Vivimos momentos de una
complejidad extrema. Los problemas se suceden a una velocidad vertiginosa y la
incertidumbre es de tal dimensión, que hacer un pronóstico económico es prácticamente
imposible. Tanto a nivel de la eurozona, como del principal problema de la
economía española – su sector bancario- dónde sigue reinando la falta de
transparencia, continuamos sin conocer la cuantificación o estimación del
deterioro de valor que pueden tener sus activos inmobiliarios.
A todo ello, hay que
añadir la amenaza del posible abandono de Grecia de la eurozona, de
consecuencias, por el peligro de contagio a otras economías, difícilmente
evaluables.
GLOBAL:
En el momento de
redactar este análisis, se ha celebrado una reunión urgente por teleconferencia
de los ministros de finanzas del G-7 (las siete economías más industrializadas
del mundo) para tratar de la crisis de deuda soberana en Grecia y de las
tensiones del sistema bancario en España.
Una vez más se acabó
sin acuerdo, concluyendo que los países europeos cuentan con los recursos para
hacer frente a sus problemas, pero volviendo a urgir a las economías del G-7
(Estados Unidos, Japón, Canadá, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia) para
que actúen con agresividad y efectividad a fin de ayudar a los países con mayores problemas.
Aunque el contenido de lo
tratado es confidencial, las distintas delegaciones coincidieron en señalar que
van a seguir muy de cerca la evolución de la situación hasta la reunión de los
líderes del G-20 en Los Cabos (México) el próximo 18 y 19 de junio. Este
encuentro se celebrará tras conocerse el resultado de las elecciones en Grecia,
el otro punto de preocupación.
La intención es seguir
“cooperando” para afrontar un problema que en principio se limita a la zona
euro, pero que puede acabar salpicando al resto del mundo si fuese a peor. No
obstante, aunque se desconocen las discusiones, es sabido que las autoridades
de Estados Unidos consideran que estas semanas son claves para que Europa
restaure la confianza de los mercados en su sector financiero.
Igualmente, la Comisión
Europea tratando de quitar dramatismo señaló que la reunión se inserta en el dialogo
que de forma regular mantienen sus
miembros.
Como declaraciones de
los principales asistentes, citaremos la
del ministro japonés de Finanzas, Jun Azumi, que precisó que no se trató la
posibilidad de que Grecia pueda abandonar el euro. Azumi reiteró (sin hablar de
medidas concretas) que los representantes europeos serán capaces de manejar la
situación, incluidos los problemas españoles.
Sin embargo, Mark
Sobel, responsable de asuntos internacionales en el Tesoro de EE UU, sí dijo
que, entre las soluciones puestas sobre la mesa, está la de avanzar hacia una
unión fiscal y financiera en Europa.
En el resto del mundo,
la crisis no es contemplada como una falta de recursos o un problema de
solvencia, sino más como “una cuestión política y de falta de acuerdo” sobre
las condiciones que deben cumplirse para que el cortafuegos financiero funcione
correctamente.
Hay que esperar a las
declaraciones de Mario Draghi desde el Banco Central Europeo (BCE) y de Ben
Bernanke desde la Fed. Ni el Banco Central Euroepo, ni la Reserva Federal
tienen en este momento intención de actuar. Pero la incertidumbre obliga a los
dos bancos centrales a no cerrar ninguna puerta.
Alemania ha señalado que
Europa cuenta con los instrumentos necesarios para apoyar a los bancos de la
eurozona. Pero la Administración estadounidense de Barack Obama pide a los
socios europeos que actúen con urgencia. El propio presidente estadounidense se
refirió a la crisis en Europa como “la sombra que se proyecta” sobre su
economía al valorar el pobre dato de empleo en Estados Unidos durante el pasado
mes de mayo.
Hay que señalar que, no
de una forma precisamente apresurada, parece que los líderes europeos quieran
responder ahora con cierta urgencia, aunque haya sido de forma virtual.
La realidad es que al
problema griego y a la debilidad de algunos bancos en España, se suma el temor
a que del estancamiento económico actual, se pase a una fase de recesión más
profunda que se traslade de Europa al resto del mundo.
