miércoles, 9 de abril de 2014

Situación económica española y mundial al mes de abril de 2014: ligera mejoría y riesgo de deflación

El Fondo Monetario Internacional, desde hace ya un año, está muy preocupado por el estancamiento europeo, de forma que ha vuelto a solicitar que el Banco Central Europeo  actúe ya de una vez contra la “excesivamente baja inflación europea”. Sigue contemplando una débil demanda interna. Lo emergentes han perdido impulso como motor de la recuperación, y planea también la incertidumbre derivada de la crisis de Ucrania.

ESTADOS UNIDOS:

La Reserva Federal de Estados Unidos ha cambiado el objetivo de disminuir la tasa de desempleo, señalando que va a vigilar un amplio número de variables para decidir el momento en el que subirá las tasas de interés.
De todas formas, ha anunciado que “incluso después de que el empleo y la inflación se acerquen a niveles consistentes, las condiciones económicas podrían, por algún tiempo, exigir mantener la tasa federal de fondos por debajo de los niveles que el comité observa como normal en el largo plazo”.
Anunció que reduce las compras mensuales de Bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas desde los 65.000 a 55.000 millones de dólares.
Yanet Yellen señaló que tiene previsto seguir recortando sus compras de activos  a una velocidad gradual y moderada, a medida que las condiciones laborales sigan mejorando y que la inflación muestre señales de aparecer.
El severo invierno que ha sufrido Estados Unidos ha influido negativamente en la marcha de la economía, sin embargo, la creación de empleo repuntó en febrero. En ese mes se registraron 175.000 nuevos ocupados, por encima de los 129.000 de enero. La tasa de paro, entretanto, subió una décima, al 6,7%.
Aunque nos situemos ya en primavera, es preciso esperar un par de meses más para disponer de datos más contundentes que nos señalen la dirección que lleva la economía.
Aunque los empleos creados sean un buen indicador, la creación de empleo es ligeramente inferior a los 190.000 ocupados de media registrados durante el último año. Pero  la esperanza de muchos analistas es que en los próximos meses se pueda superar sin problemas ese nivel.
El Libro Beige de la Reserva Federal, que da detalles sobre la marcha de la economía en las 12 regiones del sistema del banco central estadoubidense, ha certificado que la expansión económica continúa. Pero la propia presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha señalado que es difícil discernir actualmente el auténtico impacto de las nevadas y de las bajas temperaturas en las últimas cifras económicas.
El mal tiempo, en principio, no debería ser un obstáculo para que las empresas que necesitan mano de obra contraten. Sí lo es para el consumo, donde se observan además cambios en los hábitos de gasto de los consumidores. Se ha sabido que Staples, la mayor cadena en el negocio de artículos de oficina, anuncia el cierre de 225 locales, el 12% de los que opera. También RadioShack, que se desprende de 1.100 tiendas, el 20%.
Los datos en el sector del comercio están siendo pobres y estos ajustes siguen a los anunciados por grandes almacenes como Macy´s y JCPenny, lo que se traducirá en decenas de miles de despidos. El dato de empleo de febrero muestra la pérdida de 4.000 empleos. El mal tiempo puede ser un factor que explica las caídas en las ventas, junto a la lenta recuperación económica, pero también se atribuye al empuje del comercio electrónico.
El total de desempleados en Estados Unidos ronda los 10,5 millones de personas, de los que 3.8 millones son de larga duración. Son 1,6 millones menos que hace un año. Desde entonces, la tasa de desempleo bajó un punto porcentual. El paro juvenil afecta al 21,4%.
Ahora bien, la presidenta Yellen ha insistido que el desempleo es una variable clave pero que no es la única que observa en su análisis. Hizo hincapié en que no todos los datos son negativos: el índice de actividad industrial repuntó en febrero a 53,2 puntos (por encima de los 50 puntos se considera expansión).
Según Yellen, sin el efecto del mal tiempo podría haber sido incluso mejor la situación económica. Indicó que se espera una aceleración en esta primavera. Todo ello, muestra que la Reserva Federal cree que el empleo mejorará gradualmente aunque, evidentemente, le gustaría que fuera más rápido. No se descarta un nuevo recorte en las tasas de interés.

