A la vista de los
pobres resultados de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno celebrada a
finales de octubre en Bruselas, la Unión Europea sigue sin rumbo para combatir
el estancamiento europeo. En la cumbre se pidió al BCE que ponga en marcha el
programa de compra masiva de deuda pública (expansión cuantitativa) similar a
los aplicados por Estados Unidos y Japón en los últimos años.
Mientras tanto, la
economía europea se asoma al precipicio arrastrada por Francia e Italia, y los
problemas de Alemania.
GLOBAL:
Uno de los mayores
temores del FMI, es que tal vez no podamos celebrar un final de crisis en la
forma tradicional, sino que la normalidad venga a ser, a partir de ahora, el de
unas economías menos dinámicas. El nuevo fantasma de estancamiento de las
economías avanzadas puede dar lugar a un periodo prolongado de elevado
desempleo motivado por el bajo crecimiento económico.
Sobre todo por la caída
del crecimiento potencial –el que se podría obtener si se utilizaran todos los
recursos disponibles- tanto en las economías emergentes, como en las
desarrolladas debido a la bajada que han sufrido en su productividad.
El Fondo ha alertado
sobre todo a Japón y a la eurozona, señalando que “Europa no funciona, y lo que
ha seguido en Japón han sido 15 años de deflación y crecimiento funesto”. La
institución ha pasado a ser una fuerte defensora de la inversión pública como
elemento dinamizador de la actividad económica. Vamos una defensa a ultranza
del keynesianismo más ortodoxo.
En las economías
emergentes el pronóstico es que el crecimiento potencial sea un 1,5% más bajo
que en 2011. Y en las avanzadas, el llamado output potencial ha pasado de una
media anual del 2,5% en el del periodo 1996 a 2003, a un 1,6% entre 2004 y
2011.
Por lo que se refiere a
la productividad, hay que señalar que en la economía de Estados Unidos creció
un 1,8% entre 1997 y 2013, mientras que en
la región del euro aumentó a una media anual del 1,1%, tomando como baremo la
riqueza por hora trabajada.
Sin embargo, en la
mayor economía del mundo tampoco están demasiado tranquilos con la evolución de
su productividad. La que incluye todos los factores —es decir, que no depende
de aumentar las horas trabajadas ni el capital físico— que aumentó 0,3% en EE UU en 2013 (la peor
ganancia desde 2009) según las estadísticas de Empleo. El crecimiento potencial
que el Fondo estima para Estados Unidos es el 2%.
Probablemente, la
productividad esté disminuyendo como consecuencia de que los avances
tecnológicos no estén generando las mejoras de eficiencias que se consiguieron
hace años.
De las dudas no se
libra ni China, ya que señala el Fondo que “su crecimiento se desacelerará más
que lo que creen los pesimistas”. En el mejor escenario, si las reformas del
país se complementan, se restringe el crédito y por tanto se frenan las
inversiones poco productivas, “el crecimiento será más saludable, aunque
igualmente será uno o dos puntos porcentuales más bajo durante los próximos
años”.
El FMI reclamado, sobre
todo, inversiones en infraestructuras (en obras públicas) y más reformas. Inversiones
públicas no sólo en trenes o carreteras. A este respecto FUNCAS ha señalado que
en España también se necesitan estímulos fiscales para mejorar la formación de
los parados o rebajar las cotizaciones. Es decir, todo aquello que tenga que
ver con las políticas activas de empleo.
ESTADOS
UNIDOS:
Los datos de
crecimiento del PIB estadounidense, por encima del 3% anual, han superado las previsiones
de muchos analistas. Datos que se han publicado al día siguiente de que la
Reserva Federal pusiera fin a 37 meses continuados de compra masiva de activos
financieros y créditos hipotecarios para generar liquidez en los mercados
financieros.
La política, conocida
como "quantitative easing" consistente en acometer estímulos monetarios o facilitación
cuantitativa, fue puesta en marcha por el Banco Central de Estados Unidos en
2008, poco después de reducir casi a cero la tasa de interés tras el colapso de
Lehman Brothers.
