jueves, 6 de octubre de 2011

SITUACIÓN ECONÓMICA A OCTUBRE 2011. Se agudizan los riesgos, y ¿qué hacen nuestros lideres?

Tímidamente, están apareciendo posturas que resaltan que a los mercados les interesa más la recuperación de la economía que las medidas de austeridad. Es obvio que la recuperación de la demanda efectiva inyectaría a los deudores privados y públicos una mayor renta y, consiguientemente, posibilidades de hacer frente al pago de sus deudas.
Algunos analistas señalan que las actitudes más conservadoras constituyen, más que medidas económicas necesarias, el objetivo de empequeñecer al Estado de Bienestar. La realidad es que los mercados no han bajando significativamente las primas de riesgo ante las políticas contractivas que debilitan la solvencia de sus deudores.
La ausencia de crecimiento en Estados Unidos y la complejísima situación de la deuda pública en la eurozona, puede erosionar aún más la solvencia de los sistemas bancarios que comprenden el núcleo de la región del euro. Algunos bancos franceses y alemanes con grandes carteras de Deuda Pública de las economías periféricas, hacen peligrar a la estabilidad bancaria.
Es necesario compatibilizar el logro de una mayor eficiencia de los gastos y el saneamiento de las finanzas públicas a medio plazo, con estímulos a la demanda. Sin crecimiento económico, las medidas de corrección del Déficit y Deuda Pública no influirán significativamente en la valoración del riesgo que realizan los mercados.

GLOBAL:

La tesis dominante acerca del futuro inmediato de la economía global, es que nos espera un estancamiento plagado de sustos durante, tal vez, una década. Las opiniones de los economistas se mueven con un pesimismo más o menos matizado, dominando los tonos sombríos, sin precisar sus análisis por la vertiginosidad de los acontecimientos, incertidumbre y desconfianza que nos envuelve.
El denostado Keynes, transcurridos dos años del crash de 1929, decía que la economía mundial estaba "descansando en un estanque tranquilo entre dos saltos de agua" y, sin duda, acertó ya que lo peor vino después.
El historiador económico Barry Eichengreen de la Universidad de Berkeley), ha asegurado que “en realidad nunca salimos de la crisis: la economía empezó a crecer en EE UU y Europa, pero ni el paro bajó ni se disolvieron los excesos de endeudamiento o los agujeros inmobiliarios que hacen pensar en una lenta recuperación. Nunca resolvimos los problemas que desataron la crisis en 2007. Y eso hace que haya grandes probabilidades de recaída, superiores al 50%.
Otro destacado experto europeo, Charles Wyplosz del Graduate Institute, ha señalado que “la suspensión de pagos de Grecia puede tener consecuencias devastadoras: los bancos europeos están en el centro de la diana por ese cóctel de riesgo soberano, posibilidad de recaída y en general por el estigma que ha calado en los mercados para con todo lo que proceda de Europa”. Asegura que la UE sería tremendamente afortunada "si solo sufriera una pequeña recesión. Los mercados están cerca del pánico. Una crisis bancaria es cada vez más posible. Italia va hacia el abismo y Grecia está metido en él, y un incidente de ese calibre podría arrastrar a España, e incluso a Francia".
Paul De Grauwe de la Universidad de Lovaina, ha señalado al culpable: "la recaída está cerca, y lo más duro es que puede que sea autoinfligida: Europa ha sido demasiado obsesiva con la austeridad, tal vez porque el miedo de los mercados ha empujado en esa dirección. Eso, paradójicamente, puede hacer más difícil de resolver la crisis fiscal ya que complica la vuelta al crecimiento".
Frente a la crisis global, a mediados del pasado mes de septiembre, se puso de relieve el desencuentro entre EE UU y Europa para hacer frente a la gravedad de la situación.
