miércoles, 24 de febrero de 2010

LA PRODUCTIVIDAD: LA GRAN AUSENTE…

Una de las pocas cosas en las que existe coincidencia dentro de las posturas más enfrentadas del pensamiento económico, es respecto a los efectos beneficiosos que tiene para cualquier economía un aumento de la productividad.
La mejora de la productividad, resultado de una mayor eficiencia del factor trabajo o bien de una mejora tecnológica provoca, sin lugar a dudas, los siguientes efectos: aumento del nivel de empleo y del producto obtenido, una bajada de los precios, y una subida tanto del salario monetario como del salario real. Se trata de un tema muy técnico que no viene al caso razonar, pero sus repercusiones son, realmente, las citadas.
Es seguro que la reacción de muchos lectores sea objetar que un aumento de producto obtenido por hora de trabajo, provoque una disminución de la demanda o necesidades de mano de obra. Todo lo contrario, ya que cualquier empresario, que merezca esa categoría, se apercibirá que implica un aumento del valor del producto obtenido para el mismo salario hora, por lo que repito, cualquier empresario racional incrementaría su demanda de fuerza de trabajo.
No pretendo entrar en un debate teórico al respecto, pero estoy convencido acerca de que la única forma de salir de la crisis es incrementando la productividad, y mucho más en el caso español. Debemos incrementar la competitividad externa y, sobre todo, por algo que continuamente se olvida:
"Todos vivimos del trabajo y de la riqueza que generan los ocupados cada ejercicio" es decir, del valor de lo que se produce (el PIB), que es la renta nacional (de ahí es de donde sale todo). Es evidente, que en un país con más de 46 millones de personas, si los ocupados (asalariados, empleadores y cooperativistas) son casi 18,7 millones, hay 27,3 millones que viven del trabajo de los demás.
Si a lo anterior, le añadimos la consideración de que no todos los 18,7 millones de ocupados tienen la misma productividad o aportación a la generación de valor (algunos puede que no aporten lo que debieran), la situación es realmente clarificadora.
No quiero decir que tengan que trabajar el total de los habitantes, eso es imposible y no conveniente, ya que cada uno tiene su momento y una función a desarrollar, pero la realidad es que, con perdón por la expresión políticamente incorrecta, el numero de parásitos y, el porqué no decirlo, gente que vive del esfuerzo de los demás es considerable.
Una circunstancia especialmente grave para la economía española y, probablemente, explicativa de los graves problemas de paro existentes, es que la expansión económica española de los últimos años recayó sobre una actividad intensiva en mano de obra poco cualificada, por lo que la productividad de la economía se mantuvo muy baja.
La tendencia de nuestra economía a la especialización en actividades de bajo nivel tecnológico y menor valor añadido, como la construcción y los servicios de baja cualificación, ha sido el factor que más negativamente ha influido en la productividad de la economía española, alejándonos de los estándares de productividad de los países desarrollados.
Siempre me ha sorprendido que en España no existan estadísticas de productividad. Alguno me podría decir que son bien fáciles de calcular, efectivamente, la llamada productividad aparente se obtendría dividiendo el PIB por el número de ocupados o por el número de horas trabajadas. Lo que nos daría "grosso modo" una cifra significativa de la productividad.
He dicho trabajadas y no de "calentamiento de silla", ya que desde hace años se ha impuesto en muchísimas empresas, la prolongación forzada de la jornada oficial de trabajo (si no te quedas más tiempo está mal visto).
Paradójicamente, España sufre en temas de productividad un importante retraso respecto al resto de socios comunitarios desarrollados y sin embargo, nuestro país destaca por ser el país de la Unión Europea en el que más ha aumentado el número de horas oficialmente trabajadas.
Se trata de un tema importante: la necesidad de reformar las jornadas de trabajo. Hay que conseguir que, con el compromiso y concienciación de todos, sean más productivas y tengan un mayor aprovechamiento real. Suprimiendo horas excesivas para comer y restringiendo ciertos abusos (salidas para desayunos, etc.).
Todo ello, además de incrementar la productividad y disminuir determinados costes, permitiría una verdadera conciliación del trabajo con la vida familiar y el ocio.
En todo caso, como decía, no existen en España estadísticas de productividad, ni globales, ni sectoriales, ni de ningún tipo. Se trata de un tema que muy pocas veces es tratado, y cuando se hace es para achacar que "por la falta de flexibilidad" en el mercado de trabajo, los incrementos de productividad se logran aligerando la plantilla (los que se quedan han de hacer frente a la misma carga de trabajo con menos personal).
Una paradoja que se está produciendo, es que como la mayor parte del empleo que se está perdiendo es de baja calidad (trabajos poco cualificados), la productividad podría aumentar por el aporte más relevante al PIB de un empleo de mayor calidad (mayor valor creado por hora trabajada).
Un aspecto esencial es aumentar la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+ i). Sin duda, el principal factor que permite mejorar la productividad: un capitulo en el que nos encontramos lejos todavía de alcanzar la media europea.
Las tan cacareadas reformas estructurales en el mercado laboral, tienen mucho que ver con las mejoras en la formación profesional y en la educación, para que los trabajadores sean capaces de producir más con mejores conocimientos, y logremos producir bienes de mayor valor añadido que ayuden a las empresas a abrirse paso en los mercados internacionales.
Pero sin duda lo más importante, es que todos, absolutamente todos: Gobiernos, políticos, empresarios y trabajadores, sean conscientes de que hay “arrimar el hombro” y “trabajar más y mejor”, recobrando la motivación por el trabajo bien hecho y por la continua mejora profesional. Algo que tiene bastante que ver con la ética, desafortunadamente, tan poco fomentada en todos los ámbitos, y con la miope y negativa dinámica impuesta por muchos empresarios de excesiva rotación de sus plantillas.
Cada uno en su ámbito “ha de sudar la camiseta” y ser emprendedor. Cuanto mayor sea “la tarta” que produzcamos, mayor será la porción que nos tocará en su distribución, y mayores las posibilidades de bienestar material que disfrutaremos. Eso sí, con unos Gobiernos, que cumpliendo con los objetivos constitucionales de equidad y justicia social, lleven a cabo políticas fiscales progresivas, persiguiendo decididamente y eliminando el fraude y la evasión pseudo legal de impuestos existente. Los líderes han de dar ejemplo en cualquier ámbito.
Se me podrá objetar que no he citado a los más de cuatro millones de parados actuales. Especialmente, ellos han de luchar por mejorar su preparación y formación, siendo conscientes de que, muy probablemente, hayan de reconvertirse hacia otros sectores o bien iniciar nuevas actividades. Mi experiencia personal me ha demostrado que la mejor inversión que puede realizar un desempleado es la de su propia formación. Se trata de la única forma para conseguir “no descolgarse” y encontrar nuevos empleos.
Una última reflexión: ¿a cuántos representantes políticos, empresariales y sindicales hemos oído hablar de este tema?...
Yo he debido tener mala suerte, ya que jamás he oído, ni tan siquiera a uno sólo, hablar algo al respecto.

