públicos, ocupación y endeudamiento público y privado) están alineados con la tasa de crecimiento, algo que claramente no sucede —al menos en rentas, empleo y deuda—; o bien que los parámetros económicos se aproximan a los existentes en los dos trimestres previos a la crisis. Tampoco en este caso se cumple la condición. A pesar de que la tasa española de crecimiento actual es superior a la europea, se puede comprobar que España está más lejos de la situación de precrisis que los países de la zona euro. La razón es sencilla: durante la crisis, el PIB español cayó más del doble que la media de la zona euro.
Las previsiones para 2015 apenas rebasan la confirmación de las tendencias que han aparecido durante el pasado 2014. La tasa de crecimiento del PIB español puede aproximarse al 2%, sobre todo si el área euro remonta el estancamiento. Los motores claros de crecimiento, tanto en España como en Europa, son la depreciación del euro respecto al dólar y el descenso brusco del precio del petróleo. Pero es evidente que como el crudo no ha seguido una trayectoria suave de descenso, sino que se ha desplomado, se producirán efectos indeseados.
El Índice de Precios de Consumo (IPC) cayó hasta el -1,1% interanual en el pasado mes de diciembre. Ello supone un descenso de siete décimas con respecto al mes de noviembre, cuando descendió al -0,4%. Según la nota difundida por el Instituto Nacional de Estadística (INE). La bajada se debe al abaratamiento de los precios de los carburantes.
Según el indicador adelantado sobre la evolución de los precios en España, el IPC interanual vuelve a bajar por segundo mes consecutivo y encadena su sexta tasa negativa del año tras el -0,3%, el -0,5%, el -0,2%, el -0,1% y el -0,4% de julio, agosto, septiembre, octubre y noviembre, respectivamente.
Además, la caída es mayor de lo que esperaba el conjunto de analistas consultado por Bloomberg, que de media habían previsto un retroceso de la tasa interanual al -0,7%. 
El organismo estadístico atribuye casi exclusivamente el descenso interanual del IPC en diciembre al abaratamiento de los precios de los productos energéticos, gasoil y gasolina. Las fluctuaciones en el precio del petróleo representan más del 50% de la variabilidad de la inflación española, de ahí que el brusco abaratamiento del crudo en los últimos meses mantenga el IPC en terreno negativo.
Por su parte, la variación anual del indicador adelantado del IPCA se sitúa en diciembre también en el -1,1%, una disminución de seis décimas respecto al mes anterior.
Pese a todo, el Gobierno ha descartado que la economía se encuentre en deflación. El ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, señaló que la inflación acabaría el año con una caída superior a la registrada en noviembre (-0,4%) y reconoció que la perspectiva apunta a que los precios iban a ser algo más negativos en diciembre y que se mantendrían así unos meses. 
Por otro lado, el Ejecutivo de Mariano Rajoy afirma que este 2015 será el año de la recuperación, pero la verdad es que apenas se notará en el poder adquisitivo de la mayoría de los ciudadanos. Los salarios, tanto en el sector público como privado, tras sufrir fuertes recortes durante la crisis, permanecerán prácticamente congelados salvo leves subidas en las grandes empresas. Las pensiones tendrán un incremento simbólico del 0,25%. El consuelo para el consumidor en el nuevo año que entra es que, a diferencia de 2014, los precios de los servicios básicos y los impuestos interrumpirán su escalada y, en algunos casos, hasta bajarán.
Y es que 2015 es un año electoral (comicios municipales, autonómicos y generales), y las entidades locales y regionales han aprovechado para anunciar la congelación de tributos de tanto peso como el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) o las tarifas del transporte público, tras dos años de subidas desbocadas.
El Ejecutivo de Mariano Rajoy también ha reformado el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), lo que aminorará las retenciones fiscales de la mayor parte de los asalariados. Hacienda calcula que en el bolsillo de un empleado esa rebaja supondrá 30 euros más de media en la nómina a final de mes. En conjunto, el ahorro medio en IRPF para 2015 y 2016 de esa reforma será del 12,5%. Aunque el impacto será mucho menor en los tramos altos de renta.
También comenzará a aplicarse en 2015 la rebaja de dos puntos en el Impuesto sobre Sociedades —del 30% al 28%—, que puede llegar a ser del 20% en el caso de las pymes, lo que redundará indirectamente en beneficio del consumidor si las empresas trasladan esa reducción a sus precios.