ESTADOS UNIDOS:
Han saltado las
alarmas, ya que Estados Unidos tan sólo creó 69.000 empleos netos (exceso de
los creados sobre los perdidos) durante el pasado mayo. Y es que la economía de
Estados Unidos se está enfriando… dato también confirmado por la revisión a la
baja de los 77.000 nuevos puestos del mes de Abril.
La tasa de paro
estadounidense durante el mes de mayo subió una décima y se ha colocado en el
8,2%. Se trata del primer aumento en el porcentaje de parados respecto a los
activos, habido durante 11 meses, y por si fuera poco, se ha registrado el
menor ritmo de creación de empleo desde mayo de 2011.
El indicador de empleo
es en esta coyuntura el más importante del mes, por el efecto que tiene en unos
mercados turbulentos y también en la carrera por la presidencia de EE UU. El
consenso de Wall Street anticipaba la creación de 155.000 puestos de trabajo en
mayo y una tasa de paro del 8,1%. Para el presidente Barack Obama es un
pésimo dato el aumento de esta tasa, ya que le complica su reelección.
La recuperación económica
estadounidense es muy lenta, siendo precisa una mayor solidez para que la
expansión pueda acelerarse. Además hay que resaltar, que no sólo se trata de
crear más empleos, también se precisa que
suban los sueldos una vez descontado el efecto de la inflación (los salarios
reales).
Lo anterior es preciso
para reanimar al consumo. En caso contrario, Estados Unidos será más vulnerable
como consecuencia de la crisis europea, y en el caso de que se enfríe la
economía China.
En la actualidad hay
12,7 millones de parados en EE UU, de los que 5,4 millones llevan más de seis
meses sin encontrar un nuevo empleo. Respecto a los jóvenes, el 24,6% del total
de parados son desempleados juveniles.
En todo caso, hay que
señalar que la tasa de paro sería más alta si se tuvieran en cuenta las
personas que abandonan el mercado laboral por desánimo -al no conseguir un
empleo abandonan la búsqueda y que, por tanto, no están contabilizadas como
desempleadas- o por el efecto de la ola de jubilaciones entre la generación
del baby boom.
La Reserva Federal comunicó
hace un mes su previsión respecto al paro: se moverá este año entre el 7,8% y
el 8,2%, y no bajará del 7% hasta 2014. También se ha realizado una primera
revisión del crecimiento en el primer trimestre, (tres décimas a la baja), que
ha venido a confirmar la desaceleración habida al inicio de este año, frente al
crecimiento del PIB en un 3% a final del año 2011.
EUROZONA:
Sin duda a corto plazo,
el aspecto más preocupante es el posible abandono de Grecia del euro. Este
peligroso asunto está muy relacionado con el resultado de las próximas
elecciones en el país heleno.
Ahora bien, ¿qué
incidencia y que efectos ocurrirían de producirse tal hecho?
De entrada hay que
señalar, que no está previsto mecanismo o procedimiento alguno para que un
Estado pueda abandonar la eurozona. Por esa razón, es aún más complejo adelantar
cuál sería el método empleado para llevar a cabo esa separación de Grecia y,
por supuesto, analizar cuáles serían las repercusiones.
Del citado resultado de
la próxima repetición de las elecciones griegas, va a depender la existencia o
no, del liderazgo político preciso en Grecia para que este país se mueva
decididamente en la ruta marcada por la Unión Europea: realizar los ajustes
fiscales y las reformas precisas para permanecer en el euro.
Si el país heleno no
cumpliese los compromisos pactados, podría verse forzado a abandonar el euro,
por lo que el proyecto de integración monetaria podría fracasar completamente,
o por el contario reforzarse si se lograse resolver el problema de Grecia
definitivamente.
Es preciso que Europa
valore la situación derivada de un impago desordenado de Grecia. Ahora bien, la
respuesta europea se verá de nuevo restringida por la debilidad e
insuficiencia de las instituciones, y por la complicada posición fiscal de
algunos Estados. Es por ello, que ante
un escenario de tal tensión, ya no caben decisiones de las autoridades tan
tibias como las tomadas hasta la fecha.
