El Fondo Monetario
Internacional, desde hace ya un año, está muy preocupado por el estancamiento
europeo, de forma que ha vuelto a solicitar que el Banco Central Europeo actúe ya de una vez contra la “excesivamente
baja inflación europea”. Sigue contemplando una débil demanda interna. Lo
emergentes han perdido impulso como motor de la recuperación, y planea también
la incertidumbre derivada de la crisis de Ucrania.
ESTADOS UNIDOS:
La Reserva Federal de
Estados Unidos ha cambiado el objetivo de disminuir la tasa de desempleo,
señalando que va a vigilar un amplio número de variables para decidir el
momento en el que subirá las tasas de interés.
De todas formas, ha
anunciado que “incluso después de que el empleo y la inflación se acerquen a
niveles consistentes, las condiciones económicas podrían, por algún tiempo,
exigir mantener la tasa federal de fondos por debajo de los niveles que el
comité observa como normal en el largo plazo”.
Anunció que reduce las
compras mensuales de Bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas desde
los 65.000 a 55.000 millones de dólares.
Yanet Yellen señaló que
tiene previsto seguir recortando sus compras de activos a una velocidad gradual y moderada, a medida
que las condiciones laborales sigan mejorando y que la inflación muestre
señales de aparecer.
El severo invierno que ha
sufrido Estados Unidos ha influido negativamente en la marcha de la economía,
sin embargo, la creación de empleo repuntó en febrero. En ese mes se
registraron 175.000 nuevos ocupados, por encima de los 129.000 de enero. La
tasa de paro, entretanto, subió una décima, al 6,7%.
Aunque nos situemos ya
en primavera, es preciso esperar un par de meses más para disponer de datos más
contundentes que nos señalen la dirección que lleva la economía.
Aunque los empleos
creados sean un buen indicador, la creación de empleo es ligeramente inferior a
los 190.000 ocupados de media registrados durante el último año. Pero la esperanza de muchos analistas es que en los
próximos meses se pueda superar sin problemas ese nivel.
El Libro Beige de la
Reserva Federal, que da detalles sobre la marcha de la economía en las 12
regiones del sistema del banco central estadoubidense, ha certificado que la
expansión económica continúa. Pero la propia presidenta de la Reserva Federal, Janet
Yellen, ha señalado que es difícil discernir actualmente el auténtico impacto
de las nevadas y de las bajas temperaturas en las últimas cifras económicas.
El mal tiempo, en
principio, no debería ser un obstáculo para que las empresas que necesitan mano
de obra contraten. Sí lo es para el consumo, donde se observan además cambios
en los hábitos de gasto de los consumidores. Se ha sabido que Staples, la mayor
cadena en el negocio de artículos de oficina, anuncia el cierre de 225 locales,
el 12% de los que opera. También RadioShack, que se desprende de 1.100 tiendas,
el 20%.
Los datos en el sector
del comercio están siendo pobres y estos ajustes siguen a los anunciados por
grandes almacenes como Macy´s y JCPenny, lo que se traducirá en decenas de
miles de despidos. El dato de empleo de febrero muestra la pérdida de 4.000
empleos. El mal tiempo puede ser un factor que explica las caídas en las ventas,
junto a la lenta recuperación económica, pero también se atribuye al empuje del
comercio electrónico.
El total de desempleados
en Estados Unidos ronda los 10,5 millones de personas, de los que 3.8 millones
son de larga duración. Son 1,6 millones menos que hace un año. Desde entonces,
la tasa de desempleo bajó un punto porcentual. El paro juvenil afecta al 21,4%.
Ahora bien, la
presidenta Yellen ha insistido que el desempleo es una variable clave pero que no
es la única que observa en su análisis. Hizo hincapié en que no todos los datos
son negativos: el índice de actividad industrial repuntó en febrero a 53,2
puntos (por encima de los 50 puntos se considera expansión).
Según Yellen, sin el
efecto del mal tiempo podría haber sido incluso mejor la situación económica.
