miércoles, 11 de octubre de 2017

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A OCTUBRE 2017


La incertidumbre es la peor compañía para las decisiones de los agentes económicos, y el desafío separatista de Cataluña puede afectar a la situación económica española.
El miedo del dinero se acelera en cuestión de segundos: ha caído la cotización en la Bolsa de los bancos catalanes y, alguno, ya ha cambiado de sede social ante el temor de perder el paraguas del BCE y del Fondo de Garantía de Depósitos. Se anulan las reservas turísticas a Barcelona, y abandonan Cataluña las sedes de las grandes compañías.
ESTADOS UNIDOS:
Según la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio, la economía estadounidense ha crecido durante el segundo trimestre de este año a una tasa interanual del 3,1%. Se trata del mayor crecimiento económico en este año 2017.
La Reserva Federal (el Banco Central de Estados Unidos), una vez cumplidos ya diez años de la crisis financiera, momento en que se inició con extrema urgencia la bajada de las tasas de interés, ha avisado que durante este mes de octubre, comenzará a desprenderse de los activos que ha ido acumulando con sus ingentes compras de activos enmarcadas en sus excepcionales medidas de expansión cuantitativa de ayuda a los bancos y al sistema financiero.
Se estima que la Reserva Federal dispone de una cartera de Obligaciones adquiridas, en torno a los 4,5 billones de dólares, frente a una cifra previa a la crisis que no llegaba al billón de dólares.
Probablemente, comience vendiendo a un ritmo mensual de 4.000 millones de dólares en bonos hipotecarios.
La presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha señalado que están bastante equilibrados los riesgos de la operación de desprenderse de tan ingente volumen de activos, inundando los mercados. Muestra una visión optimista respecto a la situación de la economía de Estados Unidos.
Por lo que respecta a la evolución de los precios, el aumento que tuvo lugar en el pasado mes de agosto se diagnostica por la Fed como “temporal”, señalando que es consecuencia del encarecimiento de los combustibles por la suspensión de las operaciones de refinado en la zona de Houston, con motivo del huracán Harvey. La previsión de la Reserva Federal, es que la inflación vuelva al nivel de la estabilidad de precios a medio plazo.
Las previsiones apuntan a que los tipos a largo plazo lleguen como mucho al 3%, y que se reduzcan los activos adquiridos mediante su venta, a algo más de la mitad.
EUROZONA:
Los bancos centrales más importantes del mundo, dieron una enorme “barra libre” de liquidez a la banca. Rebajaron los tipos de interés hasta llegar a tasas negativas. Todo ello, sin duda, como consecuencia del pánico a que se materializase una nueva Gran Depresión como la sufrida en el 29 del siglo pasado.
Las autoridades monetarias se atrevieron incluso a acometer las medidas menos ortodoxas y más condenadas por la teoría monetaria tradicional: comenzó la Reserva Federal estadounidenses con un programa de compra de activos para tratar de reanimar a la economía global y, posteriormente, el resto de los más grandes bancos centrales pasaron a acometer esas mismas medidas.
Incluso el BCE, que llegó tarde a casi todo por las dudas y oposición alemana, pero que una vez embarcado en esas políticas ahora no quiere abandonarlas para no debilitar una recuperación que, ahora sí, es la más sólida en una década.
Pues bien, el presidente Mario Draghi, frente a las expectativas de que hubiera novedades ya durante el pasado junio, ha estado pidiendo “paciencia y perseverancia”.
Los agentes esperaban novedades en junio, pero en la reunión del BCE en Sintra, se acordó seguir en la misma situación.
Finalmente Draghi ha preparado ya el terreno para retirar las medidas excepcionales, y que será “recalibradas” durante este mes de octubre. Aunque el presidente del BCE, dejó claro que retrasará una vez más la retirada si algo se tuerce: en particular, el tipo de cambio del euro.