Y, ¿cuáles son posibles
escenarios para Grecia? Analizando los estudios publicados, existe cierto
consenso respecto a los siguientes:
Una primera posibilidad
es que se alcanzase el compromiso de la Unión Monetaria Europea y Grecia. Para
ello, se precisa que los partidos políticos helenos sean mayoritariamente favorables
a cumplir los compromisos del plan de rescate (algunos estiman una probabilidad
de ocurrencia del 50%).
Otra situación posible
consiste en el impago de la deuda externa y mantenerse en el euro. A esta
opción se le asigna mayoritariamente una probabilidad del 10%.
Finalmente, la última
posibilidad (probabilidad del 40%) que ocurriese el impago de la deuda externa,
y la salida del euro, unilateralmente o con un acuerdo previo con el FMI y la
UE.
Se estima que en el
caso más desfavorable –el tercero- las Bolsas se depreciarían de forma
importante, con unas bajadas sobre las ya existentes del 25% al 30%; el euro
sufriría una fuerte depreciación situándose en torno a 1,00 dólares/euro; la
prima de riesgo española podría llegar a 800 puntos básicos; y finalmente caería
el PIB de la eurozona entre un 1,5% y un 2,5%.
En el caso de la
primera posibilidad, la Bolsa subiría de un 10% a un 15%; El euro nuevamente se
apreciaría (se situaría alrededor de 1,35 dólares / euro; la prima de riesgo
española bajaría a 350 o 400 puntos básicos.
Hay que señalar que
diversos analistas sitúan como más probables los escenarios primero y último
(tercero).
A modo de resumen,
señalaremos que:
En estos momentos, no
es posible descartar que Grecia declare el impago y abandone el euro, lo que
supondría un shock excepcional para Grecia, la UEM y la economía mundial (mucho
más severo que el provocado por Lehman Brothers).
El contagio hacia
países más grandes pondría en riesgo la propia existencia de la Unión
Monetaria: los mercados rápidamente empezarían a otorgar probabilidades de
salida del euro al resto de países periféricos e, incluso, no periféricos.
Cualquier opción
conlleva costes y elevados riesgos: la eurozona está obligada a fortalecerse
sustancialmente o corre un riesgo real de romperse. Grecia quiere permanecer en
la UEM y el resto de países de la UEM quieren que el proyecto del euro no
fracase, pero ninguno quiere pagar el precio: Grecia se resiste a las reformas
necesarias para recuperar la competitividad y los países más fuertes se
resisten a las transferencias fiscales necesarias para mantener una moneda
común. No obstante, hay que señalar que todavía es posible evitar escenarios
traumáticos en el que todos los países de la UEM resultarían perdedores.
La realidad, es que
todas las alarmas han saltado: el interbancario está cerrado desde hace meses,
la salida de capitales del euro se acelera, los ahorradores retiran depósitos, y
el crédito se nacionaliza.
En él interbancario,
los bancos se prestan dinero unos a otros a un plazo, la mayoría a un día o una
semana como máximo. Los bancos europeos hace mucho que han dejado de prestarse
dinero, ya que no se fían unos de otros. Los datos del último boletín del Banco
de España apuntan a que las entidades españolas se prestaron en todo el mes de
mayo 54.446 millones de euros en total, la mitad que hace un año y tres veces
menos que en mayo de 2009.
Por otro lado, Peter
Praet (miembro del consejo ejecutivo del BCE) ha llegado a afirmar que “la
crisis soberana europea ha provocado un retroceso en la integración financiera
de la región” y que, de hecho, “la debilidad de la UE para gestionar la crisis
es responsable en buena medida de la que llama “renacionalización parcial” de importantes segmentos del mercado
financiero”, algo incompatible con una unión
Monetaria.
También se ha depreciado
el euro durante las últimas semanas de mayo, ya que los temores a una recesión
mundial han provocado la caída de las principales divisas emergentes, que
buscan refugio en activos considerados seguros como el dólar y el franco suizo.
En España, los últimos
datos difundidos por el Banco de España apuntan a que los recursos retirados
por los inversores internacionales han alcanzado durante el pasado mes de marzo
la cifra de 66.200 millones de euros (un
récord histórico). En total, durante los tres primeros meses del año la salida
de capitales alcanzó los 97.090 millones (un volumen tan importante como el
habido durante todo el año 2011).
El ministro de
Economía, Luis de Guindos, descartaba, en unas jornadas organizadas por el
Círculo de Economía, que esas cifras respondieran a una fuga de capitales o que
sean consecuencia del miedo de los ahorradores, por lo que lo atribuía más bien
a los problemas de financiación de la banca. Pero lo cierto es que los
despachos de abogados de Madrid están inundados de preguntas de sus clientes
sobre las consecuencias que tendría sacar sus ahorros del país y cuáles serían
los trámites apropiados para hacerlo.
El miedo al contagio es
el principal temor entre los inversores. Sobre todo que la salida de Grecia del
euro precipite la huida de depósitos de los bancos, algo que cuando se desata
es difícil de frenar. “La señal de alarma de la situación en la eurozona sería
una retirada masiva de depósitos, no solo en Grecia sino también en el resto de
los países por una desconfianza general hacia el sistema financiero y el temor
al contagio.
Es un episodio que,
potencialmente, podría ocurrir tras las elecciones de Grecia del 17 de junio.
El complejo problema del sistema financiero europeo requiere
soluciones que avancen hacia una mayor integración del mercado bancario. Esta es
la tesis defendida por las autoridades europeas, con el presidente del BCE,
Mario Draghi, a la cabeza: la creación de una unión bancaria, con un supervisor
único, un fondo de garantía de depósitos y un mecanismo que permita inyectar
directamente capital en los bancos con problemas.
El problema radica en
que estos planes requieren largos
trámites nacionales y comunitarios, mientras que los problemas del euro requieren
rápidas y decididas intervenciones.
ESPAÑA:
España dispondrá de un
año más para rebajar el déficit público al 3% del PIB (de 2013 a 2014), con una
salvedad importante: esa posibilidad, estará supeditada al cumplimiento de una
serie de recomendaciones (medidas sobre
pensiones, el sistema financiero, los impuestos, la puesta en marcha de la reforma
laboral…). Además, Bruselas exige varias medidas adicionales de gran calado.
Junto con el acelerón
en el aumento de la edad de jubilación y
el IVA (cuyo incremento ha anunciado ya el Gobierno para 2013, en contra de una
de las numerosas promesas electorales que se llevó el viento), Bruselas
pretende que el Ejecutivo prosiga en la línea reformista dura de los últimos
meses.
Más exigencias: la
Comisión quiere que España cree una “institución fiscal independiente”, como ya
ocurre en países como Suecia y Reino Unido. El objetivo es “proporcionar
análisis, dar consejos y controlar la política fiscal, así como estimar el
impacto presupuestario de las iniciativas legislativas”. Eso es algo que ha
venido reclamando el Banco de España, al menos en privado. Es una extensión del
papel que juegan desde hace décadas los bancos centrales en la política
monetaria, con la puesta en marcha de un consejo independiente que evalúe las
políticas fiscales.
Centrándonos en los
gravísimos problemas del sector bancario en España, el “culebrón” de Bankia, continúa sin despejar: no se ha
materializado el modo en el que tiene lugar su nacionalización; tras una semana
de baile progresivo de cifras respecto a sus necesidades de capitalización
(disminución patrimonial debida a las pérdidas) y frente a la imposibilidad de
aportación por el Estado español, al no disponer de un Banco Central
individual, ni dada la situación hacia España en el mercado financiero, poder
acudir al endeudamiento, no sabemos aún como y de dónde van a salir los fondos
para la capitalización de Bankia.
Es evidente, que habrán
de salir de los socios e instituciones de la eurozona, pero se ha debatido si
el Gobierno español ha de pedir el rescate financiero de los bancos, o
directamente estos recibirían los fondos. Alemania sigue firme en que España ha
de pedir previamente el rescate de los bancos que precisen los fondos.
Hasta la fecha,
seguimos sin conocer las cifras del deterioro de valor de los activos totales
de Bancos y Cajas (casi 3, 5 billones). Sin embargo, es un hecho palpable que
dentro de esa cifra total, los activos tóxicos del ladrillo continúan creciendo
y en los balances de los bancos hay cada vez más inmuebles que las entidades
financieras se quedan por el impago de créditos.
Algunas cifras publicadas,
estiman que los Bancos y Cajas cerraron el año 2011 con más de 180.000 millones
en activos tóxicos, de los que más de 100.000 son créditos problemáticos y unos
85.000 millones son pisos, oficinas, solares, promociones y otros activos
recibidos por impago de deudas.
Se ha publicado en un
importante medio de información, que las cifras de los propios bancos y cajas
sitúan la cifra de activos problemáticos en 188.000 millones de euros,
incluyendo también en el total 6.000 millones en participaciones en firmas
inmobiliarias. A las cajas le corresponden casi 130.000 millones, más del doble
que a los bancos.
Observando el crédito que
se ha destinado a la promoción y construcción inmobiliaria, ninguna entidad en
la que el peso del crédito promotor haya superado el 20% del total ha
subsistido en solitario. Superaron ese listón las intervenidas Caja Castilla-La
Mancha y CAM, las nacionalizadas CatalunyaBanc y NCG Banco y entidades
absorbidas como Caja 3, Caja Duero-España, Banca Cívica o Banco Pastor. La única
excepción es BFA, pero su situación ha hecho necesario un plan de saneamiento
con ayudas públicas. El grupo de Bankia es, con 31.800 millones, el que
tiene más activos problemáticos, pero tiene provisiones específicas de 12.000
millones y genéricas de más de 1.000 millones, superiores a las de muchas
entidades.
Si tratamos de calibrar
el volumen de créditos afectados por el deterioro de valor, suman alrededor de 103.000
millones, de los que bancos y cajas tienen provisiones específicas de algo más
de 30.000 millones. Por tanto, quedan más de 70.000 millones cuya recuperación
depende del valor de las garantías. Pero en casi la mitad del crédito al
sector, la garantía es suelo (59.000 millones) o promociones sin acabar (29.000
millones).
Otra partida clave es
la de los inmuebles adjudicados. Se trata de pisos, oficinas, solares y
promociones que los bancos se han quedado (por embargo o dación en pago). El
cómputo arroja una cifra de 85.000 millones entre los que predomina el suelo
(con 36.000 millones), seguido por las promociones acabadas o en construcción
(con 23.000 millones) y por los pisos y viviendas embargados a particulares
(15.300 millones). También se incluyen aquí participaciones en inmobiliarias
por importe de 6.000 millones como las que se han quedado los bancos al canjear
deuda por acciones, por ejemplo, en Metrovacesa.
La banca ha realizado
provisiones o correcciones de valor sobre esos activos por importe de unos
30.000 millones, de los que la mitad están destinados al suelo. Quedarían más
de 50.000 millones netos en los balances de las entidades.
Como resumen, entre
créditos morosos y subestándar y activos inmobiliarios adjudicados quedan más de 120.000 millones problemáticos
sin provisionar.
El Banco de España
reconoce que sus medidas no han sido suficientes para eliminar la incertidumbre
sobre el valor de los activos relacionados con el sector inmobiliario, y en
particular del suelo, ante el continuo ajuste de dicho sector y el agravamiento
de la crisis.
La realidad, es que buena
parte de las nuevas provisiones iban camino de ser un mero reajuste contable de
partidas ya existentes y que la crisis estaba convirtiendo aceleradamente en
crédito problemático el que antes se consideraba sano.
Además, el FMI, alertó
de la morosidad oculta vía refinanciaciones artificiales de deuda.
La considerable pérdida de confianza internacional en
el sector financiero español, puesta de relieve en una prima de riesgo que ha
batido auténticos record (casi 550 puntos básicos), llevó al ministro de
Guindos a anunciar que cinco firmas “independientes” van
a revisar la salud del sistema financiero español.
