sábado, 11 de junio de 2022

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A JUNIO DE 2022: la inflación agudiza la incertidumbre económica. Hay que estar pendientes de la evolución del PIB, evitando a la estanflación.

 

La inflación, consecuencia de la pandemia que afectó a las redes de suministro, y de la guerra en Ucrania, ocasiona la erosión del poder adquisitivo de las familias, un fuerte frenazo de las economías avanzadas y posible quiebra de las economías más débiles, y está generando una agobiante y enorme incertidumbre.

GLOBAL:

Según el departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU (DESA), la frágil recuperación de la crisis derivada de la pandemia, y los efectos de la guerra en Ucrania, van a reducir el crecimiento global de este año a 3,1%.

Señala en su informe que “la economía mundial está sometida a considerables riesgos a la baja como consecuencia de la guerra en Ucrania, y a un endurecimiento monetario más rápido de lo esperado en las economías desarrolladas”.

Se pone de manifiesto que, si bien la crisis afecta a las economías más importantes, Estados Unidos, China y la Unión Europea y a la mayoría de los países desarrollados, Los más afectados van a ser los países menos desarrollados importadores de materias primas, sobre todo por el incremento de los precios de los alimentos y la energía. Se destaca que podría tener lugar una grave crisis alimentaria en África.

La invasión de Ucrania ha golpeado a la frágil recuperación de la pandemia, aumentando los precios de los alimentos y las materias primas y exacerbando las presiones inflacionarias en todo el mundo.

Las tasas de inflación inauditas en décadas en dos de las tres mayores economías del mundo, Estados Unidos y la Unión Europea, y cifras muy elevadas en grandes economías como Rusia o Brasil, o muy exorbitantes en países como Argentina o Turquía (ha alcanzado el 73% de crecimiento interanual).

Por ahora, China se está escapando de las subidas de precios, ya que su economía sufre un importante enfriamiento por su férrea estrategia de aislamientos frente a la covid.

DESA señala que “el aumento de la inflación plantea un desafío adicional para una recuperación por igual, ya que afecta en mayor proporción a los hogares de bajos ingresos. La disminución de los ingresos reales es particularmente notable en los países en desarrollo, donde la pobreza es más frecuente, el crecimiento de los salarios es nulo, y las medidas de apoyo fiscal para aliviar el impacto de la subida de los precios del petróleo y los alimentos son más limitadas”.

El aumento de los precios en la alimentación, empujará a millones de personas en muchos países en desarrollo, sin haberse recuperado de los efectos de la pandemia, a vivir por debajo de la línea de pobreza.

Igualmente, destaca el informe en relación al cambio climático, que, dado que la guerra de Ucrania está teniendo lugar en un momento de emisiones globales récord de CO2, los altos precios de la energía suponen un gran obstáculo para los esfuerzos destinados a luchar contra la emergencia climática. Es más, señala que, para contrarrestar los elevados precios del petróleo y el gas, es muy probable que la producción de combustibles fósiles aumente en el corto plazo.

Del mismo modo, los altos precios del níquel y otros metales pueden afectar negativamente la producción de vehículos eléctricos, mientras que el aumento de los precios de los alimentos puede limitar el uso de biocombustibles.

Por otro lado, un pequeño alivio puede suponer que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) haya accedido a elevar, tanto en julio como en agosto, en casi 650.000 barriles diarios el volumen que pone en el mercado. Se trata de un aumento relevante respecto al tímido incremento de 430.000 barriles diarios en mayo y junio.

La subida supone incrementar en algo más de un 2% la producción de la OPEP clásica (sin Rusia) y en alrededor de un 1,5% de la de la OPEP ampliada, que incluye, además de a los 13 miembros del cartel original (Irán, Irak, Kuwait, Arabia Saudí, Venezuela, Libia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Nigeria, Gabón, Angola, Guinea Ecuatorial y Congo, a Rusia y a varios países de la antigua órbita soviética). Tras la negativa inicial a excluir a Moscú en las primeras semanas de invasión de Ucrania, los socios continúan debatiendo si expulsan a Rusia del cartel ampliado.