JAPÓN:

La economía del sol naciente es dual. Supone un gran contraste  entre lo avanzado y lo tradicional: coexisten minifundios agrícolas muy ineficientes y protegidos a la vez que gigantes tecnológicos mundiales. A la vez, predominan los contratos indefinidos muy protegidos, y con salarios anuales garantizados en función de la antigüedad, pero conviviendo con un creciente número de trabajadores  precarios y a tiempo parcial, con unos sueldos bajos.
Se trata de una economía en la que desde hace un par de décadas las expectativas de inflación venían siendo cero o negativas, con un déficit público de alrededor de un 7% de su producción, y una cifra de deuda pública equivalente a nada menos que el 200% de su PIB.
El crecimiento económico de Japón hasta finales del año 2012, fue muy inferior al de Estados Unidos, con unos índices bursátiles próximos a los del año 1980. Sólo le faltaba en sus desgracias el terremoto y el desastre de Fukushima.
Sus exportaciones y consiguientes beneficios habían disminuido como consecuencia de la fuerte apreciación del Yen, y la moratoria nuclear incrementé los precios energéticos para los consumidores.
Fue el ministro Shinzo Abe el que, a finales del año 2012,  tomó la decisión de implantar un nuevo programa económico que rompiera con el pasado (la Abeconomía) basada básicamente en tres puntos: un programa de expansión fiscal muy agresivo a corto plazo combinado con la promesa de subir los impuestos sobre el consumo (el equivalente al IVA) de manera gradual en los años sucesivos para cerrar el déficit fiscal y estabilizar el alto nivel de deuda; la adopción de una política monetaria muy expansiva que bajase los tipos de interés reales, aumentando la inflación, que contribuyese a aumentar el PIB japonés; y en último lugar buscar el crecimiento a largo plazo para compensar el envejecimiento de la población.
Adoptada la fuerte expansión monetaria cuantitativa y cualitativa, el yen se depreció un 20%, los tipos de interés se redujeron de manera rápida, y la Bolsa se apreció un 50%.
Hasta ese momento el Banco Central de Japón había sido muy tolerante con la débil deflación, o bien con una muy baja inflación: definía la estabilidad de precios como una subida de precios de solo un 1%, y no hacía nada para remediar la situación. La consecuencia era un tipo de interés real (teniendo en cuenta la evolución de los precios) positivo y superior a la tasa de crecimiento de la economía. Esta situación contraía a la inversión e incrementaba los intereses de la deuda.
El gobernador del Banco Central japonés, Kuroda, adoptó el compromiso de llevar a cabo una importantísima expansión monetaria para conseguir reflotar a la economía, y conseguir una subida de precios del 2%.
En estos momentos, la inflación se sitúa ya en el 1,3%, las expectativas de subidas de precios han pasado a ser positivas por primera vez en muchos años, y los tipos de interés reales a largo plazo son finalmente negativos, mejorando así el perfil de la deuda pública a medio plazo.
Par la gran mayoría de analistas, en Japón no funcionó la austeridad monetaria. Afirman que o se adoptan las condiciones monetarias necesarias para que los tipos de interés reales sean menores que la tasa de crecimiento de la economía y el ajuste fiscal pueda tener éxito, o la austeridad fiscal será completamente contraproducente.

CHINA:

El primer ministro, Li Keqiang, ha anunciado nuevas medidas para estimular el crecimiento económico: mayores exenciones tributarias para las pequeñas empresas, la construcción de viviendas sociales y la aceleración del tendido de líneas ferroviarias.
Todo ello, sin duda, como consecuencia de la importante ralentización que experimenta desde hace tiempo la economía asiática. Se  teme que el PIB no llegue a crecer el 7,5% que es el objetivo para este año.
El Gobierno de China ha puesto en marcha una serie de reformas tratando de eliminar o atenuar su dependencia de las exportaciones, y lograr que su consumo sea el principal elemento de su desarrollo económico.
El paquete de medidas aprobadas comprende el apoyo a la financiación de la vivienda pública, y a la construcción de líneas ferroviarias. Dos aspectos considerados claves para el nuevo plan de urbanización: se va a intensificar la demolición de infraviviendas, todo ello apoyado por la emisión de bonos por parte de una agencia especial creada por el Banco de Desarrollo de China. El Consejo de Estado afirma que este año serán construidos 6.600 kilómetros de ferrocarril, 1.000 kilómetros más que en 2013.
Sin embargo, no ha habido cambios en las variables de la política monetaria. Las autoridades se han decantado por un plan de estímulo más modesto que el lanzado en 2008 (en respuesta a la crisis financiera mundial) que recuperó a la economía china rápidamente, pero que aceleró a la inflación, al mercado inmobiliario y a la demanda de créditos.

EUROZONA:

Llevamos varios meses con subidas de precios muy alejadas del nivel de referencia del BCE del 2%, por lo que los temores a la deflación ya no son atribuidos exclusivamente a los más agoreros.
La realidad es que en las economías más afectadas por la crisis y más endeudadas, son las que están registrando tasas nulas o negativas en su nivel de precios. Esta situación dificulta la precaria recuperación del crecimiento económico en la eurozona, sobre todo en las economías periféricas: en particular en nuestro país.
La decisión de posponer el consumo en espera de mejores y más bajos precios, está dañando al crecimiento potencial; y no favorece la recuperación de la confianza, hay que añadir que se aumenta el valor real de las deudas (al caer los precios el euro tiene un mayor valor real), y sólo beneficia a los ahorradores netos (este no es el caso de España, sino el de Alemania).
Aunque esté disminuyendo el endeudamiento de empresas y familias, su nivel continua siendo elevadísimo, por lo que al disminuir los ingresos de las familias, por caídas de los salarios o de las ventas de las empresas pequeñas, la  solvencia no va a mejorar. Esto continuará dañando u ocasionando un deterioro de los activos bancarios. Se trata de un evidente círculo vicioso.
Para la economía española sería una ventaja si nuestros competidores tuvieran mayores subidas de precios, lo que no es el caso de la eurozona, que tiene una tasa de incremento del 0,7%.
Las políticas que impulsen a Alemania, principalmente, a aumentos en sus rentas y demanda y por lo tanto a sus precios están descartadas. Consiguientemente, es muy probable que sigamos con un crecimiento débil, elevada tasa de paro y pérdidas de bienestar. Salvo para aquellas economías que tienen empleo y rentas garantizadas.
Es preciso estimular la demanda, y evitar que se aprecie el euro –todo lo contrario- para incrementar no sólo la demanda externa, sino también la interna.
