Los
mercados de deuda y las bolsas han sufrido bastantes vaivenes tras
anunciarse unos malos resultados económicos en China y aparecieran
problemas cambiarios en algunas economías emergentes,
particularmente con el peso argentino.
La
propia Argentina también es un claro síntoma de que la situación
de los países emergentes a medio plazo puede empeorar.
Particularmente, al comenzar la eliminación, por la Reserva Federal
estadounidense, de los estímulos monetarios excepcionales, con lo
que el dólar comenzaría a apreciarse.
GLOBAL:
Las
economías avanzadas crecerán más que en el pasado, compensando el
menor dinamismo de las emergentes.
La
economía estadounidense en la más expansiva de las desarrolladas.
El principal objetivo de las políticas económicas estadounidenses,
la reducción del desempleo, se ha conseguido pasar de una tasa de
paro del 10% en el otoño de 2009, al 7% actual.
Un
año más la eurozona será la región con un crecimiento más débil
y peores tasas de paro. No se espera una variación de PIB muy
superior al 1%, ni tampoco reducciones significativas de la tasa de
paro actual de un 12%.
La
tasa de inflación muy baja (0,7% en diciembre) amenaza con una
situación a la japonesa: estancamiento económico, tipos situados en
prácticamente cero, y débiles caídas de precios.
Sin
estímulos a la demanda en aquellas economías con capacidad de
maniobra en sus finanzas públicas, como es el caso de Alemania, las
consideradas periféricas apenas podrán avanzar en la mejora de sus
principales desequilibrios: el desempleo y el endeudamiento privado y
público.
Esta
débil recuperación no frenará –todo lo contrario- la ampliación
de las desigualdades en la distribución de la renta y de la riqueza
que la crisis está acentuando gravemente.
Y
es que, claramente, la gestión de la crisis las ha ampliado aún
más. Se trata de un hecho que, desgraciadamente, ha ocurrido en la
casi totalidad de las economías avanzadas, pero sus consecuencias
para España son más inquietantes, dado el nivel de endeudamiento de
las familias de menor renta. Todo ello, acrecentado por los recortes
en el gasto público que ocasionan más daño a las familias menos
favorecidas.
Es
innegable la necesidad de sanear las finanzas públicas a medio
plazo, pero la política fiscal tan sesgadamente contractiva, según
muchos analistas no es lo recomendable. Hasta el propio Bernanke lo
he manifestado: “Con las políticas fiscales y monetarias
trabajando en direcciones opuestas, la recuperación es más débil
de lo que sería en caso contrario”.
Es
preciso impulsar la capacidad de producción, lo que aumentaría el
empleo y, por tanto, tendría unos efectos muy positivos para el
consumo y en la reducción de la deuda de las familias.
ESTADOS
UNIDOS:
El
aumento del PIB estadounidense se moderó durante el último
trimestre del año 2013, a una tasa anualizada del 3,2%. Un punto
menos que en el tercer trimestre, que fue mucho más robusto de lo
esperado. Para el conjunto de 2013, la mayor economía del mundo se
expandió a un ritmo de solo el 1,9%, lejos de su potencial y lejos
del 2,8% de 2012, en gran parte por el efecto lastre de la
austeridad.
Sin
embargo, durante el tercer trimestre, la economía estadounidense
creció al 4,1%, un considerable aumento comparado con el 2,5% del
segundo.
El
consumo, del que dependen dos tercios de la economía, subió un 3,3%
(el más alto en tres años). La media tras el fin de la recesión
fue del 2,2%.
Puede
haber ocurrido que los consumidores hayan ajustado sus finanzas al
incremento de los impuestos que entró en vigor al comenzar el pasado
año. Este indicador también muestra el efecto positivo de la
contratación por parte de las empresas. El año pasado se crearon
2,2 millones de empleos. La inversión en bienes de equipo aumentó,
nada menos que, un 6,9% en el cuatro trimestre, frente a solo un 0,2%
en el tercero.
Hay
que destacar, igualmente, la mejora de la balanza comercial
estadounidense, al crecer un 11,4% las exportaciones en el trimestre
y solo un 0,9% las importaciones.