La decisión se ha producido 72 horas después de que la Unión Europea acordase un veto parcial sobre el crudo ruso. Persigue llenar una pequeña parte del hueco que dejará Moscú tanto en el mercado comunitario como en el global. Para ello, la participación de los países del Golfo Pérsico (encabezados por Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, que aún disponen de cierta capacidad de producción ociosa) es muy importante.

Sin embargo, la decisión de la OPEP ha de ser mucho mayor durante los próximos meses: los cálculos del sector petrolero apuntan a que las sanciones occidentales sobre Rusia suponen una exclusión de la circulación de entre dos y tres millones de barriles diarios (alrededor de un 2% o un 3% del consumo mundial).

La petición del G7 (el grupo de las mayores potencias del mundo) solicitando el aumento de los bombeos para frenar la escalada inflacionista, aunque no en la cuantía deseada, ha tenido efecto. Se trata de una muy buena noticia   para los intereses occidentales, sobre todo de Europa, un gran importador neto, y de las tres mayores potencias asiáticas: China, Japón e India. El barril de brent, el de referencia en el Viejo Continente, cuesta alrededor de 120 dólares, el triple que hace dos años y el máximo en más de una década. La cifra actual, sin embargo, aún queda lejos de los 150 dólares que rozó en 2008.

ESTADOS UNIDOS:

Según la Oficina de Análisis Económico del Gobierno (BEA, por sus siglas en inglés), el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos experimentó un descenso del 0,4% en el primer trimestre de 2022 en comparación con los tres meses anteriores.

El dato macroeconómico del primer trimestre supone una corrección frente al cuarto trimestre de 2021, cuando la economía estadounidense registró una expansión intertrimestral del 1,7%.

 La Oficina ha atribuido el descenso observado entre enero y marzo al repunte de casos de Covid-19 por la variante ómicron y el descenso de pagos por parte del Gobierno como parte de sus paquetes de ayuda de la pandemia. También han afectado otros factores como los problemas de la cadena de suministros o la elevada inflación.

En términos anualizados, el PIB de EEUU se contrajo un 1,5% en el primer trimestre del año, frente al incremento anualizado del 6,9% del cuarto trimestre del año anterior.

Por otro lado, la inflación se ha convertido en un importante problema. La gasolina y gasoil, están registrando losa precios más elevados de su historia. De forma que la subida interanual de los precios se está situando en un máximo de cuatro décadas: según la estadística publicada por la Oficina de Estadísticas Laborales, los precios de consumo subieron un 0,3% en abril y un 8,3% en los últimos 12 meses. La inflación subyacente, que excluye energía y alimentos no elaborados (marca la tendencia de los precios), nada menos, ha alcanzado el 6,2%.

Esta elevada subida de los precios, ha llevado a la Reserva Federal a acelerar la subida de los tipos de interés. Tras un primer movimiento de 0,25 puntos en marzo, el banco central de Estados Unidos, por primera vez desde 2000, subió los tipos medio punto, hasta el rango del 0,75% al 1% en su última reunión sobre política monetaria. Jerome Powell, presidente de la Fed ha anunciado que espera subirlos medio punto porcentual más en la próxima reunión de este mes de junio, y otros 50 puntos básicos en la de julio.

Señalando que, si la inflación no remite, la Reserva Federal será más agresiva: “no descartamos subidas de tipos de 75 puntos básicos. Si la inflación no baja, tendremos que acelerar”.

Como resultado, el dólar se ha apreciado y los tipos de interés a largo plazo han subido con fuerza. Las Bolsas están sufriendo una fuerte caída y han tocado sus mínimos del último año. La amenaza es que las medidas de contención de la economía puedan provocar una recesión económica.

CHINA:

La política de “covid cero” está afectando a la economía del país. De forma, que la producción industrial y el gasto del consumidor han bajado a los peores niveles desde que comenzó la pandemia.