La realidad es que la situación el BCE es difícil: el Producto Interior Bruto, el empleo, la confianza y las exportaciones van bastante bien y, en ese sentido facilitan la retirada de la medidas del BCE. Pero, en definitiva, las consecuencias de la Gran Recesión siguen latentes. La inflación está lejos del objetivo. Y el euro complica las cosas: una moneda más fuerte perjudica las exportaciones, dificulta la subida de precios (por el petróleo, más barato en euros debido a la apreciación de este) y endurece las condiciones financieras… todo ello, en contraste con una banca que continúa auxiliada por la “respiración artificial”.
El BCE viene comprando 60.000 millones de euros cada mes, dentro de un programa que expira el próximo diciembre. Si el euro da una tregua, los analistas esperan una rebaja del volumen mensual de compras, con una extensión del horizonte del programa de al menos seis meses. Draghi negó que ese programa (que ha gastado 2,3 billones desde 2015) haya contribuido a hinchar burbujas. Reiterando que el Programa de Expansión Cuantitativa (QE) “no tiene efectos negativos”, a pesar de la alergia que provoca en Alemania. “No hay evidencias que justifiquen esa angst (angustia) suya”, espetó con gran ironía ante las reiteradas preguntas de la prensa alemana.
En la última reunión del  Banco Central Europeo se decidió mantener los tipos de interés en el mínimo histórico del 0%. También dejó sin variación la facilidad de depósito el -0,4% (cantidad que los bancos que depositan dinero en el BCE deben pagarle) y la de crédito, en el 0,25%.
Respecto al programa de compras llamado ‘quantitative easing’, QE, se mantiene en unas compras netas de deuda de 60.000 millones de euros mensuales hasta el final de diciembre de 2017, o incluso “hasta una fecha posterior si fuera necesario”.
Por otro lado, Mario Draghi ha revisado al alza las previsiones de crecimiento de la zona euro para 2017: desde el 1,9% hasta el 2,1%. Y para el próximo 2018 la mantuvo en el 1,8%.
En cuanto a la inflación, la perspectiva sigue en el 1,5% de cara a este 2017, pero para el próximo año 2018 se fijó la subida de los precios en el 1,2%, una décima menos de lo anteriormente previsto.
Realizadas las elecciones alemanas,  Mario Draghi ha lanzado un mensaje de optimismo, sin dejar de citar a los desafíos y riesgos que todavía nos acechan: la economía del euro crecerá por encima de la media de estos últimos años, pero aún es “pronto para cantar victoria”, Afirmando que “Europa necesita aún los estímulos monetarios del BCE para terminar de cicatrizar de las heridas de la crisis”.
Respecto a Alemania, dónde la elegida Angela Merkel puede tardar meses en formar Gobierno, Draghi le señaló que "son necesarios pasos decisivos para reforzar la gobernanza de la Unión Monetaria. Hay que hacer los deberes y se debe reformar la eurozona o la próxima crisis puede acabar con el euro”.
La realidad, es que el presidente del BCE ha lanzado mensajes a Alemania, cuyo Gobierno ha criticado las políticas expansivas y los tipos de interés negativos del BCE (se ha llegado a acusar a Draghi del ascenso de los ultras). Frente a ello, Draghi propone "paciencia y persistencia": en una larga comparecencia ante la Eurocámara, arengó a los diputados alemanes y dejó claro que la eurozona "aún necesita estímulos". Draghi perece no tolerar que nadie le meta prisas.
Por otro lado, la presidenta del Mecanismo Único de Supervisión (MUS), Daniele Nouy, ha declarado que “sobran bancos en Europa y algunos siguen trabajando sin la rentabilidad mínima que reclaman los supervisores. Y este camino puede conducir a otra crisis”.
En ese mismo acto, Javier Alonso, subgobernador del Banco de España, apuntó a continuación, que la rentabilidad media del sector está en el 5%, cuando el coste del capital es del 10%, por lo que también abogó por la reducción de bancos.
Según Nouy. "el chocolate es bueno con moderación, pero en grandes cantidades es nocivo. Con el sector bancario también sucede lo mismo: si crece demasiado somete a la economía y eso es nocivo para las entidades y la propia economía. Un sector financiero demasiado grande es como una droga para la economía porque facilita que esta esté excesivamente endeudada, lo que favorece la creación de burbujas”.