El responsable del Tesoro de Estados Unidos, Geithner, en su encuentro con los ministros del euro, les reprochó la imagen de falta de unidad: "lo que es verdaderamente perjudicial no son solo las divisiones sobre la estrategia, sino el continuo conflicto entre Gobiernos y el banco central y ustedes necesitan a ambos y deben trabajar juntos para hacer lo que es necesario para la resolución de una crisis". Pidió a los Gobiernos y bancos centrales que despejen de los mercados "los riesgos catastróficos". Asegurando que Europa necesita actuar para que se descarte la amenaza de una quiebra en cascada de los países de la UE, y las especulaciones de que el euro y otras instituciones de la UE podrían ser desmanteladas.
Las recomendaciones del responsable de Economía del Gobierno de Obama sentaron especialmente mal a algunos ministros, pero en cualquier caso, la presencia de un alto funcionario estadounidense en una reunión de responsables económicos europeos fue una clara prueba de la amplitud que está adquiriendo la crisis y la incapacidad de la Unión Europea para resolverla y que, como ha señalado algún analista, probablemente los líderes continúan fingiendo que la crisis está bajo control viviendo una realidad paralela. Su incapacidad para manejar el problema de Grecia (una de las más pequeñas economías de la UE), inspira poca confianza.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial han hecho saltar las alarmas ante el riesgo de una doble recesión. Justo después de que el FMI reconociera el peligro de otro colapso financiero y elevara a 300.000 millones las pérdidas potenciales para la banca europea, la Reserva Federal estadounidense realizaba otra histórica inyección de liquidez.
A principios de Octubre, el FMI anunció que contemplaba comprar Deuda de España o Italia junto con el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) en los mercados primario o secundario si fuera necesario para recuperar la confianza en la eurozona.
Junto a ese anuncio, solicitó al Banco Central Europeo (BCE) que rebajase los tipos de interés, y que reinstaurase las medidas extraordinarias de liquidez a largo plazo. El FMI quiso mostrar "su compromiso explícito" de que comprará deuda de los países bajo presión durante "todo el tiempo que sea necesario" hasta que el FEEF esté plenamente operativo.
En un documento del FMI, se señaló que el BCE "debería rebajar su tasa de referencia si los riesgos a la baja sobre el crecimiento y la inflación persisten", afirmando que “son necesarias medidas que ayuden a superar las débiles perspectivas de crecimiento que afronta la eurozona y que están poniendo en riesgo el crecimiento internacional”.
Por otro lado, la subida en septiembre de la inflación hasta el 3% en la zona euro (el objetivo prioritario del BCE es que los precios suban como máximo el 2%) recorta considerablemente su capacidad de maniobra.
No obstante, según el FMI, la crisis de la deuda ha entrado en una "nueva fase ampliada", lo que requiere "acciones decisivas. Hay motivos serios para sentirse preocupado por Europa. Las persistentes tensiones en los mercados de deuda soberana y el estancamiento global hacen que los riesgos a la baja sean particularmente acusados. Las renovadas dudas sobre las desviaciones en los programas de los países con déficits excesivos o la falta de compromiso para apoyar a los socios rescatados podrían amplificar las consecuencias de los problemas, tal y como se ha visto durante todo este verano, con repercusiones negativas a nivel regional y global", según el citado informe del Fondo.
Respecto a las crecientes dudas sobre el sector bancario europeo, el FMI señaló que “las incertidumbres no afectan de forma específica a determinadas entidades sino al conjunto del sistema”. Reclamando a las instituciones que “pongan fin a las restricciones de crédito motivadas por la creciente desconfianza entre los bancos. La banca debe recibir "una atención inmediata" que permita recuperar la confianza en el sector”.

UNIÓN EUROPEA:

En su momento, algunos mantuvimos en el nacimiento del euro que tal como está diseñado tenía dos importantísimos fallos: no contemplar las asimetrías económicas existentes, y la no existencia de una política fiscal común. Para algunos países habría sido mejor no adoptarlo, pero ahora ya no hay marcha atrás porque el abandono de la unión monetaria sería enormemente costoso para todos los miembros de la eurozona.
