viernes, 14 de diciembre de 2018

SITUACIÓN ECONÓMICA ESPAÑOLA Y MUNDIAL A DICIEMBRE 2018: desaceleración mundial y aterrizaje.


Casi todos los centros de análisis económico esperan un aterrizaje suave de la economía mundial. Ahora bien, las tensiones comerciales internacionales, las sorprendentes por inesperadas circunstancias políticas, y los acelerados cambios y riesgos que existen a nivel europeo y mundial, podrían agravar la desaceleración.  

GLOBAL:

La marcha de la economía mundial muestra el haber alcanzado el auge de su expansión, pero la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) lleva tiempo alertando sobre un posible aterrizaje más turbulento de los esperado: los renovados bríos proteccionistas y las tensiones o enfrentamientos comerciales internacionales, han comenzado a afectar negativamente al crecimiento económico.
Otro riesgo que está apareciendo en el horizonte, afortunadamente aún no materializado, es de la inflación debida al aumento habido de los precios de los crudos petrolíferos.
La OCDE, en su último informe de perspectivas de crecimiento, alerta respecto a que "aunque las condiciones del mercado laboral siguen mejorando, con tasas de desempleo en sus niveles más bajos desde 1980, el crecimiento de la inversión y del comercio han sido más suaves de lo anticipado; las condiciones del mercado financiero se han endurecido; y la confianza se sigue atenuando".
En esas circunstancias, la organización espera que tenga lugar un leve descenso de la economía global, tras haber alcanzado, en el año que acaba, su punto máximo, con un crecimiento del 3,7%. En 2019 y 2020 se reducirá el crecimiento del PIB mundial.

BRASIL:

El Ejecutivo de Brasil ha reducido la previsión de crecimiento de su PIB al 1,4 % para este 2018 (su anterior estimación fue del 1,6 %).  
A comienzos de este año, se esperaba un aumento del 3%, pero ha tenido lugar una continúa bajada de las previsiones, señalando que, vienen motivadas por la huelga de los camioneros de mayo, los problemas en Argentina y las guerras comerciales a nivel global.
Muy negativo es el cambio de pronostico respecto a la inflación esperada a un 4,3 % de aumento en el nivel general de precios en este año que acaba. Si bien, la estimación aún está por debajo del rango objetivo del Banco Central de Brasil de 4,5 % (+/- 1,5 %).
Las perspectivas son de una mayor recuperación durante el próximo ejercicio, aunque sigue habiendo una gran incertidumbre sobre cómo la nueva administración del presidente electo Jair Bolsonaro, que asumirá el cargo el 1 de enero, incidirá en la actividad económica.

ESTADOS UNIDOS:

Frente al aumento de las críticas del presidente Trump, Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense, en su intervención ante el Economic Club de Nueva York, declaró que sigue defendiendo el proceso de normalización de la política monetaria seguido hasta ahora por Banco Central de Estados Unidos.
Frente a las críticas del presidente republicano, el presidente de la autoridad monetaria ha utilizado un discurso muy moderado, tratando de atajar la posible incertidumbre en Wall Street, al señalar que las tasas de interés se encuentran “justo por debajo” de lo que se considera una posición neutral para la economía.
Powell ha señalado que la economía estadounidense está avanzando a un ritmo anual del 3%, y que su tasa de desempleo está situada en el 3,7% (prácticamente pleno empleo).
Recalcó que los tipos de interés “siguen estando bajos” cuando se toma como referencia la tendencia histórica, e insistió que la estrategia que está manteniendo la Fed es la de equilibrar los riesgos. Por este motivo, volvió a repetir que no hay un curso preestablecido y que las decisiones se guiarán por los datos.
Para la Reserva Federal, el encarecimiento del precio del dinero tiene como objetivo evitar que se recaliente la economía por un exceso de estímulos.
Powell comenzó su mandato durante el mes de febrero pasado en febrero. Desde entonces, se han llevado a cabo tres aumentos de los tipos. La próxima reunión será el 18 y 19 de diciembre, y las tasas de interés, desde el pasado septiembre, están entre una banda del 2% al 2,25%.
Además, se espera una moderación del crecimiento estadounidense, una vez que se agoten los efectos de los estímulos fiscales de Trump. También constituyen un freno económico, la desaceleración global, las tensiones geopolíticas y la batalla arancelaria.
También ha señalado Powell como otro elemento de riesgo, la subida de la deuda o endeudamiento empresarial.
Las encuestas señalan como posibles tres nuevos aumentos de los tipos de interés durante el próximo 2019. Sin embargo, en Wall Street se esperan como mucho dos subidas de las tasas.
En otro orden, en la clausura del G20 en Buenos Aires, los presidentes de Estados Unidos y de China, acordaron concederse 90 días para intentar negociar una solución a la guerra comercial entre las dos grandes potencias económicas mundiales. Pero más allá de seguir negociando, no lograron avances de calado. Los desacuerdos fundamentales que han motivado la guerra comercial siguen encima de la mesa.
Mediante este pacto, Estados Unidos aplaza dos meses la subida de aranceles por 200.000 millones de dólares (unos 176.600 millones de euros) en productos chinos con la que Trump había amenazado para el próximo 1 de enero. China, por su parte, ha accedido a comprar una “cantidad sustancial” aún no concretada de productos estadounidenses, especialmente en sectores como el agrícola, el energético y el industrial, según un comunicado de la Casa Blanca. En el caso de los productos agroalimentarios, las compras se producirán de inmediato.
Igualmente, se ha acordado que comiencen de inmediato las conversaciones en torno a cinco áreas en las que Estados Unidos exige reformas a China: la transferencia forzosa de tecnología, la protección de la propiedad intelectual, las barreras no arancelarias, la piratería y las incursiones informáticas, los servicios y la agricultura.
De esta forma, ambos países han ganado tiempo: Trump, obsesionado con los mercados bursátiles, evita el efecto de un anuncio de aranceles después de las caídas de octubre y noviembre. Y las compañías estadounidenses ganan tiempo para ajustar sus cadenas de suministros. Pekín, por su parte, ve alejarse la amenaza de nuevos gravámenes a sus productos hasta después de la pausa del Año Nuevo chino (en febrero).
En todo caso, las conversaciones van a ser muy complicadas: como ha dicho el economista Roubini, “será muy difícil conseguir un acuerdo en 90 días dado, lo alejadas que se encuentran ambas partes”. Salvo que Trump ceda en la escalada de tensión por la desaceleración de la economía y la corrección de los mercados, ya que una guerra comercial no conviene a nadie.
Evidentemente, no se han resuelto los problemas, pero se ha conseguido un nuevo marco para continuar las conversaciones futuras.
Con todo, la tregua representa un alivio temporal para los mercados y Ejecutivos mundiales. Las tensiones entre China y Estados Unidos habían sido uno de los asuntos dominantes en la reunión del G20. La directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, había pedido una tregua en un comunicado al término de la cumbre: “las presiones sobre los mercados emergentes han crecido y las tensiones comerciales han comenzado a tener un impacto negativo mundial”.

EUROZONA:

Según el informe anteriormente citado de la OCDE, la eurozona acabará este año 2018 con un crecimiento del 1,9%, que bajará al 1,8% en el próximo ejercicio, llegando a caer hasta el 1,6% en 2020.
Señala que “una política monetaria acomodaticia, una política fiscal suavemente expansionista en 2019, un crecimiento sólido del empleo y condiciones de financiación favorables, proporcionan apoyo a la demanda doméstica, pero están apareciendo vientos de frente por una demanda externa más débil y una mayor incertidumbre política existente".
Se insta a Europa para que “complete" su unión monetaria, sobre todo ante el "frágil ambiente" imperante. "Es urgente que Europa complete su unión bancaria. Y avances hacia el establecimiento de una capacidad fiscal común ayudarían a mantener la confianza en la capacidad de la zona euro de reaccionar ante shocks y mantener el crecimiento".
Con respecto al Brexit, señala la OCDE que "es imperativo que la Unión Europea y el Reino Unido logren un acuerdo que mantenga la relación más estrecha posible entre las partes".
En relación a los precios, según los datos publicados por Eurostat, la tasa interanual de inflación de la eurozona se situó en octubre en el 2,2%, una décima por encima de la subida registrada el mes anterior, lo que representa el mayor incremento de los precios desde diciembre de 2012. Mientras que en el caso de la Unión Europea (UE) la tasa de inflación se situó también en el 2,2%, frente al 2,1% del mes anterior.
Entre los componentes del índice, el precio de la energía registró una subida interanual del 10,7%, frente al incremento del 9,5% de septiembre, mientras el precio de los alimentos frescos subió un 2,1%, por debajo del alza del 3,2% del mes anterior. En el caso de los servicios, estos se encarecieron un 1,5% en octubre, dos décimas más que en septiembre.
De este modo, sin tener en cuenta el impacto de los precios de la energía, la tasa de inflación de la zona euro se situó en octubre en el 1,3%, la misma subida registrada en septiembre, mientras que, al excluir también la evolución de los precios de los alimentos frescos, la tasa de inflación interanual fue del 1,2%, una décima por encima de la lectura de septiembre.
Al dejar fuera del cálculo el efecto de la subida del precio de la energía, así como la de los alimentos frescos, el alcohol y el tabaco, la tasa de inflación subyacente se situó en el 1,1%, frente al 0,9% del mes anterior.
Entre los países de la UE, las menores subidas de precios se observaron en Dinamarca (0,7%), Portugal (0,8%) e Irlanda (1,1%), mientras que las mayores tasas de inflación correspondieron a Estonia (4,5%), Rumanía (4,2%) y Hungría (3,9%).
Por otro lado, en relación al Reino Unido, en un informe del propio Banco de Inglaterra, se asegura que una salida desordenada de la Unión Europea, si los diputados rechazaran el acuerdo cerrado con Bruselas, podría causar un daño económico superior al de la reciente crisis financiera, con una reducción del PIB de hasta el 8%. Los precios de la vivienda, según el documento de esta institución, podrían bajar hasta un 30% y la inflación dispararse al 6,5%. En la recesión de 2008, la economía de Reino Unido se desplomó un 6,5%.
La economía del Reino Unido crecerá menos después del Brexit.  Según el citado informe, incluso si el acuerdo alcanzado por May con la UE saliera adelante, el PIB se reduciría en un 3,9% en los próximos 15 años.
Ahora bien, en el marco de un Brexit duro (sin acuerdo con la UE), la economía de Reino Unido vería reducido, en los próximos 15 años, su PIB hasta 10 puntos (es decir, unos 170.000 millones de euros).
Es más, se dice que incluso, aunque se alcanzase un Acuerdo Comercial similar al que existe entre la UE, Canadá y Noruega, que permitiera a Reino Unido permanecer en el Área Económica Europea, se reduciría en un 1,4% el PIB del Reino Unido. Desde luego las ventajas del abandono del Reino Unido, no parece que vayan a ser económicas.
Por lo que respecta a Alemania, por primera vez en tres años, se contrae su economía. El producto interior bruto (PIB) de la mayor economía de Europa cayó en el tercer trimestre de este 2018 un 0,2%, frente a la subida del 0,5% registrada en el trimestre anterior.
Según la Oficina Federal de Estadísticas, la caída se debió al debilitamiento de las exportaciones y al descenso del gasto de los consumidores.  El frenazo, claramente, está relacionado con el contexto de guerra comercial desatada por el presidente de  los Estados Unidos.
Ha explicado la Oficina de estadísticas citada, que "el ligero descenso trimestral del PIB se debió principalmente a la evolución del comercio exterior, después de que las exportaciones bajaran en el tercer trimestre y aumentaran las importaciones respecto a los tres meses precedentes”.
En cuanto a la demanda doméstica alemana, ha habido señales contrapuestas: en la construcción fue superior a la del trimestre anterior, mientras que el gasto de los hogares disminuyó. Respecto al gasto final en consumo del Gobierno (Gasto Corriente) fue ligeramente superior al observado en los tres meses anteriores.
La Oficina de Estadísticas germana no menciona un problema que está afectando a la poderosa industria automotriz alemana y que ha influido en la caída del PIB: varios economistas han señalado que la debilidad de la economía alemana está relacionada con la abreviatura WLTP, la nueva norma mundial de pruebas de gases de escape de automóviles, que entró en vigor el 1 de septiembre pasado.