Indicó que se espera una aceleración en esta primavera. Todo ello, muestra que
la Reserva Federal cree que el empleo mejorará gradualmente aunque,
evidentemente, le gustaría que fuera más rápido. No se descarta un nuevo
recorte en las tasas de interés.
JAPÓN:
La economía del sol
naciente es dual. Supone un gran contraste entre lo avanzado y lo tradicional: coexisten minifundios
agrícolas muy ineficientes y protegidos a la vez que gigantes tecnológicos mundiales.
A la vez, predominan los contratos indefinidos muy protegidos, y con salarios
anuales garantizados en función de la antigüedad, pero conviviendo con un
creciente número de trabajadores
precarios y a tiempo parcial, con unos sueldos bajos.
Se trata de una
economía en la que desde hace un par de décadas las expectativas de inflación
venían siendo cero o negativas, con un déficit público de alrededor de un 7% de
su producción, y una cifra de deuda pública equivalente a nada menos que el 200%
de su PIB.
El crecimiento
económico de Japón hasta finales del año 2012, fue muy inferior al de Estados
Unidos, con unos índices bursátiles próximos a los del año 1980. Sólo le
faltaba en sus desgracias el terremoto y el desastre de Fukushima.
Sus exportaciones y
consiguientes beneficios habían disminuido como consecuencia de la fuerte
apreciación del Yen, y la moratoria nuclear incrementé los precios energéticos
para los consumidores.
Fue el ministro Shinzo
Abe el que, a finales del año 2012, tomó
la decisión de implantar un nuevo programa económico que rompiera con el pasado
(la Abeconomía) basada básicamente en tres puntos: un programa de expansión
fiscal muy agresivo a corto plazo combinado con la promesa de subir los
impuestos sobre el consumo (el equivalente al IVA) de manera gradual en los
años sucesivos para cerrar el déficit fiscal y estabilizar el alto nivel de
deuda; la adopción de una política monetaria muy expansiva que bajase los tipos
de interés reales, aumentando la inflación, que contribuyese a aumentar el PIB
japonés; y en último lugar buscar el crecimiento a largo plazo para compensar
el envejecimiento de la población.
Adoptada la fuerte
expansión monetaria cuantitativa y cualitativa, el yen se depreció un 20%, los
tipos de interés se redujeron de manera rápida, y la Bolsa se apreció un 50%.
Hasta ese momento el
Banco Central de Japón había sido muy tolerante con la débil deflación, o bien
con una muy baja inflación: definía la estabilidad de precios como una subida
de precios de solo un 1%, y no hacía nada para remediar la situación. La
consecuencia era un tipo de interés real (teniendo en cuenta la evolución de
los precios) positivo y superior a la tasa de crecimiento de la economía. Esta
situación contraía a la inversión e incrementaba los intereses de la deuda.
El gobernador del Banco
Central japonés, Kuroda, adoptó el compromiso de llevar a cabo una
importantísima expansión monetaria para conseguir reflotar a la economía, y conseguir
una subida de precios del 2%.
En estos momentos, la
inflación se sitúa ya en el 1,3%, las expectativas de subidas de precios han
pasado a ser positivas por primera vez en muchos años, y los tipos de interés
reales a largo plazo son finalmente negativos, mejorando así el perfil de la
deuda pública a medio plazo.
Par la gran mayoría de
analistas, en Japón no funcionó la austeridad monetaria. Afirman que o se
adoptan las condiciones monetarias necesarias para que los tipos de interés
reales sean menores que la tasa de crecimiento de la economía y el ajuste
fiscal pueda tener éxito, o la austeridad fiscal será completamente
contraproducente.
CHINA:
El primer ministro, Li
Keqiang, ha anunciado nuevas medidas para estimular el crecimiento económico: mayores
exenciones tributarias para las pequeñas empresas, la construcción de viviendas
sociales y la aceleración del tendido de líneas ferroviarias.
Todo ello, sin duda,
como consecuencia de la importante ralentización que experimenta desde hace
tiempo la economía asiática. Se teme que
el PIB no llegue a crecer el 7,5% que es el objetivo para este año.