Incluso
el sector inmobiliario aportó una notable aportación al PIB una vez
que tocó fondo en el año 2011. Sin embargo, al final de 2013 ha
mostrado signos de agotamiento, bajando la inversión en nuevas
construcciones un 9,8%.
Actuó
de freno del crecimiento el gasto público, ya que experimentó una
contracción del 12,6%.
De
nuevo aumentaron las existencias en almacén. Esta circunstancia ha
motivado ciertas dudas respecto a la fortaleza real de la economía
de Estados Unidos. Para algunos, no se trata de un tirón de la
producción motivado por un aumento de la demanda.
El
comportamiento de las variables citadas, ha justificado que la
Reserva Federal se sienta con toda libertad para ir retirando los
fuertes estímulos a la economía: Ben Bernanke recortó en otros
10.000 millones de dólares el programa de compra de deuda, que ha
quedado reducido a 65.000 millones mensuales. Se pretende que a final
de 2014 ya haya sido completamente abandonado.
Los
informes de la Reserva Federal estadounidense califican de “moderado”
el crecimiento, esperando su repunte durante los últimos trimestres
de este año. Ha continuado la mejoría en el mercado de trabajo.
Igualmente,
Bernanke señaló que la política monetaria no es la panacea. Por si
sola no puede compensar los recortes fiscales que han perjudicado al
crecimiento de Estados Unidos, ya que “la desaceleración en el PIB
de 2013 refleja la brusca caída del gasto público”.
JAPÓN:
En
el reciente
Foro
Económico Mundial de Davos, el primer ministro de Japón, Shinzo
Abe, exhibió su plan de reformas: “un nuevo amanecer emerge sobre
Japón”, aseguró, defendiendo su política –conocida como
abeconomía-,
de reorientación de la política fiscal expansión monetaria, y
reformas estructurales.
Recordó
Abe que su gobierno ha puesto en marcha medidas para la completa
liberalización del mercado eléctrico, ha aprobado recortes en la
fiscalidad empresarial y reformas en el mercado laboral. “No hay
otro camino. La prioridad de Japón es acabar con la deflación. Es
la única forma de recuperar el crecimiento y aumentar los ingresos
públicos”.
Este
ánimo y optimismo que desprende Japón contrasta con los nubarrones
que, pese a los anuncios a “bombo y platillo”, amenazan a la
economía europea. En el foro de Davos, el expresidente del
Bundesbank y actual presidente de UBS, Axel Weber, advirtió que “no
hay razones para el optimismo con la recuperación europea. Habrá
bancos europeos que no pasen las próximas pruebas de resistencia a
la banca, que debe llevar a cabo el Banco Central Europeo (BCE) en
este primer semestre, y ello puede provocar que se reanuden las
tensiones financieras entre los soberanos. Europa se siente mejor de
lo que está”, afirmó.
ARGENTINA:
La
depreciación del peso argentino respecto al dólar, ha alcanzado
niveles desconocidos desde la crisis del “corralito” en
2001. De forma que ha conducido al Gobierno a dar un fuerte cambio en
su política cambiaría, ya que decidió que los ciudadanos
argentinos puedan volver a comprar dólares en el mercado oficial,
cosa que era imposible desde finales del año 2011.
El
Ejecutivo argentino intenta manejar a la inflación que en realidad
está en alrededor del 25% (según el Gobierno 10%). También
pretende controlar al “dólar paralelo” (12,25 pesos, cuatro más
que el oficial).
Aunque
se le acusa al Gobierno de haber actuado demasiado tarde, la realidad
es que trata de modificar la vía que inició el 28 de octubre de
2011, dónde implantó las restricciones en el acceso a la compra de
divisas (lo que se conoce como “el cepo al dólar”).
Podrán
comprar divisas los trabajadores y pequeños empresarios que ganen el
equivalente a dos salarios mínimos por mes, o sea, 7.200 pesos (unos
900 dólares en el cambio oficial). Los contribuyentes sólo podrán
destinar a la compra de divisas hasta un 20% de sus ingresos
habituales. Por tanto, sólo podrán acceder a los 2.000 dólares
mensuales quienes tengan un salario de 80.000 pesos mensuales (10.000
dólares en el cambio oficial).
EUROZONA:
Según
el dato adelantado del IPC, los precios han vuelto a detenerse
durante el mes de enero. Ha habido un mínimo avance del 0,2% en
tasa interanual (en relación al mismo mes de 2013).
