martes, 17 de mayo de 2011

MANIFIESTO ECONOMISTAS ATERRADOS

En septiembre de 2010, se publicó en la AFEP (Association Francaise D´Economie politique), el “Manifiesto de economistas aterrados” que está siendo apoyado por multitud de economistas y otros profesionales (profesores universitarios y de otros ámbitos).

El Manifiesto consiste en la denuncia de 10 falsas evidencias, cuyos efectos pueden ser devastadores. En el propio manifiesto se proponen posibles alternativas para su solución y debate social.

Señalan sus autores en el preámbulo, que “la actual crisis es mucho más que una crisis económica. Es también una crisis social que se destaca sobre el fondo de las crisis ecológica y geopolítica, y que sin duda, viene a confirmar una ruptura histórica. Se persigue con el Manifiesto que la ciencia económica clarifique la pluralidad de la opciones posibles, proponiendo un gran debate, de forma que sea la ciudadanía directamente afectada la que decida. En definitiva, que no sean los políticos y los grupos de poder acompañados de sus “voceros” mediáticos, los que impongan las, aparentemente, únicas soluciones.

La economía desde hace algunos años se ha olvidado de su finalidad fundamental (la satisfacción de las necesidades humanas). Las políticas económicas actuales se formulan con total sumisión a las exigencias de los mercados financieros. Nos encontramos inmersos en el llamado “capitalismo financiero”

Los economistas debemos asumir nuestras responsabilidades frente a la sociedad, tratando de explicar a los ciudadanos que está ocurriendo, cuáles son sus posibles consecuencias y qué futuro se nos puede plantear. Todo ello, contra aquellos “pretendidamente expertos” que sólo actúan para justificar “las soluciones inevitables”, que ni son inevitables y, lo que es peor, puede que tampoco sean soluciones, sino todo lo contrario.

La opinión y la participación social deben redirigir a los políticos hacia las necesidades reales de las personas a las que representan.

El manifiesto contiene 10 falsas evidencias, proponiendo a debate posibles soluciones a cada una de ellas. Aunque recomiendo su lectura en un pequeño libro que se ha publicado en español, también se puede acceder directamente al mismo en las siguientes direcciones:

http://www.assoeconomiepolitique.org/?article140&lang=fr

http://economistes-aterres.blogspot.com/2010/09/manifeste-des-economistes-aterres.html

A modo de resumen, se exponen los siguientes hechos:

Desde hace treinta años, con la plena libertad de circulación de capitales, se ha construido un mercado financiero mundial, como único mecanismo eficiente de asignación del capital. Se pensaba, que de esta forma, se alcanzaría una situación más estable que en el pasado.

Pues bien, los precios alcanzados en ese mercado han sido completamente desestabilizadores, excesivos e irracionales, como demuestran las burbujas financieras que, una tras otra, han tenido lugar.

Las alzas de los precios atraen a nuevos compradores, incrementando aún más los precios. La promesa de mayores bonus futuros para los gestores ha reforzado los empujes alcistas, hasta que cualquier incidente imprevisible ha provocado “el reventón” de las sucesivas burbujas que hemos padecido. Algunos ya han realizado sus plusvalías, a costa de los que sufren las pérdidas y de la sociedad en general que ha de soportar los desequilibrios y problemas económicos desencadenados.

El mercado, por tanto, no ha sido eficiente en su objetivo fundamental: la fijación de los precios.

Otro importante problema es que frente al “problema del agente” -no coincidencia de los objetivos de los administradores con la propiedad-, se trató de conseguir que fuesen convergentes fijando a los gestores unas exigencias crecientes de rentabilidades sobre la inversión.

El contrapeso, como presión, para la consecución de los objetivos por los agentes o gestores, es que los capitales no satisfechos, en cualquier momento, pueden marcharse a otra parte (deslocalización). La situación resultante es evidente: la soberanía política y los asalariados se encuentran en franca situación de debilidad.

Por otro lado, la exigencia de mayores (crecientes) beneficios inhibe a la inversión: cada vez resultará más difícil encontrar proyectos competitivos para satisfacerla. Como consecuencia, se impone una presión constante a la baja de los salarios y del poder adquisitivo, lo que contrae a la demanda. Este frenazo a la inversión y al consumo puede conducir a un paro endémico.

Por tanto, se puede inferir que el funcionamiento actual de los mercados financieros, no favorece el crecimiento económico.

La anterior situación, se ha contrarrestado a través del endeudamiento de los particulares y por las burbujas financieras que han creado el espejismo de una riqueza ficticia, al permitir un crecimiento del consumo sin salarios que, inevitablemente, ha de reventar previamente al ineludible ajuste.