Según Nouy, durante la Gran Recesión, "solo han desaparecido el 20% de los bancos; el sector ha perdido 300.000 empleados de 1,9 millones que aglutina. Los activos bancarios en 2012 eran una cifra equivalente al 314% del PIB de la Unión Europea, y ahora son el 280% del PIB, por lo que sigue siendo demasiado grande. En EE UU los bancos representan el 88% del PIB, si bien los mercados de capitales financian más la economía que las entidades europeas". 
Señaló, que la ruta para reducir el sector "es que las entidades dejen de existir o que se fusionen. Las ayudas de los contribuyentes evitaron que los bancos débiles salieran del mercado porque no cayeron", ha afirmado, en una acusación que se podía dirigir a varios países del norte o sur de Europa. Comentó que el sistema de resolución europea garantiza que el sistema no colapse aunque caigan varios bancos.
Nouy postuló por “fusiones valientes”, pidiendo que se hagan también entre entidades de diferentes países. "Son complejas, caras, arriesgadas y requieren espíritu aventurero porque las incertidumbres prevalecen. Algunos bancos dudan de la calidad de los activos de sus competidores, y existen incertidumbres como la digitalización y la utilidad de las redes de sucursales, además de las barreras lingüísticas o culturales".
Javier Alonso, subgobernador del Banco de España, afirmó que compartía con Nouy "la preocupación por el exceso de capacidad del sector y que se precisa una corrección ordenada para que las entidades ganen eficiencia". Afirmó que el sector se ha reforzado con 310.000 millones, el 25% PIB, con saneamientos durante la crisis, pero la rentabilidad es baja. "Los datos no son complacientes, la rentabilidad sobre recursos propios está en el 5%, algo más de la media de la UE, pero es escasa para cubrir el coste de capital, que se sitúa en el 10%. Esto ocurre por problemas temporales, como los tipos de interés, pero hay factores que seguirán con el paso del tiempo".
No obstante, Alonso también insistió en que los bancos tienen otros problemas, como recuperar la confianza y la reputación "que se perdieron durante la crisis tras algunas políticas comerciales que practicaron los mismos. Es su reto, en un mundo digital donde se premia la rapidez y la calidad de servicio".
ESPAÑA:
Durante los ocho primeros meses de este año, el incremento de la recaudación tributaria ha contribuido a reducir un 32,6 % el déficit estatal hasta situarlo en el 1,84 % del PIB (por encima del 1,1 % del PIB fijado como meta para el conjunto del año).
El Ministerio de Hacienda ha publicado los datos de ejecución presupuestaria con varios horizontes temporales: del conjunto de las administraciones públicas en el segundo trimestre, de todas las administraciones salvo las locales hasta julio y del Estado hasta agosto.
Las cifras más completas, las del segundo trimestre, reflejan que el déficit público cerró junio en 25.108 millones de euros, un 2,15 % del PIB, cuando el objetivo para el conjunto de 2017 es del 3,1 %.
Por subsectores, el déficit de la administración central se situaba en el 1,06%; el de las comunidades autónomas, en el 0,7 % (su objetivo es del 0,6 %), y el de la Seguridad Social en el 0,53 % (su objetivo es del 1,4 %), mientras que las corporaciones locales se anotaban un superávit de 1.874 millones, el 0,16 % del PIB, cuando su meta teórica es el equilibrio presupuestario.
Si se incluye el impacto de las ayudas a la banca, el déficit público hasta junio asciende a 25.452 millones, un 2,18 % del PIB.
Más completos, al incluir julio, son los datos de ejecución presupuestaria sin contabilizar las corporaciones locales, que afloran un déficit de 26.940 millones, un 2,31 % del PIB, sin incluir las ayudas a la banca, que en este periodo tuvieron un impacto de 1.977 millones.
En ese momento, la Administración Central tenía un déficit del 1,83 % del PIB, y los fondos de la Seguridad Social del 0,48 % del PIB, mientras que las comunidades autónomas lograban un superávit de 35 millones gracias al impacto de la liquidación definitiva del ejercicio 2015.