La producción industrial sufrió una inesperada caída del 2,9% en abril con respecto al año anterior, mientras que las ventas minoristas se desplomaron un 11,1%, superando con creces la caída prevista del 6,6%. Por otro lado, la tasa de desempleo subió al 6,1%, alcanzando el desempleo juvenil un nuevo récord. Una de las consecuencias, es que los inversores respondieron acelerando las ventas de todo tipo de activos, desde acciones chinas hasta futuros sobre índices estadounidenses y petróleo.

Y es que los confinamientos tan tremendamente estrictos en grandes ciudades como Shanghái, y las restricciones en otras amplias zonas del país han enfriado el consumo, cerrado fábricas y bloqueado cadenas de suministro.

Según Bloombergs Economics, el PIB disminuyó un 0,68% en abril con respecto al mismo mes del año anterior, la primera contracción desde febrero de 2020. Y el crecimiento podría debilitarse por debajo del 2% en el segundo trimestre.

La situación de la economía de China está empeorando las perspectivas de crecimiento mundial y complicando el panorama de la inflación. Los problemas en las cadenas de suministro y los parones del puerto de Shanghái, han afectado a compañías de medio mundo, desde Tesla hasta Apple, mientras que el crecimiento de las exportaciones se desaceleró el mes pasado hasta alcanzar el ritmo más débil desde junio de 2020.

UNIÓN EUROPEA:

Es muy preocupante el que se está hablando del riesgo de estanflación, o situación de coexistencia de estancamiento, inflación y paro. El peligro es especialmente fuerte para los cuatro grandes de la Unión Monetaria (Alemania, Italia, Francia y también España).

Ahora bien, en todo caso, no sería tan fuerte como la vivida durante la década de los setenta y principios de los ochenta, cuando países como España o Italia sufrieron incrementos del IPC, incluso, por encima del 20%, durante momentos de contracción de la economía.

Alemania e Italia han registrado, entre los meses enero a marzo, unos incrementos de su respectivo PIB del 0,2% y 0,1%, mientras su inflación ha llegado al 7,8% en el caso alemán y al 6,3% en el de Italia. Peor todavía es el caso francés ya que su economía fue incapaz de evitar el traspié a inicios de 2022 y descendió dos décimas respecto a los últimos meses de 2021.

Inquieta el peligro de estanflación, teniendo en cuenta los cortes de suministro del crudo y gas rusos que se ciernen sobre Europa Central y del Este.

En todo caso, la definición teórica de la estanflación señala que deben darse dos trimestres seguidos de alta inflación combinada con datos de Contabilidad Nacional nulos, muy pequeños o negativos.

La Unión Europea está intentando mantener e incrementar las sanciones impuestas a Rusia desde que comenzó la guerra en Ucrania: causar el mayor daño posible a la economía rusa, minimizando en lo posible las autolesiones. El embargo parcial al petróleo, pactado en el Consejo Europeo a finales de mayo, persigue golpear a la principal fuente de divisas de Rusia (casi 31.000 millones de euros procedentes de la UE desde el inicio de la guerra, frente a los 26.000 del gas y los 1.500 del carbón).

El problema radica en que el PIB europeo ya venía perdiendo vigor antes del inicio de la invasión de Ucrania, y que la inflación se encuentra en máximos desde hace años.

El veto a las importaciones de petróleo ruso, frenará algo el crecimiento de los Veintisiete y, sobre todo, aumentará la presión sobre los precios. Sustituir el petróleo ruso sería posible para la mayoría de Estados miembros, pero podría aumentar los precios.

Según el Banco de España “prescindir totalmente del crudo que llega de los Urales restará siete décimas al PIB de la Unión Europea, y sumará otras siete sobre los precios”. Las perspectivas económicas en la eurozona se ensombrecen más con las subidas de tipos que el Banco Central Europeo (BCE) prepara para este año, la primera de ellas prevista ya para el próximo mes de julio.