El Gobierno de China ha
puesto en marcha una serie de reformas tratando de eliminar o atenuar su
dependencia de las exportaciones, y lograr que su consumo sea el principal
elemento de su desarrollo económico.
El paquete de medidas aprobadas
comprende el apoyo a la financiación de la vivienda pública, y a la
construcción de líneas ferroviarias. Dos aspectos considerados claves para el
nuevo plan de urbanización: se va a intensificar la demolición de
infraviviendas, todo ello apoyado por la emisión de bonos por parte de una
agencia especial creada por el Banco de Desarrollo de China. El Consejo de
Estado afirma que este año serán construidos 6.600 kilómetros de ferrocarril,
1.000 kilómetros más que en 2013.
Sin embargo, no ha habido
cambios en las variables de la política monetaria. Las autoridades se han
decantado por un plan de estímulo más modesto que el lanzado en 2008 (en
respuesta a la crisis financiera mundial) que recuperó a la economía china
rápidamente, pero que aceleró a la inflación, al mercado inmobiliario y a la
demanda de créditos.
EUROZONA:
Llevamos varios meses
con subidas de precios muy alejadas del nivel de referencia del BCE del 2%, por
lo que los temores a la deflación ya no son atribuidos exclusivamente a los más
agoreros.
La realidad es que en
las economías más afectadas por la crisis y más endeudadas, son las que están
registrando tasas nulas o negativas en su nivel de precios. Esta situación
dificulta la precaria recuperación del crecimiento económico en la eurozona,
sobre todo en las economías periféricas: en particular en nuestro país.
La decisión de posponer
el consumo en espera de mejores y más bajos precios, está dañando al
crecimiento potencial; y no favorece la recuperación de la confianza, hay que
añadir que se aumenta el valor real de las deudas (al caer los precios el euro
tiene un mayor valor real), y sólo beneficia a los ahorradores netos (este no
es el caso de España, sino el de Alemania).
Aunque esté
disminuyendo el endeudamiento de empresas y familias, su nivel continua siendo elevadísimo,
por lo que al disminuir los ingresos de las familias, por caídas de los
salarios o de las ventas de las empresas pequeñas, la solvencia no va a mejorar. Esto continuará
dañando u ocasionando un deterioro de los activos bancarios. Se trata de un
evidente círculo vicioso.
Para la economía
española sería una ventaja si nuestros competidores tuvieran mayores subidas de
precios, lo que no es el caso de la eurozona, que tiene una tasa de incremento
del 0,7%.
Las políticas que
impulsen a Alemania, principalmente, a aumentos en sus rentas y demanda y por
lo tanto a sus precios están descartadas. Consiguientemente, es muy probable
que sigamos con un crecimiento débil, elevada tasa de paro y pérdidas de
bienestar. Salvo para aquellas economías que tienen empleo y rentas
garantizadas.
Es preciso estimular la
demanda, y evitar que se aprecie el euro –todo lo contrario- para incrementar
no sólo la demanda externa, sino también la interna.
El Banco Central
Europeo, ha soportado hasta ahora una enorme presión para que de una vez por
todas adopte medidas que atajen los riesgos señalados –sobre todo para los
países periféricos del sur-, y ¿cómo ha reaccionado la autoridad monetaria? No haciendo
nada y anunciando que en el futuro, si la evolución de los precios se sigue
alejando del objetivo de inflación del 2%, es cuando pondría en marcha esas
medidas nada ortodoxas que le reclaman desde Washington hasta Madrid pasando
por Bruselas, pero no en Berlín.
Mario Draghi señaló que
“el Consejo de Gobierno del BCE se ha comprometido por unanimidad a usar
instrumentos no convencionales dentro de su mandato para hacer frente a los
riesgos de un periodo demasiado prolongado de baja inflación”, pero se negó a bajar los tipos del nivel actual del 0,25%, no
adoptando acciones de compra de deuda, ni tasas negativas a los depósitos de
los bancos para incentivarles a conceder créditos.