Pero no todos los expertos están de acuerdo. Algunos creen que a Grecia no le queda otra alternativa que suspender el pago de su deuda, salir del euro y decretar una devaluación brutal de su recuperada moneda nacional para salvarse de una larguísima recesión. Una vez fuera del euro, solo quedaría un paso para “el corralito”.
La realidad, es que cunde el temor de que se produzca el contagio que afectaría a Irlanda y Portugal, pero que inmediatamente apuntaría a dos economías mayores: Italia y España, lo que pondría en franco peligro a la totalidad del proyecto europeo.
La temida quiebra griega, abocada a “la quita” de una parte de su deuda, es una posibilidad que casi todo el mundo da como segura. El Gobierno alemán se apresuró a decir que se está preparando para apoyar al sector financiero de su país en caso de que Grecia entre en default o suspensión de pagos. Un portavoz gubernamental avanzó que el plan de emergencia incluye medidas para compensar a bancos y aseguradoras, que se enfrentan a unas pérdidas del 50% de sus activos en deuda helena. "Grecia está en el filo de la navaja", ha dicho el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, en una reunión con diputados a puerta cerrada, dónde llegó a declarar que “estamos al borde del desastre”.
El Banco de España mantuvo una reunión con bancos, cajas, fondos de inversión, y aseguradoras para estudiar las pérdidas que les ocasionaría la quiebra griega. El hecho supondría unas pérdidas pequeñas para las entidades financieras españolas, que solo tienen 800 millones en deuda helena. No obstante, las consecuencias son imprevisibles: a continuación podría caer Portugal, donde España concentra un tercio de la exposición de la banca, en torno a 75.000 millones.
En Italia las cosas están peor que en España. La Deuda Pública italiana supera ya una cifra equivalente al 120% del PIB (el 63% en el caso español), y los vencimientos a los que Roma tiene que hacer frente en los próximos meses casi triplican los del Tesoro español.
Cabe plantearse si se podrían rescatar a economías de tanto peso en Europa, y si las circunstancias conducirían a la total ruptura de Unión Monetaria. El profesor Emilio Ontiveros (presidente de Analistas Financieros) ha manifestado que “no es imaginable un mecanismo de auxilio para España similar al de Grecia” y respecto a la posibilidad de que el euro se vaya a pique, justifica su negativa argumentando que “uno de los principales beneficiados de la moneda común es Alemania, que no va a permitir que eso ocurra”.
La propia Merkel ha reconocido que “el euro ha contribuido mucho a la prosperidad de su país". Sin embargo, reiteradamente ha expuesto su negativa a los eurobonos, que para la mayoría, son una de las pocas salidas que le queda a la eurozona. Merkel, ha señalado que su implantación supondría la creación de la “Unión del Endeudamiento”, en lugar de la Unión Europea.
Los dictados de Berlín están siendo asumidos por los Gobiernos de las economías más afectadas por la crisis de la deuda soberana. Pero las instituciones alemanas no terminan de adoptar una clara posición sobre sus exigencias para apoyar mecanismos de mutualización de la deuda pública en el conjunto de la región del euro.
Las tensiones en los mercados de estos días, trasladadas a las Bolsas en sucesivos sobresaltos, no solo reflejan la indecisión alemana, sino también la evidencia de un menor crecimiento económico y la correspondiente erosión en los beneficios empresariales. Los mercados de acciones de toda Europa sufren tremendas adversidades, en particular los bancos. Sobre todo los más expuestos a Grecia, como los franceses.
Los dos grandes bancos alemanes han perdido en el último año más del 50% de su valor, y los españoles, sin apenas deuda griega en sus balances, siguen cotizando muy por debajo de su valor contable.
Todo ello condujo a que los cinco bancos centrales más importantes del mundo lanzaran, a mediados de septiembre, una acción coordinada para evitar un nuevo colapso financiero mundial. Coincidiendo con el tercer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers, la Reserva Federal de EE UU, el Banco Central Europeo y los bancos centrales de Japón, Reino Unido y Suiza anunciaron que facilitarán liquidez en dólares sin límites a la banca mediante tres subastas en los próximos tres meses.