Ahora bien, los cálculos de regulador español parten de la hipótesis de que el veto fuera total y no parcial, como finalmente ha sido: de aquí a fin de año se reducirá el 90% de las importaciones. Esta progresividad es lo que lleva a la mayoría de analistas a pensar que el impacto de la medida sobre la economía europea será limitado, por lo que, según el centro de estudios de Bruselas, “el embargo no tendrá un impacto sustancial en la economía, ya que tardará en entrar en vigor y los mercados se reajustarán mientras tanto”.

Aunque esas opiniones son tranquilizadoras, la situación podría complicarse. Según Goldman Sachs, el riesgo existe: “dada la subida de los precios de la energía y la guerra en Ucrania, nuestro análisis sugiere que el riesgo de recesión en la zona euro y el Reino Unido es mayor a corto plazo que en Estados Unidos”. Señalando, además, que lo que más se teme en Bruselas y otras capitales europeas es que Moscú responda cortando el gas, que puede llevar a un empeoramiento importante de las perspectivas económicas.

El propio Ejecutivo comunitario ha señalado que, en un escenario hipotético de corte del suministro del gas ruso, la economía de la Unión Europea quedaría prácticamente estancada este año y apenas crecería algo más del 1% en 2023. Peor lo tendrían si llegara este caso en Alemania o Italia, muy dependientes de este combustible ruso. El Bundesbank (banco central de Alemania) calcula que un corte del suministro de gas a su país, le conduciría a una recesión y a una caída de su PIB superior al 3%.

En todo caso, aunque se consigan proveedores alternativos al ruso, sin duda, se van a encarecer los precios de la energía, lo que, en un contexto de inflación al alza, va a tener un impacto negativo sobre los consumidores.

Las familias deberían ser muy cuidadosos a la hora de decidir en qué gastar su dinero, sobre todo porque la subida de precios está afectando, fundamentalmente, a productos y servicios básicos, que no se pueden dejar de consumir.

La diferencia entre las consecuencias de prescindir del petróleo o del gas rusos se deben, principalmente, a dos factores: uno es que el crudo puede llegar a través de barcos desde cualquier parte del mundo con mucha más facilidad que el gas. El otro es que Moscú tiene mucho menos peso en el mercado del petróleo del que tiene en el del gas y, por tanto, pierde poder de negociación.

Dentro del grupo de productos derivados del crudo, además, la sacudida no será homogénea. El diésel subirá más que la gasolina, ya que una de las principales materias primas para su producción, el gasóleo de vacío, viene en gran medida de Rusia; y porque el crudo que bombea el país euroasiático, la llamada mezcla de los Urales, es especialmente adecuada para la producción de este carburante.

En otro orden, respecto a las medidas de fuerte apoyo fiscal aplicadas durante la pandemia, que llevó a que los bancos centrales lanzaran paquetes masivos de estímulos sin precedentes en la historia del proyecto europeo (las haciendas nacionales han destinado 1,3 billones de euros a finales de 2022, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) ha comprado deuda por al menos 1,7 billones de euros), habrá que esperar a ver la evolución de la situación.

En todo caso, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, ha señalado que en el próximo mes de julio acabarán las adquisiciones netas de deuda. A sus compras de 1,7 billones se añaden cerca de 600.000 millones (a razón de unos 20.000 millones mensuales y otros 120.000 adicionales) más del programa tradicional de adquisición de deuda. Además, en la zona euro se esperan ya las primeras subidas de tipos de interés.

Bruselas también ha lanzado a las capitales la necesidad de ir saneando sus finanzas. Según la red de Instituciones Fiscales Independientes de la UE (IFI, por sus siglas en inglés), desde marzo de 2020 y hasta diciembre de 2022 los países de la UE habrán gastado una media del 9% del PIB en ayudas fiscales directas (excluyendo garantías o avales) para proteger a empresas y ciudadanos del impacto de la pandemia. En total, se estima una cifra de 1,3 billones de euros en el conjunto de la Unión. Lo anterior. sin incluir las que se adoptaron a raíz de la guerra de Ucrania.