2 comentarios:

  1. Estimado Juan José.

    Sin aire no podemos respirar, sin agua no existirían los seres vivos, sin conocimiento e información, y casi sin todo lo demás, no existiría ni el progreso ni la civilización. Así pues, sin ingresos no hay consumo, sin consumo no hay producción, ni empleo y así seguido en orden preferencia y gusto de cada cual.

    Sirva lo anterior como introducción a tu comentario de que “la única forma de salir de la crisis es incrementando la productividad”.

    Antes de seguir señalar, que en cualquier asunto que queramos tratar muy pocas cuestiones son esenciales en el orden y prioridad que queramos tratar. Sin duda, el incremento de la productividad es importante como ingrediente económico, pero no es lo esencial para el funcionamiento económico social.

    Así, el agua sería para la vida como el dinero para la economía. Pero con todo, lo esencial es, el ser humano. La avaricia de unos pocos supone la miseria de muchos. Por tanto, mientras no se suprima la tiranía y dictadura de acumular dinero y se disponga del mismo libremente como bien universal renovable, como medio e instrumento de intercambio con caducidad anual no habrá progreso posible ni solución a las causas y problemas implícitos con el sistema económico que se trata de sostener a costa del sufrimiento de millones de personas.

    Entiendo, que así puede progresar el ser humano como tal, aunque queden muchas otras cuestiones esenciales por resolver de la conducta y actuación de las personas.

    Añadir entre otras muchas, la opinión de Thomas Jefferson uno de los padres de la declaración de independencia de los EE.UU. sobre los bancos y el dinero. Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertadas que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron. Thomas Jefferson, 1802 (Tercer presidente de los Estados Unidos de Norte América 1801 - 1809).

    Como siempre, recibe un abrazo,

    Juan Bernardo Montesinos

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  2. Hola Juan Bernardo, muchas gracias por tu comentario.
    Como siempre, muy acertado.
    La frase que has introducido de Thomas Jefferson , no la conocía. Que razón y visión hay en ella.
    Un abrazo.
    Juan José Pintado

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