En otro punto de manifiesto, se reflexiona respecto al modo de valoración de un titulo financiero: la estimación del flujo futuro de rendimientos que va a generar. Este método precisa de una evaluación financiera que, desafortunadamente, no es neutral: afecta al objeto medido, compromete y construye el futuro que imagina.

Las Agencias de Calificación contribuyen, en gran medida, a determinar los tipos de interés en los mercados de renta fija, por lo que si rebajan su calificación desencadenan subidas del tipo de interés exigido para adquirir los títulos de Deuda Pública del Estado al que se le ha bajado la nota, aumentando o propiciando el riesgo de quiebra que habían anunciado: “sus expectativas dan lugar a la materialización del hecho”.

La explosión reciente de la Deuda Pública en Europa y en el mundo, se debe a los planes de salvamento de las instituciones europeas y, sobre todo, a la Gran Recesión provocada por la crisis bancaria y financiera que comenzó en 2008.

Sin embargo, desde los años noventa ha sido, comparativamente, mucho más importante la caída de los ingresos públicos como consecuencia de la debilidad del crecimiento en ese periodo y, sobre todo, de la contrarrevolución fiscal que la mayor parte de los Gobiernos han emprendido desde hace veinticinco años.

Los Estados europeos no sólo no han armonizado su fiscalidad, sino que se han entregado a la competencia fiscal, bajando los impuestos sobre sociedades, sobre las rentas elevadas y sobre el patrimonio.

Proporcionalmente, esa es la causa más fuerte del crecimiento de la Deuda Pública, y no el crecimiento del gasto.

En otra falsa evidencia, se reflexiona sobre el crecimiento de los gastos públicos: la tasa de crecimiento del PIB no es independiente de los mismos: a corto plazo, los gastos públicos amortiguan la amplitud de las recesiones (estabilizadores automáticos); y a largo plazo, las inversiones y gastos públicos (educación, sanidad, investigación, infraestructuras,..) estimulan el crecimiento.

Si la reducción de los déficits compromete o recorta a la actividad económica, la deuda pública crecerá aún más en el futuro.

Los partidarios de duros ajustes estructurales europeos, olvidan que sus principales clientes son los demás países europeos, por lo que la reducción masiva de los gastos públicos en el conjunto de la Unión Europea, podría agravar la recesión, y motivar un nuevo incremento de la Deuda Pública.

Igualmente, se analiza la creencia de que bajar los impuestos estimula el crecimiento. Quizá sea cierto si se reducen a los que viven de un salario, pero no si se bajan a las clases más adineradas. En este caso, no van a incrementar su consumo, sino su ahorro. Afirman, que ello ha dado lugar a la siguiente injusticia:

La competencia por bajar los impuestos a los más ricos, motiva que su ahorro incrementado se dirija a la compra de los títulos de Deuda Pública que ha crecido por la disminución de los ingresos públicos. Con lo que se ha creado un mecanismo de redistribución inverso: de las clases populares hacia las clases acomodadas, a través de la deuda pública, cuyos intereses se remuneran mediante impuestos obtenidos de todos los contribuyentes.

También se apunta a la prohibición, vigente desde Maastricht, respecto a la suscripción directa por el BCE de emisiones de Deuda Pública de los Estados miembros, que han de recurrir a los mercados financieros. Es cierto, que a consecuencia de la Gran Recesión, los Bancos Centrales (entre ellos el BCE) han adquirido obligaciones a los Estados a un tipo de interés de mercado. Sin embargo, los países del sur (los periféricos, entre ellos España) han sido víctimas de ataques especulativos.

Si la crisis de la deuda se agrava, esos países pueden llegar a una situación insostenible a consecuencia del incremento en los tipos de interés que les exige el mercado, lo que unido a la caída del producto y renta que los planes de ajuste le imponen, dará lugar, de nuevo, a mayores subidas en las primas de riesgo exigidas. Se trata de un círculo vicioso.

Se critica en el manifiesto el enorme deterioro del modelo social de la Unión Europea, fruto del compromiso social posterior a la segunda guerra mundial (protección social y servicios públicos). Frente a la mundialización, Europa no ha asumido especificidad.

Afirman, que la organización de la política económica (independencia del Banco Central Europeo y el Pacto de Estabilidad) está marcada por la desconfianza hacia los Gobiernos democráticamente elegidos, que ven cortada su autonomía en estos ámbitos.

En contraste, no se ha puesto en marcha política alguna en materia de crecimiento o de empleo. No se tienen en cuenta las asimetrías en la situación de cada uno de los países. En definitiva, los objetivos de finanzas públicas establecidos, no tienen en cuenta las situaciones económicas nacionales individuales.