Es
el quinto mes con registros inferiores al 0,5%. Fundamentalmente, se
debe a la bajada de los precios de los carburantes.
La
inflación subyacente (aquella que no tiene en cuenta a los precios
más volátiles como son los energéticos y alimentos) no ha variado,
manteniéndose en el 0,2%. Esta tasa, que mide la tendencia, continúa
en niveles muy bajos debido a la debilidad económica y el famélico
consumo.
De
mantenerse las incertidumbres sobre los emergentes y China, bajarían
los precios del petróleo, y por tanto de los carburantes y el IPC
general.
La
mayoría de las previsiones apuntan a que el IPC se mantenga en bajos
niveles durante bastante tiempo. No se trata, precisamente, de una
buena noticia. El mismo vicepresidente de la Comisión y responsable
de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ha señalado que “los precios
bajos tendrán un impacto negativo sobre la demanda, el servicio de
la deuda y la corrección de los desequilibrios entre los países del
sur y del norte”.
El IPC
del pasado año 2013 ha sido el más bajo desde el año 1961. En
2009, apenas subió el 0,9%.
Los
precios de consumo vivieron durante enero una caída del 1,3%. En ese
mismo mes, la variación anual del indicador adelantado del IPC
armonizado (IPCA) (mide la evolución de los precios con el mismo
método en todos los países de la zona del euro) fue del 0,3%, la
misma que en el mes anterior. De forma que la variación mensual ha
sido una caída del 1,8%.
La
eurozona está padeciendo los efectos secundarios de la política
monetaria estadounidense: el euro se ha mantenido fuerte a lo largo
de toda la crisis (lo que dificulta la recuperación de las
exportaciones) y la eurozona se está viendo amenazada de nuevo por
la deflación.
El
propio Rehn ha señalado que “un periodo de inflación baja
demasiado prolongado obstaculiza los ajustes necesarios en el Sur y
no beneficia a la UE en su conjunto”.
Por
otro lado, la banca es el principal objeto de sospecha ya que sigue
en entredicho la calidad de sus activos. Todo ello a pesar de los
miles de millones inyectados en ayudas públicas.
Sin
duda por esa razón, el Banco Central Europeo y la Autoridad Bancaria
Europea (EBA por sus siglas en inglés) se han propuesto acabar con
las incógnitas en los esperados exámenes al sector financiero
que tendrán como objetivo tratar de detectar los posibles agujeros
que sigan existiendo bajo la alfombra.
Sin
embargo, aunque se esperaban pruebas muy duras (el BCE se juega su
credibilidad), finalmente, a la vista de los detalles conocidos se
alcanzará un nivel medio de dureza. Y es que
la
Autoridad Bancaria Europea ha tratado de alcanzar cierto equilibrio
entre el auténtico miedo de los Gobiernos y la severidad que
solicita el BCE.
Se
exigirá a los grandes bancos que su capital no caiga por debajo del
5,5% de sus activos en caso de una gran crisis (cifra más dura que
la exigida en los fallidos exámenes del año 2011). Pero que está
por debajo de lo que venía postulando el Banco Central Europeo.
Tras
anunciar las autoridades más transparencia, más regulación y un
mayor control sobre las remuneraciones de los banqueros, todo se ha
quedado en nada. Aquello de la refundación del capitalismo,
¿recuerdan?... se ha esfumado. Ha ocurrido todo lo contrario.
La
Autoridad Bancaria analizará a los 124 mayores grupos bancarios
europeos, entre ellos a la práctica totalidad del sector español,
con 16 entidades. Pero Alemania, que someterá al examen a 23 bancos,
no analizará a algunas de las entidades sobre las que caen mayores
sospechas.
A
muchos les resulta preocupante la acumulación de bonos del Estado
por parte de las entidades (han hecho un magnifico negocio obteniendo
prestamos del BCE a tipos cercanos al 0% e invirtiendo en deuda de
sus países).
Los
escenarios supuestos para el estrés afectarán a toda esa deuda
soberana, pero con una salvedad: se permitirá a las autoridades
nacionales “cambios en la ponderación de riesgos basados en
modelos internos de evaluación del riesgo”. Es decir: el Banco de
España y sus homólogos podrán suavizar el golpe. Por tanto, habrá
cierta discrecionalidad.
