miércoles, 18 de noviembre de 2015

SITUACIÓN ECONÓMICA NOVIEMBRE 2015: ¿Peligro de recaída? ¿Se agudiza el estancamiento? El terrorismo y los riesgos geopolíticos también lo propician

El crecimiento del PIB de la eurozona este año no superará el 1,5% y será del 1,6% en el próximo año 2016, una décima menos de lo previsto en julio. A más largo plazo, hasta 2020, la región del euro no superará la de 2016, manteniéndose las tasas de desempleo en niveles históricamente elevados.

GLOBAL:

Los indicadores económicos siguen reflejando la anemia que sufre la eurozona y, lo que es peor, la existencia de riesgos de recaída. La débil y lenta superación de los daños originados por la crisis y su gestión encuentra ahora un obstáculo añadido en las dificultades de algunas economías emergentes, China en particular. Sin duda, esa es la principal razón, que ha motivado el anuncio del BCE respecto a su disposición para ampliar la vigencia, composición, y eventualmente la cuantía, de su programa de estímulo cuantitativo.
Las tasas negativas de evolución de los precios, y el menguado crecimiento económico, siguen siendo las piezas básicas de cualquier diagnóstico, el más reciente del FMI.
Este 2015, considerado como el de la recuperación del área monetaria, registrará un crecimiento del PIB, que no superará el 1,5%, siendo la previsión para el próximo 2016 del 1,6%. Las perspectivas se mantienen, nada menos que hasta el año 2020 en ese reducido 1,6%.
Este crecimiento potencial se mantendrá muy bajo, debido a las secuelas de la crisis, también debido a una evolución demográfica adversa, e igualmente consecuencia de una débil evolución de la productividad total de los factores.
No es ajeno a todo ello, la política fiscal de consolidación llevada a cabo en la eurozona. 

ESTADOS UNIDOS:

La economía de Estados Unidos creció entre julio y septiembre de este año,  a una tasa anualizada del 1,5%. Se trata de una acusada moderación, sobre todo si la comparamos con el crecimiento habido del 3,9% del trimestre anterior.
Esta circunstancia viene a justificar que la Reserva Federal haya optado, de nuevo, por mantener  los tipos de interés próximos al 0%.
Wall Street daba por hecho que el crecimiento caería a la mitad por el debilitamiento del comercio internacional. El empeoramiento del sector exterior de la economía estadounidense, viene motivado por la apreciación del dólar y la moderación de la economía global. Las exportaciones progresaron un 1,9% en el tercer trimestre. Las importaciones lo hicieron un 1,8%, aunque aquí jugó a favor el fuerte abaratamiento del precio de la energía desde julio.
El consumo creció un 3,2%. En este caso el ritmo es inferior al 3,6% del segundo trimestre, cuando se registró un sólido repunte tras pasar el efecto del invierno. Es una progresión que podría ser aceptable en todo caso para una Reserva Federal que no espera un crecimiento económico muy superior al 2%. La inversión empresarial, por su parte, repuntó un 5,4% tras caer el 4%. La construcción de vivienda subió un 6,1%.
La primera lectura del dato es positiva y consistente con el análisis que hace la Reserva Federal, ya que se considera que el crecimiento interno es robusto,  y se anticipa que el consumo hará la mayor contribución al PIB desde 2005.
Por otro lado, a finales de octubre, el número de estadounidenses que solicitaron subsidios por desempleo ascendió hasta las 16.000 personas, situándose en 276.000 peticiones, su mayor avance desde finales de febrero. Sin embargo, las ayudas a los parados en Estados Unidos siguen rondando mínimos desconocidos desde el año 1973.
No obstante, todo apunta a que será la cifra  que veamos en noviembre la más importante, para tomar o no, la decisión la Reserva Federal de subir los tipos de interés en Estados Unidos.
La realidad es que la Fed, desde hace meses, lleva transmitiendo a los mercados, que el encarecimiento del precio del dinero no puede esperar mucho más.
Si no lo ha hecho ya, es por la incertidumbre global existente. Así se entrevé en el último comunicado realizado: “el comité sigue viendo los riesgos en las perspectivas de actividad y del mercado de trabajo próximo a equilibrarse, pero está monitorizando la economía global y la evolución financiera”.
Los tipos llevan en cero desde 2008 y eso genera vértigo en la institución por el calentamiento que puede suponer para la economía tanto tiempo bajo semejante estímulo, una vez que la Gran Recesión ha pasado. Pero, al mismo tiempo, la subida, que sería la primera en nueve años, hace temblar a medio mundo por el freno que puede suponer para el crédito y la economía.
En ese sentido, ha sido muy clarificador el llamamiento a la “responsabilidad global” de la Reserva Federal, que el ministro chino de Finanzas, Lou Jiwei, ha lanzado reclamándole que esperase a subir los tipos de interés. Sin duda también por el hecho de que el propio Banco Central Europeo, inmerso en un programa de estímulos sin procedentes (compras masivas de deuda) haya anunciado que incrementará las compras aún más.
No obstante, el banco central estadounidense ha dejado claro que mantiene abierta la puerta a subir los tipos, alrededor de un 0,25%, antes de que finalice este año.
La tasa de paro está en el 5,1%, un dato aceptable para la subida, aunque el incremento de precios actual de un 0,3%, está por debajo del objetivo del 2% actual. En todo caso, como la propia Yellen ha manifestado, el Comité de la Fed aún no ha tomado una decisión al respecto.
CHINA:
En la misma semana que el régimen chino ha planteado la abolición de la política del hijo único, el primer ministro, Li Keqiang, aseguró en Seúl que su país mantendrá sus altos niveles de crecimiento a medio y largo plazo y rechazó las predicciones que apuntan a una desaceleración. “No existe motivo para preocuparse a pesar de algunas sacudidas e impactos menores”, Una de las sacudidas de las que hablaba fue el desplome bursátil de este verano, que impactó de lleno en los mercados mundiales.
Igualmente afirmó, que “el mercado de China de 1.300 millones de personas se encuentra todavía en una fase de expansión, y el Gobierno mantiene un firme compromiso de mejora”.
La realidad es que China ha avanzado un 6,9% entre julio y septiembre de este año (una décima menos que las previsiones del Gobierno). Es la primera vez, que el gigante asiático crece a un ritmo inferior al 7%. La transición de un modelo productivo que da un mayor peso a su sector servicios, y al consumo interno, ha enfriado a  su economía.
A esa reestructuración, que implica una profunda reconversión industrial, se ha sumado el pinchazo de la burbuja bursátil china durante el verano pasado.