La medida salvó a la banca europea de las dificultades para lograr liquidez en dólares, debida a la desconfianza de los bancos y fondos de inversión asiáticos y estadounidenses hacia el sistema financiero europeo.
La debilidad manifestada por algunas grandes entidades financieras, especialmente las francesas y belgas, con unos balances cargados de deuda pública de Grecia, Portugal, Irlanda, España y sobre todo de Italia, que ha sufrido una clara depreciación de su valor, requiere como medicina inmediata un aumento de sus capitales. BNP Paribas, Dexia, Crédit Agricole, Société Générale, ING y KBC, tienen una exposición en conjunto de más de 100.000 millones.
Grecia está al borde del impago. Su situación económica es más que terrible: el PIB se contrajo un 7,3% en el segundo trimestre. El consumo se redujo casi un 7% y la inversión un 17%. El alza de las exportaciones de los últimos meses se ha agotado. Los bancos están con “el agua al cuello”. El desempleo, según las estimaciones más fiables, supera ya el 20% (oficialmente roza el 17%). Esas son las consecuencias de una economía que ha vivido muchos años por encima de sus posibilidades, pero también lo son de las condiciones excesivamente leoninas en las ayudas de la UE y del FMI. Todo es consecuencia de errores propios, pero también de las políticas que han impuesto el Gobierno, la Unión Europea y el FMI: impuestos, todo tipo de ajustes, despidos y recortes de sueldo en varias oleadas. Grecia se ve condenada a una mayor caída de la demanda, desempleo aún más alto y más que probable incumplimiento de los objetivos de déficit, además de la completa pérdida de control sobre la dinámica de la deuda pública.
El peso económico de EE UU es mayor, y por tanto, el bajo crecimiento de la primera economía mundial condiciona las posibilidades de recuperación globales. Sin embargo, Estados Unidos es una economía integrada, dirigida por una unidad política identificable, regulada monetariamente por un Tesoro único y una idea clara de política económica. Este no es el caso de Europa, dónde la unidad monetaria existe formalmente, pero no hay instituciones ni legislación común que permita una respuesta única ante una crisis. No tenemos iniciativa política contra la crisis, ni tampoco resortes legales para combatirla.
Como se ha señalado anteriormente, la salida de un solo Estado de la eurozona, y el consiguiente caos, haría imposible redistribuir la carga del endeudamiento fallido entre las instituciones públicas y privadas del resto de los Estados.
Esa circunstancia era conocida desde el comienzo de la crisis financiera, por lo que resulta difícil entender cómo ni Alemania o Francia, o las cumbres europeas de ministros de Finanzas, o el Banco Central Europeo (BCE), o todos juntos, se hayan preocupado de esta cuestión.
Ni tan siquiera se han abordado los problemas de mera supervivencia. Veremos si el BCE se decide a corregir el error que cometió al subir los tipos de interés (existe consenso respecto a que debería bajarlos).
Frente a la, más que probable, “quita” de la deuda Griega, Merkel, Sarkozy y el BCE aparentan “sangre fría”, sugiriendo que la ruina griega se solucionará con innumerables cumbres en las que no se resuelve nada y donde todo queda para la siguiente. La unidad económica y monetaria real, puesta en funcionamiento a través de la emisión de los solicitados Eurobonos, permanece estancada en las barreras de la ortodoxia antiinflacionista de Merkel y sus aliados.
Los ministros de Economía de la zona euro a primeros de octubre han analizado la situación de Grecia. El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, aseguró que ningún país de la eurozona aboga por dejar que Grecia suspenda pagos o salga del euro, aunque la aprobación del sexto tramo de ayuda se retrasará. "Tengo que negar firmemente todos los rumores de que Grecia podría decidir, o ser invitado a salir de la zona del euro y cualquier rumor sobre cualquier tipo de suspensión de pagos del país heleno”.