Los principales fabricantes alemanes no fueron capaces de obtener la certificación para sus modelos en la fecha límite, un problema que afectó directamente su producción a partir de agosto. Volkswagen, por ejemplo, redujo la entrega de sus coches en Europa en un 7,1% en octubre. La certificación afectó drásticamente a Audi, cuyas ventas en Europa bajaron un 53% en octubre.
“Los fabricantes alemanes no han pasado el nuevo procedimiento de prueba a tiempo para todos los tipos de vehículos y, por lo tanto, han tenido que reducir la producción en el tercer trimestre”.
Durante los meses de julio a septiembre, se ha ralentizado la industria germana del automóvil. "La economía alemana se contrajo en el tercer trimestre porque la industria automotriz tuvo problemas con la introducción de nuevas pruebas de emisiones. Pero incluso sin este efecto, el PIB alemán apenas habría crecido debido a la disminución de la demanda de China. Debido a la lenta certificación de los tipos de automóviles, la producción alemana ha tenido que recortarse notablemente, con daños colaterales para otras industrias”.
Sin embargo, frente al miedo a una nueva recesión económica, la mayoría de analistas esperan que, en el cuarto trimestre, la economía alemana haya vuelto a crecer porque es probable que los fabricantes de automóviles vuelvan a aumentar gradualmente la producción.
Por otro lado, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, ha declarado de nuevo que la institución mantiene su decisión de poner fin a su programa de compra de activos al término de este mes de diciembre, de modo que las adquisiciones cesarán en enero. Todo ello, pese a los datos económicos más débiles que hemos comentado.
No obstante, Draghi ha señalado que "se mantendrá un nivel significativo de estímulos monetarios". Aunque la inflación nominal aumentó en octubre una décima, hasta el 2,2%, la inflación subyacente (excluye los precios de energía y alimentos frescos) se mantiene "débil. Si bien, hay buenas razones para confiar en que la inflación subyacente aumentará gradualmente en adelante apoyada en la fortaleza de la demanda interna y el aumento de los salarios”.
Así, el BCE confía en que la inflación convergerá hacia el objetivo de la institución de situarla en cotas cercanas pero inferiores al 2%, y "se mantendrá aun después del fin gradual" del programa de compra de activos.
El BCE redujo en octubre sus compras de Bonos a 15.000 millones de euros mensuales.
Como se evidencia, Draghi ha manifestado considerar que frente a las "incertidumbres actuales debemos ser pacientes, prudentes y persistentes a la hora de calibrar la política monetaria”.
El Banco Central Europeo está prestando a los bancos semanalmente a un interés del 0%, y les cobra un 0,4% por el exceso de reservas o encaje bancario (depósitos que estos mantienen en el BCE).
No obstante, también ha recordado Draghi, que el PIB de la eurozona ha crecido un 0,2% en el tercer trimestre de este año, frente al 0,4% registrado en los dos previos.
En relación a las reformas precisas para afianzar el Euro, a punto han estado los Ministros de Finanzas de no alcanzar acuerdo alguno: después de 18 horas, consiguieron un acuerdo mínimo respecto al “respaldo fiscal para las quiebras bancarias y una reforma del fondo de rescate (Mede)”. A partir de ahí, consiguieron ponerse de acuerdo sobre un desacuerdo: trabajarán en un presupuesto de la zona euro, pero sin la perspectiva de que este actúe como estabilizador de las economías ante recesiones.
Tras diversas escaramuzas, la discusión central llegó cuando se abordó el Presupuesto de la zona euro. Ahí afloró de nuevo la línea norte-sur. Los ministros tenían en sus manos dos documentos: el de la Comisión Europea y el elaborado por Francia y Alemania. El último, centrado en las inversiones y anclado en el Presupuesto de la UE, perseguía tres objetivos: la convergencia y la competitividad, pero también la estabilización de los países de la moneda única en tiempos de crisis.
El ministro holandés, rechazó cualquier mecanismo que contuviera la palabra “estabilización”. Esa misma línea roja, pero en sentido contrario, era la que se había marcado Francia: ese vocablo debía aparecer. Y ahí se ancló la discusión: el debate va sobre la ortodoxa estricta disciplina de fiscal, y su relajación en los casos necesarios de depresión y estancamiento económico.
Se argumentó a Holanda que estaba impidiendo el avance del proyecto europeo.
Tras varios amagos del francés de dejar la reunión, ninguna de las partes se movía, finalmente, casi por agotamiento, se llegó a un redactado asumible por ambos: se ataron las reformas sobre la Unión Bancaria y se descafeinó el proyecto de la zona euro en la declaración final. La palabra en cuestión aparecía, pero en el párrafo sobre el desacuerdo.
En el documento, los países se encomiendan la tarea de trabajar en “el diseño, la implementación y el calendario” de un instrumento para “la convergencia y la competitividad” de sus países. Y a continuación detalla que en la reunión se abordó la función de “estabilización” de ese instrumento e incluso el seguro de desempleo, pero sin llegar a una “opinión común al respecto”. “Las discusiones técnicas continúan”.
Por lo tanto, se salió de la reunión con la misma discrepancia, ya que hay un grupo de países que no está de acuerdo con la función de estabilización económica de los presupuestos”. Los amantes de la Teoría Macroeconómica apreciaran que sigue en vigor la vieja discusión clásica – keynesiana.
Finalmente, para el necesario Fondo de Garantías de Depósitos, no se hizo absolutamente nada.

ESPAÑA:

Nuestra economía tampoco se libra de esta bajada de las previsiones económicas: el informe citado de la OCDE pronostica ahora que la economía española crecerá este 2018 el 2,6% (hace seis meses preveía el 2,8%). También se revisan a la baja las previsiones para el 2019 (un 2,2%) y para 2020 (un 1,9%). Sin embargo, a pesar de este menor crecimiento, la tasa de paro, aunque se mantendrá elevada, continuará disminuyendo (al 15,3% este año y al 13,8% en 2019).
Sin duda, está teniendo lugar el agotamiento de “los vientos de cola” que venían propulsando a nuestra economía: El fuerte repunte de los precios del petróleo (de 25 dólares el Barril de Brent, hasta los 85 dólares), el estancamiento de los salarios, que además deriva en una tasa de ahorro bajo mínimos, propicia una renta personal disponible más baja. Todo ello, ocasiona que se contenga el consumo familiar.
Tampoco las previsiones de la Comisión Europea, siguiendo la desaceleración de la región, mantiene las previsiones iniciales de crecimiento para España: según las previsiones de otoño la economía española crecerá el 2,6% este año y el 2,2% el que viene a causa sobre todo de la desaceleración del consumo privado.
Bruselas tampoco cree que el Gobierno Sánchez vaya a cumplir con el objetivo de déficit del 1,8% del Producto Interior Bruto (PIB) al considerar que los ingresos previstos en el borrador de Presupuestos están hinchados, lo cual implica que los ajustes sean prácticamente nulos. Según el informe, España cerrará el ejercicio que viene con un desfase presupuestario del 2,1%.
Tras cinco años consecutivos de crecimiento, el informe que la Comisión Europea ha presentado aprecia ya “signos de una leve desaceleración”, en especial por la pérdida de fuelle de las exportaciones. En línea con lo que ocurre en el conjunto de la zona euro, Bruselas prevé que España crezca este año dos décimas menos que en su último informe de perspectivas. Esa dinámica, además, se irá confirmando en los dos próximos ejercicios. "La economía europea aguanta bien, con un crecimiento que se va a reducir respecto al año pasado, pero todavía con una disminución del desempleo, de la deuda y del déficit público".  
La subida de los precios del petróleo y la desaceleración del consumo privado son las razones que explican la ralentización, pero esto no llevará a España a la cola de la zona euro, ya que aún continuaremos creciendo más que el resto de economías de la zona euro (en conjunto crecerán el 2,1% en 2018 y el 1,9% en 2019, y no hay visos de que lo haga por debajo del 2%, al menos, hasta 2020).
La Comisión Europea ha señalado que se seguirán creando puestos de trabajo de forma “robusta” y los salarios crecerán “aceleradamente”, sobre todo debido al caso de que llegue a materializarse la subida del salario mínimo que repercutirá positivamente en el consumo y aumentará el ahorro. Sin embargo, la Comisión valora con precaución ese incremento de más del 20% en un año: si bien estima que la masa salarial crecerá alrededor del 0,35%, también opina que supondrá que dejen de crearse alrededor de 70.000 empleos en dos años, según han explicado dichas fuentes comunitarias.
Sobre 2018, Bruselas sí cree que España va a cerrar este año con el déficit que ya contempla la ministra de Economía, Nadia Calviño, del 2,7% del PIB. Supone más, de lo que deseaba la Comisión Europea (lanza cierto dardo al Gobierno de Mariano Rajoy), ya que considera que supone una lenta reducción, en buena medida debido a las medidas de gasto que adoptó el anterior Ejecutivo en cuanto a pensiones y salarios de funcionarios para este mismo año. Y la Comisión Europea opina también que el Ejecutivo de Pedro Sánchez corre ese mismo riesgo.
La principal discrepancia, en todo caso, está vinculada con la cifra de déficit que maneja para el ejercicio 2019, donde el Gobierno Sánchez prevé terminar con el 1,8% frente al 2,1% que estima Bruselas.
En relación al mercado de trabajo, según las estadísticas del Paro Registrado, tras un muy buen mes de octubre, en que se batió un récord en el alza de empleo, se ha vuelto a frenar durante el mes de noviembre.
La afiliación media a la Seguridad Social cayó en 47.449 cotizantes, un 0,25% menos, según el Ministerio de Trabajo. La cifra total queda así en 18,94 millones de afiliados. 
El paro registrado, aunque poco, algo disminuyó: el número de inscritos en las oficinas públicas de empleo se redujo 1.836 personas, hasta quedar en 3,25 millones. Es el primer noviembre en que baja el paro desde el año 2015.
El mercado de trabajo, realmente, está sufriendo raros altibajos: durante el pasado mes de octubre se creó más empleo que nunca en ese mes. Noviembre, en cambio, ha dado un disgusto mayor del previsto. Esos casi 47.500 afiliados menos son el peor dato desde 2013.
Detrás de estos vaivenes, se encuentra un sector con un comportamiento muy estacional como la agricultura que el mes pasado destruyó casi 10.000 empleos y el anterior había ganado más de 30.000.
Aunque a los malos datos del mes pasado, contribuyó sobre todo la finalización de los contratos en la hostelería. El final definitivo de la campaña veraniega ha supuesto la caída de más de 110.000 afiliados en esta rama de actividad. Y eso no ha sido compensado por otras como la educación o el comercio, que ganaron menos empleo entre ambas.
Como ya ocurrió en octubre, el desempleo y la afiliación no tuvieron un comportamiento acompasado, es decir, bajó el número de ocupados y, en cambio, descendió también el de parados. Esto se explica por varios motivos, uno de ellos es la mayor caída de la población activa (aquellos que se ofrecen en el mercado de trabajo, suma de los parados y los ocupados, o personas en edad y disposición de trabajar o con trabajo). Si este grupo baja bastante, puede darse el caso de que, aunque también baje el empleo, la caída del paro le supere.