EUROZONA:

La recuperación europea es  más débil que en otras regiones económicas. Es por eso, que el BCE ve más que peligros en el horizonte. Mario Draghi ha destacado que los riesgos que acechan al euro le obligan "a mirar a todo el menú de la política monetaria".
Ya venía anunciando que podría cambiar el diseño de las medidas de expansión cuantitativa  QE (compra masiva de títulos) para ampliar su abanico de opciones. La principal es ampliar las compras más allá de septiembre de 2017: seis meses adicionales supondrían un estímulo extra de 360.000 millones. Puede elevar el monto de las adquisiciones, aunque los expertos consideran que no hay suficientes bonos alemanes (Berlín incluso cobra intereses en bonos a plazos de dos años) para garantizar el éxito de esa medida. Puede ampliar el abanico de activos que compra. Y tiene aún una cuarta opción: recortar aún más los tipos de interés.
Pues bien, a finales del pasado octubre Draghi  anunció más estímulos a través del programa de compra de activos (pretendía gastar 1,1 billones de euros hasta otoño de 2016). Finalmente será aún más dinero durante más tiempo.
La tímida recuperación europea puede debilitarse aún más si la economía  China se debilita: la Gran Recesión amenaza con su enésima resurrección, esta vez en los emergentes, y Europa puede sufrir.  Todo ello, conducen a Draghi a ampliar las medidas del QE, y a anunciar nuevas medidas excepcionales ante el riesgo de deflación.
“Tendremos que revisar el grado de los estímulos en la reunión de diciembre”. Draghi, que es todo un especialista en frases contundentes, provocó con su anuncio toda una fiesta de las Bolsas, las divisas y de los bonos.  Ahora bien, estas alegrías de los mercados, sin embargo, esconden dos cosas: que las cosas van peor de lo que se pensaba, y que ante los riesgos, el BCE se ve obligado a perder definitivamente el miedo a la tradicional  oposición  alemana.
La recuperación económica no termina de arrancar, con grandes bolsas de paro, y la sensación de que solo el BCE y el precio del petróleo han permitido tímidas alegrías. Los precios siguen amenazado (ya van tres años por debajo del mandato del 2%), y en el último año prácticamente ha pasado más tiempo en terreno negativo que en positivo. Y China y los grandes países emergentes se suman al abanico de riesgos que amenazan con reavivar los rescoldos de la crisis económica.
Por ello, Draghi declaró que los 1,1 billones previstos hasta septiembre de 2016, se prolongarán durante más tiempo. Probablemente, hasta el verano de 2017.
Por si fuera poco, aseguró que los tipos de interés pueden bajar aún más: el BCE podría cobrar aún más por el dinero que los bancos dejan ocioso en su ventanilla. Hace unos meses, Fráncfort situó ese tipo de interés (el de la denominada facilidad de depósito) en territorio negativo, al -0,2%. Ahora puede ir aún más allá, con el objetivo de que los bancos pongan ese dinero a trabajar.
El IPC europeo fue del -0,1% en septiembre. Lleva meses por debajo del 1%. El mismo hundimiento se refleja en los índices de precios sin los elementos más volátiles (alimentos y energía). Y con esa tendencia, la inflación europea tardará varios trimestres, quizá años, en volver al “por debajo pero cerca del 2%”.
En todo caso, Draghi defendió que no hay deflación en Europa: “eso no ocurrirá mientras no haya al menos un año de precios en territorio negativo”. Pero ese riesgo está ahí.
Europa está aún lejos de ese punto, pero cerca de la denominada “trampa de la liquidez” japonesa: estancamiento o bajo crecimiento con la inflación al 0% por el empacho de deudas acumulado antes de la crisis. Junto con ese riesgo, Draghi destacó el asociado a una economía china que flaquea cada vez más y que sería la puntilla para la renqueante reactivación europea.
Sin pretender inquietar, la verdad es que la gravedad de la situación se refleja en las nuevas medidas excepcionales anunciadas por el BCE: los tipos de interés negativos en los que planea adentrarse Draghi son una rareza (apenas hay experiencias internacionales parecidas),