Para los ahorradores, seguirá la atonía. Colocar el dinero sobrante en un depósito a plazo fijo tendrá rentabilidades mínimas, por debajo del 1%. Y la deuda pública aún ofrece menos: las letras del Tesoro a un año rondan el 0,3% de interés. Los inversores más arriesgados deberán acudir a la Bolsa o los fondos de inversión mixtos o de renta variable. En el ejercicio que acaba, la rentabilidad del Ibex ha sido muy superior a la inflación y a la de la renta fija. Pero en 2015 se esperan turbulencias porque la crisis de la deuda en la zona euro, con Grecia como agujero negro, está lejos de haber sido resuelta.
Gas, electricidad, telefonía y transporte no subirán en este nuevo año 2015.
La vivienda también ofrecerá un respiro. Para los que la estén pagando, su hipoteca seguirá abaratándose. Este ejercicio se cierra con el Euribor a doce meses, principal indicador para calcular las hipotecas, en mínimos históricos (0,328%) y para 2015 los expertos esperan nuevas rebajas hasta incluso alcanzar el 0,15%. Para los que quieran comprar un piso, la situación seguirá siendo favorable, porque continuarán bajando los precios de los pisos, aunque en menor medida que en años anteriores.
Igualmente, los servicios básicos se unen a esa senda bajista. El recibo de la luz, cuya factura cayó un 4,9% en 2014, seguirá reduciéndose; el gas natural recibe 2015 con un descenso del 3,3% y la bombona de butano no se revisará hasta abril; los carburantes deberán seguir reflejando la caída en picado del precio del crudo y la telefonía seguirá bajando gracias a los paquetes convergentes. El tren billete del transporte público también se congela en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona.
Pese a esas rebajas, el poder adquisitivo de la mayor parte de los ciudadanos no notará una mejora significativa. Economía pronostica una subida media del IPC para el conjunto del 2015 del 0,6%. Y no se auguran grandes subidas salariales después de un lustro de duros ajustes. Patronal y sindicatos negocian aún el Acuerdo de Negociación Colectiva, del que saldrá la recomendación de incremento salarial para 2015. Los empresarios quieren que se mantenga el 0,6% de aumento que se fijó en 2014 y los representantes de los trabajadores quieren acabar con los sacrificios y que las rentas salariales ganen poder de compra. Unos aumentos que se notarán más en las grandes empresas que están saliendo de la crisis, según han admitido sus directivos.
La retribución de funcionarios y pensionistas apenas variará: los cerca de tres millones de funcionarios ya saben que sus retribuciones se congelarán por quinto año consecutivo, aunque aliviados por el cobro del 25% de la paga extra que no les abonaron en 2012. No lo tendrán mucho mejor los diez millones de pensionistas, de quienes, debido a la crisis, dependen cada vez más las unidades familiares. Su retribución sube un exiguo 0,25% que en el caso de la pensión mínima con cónyuge a cargo supone dos euros más al mes.
Los parados tampoco incrementan sus prestaciones, que toman como referencia el indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM), que en 2015 volverá a estar congelado por quinto año consecutivo (532,51 euros mensuales).
En suma, los precios y los impuestos darán un respiro al consumidor en 2015, pero los salarios seguirán instalados en su prolongado letargo.
Los cerca de 19 millones de contribuyentes del IRPF pagarán menos impuestos en 2015. La reforma fiscal aprobada recientemente por el Gobierno contiene la primera bajada de tributos desde 2007. Los trabajadores pagarán de media un 12,5% menos por el Impuesto sobre la Renta. El Ejecutivo redujo todos los gravámenes y tramos del impuesto, lo que beneficiará sobre todo a las rentas más bajas y a las más altas. Los que ganen menos de 12.000 euros dejarán de pagar impuestos.
Un trabajador con una renta de 35.000 euros se ahorrará 236 euros en el pago del IRPF durante el próximo año, según cálculos realizados por el Ministerio de Hacienda. La reforma fiscal reduce los mínimos personales y familiares. Además introduce beneficios fiscales para las familias numerosas y las que tengan ascendientes o descendientes que sean dependientes. Para estos y para las madres trabajadoras con hijos menores de tres años establece un impuesto negativo: una deducción de 100 euros mensuales que se disfrutarán con independencia de que la renta le permita deducírselo. Por ejemplo, una familia con tres hijos, en la que el marido que gana 40.000 euros presenta declaración individual se ahorrará 1.429 euros al año (casi 120 euros al mes). En el caso de que el contribuyente, que gana 35.000 euros, tenga dos hijos, uno de ellos discapacitado, y un ascendiente dependiente a su cargo, el ahorro ascenderá a 323 euros al mes (3.880 euros anuales).