Por esa vía, el Estado
corrió en auxilio de bancos y empresas (Citibank, General Motors, los
semiestatales bancos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae, entre otros) cuya
situación de quiebra amenazaba con hacer colapsar a la economía.
El Banco Central
estadounidense inyectó nada menos que unos 4,5 billones de dólares en la
economía a través de la absorción de diversos paquetes de deuda y dudosos
activos financieros que hoy conserva en su balance, algo que genera desde críticas
moderadas a furiosas por parte de los partidarios de la ortodoxia monetaria.
Lo que sí está claro,
es que por esa vía, se evitó que Estados Unidos cayera en una nueva Gran
Depresión, quizá más grave que la de 1929, con todo el impacto que ello hubiera tenido
sobre el conjunto de la economía mundial.
No obstante, hay
analistas que critican la idoneidad de los resultados del tremendo esfuerzo
monetario realizado, acompañado en los primeros años de una política fiscal más
expansiva. La realidad, es que se impidió la catástrofe, pero no se ha
conjurado totalmente el riesgo de deflación, y el crecimiento aún dista de ser
robusto.
Según el Conference
Board (prestigiosa institución que analiza la marcha de la economía) los datos
del tercer trimestre "fueron desalentadores para el consumo de los hogares
y la inversión empresarial creció sólo moderadamente".
Los estímulos
monetarios eliminados por la Reserva Federal, fueron aplicados también por el
Banco de Inglaterra, con resultados parecidos y, anteriormente, en la década de
los noventa por Japón para combatir la deflación en la que cayó su economía
después del pinchazo de la burbuja especulativa en 1990-1991.
Siete años después de
iniciada la crisis estadounidense y mundial, dos recientes informes, uno del
FMI de abril de este año y el otro del Banco Internacional de Pagos de Basilea
(BIS, según sus siglas en inglés), han advertido de los límites de la
recuperación y de los peligros futuros que afronta la economía internacional.
Para la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el crecimiento mundial sería del
3,9% en 2014 y en 2015, con EE.UU. avanzando a un ritmo del 2,7% este año
mientras Europa bordea un crecimiento nulo y China se desacelera.
También se han
desacelerado las economías latinoamericanas: el Banco Mundial prevé un
crecimiento de la región de 1,2% para el año próximo, lo cual también influye
sobre la economía mundial.
La duda que cabe plantearse es si se va a frenar la especulación financiera con
la retirada de los estímulos de la Fed. Toda la reorganización del mundo
financiero desde 2007 ha llevado a una fuerte concentración de bancos, compañías
de seguros, sociedades de bolsa, hedge funds e inversores institucionales, que han
visto aumentar sus negocios gracias a la enorme liquidez que ha supuesto la
"quatitative easing".
El FMI, temeroso de que
la nueva burbuja especulativa que podría fraguarse en los mercados financieros, venía
recomendando el final de los estímulos monetarios que ahora se ha llevado a
cabo.
Pues bien, en la última
semana de octubre, la Reserva Federal puso fin a los seis años de estímulos
monetarios masivos. El comunicado del banco central estadounidense afirma que
los tipos de interés seguirán en el 0% durante un periodo de tiempo
"considerable", probablemente hasta mediados de 2015.
La Fed mantendrá un
balance de activos de 4,5 billones de dólares, tras los activos comprados,
siempre y cuando se confirmen los indicadores actuales y la inflación,
controlada en el 1,7%, siga dando margen a ello.
Con el objetivo de
tranquilizar a las Bolsas, el tono general del documento es positivo,. De esta
forma, la presidenta de Fed, Janet Yellen,
ha creído que es el momento del desenganche monetario.