Con una inflación aún más débil de lo esperado y un contexto internacional más preocupante, Europa tiene dos alternativas. “una posibilidad serían los estímulos fiscales, de los que parece que podemos olvidarnos por la ortodoxia clásica existente en ese sentido, y los estímulos monetarios.
Estos anuncios de nuevos estímulos del Banco Central Europeo ya han tenido repercusiones en el mercado español de deuda, de forma que el precio de los bonos españoles a dos años,  se situó en terreno negativo por primera vez en su historia (la rentabilidad bajó hasta el -0,034%). El bono italiano a dos años también entró en terreno negativo por primera, algo inédito, y el alemán (por debajo de cero desde hace meses) batió un nuevo récord en el -0,327%.
En el caso español, también el interés de la deuda con vencimiento a cinco años también ha experimentado un notable abaratamiento y cayó hasta el 0,541%. En el caso del bono a 10 años, el interés bajó hasta el 1,523%, muy por debajo de la rentabilidad del 1,769% marcada antes de que hablase Draghi.
El bono alemán a cinco años, un activo considerado libre de riesgo, ha caído hasta el 0,51%, mientras que la rentabilidad del bono italiano a diez años llegó a situarse en el 1,443%.
En relación a Grecia, hay que destacar que la incertidumbre política, con meses de duras negociaciones que provocaron millonarias salidas de depósitos, un corralito y una nueva recaída en la recesión antes de acordar el tercer rescate europeo, ha dejado una profunda cicatriz en el sistema financiero griego.
El Banco Central Europeo ha señalado  que el agujero de capital en los cuatro grandes bancos helenos asciende a 14.400 millones de euros. Se trata de una cifra enorme (alrededor de un 8% del PIB griego), pero considerablemente menor de lo que se pensaba en verano: Atenas y la troika reservaron entonces 25.000 de los 86.000 millones del rescate para la banca.
Barrida por un viento de desastre desde 2010, Grecia empieza a asomar la cabeza tras la fenomenal incertidumbre que siguió a la llegada de Syriza al poder, en enero de este año, a la que siguió una ardua negociación que acabó con un tercer rescate asociado a exigentes condiciones.
Atenas aún necesita muchas nuevas medidas, pero el BCE ha despejado una incógnita clave: las cuatro grandes entidades griegas (Banco del Pireo, BNG, Alpha y Eurobank) necesitan prácticamente de inmediato 14.400 millones, después de las salidas de depósitos, el corralito y la vuelta a la recesión que provocó la inestabilidad asociada a las negociaciones entre Grecia y los socios del euro. Los analistas estiman que los bancos pueden levantar en los mercados en torno a 5.000 millones; el resto de la factura correrá a cargo del rescate.
Los problemas de Grecia no se han acabado: su recesión económica es menos profunda de lo previsto, los controles de capital se levantan paulatinamente y la banca está menos tocada de lo que parecía. Pero Atenas depende del primer examen de la troika, que tendría que estar listo en unas semanas, para obtener los fondos que necesita imperiosamente para no asfixiarse. Y sobre todo, para acceder a la reestructuración de la deuda, que daría a Grecia un sensacional balón de oxígeno.
La Comisión Europea y el Gobierno de Alexis Tsipras saludaron el examen del BCE como un paso en la buena dirección para recuperar la maltrecha confianza en Grecia. Pero ese chequeo dejan alguna señal preocupante: la morosidad —los créditos con impagos de al menos 90 días— afecta a deudas por importe de 107.000 millones, más del 60% del PIB.
El Ejecutivo de Tsipras asegura que lleva bien encaminadas el 90% de las medidas que exige el rescate; Bruselas habla de apenas el 30%. Faltan leyes espinosas, con una subida del IVA educativo o la normativa de desahucios, y en breve entrarán en vigor las rebajas de pensiones acordadas con la troika.
Al presidente Tsipras le queda un camino complicado por delante. Todo sería algo más fácil si los bancos vuelven a la normalidad, las ayudas llegan en tiempo y forma y Grecia se quita una parte de la deuda con la prometida reestructuración. Pero para eso hay que cumplir todas y cada una de las exigencias de los acreedores.