Concluyen que la Europa social se ha quedado en papel mojado: sólo la Europa de la competencia y de las finanzas se ha consolidado realmente.

Por último, se cuestiona el modelo de construcción de la eurozona. La imposición de políticas macroeconómicas semejantes a economías con situación distinta, ha provocado disparidades en el crecimiento. La rigidez monetaria, reforzada por el euro, ha permitido que todo el peso de los ajustes recaiga sobre el trabajo, promoviendo la flexibilidad y austeridad salarial, que se refleja en la pérdida de participación de las rentas del trabajo en la distribución del producto o renta nacional.

Alemania ha sabido liberarse de importantes excedentes comerciales en detrimento de sus vecinos y, sobre todo de sus propios trabajadores, al imponer un descenso del coste del trabajo y de las prestaciones sociales. Ha agrandado sus ventajas comerciales frente al resto de socios en la Unión Europea que, al partir de niveles salariales menos elevados, no han podido tratar a sus trabajadores con tanta dureza.

Previamente a la crisis, las finanzas públicas europeas estaban en mejor situación: el déficit público del conjunto de la eurozona era del 0,6% del PIB en 2007, frente a cerca del 3% en Estados Unidos o Japón. Sin embargo, la zona del euro sufría importantes desequilibrios: los países del norte (Alemania, Austria, Holanda, países escandinavos) limitaban sus salarios y demandas internas, mientras que los periféricos (España, Grecia, Irlanda) experimentaban un crecimiento vigoroso motivado por las débiles tasas de interés y acumulando, al mismo tiempo, grandes déficits exteriores.

La crisis financiera iniciada en Estados Unidos dio lugar, en ese país, a una auténtica política de relanzamiento presupuestario y monetario, al tiempo que iniciaba un movimiento de regulación financiera. En Europa, por el contrario, no se ha sabido impulsar una política coordinada de recuperación, lo que ha supuesto una pérdida del producto relativamente más fuerte en Unión Europea.

En contraste, la Comisión europea exige a los Estados miembros su compromiso de que, con independencia de su real situación económica, sitúen sus déficits públicos por debajo del listón del 3%. A la vez, las diversas instancias europeas continúan reclamando mayores restricciones en los salarios, y modificaciones en los sistemas públicos de jubilación y sanidad, con el evidente riesgo de hundir al continente en la depresión, y aumentar las tensiones entre los países.

La usencia de una efectiva coordinación europea, y de un auténtico presupuesto europeo que contemple la solidaridad que inspiró en sus inicios a las entonces Comunidades, están incitando a los operadores financieros a volverle la espalda al euro, e incluso a especular abiertamente contra él.

3 comentarios:

  1. Apreciado Juan José,

    Agradecerte la sugerencia del presente post revelador, en cuanto al propio manifiesto público y la rebelión implícita del juramento decálogo deontológico adormecido, que asumen los profesionales economistas al licenciarse.

    Efectivamente no es para menos estar aterrados por las consecuencias que pueden devenir de no empezar a tomar conciencia de los problemas existentes y actuar con calma en consecuencia sobre las causas esenciales del actual sistema.

    Así, en cualquier asunto que tratemos, por grande y complejo que sea, muy pocas cuestiones son esenciales, algunas pocas más son importantes y, la inmensa mayoría son irrelevantes.

    Generalmente, pienso y entiendo, que las diferentes ramas de las ciencias debieran interactuar y colaborar para encontrar respuestas y soluciones a multitud de propuestas y problemas propios de cada ciencia, intentando identificar lo esencial de cada cuestión. Por tanto, los problemas actuales, están sometidos a las diferentes interpretaciones del pensamiento más amplio de la propia expresión limitada e imprecisa del verbo
    hablado y escrito que, por su propia naturaleza, nada tiene que ver con la expresión precisa y objetiva de los números de las matemáticas.

    Obviamente, multitud de los problemas económicos existentes actualmente, responden a lo indicado anteriormente, además de a causas y fallos esenciales en sus parciales o inexistentes formulaciones globales, impuestos por los pensamientos de los economistas influyentes y escuelas dominantes que, nada tienen que ver con la objetividad y precisión de las leyes universales de las matemáticas.

    Como siempre, recibe un gran abrazo,
    Juan Bernardo montejb

    ResponderEliminar
  2. Buenos diás Juan Bernardo, muchas gracias por tu comentario.

    Totalmente de acuerdo en lo planteas.

    Un abrazo.
    Juan José Pintado

    ResponderEliminar
  3. Estimado Juan José,

    Gracias por tu consideración y apoyo.

    Me gustaría me contactaras al e-mail montejb@gmail.com, para comentarte sobre un asunto que te puede interesar.

    Un abrazo,
    Juan Bernardo montejb

    ResponderEliminar