La realidad es que los ministros de Finanzas de la zona del euro no decidirán el próximo 13 de octubre sobre el desembolso del sexto tramo de ayuda, de 8.000 millones de euros, sino en una fecha aún por definir, dado que el informe de la troika -formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional- aún no estará listo. "Lo más probable es que el informe de la troika no esté preparado hasta el 13 de octubre”.
La nueva crisis del banco franco-belga Dexia ha despertado una vez más las alarmas sobre la fragilidad de algunas entidades financieras europeas y la necesidad de su recapitalización a pesar de las ingentes ayudas públicas recibidas. Los ministros de Economía de la UE, reunidos en Luxemburgo, dedicaron la mayor parte del encuentro a valorar el impacto de la crisis de la entidad, cuyos activos de 577.000 millones de euros representan el 150% del PIB de Bélgica.
El primer ministro belga, Yves Leterme, intentó tranquilizar a los clientes del banco asegurando que "ningún ahorrador va a perder ni un céntimo de euro".
Con cerca de 70.000 millones de activos tóxicos, el Consejo de Administración de Dexia comunicó a los sindicatos que la solución va a consistir en dividir la entidad, especializada en créditos a instituciones locales francesas, separándola en varios trozos: varios bancos sanos situados en Luxemburgo, Bélgica y Turquía, y un banco malo que quedaría establecido en Francia y contaría con la garantía de los Estados francés y belga.
La Caisse des Dépôts (CDC, brazo financiero del Estado) y la Banca Postal (entidad pública francesa) serán los avalistas principales del grupo franco-belga.
Dexia, que está dirigido desde 2008 por Pierre Mariani, ex asesor del presidente francés Nicolas Sarkozy, estuvo cerca de la quiebra hace ya tres años, cuando las autoridades belgas, luxemburguesas y francesas corrieron a inyectar en sus arcas cerca de 6.400 millones tras la caída de Lehman Brothers. Después de eso, el banco recibió 96.000 millones más, pero su desequilibrio estructural (captaba ahorros en Bélgica y Turquía y los invertía en Francia, donde no tiene banca comercial) y la marea de la deuda han acabado suspendiendo a esta entidad, que en los últimos test de stress obtuvo un sobresaliente.
Por si fuera poco, la agencia de calificación de riesgos Moody's ha rebajado la nota de la deuda soberana de Italia en tres escalones (desde Aa2 hasta A2, con perspectiva negativa), alegando sus elevados niveles de deuda pública.
Se trata de la segunda rebaja que sufre Italia en poco tiempo, ya que el pasado 19 de septiembre fue Standard & Poor's la que empeoró la nota en dos peldaños, de A+ a A, como reacción a su débil crecimiento. La solvencia italiana sigue en caída libre.
La revisión, según Moody's se debe también a las incertidumbres existentes sobre el crecimiento económico por el empeoramiento de las perspectivas a nivel global, y las pocas garantías de que el país transalpino logre sus objetivos de consolidación fiscal.
La agencia ha señalado algunos datos que justifican la rebaja: la deuda pública italiana alcanzará el 120% con relación al PIB este año, frente al 104% en que estaba situada al inicio de la crisis, recordando que el país necesita refinanciar más de 200.000 millones de euros en 2012. Además, duda de que vaya a cumplir sus objetivos fiscales debido a que la mitad del plan se basa en la recuperación de los ingresos y recalca que las reformas estructurales apenas han echado a andar.

ESPAÑA:

Los datos recopilados en septiembre por los servicios públicos de empleo –el llamado “Paro Registrado”- han tirado por tierra a las previsiones del Gobierno, que confiaba en que el año se saldara, por primera vez desde 2007, con más puestos de trabajo que el anterior. Por el contrario, el repunte sostenido del paro hace prever, que vamos a una segunda oleada de destrucción de empleo.