ESPAÑA:

El crecimiento del PIB español en el último año, ha perdido algo de ritmo durante el verano. La primera estimación del Instituto Nacional de Estadística (INE) corrobora la que ya hiciera el Banco de España hace un mes, y sitúa el avance del PIB en el 0,8% respecto al trimestre anterior. Es una expansión algo más lenta que la registrada en el primer (0,9%) y segundo (1%) trimestres, pero es aún un ritmo de crecimiento importante.
En la comparación anual, el PIB aumenta un 3,4% respecto al mismo periodo de 2014. Un dato que hizo al Banco de España reafirmase en su pronóstico para el conjunto de 2015 (3,1%), sólo algo menos optimista que el del Gobierno (3,3%). Los últimos datos, sobre todo los condicionados por las perspectivas internacionales, en las que pesa el frenazo de China, apuntan a que es más factible el vaticinio del supervisor, compartido por los organismos internacionales.
En cualquier caso, la recuperación de la economía española, más tardía y desde niveles más bajos, doblaría en 2015 el ritmo de crecimiento previsto para la zona euro. La última previsión del FMI coloca a España como la cuarta economía más pujante de la eurozona este año, detrás de Irlanda (4,8%), Luxemburgo (4,4%) y Eslovaquia (3,2%).
Las estadísticas parciales, como las del comercio, la venta de vehículos o el movimiento de mercancías en aduanas, apuntalan lo que anticipó el Banco de España: "los indicadores disponibles apuntan a una leve pérdida de vigor en los distintos componentes del gasto”, aunque tanto el consumo privado como la inversión “mostraron un comportamiento favorable”.
El Banco de España ha atribuido la moderación del crecimiento a que el sector exterior restó algo más que en trimestres precedentes (0,3 puntos porcentuales), como consecuencia de que las importaciones de bienes y servicios habrían crecido a mayor ritmo que las exportaciones, algo que la contabilidad nacional empezará a aclarar dentro de un mes.
Por otro lado, el paro registrado creció en octubre  en 82.327 nuevos desempleados. Por lo que el número de personas registradas en las oficinas públicas se situó en 4.176.369. En cambio, creció la afiliación a la Seguridad Social en una media mensual de 31.652, hasta llegar a los 17.221.467, gracias de nuevo sobre todo a los contratos temporales. El aumento de la afiliación llegó principalmente por el tirón de la educación con el comienzo del curso, que ganó 115.000 cotizantes.
Octubre es tradicionalmente un mal mes y así lo admitió la ministra Fátima Báñez nada más conocerse los datos: “octubre siempre ha sido malo para el empleo. Es una subida estacional, normal por el mes del que se trata”.
Si el comportamiento en 2015 fuera similar al de 2014, el número de parados registrados quedaría en un nivel parecido al de diciembre de 2011, cuando Rajoy llegó a La Moncloa. Con una diferencia significativa: si hace cuatro años España se encontraba en medio de una recesión que hundía día a día su mercado laboral, ahora está en una senda ascendente que le ha llevado en el último año a ganar un 3,18% de afiliados y perder un 7,7% de parados registrados.
Esto también se aprecia en los datos desestacionalizados (cuando a los datos brutos se les quitan los efectos de la temporada turística, las campañas agrícolas y otros altibajos propios del calendario). En el caso de la Seguridad Social, los cotizantes crecieron en 35.000 en octubre, y en el del desempleo, se contabilizaron 6.727 personas menos.
Sin embargo, en los empleos fijos la situación es desfavorable: en diciembre de 2011, los indefinidos a jornada completa sumaban 6,7 millones de trabajadores. En octubre se sitúan en alrededor de medio millón por debajo de esa cifra.
La caída del empleo indefinido se ha visto compensada en ese tiempo, en buena medida, por los empleos por horas. En octubre los indefinidos con jornada parcial ascendían a una media de afiliados de 1,4 millones, 131.000 más que hace cuatro años. Los temporales a media jornada sumaban a 1,416 millones, unos 140.000 más.
Por ramas de actividad, el incremento de afiliación en el mes de octubre se debe en gran medida a la marcha de la educación, que creció en casi 115.000 cotizantes. En cambio, la Seguridad Social también notó el final de la temporada turística y vacacional: la hostelería y la sanidad perdieron trabajadores dados de alta.