Tan solo se anunció la
posibilidad de futuras medidas.
No obstante, todas las
Bolsas europeas (salvo la londinense) celebraron la noticia con elevadas
subidas (Madrid la que más, alcanzando el nivel de mayo de 2011).
Draghi quiso dar a
entender que con la “unanimidad” que se había alcanzado en el seno del BCE,
Alemania asumía que la eurozona se enfrenta a un largo periodo de baja
inflación, aceptando que probablemente no
haya otra alternativa que emular a los bancos centrales de Japón y Estados
Unidos lanzándose a la compra de bonos públicos o títulos de deuda privada.
En definitiva, todo va
a depender de la evolución de los precios en los próximos meses. La realidad es
que la situación es muy preocupante en países como España, Portugal, Chipre,
Grecia o Eslovaquia. Todos ellos, con tasas de variación de precios negativas, flirtean
con una situación a la japonesa: para la recuperación tan incipiente de España,
es muy importante una rápida actuación del BCE.
Draghi aplazó hasta
finales del año 2016 el momento en el que la inflación se acercará a ese 2% que
ahora parece tan lejano. Ese sería el escenario favorable en el que el BCE no
se vea obligado a intervenir. En fin, que seguimos en las mismas.
Por otro lado, el Ejecutivo
alemán ha comenzado a aplicar un proceso de expulsión de los inmigrantes
comunitarios que no encuentren trabajo en un plazo de tres o seis meses,
estando previsto que a partir de junio, esta medida afecte a todos los inmigrantes
de la Unión Europea.
Aunque se ha afirmado
que pretende afectar sobre todo a los rumanos y búlgaros de la etnia gitana, el
Gobierno alemán propone conceder ese plazo a cualquier inmigrante comunitario
para encontrar trabajo, y si no lo consigue deberá regresar a su país.
Por lo que respecta a
Francia, se han intensificado las presiones para que reduzca su déficit y
acelere sus reformas. El país galo tiene una complicada lucha
en la que muchos de otros socios de la eurozona han claudicado ante Bruselas,
Fráncfort y Berlín.
Francia registró un
crecimiento de su PIB sólo del 0,3% en el cuarto trimestre de 2014, y padece
una tasa de paro superior al 11%. Por otro lado el desfase en las cuentas
públicas supuso una cifra equivalente al 4,3% de su PIB.
Bruselas ya le ha
advertido como paso previo a las sanciones que debe cumplir con el objetivo de
déficit, y que el Ejecutivo francés debe combinar consolidación presupuestaria
y reformas.
En París lo que se
desea es más plazo, y Hollande ha anunciado una rebaja de impuestos a las
empresas (con posibilidades de ampliación a las familias) acompañada de recortes
de gasto por importe de 50.000 millones de euros en los tres próximos años.
Pero en todo caso, la
respuesta de Hollande ha sido fuerte: "Bruselas no va a dictarnos lo que
tenemos o no tenemos que hacer". Francia sigue conservando un enorme poder
en Europa, por lo que habrá que esperar para ver cuáles son las decisiones
finales.
ESPAÑA:
El Banco de España
estima que el PIB crecerá un 1,2% este año y un 1,7% en 2015, mientras que la
tasa de paro se moderará al 25% este año y bajará al 23,8% el año que viene,
según el boletín económico de la autoridad monetaria.
La institución señala
que tras la "incipiente recuperación de la actividad que se ha observado
desde la segunda mitad de 2013, se espera que el avance de la economía española
prosiga a lo largo de 2014, con un crecimiento del PIB del 1,2%, lo que
supondría la primera positiva en términos de promedios anuales, tras el 0,1 %
de 2011, y la más elevada desde 2007”.
Destaca la reducción de
la incertidumbre, la mejora reciente en la evolución del empleo y el alivio de
las condiciones financieras. De hecho, a lo largo del período de proyección se
espera un fortalecimiento del entorno exterior, así como cierta mejoría
adicional de las condiciones financieras, que, además, debería tener un reflejo
en unas condiciones crediticias menos estrictas.