El Banco Central Europeo, ha soportado hasta ahora una enorme presión para que de una vez por todas adopte medidas que atajen los riesgos señalados –sobre todo para los países periféricos del sur-, y ¿cómo ha reaccionado la autoridad monetaria? No haciendo nada y anunciando que en el futuro, si la evolución de los precios se sigue alejando del objetivo de inflación del 2%, es cuando pondría en marcha esas medidas nada ortodoxas que le reclaman desde Washington hasta Madrid pasando por Bruselas, pero no en Berlín.
Mario Draghi señaló que “el Consejo de Gobierno del BCE se ha comprometido por unanimidad a usar instrumentos no convencionales dentro de su mandato para hacer frente a los riesgos de un periodo demasiado prolongado de baja inflación”, pero se negó a  bajar los tipos del nivel actual del 0,25%, no adoptando acciones de compra de deuda, ni tasas negativas a los depósitos de los bancos para incentivarles a conceder créditos.
Tan solo se anunció la posibilidad de futuras medidas.
No obstante, todas las Bolsas europeas (salvo la londinense) celebraron la noticia con elevadas subidas (Madrid la que más, alcanzando el nivel de mayo de 2011).
Draghi quiso dar a entender que con la “unanimidad” que se había alcanzado en el seno del BCE, Alemania asumía que la eurozona se enfrenta a un largo periodo de baja inflación, aceptando  que probablemente no haya otra alternativa que emular a los bancos centrales de Japón y Estados Unidos lanzándose a la compra de bonos públicos o títulos de deuda privada.
En definitiva, todo va a depender de la evolución de los precios en los próximos meses. La realidad es que la situación es muy preocupante en países como España, Portugal, Chipre, Grecia o Eslovaquia. Todos ellos, con tasas de variación de precios negativas, flirtean con una situación a la japonesa: para la recuperación tan incipiente de España, es muy importante una rápida actuación del BCE.   
Draghi aplazó hasta finales del año 2016 el momento en el que la inflación se acercará a ese 2% que ahora parece tan lejano. Ese sería el escenario favorable en el que el BCE no se vea obligado a intervenir. En fin, que seguimos en las mismas.
Por otro lado, el Ejecutivo alemán ha comenzado a aplicar un proceso de expulsión de los inmigrantes comunitarios que no encuentren trabajo en un plazo de tres o seis meses, estando previsto que a partir de junio, esta medida afecte a todos los inmigrantes de la Unión Europea.
Aunque se ha afirmado que pretende afectar sobre todo a los rumanos y búlgaros de la etnia gitana, el Gobierno alemán propone conceder ese plazo a cualquier inmigrante comunitario para encontrar trabajo, y si no lo consigue deberá regresar a su país.
Por lo que respecta a Francia, se han intensificado las presiones para que reduzca su déficit y acelere sus reformas. El país galo tiene una complicada lucha en la que muchos de otros socios de la eurozona han claudicado ante Bruselas, Fráncfort y Berlín.
Francia registró un crecimiento de su PIB sólo del 0,3% en el cuarto trimestre de 2014, y padece una tasa de paro superior al 11%. Por otro lado el desfase en las cuentas públicas supuso una cifra equivalente al 4,3% de su PIB.
Bruselas ya le ha advertido como paso previo a las sanciones que debe cumplir con el objetivo de déficit, y que el Ejecutivo francés debe combinar consolidación presupuestaria y reformas.
En París lo que se desea es más plazo, y Hollande ha anunciado una rebaja de impuestos a las empresas (con posibilidades de ampliación a las familias) acompañada de recortes de gasto por importe de 50.000 millones de euros en los tres próximos años.
Pero en todo caso, la respuesta de Hollande ha sido fuerte: "Bruselas no va a dictarnos lo que tenemos o no tenemos que hacer". Francia sigue conservando un enorme poder en Europa, por lo que habrá que esperar para ver cuáles son las decisiones finales.