La Reserva Federal
certifica una "expansión moderada" de su economía con un
"sólido" ritmo de creación de empleo. En este sentido, y en contraste
con anteriores comunicados, destaca la "gradual reducción de los
obstáculos" para la contratación. Sin embargo, precisa que la presión
inflacionista es a la baja y que el mercado inmobiliario muestra una
"recuperación lenta", lo que justificaría un margen de tiempo antes
de subir el precio del dinero.
Acertar en el momento y
en el calibre de la subida de los tipos es uno de los puntos más peliagudos que
debe afrontar la Fed. Y las presiones no ayudan. Los dueños de bonos, poderosos
fondos, firmas financieras y magnates de todo tipo quieren unos tipos que
mantengan amarrados la inflación, para así no ver depreciados sus títulos, y
por supuesto, obtener unos mejores rendimientos a sus inversiones por la subida
de los tipos de interés.
CHINA:
La segunda economía
mundial y primera potencia comercial, creció a una tasa del 7,3% interanual
entre julio y septiembre: se trata de una cifra que confirma la progresiva
desaceleración del gigante asiático durante los últimos años.
Ese 7,3%, inalcanzable
para casi todas las economías del mundo
y algo superior a lo que esperaban los analistas, es la menor tasa registrada
desde el primer trimestre de 2009, cuando China sufrió la fuerte embestida de
la crisis financiera internacional y su PIB aumentó sólo un 6,2%. Si entonces Pekín
decidió responder con uno de los mayores planes de estímulo que se recuerdan,
hoy las autoridades han sugerido que una medida de tal calibre estaría
prácticamente descartada.
Según el portavoz de la
Oficina Nacional de Estadísticas, Shen Laiyun, “el crecimiento está dentro del
intervalo apropiado y los niveles de empleo son estables. A pesar del freno, la
economía funciona bien y camina hacia la dirección y objetivo esperados”. Sin
embargo, también advirtió de las “numerosas presiones a la baja” que afectan a
la segunda economía mundial y acuñó en repetidas ocasiones el concepto de
“nueva normalidad”, una idea que mencionó por primera vez el presidente Xi
Jinping para referirse a la nueva fase de crecimiento de la economía china,
significativamente menor a las tasas del 10% anual que se han logrado en las
últimas décadas.
En esta nueva fase,
Pekín quiere abandonar un modelo económico basado en el crecimiento a toda
costa para alcanzar otro más sostenible, donde el consumo interno y el sector
privado ganen protagonismo en detrimento de la inversión estatal.
Desde comienzos de
2014, las autoridades del gigante asiático han tratado de encontrar el
equilibrio entre una tasa lo suficientemente alta para generar un nivel de
empleo adecuado y, a su vez, seguir con el programa de reformas estructurales
en su economía, que inevitablemente arrastran a la baja el crecimiento. El
gigante asiático creció un 7,4% en los primeros tres meses del año y repuntó
ligeramente entre abril y junio (un 7,5%) gracias a una serie de medidas de
estímulo de índole fiscal y monetario dirigidas a las pequeñas empresas del
país. Sin embargo, el frenazo del sector inmobiliario, que se ha agudizado en
los últimos meses y que representa aproximadamente un 30% del PIB, ha vuelto a
afectar negativamente al crecimiento.
Según datos oficiales,
las ventas de viviendas han caído un 10,9% entre enero y agosto en comparación
con el mismo periodo del año anterior y los precios siguen bajando en
prácticamente todas las ciudades grandes y medianas del país. Para amortiguar
la caída, los Gobiernos locales han relajado los controles a la compra de
viviendas, y el Banco Popular de China (PBOC) ha inyectado liquidez a los
principales bancos. Shen ha asegurado que los ajustes en el sector “no son
radicales” y ha sugerido que los datos de septiembre podrían mostrar una leve
mejoría.
En marzo, el primer
ministro chino Li Keqiang fijó un objetivo de crecimiento del 7,5% para 2014. A
menos de tres meses para acabar el año, la tasa acumulada se sitúa en el 7,4%.
Li asegura que la prioridad son las reformas estructurales para conseguir un modelo
sostenible a largo plazo y no parece dispuesto a un crecimiento impulsado por
las inversiones públicas.