Textualmente se afirma
que "en la medida en que esta tendencia prosiga, la recuperación de la
actividad y del empleo continuará. Aunque no cabe esperar una recuperación vigorosa
ni exenta de riesgos en estas primeras fases, dado que los procesos de ajuste
en curso continuarán ejerciendo efectos restrictivos sobre la actividad”.
Entre los componentes
de la demanda privada, el banco emisor prevé que el consumo de las familias
crezca en 2014 y 2015, tras los descensos de los tres años precedentes. En
concreto, espera que el consumo privado aumente un 1,1% en 2014, y a una tasa
algo más alta (+1,2%) en 2015. Estas proyecciones, según el supervisor, serían
"coherentes" con un ligero descenso de la tasa de ahorro de los
hogares en 2014, hasta el 9,5%, y con un "modesto repunte" de dos
décimas en 2015.
Aunque espera que los
descensos de la inversión residencial registrados entre 2008 y 2013 se
prolonguen estos dos años, cree que se mantendrá la senda de recuperación del
gasto empresarial y que se iría fortaleciendo hacia el final de 2014 y a lo
largo de 2015. Así, estima que las tasas medias anuales de variación del gasto
empresarial se situarán en torno al 3% en este año y al 7% en el próximo.
Por otro lado el
consumo corriente (salarios pagados a funcionarios y pagos de las
Administraciones Públicas al sector privado por alquileres y adquisición de
bienes y servicios), y la inversión pública seguirán retrocediendo en 2014 y
2015, tal y como viene ocurriendo desde el inicio del proceso de consolidación
fiscal. En detalle. Se prevé que el consumo corriente disminuya a tasas del
1,5% y el 2,5%, mientras que la inversión será ligeramente superior al 6,6%
estimado para 2013.
Espera que las
exportaciones sigan creciendo y que las empresas españolas sigan avanzando en
la penetración en los mercados exteriores pese a la recuperación de la demanda
interna. Así, prevé que las exportaciones del conjunto de bienes y servicios
crezcan un 5,1% este año y un 6,1 % en 2015.
Sin embargo en materia de empleo, el Banco de España espera un
crecimiento muy moderado, del 0,4% en 2014 y del 0,9% en 2015, debido a la "prolongación
de la moderación salarial y a la mayor flexibilidad del mercado laboral".
Los incrementos
salariales, se seguirán moderando en 2014 y 2015 y los costes laborales caerán
un 0,7% este año y un 0,9% en 2015.
Respecto al nivel de
precios, el Banco de España opina que evolucionará con un crecimiento "muy
modesto", del 0,4% en 2014 y del 0,8% en 2015.
Por lo que se refiere
al Déficit Público, el Gobierno está satisfecho ya que sólo ha superado en 12
centésimas el límite marcado por Bruselas. El ministro Montoro ha señalado que
“España en su conjunto ha cumplido los objetivos marcados”. Añadió que cuando
se termine de revisar el PIB para adaptarlo a la normativa de
Eurostat (adaptación a las nuevas normas contables SEC 2010 aplicables a
todos los Estados miembros de la UE), la cifra se reducirá en 1,5 décimas, y el
déficit quedará por debajo de la línea roja marcada por la Comisión.
Ahora bien, al analizar
el detalle la Administración central es la más incumplidora ya que ha tenido un
déficit del 4,5% frente al objetivo del 3,8%. Es la única que ha empeorado sus
cifras respecto al año anterior. La Seguridad Social presentó un desfase del 1%
(la meta era del 1,4%).
El ministro explicó que
el Estado también asume parte del alza del gasto en pensiones y desempleo (pidió
un crédito extraordinario de 6.000 millones para afrontarlo).
Por su parte las
Comunidades Autónomas han contenido su déficit, registrando la menor desviación
de la crisis (salvo Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña, Aragón y Castilla-
La Mancha que han suspendido).