El incremento del paro registrado el pasado septiembre: 95.817 personas respecto a agosto es el mayor aumento habido durante septiembre, en la serie manejada por el Ministerio de Trabajo que comienza en 1996. Tampoco hay rastro de una subida así para este mes en la estadística del Ministerio de Economía, que se retrotrae a 1964.
La quiebra en la incipiente recuperación del mercado laboral se insinuó en el arranque del verano y ha acabado siendo flagrante al cierre de la temporada estival. "El aumento del paro en septiembre casi duplica el incremento del año pasado", según la Secretaria de Estado de Empleo, Mari Luz Rodríguez. No solo eso: septiembre es, desde enero, el primer mes en el que la cifra de paro registrado empeora a la de 2010. En esa comparación anual, la diferencia se había cerrado hasta marcar un aumento del 3% en mayo, tras 14 meses de paulatina moderación. En septiembre, la tasa interanual se ha ampliado hasta el 5,2%, lo que eleva el número total de parados registrados a 4,23 millones de personas.
Los servicios concentraron el 80% del aumento del paro, lo que Trabajo relacionó con el fin de la contratación por la temporada turística. Excepto en los mejores años del mercado laboral (el trienio 2005-2007), septiembre suele ser un mes en el que sube el paro registrado. Al fin de esos contratos estivales se suma la incorporación de personas que no tenían empleo, singularmente jóvenes que han acabado su formación. El colectivo sin empleo anterior aumentó esta vez en 18.986 personas, un alza mensual del 1,06%. El efecto de los ajustes completa un cuadro realmente terrible.
La evolución del empleo, reflejada en los datos de afiliación a la Seguridad Social, también ha evolucionado mal. En septiembre, el número de afiliados bajó en 64.956 personas, una cifra también mayor que la de 2010, pero no tan abultada como la del paro registrado. La comparación anual refleja otra vez aquí una preocupante tendencia al alza en la destrucción de puestos de trabajo.
A la vista de los datos, no parece que la reforma laboral haya surtido efectos ni en la creación de empleo, ni en la mejora de los empleos fijos.
Por otro lado, el banco estadounidense Goldman Sachs, uno de los referentes financieros a ambos lados del Atlántico, ha publicado sus previsiones macroeconómicas sobre Europa. La califica como una "leve recesión e inflación al alza”.
Señala en su informe que “el parón provocado por la agudización de las tensiones financieras, tendrá una especial incidencia en los países con más problemas de déficit como España e Italia, que volverán a sufrir una recesión desde finales de 2011 hasta el tercer trimestre de 2012”.
Goldman también incluye en el grupo de los países que recaerán en la recesión, a Alemania, Francia y Holanda. "Teniendo en cuenta la intensificación de las turbulencias en los mercados europeos, hemos revisado a la baja nuestras previsiones sobre la actividad en la eurozona de forma significativa", afirma Goldman Sachs en la cabecera de su informe.
Como se ve, señala un deterioro mayor de lo esperado en los países periféricos del euro hasta el año 2012, como consecuencia de los planes de ajuste y consolidación fiscal adoptados.
El planteamiento coincide con el realizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a finales de septiembre, dónde señaló que el PIB de España volverá a registrar tasas negativas en el último trimestre de 2011 (-0,2%), en el arranque de 2012 (-0,2%) y en el segundo y tercer trimestre del próximo año, cuando volverá a caer en una décima.
En cuanto a los países del "corazón" de Europa, la caída de la demanda que viene de los periféricos y las dificultades de que este descenso sea enjugado por las compras desde Asia provocarán que Alemania, Francia y Holanda también vuelvan a la recesión. No obstante, lograrán recuperarse antes que sus vecinos del sur y volverán a tasas positivas de crecimiento ya en el segundo trimestre de 2012, para cuando también se espera una moderación en el ritmo de subida de los precios. La suma de la economía de los países del euro registrará a su vez, según Goldman Sachs, dos trimestres en rojo, con sendos descensos del 0,1% en este periodo.