Como consecuencia de la incertidumbre existente, la Comisión Europea ha decidido mantener suspendidas las reglas fiscales en 2023, pero pidió ya ajustes de gasto público. “El cambio está anunciado, pero pospuesto a la espera de lo que ocurra en Ucrania. Aun así, la Comisión ha señalado que hay que empezar el proceso de consolidación fiscal”. 

En esa misma dirección apunta el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha señalado que es “clave que los países, en especial los que tienen menos espacio fiscal, presenten ahora planes creíbles a medio plazo para garantizar la sostenibilidad”.

ESPAÑA:

En España, al igual que en el resto de economías llevará tiempo la contención de los precios (la mayoría de analistas la sitúan en el próximo 2023). Según la cifra adelantada del Instituto Nacional de Estadística, la inflación anual estimada del IPC en mayo de 2022 es del 8,7%. Este indicador proporciona un avance del IPC que, en caso de confirmarse, supondría un aumento de cuatro décimas en su tasa anual, ya que, durante el mes de abril pasado, la variación fue del 8,3%.

El IPC se ha visto afectado, sobre todo, por la presión de las tarifas eléctricas. La ligera caída de estas no ha sido suficiente para hacerlo retroceder, dado que el megavatio hora sigue en precios históricamente muy elevados, y los carburantes y la alimentación continúan al alza.

Seguimos a la espera de que entre en vigor el tope al precio del gas natural en España y Portugal (continua pendiente del visto bueno final de la Comisión Europea). Sin embargo, los precios de los combustibles no dan tregua alguna: el precio de la gasolina ha alcanzado los dos euros por litro. Estas subidas han absorbido más de la mitad de la subvención de 20 céntimos aprobada por el Gobierno para abaratar los carburantes. Y si sube otros nueve céntimos se situará por encima de lo que los consumidores pagaban antes de la subvención.

El principal problema, es que estas subidas de los precios energéticos se trasladan a los alimentos, lo que va a causar un daño mayor a los hogares de menos recursos.

Por otro lado, el indicador que mide más fielmente la tendencia de los precios, la llamada inflación subyacente (no tiene en cuenta a los productos de precios más volátil, productos energéticos y los alimentos frescos), en mayo se ha colocado en el 4,9%.  

La situación puede empeorar sustancialmente, si no se consigue una solución para que Ucrania pueda exportar las más de 20 millones de toneladas de grano que almacena. Turquía está mediando para que Rusia permita un corredor humanitario que permita su salida, pero el peligro de que se desate una crisis alimentaria es cada vez más real. El efecto rebote de esa carencia puede acentuar sus consecuencias, como ha demostrado la decisión de la India de prohibir sus exportaciones de trigo para asegurar su consumo nacional (un proteccionismo alimentario que ha extendido al azúcar, del que es el segundo mayor exportador global) para tratar de mantener estables los precios internos.

A todo ello, hay que añadir el efecto llamado “bola de nieve”: si la gente piensa que los precios están subiendo, todo el mundo comenzará a subirlos, algunos para tratar de incrementar sus márgenes de beneficio.

Bruselas espera que el avance del IPC español caiga con fuerza en 2023 hasta el 1,8%, por debajo de la media de la eurozona (2,7%) y de la Unión Europea (3,2%). El FMI va más allá, y calcula que en diciembre del año próximo la inflación española estará en el 0,8%. El efecto base de comparar precios con los niveles altos de 2021 y 2022 también tendrá en los meses venideros un impacto estadístico que sobre el papel debería dificultar que los precios mantengan su ritmo de encarecimiento.

Por otro lado, respecto a la llamada “espiral precios salarios o beneficios salarios”. Algunos le llaman “efecto de segunda ronda”: la subida del precio de algunos inputs utilizados en la empresa, motiva que, para mantener el margen, se repercuta en el precio del producto o servicio vendido. Pues bien, este incremento de precios, supone una pérdida del poder adquisitivo de los salarios, razón por la que los trabajadores, a su vez, exigen un incremento de sus sueldos.