En otro orden, la
desigualdad, a diferencia de la pobreza
ya que puede aumentar en momentos tanto de bonanza como de crisis, ha aumentado
desde 1990 en prácticamente todas las economías avanzadas y emergentes de
Europa, pese a que las tasas de pobreza se han reducido.
Pues bien, el análisis
de los 27 procesos de ajuste recientes en las economías europeas elaborado por
el Fondo Monetario Internacional muestra cómo la desigualdad entre los ingresos
de sus ciudadanos ha aumentado durante estos periodos de austeridad. Tendencia en
la que España se ha colocado, desgraciadamente, en la cabecera.
También, se ha sabido
que en 2013 se ha producido un récord en los cierres de la banca española: se ha
prescindido de 20.000 trabajadores y 4.451 sucursales, habiéndose perdido en
total 62.000 empleos y clausurado 12.300 oficinas.
Este proceso ha venido
acompañado de una aceleración en la morosidad de la hipotecas, ya que entre
2012 y 2013 los siete bancos del Ibex han elevado en un 42% su saldo de
créditos impagados y ya alcanza los 25.540 millones de euros. Sin duda la
situación del desempleo explica bastante estas cifras.
No obstante, según las
cifras de Paro Registrado (el número de desempleados que acuden a inscribirse
como demandantes de empleo a las Oficinas) este ha mejorado levemente.
Según el Ministerio de
Trabajo, el pasado mes de marzo ha acabado con buenos datos de empleo: la afiliación
creció respecto al año anterior por segundo mes consecutivo, 115.013 cotizantes
más como media, y también respecto a febrero (83.984). También ha
habido números positivos de paro registrado que cayó tanto en términos anuales
(239.377) como mensuales (16.620).
La afiliación a la
Seguridad Social ha mostrado un buen dato (una media total en 16.296.288
cotizantes), por lo que ha habido más afiliados a la Seguridad Social por
séptimo mes consecutivo.
MERCADOS:
El holding Bolsas y
Mercados Españoles ha señalado que el volumen de negociación en la renta
variable española durante el mes de marzo ascendió a 64.611 millones de euros,
con un alza del 24,3 por ciento sobre el mismo mes del año anterior.
La cifra supone el
sexto mes consecutivo de aumento de volúmenes. De esta forma, el volumen
acumulado en los tres primeros meses del año crece un 17,5 por ciento a 190.447
millones de euros.
Por otro lado, el
diferencial de riesgo con el bono alemán (la prima de riesgo) ha vuelto a los
164 puntos básicos, es decir, la cota que desencadenó la batería de recortes
del Gobierno de Rodríguez Zapatero en mayo de 2010.
Por otro lado, la divisa
europea, el euro, aceleró a principios del pasado mes su escalada hasta superar los 1,39 dólares, lo
que supone su nivel más alto desde octubre de 2011. Tras tocar este máximo
(1,3917), sin embargo, se ha moderado algo el repunte. Desde luego, no es una
buena noticia para las exportaciones españolas.
EMPRESAS:
El duro proceso de
devaluación interna v emprendido por la economía española para recuperar
competitividad se ha trasladado en poca medida a los precios industriales y de
exportación. La productividad se ha unido a una rebaja de los costes laborales
lograda también a base de despidos y recolocación en empleos peor pagados, así
como a las rebajas salariales directas aplicadas en las empresas. Pero,
mientras los salarios han bajado con relación a la eurozona y la productividad
ha mejorado, los márgenes empresariales han crecido por encima.
El Servicio de Estudios
del BBVA ha realizado un estudio que muestra que los márgenes de las empresas
españolas tuvieron un diferencial positivo del 0,24% respecto a la zona euro
como promedio anual en el periodo 2009-2013, mientras que los sueldos tuvieron
un diferencial negativo del 0,23% anual en el mismo periodo. La productividad
tuvo una desviación positiva del 1,17%.
“La mayor parte de la
ganancia de competitividad ha venido por la productividad, aunque los salarios
haya contribuido algo, pero menos que esta. Mientras tanto, los márgenes
empresariales no han colaborado”, explica dicho informe.
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