En el caso de España, hay que señalar que también la contracción de las economías clientes de la nuestra (Alemania, Francia y Holanda) han supuesto el final de la única variable que estaba tirando de nuestro “pobre crecimiento”: las exportaciones. El gran esfuerzo realizado por muchas empresas españolas para vender en el exterior, se ve así frustrado por la contracción de las economías citadas. Sobran comentarios para ilustrar la gravedad de la situación.
En contraste, el Gobierno no dispone apenas de capacidad de maniobra. Ninguna de las políticas convencionales de demanda está disponible. Las de carácter estrictamente monetario dependerán de lo que haga el BCE. Las políticas presupuestarias, aunque formalmente dependientes del Gobierno, hace tiempo que lo único que pueden depararnos son restricciones adicionales de gasto. El BCE o las autoridades alemanas bendicen esa suerte de sacrificios, pero los mercados de bonos ya empiezan a dudar de la rentabilidad del radicalismo fiscal a corto plazo. Los mercados de deuda pública valoran favorablemente esos propósitos de enmienda, pero sin que lleguen al límite de sacrificar las posibilidades de crecimiento económico. Los mercados de acciones tampoco serán favorables: en su comportamiento influyen mucho más las posibilidades de crecimiento de los beneficios de las empresas que cotizan. Lo que ocurrirá sólo si las empresas venden más..
Respecto a los bancos, hay que señalar que la creciente debilidad de la economía está mermando las posibilidades de recuperación del valor de sus activos (créditos a empresas, familias y Administraciones públicas) y, dependiendo en gran medida de ello, la devolución de sus propias deudas a los acreedores en los mercados mayoristas, ya que el acceso a esos mercados no es ahora mucho más fácil que en los peores momentos de la crisis financiera global.
El propio Gobernador del Banco de España, Fernández Ordoñez, ha señalado que lo que lastra las cuentas de las entidades bancarias y genera desconfianza internacional es su inversión inmobiliaria, sobre todo en suelo, al manifestar que "según los cálculos de la Comisión Europea, el BCE y los nuestros, España se recupera moderadamente. Con estas previsiones, y tras la prueba de esfuerzo europea, la banca podría aguantar. Ahora bien, si el mercado continúa cayendo y los activos se deprecian, está claro que hará falta más capital para evitar la insolvencia de los bancos. Hay colchón, pero la crisis no se ha acabado y sigue siendo muy dura". Incluso llegó a decir que la ley permite que el Banco de España llegue a "nuevas intervenciones" además de las habidas con la nacionalización (con 4.751 millones de euros) de tres cajas de ahorro. La crisis no se puede dar por cerrada.

MERCADOS:

Las Bolsas han acumulado importantes caídas en Europa y en Estados Unidos. Pesan el parón del crecimiento en los países avanzados, el temor a una suspensión de pagos en Grecia y las dudas sobre el impacto de la crisis de la deuda en la banca europea.
La Bolsa española en lo que va de año ha caído un 18,8%, y casi un 50% desde sus máximos históricos de noviembre de 2007. Este desplome supone que en cuatro años la capitalización conjunta de las empresas del Ibex 35 se ha visto reducida en 226.347 millones de euros. Y cuanto menor es el valor de mercado de una compañía, más expuesta la deja a una posible oferta (OPA) no deseada.
El ritmo de pérdida de valor bursátil es mayor al recorte de los beneficios empresariales en la mayoría de los casos. La consecuencia de esta asimetría es que el potencial de las compañías se puede comprar a precios mucho más baratos que antes de la crisis. El PER es un ratio que pone en relación la capitalización de una sociedad con sus beneficios. En la última década los grupos cotizados españoles han cotizado a una media de 12 veces sus beneficios, mientras que actualmente el PER del mercado está por debajo de las ocho veces. Otro dato que atestigua la acumulación de auténticas “gangas” es que más de la mitad de los valores del Ibex 35 cotiza actualmente por debajo de su valor contable o valor en libros.