A
la banca le espera un año intenso hasta que se publiquen los
resultados en octubre. Las entidades llevan meses preparándose
con emisiones y otras operaciones y nuestro país ha sido uno de los
países que más ha hecho sus deberes.
Algunos
analistas cifran la necesidades de 50.000 a 100.000 millones de euros
para toda Europa, y los bancos tendrán unos meses para cubrir los
posibles agujeros detectados, pero si no lo consiguen habrá que
acudir de nuevo a los Estados.
Está
claro que para los ciudadanos, que son los que en definitiva ponen el
dinero, sería extremadamente duro que los Gobiernos rescataran a los
bancos por segunda vez.
ESPAÑA:
El
Producto Interior Bruto español creció durante el último
trimestre de 2013 un 0,3%. No obstante, nuestra economía no presentó
un buen registro total el año pasado, ya que la producción cayó un
1,2%. Sufrimos una pérdida de
puestos
de trabajo de 532.000 ocupados menos (supone una caída del empleo
del 3,1%).
A
la gravísima crisis financiera que arrancó en el año 2008, hay
que sumarle la exasperante lentitud de la toma decisiones políticas
en la Unión Europea, y el tremendo ajuste presupuestario adoptado.
Todo ello ha ocasionado que de entre todas las economías
desarrolladas, las europeas sean las que más han sufrido. Incluso
Alemania retrocedió en 2013 hasta un nivel inferior al del 2012 de
un 2%.
Pero
la realidad, es que a la economía española le ha ido mucho peor, ya
que ha visto disminuir su producción y actividad económica en casi
un 7%. Se trata de una caída similar a la de Irlanda y Portugal, y
es inferior a la caída del PIB italiano (8,6% menos que al comienzo
de la crisis). Grecia ha sufrido la mayor caída (un 23%). España
se acerca a Grecia solamente en cuanto al impacto en el mercado de
trabajo.
De
verdad, que nadie sabe hasta qué punto, en un contexto de
recuperación, la economía española va a ser capaz de generar
empleo estable. En nuestra economía, el ritmo de destrucción de
puestos de trabajo ha triplicado, exactamente, al descenso de nuestro
PIB.
La
situación económica española, como la de la eurozona en general,
continúa siendo delicada. Hay que añadir que la Comisión Europea
está inmersa en un proceso electoral, y la inflación es demasiado
baja.
Durante
2013 los precios en España han subido un 0,2%. Este hecho, que es
positivo para paliar, sólo en parte, la congelación o bajadas
salariales, es sin embargo negativo y preocupante por el riesgo
anteriormente citado de entrada en una situación de deflación en la
región del euro.
Aunque
el Banco Central Europeo, reiteradamente, viene negando dicho riesgo,
han ido apareciendo varios informes de servicios de estudios de
entidades financieras que estiman que cada vez es más probable que
ese riesgo se llegue a materializar.
En
la economía española, si revisamos los resultados de los
indicadores de la demanda y producción nacional, se observan mejores
resultados en los últimos meses de 2013. Los indicadores que todavía
son negativos se presentan como menos negativos (ventas en grandes
empresas, consumo de cemento, indicadores de confianza del consumo y
financiación del sector privado) y aparecen en positivo un mayor
número de datos (indicador sintético de actividad, índice de
sentimiento económico, consumo de energía eléctrica, índice de
producción industrial, índice de comercio al por menor,
matriculaciones de turismos y de vehículos de carga,
disponibilidades de equipo).
Por
lo que se refiere a la demanda exterior, el déficit comercial
continúa reduciéndose, pero es cierto que las exportaciones de
bienes, aunque siguen creciendo, pierden vigor, a la vez que se
incrementan las importaciones. Las exportaciones de servicios
continúan fuertes gracias sobre todo al buen resultado del turismo
donde se han batido records, ya que España ha recibido en 2013, nada
menos que, 60,6 millones de turistas, por lo que ha recuperado la
tercera posición mundial.