JAPÓN:
Al igual que en Europa,
en Japón tampoco acaba de cuajar la
recuperación. La economía nipona ha tenido que reforzar su ya existente agresivo
programa de estímulos económicos.
El Banco de
Japón ha decidido inyectar aún más dinero a los mercados financieros y
aumentar las compras de deuda pública para tratar de reactivar a su economía, que
ha vuelto a flojear a consecuencia de la disminución de su demanda interna
provocada por la subida del IVA del pasado mes de abril.
Al contrario que en
Estados Unidos, el Banco de Japón ha optado por intensificar de esta forma sus
estímulos monetarios. Esta decisión, empujó a las bolsas, de forma que el índice
Nikkei de la Bolsa de Tokio cerró con ganancias del 4,83%, mientras que la
cotización del yen japonés frente al dólar se desplomó hasta su nivel más bajo
también en casi siete ejercicios. En general, todas las Bolsas mundiales
reaccionaron al alza entusiasmados con las medidas de impulso del Banco de
Japón.
En concreto, el órgano
regulador japonés incrementará la base monetaria (efectivo en manos del público
y las reservas de los bancos comerciales en el banco central) a un ritmo de 80
billones de yenes anuales (alrededor de unos 575.000 millones de euros), por
encima de la cifra que inyectaba hasta ahora, que oscila entre los 60 y 70
billones de yenes.
Desde su llegada al
poder en diciembre de 2012, el primer ministro Shinzo Abe anunció medidas
contundentes bajo tres premisas: estímulo fiscal, expansión monetaria y
reformas estructurales (una estrategia bautizada como Abenomics).
El primer ministro cambió al gobernador del banco central y éste inició el
segundo de los pilares para lograr que la inflación del país alcanzara el 2% a
mediados de 2015. Pero en 2013 la cifra se situó en el 0,4% —el primer año que
se alcanzó una tasa positiva desde 2008— y en lo que va de 2014 el indicador ha
subido a un ritmo más lento del esperado.
La caída de la demanda
interna, afectada por el aumento del IVA, pone en peligro tanto los objetivos
de inflación como los de crecimiento. El PIB del país se contrajo entre abril y
junio un 7,1% (en tasa anualizada) en relación con el mismo periodo del año
anterior. El banco central de Japón también defendió la ampliación del programa
por “la preocupación ante la caída de los precios del crudo”, que podría
agudizar el problema.
De hecho, el organismo
rebajó las perspectivas de crecimiento del país para este año fiscal, que se
cierra en marzo de 2015, del 1% al 0,5%. Aun así, el banco central estima que
con esta receta Japón “seguirá creciendo a un ritmo por encima de su
potencial”.
EUROZONA:
La realidad es que el
discurso triunfalista de salida de la recesión en la eurozona ha durado poco. Los
datos de Eurostat (Oficina Estadística de la Unión Europea) del segundo
trimestre de 2014 presentan un panorama desolador: la eurozona en su conjunto
se estancó con una variación nula en el PIB, pero alguno de los países
centrales, con Alemania a la cabeza están, otra vez, con tasas trimestrales
negativas.
Con Italia en recesión
(ya lleva dos trimestres en negativo), Francia estancada en el 0 %, y Alemania
cayendo un 0,2 % en tasa trimestral, el escenario de la economía europea es muy
preocupante: nos acerca cada vez más a la tercera recesión. Pero en esta
ocasión, puede ser más grave, ya que se presenta en un panorama de elevado endeudamiento tanto
público como privado, una tasa de paro muy alta y, además, con riesgo de
deflación, lo que puede ser catastrófico para la economía.
Para evitar los efectos
devastadores de una recaída que nos condenaría a más de una década perdida, es
absolutamente necesario, y cada vez más urgente, un cambio en la política
económica que deje atrás la austeridad compulsiva y apueste por el crecimiento.