El comportamiento de la afiliación a la Seguridad Social devuelve el mercado laboral español a la senda de la desaceleración lenta. Aunque la tendencia sigue siendo de un crecimiento a muy buen ritmo. Lo que sucede es que cuando estos datos se comparan con los muy buenos de 2016 y, sobre todo, de 2017 sí que se observa un ligero freno. Por ejemplo, en los últimos 12 meses el aumento de cotizantes ha sido del 2,87%, justo el mismo porcentaje que en septiembre y vuelve a situarse por debajo del 3%, cota que se había recuperado en octubre.
Se está observando la desaceleración económica de la industria, un sector que depende más que otros de la actividad exterior y las exportaciones. También se está resintiendo la construcción. Entre ambas, suman más de dos millones y medio de afiliados solo en el régimen general (el de los asalariados). Y si a ella se añaden la hostelería y el comercio, otras que se dejan algo de impulso, el volumen total de cotizantes supera los 6,3 millones de personas, un tercio del total del mercado laboral.
Por lo que respecta a la evolución de los precios, finalmente, la inflación armonizada de la economía española se situó en octubre en el 2,3%, lo que implica un diferencial de precios de una décima desfavorable para España, la mitad que en septiembre.
Y durante el pasado noviembre el Incremento de Precios al Consumo (IPC) parece acabar el año moderadamente: durante ese mes se situó en el 1,7%. Por lo tanto, inferior a la habida en octubre. 
Por otro lado, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), se ha sabido que la revalorización de los salarios se frenó el año pasado. En términos reales, ajustada a la inflación (por tanto, el salario real), tuvo un repunte del 1,8% el año pasado, seis décimas menos que en 2016, y lejos del máximo alcanzado en 2013, cuando subieron un 2,7%.
Un crecimiento que en Europa fue cercano a cero el año pasado, tras subir un 1,3% en 2016 y un 1,6% en 2015 por la desaceleración registrada en los salarios de Alemania (0,9%) y Francia (0,1%) y la caída de los salarios reales en España e Italia.
En el caso español, la OIT apunta que el salario real cayó el año pasado un 1,8%, el mayor retroceso de los últimos cinco años. Las cifras contrastan, eso sí, con las publicadas hace unas semanas por Estadística, según las cuales el salario bruto medio mensual de los 15,68 millones de asalariados españoles aumentó un 0,6% nominal en 2017, hasta los 1.889 euros en 12 pagas. Si bien, en términos reales el trabajador con una remuneración media habría perdido poder de compra, ya que el ejercicio se cerró con un alza del IPC del 2% en 2017.
En los últimos diez años, la retribución real de los empleados españoles cayó, según la OIT, en un 0,3%. Se sitúa así entre los cinco países de Europa con contracción de las retribuciones, solo superada por Reino Unido (-0,5%), Italia (-0,6%) y Grecia (-3,1%), frente al crecimiento del 0,7% experimentado en la región entre 2008 y 2017.
Respecto a la brecha salarial de género, según la OIT, el informe apunta a que en los países con economías avanzadas la brecha salarial de género se amplía a medida que el nivel salarial es mayor. Todo lo contrario que los países menos desarrollados, donde las mayores diferencias se producen en los tramos inferiores.
Sobre el peso que tiene la educación en la retribución de los trabajadores, la OIT constata que, pese a las diferencias entre países, el nivel de educación tiene un peso relativamente bajo en la brecha salarial entre hombres y mujeres. En el caso de las economías más avanzadas, considera que el nivel de formación representa menos de un punto porcentual de la brecha salarial.
En el caso español, la brecha de género es mayor en el sector privado que en el público y más elevado entre los empleos a tiempo parcial que en las jornadas completas.
Finalmente, según el Banco de España, citar que la deuda del conjunto de las administraciones públicas españolas subió en 11.819 millones de euros en el mes de septiembre, hasta los 1,174 billones de euros, un 1% más que en agosto, por lo que marca de nuevo un máximo histórico y se sitúa en alrededor del 98% del PIB.
Con el incremento en septiembre, la deuda pública mantiene la senda alcista que ha venido marcando en los últimos años, tras el retroceso de julio (-0,3%), y supera el máximo histórico registrado en el mes de junio de este año (1,163 billones de euros).
En términos interanuales, la deuda de las administraciones públicas creció en 41.540 millones de euros, un 3,6% más que en septiembre de 2017.
Por administraciones, buena parte del incremento de la deuda pública en septiembre se debe al repunte de la deuda del Estado, que se elevó en 13.308 millones de euros, hasta los 1,03 billones de euros, lo que supone un alza mensual del 1,3% y una subida interanual del 5,2%.
Igualmente, la deuda de las Comunidades Autónomas también se elevó en septiembre en 161 millones, prácticamente lo mismo respecto al mes anterior, pero se elevó un 2,3% frente a septiembre de 2017, hasta situarse en 291.185 millones de euros.
A su vez, el endeudamiento de las Corporaciones Locales creció en 615 millones, hasta los 28.433 millones, un 2,2% más con relación a agosto, pero un 7% inferior a hace un año.
Por último, la deuda de las administraciones de la Seguridad Social se mantuvo en el noveno mes del año en 34.863 millones, el mismo nivel que en los tres meses previos, si bien representa un repunte interanual del 50,3%, puesto que en septiembre de 2017 era de 23.187 millones de euros.