ESPAÑA:

El Banco de España estima que el PIB crecerá un 1,2% este año y un 1,7% en 2015, mientras que la tasa de paro se moderará al 25% este año y bajará al 23,8% el año que viene, según el boletín económico de la autoridad monetaria.
La institución señala que tras la "incipiente recuperación de la actividad que se ha observado desde la segunda mitad de 2013, se espera que el avance de la economía española prosiga a lo largo de 2014, con un crecimiento del PIB del 1,2%, lo que supondría la primera positiva en términos de promedios anuales, tras el 0,1 % de 2011, y la más elevada desde 2007”.
Destaca la reducción de la incertidumbre, la mejora reciente en la evolución del empleo y el alivio de las condiciones financieras. De hecho, a lo largo del período de proyección se espera un fortalecimiento del entorno exterior, así como cierta mejoría adicional de las condiciones financieras, que, además, debería tener un reflejo en unas condiciones crediticias menos estrictas.
Textualmente se afirma que "en la medida en que esta tendencia prosiga, la recuperación de la actividad y del empleo continuará. Aunque no cabe esperar una recuperación vigorosa ni exenta de riesgos en estas primeras fases, dado que los procesos de ajuste en curso continuarán ejerciendo efectos restrictivos sobre la actividad”.
Entre los componentes de la demanda privada, el banco emisor prevé que el consumo de las familias crezca en 2014 y 2015, tras los descensos de los tres años precedentes. En concreto, espera que el consumo privado aumente un 1,1% en 2014, y a una tasa algo más alta (+1,2%) en 2015. Estas proyecciones, según el supervisor, serían "coherentes" con un ligero descenso de la tasa de ahorro de los hogares en 2014, hasta el 9,5%, y con un "modesto repunte" de dos décimas en 2015.
Aunque espera que los descensos de la inversión residencial registrados entre 2008 y 2013 se prolonguen estos dos años, cree que se mantendrá la senda de recuperación del gasto empresarial y que se iría fortaleciendo hacia el final de 2014 y a lo largo de 2015. Así, estima que las tasas medias anuales de variación del gasto empresarial se situarán en torno al 3% en este año y al 7% en el próximo.
Por otro lado el consumo corriente (salarios pagados a funcionarios y pagos de las Administraciones Públicas al sector privado por alquileres y adquisición de bienes y servicios), y la inversión pública seguirán retrocediendo en 2014 y 2015, tal y como viene ocurriendo desde el inicio del proceso de consolidación fiscal. En detalle. Se prevé que el consumo corriente disminuya a tasas del 1,5% y el 2,5%, mientras que la inversión será ligeramente superior al 6,6% estimado para 2013.
Espera que las exportaciones sigan creciendo y que las empresas españolas sigan avanzando en la penetración en los mercados exteriores pese a la recuperación de la demanda interna. Así, prevé que las exportaciones del conjunto de bienes y servicios crezcan un 5,1% este año y un 6,1 % en 2015.
Sin embargo en materia de empleo, el Banco de España espera un crecimiento muy moderado, del 0,4% en 2014 y del 0,9% en 2015, debido a la "prolongación de la moderación salarial y a la mayor flexibilidad del mercado laboral".
Los incrementos salariales, se seguirán moderando en 2014 y 2015 y los costes laborales caerán un 0,7% este año y un 0,9% en 2015.
Respecto al nivel de precios, el Banco de España opina que evolucionará con un crecimiento "muy modesto", del 0,4% en 2014 y del 0,8% en 2015.
Por lo que se refiere al Déficit Público, el Gobierno está satisfecho ya que sólo ha superado en 12 centésimas el límite marcado por Bruselas. El ministro Montoro ha señalado que “España en su conjunto ha cumplido los objetivos marcados”. Añadió que cuando se termine de revisar el PIB para adaptarlo a la normativa de Eurostat (adaptación a las nuevas normas contables SEC 2010 aplicables a todos los Estados miembros de la UE), la cifra se reducirá en 1,5 décimas, y el déficit quedará por debajo de la línea roja marcada por la Comisión.
Ahora bien, al analizar el detalle la Administración central es la más incumplidora ya que ha tenido un déficit del 4,5% frente al objetivo del 3,8%. Es la única que ha empeorado sus cifras respecto al año anterior. La Seguridad Social presentó un desfase del 1% (la meta era del 1,4%).
El ministro explicó que el Estado también asume parte del alza del gasto en pensiones y desempleo (pidió un crédito extraordinario de 6.000 millones para afrontarlo).
Por su parte las Comunidades Autónomas han contenido su déficit, registrando la menor desviación de la crisis (salvo Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña, Aragón y Castilla- La Mancha que han suspendido).
En otro orden, la desigualdad,  a diferencia de la pobreza ya que puede aumentar en momentos tanto de bonanza como de crisis, ha aumentado desde 1990 en prácticamente todas las economías avanzadas y emergentes de Europa, pese a que las tasas de pobreza se han reducido.
Pues bien, el análisis de los 27 procesos de ajuste recientes en las economías europeas elaborado por el Fondo Monetario Internacional muestra cómo la desigualdad entre los ingresos de sus ciudadanos ha aumentado durante estos periodos de austeridad. Tendencia en la que España se ha colocado, desgraciadamente, en la cabecera.  
También, se ha sabido que en 2013 se ha producido un récord en los cierres de la banca española: se ha prescindido de 20.000 trabajadores y 4.451 sucursales, habiéndose perdido en total 62.000 empleos y clausurado 12.300 oficinas.
Este proceso ha venido acompañado de una aceleración en la morosidad de la hipotecas, ya que entre 2012 y 2013 los siete bancos del Ibex han elevado en un 42% su saldo de créditos impagados y ya alcanza los 25.540 millones de euros. Sin duda la situación del desempleo explica bastante estas cifras.
No obstante, según las cifras de Paro Registrado (el número de desempleados que acuden a inscribirse como demandantes de empleo a las Oficinas) este ha mejorado levemente.
Según el Ministerio de Trabajo, el pasado mes de marzo ha acabado con buenos datos de empleo: la afiliación creció respecto al año anterior por segundo mes consecutivo, 115.013 cotizantes más como media, y también respecto a febrero (83.984). También ha habido números positivos de paro registrado que cayó tanto en términos anuales (239.377) como mensuales (16.620).
La afiliación a la Seguridad Social ha mostrado un buen dato (una media total en 16.296.288 cotizantes), por lo que ha habido más afiliados a la Seguridad Social por séptimo mes consecutivo.