Respecto al mercado inmobiliario, durante el segundo semestre del año la pérdida del valor de las casas se aceleró, sobre todo lastrada por los descensos de precios de la vivienda de segunda mano. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en ese periodo descendieron el 6,8% respecto al mismo trimestre del año anterior. El precio de las viviendas no experimentaba una caída similar desde 2009, que fue, con diferencia, el peor año para el sector. Hasta junio, los precios cayeron en todas las comunidades autónomas, y solo en las islas Baleares lo hicieron por debajo del 5%.
La subida de dos puntos del IVA de julio de 2010, y el fin de las desgravaciones fiscales por la adquisición de vivienda para rentas superiores a los 24.000 euros anuales, en vigor desde el pasado mes de enero, contuvieron la caída de los precios que auguraban los servicios de grandes bancos y consultoras internacionales, y los del FMI o la OCDE. Todos ellos apuntaban que el valor de los pisos en España debía bajar entre el 30% y el 40% en relación a su máximo histórico de finales de 2007. Los datos de los organismos españoles indican, de momento, bajadas inferiores. Según el Ministerio de Fomento, desde el fin del boom inmobiliario los precios han caído el 16,6%, mientras que firmas de tasación como Tinsa elevan ese derrumbe hasta el 22,3%.
De cualquier modo, todos los indicadores coinciden en que esa bajada se ha acentuado durante el primer semestre del año. El descenso ha sido especialmente duro en las viviendas usadas, cuyo precio retrocedió entre abril y junio el 8,3%, la mayor disminución interanual desde el tercer trimestre de 2009. Las casas de obra nueva también perdieron valor con mayor intensidad y se dejaron el 5,2%.
Por otro lado, según datos de la patronal de fabricantes (Anfac) y distribuidores (Ganvam), las matriculaciones de automóviles se situaron en 55.572 unidades el pasado septiembre, con un descenso del 1,3% respecto al mismo mes de 2010. Se trata del peor mes de septiembre de los últimos 15 años, y se sitúan las ventas en el nivel de 1993.
El mercado automovilístico español acumula 14 retrocesos en los últimos 15 meses y solo en agosto pasado, con un crecimiento del 5,9%, interrumpió la tendencia de continuas caídas.
En los meses de verano (julio, agosto y septiembre) se han vendido 181.709 unidades, lo que supone el peor verano desde el año 1989 cuando arranca la serie estadística de la patronal. En los nueve primeros meses del año, las ventas de turismos y todoterrenos totalizaron 623.926 unidades, lo que se traduce en una caída del 20,7% en comparación con el mismo periodo del ejercicio precedente.

EMPRESAS:

Según el escrito de la administración concursal de petición de embargo de los bienes de los Ruiz-Mateos, el grupo Dhul tardaría más de 142 años en pagar su pasivo ordinario de 712 millones de euros, y hasta 76 en caso de aplicar una quita del 50% de las deudas. Para los administradores, la crítica situación patrimonial de la sociedad hace muy probable que la compañía tenga que liquidarse.
El documento considera que la capacidad de pago del grupo empresarial es "claramente insuficiente", y describe las irregularidades cometidas por la familia Ruiz-Mateos, entre las que cita salidas netas de la caja de la compañía de 7,3 millones de euros en 2010 (83 millones de euros contando otros ejercicios). El principal destino de los fondos era la sociedad Bardajera, de la familia Ruiz-Mateos, que aparentemente funcionaba como “caja única”.
Además, el grupo Dhul garantizó deudas de otras empresas de Nueva Rumasa que representaban más de tres veces todo su activo, sus ventas en un periodo de entre 10 y 12 años y el beneficio de explotación de cientos de años, facturando 17,73 millones de euros entre 2006 y 2009 de ventas ficticias a sociedades del grupo.
Tras estudiar el informe, el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Granada decretó el embargo preventivo de bienes por valor de 618,26 millones de euros a los Ruiz-Mateos para cubrir el déficit patrimonial total del Grupo Dhul, ante los "visos reales" de calificación de concurso culpable.