Nueve comunidades autónomas cerraron julio con superávit; siete, con déficit, y una, en equilibrio presupuestario.
Los datos más actualizados son los del déficit estatal, que en los ocho primeros meses del año se redujo en un 32,6 %, hasta 21.502 millones de euros, lo que equivale a una cifra equivalente al 1,84 % del PIB.
Esta reducción del déficit obedece en parte a los mayores ingresos (crecieron un 5 %), en particular los tributarios, que sumaron 98.243 millones (un 7,3 % más).
El Estado recaudó en estos ocho meses un 23,9 % más que en 2016 en concepto de impuesto de sociedades, una cifra que muestra el impacto de los cambios en los pagos fraccionados y de la liquidación de 2016.
También aumentó la recaudación del IRPF (un 2,2 %) y del IVA (un 5,8 %), aunque disminuyeron los ingresos por cotizaciones sociales (un 2,7 %), a lo que se suma el impacto de la liquidación definitiva del ejercicio 2015, que ha sido favorable a las comunidades autónomas.
El capítulo de gastos también ha contribuido a la reducción del déficit, con un descenso del 3,6 %, después de que hayan mermado las transferencias entre administraciones públicas (un 2,5 %), el pago de intereses (un 6 %), y la aportación a la Unión Europea por IVA y RNB (transferencia, por parte de los Estados miembros, de un porcentaje uniforme de su Renta Nacional Bruta, que se fija cada año en el marco del procedimiento presupuestario). El monto por IVA y RNB ha ascendido al 13,6 %.
Desde finales de la década de los noventa, el recurso propio basado en la RNB se ha triplicado y en 2015 representaba el 68,9 % de los ingresos de la Unión.
Disminuye también el gasto corriente (un 10,7 %, en parte por la ausencia de gastos electorales), y la remuneración de los asalariados (un 3,2 %, por el impacto de la devolución de la mitad de la paga extra de 2012 en el ejercicio 2016).
En todo caso, la segunda mitad de este año 2017, va a estar marcada por la desaceleración. Ya que si bien, El PIB español mantiene un buen ritmo de crecimiento (superior al de otras economías europeas) se está perdiendo fuelle.
La moderación en el consumo privado, y la propia revisión de las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), señalan cierto empeoramiento del PIB al cierre de 2017. En todo caso, se espera un crecimiento del PIB español este ejercicio de un 3,1% (alcanzará una cifra de 1,18 billones de euros).
Detrás de lo descrito, un aspecto muy relevante es la subida del precio del petróleo y de los carburantes.
Ahora bien, preocupan las consecuencias económicas que generan la incertidumbre y las fuertes tensiones políticas en Cataluña, como consecuencia de la amenaza de la declaración unilateral de independencia.
El Banco de España advierte de sus graves y palpables repercusiones económicas: “respecto a los riesgos que rodean a las proyecciones de crecimiento del PIB, en el plano interno, las tensiones políticas en Cataluña podrían afectar eventualmente a la confianza de los agentes y a sus decisiones de gasto y condiciones de financiación", si bien según el Boletín trimestral del Banco de España, “por ahora el impacto todavía no se ha materializado, ni siquiera en los movimientos (fugas) de depósitos bancarios”. Aspecto este, al menos dudoso, que en parte justifica las decisiones de cambio de sede de los dos grandes bancos catalanes.
El propio ministro de Economía, Luis de Guindos, refiriéndose a un fabricante de automóviles, ha señalado que se estaban deteniendo inversiones en Cataluña de esa multinacional. En igual sentido, se han pronunciado Joaquín Gay de Montellá, el presidente de Fomento del Trabajo, la patronal catalana. O el presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane. Los dos han alertado de que ya se están parando inversiones pese a no citar ningún caso concreto.
En realidad, se trata de aspectos más bien futuribles. Si bien, al ritmo vertiginoso que estamos viviendo se contemplan como relativamente próximos.
¿Y cómo comenzaría el proceso de deterioro?