MERCADOS:

El holding Bolsas y Mercados Españoles ha señalado que el volumen de negociación en la renta variable española durante el mes de marzo ascendió a 64.611 millones de euros, con un alza del 24,3 por ciento sobre el mismo mes del año anterior.
La cifra supone el sexto mes consecutivo de aumento de volúmenes. De esta forma, el volumen acumulado en los tres primeros meses del año crece un 17,5 por ciento a 190.447 millones de euros.
Por otro lado, el diferencial de riesgo con el bono alemán (la prima de riesgo) ha vuelto a los 164 puntos básicos, es decir, la cota que desencadenó la batería de recortes del Gobierno de Rodríguez Zapatero en mayo de 2010.
Por otro lado, la divisa europea, el euro, aceleró a principios del pasado mes  su escalada hasta superar los 1,39 dólares, lo que supone su nivel más alto desde octubre de 2011. Tras tocar este máximo (1,3917), sin embargo, se ha moderado algo el repunte. Desde luego, no es una buena noticia para las exportaciones españolas.

EMPRESAS:

El duro proceso de devaluación interna v emprendido por la economía española para recuperar competitividad se ha trasladado en poca medida a los precios industriales y de exportación. La productividad se ha unido a una rebaja de los costes laborales lograda también a base de despidos y recolocación en empleos peor pagados, así como a las rebajas salariales directas aplicadas en las empresas. Pero, mientras los salarios han bajado con relación a la eurozona y la productividad ha mejorado, los márgenes empresariales han crecido por encima.
El Servicio de Estudios del BBVA ha realizado un estudio que muestra que los márgenes de las empresas españolas tuvieron un diferencial positivo del 0,24% respecto a la zona euro como promedio anual en el periodo 2009-2013, mientras que los sueldos tuvieron un diferencial negativo del 0,23% anual en el mismo periodo. La productividad tuvo una desviación positiva del 1,17%.
“La mayor parte de la ganancia de competitividad ha venido por la productividad, aunque los salarios haya contribuido algo, pero menos que esta. Mientras tanto, los márgenes empresariales no han colaborado”, explica dicho informe.


jueves, 3 de abril de 2014

EL PARO REGISTRADO EN ESPAÑA

¿Cuál es la cifra de parados? ¿La del paro registrado o la de la EPA?

Publicadas las cifras del paro registrado correspondientes al mes de marzo, casi todos las han calificado como “buenas”, ya que señalan una reducción del paro de ¡16.620 personas!

Para alguien que no conozca que es una y que es otra, el mareo de cifras es descomunal. Tan pronto se habla de una cifra de parados de 4,8 millones, como de casi 6 millones de personas.

El llamado Paro Registrado recoge el número de personas que acuden a inscribirse como desempleados demandantes de empleo a las oficinas de los servicios públicos de empleo.

Por otro lado, la Encuesta de Población Activa (EPA) que elabora trimestralmente el Instituto Nacional de Estadística (INE), sobre una muestra de 65.000 familias (alrededor de 180.000 personas), refleja su situación respecto a la semana de referencia en la que se les pregunta bajo total confidencialidad.

La EPA sigue criterios los de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) y de la Oficina Estadística de la Unión Europea (Eurostat), además de aplicar un método matemático o estadístico conociéndose, por tanto, los porcentajes máximos de acierto o de error de la misma.

Existe una tercera estadística, que es el número de afiliados a la Seguridad Social. Tiene, sobre todo, validez para reflejar la tendencia del mercado.

Partiendo de la población en edad de trabajar (en España la de 16 y más años), la EPA mide la población económicamente activa que es la suma de la población ocupada y de la parada.

Se considera ocupados a aquellos que dicen haber trabajado, al menos, una hora durante la semana de referencia. Mientras son parados aquellos que no teniendo ocupación, están en un proceso de búsqueda activa de un empleo: una persona que no teniendo ocupación no la está buscando por la razón que sea, no es un parado. Es un inactivo.

En general, se le concede mayor fiabilidad a las cifras de la EPA que a las del Paro Registrado. En cualquier caso, es conveniente tener en cuenta las siguientes puntualizaciones:

Existen muchas personas que, estando desempleadas, no acuden a las oficinas de empleo a inscribirse como parados. Esta es una posible causa de la diferencia con la cifra de parados de la EPA.

También existen personas que, tras un proceso infructuoso y dilatado en el tiempo, se desaniman y abandonan el proceso de búsqueda de empleo. En ese momento, ya no son considerados parados y, por lo tanto, no integran las estadísticas, dando lugar a una bajada de las cifras de parados y de la propia población activa. Este efecto se conoce “como efecto desánimo o desaliento”.

En el caso español, dado que ya existen muchos parados de larga duración (los que llevan más de un año buscando empleo) tiene, indudablemente, una gran influencia.

Todo lo anterior, induce a pensar que el paro es mayor al que reflejan las estadísticas. Además, habría que añadir aquellos, fundamentalmente jóvenes, que se han marchado a otros países en busca de mayor fortuna.

Es igualmente preciso señalar la existencia del trabajo sumergido existente en la llamada economía irregular o “golfa. Desde hace tiempo, algunas estimaciones apuntan a que la producción  camuflada en este grupo ronda una cifra equivalente al 25% del PIB español.

Pues bien, según la EPA el número de parados asciende a 5.896.300 personas, mientras que los parados registrados durante al mes de marzo, ascienden a 4.795.866. ¡Una diferencia de más de un millón de parados!

Si embargo en lo que se refiere a la población ocupada las cifras son más próximas. La EPA señala 16.758.200 personas, mientras que el número de afiliados a la Seguridad Social ha ascendido en marzo a 16.296.288.

Aún prescindiendo de la notoria intencionalidad en la utilización de unas u otras cifras, es evidente que se trata de una situación de extrema gravedad, que sin duda merece una mayor atención y preocupación de las autoridades políticas y agentes sociales (patronal y sindicatos).

Los precursores de la última reforma laboral han obtenido éxito en cuanto al objetivo de devaluación salarial pero, lo que es peor, han cosechado un enorme fracaso en la creación de empleo.

Es evidente, que por mucha reforma laboral, si no hay demanda no hay producción, y consiguientemente tampoco creación de empleo. Los cambios acometidos han provocado todo lo contrario: ocasionar una mayor destrucción del mismo. Las empresas en todo momento demandaran los puestos de trabajo e invertirán en aquello que precisen de acuerdo a su nivel de actividad y expectativas, por mucho que se les facilite y abarate el prescindir de sus empleados.

Privar a tantas personas de un derecho básico -poder desempeñar un trabajo que les permita vivir dignamente- es un fracaso sin paliativos de cualquier política económica.

Es evidente, que ha habido una ligerísima mejoría, pero no entiendo que se califique a la última publicación como de “buenas cifras”.

¿Y cuál es la política del Gobierno en este gravísimo problema? Sencillamente, confiar en que cuándo se recupere el crecimiento -aumente nuestro PIB- por si sólo el mercado absorba el enorme excedente de mano de obra…

Dicho de otra forma: “dejarlo estar”… Como históricamente señaló la escuela del liberalismo económico "laisser faire, laisser passer" (dejar hacer, dejar pasar), que el sistema y el mercado por si sólo lo arreglarán. Aquello de la “mano invisible”…

¡Apañados vamos!