Los anuncios del
presidente del BCE de cambios en la política monetaria, trasladando a la UE lo
que ya hicieron antes en Estados Unidos y el Reino Unido, son positivos pero
insuficientes. Es preciso complementar esa política con otras actuaciones de
política fiscal. Fundamentalmente alargar los plazos de la consolidación fiscal
en los países con déficit (más tiempo para corregir sus déficit), e implementar
políticas expansivas de demanda en aquellos que están en una situación de
equilibrio, como es el caso de Alemania.
Y aun así, no bastaría,
ya que la economía del conjunto de la Unión Europea se enfrenta a un problema
de fondo: la debilidad de la demanda interna. Para impulsarla se precisa de una
política fiscal y monetaria expansiva. Con un plan de inversiones públicas
eficientes, acompañado de un incremento
de los salarios que incremente el consumo de las familias.
La propia Comisión
Europea, en las previsiones de otoño que ha presentado, plantea que la
recuperación europea se retrasa, al menos, un año completo con respecto a las
previsiones que había realizado el pasado mes de abril.
Según la Comisión,
España la cuarta economía de UE, crecerá un 1,7 en 2015, cuatro décimas menos
de lo que había calculado. El PIB de la Unión Europea avanzará el 1,5 el
próximo año, y el de la zona euro el 1,1 según las mismas previsiones.
El mercado laboral
europeo también muestra síntomas propios del enfriamiento económico. Se
recupera algo, pero no a la velocidad que lo venía haciendo: los datos de afiliación
a la Seguridad Social de octubre revelan 16,7 millones de cotizantes tras ganar
28.817 (casi la mitad que el mismo mes de 2013). El desempleo creció en 79.514
personas.
Desafortunadamente, las debilidades se aglomeran, ya que los precios se
acercan con velocidad a la deflación, sobre todo en la eurozona (aumentaron
sólo el 0,3% en septiembre). En un clima deflacionario y con la recuperación
económica en punto muerto, Europa se asoma a una situación, como se ha
comentado reiteradamente, de japonización (débil crecimiento y deflación desde
los años 90), con unas consecuencias y duración desconocidas.
El peligro es realmente mayor que el que dan a entender las principales
cifras macroeconómicas del Viejo Continente.
ESPAÑA:
La economía española avanzó, entre junio y septiembre un 0,5%, una décima
menos que en el trimestre anterior. La demanda interna ha sido la palanca que
lo ha propiciado, dado que el sector exterior sigue debilitado como consecuencia de la caída de las exportaciones,
que ha restado un punto al crecimiento.
Continua, por tanto, la tendencia ya contrastada a comienzos de este año,
cuando las exportaciones dejaron de ser el motor que tirase de la economía
española. La razón es, la anteriormente apuntada, el empeoramiento económico de
la zona euro.
El mercado laboral también muestra los síntomas propios del enfriamiento
económico. Sigue recuperándose, pero no a la velocidad que lo venía haciendo. Y
esto se puede ver en los datos de afiliación a la Seguridad Social de
octubre. Se situó en una media 16,7 millones de cotizantes tras ganar 28.817.
Una cifra, esta última, que con ser positiva, es casi la mitad de la lograda el
mismo mes del año pasado. Lo mismo evidencia el mismo dato al eliminarle los
efectos de la estacionalidad. Los 5.208 afiliados más serían el menor
incremento del año, exceptuando la caída de agosto, según el Ministerio de
Empleo.
También las cifras del paro registrado muestran cierta
disminución en su caída, no tanto por el incremento del desempleo, que ha
crecido en 79.514 (8.000 menos que el año anterior en el mismo mes) y ha dejado
el número total en alrededor de 4,5 millones (según la EPA 5,5 millones), sino por
la evolución de la contratación. La cifra de compromisos suscritos durante el mes
octubre siguen al alza respecto al año anterior, pero, de nuevo, su incremento
anual vuelve a ser el más bajo respecto al año 2013.