Sin pretender hacer un análisis exhaustivo de los amplios e innumerables efectos, que desde luego, no son objeto principal de este análisis, en un primer lugar, afectaría a la prima de riesgo soberana, que se trasladaría al resto de tipos de interés. El impacto dependería de la magnitud del endurecimiento de las condiciones financieras. Solo una subida de cien puntos básicos en los tipos tendría un coste neto para las Administraciones Públicas de unos 4.000 millones de euros en intereses durante un periodo de tres años.  
Igualmente, el Banco de España, ha señalado que el empuje del petróleo barato o de los estímulos monetarios del BCE irán, poco a poco, perdiendo fuelle: "se espera que el desvanecimiento gradual de algunos impulsos expansivos que han estimulado transitoriamente la recuperación de la economía española propicie una moderación del avance del producto".
Cita el supervisor otra causa: una moderación del gasto en el consumo de los hogares, porque durante los últimos trimestres estos habían realizado compras que habían dejado aparcadas durante la crisis y que, a corto plazo, no se repetirán. También menciona el final de las caídas del precio de la energía, que deja de aportar mayor renta real disponible a las familias.
El servicio de estudios de la entidad también se refiere al posible impacto de la revalorización del euro: "se estima que la apreciación reciente del tipo de cambio efectivo del euro tendrá un cierto impacto negativo sobre la evolución de la actividad y la inflación, que tenderá a verse contrarrestado, a efectos del escenario central de las proyecciones, por el fortalecimiento más reciente del entorno exterior de la economía española y, en especial, del área del euro".
El Banco de España considera que la creación de empleo continuará por una senda positiva, aunque, eso sí, con algo menos de vigor: “se prevé que los elevados crecimientos del empleo observados en los últimos años se moderen conforme transcurra el período de proyección, en línea con la evolución esperada para la actividad. El aumento de la ocupación generará disminuciones adicionales de la tasa de paro, cuyo nivel se situaría por debajo del 13% a finales de 2019".
Según sus previsiones, la tasa de paro en España cerrará este año en el 16,3%. Y al término de 2018 se situará en el 14,4%.
En lo que se refiere a los precios, según ha adelantado el INE, han subido en el mes de septiembre en el 1,8% interanual (dos décimas más que en agosto).
El organismo señala que la subida de precios se debe a la de la partida de alimentos y bebidas no alcohólicas, que descendieron en el mismo mes del año pasado. El dato se aleja un poco de las previsiones del Gobierno, que confía en que la inflación se acerque al final de año al 1%.
Si se confirma el dato adelantado por el INE, sería la mayor subida interanual de precios en un mes de septiembre desde 2012. Además, el índice encadena, con el de septiembre, 13 meses en positivo. La tasa de inflación se situó en el 1,8% interanual merced a una subida mensual de los precios del 0,2% en septiembre, que contrasta con el dato neutro de hace un año.
Al ser un adelanto del índice, el INE no desglosa los datos de los distintos productos que integran la cesta con la que se elabora la tasa de inflación y por tanto, no se puede saber qué partidas se han encarecido y cuáles se abaratan. Por el momento, el instituto estadístico se limita a señalar que han tirado del índice hacia arriba el grupo de los alimentos y bebidas no alcohólicas. En septiembre de 2016, los precios de estos productos cayeron un 0,9 en tasa mensual, mientras que este año han subido, según señala el Instituto. Este grupo de productos, que incluye los alimentos frescos, de precio muy volátil, fue uno de los que frenó la inflación en el mes de agosto.
El índice de precios armonizado, el que se elabora con los mismos criterios en todos los países de la UE para poder hacer comparaciones, se situó en septiembre en el 1,9%, una décima menos que en agosto. Se sitúa, por tanto, dentro de los objetivos del BCE, que persigue una inflación cercana pero inferior al 2%.
En otro orden, aunque en este momento no se ha producido una fuga de depósitos notable debida al desafío secesionista de la Generalitat de Cataluña, el Banco de España y a las entidades de crédito más importantes de Cataluña se han visto obligadas a mantenerse alertas frente a este grave problema por los riesgos que comporta. Así que se han puesto al día y reforzado sus planes de contingencia de liquidez ante una eventual salida de ahorros.