MERCADOS:

La Bolsa española negoció 40.955 millones de euros en renta variable en el mes de noviembre, lo que supone un descenso del 11,1% respecto al mismo mes de 2017 y un 24,2% menos que en el mes de octubre, según los datos remitidos por BME a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Las operaciones en noviembre fueron un 13% menos que un año antes y un 14,7% menos que en octubre, al alcanzar los 3,7 millones de negociaciones.
En cuanto al acumulado anual, la Bolsa española ha negociado 548.718 millones de euros (-9,1%) y 41,12 millones de operaciones (-13,7%).
No obstante, ya saben aquella frase de que “si no hay noticias son buenas noticias”, pues parece que se ha cumplido el pasado mes en la Bolsa, ya se ha comportado mucho mejor que las restantes plazas financieras, recuperando un 2% del 5,3% perdido el mes anterior.
Eso sí, hay sensación de miedo en el mercado. La desaceleración económica va por zonas, pero todos esperamos, que, de alguna manera, nos afectará. Todo ello, cuando muchos sienten un exceso de las cotizaciones en la Bolsa norteamericana.
Con respecto al mercado del petróleo, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados están trabajando hacia un acuerdo que reduzca la producción de crudo en al menos 1,3 millones de barriles por día, pero que la resistencia de Rusia a realizar estos recortes significativos en el bombeo, es hasta ahora el principal escollo.
La OPEP tendrá una reunión durante el mes de diciembre, manteniendo negociaciones con aliados como Moscú, en un contexto de descenso en los precios del petróleo por la debilidad económica global y de temor por un exceso de oferta, debido principalmente a una mayor producción en Estados Unidos.
El líder de facto del cartel, Arabia Saudita, ha destacado la necesidad de realizar reducciones drásticas en la producción petrolera a partir de enero, pero se encuentra bajo la fuerte presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que ayude a apoyar la economía mundial con unos precios más bajos del crudo.

EMPRESAS:

El Corte Inglés y el Grupo Alibaba han firmado un acuerdo de intenciones para colaborar en el desarrollo de nuevas oportunidades de negocio en el entorno del comercio online y mejorar la estrategia de gestión del cliente.
En un comunicado conjunto, ambos grupos empresariales han indicado que la colaboración tiene por objetivo progresar en las áreas de comercio minorista y distribución, servicios informáticos en la nube, innovación digital y pagos a través del móvil.
El motivo de la colaboración entre el grupo español de grandes almacenes y el gigante chino es aprovechar sus respectivas “fortalezas” junto a las de sus unidades de negocio y empresas asociadas, que incluyen el sitio web Tmall, la plataforma de pago móvil Alipay, la empresa de servicios en nube para empresas Alibaba Cloud y la tienda online AliExpress.
En este sentido e impulsados por la transformación digital, las compañías buscan beneficiarse de lo “mejor” del mundo físico y del online para lo que analizarán una serie de mejoras en sus respectivas propuestas omnicanales.
Entre las principales iniciativas y proyectos de colaboración, se incluye el acceso de El Corte Inglés a un paquete integral de soluciones tecnológicas proporcionado por Alibaba Cloud, que incorpora el análisis de Big Data (macrodatos) para la toma de decisiones empresariales en tiempo real, así como herramientas de inteligencia artificial para personalizar la oferta y mejorar la atención al cliente.
De esta manera, el Big Data, permitirá a El Corte Inglés analizar de forma “inmediata” grandes volúmenes de datos de cara a tomar decisiones de diferente índole.
En cuanto a la estrategia comercial, el grupo de distribución de España y Portugal utilizará las plataformas de Alibaba para ofrecer a los usuarios en China y en el resto del mundo sus marcas y productos.
Por su parte, AliExpress podrá desarrollar pequeños “stands” de atención al público y otros espacios físicos en los centros comerciales de El Corte Inglés que permitan dar a conocer al mercado español los últimos productos lanzados en la plataforma china.
Ambas compañías se han propuesto también trabajar en la utilización de infraestructuras y canales logísticos, para lo que Alibaba se podrá beneficiar del conocimiento y capacidades logísticas de la empresa española, así como utilizar sus centros físicos como puntos de recogida para compras online a través de AliExpress.
Asimismo, con este acuerdo de colaboración los grupos empresariales avanzan en aspectos relacionados con los medios de pago, ya que el pasado mes de marzo El Corte Inglés firmó un acuerdo con Alipay para hacer más “fáciles” y “seguras” las compras a los turistas chinos que visitan España. Esta alianza ahora suma “relevancia”, puesto que se prevé desarrollar iniciativas conjuntas que generen nuevas experiencias de compra para los turistas chinos.
El director de Alibaba Group para España, Italia, Portugal y Grecia, Rodrigo Cipriani, se ha mostrado optimista ante la firma del acuerdo del que espera unir fuerzas para ofrecer en todo el mundo los “mejores” productos. “Confiamos en que la experiencia y las habilidades aportadas por ambas compañías generarán un valor y unas oportunidades únicas a medida que la cooperación se materialice”

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