Otro aspecto destacable es la consolidación del empleo a tiempo parcial.
Observando las cifras de afiliación a la Seguridad Social se aprecia que un
22,3% de asalariados trabajan por horas, cuatro décimas más que el año pasado.
Por el contrario, la recuperación sigue sin llegar a los empleos indefinidos a
jornada completa regularizados (el núcleo central del mercado laboral). El mes
pasado el instituto público registraba unos 6,114 millones de cotizantes que
tenían la suerte de contar con el contrato de mayor calidad en el empleo (un
0,4% menos que en 2013).
También en el análisis de las prestaciones se observa que se mantiene la
tendencia, ya desde hace más de un año, muestra una reducción de la protección
frente al desempleo. En septiembre, último mes con datos disponibles, la tasa
de cobertura ha caído al 57% (el porcentaje más bajo desde, al menos, 2004,
primer año que aparece en la serie estadística del Ministerio de Empleo). No
hay que ir tan atrás para encontrar una cifra más baja de beneficiarios de
prestaciones o subsidios: los 2.391.143 parados que perciben ayuda de algún
tipo es el menor número desde diciembre de 2009.
Estas cifras explican una parte del hundimiento del gasto en protección
frente al desempleo. En los nueve primeros meses del año, los Servicios
Públicos de Empleo Estatales han pagado 18.819 millones en prestaciones y
subsidios (4.000 menos que lo empleado en el mismo periodo del año anterior).
La otra parte de la explicación llega por el mayor peso de los subsidios
asistenciales: la paga menos cuantiosa de las que puede recibir un parado, en
el conjunto de ayudas públicas del seguro de desempleo.
Este año, por primera vez durante la crisis, el gasto de esta partida
presupuestaria cae de forma significativa (un 18% hasta septiembre).
Por lo que respecta a la marcha de los precios, la deflación ha llegado a los supermercados. Según
representantes cualificados del sector,
"para muchas frutas y verduras nunca hemos conocido precios tan
bajos como los de este verano en toda nuestra historia".
Según las estadísticas del IPC que elabora el Instituto Nacional de
Estadística (INE), los precios de los alimentos llevan cinco meses a la baja.
De media se han reducido entre el 0,5% y el 2,2%. Pero en algunas categorías la
rebaja ha sido más profunda: los aceites eran en septiembre el 12,6% más
baratos que un año antes; las patatas, el 20%; la carne de ave el 2,7% menos; y
la de cerdo es un 2,2% más barata que en 2013.
Se ha desencadenado una guerra de precios que puede suponer algo de
alivio a los hogares a corto plazo, que ven reducido su recibo de la compra en
unos céntimos. Sin embargo, en un sector con márgenes de beneficio tan
ajustados como el de los alimentos frescos, a medio plazo la pérdida de negocio
puede poner en riesgo inversiones, empleos e incluso la supervivencia de las
cadenas y productores más débiles, según advierten algunos analistas.
La deflación es resultado de esa agresiva guerra de precios, que es la única variable que han movido, en
lugar de luchar en el terreno de la calidad, productividad o innovación.
Muchos analistas afirman que se ha entrado en una espiral de la que el
sector es incapaz de salir: “las cadenas se han obsesionado con aumentar la
cuota de mercado a costa de ofertas y productos más baratos. Esto deja a muchas
empresas sin margen de maniobra para seguir".
A corto plazo, con una tasa de paro cercana al 24% y la renta de las
familias muy debilitada, los precios bajos, realmente, suenan a música
celestial. Pero a medio y largo plazo se traduce en graves problemas para la
distribución y podría ocasionar problemas para la supervivencia para algunas cadenas
de distribución.
En otro orden, los resultados favorables obtenidos por los 15 bancos
españoles, representativos del 90% de los activos de todo el sistema,
constituyen una excelente noticia. Hay que recordar, no obstante, que es muy
reciente la recapitalización de la banca y que era poco probable que un examen,
por exhaustivo que fuera, se detectara problema alguno.