Técnicos del Banco de España vigilan estrechamente la liquidez frente a salidas reseñables del ahorro depositado en los bancos de Cataluña. Esto es lógico, ya que el Banco de España es garante de la estabilidad financiera del sistema.
Hay que evitar que cunda el pánico entre la clientela de forma irracional. De ahí que se hayan lanzado mensajes de tranquilidad: “jurídicamente todavía no ha cambiado nada”, pero en el sector se reconoce que por ahora solo se están registrando preguntas de clientes preocupados en las sucursales y cierres de cuentas o traspasos puntuales de ahorros a otras entidades.
En este momento no existe una tendencia alarmante: los bancos con sede en Cataluña insisten a los clientes más preocupados que en cualquier situación estas entidades harán el movimiento necesario para seguir bajo el paraguas del Banco Central Europeo (BCE), lo que da una garantía total a los depósitos. Cabe recordar que estas entidades, gracias al cambio legislativo introducido por el Gobierno, pueden cambiar su sede social de Cataluña a otra ciudad fuera de esta región en 24 horas.
Todo esto explica los movimientos que ya se han producido de cambio de sede central en el Banco Sabadell y en Caixabank, que han abandonado Cataluña.
En relación al empleo, el paro registrado (aquellos que acuden a inscribirse como desempleados demandantes de empleo en las Oficinas de Empleo) creció en 27.858 personas. En cambio, el mercado laboral mantuvo su buen tono gracias al comienzo del curso escolar: la afiliación en la educación tiró de las altas en la Seguridad Social y el incremento total de cotizantes fue de 26.318.
Más allá de los datos mensuales, la tendencia de recuperación se mantiene. El instituto público gana cotizantes a un ritmo del 3,5% al año, hasta llegar a una media del 18,3 millones; y el paro baja al 8,3%, hasta los 3,4 millones.
La alta estacionalidad en la economía española, y con ella los altibajos en el empleo y la contratación, está instalada en casi todas las ramas de actividad. Esto se ha observado con claridad en septiembre, un mes en que acaba la temporada turística y comienza el curso escolar. La traducción al mercado laboral es que, según el Ministerio de Empleo, cayó la afiliación en hostelería, unos 44.500 afiliados menos, y la aumenta en educación en 52.605. El empuje de esta última permitió que la Seguridad Social ganara cotizantes el mes pasado.
Por todo ello, el mercado laboral en septiembre mantuvo una buena tendencia. La creación de empleo sigue creciendo a un ritmo alto y ya se mantiene de esta forma durante casi cuatro años.
En el último año se han afiliado unos 600.000 (un 3,52% más). Este porcentaje supone una ligera mejoría, siete centésimas, sobre el marcado en agosto tras unos meses de un ligerísimo freno.
El pasado septiembre pone de relieve, que si bien se firman cada mes alrededor de dos millones de contratos, en lo que va de año se han suscrito casi 16 millones, los contratos fijos apenas representan un 8,9% del total.
Ahora bien, a falta del último trimestre del año, mucho tendrían que cambiar las cosas para que este ejercicio no concluya con bastantes más de 20 millones de contratos suscritos, una cifra que superará el récord que ya se marcó el año pasado.
Más del 90% de los contratos son temporales, el 38% de tiempo parcial, lo que según los sindicatos significa “un abuso injustificado” de estos contratos.
La patronal CEOE, por su parte, mostró su esperanza en que la recuperación laboral se consolide en otoño “y no se vea afectada por situaciones de incertidumbre”.
Por otro lado, el gasto en prestaciones contra el desempleo sigue bajando. Hasta el pasado agosto, el servicio público de empleo había gastado 11.669,5 millones de euros, un 7% menos que en el mismo periodo del 2016.
Esta reducción está directamente relacionada con la caída del número de beneficiarios. En agosto había 1,9 millones de parados con algún tipo de ayuda, y la tasa de cobertura se situaba en el 59,2%.