Por lo que respecta a la contratación, el mes de octubre creció al menor ritmo de todo el año. Los 1,7 millones de contratos firmados suponen un incremento del 3,43% respecto al mismo mes de 2014. El incremento fue incluso menor entre los contratos indefinidos, y los 151.000 firmados suponen el 8,6% del total.
Una buena noticia, es que está disminuyendo la deuda de las familias y empresas. Se trata de un ajuste sin precedentes en la Unión Europea, ya que han reducido su saldo de préstamos y títulos de deuda en casi medio billón de euros en cinco años.
Un saldo que ha bajado de los 1,9 billones a mediados de 2015, frente a los 2,35 billones del primer semestre de 2010. Según los últimos datos publicados en octubre por el Banco de España, la deuda acumulada por el sector privado español, sin contar a las entidades financieras, equivalía en junio pasado al 179% del PIB, un nivel que no se alcanzaba desde 2006.
El explosivo aumento de la deuda privada durante la expansión de la economía española se gestó sin apenas disparar alarmas. Entre 2004 y 2008, el saldo vivo de préstamos y títulos de empresas y familias casi se duplicó (de 1,2 a 2,3 billones de euros), pero los mercados se fijaban en el crecimiento, y Bruselas en la deuda pública, aparentemente bajo control.
España, que había entrado en la zona euro solo con un sector privado más endeudado (103% del PIB en 1999) que el de Italia y Grecia, desembocó en la antesala de la crisis en la situación opuesta: la deuda relativa de familias y empresas (208% del PIB) llegó a ser solo menor a la de Luxemburgo, Chipre y Holanda, tres centros financieros que sirven de base a sociedades que operan en todo el mundo. Pero ahora el desendeudamiento o desapalancamiento está siendo casi igual de vertiginoso.
La deuda de empresas y familias apenas creció algo más hasta 2010, cuando la Gran Recesión ya había mermado a la actividad económica y, sobre todo, al empleo.
En contraste, la Comisión Europea mantiene un escenario económico peor que el del Gobierno. Bruselas pronostica un avance del PIB del 3,1% este año y del 2,7% el próximo, mientras que el Ministerio de Economía prevé alzas del 3,3% y del 3%, respectivamente. Bruselas pone el acento en los riesgos por el flanco del sector exterior, en particular por la desaceleración en países emergentes.
España no es la economía que más crece de Europa, como reiteradamente repite el presidente del Gobierno. Es el cuarto país con mayor avance del PIB del euro, y muestra una recuperación sólida, pero Bruselas es menos optimista que el Ejecutivo y pone el acento en los desafíos que aún tiene por delante: un déficit que no termina de embridarse, una deuda pública que sigue subiendo, y un desempleo que se reduce con dificultad y que seguirá por encima del 20% aún en 2016.
Todo ello aderezado con una novedad preocupante: mayores riesgos por la desaceleración de la demanda global, en especial por la posibilidad de una crisis en las economías emergentes, según el borrador de las previsiones de otoño de la Comisión.
Bruselas, la OCDE y el Fondo Monetario Internacional vaticinan una recuperación por el lado del PIB (su avance duplica la media europea), pero con una exasperante lentitud por el lado de la creación de empleo. Y, sobre todo, coinciden en vaticinar que España está en riesgo de incumplir los objetivos de déficit. La deuda pública cerrará el año en el 99% del PIB, y alcanzará el 99,5% en 2016. Y el paro acabará 2015 en el 22,4%, para situarse en el 20,6% el próximo ejercicio.
Bruselas pone el énfasis en que la recuperación española se sostiene a través de la demanda interna. El crecimiento procedente del exterior es ya prácticamente inexistente, a pesar de que la devaluación salarial interna buscaba desesperadamente conseguir superávits comerciales sostenidos.
El análisis de la Comisión va en la línea de la pasada primavera, pero pone el acento en los riesgos a la baja del sector exterior, básicamente por la crisis que se avecina en el mundo emergente, con China y Latinoamérica en el centro de las preocupaciones. La economía española se verá afectada directamente, pero también a través de su mayor socio, Alemania, cuyos vínculos con China son notables.
Realmente, los motores de la reactivación, tanto en España como en Europa, son las compras masivas de activos por parte del BCE (que han reducido los tipos de interés de la deuda y tiran a la baja del tipo de cambio) y sobre todo del desplome de los precios del petróleo y las materias primas.