Una vez conocido el resultado del examen, lo importante ahora es que los
bancos apuntalen su negocio a través del crecimiento del saldo del crédito, de
forma que las concesiones nuevas superen las amortizaciones. No hay problema de
liquidez; los bancos ya no podrán esgrimir riesgo regulatorio (nuevas
exigencias de capital) como excusa para no dar préstamos.
MERCADOS:
Las bolsas europeas han bajado en bloque, con España e Italia
de nuevo como más damnificadas, como consecuencia de la rebaja de previsiones
económicas para Europa y las noticias difundidas respecto a la estrategia del
presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. Y es que los banqueros
de la eurozona critican especialmente la decisión de Draghi de fijar un
objetivo para aumentar el balance del BCE inmediatamente después de acordar en
una reunión de política económica del Consejo de Gobierno no hacer pública
ninguna cifra.
Los halcones del BCE, con el alemán Bundesbank a la cabeza, son
todavía más reacios a la expansión monetaria en un momento en el que la
reactivación europea se ha frenado en seco y los inversores demandan medidas
más contundentes, como la compra masiva de activos públicos (el llamado Quantitative
Easing en la jerga financiera anglosajona).
A medida que las decisiones destinadas a suavizar la política monetaria han
creado más polémica, algunas fuentes internas del BCE afirman que Draghi ha
actuado cada vez más por su propia cuenta o con sólo un puñado de asesores,
dejando de lado incluso a figuras clave del departamento. “Mario es más
reservado que su predecesor, Jean-Claude Trichet, y menos dado a la toma de
decisiones conjunta. Estas voces críticas (algunas provienen de miembros
veteranos del BCE) afirman que “los gobernadores nacionales a veces sienten que
están en la oscuridad e ignorados”.
EMPRESAS:
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha
decidido sancionar con 25,78 millones de euros a Telefónica Móviles por
determinados compromisos de permanencia incluidos en sus contratos para pymes,
concretamente en los “Contratos Premium especial PYME”.
Estos compromisos de permanencia, vigentes desde 2006, estaban vinculados
a descuentos sobre las tarifas y tenían una duración inicial de 12, 18 o 24
meses. La permanencia se prorrogaba automáticamente y las penalizaciones eran
crecientes; es decir, se pagaba una penalización mayor cuanto más cerca estaba
de finalizar el período de permanencia. Asimismo, para dejar sin efecto la
permanencia era necesario un preaviso de un mes. La CNMC ha resuelto que esta
práctica continuada en el tiempo supone una infracción de la Ley de Defensa de
la Competencia y del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE).
Los compromisos de permanencia sancionados tienen "efectos
restrictivos a la competencia" puesto que limitan
"desproporcionadamente" la capacidad de los clientes de Telefónica
para cambiar de operador y, por otra parte, incrementa "sustancialmente
los costes en los que tienen que incurrir los competidores para ganar clientes
a costa de Telefónica Móviles", según se indica en la resolución. El resto
de operadores "deja de estar en igualdad de condiciones para competir por
estos clientes", por lo que “se estaría excluyendo a otros operadores como
los Operadores Móviles Virtuales (OMVs) del segmento empresarial en el mercado
minorista de servicios móviles”, según el organismo.
Las condiciones de permanencia sancionadas afectaban a clientes de
Telefónica Móviles que, en su conjunto, representaron más del 70% de los
ingresos de la entidad en el año 2012 en el segmento de pymes. En este sector,
Telefónica Móviles mantiene una cuota de mercado mayor y más estable respecto
al sector residencial que el resto de sus competidores.
Excelente trabajo.
ResponderEliminarMuy buen análisis...
Saludos
Gracias Matrk, por tu comentario.
EliminarUn saludo.
Mi estimado paisano: maravilloso el análisis que nos traes sobre la economía. Creo que el mercado laboral sigue muy congelado. Un beso
ResponderEliminarY tan congelado.
ResponderEliminarSaludos.
Besos