La credibilidad de la banca, y con ella la
de España, quedará en manos de un pequeño grupo de consultores y auditores. El
Banco de España y el Ministerio de Economía han seleccionado a la consultora
estadounidense Oliver Wyman y a la alemana Roland Berger para efectuar una
primera evaluación de las carteras de la banca. Pero, además, Economía anunció
que las siguientes empresas auditoras: Deloitte,
KPMG, Ernst & Young y PwC analizaran la morosidad oculta de la banca,
“realizando un trabajo de campo sobre la calidad de los procedimientos de
reconocimiento y dotación de provisiones por insolvencia en la contabilidad de
los grupos bancarios españoles”.
Antes, en la segunda quincena de junio, se
conocerá el resultado de la evaluación general que, sin trabajo de campo,
realizarán Roland Berger y Oliver Wyman sobre los balances del sector
financiero español. Esa evaluación general incluirá una prueba de estrés, esto
es, de la capacidad de resistencia ante un escenario económico más adverso.
La decisión ha sido muy criticada, hasta
por los propios servicios de inspección del Banco de España, ya que esas
consultoras y auditoras van a “desempeñar las labores propias del Banco de
España”, aunque se ha decidido que un pequeño grupo de inspectores acompañen a
los auditores cuando se dirijan a las entidades para analizar sus cuentas en
detalle.
Unido
al hecho de que han aumentado las ventas de Cajas Fuertes en un 30%, se ha
sabido que durante el pasado mes de abril, los depósitos de los particulares y
las empresas no financieras sufrieron la segunda mayor bajada de la serie
estadística del Banco Central Europeo (BCE) , que arranca en 1997.
Los
depósitos de no residentes y residentes bajaron entre marzo y abril en 31.441
millones de euros, hasta quedar en 1,624 billones, según los datos hechos
públicos por el organismo europeo, que ahora debe publicar y detallar el Banco
de España.
No es
una estampida de pánico, ni constituye una salida masiva de capitales, ya
que supone una contracción de no
más del 1,9%, pero se trata de la mayor registrada desde enero de 2010,
cuando se perdieron 32.129 millones respecto al mes anterior. Si se aleja el
foco, en los últimos 12 meses el
nivel de depósitos se ha reducido en 103.735 millones.
En
otro orden, el paro, la congelación de sueldos y el miedo a perder el trabajo siguen
manteniendo bajo mínimos al consumo de las familias españolas, más aún cuando
muchas deben afrontar una alta carga de deuda.
Una de
las mejores maneras de anticipar la evolución del consumo privado es atender lo
que dicen las ventas en tiendas, gasolineras o grandes superficies. En abril
hablaron alto y claro: el índice de comercio minorista registró un descenso del
9,8%, la mayor caída anual en lo que va de crisis.
En la
comparación a precios constantes (que elimina el efecto de los precios) y
corregida de las incidencias del calendario (que iguala los días hábiles), el
índice de comercio minorista acumula ya 22 meses con tasas anuales negativas,
según los datos expuestos por el Instituto Nacional de Estadística.
La facturación real de los comercios es una de las pruebas más contundentes del
calado de la crisis en la economía española. En cuatro años y medio, solo ha
habido un par de meses en los que el índice arrojó una lectura positiva. Y fue
como consecuencia del anticipo de compras que se produjo antes de la última
subida del IVA, en julio de 2010.
MERCADOS:
El
titular de un destacado medio de comunicación especializado en Bolsa, titulaba
la situación vivida como: “perdidas, pérdidas y más pérdidas”. Aunque sea
extremadamente dura la expresión, refleja la realidad vivida durante el pasado
mes de mayo, dónde el Ibex se ha quedado
al borde de perder los 6.000 puntos.
En
particular, la última semana del mayo, ha sido la peor desde agosto de 2011, de
forma que en lo que va de año, la Bolsa española ya pierde un 29% de su valor.
Respecto
a la prima de riesgo, España ha seguido con su “vía crucis” llegando a marcar
el preocupante histórico de 547 puntos básicos sobre el bono alemán a diez
años.
EMPRESAS:
Inditex
se ha situado en la primera posición por capitalización bursátil del mercado,
desbancando a Telefónica. Los inversores tasan el grupo textil en 43.009
millones de euros, es decir, 720 millones por encima del valor que asignan
a la operadora y 1.820 millones más que la capitalización del Banco
Santander.
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