MERCADOS:

El Ibex 35 ha cerrado el mejor mes de los dos últimos años al terminar octubre subiendo 800 puntos, equivalentes a una revalorización del 8,4%.
Ha sido un mes de dudas con la vista puesta en el BCE y en la Fed. Draghi ha dejado claro que incrementará en cuantía y tiempo la compra de activos. Por su parte, la Fed sigue sin tener claro el momento para subir los tipos sin abortar la recuperación económica.
Dudas que no han abrigado los inversores norteamericanos, ya que tanto el Dow Jones como el S&P 500 han tenido una evolución brillante y han sido los motores que han tirado de las bolsas europeas.
El Ibex 35 sólo ha recuperado lo perdido en septiembre, pero por delante tiene una ardua tarea: dejar las cosas como estaban al cierre de julio.
Por lo que respecta al mercado del automóvil, se está recuperando a buen ritmo. En octubre, se matricularon 80.055 coches, un 5,2% más que en el mismo mes del año anterior. En lo que va de año, la subida llega al 20,5%. Ya se han vendido 863.973 unidades y las patronales del sector están seguras de que este año se superará el millón de vehículos matriculados por primera vez desde 2008. En octubre, además, Volkswagen perdió el liderato de las ventas en favor de Peugeot. El sector desliga este movimiento del escándalo de los motores trucados de la firma alemana. 

EMPRESAS:

El escándalo de Vokswagen está alcanzado nuevas proporciones. Hasta el momento la compañía sólo había reconocido la instalación de un software en 11 millones de vehículos en todo el mundo, para trucar las emisiones de óxidos de nitrógeno en motores diésel, pero la multinacional alemana ha reconocido que la investigación interna ha sacado a la luz “incoherencias inexplicables” en otras emisiones de dióxido de carbono en al menos 800.000 coches, algunos de gasolina.
Por otro lado, Apple ha anunciado este martes unos beneficios netos históricos de más de 10.000 millones de euros (11.100 millones de dólares) en el cuarto trimestre de su año fiscal, cerrado el pasado 26 de diciembre. Se trata del mayor beneficio jamás logrado por una empresa.
Los resultados, según ha indicado Apple, han sido impulsados por un cuarto trimestre fiscal récord en ventas de iPhone, por la más amplia disponibilidad del Apple Watch, y por el récord histórico alcanzado por las ventas de Mac y de servicios. Un 62 por ciento de ellas han sido realizadas fuera de Estados Unidos.

Tim Cook, consejero delegado de Apple, ha declarado que "entramos en la campaña de Navidad con la mejor gama de productos que hemos tenido jamás, incluyendo el iPhone 6s y el iPhone 6s Plus, el Apple Watch con una más amplia gama de modelos y correas, el nuevo iPad pro y el novedoso Apple TV".

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