MERCADOS:
La crisis catalana ha irrumpido con fuerza en los mercados. Tras unos días de calma bursátil, el Ibex ha llegado a registrar su mayor caída desde el 24 de junio de 2016, después del referéndum en el que los británicos decidieron su salida de la Unión Europea. 
Los valores más castigados fueron los catalanes CaixaBank y Sabadell, con descensos en torno al 5%, en un día de tranquilidad en las Bolsas europeas. El desafío independentista también repercutió en la deuda española, cuya prima de riesgo subió cinco puntos básicos, hasta los 133. Los analistas temen futuras convulsiones ante una crisis política de consecuencias incalculables.
La realidad, es que el Ibex, ha estado en mínimos. Las casas de análisis han improvisado informes tratando de calibrar los efectos en los mercados de la mayor crisis política a la que se ha enfrentado la democracia española en sus cuatro décadas de historia.
Días después del 1 de octubre, la Bolsa española perdió los 10.000 puntos por primera vez en más de medio año, muy lejos ya del máximo de 11.250 alcanzado el pasado mes de mayo.
Respecto al mercado del petróleo, la cotización del barril de Brent, el de referencia en Europa, ha llegado a caer hasta los 58,5 dólares. Pese a la caída desde el pasado 30 de agosto no ha dejado de subir casi cada día, alcanzando niveles desconocidos desde julio de 2015. Fue entonces, hace más de dos años, cuando tocó los 60 dólares por última vez.
El referéndum de independencia del Kurdistán iraquí, ha sido la última causa de la subida de los precios.
En todo caso, el posible aumento de los límites a la producción por el lado de la oferta y una mayor demanda por el buen momento económico contribuyen a la escalada de precios.
El pasado 30 de agosto, el barril de crudo Brent se pagaba a 50,86 dólares. En menos de un mes el incremento ha sido superior al 15%. Hace apenas tres meses, el 21 de junio, se registraba el mínimo anual, 44,82 dólares. Desde entonces, la subida es de más del 30%.
También coopera a la subida, el recorte real acordado en noviembre de 2016 por los países productores, tanto de la OPEP como externos. Entonces decidieron reducir la producción 1,8 millones de barriles diarios, hasta alrededor de 32 millones, para lograr un aumento del precio. La decisión, prorrogada en julio de este año hasta marzo de 2018, empieza a dar sus frutos, toda vez que los implicados “han aumentado el grado de cumplimiento” de sus promesas.
También han contribuido otros factores, como el paso del huracán Harvey, que paralizó las refinerías de Texas, que concentran un tercio de la capacidad de refino de Estados Unidos, y obligó a parar a muchas plataformas petrolíferas del Golfo de México. Además, México anunció que en julio su producción había bajado de 2 millones de barriles por primera vez desde 1980, por la crisis de su industria.
No obstante, en esta situación, con precios rondando los 60 dólares, se podrían activar algunas producciones que contribuirían a aumentar la oferta y, por tanto, a retener las subidas.
EMPRESAS:
Gas Natural Fenosa también aprobó cambiar su sede social desde Barcelona a Madrid. Se tomó esa decisión, según informó la compañía a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), "ante la situación política y social que está viviendo Cataluña y debido a la inseguridad jurídica que ello genera, y en tanto se mantenga esa situación".
La energética, participada por Criteria (propiedad de La Caixa), aprobó el traslado la misma tarde en que CaixaBank decidió trasladarse a Valencia "ante la actual situación política y social en Cataluña". Fuentes del grupo explicaron que el traslado se ha planteado como medida temporal para hacer frente al contexto de inestabilidad política actual. La decisión fue adoptada sin voces discrepantes en el Consejo de Administración y ante el riesgo de que la situación de inestabilidad provocara una huida de capital en la empresa dado el alto nivel de inversores internacionales que hay entre su accionariado.
Además, la posibilidad de que la situación en Cataluña se complicara ha inquietado a las agencias de calificación de riesgos. La decisión no fue fácil, puesto que, con 174 años de historia, Gas Natural es una de las empresas más emblemáticas de Barcelona.

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