Los autónomos también disfrutarán de rebajas fiscales. Las retenciones disminuirán del 21% actual al 19% el próximo año, lo que dejará más dinero en el bolsillo de los emprendedores. De esta forma, un autónomo sin hijos que presenta un rendimiento por actividades económicas de unos 40.000 euros se ahorrará unos 47 euros al mes (559 euros al año), según estimaciones elaboradas por Hacienda.
Las empresas también pagarán menos al fisco en 2015. El Impuesto sobre Sociedades bajará del 30% actual al 28%.
Por otro lado, en su boletín de diciembre, el Banco de España  ha señalado  que "de acuerdo con la información disponible, se estima que la economía estaría creciendo a una tasa intertrimestral del 0,6% en el último trimestre del año, lo que, de confirmarse, situaría la tasa de variación interanual del PIB en el 1,9%". Aun así, el Banco de España también lanza varias advertencias: la incertidumbre es elevada de cara a 2015, las exportaciones se debilitarán y la inflación continuará en terreno negativo. El supervisor se detiene especialmente en el tema laboral: avisa de que las subidas salariales generalizadas pueden frenar la recuperación.
Para 2015, el organismo sigue manteniendo su previsión de crecimiento del 2%, pese a que el Gobierno ya ha señalado en varias ocasiones que cree que se superará esa cifra, según ha insistido el ministro de Economía Luis de Guindos. El Banco de España recuerda que la bajada del precio del petróleo ayudará a la industria, pero al tiempo, muchos países europeos han rebajado su actividad, lo que afectará a los niveles de exportación de España, y de ahí que la incertidumbre le impida mejorar las proyecciones de crecimiento, aunque tampoco la empeore. "El previsible debilitamiento de nuestros mercados de exportación a lo largo del año que viene se verá compensado por la prolongación de la mejoría de las condiciones de financiación, la depreciación del tipo de cambio del euro y el nivel considerablemente más reducido de los precios del petróleo que se proyecta en la actualidad", añadió.

MERCADOS:

Cerrar el año ganando un 3,66% no es para “tirar cohetes”. Pero el dato distorsiona la realidad, ya que no contempla los dividendos. Valores como Santander y Telefónica han cerrado un buen ejercicio gracias a los dividendos abonados, y no hablemos de Repsol, a quien el dividendo extraordinario le ha permitido un saldo anual positivo.
A pesar de que muchos valores han obtenido revalorizaciones espectaculares, el ejercicio que acabamos de cerrar ha sido muy difícil para los inversores. Con un índice sin tendencia es muy fácil equivocarse vendiendo antes de tiempo o entrando cuando lo que tocaba era salir.
También las bolsas europeas lograron dejar las pérdidas de finales de diciembre, influidas por los datos de inflación europea, que reflejaron el descenso de precios en diciembre. Sin embargo, los avances resultaron leves y no compensaron el retroceso acumulado.
Por lo que respecta a la prima de riesgo española rebotó, a comienzos de enero de este 2015, con fuerza hasta los 120 puntos básicos (a finales de diciembre estuvo en torno a 100) como consecuencia del temor que ha causado en el mercado la situación política de Grecia.
Según los datos de mercado recogidos por la agencia Efe, el alza de la prima de riesgo es consecuencia del incremento de la rentabilidad del bono español a diez años, hasta el 1,644 %, desde el 1,612 % previo.
Por su parte, el interés del bono alemán del mismo plazo, cuya diferencia con el español mide la prima de riesgo, y que es el considerado más seguro, registraba mínimos históricos, al bajar al 0,446 %, desde el 0,504 % en que cotizaba esta mañana.
El miedo a una posible salida de Grecia del euro se ha reflejado en el mercado de deuda, donde la prima de riesgo nacional se alejaba de los 100 puntos básicos, y repuntaba hasta 109.
Por lo que respecta al mercado de la vivienda, el precio medio de las nuevas bajó un 2,2% en 2014, moderando en más de cinco puntos el recorte que experimentó en 2013 (-7,8%), según un informe de Sociedad de Tasación (ST), en el que además se señala que en los últimos seis meses de 2014 la contracción del precio fue sólo del 0,4%, frente a la caída del 1,8% de la primera mitad.

EMPRESAS:


Inditex vuelve a batir récords y a superar las previsiones. El grupo textil logró unos ingresos de 12.709 millones en los nueve primeros meses de su ejercicio fiscal, un 7% más que en 2013, con un crecimiento en todas sus áreas geográficas. La compañía logró un beneficio de 1.687 millones y creó 1.500 empleos en España.