lunes, 3 de febrero de 2014

¿HEMOS SALIDO DE LA CRISIS? ¿Son responsables nuestros políticos?


Quizá por ingenuidad o estupidez, a veces me pregunto:
¿Qué es lo que más interesa a los políticos, ganar las elecciones o solucionar los graves problemas económicos que seguimos padeciendo?
¿Realmente hemos salido de la crisis, o nos encontramos en una situación de estancamiento económico?
Veamos cuál es el cuadro macroeconómico actualmente:
El PIB español creció tres décimas en el último trimestre de 2013, lo que ha supuesto la salida de la recesión (caídas de la producción).
La mal llamada inflación fue del 0,2% -esto no es inflación, sino una debilísima subida de precios- es un dato no demasiado bueno, ya que evidencia la persistencia de la atonía en el consumo y en la demanda.
El INE ha publicado el “índice de comercio al por menor” del pasado diciembre, mostrando una caída, nada menos, que de un 3,5% sobre el mes anterior.
Se trata de un dato tan malo y alejado de la tendencia de los últimos meses, que habrá que esperar a disponer de más información para poder analizarlo.
Además, el hundimiento del consumo de bienes no es coherente con la aparente mejora de la confianza de los consumidores del pasado diciembre.
Por otro lado, hemos registrado un menor superávit de la balanza por cuenta corriente debido al debilitamiento de las exportaciones. Frente a la debilidad de la demanda interna, es fundamental al menos mantener la externa.
La reforma que ha abaratado el despido facilitando a las empresas bajar o congelar los salarios en plena recesión económica, con un fuerte ajuste presupuestario, unida a la desconfianza e incertidumbre, ha generado aún más despidos: hemos acabado el año 2013 con 3,6 millones de personas ocupadas menos que al comienzo de la crisis, escalando la tasa de paro al 26,4%.
Y ahora resulta, que el FMI y la OCDE nos demandan aún más recortes salariales. Esto no encaja muy bien con la clara insuficiencia de demanda existente, es decir del consumo y de la inversión.
Si las empresas no venden, y además el crédito no fluye, no es posible hablar de recuperación. Y si no venden es por la caída de los ingresos, la incertidumbre, el miedo y el nivel de endeudamiento de las economías domésticas y de las propias empresas.
Cuanto me gustaría ver ese cambio de ciclo que se está pregonando a “bombo y platillo”.
No sería más conveniente, que en lugar de preocuparse tanto por las encuestas, y convencernos de lo bien que lo hacen, nuestros representantes se pusieran de acuerdo. Primero en el diagnóstico de la situación, y a continuación, cumpliendo con su alta responsabilidad, acometer las necesarias medidas.
Probablemente, tardaremos bastantes años en alcanzar los niveles de bienestar económico previos a esta crisis, pero por lo menos debería alcanzarse un mínimo consenso en la resolución de los problemas más graves y acuciantes.
Mucho me temo, que nos vamos a adentrar de nuevo en ese proceso de continuas descalificaciones dentro de la casi permanente campaña electoral que vive este país.


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