Ese incremento de los salarios, da lugar a un nuevo incremento de los costes, que, a su vez, para mantener los márgenes, provoca una nueva subida de los precios, y así continuamente… pues bien, la mayoría de los estudios no ven peligro a que esto ocurra en la economía española. Hay que tener en cuenta que los salarios en España han estado muy contenidos o congelados, y su aumento en convenios ha estado en torno al 2,4%, muy por debajo de las subidas de precios.

Además, pese a que el desempleo ha caído, la tasa de paro es todavía mucho mayor a la de sus socios europeos, y eso reduce el poder de negociación de los trabajadores para reclamar alzas de sueldos. Junto al menor poder de negociación de los sindicatos, al haber un “ejército de reserva” disponible.

Tampoco, la estructura del tejido productivo español no favorece esa espiral de subidas de precios y salarios, dado que hay un claro dominio de pymes, para las que no es tan sencillo acometer subidas de precios.

Por lo que respecta a la evolución del empleo, las afiliaciones a la Seguridad Social han vuelto a situarse por encima de los 20 millones en el mes de mayo, y los contratos indefinidos han alcanzado un nuevo record, al registrar un aumento de 730.427 contratos.

Desde noviembre de 2008, la cifra de parados siempre ha estado por encima de los tres millones de personas. En el mes del pasado mayo se ha situado en 2.922.911 personas, el número más bajo en los últimos 14 años, gracias a que cerca de 100.000 parados encontraron trabajo durante ese mes. El total de afiliados a la Seguridad Social también creció en 214.000 trabajadores, y se volvió a colocar, por segundo periodo consecutivo, por encima de los 20 millones, exactamente unos 20.232.723, nuevos afiliados.

Por ahora, no parece que la fuerte subida de precios como consecuencia de la guerra de Ucrania, esté frenando el dinamismo del mercado de trabajo, que ha ido reduciendo progresivamente el número de personas sin empleo desde que comenzó el año (la disminución ha sido de 200.167 parados menos).  

La caída del desempleo se produce por el incremento del número de contratos. En mayo se firmaron 1.640.595 nuevas relaciones laborales (190.502 más que en abril), de las cuales 730.427 fueron de carácter indefinido, la cifra más elevada de la serie, y una variable que no ha parado de crecer desde la entrada en vigor de la reforma laboral. De estos contratos, 291.308 eran a tiempo completo, 264.524 fijos discontinuos y 174.595 a tiempo parcial. A pesar del predominio de las dos últimas modalidades, el acumulado de contratos indefinidos a jornada completa entre los meses de enero y mayo llega a los 1.156.558, un 133% más que en el mismo periodo de 2021.

En un mes que se ha situado a rebufo de las contrataciones de Semana Santa y en el preludio de la campaña de verano, la mayoría de los contratos sellados en mayo se siguieron realizando en el sector servicios (1.176.030), seguido de la agricultura (200.047), la industria (168.738) y la construcción (95.780).

A pesar de que la caída del paro repercute sobre los distintos colectivos de trabajadores, son, singularmente, los jóvenes menores de 25 años quienes han alcanzado las cotas más bajas de desempleo, estableciéndose por debajo de las 200.000 personas (199.920), la cota más baja desde que hay registros. Por géneros, sin embargo, sigue habiendo más mujeres desempleadas que hombres (1.740.982 frente a 1.182.009), a pesar de que en el último año la reducción del desempleo ha beneficiado especialmente a las mujeres, ya que se han registrado 460.489 paradas menos.

Con respecto a los datos de abril, la mayor rebaja porcentual se dio en agricultura (-5,92%), seguida de la construcción (-4,13%), la industria (-3,18%) y los servicios (-3,02%). Y respecto a su evolución territorial, las comunidades insulares son las que arrojan unos guarismos sobresalientes en reducción de desempleo en el último mes: Baleares lo recortó en un 13,63%, por delante de La Rioja (-6,33%) y Extremadura (-5,20%). En el podio de las afiliaciones, es de nuevo el territorio balear el que ocupa el escalón más alto, con una subida del 9,37% (+48.565).