El
empleo, sin duda, es el peor y más grave de los desequilibrios que
padecemos. La pérdida de 198.900 puestos de trabajo en los últimos
12 meses acumula ya 3,75 millones en esta todavía larga recesión
que vive el mercado laboral español, y que ha devuelto el número de
ocupados (16,7 millones) al nivel de 2002. Para colmo, el empleo
temporal ha subido con respecto a hace un año.
La
Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el INE,
muestra que se destruye empleo, y que
la
Población Activa (suma de los ocupados más los parados) ha vuelto a
descender: durante 2013 ha caído en 267.900 personas (lleva siete
trimestres consecutivos disminuyendo).
La
gravedad y duración de la crisis afecta al ánimo de las personas,
que cansadas de no encontrar empleo en su búsqueda activa, Dejan de
hacerlo (desisten) por lo que el INE deja de contarlos como parados
(ya no son activos, se consideran inactivos), o bien se van fuera de
España para buscarse la vida.
La
población activa española suma la cifra de 22,6 millones
trabajadores (ha retrocedido al nivel de mediados del año 2008).
Finalmente,
la última cifra de paro registrado (los desempleados que se
inscriben como demandantes de empleo en la Oficinas) ha seguido la
tónica de los meses de enero de fuertes subidas. Durante el pasado
mes de enero ha aumentado en 113.097
personas,
lo que deja la cifra
total de
paro registrado en 4.814.435
desempleados.
El
número de afiliaciones a la Seguridad Social, ha bajado en 184.031
personas, de forma que el total de cotizantes ocupados se sitúa en
16.173.610 de afiliados. En un momento de débil crecimiento
económico no es, precisamente, una buena noticia.
En
otro orden, y referido a un aspecto fundamental para superar la
crisis –el crédito- se ha conocido que la economía española
sufre un volumen de financiación cada vez menor.
Las
imposición de las nuevas y mucho más duras condiciones financieras,
ha hecho insostenible los niveles de la deuda de muchas empresas y
familias españolas.
Durante
los tres últimos años, el forzoso ajuste ha repercutido fuertemente
sobre la actividad económica, ya que sin prestamos han caído la
inversión y el consumo (ello sin referirnos a la imprescindible
financiación del circulante, es decir, la financiación de esas
operaciones del día a día).
Pues
bien, según los datos publicados por el Banco de
España, las
entidades de crédito, españolas y extranjeras, tenían concedidos
en diciembre de 2013 préstamos por 1,86 billones de euros a empresas
y familias españolas, un 5,6% menos que en 2012. El saldo de crédito
vivo en el sector privado (excluido el endeudamiento de la propia
banca) equivale al 181% del PIB, una proporción ligeramente inferior
a la que se registraba a finales de 2006. El ajuste desde el cierre
de 2010, cuando el volumen de préstamo a hogares y compañías no
financieras rondaba el 211%, es de más de 340.000 millones.
La
caída del crédito en estos tres años ha sido mucho más acusada en
las empresas que en las familias. El préstamo concedido a compañías
no financieras descendió en diciembre de 2013 hasta los 1,07
billones (104,6%) del PIB, cuando a finales de 2010 el saldo vivo
ascendía a 1,3 billones (124,6%). En cuanto al préstamo a hogares,
más estable por el peso del crédito a largo plazo para financiar la
compra de viviendas, ha pasado de rozar los 900.000 millones (un 86%
del PIB) a contraerse hasta los 787.000 millones de euros al cierre
de 2013 (el 76,7% del PIB).
Sin
embargo, y tras un inusual repunte mensual en el
dato de noviembre,
el volumen de préstamo concedido a los hogares cae a mayor velocidad
que en los últimos meses: la comparación bruta arroja un descenso
del 5,6% en diciembre, el recorte anual del crédito a familias más
significativo de la serie estadística. Con la metodología del Banco
de España, la caída anual es del 4,5%, también la más acusada de
la crisis.
La
moderación del ritmo de caída del crédito a empresas tiene, al
menos, dos explicaciones: a diferencia de lo que ocurre con las
entidades financieras españolas, la banca extranjera ha empezado a
aumentar el préstamo a las empresas españolas. En diciembre, el
crédito concedido por entidades del exterior ascendía a 342.000
millones, un 4,5% más que al cierre de 2012.