Ha sido principalmente la hostelería la que ha presentado un mayor aumento de la afiliación a la Seguridad Social en mayo, con 83.427 nuevas afiliaciones (+6,22%), por delante la agricultura (+3,46%) y las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento (+1,98%).

Esta recuperación, fruto de la desaparición de las restricciones de la pandemia, ha permitido que ya durante cinco meses, la cifra de trabajadores autónomos, uno de los colectivos más vulnerables, haya vuelto a crecer hasta llegar a los 3.343.362 (un aumento de 10.726 nuevos autónomos).

MERCADOS:

Los inversores que confiaban en que la inflación tocara techo en marzo y abril se han topado de bruces con la realidad contraria. Los incrementos de precios tardaran en moderarse, lo que añade presión a los bancos centrales para acelerar la restauración de la normalización y ortodoxia monetaria. Después de la fuerte subida que experimentaron las Bolsas en las últimas sesiones, el resultado de la última sesión del mes no empañó el buen hacer de la Bolsa durante el mes de mayo. El Ibex 35 logró sobreponer al lema de “vender en mayo” y se anotó una subida del 3,11%, a la cabeza de sus homólogas europeas. Además de firmar el mejor balance de 2022, encadena dos meses consecutivo al alza, algo que no sucedía desde el primer trimestre del pasado ejercicio. Con la vista puesta en el corto plazo el reto del selectivo pasa por conservar y ampliar las ganancias que acumula en el año (1,58%) y superar la resistencia de los 9.000 puntos, nivel que no alcanza desde el pasado mes de noviembre.

Se ha producido en paralelo un rebote en los intereses de la deuda. Las ventas de bonos han elevado su rentabilidad más de 10 puntos básicos en la deuda estadounidense a diez años, por encima del 2,85%. En Europa, la rentabilidad del bund alemán se acelera por encima incluso del 1,10%, y la del bono español supera el 2,20%.

En relación al mercado de divisas, la depreciación del euro ha invertido la tendencia que venía sucediendo: en estos momentos el dólar cotiza a 1,07 dólares por euro. En el último año, el real brasileño se ha apreciado un 20% frente al euro, y allí es donde el Banco Santander, la principal entidad española, logra sus mayores beneficios. Telefónica, a través de su filial Vivo, e Iberdrola son allí grandes operadores del mercado. Algo parecido ha sucedido en México, donde el peso se ha revalorizado en torno al 13%, beneficiando de nuevo al Santander y a Iberdrola, pero también al BBVA, líder del mercado bancario.

La evolución en Estados Unidos es otra fuente de buenas noticias para las grandes empresas españolas, entre ellas la banca. El dólar que ha llegado a apreciarse respecto al euro un 14% (a mediados de mayo se cambiaba por 1,04 dólares) debido a que la Reserva Federal está subiendo los tipos de interés más rápido que el Banco Central Europeo, lo que ocasiona movimientos de capital a corto plazo desde la Eurozona a Estados Unidos, dando lugar a una mayor de demanda de dólares y oferta de euros.

También el euro se ha depreciado en parte por la guerra de Ucrania, que, previsiblemente, le afectará más que al resto de divisas.

Si bien, la depreciación del euro favorecerá a las exportaciones de la eurozona, a la vez suponen un encarecimiento de las importaciones. Especialmente, se encarecerán las materias primas clave como el petróleo y el gas, que se pagan en dólares, y por tanto provocan subidas de precios en el combustible y la electricidad.

En otro orden, las matriculaciones de turismos y todoterrenos se contrajeron un 10,9% en mayo en comparación con el mismo mes del año anterior, con un total de 84.977 unidades. El mercado sigue registrando cifras inferiores al 2021, marcado principalmente por la crisis de los microchips y el contexto económico, aunque destaca en este último mes la recuperación de las ventas al mercado de particulares y empresas. En el acumulado del año, el retroceso ha sido del 11,5% con respecto a los cinco primeros meses del año pasado, con 318.487 unidades.

Tanto las ventas dirigidas a particulares como a empresas lograron sin embargo mejorar las cifras del año anterior, registrando un crecimiento del 4,3% y 3,3%, respectivamente. En el último mes, el canal de particulares alcanza las 34.666 unidades matriculadas, mientras que el canal de empresas suma un total de 32.076, rompiendo la tendencia a la baja de los dos últimos meses. En contraposición, se encuentra el canal de alquiladores, que sigue registrando cifras negativas con una fuerte caída del 41,4%.

Las emisiones medias de CO₂ de los turismos vendidos en el mes de mayo se quedan en 122 gramos por kilómetro recorrido, un 2,9% menor que la media de emisiones de los turismos nuevos vendidos en mayo de 2021.

El sector de la automoción mantiene la tendencia de reducción del mercado de los últimos meses. Esto evidencia la delicada situación que atraviesa, debido en mayor medida a la crisis de los microchips que no permite fabricar al ritmo que marca la demanda. De todos modos, aunque el mercado se reduce, provocado por la fuerte caída del rent-a-car, tanto las ventas a particulares como a empresas cierran el mes en positivo.

La mayor caída mensual se ha dado en las matriculaciones de vehículos comerciales ligeros, con una reducción del 32,7% en mayo por un total de 10.914 unidades. En el acumulado se han alcanzado las 46.369 unidades, lo que supone un descenso del 36,1% en comparación con los cinco primeros meses de 2021. En cuanto a las ventas por canales, todos registran importantes caídas.

Mejor fue el comportamiento de vehículos industriales, autobuses, autocares y microbuses. Las matriculaciones de estos vehículos se redujeron en mayo un 1,7%, hasta las 1.930 unidades. En este grupo, tanto los vehículos ligeros (de entre 3,5 y 6 toneladas) como los autobuses lograron un crecimiento, del 34,2% y del 44,4%, respectivamente.

EMPRESAS:

El Corte Inglés está a punto de conseguir todos los permisos para abrir en Madrid el primer hotel que será 100% de su propiedad. La Comisión de Desarrollo Urbano del Ayuntamiento de Madrid ha aprobado el plan especial para dar uso de hospedaje al terreno sobre el que se levantan dos edificios residenciales propiedad del grupo, situados en calle Goya 89 y Conde de Peñalver 3, en el barrio de Salamanca de Madrid. El futuro hotel tendrá alrededor de 113 habitaciones y la inversión prevista ronda los 6,8 millones de euros.

La decisión está pendiente de ratificación por el Pleno del Ayuntamiento, donde también se espera un apoyo a los planes de El Corte Inglés, que debe pedir ahora la licencia para comenzar las obras. La empresa presidida por Marta Álvarez ya dispone de varios activos hoteleros a través de una sociedad compartida al 50% con el grupo Palladium (de la familia Matutes), que incluye a los establecimientos urbanos de lujo de la marca Only You, pero este hotel será de momento el primero de titularidad única de la empresa.

El Corte Inglés que tiene prevista la construcción del hotel de no menos de 4 estrellas, y que incluirá servicios de restauración, eventos y otros relacionados con la salud y la estética. El presupuesto de ejecución material asciende a 5,7 millones de euros, más otros gastos, que la empresa espera rentabilizar en 20 años, según el estudio económico-financiero realizado para tramitar el plan especial. La agrupación de las dos parcelas posibilitará la ejecución de instalaciones comunes.

El inmueble de la calle Goya es un residencial destinado principalmente a vivienda familiar, construido en el primer tercio del siglo XX, con 5.918,3 metros cuadrados de superficie. En cuanto al edificio de Conde de Peñalver, también residencial, fue construido a principios el siglo XX y consta de 3.160 metros cuadrados de superficie. Las dos propiedades fueron adquiridas por Construcciones Inmobiliaria Alcoral (propiedad de El Corte Inglés) en 1973 y 1977.