Además,
los datos del Banco de España revelan que el volumen de las
operaciones nuevas de préstamo a empresas vuelve a crecer: en
diciembre se concedieron 43.853 millones en nuevos créditos a las
compañías, un 7,13% más que en el mismo mes de 2012. Aún en 2009,
con la crisis encima, era habitual que esas nuevas operaciones
sumaran más de 75.000 millones al mes.
En
el conjunto de 2013, el volumen de nuevas operaciones de financiación
a sociedades no financieras es todavía inferior al acumulado en los
12 meses de 2012 (392.000 millones frente a 484.000 millones), aunque
los expertos de entidades financieras como el servicio de estudios
del BBVA confían en que este año la nueva financiación sea
superior a la de 2013.
MERCADOS:
Una
de las pautas estacionales más conocidas dentro de los círculos de
inversores en la Bolsa, es el "efecto enero", que consiste
en extrapolar la rentabilidad del primer mes del año al cierre anual
de las bolsas.
|
Estadísticamente,
el mes de enero es el mes más alcista de todo el año ya que por
ejemplo el
S&P 500 suele revalorizarse de media un 1,64% (estadística
recogida desde 1950 hasta 2009), por lo que una rentabilidad positiva
sería símbolo de un año alcista, sin embargo una rentabilidad
negativa nos vaticina un escenario anual bajista.
Según
esta pauta estacional y si nos guiamos por la evolución de las
bolsas mundiales durante el pasado enero, deberíamos esperar un
cierre anual negativo. Si echamos un vistazo a la bolsa americana
deberíamos esperar un año de caídas ya que tanto el S&P 500
como el Dow Jones cerraron enero con una rentabilidad negativa del
-3,56% y del -5,30% respectivamente. La misma suerte se ha corrido en
el Viejo Continente, ya que el
Eurostoxx 50 se ha dejado un 3,06% apoyado fundamentalmente por una
caída mensual de las Bolsa alemana y francesa,
donde el Dax 30 se ha dejado un 2,57% y el Cac 40 un 3,03%.
El
Ibex 35 ha conseguido salvar enero por la mínima, gracias a una
subida del 0,04% cerrando el mes en los 9.920 puntos.
La gran subida en los primeros 10 días de 2014 que llevó el índice
bursátil hasta situar sus máximos en los 10.529 puntos ha sido la
clave para conseguir salvar el mes.
Como
dato puramente estadístico, en enero de los últimos diez años el
selectivo español ha experimentado una rentabilidad media del
-1,20%, a causa de los fuertes descensos producidos en los años
2008, 2009 y 2010.
Respecto
al Euribor, el tipo más utilizado para calcular las hipotecas, ha
cerrado enero en el 0,562% (su mayor media mensual desde febrero de
2013). Pese a que el índice encadena el segundo mes de subidas
consecutivas, todavía se encuentra a un nivel superior al de hace un
año, con lo que las hipotecas que se revisen en este mes de febrero,
se beneficiarán de una mejora, muy limitada, para el propietario de
la vivienda. Esta tendencia al alza indica, sin embargo, que el mes
que viene supondrá el final de dos años de rebajas en las cuotas
mensuales.
Para
una hipoteca media de 120.000 euros a 20 años que le toque revisión
anual, se verá afectada en una bajada de la cuota mensual en unos
0,69 euros, poco más de ocho euros anuales.
El
indicador se mantiene ajeno al último recorte de
los tipos de interés del
pasado noviembre realizado
por el Banco Central Europeo hasta el mínimo histórico del 0,25%.
Para muchos esta circunstancia se debe a las mejores expectativas de
la recuperación económica y a las tensiones en el mercado
interbancario.
EMPRESAS:
Según
el Barómetro de Empresas, muchos empresarios están convencidos de
que 2014 será el año de la recuperación, esperando que la mejoría
se traslade a sus cuentas de resultados mejorando su facturación y
beneficios. Sin embargo, no esperan que ocurra esa misma mejoría en
el empleo, ya que sus políticas de recursos humanos seguirán siendo
muy conservadoras.
La
mayoría apuesta por mantener sus plantillas, y que en caso de ser
imprescindible aumentarla, se hará siempre por medio de contratos
temporales.
Esta
circunstancia puede poner de relieve, el verdadero sentido y efectos
de la última reforma laboral llevada a cabo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario